capitulo 35
Estuvo a poco de no lograr esconder su evidente desconcierto, sorpresa. Se negaba una y otra vez que la persona frente a sus ojos fuera la misma persona que en su momento conoció, deseo poseer.
Estaba tan ocupado tratando de volver las cosas a la normalidad que se le olvidó por completo esas tres personas que siempre han estado del lado de Valentín.
En su momento llegó a pensar que ellos tres, se había quedado atrapados en esa historia. Que para poder sacar a Valentín de ese lugar tuvieron que sacrificarse, ese era su pensar y por eso se confió con respecto a las posibilidades de que lograran venir a este mundo.
Sin embargo al ver a ese hombre entrado junto al inversionista mayoritario, Vadim se quedo con las palabras en la boca y su manos temblorosas tras su espalda.
Disimulado el nerviosismo que se está empezando a ponderar de él, quizás no tenga la misma apariencia que Káiser conoció una vez cuando vivía en plano superior, cabía la posibilidad de que no reconociera a Vadim. De igual manera eso no lo hace sentir aliviada porque de los tres, Káiser es quien vendría siendo más peligroso de enfrentar.
Vadim se maldecia por haber sido tan estúpido en aquél entonces cuando lo dejo vivir, diciéndose asimismo que debió haberlo matado en ese momento en el que acabo con Valentín. De esa manera nada de esto estaría pasando, Valentín seguiría en la historia sufriendo.
—Lamentamos la tardanza.—Expresó un hombre alto de unos cuarenta y tantos años, cabello rubio y unos ojos tan hermosos como los de Káiser.
Ese era su padre un hombre bien parecido, fornido. No aparentaba para nada ser un hombre cuarentón era todo lo contrario con una belleza radiante.
—El trafico está un poco molesto.—Comentó.
—Podemos entender su situación, nosotros también llegamos no hace menos de cinco minutos.—Respondieron las otros tres señores de mediana, mirado al joven de elegante presencia detrás del señor Arce.
En total son 7 personas de la junta directiva, tres de ellos están con Vadim los otros cuatro son neutrales incluyendo al señor Arce.
—Ya veo.—Lleva su mirada al otro extremo de la mesa
Frente a él en la cabeza de la mesa se encuentra Vadim, mirándole sin la intención de disimular en nada. Sigue quiero obtener la mirada de Káiser, sin embargo eso sigue sin ser posible.
Káiser lo ha estado ignorando por completo desde que entró a la sala, saludó a todos con la mirada pero en ningún momento esos ojos cayeron en Vadim.
—Vicepresidente Kant.—El señor Acer lo nombra para poder obtener su atención.
—¿Sí, señor Arce?
¿Por qué me está mirando de esa forma? ¿Notó algún cambio en mi expresión? No, no creo si en ningún momento he cambiado mi expresión facial...lo estoy pensando demasiado.
—Cómo lo hablamos hace día.—Le indica a Káiser que se posicione a su lado y no atrás.—Él es mi hijo, Káiser Arce. Es él quien estará tomado mi lugar como socio mayoritario de ésta empresa.
—Un gusto el poder trabajar con excelentes y habilidosas personas.—Expresó respetuosamente.
Vadim seguía en la negación sin querer creer que Káiser es hijo de ese señor frente a él, no podía ser verdad.
Sí ese es el mismo káiser que siempre ha conocido y quién lo odia a morir, eso terminaría por complicar sus planes con respecto a destruir a Valentín. Porque al tener tanto poder como el que obtiene Vadim en estos momentos, Káiser terminaría por salvar a Valentín. No puede permitirse algo como eso.
—No quiero dudar de sus calificaciones.—Comentó.—Sin embargo, como vicepresidente y responsable tanto de los trabajadores como ganancias de esta empresa, no puedo solo dar mi voto sin verificar las habilidades de su hijo.
—Estamos de acuerdo con el vicepresidente.
Los otros tres socios están comido de la palma de la mano de Vadim, por eso estarán de acuerdo sin importar que. Estarán de lado de quien les dé de comer como lo hace Vadim.
—Me alegro que su hijo ya se encuentre recuperado del todo.—Ve a Káiser.—Pero, como alguien que se ha encontrado toda su vida en una habitación debe de ser complicado estar en un entorno diferente a eso...
—No en dulce sus palabras y solo diga que no tengo un título universitario.—Interrumpió a Vadim—¿Esto alivia sus preocupaciones?—Sobre la mesa fueron puestos tres títulos universitarios.—No me la pasé en una habitación haciendo nada.
Tengo unas severas ganas de destrozar su cara, pero por el momento me conformo con ver esa expresión de estreñimiento que se está esmerado por ocultar.
—No son comprandos.—Recalcó el señor Arce.—Mi hijo es muy inteligente.—Sonrió.—Una lástima que no haya podido asistir a la universidad como toda persona sana.
No puedo expresar mi felicidad al verlo caminando por sus propios pies, ese color de su piel que te deja saber cuán saludable se encuentra. Estaré de acuerdo con todo lo que él quiera hacer así eso significa llevar está empresa a la quiebra. No me importaría.
—No pienso cambiar de opinión, ¿debo de hablar con el Ceo?
Vadim se tensó por la mención de su padre, no podía dejar que su padre vuelva a tomar su poción de Ceo en la empresa eso seria como estar entregándole la empresa a Valentín.
—Mi padre, él todavía...
—Recibí una llamada de él ayer por la tarde.—Comunicó uno los inversionistas neutrales.
—¡Qué!—Cada uno de ellos se exaltó.
Para todos el señor Kant se encuentra postrado en una cama sin siquiera poder comer sus propios alimentos, es lo que decía Vadim y lo que les hizo creer cuando lo fueron a visitar.
—¡¿Ya puede hablar?!
Maldita sea cuando fue eso que no me di cuando, ¿no le dijo que encontró a Valentín? Eso seria lo peor que puede pasar de esa manera no podré deshacerme de ese maldito sin sospechas algunas.
—Sí, se escuchaba muy feliz.—Siguió informado.—Comentó que muy pronto daría una magnífica sorpresa.
—Vicepresidente, ¿por qué no comunicó algo tan importante como eso?—Cuestionan.
—Eventualmente les diría antes teníamos que poner en orden sobre lo que estábamos hablando hace unos momentos.
Es un hecho que mis padres ya leyeron los resultados los cuales resultaron positivos, ese infeliz logró salirse con la suya al no decirme en qué hospital o laboratorio estaban realizando las pruebas de ADN.
—Y sí, mis padres se están recuperando. Gracias a Dios que están volando hacer los mismos de antes.
Tengo que moverme rápido antes de que presente a Valentín ante la sociedad como su hijo mayor.
—Podemos seguir hablado de esto luego de realizar los trámites.—Llama a sus abogados, con una sonrisa rígida.
Los papeles se realizaron en un par de minutos y en todo ese transcurso Vadim en ningún momento dejo de mirar a Káiser. Tenia que estar al cien por ciento que es el mismo Káiser al cual siempre a soñado tener en sus brazos.
Antes de concluir la reunión se habló de unas cuantas cosas, fue así como se dio por terminado todo. Cada uno iría a sus respectivos puesto, sin embargo Vadim se aferró del brazo de Káiser.
—¿Sí?—Con fusión en su mirada es lo único que se podía ver.—¿Tiene algo más que decir?—Se soltó del agarré.
En verdad tenía un gran autocontrol para no despedazar a la persona enfrente de él, sobre todo cuando le está riendo tan descaradamente como todo un maldito hipócrita.
—Sé que eres tú.—Trata de probar la profundidad de las aguas.—¿Otra vez estas protegiéndolo?
¿Por qué después de tanto tiempo sigue lamiendo los pies de Valentín? ¿Por qué es tan idiota de compartir con dos más a la persona que dice amar? ¿Qué clase de amor ese? Él se merece algo mejor, a alguien que lo ame solamente a él.
—¿Disculpe?—Lo ve con rareza.—¿Protegiendo a quién?—Toca la frente de Vadim.
Ese movimiento estremeció a Vadim, volviendo completamente loco el corazón del nombrado. Quería sonreír de felicidad.
—No está enfermo al parecer.—Retira su mano.—No sé de lo que habla y por favor abstenerse a hablarme tan casual.—Frunce el entrecejo.—Con permiso, vicepresidente.
—¡¿En verdad no es el mismo Káiser?!—Está dudando.—A la persona que conozco ni siquiera me tocaria como él lo hizo.
Káiser había logrado hacer dudar a Vadim, aunque en estos momentos solo quiere llegar a su hogar con los otros tres, lavarse la mano con mucho, mucho desinfectante.
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