Capítulo 13. A mano.

—¡Te digo que es cierto!

—Si claro, y yo soy súper meloso en una relación amorosa —resopló el pelirrojo. La chica de cabello rosa que tenía en frente lo miró con interés—. Era sarcasmo, idiota.

Vanessa negó su cabeza con molestia.

—¿Por qué no me crees? —espetó enojada.

—Mmh... ¿Tal vez porque eres una loca maniática al romance que le es muy difícil diferenciar realidad de ficción y vive todos los días en sus fantasías? —enumeró Zora con fastidio—. Creo que hay bastante material para no confiar en cualquier sandez que sueltas.

La chica miró hacia otro lado haciendo un puchero enojada.

«En serio no puede aceptar la realidad» pensó con una gotita en la sien el chico.

—Y hablando más en serio —gruñó el pelirrojo cruzándose de brazos—, ¿qué estúpido realmente se tragaría que Asta estuvo a punto de besar a Noelle?

—¡Te lo juro por Afrodita!

—¿No hay nada que no relaciones con amor? —preguntó con una mueca.

—¿Tengo que responder a eso?

—Mejor no.

Se quedaron unos segundos en silencio, mirándose desafiantes hasta que el ambiente se relajó un poco. Pero luego de un rato la chica volvió a explotar:

—¡¿Pero porqué no me crees?! —exclamó enojada.

—¡Ahhhhhhh! —gritó el chico con irritación revolviéndose el cabello tratando de manejar su exasperación y no cometer un asesinato—. ¡Ya cállate! ¡Llevamos como media hora en lo mismo! ¿Sabes qué? Mejor me voy, es imposible hablar contigo.

Y el pelirrojo se marchó del lugar echando humos.

—Tsk, amargado.

Unos cuantos días habían pasado desde esa aterradora noche para Noelle, en todo ese tiempo siempre se la veía llevando algún que otro dulce que compraba a Asta mientras este se recuperando de la paliza de esos hombres que habían acosado a la chica. La peli-plateada no podía evitar sentirse en deuda con él, siempre que iba a su habitación se sentía apenada por la situación en que había metido al de ojos verdes. Sentía que debía pagarle el favor... De algún modo, pero él siempre termiaba negando con su cabeza y frunciendo su ceño diciéndole que eso no tenía la menor importancia, que no hacía falta que hiciera nada por él.

“—Noelle, ¿te sientes bien? —le había preguntado una vez que ella decidió pasar la tarde con él. La joven tenía la cabeza gacha y esto claramente había alertado a Asta.

Ella negó con la cabeza sin quitar su expresión de culpabilidad.

—No es nada, tonterías mías.

Él ladeó la cabeza.

—Oye, no te tienes que preocupar por esto —señaló a una venda que cubría parte de su mejilla y curvó sus labios en una pequeña sonrisa—, es una pequeñez. Ya verás como en poco vuelvo a estar como nuevo. Además, no debes sentirte responsable, yo mismo me metí en eso, debo abstenerme a algunas consecuencias, ¿cierto?

La otra sólo se había dignado a asentir con la cabeza con duda y corresponder a la sonrisa del chico.”

La incomodidad por lo del casi beso había desaparecido entre los dos. Ese tema se había borrado de su conversación, o al menos así lo pensaba la chica. Sentía que aquel problema había sido bobada con lo que ahora se le había presentado. Su amigo había tenido bastante suerte de no acabar en un estado peor, ella no podía ir por ahí pensando en esas estupideces.

Aun así, todavía pensaba un poco en eso en la soledad de su habitación.

¡Idiota! ¡Eso no importa ahora!

¿En serio piensas en eso cuando a él le dieron una paliza para protegerte?

¡Eres una egoísta!

Se recriminaba a sí misma una y otra vez.

Pero la culpabilidad la atacaba sin piedad, tantas veces como le era posible.

Ahora sentía que por sus imprudencias le había fallado a dos personas. No podía desprenderse de ese cargo de conciencia por más que quisiera, era como un parásito impregnado en su subconciente chupándole su tranquilidad.

Luego, el que Asta se fuera recuperando al cabo de los días disminuyó su agobio, al menos un poco.

Actualmente se encontraba estudiando en el salón. Ya había empezado la temporada de exámenes del primer trimestre, casi todos estaban con todos sus sentidos en los exámenes que les esperaban ya que sabían que el capitán Yami no se las pondría para nada fácil. A su alrededor todo era un caos, pero se las había arreglado para enfocarse en lo suyo y dejar de lado todo lo demás.

Y mientras Magna tenía el cerebro tan fundido que se preguntaba si uno más uno daba siete mil cuarenta y cinco, Vanessa, la cual era la única que no hacía absolutamente nada soltó algo que dejó a todos sorprendidos:

—Me aburro... ¿Por qué no hacemos una fiesta?

El ruido de la sala rápidamente había sido absorbido por el silencio que era ahora presente.

—¡¿Cómo que una fiesta?! ¡¿Estás loca?! —le espetó Noelle dejando su aire de tranquilidad—. ¡Estamos en medio de exámenes!

—Lo sé, lo sé —respondió rapidamente—. Pero todos están muy estresados, creo que sería mejor relajar el ambiente con una fiesta.

—Eso no tiene ningún sentido —comentó Zora con fastidio.

—Vamos a ver, como no quiero que al final solo nos acabemos preocupando más decidí que fuera más sencilla y solo con nosotros, los Toros Negros —siguió explicando ignorando por completo lo que había dicho el pelirrojo. Sabía que eso lo enojaba por lo que sonrió con malicia cuando oyó un gruñido por su parte.

—¡Pero sigue siendo un disparate! No podemos liberarnos de nuestras responsabilidades así como así. Lo más probable es que todo termine en una catástrofe.

—Te compro un llaverito para el teléfono, los zapatos que me dijiste que tanto te gustaban y una caja de dulces —la miró con ojos desafiantes.

Noelle se quedó con la boca entreabierta, suspendida en el aire, pero luego se recobró la conciencia.

—Trato hecho —aceptó estrechando la mano de la otra.

—¡¿Qué carajos...?! ¡¿Cómo pudiste manipularla así, maldita bruja?! —exclamó con los ojos de par en par Zora sin creerse que una de las más cuerdas del grupo había caído en los sobornos de la chica.

—¿Uh? ¿Dijiste algo, hijo de Satán?

El otro calló, realmente era una bruja manipuladora.

Vanessa sonrió con satisfacción, el grupo aún se preguntaba como es que había logrado tener el control de la situación. Ella dió una palmada de alegría y prosiguió a decir:

—Bueno, primero lo primero. Tenemos que asegurarnos de la comida. Charmy...

—No hay suministros suficientes —contestó rápidamente la de baja estatura.

—Ehh... Pero si la nevera está llena...

—No hay suministros suficientes —repitió con convicción.

Una gotita resbaló por la sien de la peli-rosa.

—Y-ya entendí... Compraré la comida yo —aceptó derrotada.

—¿Puedo llevar chicas? —inquirió Finral.

—No.

—No tenías que ser tan seca —murmuró por lo bajo mientras lloraba cómicamente.

En ese momento todos empezaron a hacer sus preguntas sobre cómo se desarrollaría la respectiva fiesta. Decidieron que se haría esa misma noche, ya que dentro de otros pocos días tendrían otro examen y era mejor que fueran despreocupando desde ya. Acordaron que la fiesta fuera de disfraces, ya que según la opinión popular del grupo así sería más divertido.

Luego de la extensa charla Vanessa se levantó de su asiento irradiando felicidad y tomó a Zora por una oreja con la intención de llevárselo de ahí.

—O-oye, ¡sueltame! ¡Duele! —se quejaba el chico tratando que lo soltara.

—Tu te vienes conmigo a comprar las cosas.

La cara del pelirrojo se volvió blanca como el papel.

—¡No! ¡Vanessa no me hagas pagar las cosas! —la chica tiró de él alejándolo poco a poco de los demás que miraban la escena con una gotita en la sien—. ¡Vanessa, tú tienes dinero yo no! ¡Suéltame! ¡Necesito comer! ¡¡Nooooo!!

Y los gritos desaparecieron al cerrar la puerta principal de la residencia.

—Ok... No voy a preguntar que acaba de pasar porque presiento que la respuesta me va a resultar más rara de lo que ya ví —dijo Magna.

Todos asistieron con la cabeza por aquel comentario.

—Oigan, como que Asta ha estado muy callado todo el rato, ¿no? —se preguntó Noelle, ya que era raro que habiendo anunciado una fiesta ya todos no estuvieran sordos con los gritos de emoción del enano. Empezó a buscar con la mirada al chico hasta que lo avistó roncando en un sofá con un libro encima de su cabeza.

—¿Cómo demonios pudo dormirse con todo el alboroto que había? —cuestionó a la nada el castaño con un mueca.

—Cosas de Asta —rió Luck.

La peli-plateada se acercó a donde estaba el de ojos verdes para despertarlo, diciendo su nombre varias veces. El chico se removió un poco.

—Yo... ¡Yo no he tomado el papel higiénico! ¡Lo juro! —dió un salto el chico sin despertar del todo el sueño. Cuando abrió los ojos se extrañó un momento del lugar en que se encontraba y luego cayó consciente—. ¿Eh? ¿Qué pasa?

—Bakasta. ¿Desde cuando estabas dormido?

—¿Desde ayer?

La chica se pasó la mano por la cara irritada. Ahora tendría que contarle todo sobre la fiesta y además aguantar sus gritos. Y estaba pensando si sería buena idea ir a su habitación a por sus tapones antes de comenzar con la explicación.

Zora y Vanessa caminaban por las calles cargados de comida y bebida. Por suerte él sólo había tenido que pagar una modesta cantidad de todo lo comprado. Aunque según la peli-rosa es "modesta" cantidad era dejarlo sin un centavo en el bolsillo, por lo que el chico fue todo el camino gruñiendo con exasperación.

Cuando estaban cruzando una calle, en dirección a otra tienda el chico por fin accedió a hablar con ella como una persona normal.

—Bruja, ¿qué estás ocultando?

—¿Eh? —dijo confusa girando su cabeza hacia el chico.

Zora suspiró y dirigió su vista al frente.

—No te hagas la desentendida. Es obvio que tramas algo. Tsk,... ¿Cómo que una fiesta?

Vanessa seguía mirándolo sin entender a qué se refería.

—Zora... ¿De qué hablas?

Él la miró con enojo, odiaba cuando se hacía la idiota.

—Dime, ¿qué es lo que planeas? ¿Cuál es la verdadera razón para que decidieras de un momento para otro hacer una fiesta en período de exámenes?

—Me aburría —contestó con banalidad.

—¡¿En serio lo hiciste sólo por eso?! —clamó atónito.

—Si, ¿por qué más lo iba a hacer?

—Pensaba que estabas trazando otro de tus planes maquiavélicos para juntar a Asta y a Noe... —se interrumpió al ver como la cara de la otra se iluminaba—. Mierda, ¿para qué habré hablado?

—¡Zora eres un genio! —profirió entusiasmada a su amigo. Luego su semblante cambió y una sonrisa aterradora adornó su rostro acompañada de un aura oscura mientras comenzaba a tramar su propósito.

—Dios, ¿qué he hecho? —murmuró con pesadez el muchacho.

—Vanessa, ¿por qué tenemos que hacer esto? —cuestionaba con expresión aburrida Noelle a su amiga.

Las dos chicas se encontraban en ático de la residencia. Con un poco de suerte habían encontrado disfraces allí, seguramente los habían dejado ahí los estudiantes de los anteriores cursos, y habían instalado un vestidor en ese mismo lugar. En ese entonces estaban sentadas esperando a Asta y a Zora que se estaban probando los disfraces.

—Zora y Asta son un poco idiotas, hay que vigilarlos para que no cometan cualquier estupidez.

En ese momento el pelirrojo salió de su vestidor.

—¡Soy el Zorro! —dijo entusiasmado con su traje y dando varias estocadas al aire con su espada.

Touché —contestó rápidamente la oji-violeta.

Vanessa se pasó una mano por la cara avergonzándose de su compañero. Se levantó de su silla y empujó al chico para donde mismo había salido, ganándose unos cuantas protestas hasta que el chico accedió a cambiarse a regañadientes.

La peli-rosa volvió a sentarse en su asiento suspirando y peinando su cabello hacia atrás.

—Wow, ¿quién lo diría? Yo preparándome para una fiesta con los exámenes a la vuelta de la esquina. Normalmente estaría encerrada en mi cuarto sin hablar con nadie —Noelle habló soltando unas leves risas al final.

—Bueno, hacer algo distinto al menos una vez no es malo. Además, todos han estado explotando demasiado sus cerebros, necesitan despejar. En definitiva, aún falta una semana para la prueba más cercana, hay tiempo.

Las palabras de su amiga la relajaron un poco, era cierto, últimamente todos estaban muy fatigados con la temporada de exámenes. Tal vez ella tenía razón y esto les iba a hacer bien.

—Oh, y una pregunta —comenzó Noelle—, ¿cómo le haces para sacar buena nota casi siempre si nunca te he visto estudiando?

La amante a la Coca-Cola soltó una risita y un brillo de superioridad adornó sus ojos.

—Es que... Mi mente es superior a la de los demás.

En ese momento se escucharon las sonoras carcajadas del pelirrojo tras el vestidor lo que hizo enfurecer de gran manera a la chica, tanto que fue hasta allí y lo noqueó de un puñetazo.

Cuando volvió de nuevo al lado de su amiga la de cabellos plateados la miraba con una gota en la sien.

—¿No crees que te pasaste?

—No —respondió sin dudar.

Se quedaron unos segundos en silencio hasta que volvieron a retomar la palabra. Hablaban de temas sin importancia, para matar el tiempo, hasta que el otro chico dio señales de que iba a salir del vestidor. En ese instante antes de que saliera, Vanessa agarró su celular y apuntó su cámara a su compañera, pero cuando Asta salió más que tomar una foto le dieron ganas de aventar su teléfono móvil hacia el peli-cenizo.

Él se había vestido con un disfraz de zombie y estaba actuando como un completo estúpido mientras repetía la palabra "cerebros" sin parar.

La de cabellos rosados rápidamente se acercó al joven con una expresión que para nada era de felicidad.

—¿Y el traje que te dije que te pusieras? —preguntó sin rodeos.

—¿Eh? Pero, Vanessa, a mi me gusta más este. Es más cool —contestó con estrellitas en los ojos.

—Que cool ni que cool —reprendió enojada la otra—. Ponte el traje que te dí.

—Pero...

—Pero nada.

—Vale —se dignó al final y volvió hacia el vestidor.

La "Alcohólica de la Coca-Cola" suspiró con más fuerza al tiempo que regresaba a su lugar. Realmente esos dos idiotas la estaban estresando.

La de ojos violetas se volvió hacia la otra un poco confundida.

—Una cosa... Hace poco, ¿estabas tomandome una foto?

—¿Qué? Para nada —mintió ágilmente.

—Pero juraba que...

—Estaba viendo una publicación —la interrumpió para que no siguiera.

—Ok... —dijo dudosa, a veces le asustaba cuando la otra de esa manera tan extraña.

Al cabo de unos segundos la cortina del vestidor de Asta volvió a abrirse y las dos chicas se quedaron pasmadas, aunque una más que la otra.

«Joder, sabía que le iba a quedar bien... Pero no sabía que le iba a quedar tan bien» pensó Vanessa.

Asta estaba disfrazado de un príncipe, pero el traje se ajustaba tan bien con él que parecía un verdadero caballero. Su chaqueta era de un verde oscuro que combinaba con sus ojos, los pantalones eran negros al igual que las botas y su corona mal colocads le daba un aspecto entrañable.

Un notable sonrojo adornaba las mejillas de Noelle, la cual no podía despegar su vista de él. Y en un ágil movimiento Vanessa logró capturar ese momento en una foto sin que aparentemente ninguno de los dos se diera cuenta.

—¿Me queda bien? —preguntó nervioso al no encontrar respuesta por parte de ninguna.

La peli-rosa saltó de su sitio y en seguida pasó un brazo por el hombro de Asta sonriendo ampliamente.

—¡Te queda fenomenal! Ya sabía yo que mis gustos no me iban a fallar —la chica soltó una carcajada y luego se volvió hacia la de ojos violetas—. ¿Tú que opinas, Noelle?

La otra pegó un brinco con su cara totalmente roja, esa pregunta la había tomado desprevenida.

—¿Y-y por qué yo debería responder a eso?

—Oh, vamos. Eres casi su mejor amiga, solo responde —dijo ella con una sonrisa de oreja a oreja

—Oye, Vanessa —murmuró Asta—. No lo sé pero este traje me queda un poco incómo...

—Te callas —le chistó con una expresión que le heló hasta los huesos, e hizo que se arrepintiese de sus palabras. Ella volvió a girar su rostro hacia su amiga—. ¿Y bien? —instó de nuevamente.

La joven Silva se removió nerviosa en su silla y apartando la vista de ellos dos respondió:

—S-supongo que se ve bien...

Vanessa dio una nueva palmada de felicidad, complacida con el resultado mientras Asta disimuladamente miraba hacia otro lado con las mejillas levemente coloreadas.

—¡Bien! Ahora que ya sus trajes están decididos, necesito que se vayan para que ahora nosotras escojamos los nuestros.

—Hey, ¿y el mío? —pregunto Zora en el suelo aún con secuelas del puñetazo de la chica.

—Asta, llévatelo —dijo la chica.

—¡No me ignores, maldita! —le gritó mientras Asta lo arrastraba hacia la salida del ático.

Unos minutos después las chicas se quedaron a solas. Noelle bufó con pesadumbre.

—Demonios, nos va a tomar demasiado tiempo buscar algo a estas alturas.

Una sonrisa ladina se formó en el rostro de la otra, lo que alertó a la peli-plateada.

—No tenemos que buscar nada —declaró.

—¿Qué? —la Silva no entendía lo que pasaba.

—Y escogí el traje, no te preocupes, no tienes que matarte buscando nada —dijo y empezó a rebuscar en el bolso que tenía en los vestidores. Al poco tiempo sacó un disfraz con convicción y tendió frente a lo otra chica—. Vas a usar esto.

Un rubor coloreó las mejillas de la de cabellos plateados.

—¿E-eh? P-pero si me pongo eso... E-entonces...

—Nada de peros, te lo vas a poner en la fiesta.

—P-pero...

—¡Demonios! ¡Solo cállate y pruebatelo!

Noelle un tanto asustada por el repentino enojo de su amiga decidió obedecer y se encaminó al vestidor.

—Dios... Mira que es complicado intentar ser Cupido —se quejó Vanessa en un suspiro.

La fiesta había comenzado hacía casi media hora. Todos se divertían bastante, y el ambiente era bueno. La música no estaba tan alta como para alertar a todo el Instituto pero si lo suficiente para sentir las vibraciones de la melodía recorrer todo tu cuerpo invitándote a bailar.

Todos tenían distintos disfraces, cada cual más apegado a la personalidad de quien lo usaba.

Magna iba vestido de motero mientras que Luck era un vaquero y este a cada rato jugaba, junto con Asta, a atrapar a Magna con su lazo. Finral vestía de Don Juan, Charmy era un pastelillo. Gordon estaba disfrazado de payaso. Ni Grey ni Gauche habían ido a la fiesta porque a una le daba mucha vergüenza disfrazarse de algo y el otro no se vestía con cualquier traje si no era para complacer a su hermana.

En una esquina del salón, controlando la música, estaban Vanessa y Zora. Por su parte, el pelirrojo había convencido a la chica para que lo dejara usar el atuendo que tanto quería, por lo que en esos momentos vestía orgulloso su disfraz del Zorro. Y por otro lado, Vanessa había optado por ataviarse con el traje de Cat-Woman y por esa razón muchas veces Finral le echaba miradas intentando acercarse, pero estas eran rechazadas por las respuestas visuales de odio de ella o los gruñidos de protección de su amigo.

La peli-rosa esperaba por la aparición de su amiga, le extrañaba que aún no hubiera bajado de su habitación. Pero luego alguien apareció bajando por las escaleras..., solo que no era la persona que esperaba.

—Mocosos, ¿qué mierda están haciendo? —pregunto con irritación el capitán Yami al presenciar el alboroto que habían.

Al ver la llegada de la persona más temida para todo el grupo, rápidamente Luck y Magna fueron a su encuentro como ya todos habían planeado antes de prepararlo todo.

—¡Estamos en una fiesta! —respondió alegre el rubio.

La cara de Sukehiro se adornó con una mueca a modo de no entender del todo lo que estaba ocurriendo.

—Si, si —le siguió el de aspecto de vándalo—. Pero usted no se preocupe, capitán, nosotros mismos nos encargamos de reforzar las paredes del baño. Ahí no se escuchará ni el más mínimo ruido que ocurra aquí.

—¿En serio? —cuestionó un poco interesado.

—¡Lo juramos, capitán!

—Lo juramos por nuestras vidas, capitán —recalcó Magna.

El hombre se quedó unos segundos en silencio hasta que finalmente volvió a recobrar el habla.

—Hagan lo que quieran —y se marchó a su lugar favorito de todo el sitio.

Magna y Luck luego de lograr su cometido se voltearon hacia donde estaban Zora y Vanessa y subieron su pulgar en señal de que el plan había sido un éxito. La chica les sonrió y ellos volvieron a divertirse, ella rápidamente cambio su semblante dirigiendo su mirada hacia las escaleras.

—Hey, kitty, ¿te ocurre algo? —preguntó su compañero al notar el desánimo que presentaba la muchacha.

Ella solo suspiró y fijo su vista en la de él.

—No estoy segura, fox, me preocupa que algo le haya pasado a Noelle. Hace un rato que empezó la fiesta y no ha dado señales de vida.

En ese preciso instante el celular fe la chica vibró, avisando sobre una nueva notificación.

Al principio Vanessa leyó el mensaje con una expresión de confusión y luego soltó una estruendosa carcajada asustando a Zora.

—¡Y yo preocupándome por ella! —exclamó entre risas—. ¡Será sabandija! ¿Te puedes creer que no ha venido porque le da vergüenza? ¡Ni que fuera Grey!

Kitty, va siendo hora de que empieces a tomar medicación —murmuró el otro con una gotita en la sien.

—Sostén mi celular, ahora voy a buscarla —después de dejar el celular con él  se encaminó hacia las escaleras con un aura tan terrorífica que sería una digna oponente de la del capitán Yami.

—Esa perra está loca —susurró el pelirrojo por lo bajo.

15 minutos después...

La peli-rosa casi que arrastraba a Noelle por las escaleras para que fuera a la fiesta. Esta se resistía, y mucho, pero la fuerza de la otra siempre la hacía bajar uno o dos escalones.

—¡Vamos! ¡No te resistas más y solo baja! ¡Te aseguro que te vas a divertir!

—¡Pero es que si me ven así pensarán...!

—¡Noelle! ¡Deja esas estupideces! ¡Ni que estuvieses vestida de prostituta! ¡Te ves bien! Ahora lo que tienes que hacer es... ¡Bajar, que me vas a arrancar el brazo, maldita sea!

Al final Vanessa logró hacer que bajara. Todos los ojos del lugar se giraron hacia donde estaba la peli-plateada que evitaba el contacto visual con cualquiera al tiempo que fruncía el entrecejo tratando de hacer pasar desapercibido su sonrojo.

Por otro lado la adicta a la Coca-Cola sonreía triunfadora, sabía que si la disfrazaba como una princesa iba a causar una gran impresión. Su vestido era de una azul claro y los vuelos de este estaban adornados con unos listones azul marino. La peli-rosa había decidido que usara el cabello suelto, así le daba una imagen más refinada. Realmente estaba orgullosa de su trabajo.

Rápidamente el grupo fue a donde estaba la chica para elogiarla por lo bien que se veía.

—¡Wow! ¡Noelle, te ves genial! —dijo emocionado Luck.

—Realmente eres digna de ese traje —habló Magna intentando hacerse el interesante.

—¿Algunas ves vestirías así para mí? —había preguntado Finral por lo que se había ganado un rotundo «no» como respuesta.

La de ojos violetas se sentía un poco agobiada y un leve rubor adornaba sus mejillas por todos los halagos que recibía. Aunque su corazón se sentía feliz con eso, aunque este se sintió aún más afortunado cuando cierto chico de cabello color ceniza la observó de arriba a abajo asombrado para luego sonreirle ampliamente y con total sinceridad decir:

—Te ves muy linda, Noelle.

En menos de un segundo se cara estaba tan roja que salía humo de ella, pero solo se limitó a mirar hacia otro lado calmando sus nervios.

—Oye, ahora que lo pienso —comenzó el "motero" mientras veía a Asta y a Noelle—, sus disfraces...

—¡¡No es eso!! —explotó la chica mientras lo noqueaba.

La fiesta luego transcurrió con tranquilidad, bailaban, reían, charlaban, algunos hacían estupideces que mataban de la risa a otros. Se estaban divirtiendo de gran manera, en esos momentos se sentían todos más unidos que nunca. Ciertamente Vanessa no se había equivocado en hacer esa fiesta sin ningún tipo de planificación.

Y en tanto todos bailaban y reían la que estaba disfrazada de Cat-Woman tenía implantada una sonrisa siniestra en su rostro. Zora sus suspiró y con una gotita en la sien preguntó:

—¿Y bien? ¿Qué tramas?

Ella solo amplió su sonrisa.

—Ya lo sabrás cuando termine esta canción.

Las canciones que tocaba eran bastante movidas, para aumentar el espíritu fiestero, pero al cabo de los segundos, cuando la canción término, comenzó a sonar una más lenta y más relajante.

Automáticamente el grupo se giró confundido hacia la DJ, es decir, hacia Vanessa. Algunos hasta reclamaban y se quejaban pero ella, adoptando una expresión de angelito dijo:

—Perdón, chicos, pero es que esa canción se me coló y los botones para saltar la música de la (no sé cómo se llama el aparato que los DJ usan para poner la música, aiuda :'v) están rotos, por lo que van a tener que esperar a que se termine la canción.

Muchos bufaron enojados, y otros solo se encogieron de hombros, no tenían de otra.

—Usted es diabólica —le dijo rápidamente el pelirrojo a su compañera. Él había revisado la máquina antes y sabía que se encontraba en perfecto estado. La chica había soltado tal mentira que estaba seguro que sus ángeles de la guarda la estaban mirando boquiabiertos.

—Lo sé —respondió curvando sus labios en una sonrisa perversa.

Por otro lado, la chica de cabellos plateados se sentía un poco decepcionada, ya que la estaba pasando muy bien. Aunque de todas formas, solo serían como máximo tres minutos, pero aún así sentía que la diversión se había esfumado de su cuerpo en ese mismo instante.

Asta la observó ladeando la cabeza, pero luego sonrió, llamando nuevamente la atención de la chica.

—Oye, ¿qué tal si...? —preguntó este con aire divertido.

—No sé bailar —contestó antes de que pudiera terminar.

—Yo tampoco —le dijo agrandando su enérgica sonrisa.

—Entonces, ¿para qué...?

No pudo terminar de hablar ya que el chico la agarró de la cintura apegándola a él y entrelazó sus manos con las suyas para empezar a bailar.

—¡O-oye! ¡¿Q-qué demonios haces?! —soltó ella con un enorme rubor por el contacto del otro—. ¡Ya te dije que no sé bailar!

—¿Y eso qué más da? —repuso él con una sonrisa de oreja a oreja.

No pudo evitar quedarse callada, su corazón latía muy rápido, demasiado rápido, tanto que tenía miedo de que si Asta se acercaba más podría sentirlos fácilmente.

Al principio estaba demasiado nerviosa, y casi ni se podía mover, pero luego, se contagió de la risa del chico y sus pies fueron desplazándose al ritmo de la música y se dejó llevar por el encanto del otro.

—Son bellísimos —decía Vanessa en un mar de lágrimas conmovida mientras su dedo no paraba de pulsar el botón de la cámara de su celular sacando cientos de fotos por minuto.

—Realmente estas loca —dijo su compañero con una sonrisa y una gota en la sien—. Por cierto... Como que esta canción está durando mucho, ¿no? —inquirió ya que estaba seguro que habían pasado más de tres minutos desde hacía un buen tiempo.

—Shhh, lo que pasa es que esta canción dura como veinte minutos —contestó a lo que el otro la miró con los ojos como platos—. Pero si se lo dices a alguien te rajo, cabello de menstruación.

Zora tragó en seco, por alguna razón sentía que ese día Vanessa había mejorado de gran manera sus habilidades de intimidación. Así que, preservando su vida, solo asintió con la cabeza.

—Rayos, se me está acabando la batería —comentó ella a lo que Zora río internamente—. Voy a ponerlo a cargar y a buscar mi cámara, vuelvo enseguida. Ni se te ocurra cambiar la canción, ¿entendido?

—Captado, Hello kitty.

Al otro lado de la pista estaban "el príncipe y la princesa". Ambos, absortos en su propio mundo donde solo existían ellos dos y el sonido de la música. Sus ojos no se despegaban ni un segundo de los del otro. Sus pasos se sincronizaban a la perfección tanto como sus latidos. Y aunque a simple vista parecían una extraña pareja ya que el chico era más bajo que la chica, si observabas con más profundidad notabas las chispas de armonía que saltaban con cada movimiento, cada mirada, cada sonrisa.

No se podía definir con otra palabra que un momento mágico.

Y la chica no podía apreciarse tan feliz como en ese momento. Su corazón retumbaba en una melodía de alegría. No estaba para nada segura qué era lo que le hacía aquel chico bajito para que se sintiese de esa forma.

«¿Qué demonios estoy haciendo?» eso sería algo que se preguntaría si estuviera en sus cabales.

Pero, estando así, riendo, disfrutando del entonces, nada importaba. En su cuerpo ya no había lugar para la culpabilidad, la angustia, la frustración, la tristeza, la impotencia.

Nada, nada de eso existía.

¿Podría una persona sentirse jodidamente dichosa?

«Sí, si que puede» habría contestado sin dudar. Porque... Aunque estaba segura que nunca lo diría en voz alta, y que de solo pensarlo se sonrojaría a más no poder..., en el fondo, muy en el  fondo de su ser, siempre agradecería a quien fuera que había puesto a ese chico en su camino.

Un chico que la hacía reír en los peores momentos.

Un chico que la hacía hacer miles de locuras.

Un chico que no vacilaría un segundo antes de defenderla apostando su propia salud.

Sí..., siempre estaría en una enorme deuda con el destino por todo eso.

Pero siempre, los momentos se acaban y los hechizos se rompen. Y eso ocurrió en cuanto la chica pudo ver como Luck, al jugar con Magna había empujado un jarrón de ponche y este estaba a punto de caer sobre un enchufe que tenía conectado un cable que Asta estaba a punto de pisar.

El tiempo para la chica pasó casi en cámara lenta, su cuerpo reaccionó por instinto y giró en una posición para nada natural, lo que ocasionó que escuchara un «crack» en su pie, pero afortunadamente, salvando al chico del peligro.

Cayeron uno encima del otro, alertando a los demás. A la par que el enchufe hacía corto circuito al tener contacto con la bebida y comenzaba a echar humo.

Ella se levantó rápidamente, y se sentó a un lado en el suelo. Su tobillo dolía, demasiado. El dolor desgarraba su pie y no pudo evitar tragarse una lágrima que resbaló por su rostro en contra de su voluntad.

Nadie hablaba de la impresión. Se habían acercado temerosamente al lugar donde estaban Asta y Noelle aún sin procesar lo que estaba pasando.

Pero alguien que había actuado con rapidez había sido Luck que al segundo de detectar el humo había traído un extintor y habia rociado su contenido sobre el enchufe.

—Noelle, ¿estás bien? —preguntó Asta, cauteloso, ya que la chica no hablaba y apretaba los dientes tratando de controlar el dolor.

—C-creo que me fracturé el tobillo —respondió con dificultad.

—Voy a llamar a la enfermería —dijo Finral, quien agarró su celular y se alejó de todos marcando el número.

El pelirrojo y la peli-rosa miraban la escena alejados del grupo,  ya que no habían atrevido a acercarse por el susto.

—¡No puede ser! ¡Mi celular! —exclamó la chica al percatarse del fatídico destino que había corrido su teléfono móvio, ya que su cargador era el cable que estaba conectado al enchufe—. Zora, me vas a comprar uno.

—¡¿Yo?! ¡Pero si no tengo dinero! ¡Además que no fue culpa mía!

—No me importa —replicó ella—. Al final todo fue un desastre, todo mi trabajo no valió la pena —murmuró por lo bajo mirando hacia el suelo.

Él sonrió y tocó su hombro atrayendo su atención.

—Yo no diría eso —dijo y señaló hacia donde se encontraban los "príncipes".

El chico estaba apenado, por su culpa ahora su amiga se había lesionado. ¡Demonios! ¿Cómo pudo haber sido tan inconsciente? Había prometido protegerla y a la primera había dejado que se fracturara el tobillo. Sentía odio hacia si mismo en ese momento e impotencia por no haber podido hacer nada para evitar aquella situación.

Pero por unas leves risitas por parte de ella, logró que fijará nuevamente en la chica.

—Noelle, ¿te encuentras bien? —preguntó, cauteloso a la vez que confuso.

La de cabellos plateados río un poco más antes de levantar su rostro y hacer contacto visual con él.

—No lo había pensado, pero... —soltó más risitas—, gracias a esto, estamos a mano, ¿no, Asta?

Sus ojos violetas brillaban, y Asta entreabrió su boca al contemplar la imagen que tenía delante y al escuchar tal declaración. Su corazón comenzó a latir desbocado y un rubor cubrió sus mejillas.

En ese momento se sintió tan..., tan raro.

Y mientras todo esto ocurría un joven sentado en su escritorio observaba una foto. Pero a pesar de todo, no podía concentrarse en lo que estaba viendo, su mente viajaba a unas palabras que esa misma noche le habían dicho. Repitiéndose una y otra vez en su cabeza sin parar.

«Si-siempre estás lejos de todos, y nunca te veo hablando con nadie. P-pero, ¿sabes? Q-quisiera que notaras más a la gente, q-quisiera que me notaras más»

—Tsk —murmuró con irritación.

Hundió su rostro en sus manos, sintiendo su cara caliente, bastante caliente.

No entendía para nada lo que estaba ocurriendo con él. Tal vez se estaba enfermando, ¿quién sabe?

Y sin ser consciente, abandonó la foto de su hermana sobre la mesa del escritorio.

CONTINUARÁ...

(͡° ͜ʖ ͡°)

HOLA KBROS YA VOLVÍ CSM!!!! \>:V/

Wow, sinceramente este es el cap más largo que he hecho hasta ahora en ¡Ese idiota! V:

Pero viene bien para compensarlos por la espera :D

Y bien, ¿qué les pareció?

Yo siendo honesta, como siempre una kk xdxd

Pero bueno, aquí vengo a contarles mi apestosa vida para que entiendan qué es lo que me pasó :^

Primeramente, empezó mi nuevo curso del Colegio y pos adaptarme no ha sido nada fácil :'v. Nada más empezar me enfermé xd (gripe por el cambio de tiempo, no el coronavairus) Los primeros días me sentía como la mierda pero ya me he ido recuperando, aunque todavía sigo enferma :'v.

Retomé One Piece, lloré como una perra con One Piece >:'v me enamoré de este riki-cofcof digo, de este personaje :) ↓

Esos tatuajes... Ese rostro... Esa voz tan sepsi (xd) y ese gorrito tan caguai... *suspira* es perfecto. Xd

Empecé a hacer un dibujito de Cora-san :D

¿Son alucinaciones mías o siento que me está quedando bien :0?

Pero por sobre todo eso, no tenía ninguna pizca de inspiración :'v

Literal, estaba escribiendo y mi mente estaba así como que...

Seh xdxd

Pero les traje el capítulo con sudor y lágrimas >:'v9 agradézcanme hijos de playa.

Nah mentira, yo los amo <3

Oh, y vengo a decir unas cuantas cosas antes de irme...

¡¡MUCHAS GRACIAS POR LOS 6K!! ENSERIO USTEDES SON MARAVILLOSOS.

Como algunos sabrán ¡Ese idiota! comenzó hace apenas unos meses y la verdad es que llegar a esa cantidad de vistas pues... Es algo muy especial para mi :'3

Y segundo....

Decidí pausar ¿Me salvarías?

Tranquis, solo es hasta que termine ¡Ese idiota!

(Ahora me imagino a todos tipo: caballeros, estamos jodidos xdxd)

¿Por qué lo hice? Es que esa historia me la quiero tomar muy enserio y tengo que dedicarle bastante tiempo ya que tiene una trama más pesada y compleja.

Sé que eso no es ninguna excusa pero entiéndanme, hace poco que empecé a escribir como tal y aún no soy capaz de llevar una historia que hice por diversión y otra que me tomo más en serio al mismo tiempo.

SUMIMASEN 🙇

Y ahora para disculparme por su larga espera les traje unos momazos randoms para que se rían un poco xd.


Y ya... Bueno, también les dejo un Liebe xd

¡Espero que hayan disfrutado del capítulo!

Y sin más, nos vemos :D/

Lou fuera!

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