capitulo 2
Sam llegó puntual a las doce. Cora salió con su mochila, vestida con vaqueros, camiseta y deportivas. Allí estaba él, esperándola, apoyado con naturalidad en el capó del coche. Con el pelo algo desaliñado y su porte alto, no podía evitar encontrarlo atractivo.
—Bueno, ¿a dónde te apetece ir que no hayas visto ya?
—Es complicado. En una ciudad como Granada, tan cerca de Almería, es difícil no haber visto todo. Creo que he venido unas quince veces.
—Menos mal que no soy el único —respondió él con una sonrisa—. Yo también he venido muchas veces.
—Entonces me da igual. Es domingo. Si quieres, podemos pasear por el casco antiguo.
Pasearon por las estrechas calles de Granada, visitaron la Alhambra y disfrutaron de unas tapas. Pasaron el día entre conversaciones y risas, pero la hora de marcharse llegó rápidamente.
—¿Tienes ya el billete de tren? —preguntó Sam mientras caminaban hacia el coche.
—No. ¿Por qué?
—Si quieres, podemos ir juntos a Almería.
—¿De verdad?
—Claro, no me importa llevarte.
Cora aceptó, y en el trayecto a su ciudad hablaron de sus vidas. Ella le contó sobre su trabajo y su gran pasión: crear tartas únicas con un toque distintivo, combinando sabores innovadores con flores comestibles. Sam, por su parte, le habló de su carrera como modelo y su familia.
—¿Te viene de familia lo de ser modelo? —preguntó Cora con curiosidad.
—En parte, sí. Mi madre fue modelo toda su vida, y mi padre es director de una agencia de modelos. Supongo que lo he mamado desde bebé —bromeó, riendo.
—¿Tienes hermanos?
—Sí, dos hermanas mayores, pero no tenemos mucha relación. Nos llevamos muchos años: yo tengo veinticinco y ellas cuarenta y treinta y ocho. Pero basta de mí, háblame de ti. ¿Te viene de familia lo de las tartas con flores?
Cora sonrió.
—No exactamente. Mi abuelo y mi madre son cocineros, pero en mi familia no hay pasteleros. Solo a mí me gusta. Desde niña soñaba con hacer tartas preciosas, especialmente para bodas.
Sam parecía realmente interesado.
—Es fascinante lo que haces. Nunca había oído algo así, ni mucho menos probado una tarta con flores.
—Quizá algún día te haga una para que la pruebes —respondió ella con timidez.
Sam cambió de tema, algo más serio.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro.
—¿Crees que me acosté con Elsa?
Cora se tensó.
—Lo pregunto por lo de ayer. Lo digo porque no es mi tipo. Te lo aseguro. Hemos coincidido en algunos eventos, y aunque alguna vez me insinuó algo, no me interesa en absoluto.
La conversación continuó hasta que llegaron a Almería. Sam dejó a Cora en su casa, pero antes de que bajara del coche, le pidió su número de teléfono.
—Bueno, ya hemos llegado —dijo él.
—Gracias por traerme.
—No me des las gracias. Yo también tenía que venir, así que no tenía sentido que cogieras un tren.
—Bueno, hasta otro día —respondió ella mientras abría la puerta.
—Espera —la detuvo—. ¿Te importaría darme tu número de teléfono? Me gustaría llamarte.
Cora accedió y, tras intercambiar números, se despidieron. Mientras entraba en su casa, pensó: No lo hará. No va a llamarme.
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Flashback
Dos semanas después, el teléfono de Cora sonó. Era un número desconocido, así que no contestó. Al cabo de un rato volvió a sonar, insistente, y finalmente decidió cogerlo.
—¿Diga?
—¿Cora?
—Sí, soy yo. ¿Quién es?
—Soy yo, Sam.
Ella quedó sorprendida.
—Ah, hola, Sam. Perdona, no esperaba que fueras tú.
—Por un momento pensé que me habías dado un número falso.
—¡Qué va! Es que al no reconocer el número no suelo contestar.
—Bueno, al menos ahora estamos hablando. ¿Te apetecería comer conmigo mañana?
—¿Mañana? Déjame pensar... Vale, sí, puedo.
—Perfecto. Paso por ti a la una.
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Presente
"Si no me hubieras llamado aquel día, ahora no estaría tan cabreada conmigo misma", pensaba Cora mientras recordaba su relación con Sam. "Al principio eras diferente, atento, me hacías sentir especial. Pero ahora… solo siento que estoy perdiendo el tiempo."
El dolor de cabeza y las emociones acumuladas no la dejaron dormir. A la mañana siguiente, se levantó con pocas ganas, pero con trabajo por hacer. Revisó el diseño de una tarta de boda y envió los bocetos a la novia. Minutos después recibió la respuesta:
"El segundo diseño es perfecto. Confío en tu elección para las flores. Gracias, Cora."
Esto la animó. Prepararía la mini tarta de prueba y, para ello, buscaría flores en la montaña. Crear tartas para bodas había sido su sueño desde niña, y ahora estaba decidida a cumplirlo, pese a todo lo demás.
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