22. Pulga

Mañana es mi cumpleaños. Es una fecha especial, sí, pero no del todo feliz.

Cada año, no puedo evitar recordar que fue en ese día, cuando cumplí seis, que papá se fue de la casa y, posteriormente, se divorció de mamá.

Por ese motivo, cuando vivía en la otra ciudad, mis amigos se ocupaban siempre de organizarme las más geniales fiestas, tradición que fue interrumpida desde que nos mudamos a la capital.

El año pasado, en esta misma fecha, Lucas me pidió que fuera su novia, acostado en mi cama, abrazado a mí con la intención de consolarme. Se suponía que ese nuevo recuerdo mitigaría los malos sentimientos de ese día, pero él y yo ya no estamos juntos, por lo que estoy muy triste.

Por eso este año no quiero hacerme ilusiones con nada, ni siquiera con que papá se acuerde de felicitarme o se tome la molestia de venir a verme. No, ahora mis planes son sencillos, carentes de expectativas.

Al fin ha terminado la remodelación del bar Polzoni y Eric ha programado su reapertura para esta misma noche, por lo que voy a recibir mi cumpleaños ahí, sin fiesta, sin nada. Musageta dará uno de esos conciertos que siempre llenan el lugar, y al menos podré ver al Lucas. Mañana pasaré el día entero con Stacy, ya me lo ha prometido, y en la noche saldremos a cenar en familia.

Será un día simple, pero estaré rodeada de las personas que aprecio.

Todos sabemos lo importante que es para Eric que el bar vuelva a abrir sus puertas y lo mucho que ha invertido en mejorarlo. Mi hermana está tan emocionada que incluso nos ha comprado vestidos para la ocasión. Tadeo me dijo que todos los miembros de Musageta avisaron a través de sus redes sociales que estarán tocando allí y, después del éxito que están logrando, esperamos que el bar se llene.

La canción que lanzaron lleva más de quince días en el top cinco de un ranking muy importante, por lo que esta semana empezaron a grabar las siguientes.

El vestido que me compró Stacy me queda a la perfección. Ella se encarga de arreglar mi cabello y maquillarme un poco, aunque siento que está exagerando. Considera que debemos vernos perfectas para que Eric sienta que le damos importancia a su noche especial.

Me pongo mi perfume y, antes de salir, busco una pulsera que cubra el tatuaje de mi muñeca.

—¿Por qué lo tapas? —Pregunta ella, observándome como si estuviera loca.

No la culpo. ¿Quién se hace un tatuaje para luego ocultarlo?

—Es que Lucas va a estar...

Intento explicarle, aunque creo que no lo va a entender. Para mi sorpresa, sí lo hace. Me observa con tristeza en los ojos. Sé que no comprende por qué no vuelvo con Lucas si todavía lo quiero, pero he evadido esa pregunta tantas veces durante este tiempo, que se abstiene de hacerla una vez más.

Vuelvo a mirar el chat con Samantha cuando estamos caminando hacia el bar. Mi amiga me aseguró que por nada del mundo irá a la reapertura y no importa cuánto he intentado convencerla recordándole que Francis estará ahí, no he conseguido que cambie de opinión. Así que solo seremos Stacy y yo esta noche.

La fila de personas esperando para entrar se ve desde unos metros. Mi hermana toma mi mano, me lleva por el callejón del costado y ambas ingresamos por ahí.

No he seguido las reformas tan de cerca como ella, por lo que le permito guiarme por el estrecho pasillo hasta que salimos al salón principal.

Como imaginé, el lugar está abarrotado, en especial para ser las once de la noche. Aun así, puedo apreciar todos los nuevos cambios que se han hecho. Gran parte del área que antes correspondía a los depósitos, ahora se ha incorporado con el lugar y eso lo ha ampliado de manera considerable. Se ha instalado una nueva barra e incluso el escenario se ve más grande gracias a que se ha optimizado el espacio.

Ahora hay una pequeña área vip en un entrepiso nuevo, desde donde se puede apreciar mucho mejor el escenario, y al cual se accede desde una escalera bastante bien disimulada.

Stacy me lleva por ahí y, apenas estoy llegando arriba, se gira y se acomoda detrás de mí.

—Voy a cubrirte los ojos.

—¿Qué? ¿Por qué...? —Antes de que pueda terminar de preguntar, ella me coloca una mano que me impide ver y con la otra me toma del hombro para guiarme hacia adelante—. ¿Qué haces? —Insisto, sin conseguir respuesta.

Me dejo llevar durante al menos veinte pasos, hasta que se detiene y me libera.

—¡¡Sorpresa!! —Las voces entremezcladas me producen un sobresalto y aceleran mi corazón de improvisto.

Todos mis amigos están aquí. Todos. Tadeo, Sam, Diego, los chicos de Musageta, mis compañeros del estudio jurídico y los amigos de mi infancia, que se tomaron la molestia de venir a la capital. Mi familia también ha venido. Mamá, Eric, e incluso mi padre. Y, por supuesto él, Lucas.

Mis ojos se llenan de lágrimas de alegría con una rapidez alarmante. Hace tiempo que no disfruto de un festejo y, a decir verdad, pensé que no volvería a ocurrir, al menos no de esta manera.

Hay tres mesas juntas, una al lado de otra, decoradas con banderines, algunos globos y otros pequeños detalles que hacen del arreglo algo delicado y llamativo.

—¿Te gusta? —Pregunta mi hermana, igual de entusiasmada que yo.

Asiento y la aferro a mí con fuerza.

—No puedo creer que hayas organizado todo esto.

—Bueno, no lo hice sola. —Acompaña su afirmación con un guiño.

—¡Eres el mejor! —Atraigo a Tadeo hacia mí—. Te lo tenías guardado.

—Ah, no. —Él se ríe—. Yo me he enterado de esto recién hace unos días, no puedo llevarme el crédito de nada.

Estoy a punto de preguntar quién la ayudó entonces, cuando Malcom y mis otros amigos me rodean en un fuerte abrazo. Me siento primero en la mesa en la que se han ubicado ellos. Hace tantos meses que no nos vemos, que prefiero que nos pongamos al día.

Nos quedamos hablando y riendo hasta que dan las doce y todos los presentes comienzan a felicitarme.

He visto a Lucas por ahí unas cuantas veces. Sé que él y Eric se están ocupando de la acústica para el concierto y de corroborar que los instrumentos estén bien conectados y alineados. Mi padrastro sí se acerca a besar mi mejilla y abrazarme, pero él no.

Tadeo intenta excusarlo al notar que lo estoy mirando. Me dice que Lucas está muy nervioso porque quiere que todo salga perfecto, que incluso Melania está aquí para asegurarse de eso, porque gente de la prensa ha venido a verlos actuar.

Desde lejos puedo ver lo guapo y sexy que se ve con ese nuevo tatuaje que adorna su cuello. No soy la única en notarlo, muchas chicas que antes venían a sus presentaciones están de nuevo ahogándolo en saludos y pedidos de fotos.

Algo se remueve en mi pecho al pensar que lo siento más lejano cada vez. Ni siquiera estoy segura de que recuerde que hoy es mi cumpleaños.

Malcom se acerca a mí un momento después y me pide hablar a solas. No hemos vuelto a vernos luego de su confesión del año anterior, pero siempre mantuvimos el contacto. Después de todo, es uno de mis mejores amigos.

—La fiesta está increíble... —Comenta—. Incluso mejor que las que te hacíamos antes. ¿Estás pasando bien?

Sonrío y me recargo contra la pared.

—Sí, mucho. Me alegra que hayan podido venir.

—A mí también me alegra, en especial ahora que puedo entender la situación.

Inclino la cabeza, perdida.

—¿Qué situación?

—Brendy, mira. —Él me coloca una mano en el hombro—. Sé que la última vez que nos vimos fui un poco insistente sobre lo que pensaba de Lucas, y que también suelo decirte algunas cosas malas de él cuando te escribo, pero la verdad es que mucho de eso te dije por celos y no pensé que te lo tomaras tan en serio.

—Malcom, no entiendo de qué estás hablando...

—Me refiero a que él sí se preocupa por ti, no es la mala persona que yo pensaba y no debiste dejarlo.

—¿Por qué me estás diciendo esto?

—Porque hablamos ayer, incluso fue a buscarme a la terminal, a pesar de lo mal que le caigo. Todavía te quiere y fue capaz de organizar todo esto para ti, no debí influir en tu relación y hacer que termines con él, estuve mal y siento que arruiné tod...

—Espera —lo interrumpo, porque me está mareando al hablar tan rápido—. La que organizó esto para mí fue Stacy, no Lucas. Además, lo que me decías sobre él no tiene nada que ver con el hecho de que hayamos terminado.

—¿No?

—Claro que no.

—Ah... —Se remanga la camisa, incómodo—. Bueno, en ese caso... Que disfrutes la fiesta.

Me sonríe avergonzado y se aleja con la excusa de tomar algo.

Eso de que Lucas fue a buscarlo me sorprende y se queda rondando mi cabeza por los siguientes minutos. Me muevo, buscando a Stacy. Está sentada en un sillón... ¿abrazada a Bruno?

—Ven aquí. —La tomo del brazo y la estiro hasta apartarla, ignorando las quejas de ambos. Una vez que nadie está lo suficiente cerca como para escuchar, la encaro—. Hace rato dijiste que no organizaste esto sola, ¿Lucas fue quien te ayudó?

Sus ojos claros se abren en sorpresa.

—¿Cómo lo...?

—No importa cómo lo sé, solo responde —le ordeno.

—Sí —sonríe—. ¿Verdad que es un lindo? Me pidió que no te dijera nada, pero fue él quien hizo casi todo. —Suspira, ilusionada—. ¿Por qué no le das una oportunidad?

—Tú no puedes decirme eso, si no se la das a Bruno —retruco, para desviar el tema—. Y me refiero a una oportunidad real.

Ella rueda los ojos, con una sonrisa de burla.

—Esto es lo que Bruno quiere, él está bien así.

—Lucas también —me encojo de hombros y la dejo sola, volviendo a la mesa.

Una ola de alegría me ha invadido el cuerpo entero y prefiero que no se note que es por él. Sé que en el fondo todavía le importo, lo veo en sus ojos cada vez que me mira, pero no esperaba que hiciera algo así por mí, y descubrirlo me llena de júbilo.

Lo busco con la mirada, sin encontrarlo. Algunos de mis invitados se han puesto de pie y se ubican al borde de la baranda, lo cual me lleva hasta ahí y me permite captarlo sobre el escenario, junto a los demás miembros de la banda. Las luces se atenúan y la música de los instrumentos hace estallar los aplausos de la gente.

Me ubico donde consigo observarlos sin obstáculos. No puedo evitar percatarme de cuán distintos se ven ahora, tengo que admitir que suenan mucho más profesionales. Tadeo ha mejorado considerablemente, luego de semanas de tener a Oliver Sorja dándole clases particulares. Los cuatro se ven más centrados, maduros y comprometidos con esto. Melania también parece notarlo, los mira con intensa profundidad y orgullo, lo que refuerza con una sonrisa de superioridad.

Estoy segura de que piensa que todo esto ocurre gracias a ella.

La tercera canción que suena es la que se considera el hit del que será su nuevo álbum. La gente vibra y canta a todo pulmón. Los chicos se emocionan tanto que, en la estrofa final, Tadeo se saca la remera y se pone de espaldas para mostrar su nuevo tatuaje, lo que hace estallar al público en gritos de júbilo.

Me retuerzo de risa a la vez que me siento realmente orgullosa de la manera en que, volverse parte de este grupo, ha contribuido a mejorar su autoestima.

Mis ojos coinciden con los de Lucas más de una vez. En una de esas, no puedo evitar mostrarle una sonrisa que él no corresponde, luce muy ansioso. Nuestras miradas vuelven a encontrarse unas cuantas canciones después, aunque esta vez lo ha hecho adrede y mantiene el contacto hasta que la música deja de sonar. Una vez que esta se detiene del todo, él toma un poco de agua, para luego acercar de nuevo el micrófono a su boca y comenzar a hablar:

—Esta es una noche especial para Musageta, no solo por tener el placer de volver a cantar delante de ustedes, sino por ser el cumpleaños de una persona muy importante para nosotros. —Mi corazón empieza a palpitar con tanta fuerza que siento que me supera. Sus hermosos ojos no han dejado de mirarme, ni dejan de hacerlo mientras continúa—. Por eso decidimos interpretar una canción que ella conoce muy bien y que ustedes van a escuchar por primera y última vez, ya que no forma parte de nuestro próximo álbum.

Los instrumentos comienzan a sonar en una melodía un poco lenta y, a pesar de los notorios cambios que incluyen ahora el bajo de Bruno y la batería de Francis, reconozco enseguida mi canción.

Durazno, esa que Lucas compuso pensando en mí.

Empiezo a llorar en el primer estribillo, sin ser capaz de separar mi mirada de la suya, a pesar de verlo borroso ahora. Con suerte, él no lo notará debido a la lejanía. No quiero que vea lo que todavía me produce, prefiero que piense que no me afecta, que me da igual, porque de otro modo sé que buscará explicaciones.

Stacy pasa uno de sus brazos por detrás de mi espalda, al percatarse. No me dice nada, solo me acaricia durante el tiempo que dura la canción y, una vez que termina, me pasa una servilleta de papel para que limpie mis lágrimas.

Melania viene a mí apenas un segundo después. Está furiosa y lo entiendo al instante en que enreda sus dedos sobre mi brazo, apretando con disimulada rudeza.

—Brenda, ¿qué se supone que ha sido eso? —Me reclama, con los ojos inyectados en rabia—. Si estás haciendo algo a mis espaldas...

—No —la interrumpo, entendiendo lo que insinúa.

Me giro hacia mi hermana, me disculpo con ella y me llevo a la bruja hacia un lugar apartado. Apenas estamos fuera del alcance de los demás, aprovecha para volver a enfrentarme.

—¿Estás de nuevo con él, pero a escondidas? ¿Intentas verme la cara de estúpida?

—No, no haría algo así.

—Más te vale, porque yo estoy cumpliendo con mi parte del trato.

—Yo también —la tomo ahora del hombro y aproximo mi rostro al suyo, molesta—. Si no lo hiciera, no me estaría doliendo tanto.

Se fija en mis ojos, que seguro están hinchados y rojos, y eso parece darle calma. Hace un movimiento que la libera de mi agarre y muestra una mueca de rechazo.

—Se supone que a estas alturas ya deberían haberse olvidado el uno del otro —expresa, pensativa.

—Tal vez el amor no es descartable, como creías.

Hace un gesto de burla, curvando una sonrisa de lado. Está a punto de contestar, pero me aclaro la garganta y miro deliberadamente al costado, para que ella también se percate de que Lucas acaba de llegar junto a nosotras.

—¿Ocurre algo? —Pregunta él, observándonos con incertidumbre.

Aparentemente, se le hizo muy obvio el hecho de que estamos discutiendo y no dudó en acercarse a intervenir.

—Necesito entender qué es lo que pasó ahí abajo —lo regaña ella, sin contenerse—. Cantaron algo que no está en su repertorio, que nadie conoce. Ahora la gente querrá saber, dado que se trata de una canción romántica y estoy segura de que ha vuelto locos a los reporteros que están aquí. ¡No tengo tiempo para lidiar con los chismes de la prensa y las teorías de los fans sobre un estúpido romance entre ustedes dos!

—¿Y por eso acosas a Brenda? —Lucas se mueve, molesto, y se coloca casi a mi lado, un paso por delante de mí, para enfrentarla, a pesar de que estoy segura de que esto no es fácil para él—. Ella ni siquiera tenía idea de que esto ocurriría. No tienes derecho a reclamarle o hacerla pasar mal la noche de su cumpleaños. Además, Oliver sabía, él me ayudó a incorporar los demás instrumentos a la canción, y no estoy incumpliendo ningún punto del contrato. Así que, si tienes algo más que decir al respecto, lo hablaremos mañana.

Ella suspira sonoramente, intentando mantener la calma ahora que parece darse cuenta de que su hijo no se quedará callado escuchando sus quejas como siempre. Aprovecho para sonreírle por detrás de él, victoriosa, y eso la hace arrugar el entrecejo.

—Lo hablaremos mañana —sentencia, visiblemente enojada.

Entonces, sin siquiera una despedida, se retira hacia la escalera y no vuelve a mirar atrás.

Lucas voltea y lo primero que hace es fijarse en mis ojos.

—Lo siento —expresa, algo asombrado.

Debe pensar que estoy así por mi discusión con ella.

—No es tu culpa, y estoy bien, no te preocupes.

Le muestro una sonrisa y me acerco un paso más hacia él, involuntariamente. Eso parece darle el impulso para levantar ambas manos y posarlas delicadamente sobre mis brazos. Su contacto me produce un cosquilleo en todo el cuerpo.

—Aún no te he dicho feliz cumpleaños —susurra, intensificando mi sonrisa. Entonces comienza a deslizar hacia abajo sus manos, por sobre mi piel, hasta alcanzar las mías—. Y pensar que hace un año, tú y yo...

—Lo sé —lo interrumpo, porque no quiero echarme a llorar de nuevo.

Agacho la mirada y él hace lo mismo. Eso lo lleva a fijarse exactamente en ese lugar que no quería, mi muñeca. Levanta mi mano derecha entre sus dedos y, con la otra, hace a un lado mi pulsera, descubriendo con asombro y curiosidad mi nuevo tatuaje.

—¿Una pulga?

—Nunca dije que no me gustara ese mote —me defiendo, avergonzada y con el corazón palpitante.

—Solo yo te llamo así —insiste—. ¿Te lo hiciste por mí?

—Lucas...

Sus dedos encuentran rápidamente mis labios y se posan sobre estos, haciéndome callar.

—Gloria lleva días pidiéndome que haga algo y asegurándome que eso me hará entender lo que sientes. Y no me había animado, pero...

Niego con la cabeza, sintiendo mis ojos aguarse de nuevo.

—No lo hagas.

La desilusión en su mirada me golpea el pecho. Sin embargo, conozco esa expresión llena de ansias, sé que quiere besarme y no puedo permitir que se arruine todo mi esfuerzo. No sé si la gente de prensa siga por aquí y, aunque no sea así, cualquiera podría tomarnos una foto. ¿Cómo podría convencer luego a Melania de que no estoy rompiendo nuestro trato?

Ella no dudará en dejarlos sin nada, a pesar de lo posicionados que están ahora en el mundo artístico.

Sus dedos acarician de nuevo sobre la tinta en mi piel, antes de soltarme del todo.

—Me encantaron los nuevos arreglos en la canción —le digo, para levantarle el ánimo a pesar de mi rechazo—. Me hizo muy feliz que la cantaras este día y también que organizaras esta fiesta para mí. —Su expresión se vuelve de completo asombro, abre la boca, seguramente para negarlo, pero me adelanto—. Sé que fuiste tú y no, no me lo dijo Stacy. También sé por qué lo hiciste, no tienes que decírmelo, y aprecio que le hayas puesto tanto empeño. Aunque no parezca ahora, yo también me estoy esforzando y quiero lo mejor para ti.

Me muestra una tibia sonrisa, a pesar del dolor que siente. Sus ojos siguen fijos en mis labios, pero sé que respetará mi decisión y no me besará.

—¿Algún día voy a lograr entenderte? —Susurra, pensativo y decepcionado.

Entenderme significaría descubrir que Melania es su madre y que he estado mintiéndole todo este tiempo. Y nada me asusta más que pensar en su reacción.

—Solo volvamos a la fiesta —le pido y él asiente, sin poder hacer nada más que resignarse.


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Yo sé que siguen esperando ese beso 😏

El otro día hicimos en IG una dinámica para que adivinen sobre qué pareja es el extra que subí a la antología de San Valentín hecha por los Wattpad Stars. Solo una persona adivinó.

Si todavía no leyeron el extra, les dejo aquí el enlace. Se llama "La princesa y el bufón". Denle mucho cariño ❤️

https://www.wattpad.com/1019282003-antolog%C3%ADa-un-toque-extra-de-amor-la-princesa-y-el



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