Capítulo 11. Palabras con sabor a café.
El chico esperaba ansioso, inquieto, la respuesta por parte de la voz que estaba al otro lado de la línea. Realmente necesitaba ayuda, pero no sabía si iba a ser tan afortunado como para que se la concedieran.
Oyó un suspiro a través del celular, lo que lo alertó ya que eso significaba que iba a proclamar su respuesta.
—Dios... Es decir; que pasa un montón de tiempo sin saber nada de ti, sin nisiquiera conocer si por alguna razón te capturaron, torturaron y te lanzaron al mar sin ningún tipo de lamentaciones y vienés tú y... ¿Me pides un favor? Creo que es un poco desconsiderado por tú parte, Asta.
Asta tragó grueso, tenía bastante razón. Pero en esos momentos era su única salida y él no era del tipo que se iba con rodeos.
—Sí, lo sé. Pero es solo charlar, me hace falta que me aconsejes. Ahora mismo no estoy seguro ni de si hablo correctamente.
—Esto... Hablar... Más bien gritar —se mofó Nero.
—Por favor... —suplicó él, dando a entender que verdaderamente era importante.
La voz suspiró nuevamente, a modo de resignación.
—Bueno... Vale. Pero ahora mismo no puedo atenderte, estoy ocupada. Además que como tú dices que es tan "importante" me imagino que querrás hablarlo de manera más amena.
Él procesó sus palabras varias veces antes de empezar a asentir enérgicamente, a pesar que a través de una llamada no se podían ver sus gestos.
—Sí, sí, por supuesto. ¿Nos vemos mañana? En... —se lo pensó unos segundos, buscando un lugar que los dos conocieran de la ciudad—, en la cafetería donde yo solía trabajar, en el centro, ¿recuerdas?
—Asta... Has tenido tantos trabajos que no me sorprendería si un día me dijeras que trabajaste para la mafia.
—Tsk... La cafetería esa en donde Yuno fue mi compañero porque necesitaba dinero para comprarse una laptop nueva.
—Ehhh.... ¡Ah sí! Ya recuerdo, ahí fue donde revolucionaste las nombobatatas, ¿no?
El chico soltó una risa ligera.
—Ahí mismo.
—Está bien. Entonces nos vemos a las cinco allá, es el momento donde por fin estoy libre. ¿Te resulta conveniente?
—Claro, a las cinco allá.
—Hasta entonces, adiós, Asta.
—Adiós Nero... Oh, y una cosa.
—¿Si?
—Gracias —dijo con total honestidad—. Además de que no te enojaste mucho conmigo por esto.
—Asta, eres un idiota que a veces no sabe ni donde está parado. Es inevitable que te trate con paciencia —comentó como si fuera algo obvio.
—Gracias por tu delicadeza, la aprecio mucho —replicó irónico.
—Espera... ¿Tú siendo sarcástico? Ok es un hecho que me he perdido muchas cosas. De todas formas ya me lo contarás mañana, ahora mismo no puedo alargar demasiado la conversación, me llegó un montón de papeleo. Nos vemos luego.
Y sin tan siquiera dejarle al pobre muchacho la oportunidad de despedirse le colgó.
«Wow si que está ocupada» pensó antes de dejar caer su cabeza hacia atrás y cerrar sus ojos. Sumergiéndose en el mar de sus pensamientos.
Al día siguiente...
—Vanessa, ya te lo dije mil veces, esto no significa nada —dijo Zora exasperado.
La chica parecía escandalizada por la respuesta de su amigo.
—¡¿Cómo que no significa nada?! ¡¿Acaso tienes algún retraso mental?! —exclamó ofendida.
Él lo meditó unos segundos antes de responder.
—Pues ahora que lo pienso, puede que si tenga algún retraso. Porque la verdad es que no sé cómo es que todavía sigo siendo tu amigo —contestó rodando los ojos y cruzando sus brazos.
La chica frunció el entrecejo y lo señaló con el dedo, también cruzándose de brazos.
—Sé que eso va con segundas pero ahora mismo no tengo cuerpo para pelear contigo por tus provocaciones —dijo de mala manera—. Además, no logro comprender cómo esta grabación no es suficiente para que te des cuenta que mi victoria está asegurada.
El pelirrojo se notaba cansado de todo aquel numerito. Suspiró y la miró con el enojo reflejado en su mirada.
—Esta es la vez número veintitrés que te he explicado lo mismo. A veces no sé que demonios pasa con tu cerebro que en muchas ocasiones no le gusta procesar información —la chica bufó pero él no le prestó atención—. Primero: el que se haya puesto nerviosa no es una prueba, su nerviosismo se podría interpretar de varias maneras, pero claro, tú siempres lo ves desde tu perspectiva romántica. Desde mi punto de vista el que se haya sentido incómoda es una reacción totalmente normal ya que estaba contigo.
—¿Entonces la culpa es mía ahora? —replicó en una mezcla de ira y sorpresa.
—Exactamente, cualquiera se habría alterado con tu faceta de detective loca, presionandolos a que confiesen algo que en realidad nunca pasó. Según mi experiencia me ha pasado varias veces contigo, así que como prueba no cuenta. Y segundo: en el hipotético caso de que a ella verdaderamente gustara de él aún faltaría la declaración de Asta, perfectamente puede ser un amor no correspondido y si pasara eso yo ganaría la apuesta, ya que claramente dijimos que tú buscarías pruebas de que los dos —enfatizó en la palabra "dos" para darle más importancia—, estuvieran enamorados, no uno.
La joven rodó sus ojos, chasqueando su lengua en un gesto de irritación.
Le aborrecía admitirlo pero el pelirrojo era increíblemente inteligente, tanto así como para llegar a ser uno de los mejores expedientes de la secundaria a la que asistían por tres cursos seguidos. Y lo peor de todo aquel asunto era que todo lo que había planteado era cierto, habían muchos flecos que hacían dudar sobre la terminante victoria que había alardeado tanto la chica. Pero igualmente ella seguía convencida de que había algo más que una amistad entre Asta y Noelle.
—Dios, como odio cuando te pones en tu fase de sabelotodo.
—Te enfadas porque sabes que tengo razón —le dedicó una sonrisa ladina.
—Cállese viejo lesbiano.
Zora llevó su rostro hacia atrás soltando una sonora carcajada. Luego posicionó su mano en el hombro de la otra sin parar de reír.
—Me encanta como con total facilidad te pasas tu madurez por el culo.
—Vete a la mierda —lo fulminó con la mirada apartando su brazo con brusquedad.
Vanessa dió media vuelta, echando humos y la sonrisa burlona de Zora fue reemplazada por una seriedad.
—Espera —dijo, doblegándose. La chica giró su rostro, aún enfurecida. Esperando sus palabras encolerizada—, antes de que agarres una escoba y empieces a darme escobazos a diestra y siniestra te aconsejo que vayas a hablar con Noelle. Puede que algo realmente agobiante haya pasado con los dos, ojo, no te estoy dando la razón, solo estoy haciendo una suposicion. Pero te estoy diciendo esto porque por tu faceta de detective loca puede que ahora se sienta aún más aturdida con Asta. Así que creo que es mejor que hables con ella, para... ya sabes... desestresarla un poco.
La peli-rosa se cruzó de brazos con una sonrisa maliciosa.
—¿Oh? ¿Y a tí desde cuando estás tan interesado en la relación de ellos dos?
—No lo malinterpretes —contestó tajante y hundiendo el ceño—. Es solo que es malditamente fastidioso verlos a ellos así. ¡Me tienen de los nervios!, y lo peor es que Asta ahora es como una momia, que nada más está con nosotros de adorno.
Ella soltó unas risitas por lo bajo. Sabía perfectamente que el pelirrojo estaba preocupado por el dúo, solo que decía ese tipo de cosas para no abrirse completamente. Lo conocía tan bien como si lo hubiera parido.
—Me encanta como siempre intentas hacerte el interesante —expresó la chica de la misma forma que lo había hecho él, haciéndolo resollar como un niño pequeño—. Mmhh... ¿Sabes? Creo que voy a seguir tu consejo, de vez en cuando dices cosas bastante útiles.
—Todo lo que sale de mi boca son cosas útiles —resopló con arrogancia.
—Perfectamente podría cuestionar ese comentario haciéndolo polvo contra mil de los míos, así que por favor, no arruines el momento.
Los labios del chico se curvaron en una sonrisa divertida, dándole a entender que podía seguir hablando.
—Y por sobre todo —extendió su brazo señalándolo con el dedo en un gesto desafiante—, no pienses que voy a perder. Aunque tenga que dar mi vida en ello yo voy a ganar esta apuesta. No lo olvides.
Y dicho esto dió media vuelta a ir a quién sabe qué lugar.
Él metió sus manos en los bolsillos de su pantalón y soltando unas risitas murmuró para sí mismo:
—Que exagerada.
Le sorprendió de gran manera el sonido de su puerta abrirse sin previo aviso. Vislumbrando la sonrisa enérgica de su amiga.
—Creo que ya ni siquiera hay que hablarte del espacio personal —suspiró Noelle, la que estaba sentada en su escritorio haciendo los interminables deberes que había mandado Yami.
Vanessa se lanzó a la cama de la peli-plateada con total despreocupación al verla desocupada.
—¿Espacio personal? ¿Qué es eso? ¿Se come? —bromeó.
—¿Qué es lo pasa Vanessa? —preguntó la otra con desinterés sin despegar la vista de los libros.
—Eso.
—¿Eso qué?
—Tú, Noelle —la de cabellera plateada se sorprendió un poco por su respuesta, dejando sus libros a un lado y girándose para encontrar el rostro de su amiga, con total confusion—. Estos días estás muy distante, te hablamos y no nos escuchas. Mira, no sé qué demonios te pasó que tienes la cabeza como un bombo, pero realmente me preocupas.
—Los exámenes se están acercando, es normal que esté distante. Necesito sacar buena nota —respondió mientras le enseñaba el calendario de su escritorio que señalaba que faltaban dos semanas para la fecha de los exámenes que estaba apuntada con un rotulador rojo.
—¡Al demonio con los exámenes! —exclamó enojada—. Noelle, sé que el problema es con Asta —ante la afirmación de su amiga la chica se sonrojó y desvió la mirada—. Pero no puedes evitarlo toda tu vida, estás dejando de lado tu vida social solo por él.
—Que exagerada. Solo han pasado dos días.
—Sí, ¿pero que pasa si nunca lo arreglas? ¿Dejaras que un maldito problema te destroze la vida? Mira, Asta es buen chico. Será un poco tonto pero es honesto y entiende las cosas... Solo háblenlo, deja salir el peso que tengas dentro, porque si no va a ser muy doloroso verles toda una vida así.
Noelle abrió sus ojos por el asombro. Ella tenía razón, no podía estar todo el tiempo evitándole, pero es que le era tan difícil mirarlo a los ojos.
Estaba asustada. Podría verse exagerado porque ¿qué era hoy en día un beso? Además que ni siquiera se habían llegado a besar, pero tenía miedo de eso, miedo de sus propios sentimientos. Estaba asustada por la respuesta a ese arranque de emociones que la habían llevado a casi besar a ese chico.
Al chico que le gustaba a su prima.
Ése era su mayor problema. Cada vez que recordaba aquel instante donde sus labios casi se tocaban recordaba inmediatamente la cara ruborizada de su prima hablando con Asta, la emoción que tenía de que él la conociera mejor, su voz nerviosa confesándole su amor por él.
Se sentía tan culpable. Había estado a punto de fallarle a su prima metiéndose con el chico del que estaba enamorada.
Inaceptable.
Inaceptable.
Rotundamente inaceptable.
Sonrió de forma triste, lo que asustó un poco a Vanessa pero luego una chispa vacilona se encendió en sus ojos.
—¿No que querías saber qué había pasado? ¿No querías ser el poli malo que tortura a sus víctimas mentalmente hasta que confiesan? Ahora entras con todo el rollo de amiga comprensiva que da consejos de golpe para quedar como el mejor personaje de una historia... no te reconozco, Vanessa.
La otra soltó una sonora carcajada por la respuesta de la chica.
—Hay momentos en donde algo te hace cambiar de parecer temporalmente. Ah, pero eso sí, aún no me rindo para saber qué pasó entre tú y Asta —dijo con una sonrisa divertida, haciendo que Noelle soltara unas risitas.
—Entendido.
—Entonces... ¿Vas a hablar con Asta? —inquirió Vanessa, y la otra desvió la mirada—. ¡Noelle!
—¡Está bien! Voy a hablar con él... Aunque antes tengo que despejarme. No sé cómo lo haré pero estoy segura que lo haré, y luego hablaré con Asta.
—¿Dedo promesa?
Noelle hizo una mueca.
—¿Eso no es un poco infantil?
—Tal vez, pero me importa tres pepinos —respondió extendiendo el meñique para hacer la promesa.
La peli-plateada rió y extendió su meñique también, asegurando la promesa. De algo si estaba completamente segura, y era que no lograría hacer cambiar de parecer en nada a Vanessa ni aunque los cerdos desarrollaran una inteligencia superior a los humanos y dominaran el mundo.
—Bueno, ya mi labor aquí ha terminado.
—¿En serio? ¿Viniste como si esta fuera tu casa, me obligaste a hacer algo que es bastante difícil para mí y ahora te vas a tus anchas?
—Sep, es que si me quedo más arruinaría mi momento de esplendor —sonrió divertida tomando el pomo de la puerta para después marcharse, saliendo de rositas.
Esa chica definitivamente no tenía ningún remedio.
La de cabellos rosados bajaba las escaleras silbando cualquier melodía que le venía a la cabeza, quería ir al salón para decirle a Zora que había seguido su recomendación.
Cuando llegó a la sala pudo ver a Zora, Magna y Luck sentados en una mesa, jugando a las cartas. Al parecer nuevamente estaban apostando, ya que por la cara de nerviosismo que tenía el de aspecto de vándalo era obvio que se estaban jugando algo.
Estaba a punto de abrir la boca cuando vio a Asta encaminarse a la salida de la residencia, bastante arreglado.
No tuvo ni que preguntar ya que lo hicieron por ella.
—¿A donde vas Asta? —indagó Luck al verlo tan ajetreado.
Él vaciló por un segundo, pero luego contestó, agitado:
—Voy... Voy a tomar algo con una amiga —y siguió arreglandose la chaqueta y revisando su billetera.
Vanessa se quedó helada por unos instantes, mientras su cerebro hacia cálculos. Normalmente los chicos llamaban "amiga" a alguna chica especial, o incluso novia.... entonces:
Amigovia + Asta + no AstaxNoelle = perder dos meses de paga.
«¡¡No puede ser!!»
Había un gran porcentaje de que aquella "amiga" tuviera una relación amorosa con Asta, pero también había una gran parte que simplemente podía ser que ella era como lo decía Asta, solamente una amiga.
Pero de todas formas tenía que cerciorarse. Asta aún seguía revisándose una y otra vez, comprobando que no le faltara nada, así que con suma cautela se colocó al lado de Magna y apretó su hombro para que le prestara atención.
—Dame tus gafas —ordenó la de cabellos rosas.
—¿Qué?
—Dame tus gafas o te dejo estéril mientras duermes con otro tipo de operación que no es precisamente la que hacen en los hospitales —amenazó apretando aún más su hombro.
El chico tragó grueso y en un movimiento rápido pero nervioso le dió sus gafas.
Luego de adquirir los lentes tomó de la percha que había en el salón una sudadera bastante grande que intuyó que sería de algún chico pero no le dió demasiadas vueltas a eso. Además que casualmente combinaba bastante bien con el pantalón de licra negro que llevaba puesto.
«Mierda, ya está saliendo»
Apresurada tomó un gorro que también estaba en esa percha y escondió su abundante melena ahí. En esos momento agradecía que los chicos fueran tan desorganizados.
Y cuando el chico de cabellera color ceniza por fin salió de la residencia ella comenzó su repentina misión secreta como agente encubierto.
—Una pregunta... ¿Vanessa acaba de amenzarme con amputarme mi masculinidad si no le daba mis gafas, tomar una sudadera tuya —señaló a Zora—, un gorro tuyo —esta vez se dirigió al rubio—, y salir de la residencia siguiendo a Asta? —preguntó Magna completamente desconcertado por lo que acaba de presenciar.
—Al parecer sí —contestó Luck que le divertía la situación.
El pelirrojo dejó escapar una sonora carcajada, lo que dejó más perplejo al de aspecto de delincuente.
—Ella siempre hace ese tipo de cosas por muy raras que parezcan —contestó a la pregunta de la cara de estupefacción de su amigo con una sonrisa—. No le des importancia, esa es su forma de ser, y nunca va a cambiar.
Vanessa seguía a una distancia prudencial al chico. Habían pasado por tantos lugares ya que no sería capaz de enumerarlos con los dedos.
Y la verdad es que estaba empezando a cansarse de andar tanto.
«¿A donde demonios va este chico? ¿Al país siguiente?» se preguntó exasperada.
Pero aunque se quejara mentalmente y estuviera tan cansada que no se sintiera los pies no iba a abandonar esa misión. Necesitaba saber lo que estaba pasando.
Ella no era tonta, claramente Asta había dicho que iba a "tomar algo" con una amiga, lo que significaba que no podía estar de camino hacia la casa de la chica, sino dirigiendose a un lugar público como una cafetería o a un bar.
Menos mal que sabía interpretar bien las frases porque si él hubiera dicho que iba a comer con ella o algo parecido e invitaba a esa "amiga" a un restaurante carísimo no sería capaz de espiarlos.
Atravesaron una plaza con una enorme fuente y una gran cantidad de personas por el lugar, por lo que supo que estaba en el centro de la ciudad.
La chica encubierta comenzó a acelerar el paso, ya que con la multitud sería bastante fácil perderlo de vista y eso sería algo que quería evitar a toda cosa. Por su orgullo como amante compulsiva de las historias de amor o tal vez desamores.
No fue una tarea fácil mantener la distancia sin perderlo, zigzagueó, saltó para ver su gracioso cabello color ceniza e incluso empujó a varias personas por el camino. Pero luego de unos minutos por fin había salido de la plaza.
Y por fin llegaron a una cafetería donde supuso que debería ser el punto de encuentro ya que se quedó parado, observando los alrededores buscando a una persona en especial. Cuando la encontró sus ojos brillaron y una amplia sonrisa adornó su rostro. Alzó un brazo en señal de saludo.
—¡Nero! ¡Aquí! —exclamó en voz alta para que la chica lo oyera y al ver a la muchacha que respondió a su llamado Vanessa se la quedó observando, repasándola con un ojo calculador.
Tenía el cabello corto, de un negro azabache tan hermoso que darías lo que fuera por solo peinarlo. Su estatura era baja y aunque su físico no era nada despampanante su figura era bella. Pero de todo eso, lo que más llamaba la atención de aquella joven eran sus profundos ojos escarlata, que hacía que olvidaras todo lo demás y solo quisieras deleitarte un poco más de aquel abismo color sangre.
Ella chaqueó la lengua enojada, no le gustaba nada admitirlo, pero tenía que decir que el enano tenía buen gusto.
Observó como se sentaban en una mesa del portal de la cafetería, así que decidió seguirles la pista sentándose en un lugar cercano a ellos donde pudiera oír a la perfección de lo que hablaban, pero no tan cerca como para que pudieran albergar sospechas.
Desplegó una revista que había comprado en un kiosko mientras seguía a Asta, ya que al verla pensó que le serviría para más adelante.
Un camarero se acercó a ella cordialmente y pidió su orden, a lo que Vanessa pidió cualquier cosa y agudizó el oído para escuchar mejor.
—Así que has estado muy ocupada estos días.
—Buff —exclamó ella a modo de respuesta—. El Consejo Estudiantil me tiene de trabajo hasta las orejas.
—¿Estás bien? —preguntó él, un poco preocupado.
—Si, al final me he acabado acostumbrando a ese ambiente —sonrió de lado—. Pero de igual forma, quiero que me hables de ti, hace casi medio año que no hemos ni hablado por teléfono. Además, doy por sentado que tu vida es mil veces más divertida que la mía.
El chico rió y empezó a relatar bastantes acontecimientos. Pero a la de cabellos rosados no le interesaba aquella información, solo podía darle vueltas a lo que había comentado ella.
«¿Casi medio año?» pensó «Además que ella dijo que no se habían visto ni tan siquiera se llamaro , ¿cómo alguien podía llevar una relación así?»
La chica estaba confusa, y se estaba replanteando la idea de que, como Asta había dicho, solo fuera una amiga. Pero aún no estaba segura de eso, por lo que se quedaría allí hasta que alguno de los dos se fuera de esa mesa con intención de marcharse a su casa.
Ellos empezaron a abordar temas triviales, riéndose de cosas de vez en cuando y sorprendiéndose también de muchas más. Vanessa tenía sus ojos clavados en ellos, pero al pasar el tiempo no notó ningún indicio de romanticismo ni ninguna insinuación discreta. A la vista parecían ser perfectamente viejos amigos.
La alcohólica de la Coca-Cola ya estaba comenzando a aburrirse, hasta que de repente Nero dijo:
—Oye Asta, tú me habías citado aquí para hablarme de un asunto en donde necesitabas mi ayuda, ¿no? —la chica tomó un poco de su café y luego siguió hablando—. He estado esperando que saques el tema todo el tiempo, pero no lo has hecho. ¿Acaso ya lo has arreglado?
La chica espía volvió a fijar su vista en los dos mientras mordía su bocadillo, curiosa a la vez que confundida.
Asta desvió la mirada, nervioso, como si no encontrara las palabras exactas para empezar a hablar.
—Yo... Este... Bueno... Pues no —reconoció con la cabeza gacha—. Por eso te he pedido que vengas, para que me ayudes a resolverlo.
—Pero... No puedo ayudarte si desconozco el problema. Dímelo sin rodeos, ¿qué paso? —incitó la chica, su voz era suave a la vez que exigente.
El otro empezó a mirar hacia todos lados, reuniendo el valor para confesarlo. Hasta que luego de un rato se decidió hacerlo.
—Lo que pasó fue que yo... yo... —el joven tragó grueso—, yo... casi beso a una amiga.
Vanessa se atragantó con su bocadillo y Nero estuvo a punto de escupir su café en la cara del chico.
«Espera, ¡¿Qué?!»
Y en esos momentos la joven Enoteca se maldijo a sí misma por no haber llevado su teléfono móvil para grabar aquello. Pero lo que había pasado era que como solo quería espiarlos para saber si Asta estaba comprometido en una relación amorosa, no se vió en la necesidad de traer sus armas detectivescas.
«¡Mierda!»
Nero estaba estupefacta, sus ojos escarlata se abrieron de par en par por la declaración de su amigo.
—¡¿Tú?! ¡¿Besando a una chica?! ¡¿En serio?!
—Sí, sí, casi beso a una chica. Soy un hombre después de todo, ¿no? En algún momento tenía que pasar —protestó con ironía.
—Perdón, es solo que me tomó por sorpresa. Fíjate que me hubiera esperado incluso que me dijeras que eras homosexual. Pero nunca se me pasó por la cabeza esta idea.
La de cabello azabache rió un poco mientras Asta le dedicaba una cara de: ¿en serio?
—¿Pero qué hay de malo en eso? —pegruntó Nero, que aún no acababa de ver el problema—. Si los dos se gustan entonces... —el chico negó con una expresión de culpa, asombrándola—. ¿No se gustan?
El de ojos esmeraldas vaciló por un segundo.
—Es... complicado —admitió—. Pero la verdad es que tengo miedo. Desde ese incidente no me dirige la palabra, y siempre está esquivándome. No quiero perder a una amistad solo por ser un condenado adolescente.
Vanessa se volvió a atragantar con su bocadillo.
«Espera... ¿Estaba hablando de...? ¡¡No puede ser!! ¡¿Está diciendo que casi se besa con Noelle?!»
—Pero —continuó el muchacho—, lo peor de todo es que cuando me paro frente a ella toda mi valentía se va por el caño. No sé cual va a ser su respuesta cuando yo quiera arreglar esto, ¿y si ya no quiere volver a verme porque soy un chico salido? sé que no lo soy, pero con esa actitud se pueden replantear varias cosas —él se pasó los dedos varias veces por el cabello, para finalmente posicionar sus manos en su nuca en un gesto de preocupacion—. Esta situación simplemente me aterroriza.
Nero meditó sus siguientes palabras con cuidado y con total sinceridad le contestó.
—Creo que lo primero que tienes que hacer es decírselo, aclarar las cosas. Y por más espeluznante que parezca la situación, tienes que sacar coraje y resolver los malentendidos. Asta, no eres muy bueno con las palabras, pero estoy segura de que si dices exactamente lo que siente tu corazón, te comprenderá perfectamente. Pero si aún así no te quiere entender, y te tacha como un sinvergüenza solo por algo tan superficial, déjala, no intentes ser su amigo, porque si ella no puede ver el inocente y maravilloso chico que en verdad eres solo por esa pequeñez, no merece tu amistad, Asta. Sencillamente no la merece.
—¿De veras? —preguntó él, que estaba asombrado por sus palabras.
—De todo corazón.
En seguida el rostro del muchacho se iluminó y una deslumbrante sonrisa de oreja a oreja se estampó en su cara.
—¡Sabía que no me había equivocado al pedirte ayuda!
—Siempre estoy a tu disposición para todo lo que necesites —respondió la chica con una pequeña sonrisa, revisó su reloj de pulsera por un segundo—. Wow, que tarde, el tiempo pasó volando. Lo siento, Asta, pero no puedo quedarme por más tiempo. El papeleo en casa me espera.
La joven tomó su bolso y se levantó de su asiento.
—No hay problema, tú ve tranquila. Oh, y... Muchas gracias —dijo honestamente—. Creo que si no fuera por ti aún sería un manojo de nervios que no sabría que hacer.
—No tienes que agradecerme, siempre puedes llamarme cuando tengas cualquier problema en donde pueda ayudar. ¿Está bien?
—Entendido, jefa —bromeó con una sonrisa divertida.
—Y, por supuesto, no te desaparezcas de nuevo sin dar señales de vida. Yo no soy una lámpara maravillosa a la que solo acudes para que solucione tus problemas, ¿ok?
Asta rió por el comentario. Luego se despidieron y cada uno tomó un camino distinto, adentrándose en la selva hecha por el hombre que era la ciudad.
Y allí estaba Vanessa, aún en shock por la confesión del peli-cenizo.
«Me llamaron loca...»
Asta caminaba por las calles de la ciudad ensimismado. Ya la noche había caído pero todo a su alrededor seguía tan vivo como si fuera de día.
H
ablar con Nero le había hecho mucho bien, ahora sabía perfectamente lo que tenía que hacer.
Pero por alguna razón no quería pensar en la idea de que ella le despreciara por ese intento de beso, al pensarlo sentía una punzada en el estómago.
Sacudió su cabeza. Tenía que seguir la recomendación de Nero, si ella no podía ver quién era él verdaderamente, no valía la pena.
Aún así, ¿por qué sentía que su corazón lo traicionaba? ¿Por qué este tenía el deseo de seguir estando al lado de esa chica?
Era extraño, nunca se había sentido así en su vida.
Pero pronto salió de sus pensamientos al oler un fuerte aroma a alcohol, y varias frases inapropiadas que eran dirigidas a alguien. Se fue acercando hacia el lugar, era un callejón bastante oscuro. Entornó los ojos para adaptarse mejor a la oscuridad y vió a varios hombres, que claramente estaban borrachos rodeando a una chica.
Le lanzaban comentarios obscenos malditamente asquerosos mientras se iban acercando a ella más y más, cerrando el círculo. La repasaban de arriba a abajo, mirándola con lujuria, con deseo. La chica tenía el horror impregnado en su rostro y sus ojos se cristalizaron, aguantando las ganas de llorar por el miedo.
Asta estaba pasmado, pero más que por la escena era porque...
«¡¿Noelle?!»
»»——⍟——««
Ustedes be like: ¡¿Actualizacion dos días después de la última?! ¡¡El fin del mundo se acerca!!
Aksjakaj, es que no sé. De repente me ha venido una oleada de creatividad que la verdad no tengo ni idea de donde salió xdxd.
y̶ e̶s̶o̶ q̶u̶e̶ d̶e̶b̶e̶r̶ía̶ e̶s̶t̶a̶r̶ e̶s̶t̶u̶d̶i̶a̶n̶d̶o̶ a̶h̶o̶r̶a̶ m̶i̶s̶m̶o̶
Capítulo más largo para compensar lo corto que fue el anterior!!!
Qué les pareció el cap?
Mmhhhhhhhhh, no sé, a mi me gustó aksjakaj. Me gusta reflejar lo que muchas veces necesitamos en nuestra vida y una de ellas es pedir consejo cuando estamos estancados en algún problema xd.
Y una pregunta...
Ya comprenden a Asta y a Noelle??
Ellos tienen miedo, tienen sus razones para evitarse. O al menos tiene sentido en mi cabeza...
No estoy loca, comer cáscara de naranja es totalmente normal jpg
Equizde
Wano, espero por sus votos y comentarios!!
Nos vemos en la próxima actualización!!!
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