26. Las mujeres de mi vida
El ensayo de hoy está a punto de comenzar, solo falta Melania y está llegando tarde, para sorpresa de todos. En especial porque siempre es tan estricta con el horario.
Lucas está tirado en el sofá, sigue decaído por haber perdido a Gloria, pero al menos está con un mejor humor luego del otro día, cuando lo encontramos durmiendo abrazado a Brenda en la sala. Una parte de mí se alegra de que estén acercándose más, y la otra espera que esto no le traiga más dudas y frustraciones. Lo cual sería entendible, puesto que una vez que se despertó, Brenda ya no estaba y no han vuelto a hablar de eso. Y quién mejor que yo para saber que estar en una relación que en realidad no es una relación, no hace bien.
Stacy se acerca y me habla:
—Debería ir a casa antes de que venga la bruja, no quiero que me regañe como el otro día.
—Quédate —sostengo su mano y enredo mis dedos entre los suyos—. Podemos ver una película más tarde.
Ella me sonríe y se arrima a mi cuerpo. Últimamente la siento más cariñosa conmigo, sin embargo, eso no significa que estemos bien. De hecho, empieza a molestarme que otros le escriban cuando estamos juntos y no puedo evitar pensar que cada vez que no está conmigo, está con alguno de ellos.
—Mientras los chicos ensayan, podemos esperarlos en mi departamento. —La voz de Diego nos hace llevar la mirada a él. Le está hablando a Stacy y no puedo evitar mostrarle la peor cara de culo que tengo. Enseguida se percata y se corrige—: Mejor nos quedamos aquí en la sala.
Stacy se cruza de brazos, sin disimular su enojo. Pareciera que va a quejarse, pero es interrumpida por el sonido de la puerta principal que se abre.
Melania ingresa con su llave. Nunca me ha gustado la manera que tiene de demostrarnos que ella es dueña de este lugar. Principalmente, porque lo que creo que en verdad quiere decirnos es que es dueña de Musageta también.
Oliver Sorja ingresa detrás de ella, viéndose tan genial como siempre.
—Preciosa, llegas tarde —Francis no pierde la oportunidad de que seamos nosotros quienes le reclamemos algo por una vez en la vida.
—Preciosa tu novia, nene. A mí me hablas con respeto, en especial porque hoy vengo con noticias.
A pesar de regañar como es su costumbre, lleva puesta una sonrisa enorme y se nota que está de muy buen humor. Se abre paso hasta la sala de ensayos y nos llama a todos chasqueando los dedos, para que la sigamos como los perros falderos que cree que somos.
Francis y Tadeo ingresan tras ella, mientras Oliver se sienta en el sofá y comienza a preguntarle a Lucas cómo se siente. Yo, sin embargo, tomo a Stacy por la cintura y la aparto a un lado para conversar, porque todavía la noto molesta.
—Te recuerdo que puedo salir con quien quiera —se queja, por lo bajo.
—Sí, pero no con mi amigo, eso sería humillante —me defiendo.
Mejor dicho, incluso más humillante de lo que ya es toda esta situación.
—No saldría con Diego —me aclara—. Y no tienes porqué ponerte celoso, no soy tu novia.
Sí, eso ya me lo has dejado bien en claro.
Se despide de mí y entro a la sala de ensayos, seguido por Oliver y Lucas. Melania clava sus ojos en este último por un segundo, pero enseguida mueve la mirada hasta Oliver, quien asiente como si le estuviera contestando una pregunta, y esto la hace sonreír con satisfacción.
—Bien —empieza ella—, ya saben que la gira de Whatever inicia en poco más de un mes...
Claro que lo sabemos, nos ha recordado mil veces que este gran evento tiene al equipo entero de MTE ocupándose de ellos y que los "amateurs" tenemos que conformarnos con las sobras.
Los cuatro asentimos, mientras ella prosigue:
—Bueno, Oliver es un terco de primera y se había rehusado a llevar un telonero, por lo que no consideramos a nadie para que ocupe ese puesto.
A él sí que Melania le da los gustos. Es decir, a la agencia le conviene presentar antes de un concierto tan importante a una de sus bandas más pequeñas, para darle visibilidad. Y, aun así, ella cedió a los deseos de su estrella.
El aludido nos hace un guiño y toma la palabra.
—Llevo meses diciéndole a Melany que ninguno de los grupos que representa es lo suficientemente bueno como para abrir uno de nuestros conciertos. —Se detiene un momento y se echa a reír al notar que los cuatro estamos meándonos encima por anticipar lo que creemos que va a pedirnos—. Y no se crean la gran cosa, todavía pienso lo mismo —aclara—. Pero, la gente los quiere y la verdad es que ella también. Ustedes son sus chicos, sus favoritos, así que he decidido darles la oportunidad. ¿Qué les parece?
Un silencio profundo se hace presente en la habitación. Nos hemos quedado sin palabras, estoy seguro. Yo mismo intento responder, pero estoy en blanco.
Esta es una oportunidad de oro. Es evidente que no podemos decir que no.
Sin embargo, soy consciente de que la gira empieza en muy poco tiempo y mi mejor amigo está pasando por un momento horrible. No estoy seguro de que logre recuperarse para afrontar todo el estrés que implicaría ser parte de algo tan grande.
Me quedo esperando que Lucas conteste, pero él parece estar pensándoselo. Francis cruza conmigo una mirada y estoy seguro de que está tan emocionado como nervioso se ve Tadeo.
Oliver se gira hacia Melania al ver que ninguno piensa decir nada.
—No los veo gritando de emoción —le dice.
—Es porque son tan tontos que no entienden lo importante que esto es —contesta ella, empezando a molestarse.
—Lo entendemos —me apuro por contestar antes de que se arrepientan—. Pero creo que es algo que deberíamos conversar entre nosotros primero. No es una decisión que podamos tomar de forma apresurada.
—¿Por qué no? —Pregunta ella, cruzándose de brazos—. La gira abarcará solamente el verano, no los compromete en la universidad ni nada parecido. Además, van a conocer distintas ciudades y esto implica un despegue importante en su carrera, en especial con el álbum que van a lanzar pronto.
—Lo sé, pero no es todo lo que debemos considerar —me defiendo.
—Me importan un bledo sus excusas, no permitiré que rechacen esto.
Melania se muestra muy firme, así que no me queda opción más que voltear la vista de nuevo hacia mis amigos. Francis lo quiere, no me cabe ninguna duda. Tadeo se muere de miedo, pero la sonrisa en su rostro me demuestra que está dispuesto a enfrentarlo. Lucas, sin embargo, ni siquiera ha levantado la cabeza, sus ojos están puestos en el suelo, pensativo.
Y yo me estoy muriendo por vivir una experiencia como esa.
Le coloco una mano en el hombro a mi mejor amigo y lo aprieto con delicadeza.
—Aceptaremos lo que tú decidas —le aseguro.
Él fuerza una sonrisa, hace un recorrido rápido por las expresiones de cada uno, seguro notando lo mismo que yo. Por último, sus ojos se posan sobre los de Melania y se pronuncia:
—Lo haremos.
Ninguno de nosotros intenta ocultar su alegría ante esa decisión. Comenzamos a abrazarnos entre todos y festejar entre sonrisas. Melania le muestra a Oliver una mirada de orgullo y este le hace un guiño cómplice.
No tenemos una puta idea de qué estamos haciendo, pero algo es seguro: Esto es lo mejor que nos pudo haber pasado.
Apenas termina el ensayo, salgo a la sala a buscar a Stacy para darle la noticia y la rodeo desde atrás en un abrazo.
—Rubia, no vas a creer lo que...
—Shhh. —Ella gira entre mis brazos y coloca una mano sobre mi boca, para callarme. Tiene el celular apoyado contra la oreja y lo está sosteniendo con la otra mano—. Disculpa, te llamaré luego —le dice a su interlocutor y escucho una voz masculina despedirse con un "Está bien, muñeca".
Esa estupidez basta para que se esfume por completo mi buen humor y me golpee la realidad: Esto implicará que esté al menos un mes de gira, tiempo en el que ella seguirá viéndose con otros.
Pongo distancia entre nosotros y me cruzo de brazos.
—¿Qué ibas a decirme? —Pregunta, con una tenue sonrisa.
—Que seremos teloneros en la gira de Whatever —le explico, aunque sin rastros de la emoción que tenía hace un momento—. Pero solo ignórame y vuelve a tu llamada con ese imbécil.
—Ya corté, además... esa es una noticia genial. ¡Felicidades! —Está sonriendo en principio, aunque es la única que lo hace, así que no tarda en entender que ya me puse de mal humor—. ¿No estás contento?
—Lo estaba hasta hace un minuto.
—¿Tanto te molesta que haya estado hablando con Matías? —Pregunta, llevando sus manos a su cintura.
Nunca pensé que saber el nombre de alguno de esos tipos me haría enojar tanto.
—No, me encanta saber que estás hablando con otro —ironizo.
Mi burla le hace arrugar la mirada.
—Bruno, no seas así. Últimamente todo te molesta.
—Es fácil para ti decirlo, yo no veo a nadie más —me defiendo.
Y sí, yo acepté esto, lo sé. Aun así, estoy empezando a arrepentirme. En especial, si me va a arruinar momentos tan geniales como el de ahora.
—Ah, ¿no? —Ella se mueve hasta la mesita central y vuelve con mi celular en la mano, que lo había dejado ahí—. Si no ves a otras chicas, explícame quién demonios es Estela y por qué te escribió diciendo que "quiere verte y va a dejar a su novio por ti".
¿Qué?
Le saco mi celular y lo desbloqueo rápidamente. En la miniatura se ve el mensaje de mi madre, pero lo abro al instante, para leerlo entero.
"Bruno, quiero verte mañana, por favor. He decidido dejar a Jerry y te necesito".
Me quedo con la boca abierta, sin poder creerlo. Stacy no espera a que le responda, piensa que me ha descubierto y que no tengo defensa. Toma su bolso y se dirige a la salida.
—No vuelvas a reclamarme algo que tú también haces —me amenaza, desde la puerta.
Está por irse, cuando consigo expresarme.
—Estela es mi madre.
Debí suponer que no iría a creerme. Muestra una sonrisa de lado, llena de furia.
—Claro, y Matías es mi hermano —se burla, antes de cerrar la puerta en mis narices.
Una vez más, la vida me demuestra que no puede salirme algo bien, sin que otra cosa me salga mal.
Al día siguiente, voy a la cafetería a la hora indicada por mi madre. Ella está sentada en el jardín posterior, en una mesita redonda sobre la que hay una taza llena de café y unas medialunas. Acerca el plato hacia mí cuando me siento.
—Estas son para ti, cariño. El café no, porque le puse vodka —aclara, por lo bajo—. Pide alguno que te apetezca.
Suelto un suspiro y me llevo una de las medialunas a la boca.
—¿Cómo están las cosas con ese idiota de Jerry? —Le pregunto, luego del primer mordisco.
A pesar de que ayer aseguró que quiere dejarlo, no sería la primera vez que luego se arrepiente, así que prefiero asegurarme primero de que siga manteniendo la misma postura.
—Mal —se bebe un sorbo grande de su bebida—. Ya no aguanto más estar cerca de él. Darles un techo era mi razón principal para estar en esa casa, pero tú te has ido y tu hermana tampoco parece tener intenciones de volver. ¿Sabes algo de ella?
Detesto fallarle porque aún no tengo una respuesta. Mi madre depende de mí para encontrar a Ivanna.
—Tengo algunas pistas, solo necesito un poco más de tiempo para encontrarla —le aseguro.
Una de sus manos acaricia mi mejilla y me muestra una sonrisa adolorida.
—¿Y tú cómo estás? ¿Cómo llevas la universidad?
—Bien —miento. La verdad es que tendré que esforzarme mucho por no llevarme unas cuantas materias. De todos modos, prefiero no ahondar en la universidad, así que me desvío a lo único en lo que me está yendo mejor—: El mes que viene tendré una gira muy importante con la banda.
—Estoy muy orgullosa de ti —asegura, mientras pone sus manos sobre las mías.
Los dos nos quedamos en silencio durante unos segundos. Mamá y yo jamás fuimos de hablar demasiado. Siempre me he mantenido distante de mi familia porque ambas son mujeres y me cuesta tratar con ellas. Soy demasiado bruto al hablar, así que tiendo a lastimarlas. Igual que a Stacy. Lo peor es que nunca me habían importado, hasta que la perdí a ella y empecé a fijarme en todas las que me rodean, a darme cuenta de cuánto las aprecio en verdad y que solo quiero protegerlas.
Las mujeres de mi vida se han vuelto mi punto débil.
—¿Lo quieres? —Le pregunto de repente.
Ella asiente, avergonzada.
—Mucho, pero ¿sabes qué? He aprendido que a veces el amor también puede lastimar. Y que, cuando eso ocurre, es mejor alejarse.
Al fin escucho de su boca las palabras que hace tiempo espero oír.
Irónicamente, me hacen pensar también en mi relación. En cómo me está afectando estar con alguien para quien solo soy uno más.
Por mucho que quiero a Stacy, cuesta.
—¿Y qué es lo que piensas hacer? —le pregunto, correspondiendo la caricia de sus manos.
—Ayer hablé con tu tío y le expliqué la situación —me cuenta—. Ofreció que vaya a su casa y me quede con ellos. Él me protegerá en caso de que Jerry decida buscarme.
—¿Te irás?
Su hermano vive en otra ciudad, pero supongo que estará mucho mejor ahí.
—Quiero hacerlo, aunque no sin saber que ustedes estarán bien. Y sé que tú lo estarás, siempre has sabido cuidarte. —Se agacha un poco más sobre la mesa, para hablarme de cerca—. Bruno, necesito que traigas de vuelta a Ivanna, no voy a irme sin ella.
Asiento, aunque la inseguridad me golpea y el peso se siente sobre mis hombros.
Afortunadamente, Andrés, el sujeto que me está ayudando con esto, quedó en conseguirme un ingreso al área privada del maldito bar en el que se esconden todos los fines de semana, por lo que había quedado con él en que nos encontraremos afuera de ese lugar de mala muerte.
Esta es la oportunidad que necesito para que ambas estén bien. Tengo que resolverlo cuanto antes.
Es temprano en la mañana cuando recibo un mensaje de Stacy. Todavía parece algo molesta por nuestra discusión de la tarde anterior, sin embargo, me propone que nos veamos en la noche en el bar Polzoni. Otro de los grupos con los que Eric trabaja hará una presentación y algunos de los chicos irán a verlo. Yo, sin embargo, tengo otros planes y eso parece disgustarla incluso más.
"Bien, que te diviertas" me contesta, y luego me deja en visto cuando intento seguir la conversación, preguntándole si su hermana irá con ella.
Lucas me pregunta un par de veces a dónde iré, pero le contesto con evasivas. Siempre evité darle detalles de mis problemas familiares porque sé cómo es. Solo lograré que se preocupe por mí y, especialmente ahora, no está en condiciones de agregar más estrés a su vida.
Francis insinúa que iré a encontrarme con una chica y, cuando le respondo que es con su madre, comenzamos a discutir. La intromisión de Tadeo, para calmarnos, me ayuda a escabullirme a mi habitación y quedarme ahí a solas hasta el momento de salir.
Me coloco unos jeans y una remera lisa, para no llamar demasiado la atención, y pongo en silencio mi celular, para que nadie me moleste.
Solo tengo algo por seguro, cuando salgo de ahí:
Esta no será una noche fácil.
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Tenía que haber actualizado ayer, pero me quedé escribiendo hasta las tres de la madrugada y se me pasó. 😂
Lo bueno es que estoy adelantando capítulos, no prometo maratón porque revisar lo escrito y asegurar que todo esté yendo como lo planeado lleva más tiempo.
Nos estamos acercando a los 100 K, si llegamos pronto les voy a regalar un extra para festejar. ¿Qué les parece la idea? ❤️
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