capitulo 28

El momento esperado había llegado al fin, hoy sería el día en que se verían las caras ambos hermanos, uno de ellos iba tener que aguantarse el coraje al ver al otro.

Ese alguien será Vadim, es quien posiblemente tenga una gran cólera al ver a la persona que tanto odia y quiso matar, pero no lo logró por más que lo intento.

Valentín había preparado las pruebas suficientes que dan a conocer su parentesco con los señores Kant, y si no le creía solo tenía que ir al hospital más cercano a realizarse nuevas pruebas y esperar los resultados en ese mismo instante.

Sin permitirle a Vadim mover las manos bajo la mesa y así hacer de las suyas. Valentín de por si no quería ser reconocido por la familia Kant. Sin embargo, no le quedaba de otra que ir a esa mansión y atacar desde adentro a la rata escondida que solo sabe utilizar medios e inescrupuloso.

Valentín le iba a enseñar Vadim lo que significa y lo que se siente atacar desde frente y no escondiéndose detrás de unas letras u otras personas.

Con la ayuda de sus tres amantes pasaría esa puerta sin necesidad de que algún guardia e intentara pedirle una identificación, puesto que Vadim tenía estrictamente prohibido que alguien visitara a sus padres, sin que él estuviera presente.

De esa forma evitaría que las personas vieran en el estando en el que se encuentran los señores Kant, ellos dos parecen unos zombies alejados de lo que pasaba en su entorno.

Solo tocaba esperar que cuando vieran a su hijo al cual han buscado con tanto anhelo y desesperación los ayude a ser consciente de su realidad y puedan salir de esa oscuridad en la que se encuentra que en parte, todo es obra de Vadim y su lavado de cerebro.

—Es momento de entrar.—Comentó Sasha.—Kairse acaba de enviar un mensaje, expresado que Vadim está en una reunión.—Kairse es quien está vigilando los movimientos de Vadim.

Valentín quería estar dentro de esa mansión disfrutando de un té mientras ve llegar con una expresión ansiosa y aterrada en el rostro de Vadim, luego de haber recibir una llamada de los empleados de que el hijo mayor de la familia Kant, apareció luego de tantos años.

—Bien—Suspira fastidiado.

Valentín prefería estar acostado descansado, preocupándose solamente sobre que clase de comida pedir cuando le entrará hambre, sin embargo para poder hacer eso tenia que lidiar con los problemas restantes y ponerle un punto final a todo.

—Lo estaremos esperando aquí, si sucede algo extraño solo presione el audífono casi invisible de su oído izquierdo. ¿Sí?—Black se encontraba más nervioso que el propio Valentín.

Tanto Sasha como Blake quería entrar con Valentín, pero no lo hicieron porque su amado maestro, iba a presentarse como un joven que toda su vida fue solitaria tras la muerte de sus padres adoptivos.

Quería dar la impresión de alguien confiado pero al mismo tiempo inocente, tras ser borrado todo su escandaloso pasado de promiscuidad, nadie sospechara de su actuación.

Los tres hombres que lo siguen ciegamente y locamente enamorados, fueron los que limpiaron cada una de esas cosas dejado el historial de Valentín, completamente limpio.

Ese pasado es algo que no deja dormir a Valentín, por los temores de que a los ojos de esos tres. Él se vuelva un se despreciable por como el estuvo gozando mientras ellos sufrían y pasaban penurias.

—Estaremos aquí.—Besa suavemente los labios de Valentín.—No te preocupes por nada y solo actúa como quieras hacerlo.—Comentó Sasha.

—Terminemos con los preparativos de este día.—Deja un tierno beso en los labios de Black y Sasha.—Los cuatros tenemos una cita pendiente.—Bajo del auto.

No podía permitirse gastar todo su tiempo luchando con Vadim, piensan jugar con él antes de obligarlo a saltar por el precipicio por sus propios pies.

Como estuvo previsto, Valentín cruzo esa puerta sin problema alguno, abriéndose paso hasta la puerta principal de esa costosa y muy rústica mansión.

Tocó la puerta sin ningún nerviosismo, esperado que alguien respondiera a su llamado y así fue. La puerta fue abierta dejado al descubierto un hombre de unos cincuenta y tanto al cual por poco y sus ojos se salen de sus cuencas, estaba demasiado exaltado, conmocionado ¿tal vez?

No podía creer lo que sus ojos estaban viendo, solo bastó un momento para descubrir la identidad de Valentín, y es que como no hacerlo cuando la persona frente a sus ojos, es la viva imagen de su maestro Kant en sus años de juventud.

—¡¡Primer joven maestro!!—Exclamó llevado sus manos a la boca.

¡Es él, en definitiva es el primer joven maestro! Por fin volvió a su hogar luego de tantos años buscándolo sin descanso. Los esfuerzos de los señores por fin rindieron frutos, ellos podrán conocer a ese niño que tanto aman.

—B-Buenos días.——Sus ojos azul turquesa se mueven con nerviosismo.

¿Por qué me reconoció tan rápido? Por lo qué sé, todos solo me vieron una vez cuando recién nací. ¿Tanto me parezco a esos señores? Esa sería la única respuesta a mi pregunta y la reacción del mayordomo.

—¿Aquí viven los señores Kant?

Valentín juega con el folde en sus manos, verlo era como ver un pequeño animalito asustadizo e indefenso huyendo de los animales salvajes.

—...S-Si..—Tartamudeo.

Seguía procesando este gran acontecimiento, uno que solo traerá felicidad a la vida de la familia Kant. Por fin estaría reunida toda la familia.

—Una anciano me impidió el paso solo para decirme que la familia Kant me estaba buscando con desesperación y que tenia que venir a este lugar.—Tengo hambre.—Creí que estaba loco y salí huyendo lejos de él.

Debi venir luego de desayunar maldición, pero me comí una hamburguesa, ¿acaso eso no cuenta como desayuno? Todo parece que para mí estómago no.

.—Es algo que no entendí en ese instante, llegué hace un mes a está ciudad como para ser buscado por alguien. No tengo ningún conocido para ser más preciso y tampoco le debo nada a nadie. Sin embargo, busque información de dicha familia y vine por respuestas.

El mayordomo no dudó de las palabras de Valentín, puesto que no había nadie de está ciudad que no fuera consciente sobre la búsqueda interminable de su primer hijo, tanto así que la recompensa por encontrar a Valentín ya no importaba más solo quería que la desesperación de la familia Kant, terminara.

—Lo entiendo.—Tengo que llamar a los señores.—Pasé, por favor. Hablemos adentro.

—Gracias.

Valentín no le prestó su tiempo al interior de esa mansión, no le importaba. No obstante, eso cambio al momento en que sus ojos miraron ese gran retrato colgado en pared.

No supo cómo sentirse al respecto al ver la felicidad que mostraban esa pareja al momento en que sostenía en sus brazos a ese niño.

Con solo ver sus sonrisas podías darte cuenta cuan felices estaban y de como esa mirada deslumbra a ese pequeño mientras lo veía con ternura.

No había dudas de que ese niño era él, Valentín tenía muchas fotos de cuando era bebé, sus padres adoptivos tomaban una cada día. Esa era su forma de guardar el crecimiento de su amado hijo.

Luego estaba otro retrato donde aparece otro niño junto a los señores Kant. Valentín sintió un revoltijo horrible en su estómago y aquel eructo asadio en su garganta casi lo obliga a vomitar.

Vadim es una belleza y no sé podía decir lo contrario por más despreciable que sea. Ese cabello ondulado castaño oscuro y esa mirada azul provocativa un tanto perversa e iluminan su piel de marfil. Tenia ese aire de chico malo pero a la vez amable, todo se basaba que tan bien podía actuar cada diferente faceta y Vadim optaba por la de joven amable responsable.

Se parecía mucho a la señora Kant, pero solo en sus rasgos faciales porqué de ahí son completamente opuestos, hasta en personalidad.

¿Con qué ese es "mi hermano"? Tiene belleza, un buen cuerpo, familia que lo ama, dinero. ¿Qué más quería? ¿Por qué buscarme para realizar una venganza absurda? Se está vengado. Pero, ¿de qué? En ningún momento le hice algo en está vida.

Y nuestras diferencias debieron de morir en esa primera vida, esa muerte el mismo se la buscó por querer pasarse de listo. Aquí el único perjudicado soy yo y las personas a las cuales les importo, y no. No me estoy victimizado porqué lo he sido desde siempre al parecer.

—¿Qué hago ahí?—Señalo el retrato donde aparece él.

—Es mejor que se lo diga los señores.—Estoy cien por ciento seguro que él es el verdadero joven maestro.—No se marche por favor, regreso enseguida y obtendrá las respuestas que busca.—Subió las escaleras.

—Tengo hambre.—Susurró.

Su susurro fue escuchado por Sasha y Black quienes están escuchando todo atreves del audífono en el odio de Valentín. A escuchar eso, ambos se pusieron a buscar que desayunó seria sabroso para su amado maestro.

—¡¿V-Valentín?!—Preguntaron exaltados, conmocionados.—¡¡En verdad eres...eres tú!!

Valentín se tensó al ver la apariencia tan lamentables de los señores Kant, parecían que no había dormido por un largo tiempo y sus cuerpos delgados a penas podían estar de pie.

Él creía que no iba a sentir algo al estar en presencia de ellos dos, sin embargo se esquivó. Valentín sintió una punzada en su pecho al ver en las condiciones en las que se encontraban. No era para nada normal, Vadim debió de causar eso para que la pareja Kant, no tuviera la fuerza de seguir ejerciendo poder tanto en la mansión como en el conglomerado Kant.

—Me llamó Timothy.—Corrigió.—Ese el nombre que me dieron mis difuntos padres.—Desde siempre me he llamado Valentín al parecer.

—No, estoy seguro que eres mi Valentín.—Con sus manos temblorosas acaricia el rostro de su hijo.—Sí, eres nuestro hijo.—Las lágrimas se empezaron a deslizar por sus delgadas mejillas.

—¿Qué quiere decir?

Queria alejarme de ellos dos, que dejarán de acariciar mi rostro, no obstante no logre moverse ni un solo centímetro. Sus caras llorosas y ese dolor en sus ojos era demasiado abrumador, ¿ellos en verdad nunca perdieron la esperanza de encontrarme?

—Perdón... perdóname por haber permitido que te llevarán de mis brazos.—Suplico la señora Kant.—Perdóname.

—No, ella no es la culpable. Fuí yo el que no logré protegerlos a los dos.—Expresó el señor Kant.

—Calmarse.—Esto es muy abrumador.—¿Me pueden explicar que está pasando?—Se aleja de ellos.—¿Por qué dicen que soy su hijo? No lo entiendo.

—Bueno, verás....

—¡Mamá, padre!—Llego corriendo hasta donde están ellos dos.—¿Qué están haciendo de pie? En su condición no es adecuado que estén....

Vadim se tensó al momento en que su rostro se volvió pálido al encontrarse con esa mirada azul turquesa, no eran mentiras lo que le informo uno de los empleados. Frente a él se encontraba Valentín.

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