Capítulo 8. Bajo el cielo nocturno.
Anteriormente...
——En serio, Noelle... ¿Por qué no puedes decírmelo? ¿No que éramos amigos? —sin darse cuenta el chico empezó a arriconarla contra la pared— ¿Tan poco confías en mi? ¡¿Es verdad que no me soportas?!
Ella se quedó muda observando la cara de desesperación de su compañero.
Actualmente...
Noelle no tenía palabras, tal parecía que su rostro había perdido el color y su garganta no podía generar el mínimo sonido. Estaba completamente descolocada.
"¿Le molestaba?" ¿Esa era la impresión que le daba? La rabia empezaba a correr por su sangre mientras su mirada se desplazaba del rostro de su amigo al suelo. Apretó sus puños con furia, una furia que solo iba dirigida a si misma. Por un momento dejó de escuchar a su cerebro, su frustración había cegado cualquier pensamiento que generaba su mente.
Como su corazón era en ese momento el que dictaba la razón, el sentimiento de tristeza que habitaba en su interior viajó hacia sus ojos convirtiendolo en lágrimas. Lloró mientras sus ojos eran nuevamente escondidos por su flequillo. Asta al notar que su compañera lloraba se alarmó de inmediato.
—¡¿Eh?! ¡¿Noelle?! ¡¿Estás bien?! —decía mientras la sacudía un poco con la preocupación reflejada en sus orbes verdes. Pero antes de que pudiera formular otra palabra la risa de ella lo hizo callar, dejándolo totalmente atónito.
Ella reía mientras secaba sus lágrimas con el dorso de su mano, el peli-cenizo no comprendía lo que estaba pasando y esperaba a que nuevamente Noelle levantara la vista para encontrar la respuesta.
Luego de unos segundos la chica de encontró con su mirada, mientras reía a carcajadas y limpiaba pequeñas lágrimas que aún estaban ahí.
—¡¿Que no te soporto?! —soltaba entre risas —. ¡¿De donde sacaste esa estupidez?! ¡Mira que eres tonto! —la chica le daba pequeñas palmaditas en la cabeza sin parar de reír.
Asta la miraba con la boca abierta. Se había cautivado por ese extraño cambio de humor, y mucho más por su bella sonrisa y sin darse cuenta, un pequeño pero notorio sonrojo cubrió sus mejillas. Una sonrisa de lado se plantó en su cara, mientras que la felicidad se expandía a hasta el más pequeño rincón de su cuerpo.
Nuevamente no estaba pensando, y perdido en sus pensamientos, sin razonar absolutamente nada hizo lo que su corazón quería que hiciera sin dudar. Y en un segundo se abalanzó sobre ella y la abrazó, expresando sus sentimientos como lo hacían los hombres, con acciones.
Noelle volvió a quedarse de piedraientras sentía como su cara ardía. Tenía los ojos abiertos de par en par la boca haciendo una mueva de confusión y ese enorme sonrojo que le llegaba hasta las orejas que no podía pasar desapercibido por nadie.
—E-Eh... e-esto... —no tenía palabras, era como si su mente hubiera hecho un corto circuito. No sabía cómo reaccionar, solo sabía que quería hacer parar al humo que estaba empezando a salir por su cara —. Q-que... ¡¿Q-qué estás haciendo, idiota?! —dijo a la vez que le asestaba un puñetazo dándole de lleno en la cabeza.
El chico estaba en el piso con los ojos fuera de órbita y un chipote más grande que su propia cabeza mientras soltaba un poco de espuma por la boca.
—¿Se murió? —se preguntó a si misma mientras pellizcaba su cara buscando la respuesta.
En eso el chico lanzó un grito incorporándose de nuevo asustando tanto a Noelle que la peli-plateada cayó de espaldas al piso.
—¿Se podría saber que clase se experimento escapado de un laboratorio eres tú? —le grunó a Asta levantándose del suelo y limpiando sus ropas.
El oji-verde solo pudo soltar una sonora carcajada mientras tomaba la mano que recientemente la otra le había ofrecido para ayudarlo a levantarse.
—Bueno, al menos veo que sigues siendo tú —comentó con una sonrisa haciendo que Noelle apartara la mirada sonrojada cruzando los brazos en una expresión enojada —. Oye, creo que es hora de irnos, luego se nos hará muy tarde y yo no conozco muy bien la ciudad.
—¿Estás insinuando que yo no puedo guiarte?
—Exact... Digo digo, c-claro que no, Noelle... E-es solo que... Ya sabes... Las ciudades por las noches son muy peligrosas... —trataba de excusarse, aunque en realidad lo que le preguntó la chica era exactamente lo que había pensado.
Ella solo lo miró de mala manera para luego suspirar, no obstante siendo sincera tampoco tenía ni idea de como regresar ya que había estado tan pendiente del chico que tenía al frente y de su prima que no se había fijado por donde habían ido para llegar a ese café.
—Vamos, tonto. Yo sé cómo llegar, ya verás lo rápido que llegaremos a la residencia —Noelle lo agarró de la capucha de su sudadera arrastrándolo hacia la salida del establecimiento.
—Oye oye, ¡al menos se un poco más delicada! —se quejó el otro por el trato que le estaba dando la oji-violeta.
Y así emprendieron su camino de vuelta a casa.
2 horas después...
—Esto... Noelle... ¡¿Donde demonios se supone que estamos?!
Eran pasadas las nueve de la noche, el cielo había oscurecido tiempo atrás y ahí estaban los dos jóvenes vagando por las calles de la ciudad completamente perdidos.
—Calla, Asta. Ya te dije que sé perfectamente donde estamos.
—Ajá, y ese poste que ya he visto como tres veces seguidas me lo dice perfectamente.
—Tsk.
—Te dije que le preguntaramos a la persona que vimos hace como media hora.
—No parecía confiable —respondió con enojo.
—¡Pero si era una anciana que salía del supermercado con comida para gatos!
—De todas formas no era confiable.
El peli-cenizo bufó por lo bajo. No había nada que hacer con ella. Quería llamar a sus amigos para que los encontraran pero su celular se había quedado sin batería y estaba seguro que ella se negaría a dañar su orgullo llamando para que los ayudaran.
En eso Asta escuchó un ruido un tanto raro que al parecer provenía de su acompañante. Se escuchaba como un rugido, por lo que cayó en cuenta que ese ruido tan familiar provenía del estómago de la chica.
—¿Tienes hambre? —le preguntó con una mirada curiosa.
La otra se sorprendió por unos segundos y se sonrojó un poco al verse expuesta.
—¿Qué? C-claro que no —su estómago volvió a rugir con fuerza avergonzándola aún más.
—Eso me lo confirma todo —dijo resfiriendose al ruido —. Vamos, creo que ví un centro de comida rápida unas cuadras atrás.
Él la tomó de la mano y la empezó a guiar al establecimiento que hace poco había avistado. Noelle se sonrojó un poco por el contacto de sus manos, las de Asta se sentían cálidas, tal vez se debía a que en casi todo el trayecto escondió sus manos en sus bolsillos, las de ella estaban un poco más frías, causado por la frescura de la noche.
El rubor que acompañaba el rostro de la muchacha le llegaba hasta las orejas, pero a pesar del ardor de su cara no quería apartar su mano. Esa sensación que le emitía, esa sensación electrizante que viajaba desde su mano a su corazón acelerándolo de gran manera, se sentía... de alguna forma... tan bien.
Pero, sin precedentes, la imagen del rostro de su prima vino a su cabeza y apartó su mano suavemente. Algo en su cabeza le decía que no estaba bien, que la única que tenía que tener acercamientos con el chico que estaba a solas con ella era Mimosa, pero por otro lado... algo más le decía que no pensara en esas cosas y siguiera sus instintos. Nuevamente tenía otro conflicto mental, empezaba a ser molesto.
—¿Noelle? —la llamó Asta un poco confundido con el repentino cambio de actitud.
—... ¡N-no me trates como una niña pequeña! ¡Puedo caminar sola! —gruñó mientras apartaba una de sus coletas con gesto altanero y comenzaba a caminar por delante de él.
El peli-cenizo siguió un poco confuso pero decidió no darle tantas vueltas al asunto. A fin de cuentas ella tenía una actitud un tanto extraña.
Luego de caminar un rato llegaron al dichoso establecimiento. El estómago de la chica rugía por alimento y el chico se reía por lo hambrienta que se veía su compañera avergonzándola.
El centro se parecía bastante a un McDonald's pero no se podía apreciar la marca de la cadena de tiendas, tal vez era una copia barata.
Al final encontraron un lugar cerca de la entrada del local y se prepararon
para ordenar.
—Noelle, ¿que vas a pedir?
—Una ensalada y agua mineral.
—¿Ensalada? ¿Agua mineral? —hizo una mueca y se giró adonde se encontraba la camarera más cercana —. Señorita, venga aquí un momento, por favor —la mesera inmediatamente volteó su rostro hacia donde la llamaban y fue rápidamente a la mesa donde se encontraba el dúo —. Oiga, queremos dos hamburguesas con papas fritas. Oh, y unas alitas de pollo para llevar.
La chica anotó rápidamente en su pequeña libreta y se retiró al mostrador.
—¡Idiota! ¡¿Que hiciste?! —le reprendió Noelle zarandeándolo por haber obviado completamente lo que había dicho.
—Pedir comida —respondió sin inmutarse.
—Imbécil, ¿te crees muy gracioso? —la chica comenzó a zarandearlo con más fuerza.
—¡L-lo siento! —exclamó llorando cómicamente con la esperanza de que lo soltara, por suerte lo consiguió.
La chica desvió su mirada hacia otro lado con una expresión enojada, con su mejilla apoyada en su mano.
—Idiota —murmuró.
Al poco tiempo llegó su comida, por supuesto, no por algo se llama "puesto de comida rápida". Y el dúo comenzó a comer. Él era un poco más ruidoso que ella y a veces un poco molesto.
—Noelle, ¡tienes que probar esto! ¡Es muy bueno! —decía emocionado hablando con la boca llena de comida.
—Estoy comiendo lo mismo que tú, idiota —respondió de mala manera.
—Oh, es cierto.
—Estúpido... —susurró —. Además ¡no hables con la boca llena, cerdo! —le recriminó dándole un pequeño golpe en la cabeza.
—Perdón...
Al final la peli-plateada terminó de comer primero por su hambre voraz. Cuando terminaron la mesera les trajo dos cajitas con las alitas de pollo y la cuenta.
Los dos miraron la cuenta y luego observaron la cara del otro fijamente, como esperando algo. Luego de unos segundos dijeron al mismo tiempo:
—¿No vas a pagar?
Noelle casi se petrifica en ese mismo instante.
—A-Asta... D-dime que tienes dinero —suplicó la chica con la cara pálida
—Tengo dinero.
—¿Entonces por qué no pagas?
—Porque no tengo dinero —respondió como si fuera lo más obvio del mundo.
—¿Pero no me dijiste que si tenías dinero? —preguntó confundida.
—Es que me dijiste: "Dime que tienes dinero" Y yo te dije: "tengo dinero" —aclaró con suma inocencia.
—Si que estás bien graciosito hoy... —su cara se convirtió en la de un demonio haciendo que Asta tragara fuerte.
—E-es que yo pensé que pagarías tú.
—¡¿Cómo puedes ser tan descortés, maldito retrasado?! —decía mientras lo agarraba del cuello casi asfixiándolo.
—¡Perdón perdón perdón! —el chico pataleaba para intentar quitarse el agarre de la otra.
5 minutos más tarde...
—¿Qué hacemos entonces? El poco dinero que tenía ya lo gasté en el café —Noelle ya estaba más calmada mientras hablaba con su acompañante que tenía la cara un poco azul.
—Bueno... Creo que solo hay una cosa que podemos hacer —dijo serio.
—¿Qué?
—Ouchuruuuuuus~ —canturreó, pero nuevamente tuvo miedo al ver la cara de su amiga —. ¡Era solo una broma! ¡No me mates! —la expresión de la chica volvió a la normalidad —. Ahora hablando en serio, lo único que podemos hacer ahora es... escapar sin pagar.
La oji-violeta lo miró unos segundos para luego soltar un grito que llamó la atención de las mesas más cercanas, lo que causó que el peli-cenizo se viera obligado a tapar su boca con una de sus manos y con la otra llevar un dedo a sus propios labios en símbolo de silencio, quedando sus rostros muy cerca.
—Shhhh —susurró preocupado —. Si nos descubren se va todo por la borda.
Ella apartó la mano de su amigo de su boca:
—¡P-pero esto es demasiado! —murmuró manteniendo la corta distancia con él.
—¿Qué prefieres? ¿Qué llamen a la policía?
—... Tienes razón... —reconoció apartándose.
—Mira, cuando cuente a tres agarras una cajita y nos vamos corriendo de aquí — la oji-violeta asintió nerviosa y el chico desvió su mirada hacia el personal y comenzó a contar —: uno... dos... —esperó unos segundos — ¡y tres! ¡vamos vamos vamos!
Los dos chicos salieron disparados del local, obviamente el personal se dio cuenta pero no pudieron reaccionar ya que los dos eran tan rápidos que cuando una mesera salió del local ellos ya estaban como a tres cuadras alejados de allí.
—¡Demonios! —gruñó la mesera.
Los dos seguían corriendo desesperadamente, cualquiera que los viera pensaría que acababan de asaltar un Banco.
—Un momento... ¿Por qué seguimos corriendo? —preguntó Asta frenando —siento que los hemos dejado atrás hace mil años.
La chica frenó también.
—Es cierto... —dejó de hablar unos segundos, su respiración era un poco entrecortada y se quedó mirando a Asta, el cual también la miraba a ella. Un segundo después estaban riendo a todo pulmón como si les hubieran contado el chiste del siglo.
—Dios, eso fue épico —comentó el otro entre risas.
—Si... Por una vez agradezco las torturas del Capitán —la peli-plateada no paraba de carcajearse —. ¿Cómo demonios hicimos eso? Aún no me lo creo.
—Ni yo —y siguieron las risas.
Luego de un rato se calmaron y observaron el lugar donde habían llegado a parar y se dieron cuenta que era un parque. Estaba bastante desolado, con la iluminación de las farolas que se encontraban ahí.
Se sentaron en un banco a descansar el maratón que habían hecho y se mantuvieron en silencio por un rato, hasta que el oji-verde rompió el hielo.
—Deberías llamar a Vanessa, acéptalo, estamos perdidos.
—B-bueno... No hay remedio... —dijo y sacó su celular para llamar a su amiga. Pasaron unos segundos pero no sabía resultado —. No contesta, debe estar durmiendo.
—Noelle... Es Vanessa, ¿crees que dormiría apenas las diez de la noche?
—Buen punto, entonces le enviaré un mensaje —la chica tecleó un mensaje para su mejor amiga y luego guardó su celular —. Oye, últimamente estás siendo más inteligente.
—¡¿En serio?! —exclamó con su cara tonta de emoción.
—No, sigues siendo el mismo idiota de siempre —corrigió con una cara de póker.
—¡Noelle, eres cruel! —habló llorando cómicamente.
—Si si, lo sé —ella le dió unas cuantas palmaditas en la cabeza.
Volvieron a quedarse en silencio, aunque no se apreciaba nada incómodo. La presencia del otro los relajada bastante y el ambiente era atípicamente confortable.
Noelle se estremeció por el frío. Esa noche era bastante fresca y las ropas tan delgadas que llevaba no jugaban a su favor en esa situación. Así que se abrazó a sí misma en busca de calor, pero fue en vano.
No obstante, segundos después advirtió como un brazo envolvía su cintura y la atraía hacia el cuerpo de su amigo. Ella se sorprendió un momento ya que no sabía que estaba haciendo Asta.
—N-no puedo darte mi chaqueta como en las películas porque no tengo una... E-espero que te conformes con esto... Perdón —el rostro del oji-verde estaba volteado hacia el lado contrario, por lo que Noelle no podía saber cuál era su expresión, pero si lo hubiera visto, habría notado un poco a la luz de las farolas el carmesí rubor que cubría toda su cara.
—E-está bien...
—Ok...
Y nuevamente volvió a reinar el silencio. Pero esta vez si era más incómodo. Ese par, con las caras encendidas tratando con fuerza de que sus corazones dejaran de palpitar tan rápido.
En ese parque tan silencioso, solo ellos podían escuchar el incesante ruido, ese ruido que retumbaba en sus oídos de forma molesta, pero a la vez cómoda. El ruido de sus corazones desbocados.
Para calmar el extraño sentimiento el chico abrió la caja de las alitas de pollo y comenzó a comer.
—¿Quieres? —le ofreció a su compañera mirándola por el rabillo del ojo.
Ella asintió sin mirarlo y tomó la otra cajita y comenzó a comer.
—H-hoy me la pasé muy bien ¿sabes? —dijo él mirando el cielo nocturno, con las pocas estrellas que se podían vislumbrar. Ella dirigió su mirada hacia él y se lo quedó mirando un poco sonrojada —. En especial conti... — el chico había volteado su rostro hacia la otra pero se detuvo al ver lo cerca que se encontraban rostros en ese momento.
El tiempo parecía haberse detenido y ninguno apartaba la mirada de los ojos del otro. Sus cerebros se habían desconectados totalmente y los latidos cada vez iban más rápido. Y sin pensar, sus rostros se iban acercando.
Con un único pensamiento habitando en sus mentes:
«Más... Más cerca»
Ni ellos tenían idea de lo que estaban haciendo, solo se guiaban por el instinto y cerraron sus ojos en busca de lo inevitable.
Sentían la respiración del otro chocar en sus rostros y eso solo hacia que sus corazones palpitaran con más fuerza.
Y en preciso instante el móvil de la chica comenzó a sonar en señal de una llamada entrante.
Los dos abrieron los ojos y se apartaron con brusquedad, Asta trataba de ocultar su rostro lo mejor que podía y ella trataba que no se le cayera el teléfono por sus temblorosas y nerviosas manos.
—¿D-diga?
—¡Noelle! ¡¿Donde demonios están?! Acabo de ver tu mensaje, en serio son un desastre —al otro lado de la línea se oía la voz de su mejor amiga.
—B-bueno... No sé exactamente donde estamos. T-te mandaré mi ubicación ahora.
—Está bien... Oye, como que suenas un poco rara ¿no? ¿Te sientes mal? Si ese enano dejó que agarraras alguna enfermedad extraña te juro que...
—Tranquila Vanessa estoy bien. A-ahora te mando la ubicación ¿ok?
—Ok...
La chica colgó.
Rápidamente le mandó su ubicación por el GPS.
—D-dice que llegará aquí en treinta minutos —le dijo a su amigo evitando el contacto visual.
—Bien...
—¡Oh Dios mío! Finral ¿donde está mi teléfono? —decía cierta peli-rosa con emoción por lo que estaba presenciando.
Porque al parecer el sueño había ganado al joven dúo, y ahora se encontraban completamente dormidos en el mismo banco donde estaban treinta minutos atrás. Noelle apoyando su cabeza en el hombro de Asta, y peli-cenizo agarrando su cintura acercándola a él con delicadeza.
—A ver, a ver... —Vanessa decía mientra ajustaba la cámara de su celular para luego pulsar el botón de sacar fotos —. ¡Para el Instagram!
CONTINUARÁ...
»»——⍟——««
Lo prometido es deuda. Aquí está el capítulo!
Pensé que me había salido mejor pero igual fue otra kk :'v
Oh, y ya cambié la portada. Gracias por votar la portada que más les gustaba ✺◟( ͡° ͜ʖ ͡°)◞✺
Denle los creditos a Brax16 que este fue el usuario que me hizo la portada.
ARIGATO GOZAIMASU!!! 🙏💕
Y ahora me despido espero que les haya gustado el cap y si no, bueno, no importa aksjakajakakak.
Lou~swan fuera!
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