capitulo 32

Que día el de ahora, han pasado tantas cosas molestas. Sin embargo, esa sacudida de cabello que le di a Vadim, estuvo fenomenal, me sentí vivo.

Me hubiese gustado desfigurar su cara, pero no es el momento ya que sería contradictorio para mis planes. Ante todos Vadim tiene que quedar como lo que es, un maldito bastardo, eso es lo que él a más le teme.

Vadim quiere ser un santo, un niño bueno ante todo el mundo, como si la aprobación del mundo lo fuera todo para él. A sus ojos está vida es como una novela donde el es protagonista.

Y como protagonista que es, todo tiene que girar a su alrededor, ser el centro de atención. Cumplir con sus objetivos sin preocupaciones a las represalias porque no habrían. Completamente un loco con la realidad más allá que solo alterada.

Cuando despierte y mire la realidad entonces será el fin para él, de como todo aquello que una vez lo admiro, ahora lo rechazan profundamente.

¿Qué les irá a decir ese embustero a sus padres? Aunque no quiera puedo imaginarme la expresión en su rostro. Fingiendo tan bien y metiendo artimañas indirectamente con su carita de yo no fui.

Por más que trate de demostrar sus golpes y declarar indirectamente de que fui yo, quien terminó por romperle los huesos. Será algo imposible de probar. Golpe una y otra vez en lugares que no serán visibles, más bien el daño causado sería por dentro.

Es por eso que lo golpe más fuerte, para que siguiera creyendo que todo saldría como él querría. Pobrecito de "mi hermanito." Estoy a un paso de derrocarlo por completo.

¿Así de bien se sentía él al verme sufrir? ¿Todo poderoso e indestructible? Ah, solo recordar eso y quiero ir hasta su casa, lanzador por la ventana del ultimo piso de un rascacielos.

—Nuevamente tengo hambre.—Expreso en voz alta.—Quiero carne azada con mantequilla de camarón encima.

Un suspiró liviano se escabulló de los labios semi-abiertos de Valentín, mientras su mirada sigue fija en la pared de enfrente de su habitación.

Lidiar con Vadim había sido cansado de alguna forma, también le causo hambre. Comer una cosa dulce dulce. Eso fue algo que lo descontento un poco.

Darle esa paliza y arrancarle unos cuantos mechones de cabello a Vadim, le termino por robar más energía de lo que el hubiese creído. Es Por eso que de una sola vez se dirigió hacía la cama luego que hermano menor, se fuera no sin antes soltar advertencias.

Valentín no entendía que algo tan simple como eso, terminaría por agotarlo de tal forma que hasta sus brazos le pesaban cuando quería levantarlos.

Llegado a la conclusión de que, el estrés de todo esto está poniendo un gran peso nuevame en sus hombros. Y, eso era demasiado molesto. No quería sentirse como la mierda cuando poco a poco está obteniendo su venganza, no sería del todo satisfactorio si sigue teniendo cada vez más sueños.

Pese a eso, las preocupaciones y pensar de Valentín era totalmente erróneo, su cansancio y sus ganas de estar durmiendo, comer, relajado sobre su cama todo el tiempo, no se debía a su reciente fuerzaejercida. Se debe a algo completamente diferente a eso.

Por más que trata de evitar el no pensar en lo evidente, Valentín seguía con su mimos pensamientos e incertidumbres. Llevado inconsciente sus manos a ese estómago que aún se encuentra plano.

Sin percatarse de sus movimientos de las manos en su estomago, él siguió acariciando ese lugar. La curvatura de sus labios se levanto ligeramente, fue una sonrisa fugaz.

Podia tener miles de cosas en su cabeza, pero la idea de que en su estomago se encuentra una posible vida, sigue sin irse de su cabeza y cada día va creciendo un poco más.

Estaba aceptando eso a su manera, poco a poco. Para cuando lo confirme la sorpresa no lo envié directamente a la cama e inconsciente.

—¡Ah, que demonios!—Se dio la vuelta quedado con su cara pegada a la almohada, gritando en ocasiones por la recurrente frustración.

¡Me estoy ilusionando con la posible idea de que en mi panza haya un frijol! No debería de hacer algo como eso, las desilusiones suelen ser el peor golpe de la vida...¿Si llegasen a ser tres frijoles?

El solo contemplar esa idea fue un inmensurable escalofríos recorrer por mi cuerpo helado hasta mi sangre. Si un hijo ya es lo suficientemente aterrador, ¿ahora imagínate dos más?

No, no, pensemos en eso...pero, si es así. Voy a matar a esa bola de dioses insaciables. ¿Cuando seria exactamente que dio la posibilidad a una posible fecundación en mi interior? Siempre han sido precavidos y muy responsables. Tampoco son seres que me amarrarian con un hijo, o, ¿sí?...

Sí, en definitivamente los voy a matar si al final mis sospechas y dudas resultan ser ciertas. Ya verán desgraciados.

Valentín ya estaba teniendo cambios de humor enormemente, sus tres amantes serán torturados en el trascurso de esos largos meses.

—Maestro.—Black llamó a la puerta.—¿Puedo entrar?

Está preocupado después de todo, luego de que se fue la esperada y no deseada visita. Valentín les dio un pequeño beso a cada uno, enviándolos hacer su trabajo correspondiente, solo el zorro se quedó con Valentín, y en el proceso arreglado el desastre de la sala.

—Pasa—Permitió con su voz algo extraña, eso inquieto a Black.

—¡Maestro! ¿Se encuentra...bien?

Un suspiró de alivio salió de mi boca, mis preocupaciones fueron quitadas al instante en que lo vi, solo se encuentra boca a bajo. Sin embargo, eso sigue siendo peligroso.

—No es nada.—Da la vuelta.—Solo estaba meditando un poco, nada más eso.

—Su rostro se encuentra pálido.—Posa su mano sobre la frente de Valentín.—No tiene fiebre.—Informó.

—No es nada.—Vuelve a recalcar.—No te preocupes.—Deja caer su mano sobre la de Black.

¿Cómo será tocar su pelaje negro? ¿Será suave? ¿Severa como el zorro cuando era un sistema? Y pensar que este sujeto y el sistema eran la misma persona todavía es sorprendente.

En ese aspecto ambos tenemos un 50% de culpa, después de todo de alguna manera los tres se vieron obligados de hacer lo que hicieron todo por mí...sufrieron.

—Todavía sigo molesto en el tiempo que fuistes un sistema.

Valentín agarro la camisa del contrario, jalandole hacía él. Black cayó acostado muy cerca del joven ojos azul turquesa. Con sus miradas entrelazadas.

—Sin embargo, ahora que lo pienso y recuerdo eso no logró imaginar por el dolor que pasaste al recordar como morirá la persona que tanto amas, al volver en sí.

Valentín no estaba para nada equivocado, Black se culpa y siempre lo hará cada vez que pueda. Es más, el mimos se tortura en no olvidar para tener presente lo imperdonable que hizo en ese instante. Sobre todo, cuando en su momento eso no era nada ante sus ojos.

—Me disculpó por eso...

—No lo haga.—Sostiene con sus manos el rostro de Valentín.—No tiene porqué disculparse, fue algo que elegimos por nosotros mismos.

Sus ojos verían cariñosamente a Valentín, como si fuera todo su mundo y lo único que necesitaba en su vida. Y, así era.

—No fui obligado, más bien fue nuestro egoísmo el que nos llevó hacerlo...no podíamos perderlo una vez más, y si para eso tenía que volverme un ser despreciable, lo haría las veces que fueran necesarias si eso me garantiza que te enviará a un lugar mejor después y con vida....así me odiará para toda la vida.

Por ti haría todo lo importante para que vivas feliz, eres mi todo. Quién me hizo ver que mas que solo una bestia salvaje a quién veían y creían maldita también tenía humanidad.

Que también merecía sentir, gritarle al mundo como me sentía...ser amado. Mi maestro fue la única persona que me vio por lo que soy y uno una simple e exótico Zorro negro de nueve colas.

Mi maestro fue quién me saco de ese oscuro lugar, mostrándome cómo se veía su mundo que pronto también se volvió mío junto a esos dos molestos tipos.

De alguna manera, los cuatro nos queremos, nos apreciamos de diferentes maneras, pero con un mismo significado, y eso es lo único que importa para nosotros. Es una relación única.

—Si tuviera mis poderes le haría olvidar todo eso... perdón.—Esconde su rostro en el cuello del contrario.—En verdad lo siento...verlo ensangrentado mirándole sin ayudarle, me atormenta en mis sueños cada vez que cierro mis ojos.

Es una tormenta que empieza con pequeñas gotas y a los segundos esas gotas se vuelve un rio ensangrentado subiendo por mi cuerpo hasta que terminar por asfixiarme, no lucho. Dejó que me ahogué porqué en ese instante mis ganas de luchar se agotan más cuando, recuerdo a mi amado muriendo una y otra vez.

—¿Por eso murmuras por las noches?—Cuestionó.

A pesar de estar medio dormido, logró escuchar los quejidos de Black. También a Kaiser y Sasha despertarlo para que no la pasé mal en sus sueños, y también para que no me despierte.

Después de renegar entre ellos por unos segundos, vuelven a la cama, envolviendo mi cuerpo entre sus brazos. Ni se cómo es que logramos dormir juntos los cuatros.

—¿Me ha escuchado?—No es algo que quisiera mostrarle a Valentín.—Me lo merezco, siento que se alguna manera pasarla mal en mis sueños, es adecuado.

—No.—Recarga su frente en la del contrario. Con sus manos levantó lentamente el rostro de Black, mirándose fijamente.—No te auto castigues ya sea en tus sueños o en la realidad.—Va acercado su rostro más cerca del contrario.—Solo yo puedo hacerlo, ¿de acuerdo?

—Sí.—Asintió.—De acuerdo.

Sus labios se abrieron casi inconciente, esperando la cerca de los del contrario, ansioso por poder tocarlos gentilmente con los suyos.

—Eso es todo.

Valentín terminó por cortar la última distancia fue entre ellos. Así, sus labios se fueron volviendo uno muy lentamente.

—Valentín, Black.—La puerta fue abierta.—¿Dónde están...?

—¡No empiecen sin nosotros!—Exclaman al unísono.—No es justo.—Se lanzaron sobre Valentín y Black.

Pronto esa habitación se volvió acalorada, besos y caricias lascivas fueron depositadas suavemente en el cuerpo excitado de Valentín.

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