17
El silencio era eterno, la mente del menor divagaba entre lo bueno, lo malo, el miedo, el nervio y las ansias.
Akutagawa estaba revisando documentos, solo para que el menor se relajara, pues aunque estuvieran solos no quería que se sintiera incómodo, Atsushi le miraba como un tigre vigila a su presa. De vez en cuando acercaba su mano a la del mayor, acariciaba su mano y muñeca, a veces subía por su brazo y regresaba. Mientras la mente del menor se montaba en un lío sobre el amor
Akutagawa no podía evitar poner sus nervios de punta cuando menor lo tocaba, aunque sabía que no tenía esa intension, se sentía a morir — Atsushi
— ¿s-si?
— ¿Quieres ver algo en televisión?
— Ah, no. Yo... — Atsushi había entrado en pánico. Claro sus pensamientos eran sobre los conejos de su hermano y el hecho de que el no se atrevía a hacer nada.
Así que, con el nervio por delante y las ansias apoyándolo, subió a la mesa frente de él, se inclinó ligeramente y completamente sonrojado, tomó la corbata del mayor — ¿por que no te entretienes conmigo? — cuestionó con voz nerviosa, ambos se quedaron viendo pero el perdedor fue el albino quien lo soltó y tapó su rostro — no puedo hacer esto — se quejó avergonzado
Akutagawa evitó reír y se acercó, tomó sus manos y le miró — te dije que no tienes que forzarte
— No lo hago... Yo... Quiero... Qui-Quiero estar co-contigo
El azabache sonrió, acarició su cabello y su mejilla, se acercó lento y besó sus labios. Atsushi volvió a sonrojarse pero esta vez, cerró sus ojos.
Se separaron después de ello y el azabache sonrió — con eso basta por hoy
— ¿Que?
— si
— no, por lo menos dame otro
— no
— pe-pero
Akutagawa suspiró y le miró con un ligero sonrojar — si te doy otro, no podré detenerme...
Atsushi trago saliva, sus piernas temblaban, aún así, buscó el cuerpo del mayor y lo abrazó con fuerza. Aferrado a él, le miró — no te detengas...
Volvió a tomar sus mejillas, esta vez fue Atsushi quien lo besó
Su beso, fue uno tras otro, se besaron en el comedor, se besaron en la sala, se besaron en el mueble de la sala. Atsushi se cayó del mueble y volvieron a besarse pero este fue corto, no paraban de reír por su caída. — necesito agua - dijo el albino
— de acuerdo, ve
Se levantó del suelo y fue a la cocina mientras el azabache se quedó en el mueble. Todo sus labios sonriente, había besado tanto a ese chico que se sentía anestesiado.
Se sentó en el mueble y vio la puerta de su habitación al final del pasillo. Volvió a ponerse serio. Atsushi llegó con un poco de agua — ¿En que piensas? — preguntó mientras le daba un poco de agua
— no, en nada — mencionó pasando su brazo por los hombros del menor y este le miró tomar agua
— ¿Haremos el amor? — preguntó haciendo al azabache escupir el agua — perdón
— No, no. Solo me sorprendiste
— entonces... — miró al azabache — yo quiero hacerlo...
— ¿estás seguro?
— si, si quiero...
El azabache sonrió y besó su nariz, terminó de tomar agua. Tomaron sus manos y juntos fueron a la habitación.
Se quedaron parados detrás de la puerta cerrada, frente a la cama. Atsushi apretaba la mano del mayor — Atsu si no
— Estoy nervioso, muy nervioso pero te digo que si quiero, en serio quiero. Te quiero a ti. Confío en ti.
— de acuerdo...
Akutagawa tomó con suavidad sus hombros. Los ojos de Atsushi parecían brillar en la oscura habitación. Trago saliva antes de ir quitando botón por botón de su camisa. — y-yo también qui-quiero
— podrías quitar mi corbata
— s-si
Atsushi quitó la corbata del azabache mientras el terminaba de quitarle su camisa. El albino decidió ir también por los botones lo cual el mayor le ayudó.
El mayor se quedó aún nervioso. Atsushi miraba su cuerpo como algo nuevo que jamás había visto, hasta que todo su cintura — pero mira que delgadito que estás — dijo inocente sonrojando al azabache
— no hablemos de mi peso — se quejó molesto
Tomó la barbilla del albino volviéndolo a besar, esta vez llevó su mano libre a la espalda del menor para pegarlo a él, obviamente con sus torsos desnudos, Atsushi se había puesto sumamente colorado. El mayor le relajaba pasando su mano por su espalda y dejando salir un poco de sus feromonas, Atsushi se había relajado lo suficiente para bajar la tensión y seguir disfrutando.
— Qui-Quiero hacer eso también
— puedes hacerlo — añadió besando la oreja del menor — hazlo
El menor suspiró un momento, el mayor había comenzado a besar su cuello cuando sintió aquel delicioso aroma, lo reconoció de inmediato. Era el mismo cuando Momo nació, el mismo que le mantuvo relajado. El mismo que lo llevó a él.
Estaba contento, aunque no lo asimilaba su rostro. La felicidad dentro de él era más inmensa que la misma ciudad de Yokohama.
— aaah
Escucho por fin, miró a su compañero, este estaba casi a la deriva, sonrojado e impaciente, tapaba su boca apenado. — so-solo se salió de mi
— Quiero que salga más así
Terminaron recostándose en la cama mientras sus labios se juntaban una y otra vez. El azabache acariciaba la cintura del menor, bajaba a su cadera y volvía a subir. Bajo su rostro por su mentón, besando su cuello y clavícula, logrando escuchar más y más gemidos del menor. Atsushi miró un momento al mayor quien se detuvo mirando sus pezones — ¿ Qu-Que ocurre?
— Pensaba que... los he visto tanto cuando le das a Momo leche pero esta vez son míos
— no digas cosas así de vergonzosas
— ¿por que? ¿No te gusta?
— n-no lo se, me da pena si me lo dices
El azabache tomó uno de los pezones con sus dedos, el albino volvió a gemir. Se puso completamente rojo cuando el mayor tomó su pezon con la boca. Sus gemidos eran más fuertes y profundos
— ahora veo por que Momo se enoja si no le das
— Déjame — pidió molesto
El azabache comenzó a chupar, haciendo al albino esta vez gritar, tapó su boca avergonzado y el mayor no pudo evitar reír. Atsushi levantó su pierna para patearlo pero este la detuvo, miró su pie y también lo besó — ¡aaah! R-Ryu... — le llamó excitado
— eso me gusto — expresó sonriente
— a m-mi también...
Su propuesta fue bien recibida, el azabache tomó el pie del menor para besarlo, se sentía tan sonrojado por ello, sus labios besaban su empeine como si se tratase de una deidad.
Su instinto o su ya ansias por estar con el, quizo al albino mover su segundo pie, en dirección a la entrepierna del mayor y con ello bajar un poco el pantalón — ¿Atsushi?
— pe-perdón...
— no, para nada — mencionó volviendo a ponerse encima del menor — significa que me deseas
— Si, lo hago...
Tomó la mano del albino y la besó, después besó su mejilla — de acuerdo, lléguenos hasta el final.
— s-si...
Ambos se sentaron en la cama, Atsushi quito el botón de su pantalón y su cierre, miró al azabache quien hacía lo mismo y tomó su brazo — ¿Que pasa? ¿Nos detenemos?
— no... — le miró sonrojado — quítamelo
— pero...
— por favor
El albino se levanto, Akutagawa se acercó tomando el pantalón y bajándolo. Atsushi sostuvo la cabeza del mayor — ¿que haces?
— no se, creo que ocultarme
Empezaron a reír. Quitó sus manos y las tomó — te vez lindo en bóxer — mencionó, Atsushi cubrió la marca en su cadera.
— no has... preguntado nada
— no preguntare nada, tu decides cuando hablar.
El joven tomó los labios del mayor, sostuvo sus brazos en su cuello dándole un fuerte abrazo acompañado por el beso.
El azabache bajo su pantalón mientras sostenía al albino, al ver al mayor batallar, el joven uso sus pies para terminar de quitarle el pantalón. Habían vuelto a la cama donde se quedaron acostados besándose.
Todo era nuevo para los dos, sabían que hacer y el azabache estaba comportándose de maravilla. Atsushi solo podía sentirse seguro, en paz. Y tremendamente excitado.
Su cuerpo lo anhelaba en grande.
Volvieron a besarse, uno encima del otro. El azabache había llevado su brazo hasta las piernas del menor, acariciando cada centímetro de ellas, yendo y viniendo hasta que sus dedos entraron por la tela del bóxer.
Atsushi volvió a gemir con el toque. El azabache aprovechó que el albino se estiró por ello y besó su cuello, deteniéndose un momento en su manzana de adan. Con ello el menor volvió a gemir con fuerza — eres muy sensible
— guarda silencio — pidió aún avergonzado
Una vez más el beso se hizo presente. Tomando sus mejillas y bajando la ropa interior de ambos. Cada vez estaban más cerca el uno del otro.
Atsushi abrazó por completo al mayor, sorprendiéndolo — ¿A-Atsushi?
— perdón es que me puse muy nervioso — dijo aferrado al cuello del mayor
— Entiendo. Entiendo. Me sorprendiste
— perdón
El azabache abrazó también al albino, lo acarició lento de nuevo. Sus feromonas llenaban la habitación. Atsushi estaba cómodo de nuevo, miró el cuello del azabache que era lo que tenía al lado, comenzó a besarlo — ¿Atsushi?
— ¿se siente bien?
— realmente si
Siguió besándolo, así que aprovechando que ambos estaban en la cama sentados uno encima del otro
Atsushi siguió besando su cuello, el azabache aprovechó para llevar sus manos a la cadera del albino y con ello tomar sus glúteos. — ¡Uhgh!
— ¿demasiado?
— no — dijo mirándolo de frente — entra más — añadió para después besarlo.
Continuaron el beso mientras el azabache dejó correr uno de sus dedos al agujero del albino, primero lo acarició y dejó entrar su primer dedo. Atsushi se alejó un poco del beso — ¿estas bien?
— si, se siente raro pero estoy bien
— intentaré que disfrutes más
Akutagawa comenzó a mover su dedo dentro de él, buscaba el punto G del menor, mientras este cerró sus ojos y se apoyó en sus hombros — oh... aaah, ¡aah Ryu!
— suena tan linda tu voz
— mmgh, mmgh.
Movió un poco más su dedo y por suerte lo encontró, la piel del albino se erizó por completo, sus ojos de dilataron. — ¡aaah! ¡Aaah! Espera, espera — pedía apretando su hombros — ¡aaah!
Atsushi terminó recargándose en el hombro del mayor, respiraba agitado, sudado. Miró al azabache quien le sonreía — ¿se siente bien?
— si... si muy bien
— ¿lo dejamos aquí?
— no, no — le miró — quiero ha-hacerlo, di-digo tu, tu de-dentro y, y
— entiendo.
Volvió a besarlo, lo recostó sobre la cama, abrió ligeramente sus piernas, — es-espera — pidió el albino. El azabache se detuvo, miró que miraba hacia el — ¿va a en-entrar?
Miró a otro lado evitando reír. Atsushi le miró confundido — si, por eso mi dedo entró primero
— ¿seguro?
— confía en mi
— de a-acuerdo
— abrázame con tus piernas — pidió el mayor, el menor aunque apenado, le abrazó con sus piernas y por inercia hizo lo mismo con sus brazos en su cuello — que lindo
— n-no soy lindo
— Eres hermoso. — tomó su miembro colocándolo en su entrada — dolerá un poco, es por que se va abriendo paso
— E-Eso si lo recuerdo
El azabache lo besó de la nada, sorprendió al albino en grande y se miraron a los ojos — olvida eso, haré nuevos recuerdos
Los ojos del albino se llenaron de lágrimas, apretó su abrazo en el cuello del mayor, Akutagawa entró lento, intento ser lo más cuidadoso, luchó contra el mismo, tomó su tiempo, podía sentir lo caliente que estaba por dentro pero por fuera el albino temblaba.
Acarició su mejilla con su dedo, Atsushi abrió los ojos — ¿dolió?
— ¿y-ya está dentro?
— si
Atsushi comenzó a llorar mientras sonreía — se siente bien...
— me alegra tanto
Volvieron a besarse, Atsushi no dejaba de llorar, el azabache comenzó a moverse lento, Atsushi suspiraba complacido. Así continuaron por un rato. Hasta que se permitió acelerar un poco más, los gemidos de Atsushi también crecieron.
Poco a poco Atsushi comenzó a rasguñarle la espalda, las embestidas de volvían más duras y rápidas, su espalda se había curveado y sus piernas no le respondían. El mayor había tomado el miembro del menor para ayudarle a sentir mejor — ¡aaah! ¡Ya, ya no puedo más! — gritó entre gemidos. — ¡aaah! ¡Aah! ¡Ryu!
Volvieron a besarse, esta vez para terminar. Ambos respiraban agotados. Atsushi lo miró, sus ojos comenzaron a llorar una vez más y lo abrazó con fuerzas — ¡se sintió tan bien!
— gracias por confiar en mi — mencionó mientras el albino seguía llorando en su hombro
Un rato después, ambos estaban sentados en la bañera, Atsushi estaba recargado en el cuerpo del mayor, dejaba oler sus feromonas. — estás muy relajado — mencionó el azabache tallando su cabello
— se sintió tan bien — dijo el albino recargado en su pecho — quiero volver a hacerlo pronto
— por hoy no, quiero que te recuperes bien.
— ¿recuperarme de que? Fue genial, y tan Bueno...
— espero digas eso mañana
En efecto, después del baño, fueron a dormir, fue su primera noche durmiendo abrazados.
Claro que a la mañana siguiente. Atsushi despertó primero, se sentó en la cama y una punzada atacó su espalda — uugh— se quejó
— te lo dije — mencionó el azabache burlón. Atsushi le pegó con la almohada
...
Perdonenmeeee
Anoche me quede dormida en cuanto llegue del trabajo y hoy tenía mucho trabajo temprano
Espero lo disfrutaran
¡Gracias por leer!
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