Capítulo 29: Pasado
—¡Ahí!
—¿Ahí?
—¡Sí! ¡Sí!
—¿Duele mucho?
—¡Te digo que sí! —chillé—. ¿Te has caído por las escaleras y rodado seis escalones abajo?
—No.
—Pues duele.
Después de haber tenido sexo con Milo, había bajado a la cocina por una botella de agua y, como me pasaba muy seguido, me resbalé en la escalera.
Había rodado seis escalones abajo y provoqué tanto ruido, que hasta Jay entró a la casa para ver qué había pasado.
En ese momento estaba acostada en la cama de Milo, boca abajo, me mientras él estaba poniéndome una pomada sobre las marcas más feas.
—¡Duele!
—Ya lo sé, pero aguanta un poco o te quedará peor.
En realidad, no sabía sí el trasero me dolía por la caída o porque Milo me había dado embestidas demasiado fuertes... o ambas.
—¿Cómo me sentaré ahora? —pregunté con un puchero. Milo rio—. Hablo en serio.
—Pues tendrás que usar una almohada.
—Odio ser tan torpe.
—Nunca más te dejaré bajar sola las escaleras.
—Oye...
—¿Qué?
—¿Me puedo quedar aquí?
—¿A dormir? —yo asentí—. Puedes quedarte cuando quieras.
Puse mi cara contra la almohada. No quería que Milo viera la sonrisa de idiota que tenía en la cara.
—¡Ah! —me quejé.
—No fui yo, fue Miracle.
Miré por encima de mi hombro y vi al gato que estaba con sus patas delanteras sobre mi trasero.
—Pero que buen lugar para acomodarse, Milagro.
—¡Miracle! —me reprendió Milo.
—Cómo sea.
[...]
Milo
Se sentía increíble tener a Jess ahí conmigo, recostada sobre mi pecho. Lo único que me preocupaba de eso, era que cuando se fuera, me sentiría vacío al no tenerla a mi lado.
Cuando las personas me veían, solían pensar que yo era frío y duro; pero no era así, era demasiado sensible para mi gusto. No podía soportar ver a un animal sufrir, recordaba los comentarios malos que me hacían por siempre y era bastante romántico.
Cuando no tuviera a Jess junto a mí, me deprimiría. Lo sabía. Ya tenía la necesidad de verla todos los días y después querría dormir con ella todas las noches.
Además de Jess, había dos visitantes durmiendo en los pies de la cama. Aunque había visto a Jess rascarse la nariz de vez en cuando, disimuladamente, no me había pedido que los sacara.
Antes de que yo me casara, Miseltoe y Miracle dormían en mi cuarto, pero luego, por las alergias de Elizabeth, debía dejarlos afuera con todo el dolor de mi alma. Me alegraba que Jess estuviera dispuesta a resistir sus alergias, eso solo me hacía apreciarla más.
—¿Me haces cariño?
Una sonrisa se formó en mi cara.
—Por supuesto.
Comencé a acariciar el cabello de Jess.
—Quita eso —le dije cuando vi la película que había dejado puesta.
—¿Por qué? Es una película linda.
—No me gustan las películas de animales.
—Pero tú amas los animales —argumentó.
—Sí, pero al final se muere el perro... y no quiero que me veas llorar.
Jess levantó la cabeza para mirarme.
—¿Lloras con esta película?
—Con todas las películas donde mueran animales.
Y eso, mis hermanos lo habían usado en mi contra durante toda mi infancia. Por suerte, ninguno era tan diabólico como para asesinar un animal con sus manos para hacerme llorar. Lo único que hacían era mostrarme películas así o contarme historias que en su mayoría eran mentira para lograr que me largara a llorar.
—¡Ay, que tierno!
Jess comenzó a manosear mis mejillas y yo puse los ojos en blanco.
—Eres adorable.
—Sí, claro.
Jess me dio un beso fugas en los labios y no pude evitar sonreír.
—¿Quieres que ponga My Little Pony, bebé?
—Agradece que estas demasiado golpeada o te tiraría de la cama.
Jess comenzó a carcajearse y tomó el control remoto para cambiar la televisión.
—¡Mira, lo están dando! —chilló cuando vio My Little Pony en la televisión.
—Cambia esa cosa.
—A mí me gustan, son bonitos.
—A mí me gustaban los antiguos, esto es basura.
Jess me miró sorprendida.
—¿Te gustaba?
—Tenía seis, Jess. Seis años.
—Quién diría que a un hombre tan serio y correcto le gustaba My Little Pony.
—¡Jess! —me quejé.
—Ya, ya. Me callo.
La verdad es que no me interesaba lo que pusiera en la televisión, lo único que quería era escucharla a ella y estar con ella.
[...]
Despertar y ver a Jess junto a mí era una de las mejores cosas que me había pasado.
Ni lo que había sentido por Verónica alguna vez se había sentido igual.
Ella seguía dormida. Estaba con su cabello desordenado sobre su cara y la boca abierta, babeando mi almohada.
«Tendré que lavar esa funda».
Quité delicadamente el cabello que tenía cubriendo su rostro y besé su frente.
Fui al baño, me lavé los dientes y salí de mi cuarto para bajar por una botella de agua.
Cuando iba bajando la escalera, Melanie estaba abriendo la puerta.
—¿Quién es?
—Verónica. Supuse que la harías pasar.
Yo asentí. Imaginé que quería explicar lo que había pasado ayer.
Cuando Verónica entró, Melanie cerró la puerta y fue hacia la cocina.
—¿Tan temprano?
—Quise venir antes de ir a trabajar... No me podría concentrar cuando tenía algo que decirte.
—¿Qué cosa? ¿Es por lo que paso ayer?
—¿Tú y Jessica tienen algo?... Romántico, claro.
—Sí... hace poco —confesé.
—¿La amas?
—No lo sé. Te dije que es reciente, ni siquiera la conozco hace más de unos meses.
—¿Qué pasó con lo de nosotros?
Esa pregunta me causo un dolor de estómago.
—Verónica... tú y yo no nos veíamos hace un año. Entiendo que no era lo que querías, pero pasó y ya nuestra relación es pasado.
Verónica comenzó a sollozar.
—No llores, por favor.
Aunque ya no la amara, no me gustaba verla triste, menos llorar. Yo la apreciaba, siempre lo haría. Cinco años de relación no se olvidaban fácilmente.
—T-tú dijiste que m-me amarías siempre —dijo entre sollozos.
—Sí, pero también me case con Elizabeth diciendo que estaría con ella hasta que la muerte nos separara y aun no me muero —le dije—. No digo que no te haya amado, en ese momento pensé que pasaría el resto de mi vida contigo..., pero no pasó.
Podía sonar cruel e insensible de mi parte decir las cosas así, pero era la verdad. Hubiera sido más cruel mentirle e ilusionarla.
—Yo te amo. Nunca te he dejado de amar, Milo
—Verónica, no pue... —ella se lanzó a abrazarme.
Yo me quedé inmóvil, no sabía qué hacer. No quería darle ninguna clase de ilusión.
—M-Milo... si yo no estoy contigo, no creo que la vida valga la pena.
«No, no, no...».
Eso me asustó. Lo único que me faltaba era hacerle un daño irreparable a Verónica, ya suficiente había tenido con arruinar a Elizabeth.
—No digas eso, ¿sí?
—Es la verdad —siguió—. El año en que no estuve contigo me sentí tan deprimida. No había ningún día en que no te extrañara.
Hundió su cara en mi cuello, lo que me hizo sentir algo incómodo, como si estuviera engañando a Jess.
—Yo también te extrañé —me quedé en silencio unos segundos—, pero de hace un tiempo que ya no.
Me apretó más fuerte.
—Vuelve conmigo, por favor.
Yo solté un suspiro.
—Verónica, no puedo hacerlo.
Ella se separó de mí y se secó las lágrimas.
—Ahora que te divorciaras de Elizabeth podríamos volver a tener la misma relación que teníamos antes de que te casaras...
—No, no pode...
—Volver a tomarnos de las manos y salir a comer. Ir a la playa. ¿Recuerdas nuestro primer viaje a la playa? —asentí.
Claro que recordaba eso. Les había mentido a mis padres para faltar a una cena familiar y salir con Verónica todo el fin de semana a la playa.
—Podríamos volver a hacer todas esas cosas una vez más, sin tener que mentir o escondernos de nadie.
—No puedo hacerlo.
—¿Por qué no?
—Por qué ya no te amo y no creo que pueda volver a hacerlo.
Verónica pareció devastada por mis últimas palabras, pero no podía mentirle. Si hubiera aparecido unos meses antes, hubiera corrido a sus brazos sin pensarlo dos veces, pero en ese momento solo podía pensar en Jess y lo que sentía por ella.
—Lo siento mucho —me disculpé.
—Está bien... lo entiendo.
Verónica pareció quedar en shock. Nunca debió pensar que algún día yo la rechazaría. Secó un poco sus lágrimas y salió de la casa casi corriendo, dejándome a mí con algo de culpa en el interior.
«Estará bien», me dije para tranquilizarme.
¡Holis! (Nuevamente)
Para los que no han leído otra de mis historias o no conocen como soy, no suelo escribir historias largas, por lo que a esta le quedan dos capítulos y el epílogo.
Más de alguno va a pensar que es cortita, pero yo soy mala metiendo mas relleno en las historias, lo siento :(
De todas maneras, espero que les haya gustado y que les guste el final también.
¡Besitos!
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