CAPITULO 8: Cabaña del norte
[...]
(Tn)_____ Colman
Me alejé de Alexandria ocultandome entre el bosque, caminé evaluando cuantas balas tenia por si necesitaba usar mi arma; Solo seis, serían las suficientes si no me encontraba con muchos caminantes. Algo que me parecía extraño ya que ninguno se había cruzado en mi camino aún.
Aligere el paso hasta llegar a la cabaña del norte y después de algunas horas o minutos en los que me mantuve caminando con mucha sigilosidad, llegué. Me adentré silenciosamente en la cabaña, sin embargo di un par de golpes a la puerta del lugar tratando de atraer la atención de cualquier cosa que estuviera adentro, aunque no lograba escuchar, ni ver nada por aquí.
Fijé mi vista examinando y buscando algo sospechoso dentro de la cabaña pero todo estaba en orden, a excepción del vidrio roto de la ventana. Suspiré aliviada y después de cerrar la puerta, tiré la mochila de provisiones encima de aquel sofá sucio y descansé.
Me limité a buscar alguna bebida dentro de la mochila pero, justo en ese instante, solo me detuve al ver la pieza de papel que sobresalía de mi mochila.
“Suerte, a veces solo es necesario tener un poco de esperanza.
–Carl "
Analicé la letra un instante más, y según la dedicatoria era de Carl grimes, quizás podía perdonarlo, después de todo gracias a que él me había delatado yo estaba aquí tratando de buscar a mi amigo y realizando lo que tanto deseaba, sino hubiese sido por él yo habría salido sin permiso y aquello obviamente habría acarreado problemas en mi supuesto regreso.
[...]
Casi 40 horas, ese era el tiempo exacto que mostraba mi reloj de mano. Había permanecido rondando el bosque y buscándolo casi dos días completos. No tenía ni la menor idea de que tardaría tanto, apenas tenía suministros para esa noche.
Sin embargo me detuve a ver la hora que mostraba mi reloj; La perilla más grande apuntaba al uno y la pequeña apuntaba hacia el seis, y por el sol pude reconocer que recién estaba por atardecer. Ya eran las seis de la tarde con cinco minutos y yo seguía sin tener algún indicio sobre el paradero de mi amigo.
Suspiré pensando en algo que matara mi cansancio y lo único que opté por hacer fue regresar a la cabaña que se encontraba a unos pasos adelante, para poder descansar.
No tendría ninguna oportunidad de seguir buscandolo si llegaba a anochecer, además de eso no quería rendirme, no ahora. Lo tenia que hacer por mi mejor amigo, por más que mi mente me quería obligar a eso, no lo haría.
—Espero que estés bien, Tommy—el frío aire me envolvió con velocidad y me digné a entrar a la cabaña con rapidez buscando algún abrigo.
Mis ojos se abrieron llenos de impresión al escuchar un grito que provenía desde afuera, y después de soltar la chompa que había encontrado hace unos segundos, salí rápidamente del lugar cogiendo mi navaja que estaba apoyada en una mesa.
Me detuve a observar todo detenidamente, habían unos siete caminantes que trataban de devorar a alguien. Debido a que todos los devoradores tapaban su rostro no podía distinguir quién era, pero aún así lo ayudé.
Después de todo era una vida más.
Posicione mi navaja a una altura correcta y comencé a matar a los caminantes recibiendo ayuda de al que perseguían aquellos devoradores.
Cuando por fin ambos culminamos con aquella tarea dimos un suspiro, me limité a limpiar la sangre de los muertos en un pequeño trapo que colgaba de mi cinturón, y con la otra mano libre logré que la persona que estaba en el suelo se levantara.
—Oye, gra...
Nos miramos fijamente por unos instantes, y cuando supe quién era articulé una sonrisa, teniendo en cuenta quién era me sonrió del mismo modo y no dudó en abrazarme.
—¡Sabia que estabas vivo!—solté, éste me observó con una sonrisa alejándose de mi, pero por la impresión volví a abrazarlo—¡Estaba segura de eso!
Mi vista se dirigió hacía él completamente mientras éste seguía sonriendo. Sin embargo cuando pude ver la herida en su pierna me detuve.
—Estás herido—solté—¿Quién te...
—Larga historia—comenzó a reir y se acercó a mi, posó su brazo izquierdo encima de mi hombro y avanzamos lo más rápido posible hacia la cabaña.
Ambos nos sentamos en el sillón y saqué la benda que tenía en mi mochila, ya que gracias a Carol y Rosita, estaba repleta de alimentos y cosas médicas.
Y de nuevo, con mi pequeña experiencia en esto, bende la pierna de Tom recordando cuando por primera vez, él se había raspado en la calle y mi abuela generosamente lo había ayudado.
Luego de eso empezamos a conversar, Necesitábamos ponernos al tanto de todo y saber que era lo que nos había ocurrido durante todo el tiempo en el que no nos habíamos visto.
Si mi abuela pudiera observarlo en este instante, vería que ha logrado crecer demasiado. Y sabia que de algún modo, ella se sentiría muy orgullosa de él.
—¿En dónde estabas todo este tiempo?—preguntó—no tienes ni un rasguño—añadió incredulo.
—En un comunidad—solté.
—¡¿En una comunidad?!—pude escuchar su grito y tuve que poner mis dos dedos en la boca exigiendo silencio—pero, ¿cómo?
—En un principio encontré una cabaña, y a diferencia de esta la otra se veía más vieja aunque era posible vivir ahí, además de que tenía provisiones. Me quedé allí por un buen tiempo, un mes creo, no lo recuerdo—arruge la nariz al detenerme a pensar en el tiempo—Una noche algunos ruidos atrajeron a los caminantes y cuando decidí escapar del lugar me torcí el tobillo. Sin embargo dos hombres me ayudaron y me llevaron a su grupo—comenté.
—¿Y cómo es?, ¿es igual qué el bunker?
—Pues...—comencé a pensar—Es totalmente diferente, allí hay rejas y hay casas—el sonrió esperanzado y se dispuso a descansar apoyándose en el sillón—después de todo decidi venir a buscarte—solté.
Justo en ese instante, pude sentir como Tom me abrazaba esbozando una sonrisa. Cuándo nos separamos solo lo observé a los ojos por un instante, estos reflejaban cansancio, igual que los míos, pero corríamos peligro, teníamos que estar dentro de Alexandria.
—Te extrañé, y sabia que regresarias por mi—murmuraba el rubio con una sonrisa en el rostro—imagino que el pequeño debera de estar en aquella comunidad.
—Así es—informé, él solo soltaba una sonrisa—Está en Alexandria.
Observé todo por un instante, y el silencio reinó unos segundos más, era curioso verlo tan alto pues cuando éramos pequeños él solía ser más bajo que yo. Habiamos cambiado mucho en tan poco tiempo.
—Hey—llamó de imprevisto, yo lo observé con curiosidad—¿Recuerdas cuando eramos pequeños y veiamos caricaturas?
—Sentados en el sillón de la sala—completé, Tom solo asentía levantando levemente la comisura de sus labios—mientras la abuela leía una revista de costura.
Claro que lo recordaba, aquellos recuerdos aún se mantenían frescos en mi mente; Las parrilladas en el patio, las caminatas en el parque, el gran lio en el que yo y él nos habíamos metido al romper una ventana de unos vecinos, o cuándo le habíamos tirado globos de agua a unos polis, y también cuando habíamos tratado de comprarle un regalo a la abuela por su cumpleaños con nuestros ahorros.
—A veces es inevitable desear que el pasado vuelva a ti—soltó—Quizás, en nuestros dias más oscuros lo qué más deseamos es que el pasado vuelva, que regresemos a ser solo niños—me observó y suspiró detenidamente—pero hay que empezar a reconocer que ya no podemos regresar el tiempo atrás.
—Lo sé—murmuré yo en voz baja—Ahora hay mucho más sufrimiento.
—Claro, si lo piensas mejor, el mundo de por si ya estaba en problemas y el sufrimiento abundaba—comenzó a hablar con un rostro de confusión e interrumpiendome, si, el siempre se había comportado de esta forma—Ahora hay el doble de sufrimiento que antes y las cosas últimamente están de cabeza.
—Debemos ir a Alexandria—había aclarado yo solo zarandeando la cabeza y asintiendo—Es un lugar seguro.
—Está bien, iremos mañana por la mañana, ahora solo hay que descansar.
Me apoyé en él por un instante, su brazo estaba por encima de mi acariciando mi cabello con delicadeza, Tom siempre me había brindado seguridad, siempre había sido amable y gentil conmigo desde que nos habíamos conocido. Y justo en ese instante, con él a mi lado, me sentí totalmente alegre por haberlo encontrado, ahora que lo tenía junto a mi por alguna razón mis ánimos habian aumentado enormemente.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top