CAPÍTULO 61: La Carretera
Carl Grimes
—¡Maldición!
Reprimí una mueca de confusión al tratar de recordar con mayor intensidad lo que acababa de aparecer en mi mente, era Colman, cuando pensaba en algo ella siempre venia a mi mente.
No recordaba nada de ella, mi padre había dicho que yo la habia conocído en Alexandria y me había aclarado unas cuantas cosas más.
Era como si mi mente la hubiera borrado completamente y era tan estresante querer recordar algo con todas mis fuerzas sin tener ninguna respuesta.
Negué dos veces poniendo completa atención al camino por el que me dirigía.
Chanque el aparato para distinguir si aún me quedaba gasolina para llegar al punto designado por mi padre. Y solo cuando llegué a ver una gasolinera muy cerca bajé del auto.
Caminaba examinando que carro estaría en buen estado para quitarle gasolina, y podía darme cuenta de que todos los carros estaban abandonados. El olor repugnante del lugar aumentó más cuando me acerqué a uno de esos autos y observé su interior, había un caminante muerto.
Oculte las ganas de vomitar y seguí con mi camino.
Dejé el envase rojo en donde llenaría la gasolina a un lado en el suelo y me alarmé al escuchar la voz de alguien a mi alrededor.
—Hola—saludó la persona escondida desde algún lugar que yo aún no reconocía—estoy bien—dejó de hablar, saqué mi arma y apunté buscando la voz—ah, bueno no lo estoy, me dispararon y me arrojaron un microondas encima, así que voy a decir algo que solía decir mi mamá y cruzaremos los dedos. Todo lo bueno que tengas daselo al viajero, mi mamá decía que te ayudara—soltó el tipo lentamente y por su forma de hablar pude darme cuenta de que estaba herido y algo le dolía—También he pasado por cosas—finalizó, bajé mi pistola por un momento.
Me saqué el sombrero de sheriff que llevaba puesto y lo dejé a un lado en el suelo.
Me agache hasta estar completamente cara a cara con el suelo detrás de un auto y pude ver al chico que me estaba hablando, estaba tratándose de levantar pero sus esfuerzos parecían ser en vano.
—Mi mamá también solía decir que mi piedad prevalezca sobre mi ira...bueno no lo invento mi mamá, de echo esa frase es del Coran. Ni siquiera te conozco pero hace días que no como, puede que ni siquiera seas real—siguió hablando.
Por instinto me levanté rápidamente cogiendo mi arma y me dirigí hacia donde estaba.
—Manos arriba—le ordené y el chico solo obedeció asustado.
—Escucha, me voy, ¿si?, tranquilo...yo solo buscaba un poco de comida—aclaró desesperado.
Lo observé por un instante más, el chico no estaba armado, y quizás solo buscaba ayuda, quizás todo lo que decía había sido real porque si se veía dañado.
No sabía que hacer.
Cuando escuchamos un disparo, éste solo escapó asustado, sin embargo yo no había sido dueño de aquel sonido.
Miré a todos lados buscando la raíz y observé la cabellera algo gris vistiendo un uniforme de sheriff, miré enojado a mi padre ya que casi mataba a un chico que solo necesitaba alimentarse.
—Debíamos encontrarnos en la intersección—soltó, guardando su arma.
¿Por qué había disparado?, había sido muy cruel de su parte.
—No le estaba apuntando, solo quería espantarlo—volvió a decir señalando el camino que el chico había optado a tomar para escaparse.
—Dijo que solo...
—Ya oí lo que dijo, o casi todo, tal vez era uno de ellos—me interrumpió, lo miré a los ojos confundido y enojado.
—¿Un espía?—pregunté, mi padre guardó su arma y me observó.
—No le apunte a él—aclaró acercándose a mi—Si no es un salvador, ojala sobreviva—continuó diciendo, me alejé de él.
—Con eso no basta papá—afirmé mientras me alejaba más.
—¿Con qué?—preguntó mi padre alzando su voz.
Podía ver el rostro confundido de mi padre, tenía una pizca de enojo y quizás era debido a mi comportamiento.
Comencé a caminar ignorandolo totalmente.
—¡Hey! ¿Qué significa eso?—preguntó confundido al no haber entendido lo que yo había dicho hace unos segundos.
—Lo que dije, dices "ojala que sobreviva", eso no basta—contesté, había algo que mi padre aún no entendía—Te importo un carajo, eso es...
—Carl—interrumpió levantando la mano, sabia perfectamente que no le agradaba mi mala actitud.
—Si te importara harías algo más—añadí mirándolo fijamente—No sólo desearlo, no basta con eso. A eso me refería—finalicé explicándole, él volvió a mirar hacia adelante—Habra vida después de la batalla—continué hablando.
—No para todos—añadió.
—Bueno si, pero para ti, sobreviviras—lo observé—¿Por que hacemos esto?, ¿por qué estamos combatiendolos?, ¿para qué no sea como ellos quieren, con todos trabajando para ellos, viviendo para ellos?...Peleamos para que todos trabajemos juntos por algo más que solo matar a otras personas—volvi a decir.
—¿Qué?¿Crees que estaremos allá afuera recogiendo frambuesas con Negan?—contraatacó mi padre.
—Si hace falta si, es más que solo desearlo—contesté, mi padre bufó—¿Qué los mataremos a todos, papá?—pregunté esperando su respuesta—buscar una forma de avanzar, eso es difícil, eso es algo más, así es como debe ser—finalicé.
[...]
Todos estábamos en Alexandria, el resto se preparaba para ir a luchar contra los Salvadores, caminé hasta llegar hacia mi padre interrumpiendo el beso que se estaba dando con Michonne, él me sonrió.
—Ven acá—sonrió de nuevo, me quitó el sombrero y me abrazó—hoy se terminará—volvió a decir y subió a un auto dándonos un último vistazo.
Con un vistazo rápido pude examinar los autos que algunos Alexandrianos manejaban, estos tenían un escudo de metal que protegía al conductor ya los pasajeros.
—Sé que querías ir con él, también yo—aclaré mirando a Michonne, la morena asíntió.
Y me molestaba el hecho de que mi padre pensara de que yo podía hacerme daño durante la pelea, me podía pasar eso, quizás si, pero sabia como defenderme.
—Me duele todo, pero te ayudaré a defender este lugar—bramó Michonne, la observé confundido.
—¿Ayudarme?—pregunté.
—Claro, este es tu show, ya verás—soltó, reí levemente, y ella me sonrió.
Nos mantuvimos unos segundos más allí, mirando a todos irse, fijé mi vista en ella por un instante. La morena suspiró mirando a la chica llamaba Colman que se encontraba hablando con el padre Gabriel, quien estaba en la torre de vigilancia.
—¿Por qué no puedo recordarla?, es decir, ella se me hace muy familiar, pero ¿Por qué rayos no puedo recordarla?—pregunté confundido.
Soñaba cada día con ella pero no podía récordarla y de alguna manera esto me afectaba, sentía que debía hacer algo al respecto.
—Carl, por más de que te lo diga, sé que estarás confundido—se detuvo y me observó—es totalmente distinto a que tú mismo lo recuerdes—aclaró la morena volviendo a dirigir su mirada a la chica.
Suspiré sin despegar mi mirada de Colman.
La castaña abría las rejas, después de unos segundos abrazó a Aaron, Erick y Tobin. Pude observar a Gabriel bajar de la torre de vigilancia y subir a un auto, el moreno también se despidió de la chica.
Todos salieron detrás de ellos con los respectivos autos, y por lo poco que sabia estaban destinados a reunirse en las afueras del reino.
Dejé a Michonne allí mientras ella se dirigía hacia la torre de vigilancia.
[...]
Regresé a la misma gasolinera, me agaché y dejé el papel que decía "Perdón", esperaba que el chico lograse encontrar la nota pues necesitaba disculparme por el susto que le había dado mi padre.
Sin embargo regresé a Alexandria lo más rápido posible evitando que alguien se diera cuenta de mi salida.
Había vuelto a Alexandria unas cuantas horas después, enterandone por el intercomunicador de que habíamos perdido a algunos de Hilltop, El Reino, e incluso a algunos alexandrianos como Erick, Tobin y otros más estaban heridos.
Con un vistazo rápido pude ver a Michonne salir de mi casa, se acercó hasta el pequeño lugar en el que plantabamos unos vegetales, Colman estaba allí también. La castaña tenía en brazos a Liam mientras jugaba con él, el pequeño mantenía una sonrisa gigantesca.
Ambas intercambiaron palabras que no pude escuchar y pude ver a Colman extender los brazos no sin antes darle un pequeño beso a Liam, la morena cargó al pequeño y se retiró.
Sin embargo, la chica se quedó un rato más allí, y era muy curioso estar observandola por la ventana de mi cuarto sin hacer nada más.
Apoyó su espalda en una de las cercas que dividían el camino y observó el suelo, parecía cansada, se veía triste y muy confundida.
Su cabello lucía más castaño que nunca bajó los rayos de sol que caían directamente en su rostro y sentí una punzada en mi corazón.
Sabia que yo al no recordar nada le estaba causando un gran daño irremediable, sabía que todo esto estaba siendo mi culpa.
Salí de mi casa y me acerqué lentamente hacia ella buscando algún tipo de saludo, cuando por fin lo decidí solo me limité a aparecer frente a ella.
—Hola—saludé, me golpeé internamente, quizás ese saludo había sido muy fresco.
Ella se sobresaltó, cuando me observó se relajó y sonrió a medias.
—Carl—la piel se me erizo al escuchar mi nombre salir de su boca, algo en ella provocaba un efecto especial en mi—¿Sucedió algo?—preguntó, me senté a su lado manteniendo una distancia correcta.
—No—negué, la chica comenzó a observar el suelo—pero espero tener las suficientes fuerzas para no continuar con todo esto de la guerra—aclaré.
—¿No continuar?, ¿A que te refieres con eso?—ahora su mirada lucía confundida, apoyo su rostro en sus manos.
—Debemos cambiar algo, no vamos a lograr acabar con todos los Salvadores, no todos allí son malos, a eso me refiero.
La chica negó.
—Te equivocas—soltó—Quizás no todos sean malos, quizás algunos de ellos solo son personas que no tuvieron elección alguna, ¿y eso qué?...quizás podamos salvarlas, pero de todas formas eso no arregla nada, eso no nos hará recuperar a las personas que perdimos, no nos hará recuperar a nuestra familia.
Habló tan rápido que casi no tuve tiempo de analizar sus movimientos, ahora estaba enojada.
—Siempre hemos tenido diferentes formas de pensar y así será—soltó.
Me detuve a apoyarme en una de las cercas igual que ella.
—En fin...¿Qué hacías aquí sola?—pregunté, luego de unos segundos ella me observó.
Mi cuerpo se tensó al recibir su mirada.
—No estaba sola, estaba con Liam—corrigió jugando con la arena y tierra, parecía un pequeña niña indefensa, se veía tan vulnerable—vine aquí porqué no me sentía bien—susurró, su delicada voz reflejaba que estaba adolorida.
—Perdoname—susurré, era lo único que podía decir.
Ella volvió a mirarme.
—¿Por qué?—preguntó confundida.
—Por no recordarte, te juro que todo lo que...
—Oye, esta bien...No te preocupes—se detuvo y me observó, sonrió de lado—lo harás algún día supongo...y espero estar viva para cuando eso suceda—interrumpió mientras movía levemente las manos.
—¿No crees que sería mejor si me ayudas a recuperar los recuerdos?—pregunté.
El rostro de la castaña reflejaba confusión.
—Quiero decir...—me detuve a pensar en algún momento en particular—quizás funcione si me cuentas algo más sobre nosotros, quizás funcione si...
—No, eso no funciona asi—aclaró.
Pude ver su rostro una vez más, las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos, podía notarlo. Y era demasiado raro ver que ella estuviese triste porqué siempre tenía una actitud fuerte.
Definitivamente todo esto era mi culpa.
—Lo harás algún día y espero realmente que si no me puedes recordar, no te preocupes por mi—susurró.
Sus ojos me observaban con tanta calidez, después de todo el daño que le estaba ocasionando aún seguía sintiendo algo por mi.
Se acercó a mi y me abrazó, se quedó unos segundos así, no tenia ni la menor idea de porqué ella hacia eso, pero algo dentro de mi volvió a experimentar una cálida sensación, respiré su aroma una vez y no me despegué de ella.
La estaba dañando demasiado.
Sentí una masa fría envolverme cuando ella se alejó de mi, se levantó y quiso retirarse, con un vistazo rápido pude ver que apretaba su mandíbula, quizás estaba apunto de llorar y tomé su mano con la única intención de no soltarla, sus ojos marrones volvieron a observarme con confusión pero me soltó y se alejó lo más rápido posible.
Suspiré irritado mientras veía que se dirigía a su casa, por lo poco que sabía gracias a Michonne. Odiaba hacer que se sintiera mal, odiaba todo lo que estaba ocasionando.
Visualicé entre algunos árboles a mi madre en un vestido blanco. Sabia que era un simple juego de mi mente, pero eso me tranquilizaba, ella estaba sonriendome.
Suspiré y me levanté sonriendo del mismo modo.
"Pronto la recordarás"
Sentí la cálida voz de mi madre en mi mente y sonreí. Había pasado mucho tiempo desde que no la había visto en mis sueños mientras anhelaba soñar con ella cada noche buscando alguna respuesta. Quizás ahora lo sabía.
[...]
Recorrí el bosque otra vez tratando de encontrar al chico que mi padre había asustado, no sabia porque lo hacía pero ya estaba en esto.
Tenía una bolsa transparente con sardinas y una botella de agua.
Entre algunos árboles observé a un caminante que tenía incrustado un palo, éste quería alcanzar algo mientras observaba hacia arriba.
Alguien se acercó al caminante y le incrustó un cuchillo en el cráneo. Al iinstante escondí intuyendo que era un Salvador, sin embargo no lo era. Era el chico al que estaba buscando.
—Hola—me apresuré a decir—fue mi papá, solo disparó por advertencia—levanté las manos mientras aún sostenía la bolsa transparente en la mano derecha—No te apuntó a ti, soy Carl—solté acercándome a él, quien mantenía una navaja a la altura de su pecho asustado mirando a los lados.
—Siddiq.
—Comida y agua—afirmé enseñándole la bolsa.
—¿Por qué?—preguntó desconfiado.
—Por lo que me contaste que decía tu mamá sobre ayudar a otros. Mi mamá me decía que hay que hacer lo correcto, a veces cuesta saber que es pero otras veces no—comenté, tiré la bolsa transparente y esta cayó casi a los pies del chico, quién la cogió rápidamente y bebió todo el agua—Que bueno que te encontré—añadí un poco más calmado.
—¿Estuviste buscandome?—preguntó, asentí.
—Si, busqué esas sardinas y otras cosas para ti—aclaré mirándolo—vivo en una comunidad—volví a decir, él me observó—Te voy a hacer unas preguntas, y quiero que me digas la verdad, ¿Okey?—pregunté, éste asintió.
—¿Cuántos caminantes mataste?—pregunté, él se detuvo a pensarlo—sé que cuesta llevarla la cuen..
—237—me interrumpió.
—¿en serio?—pregunté, él asintió.
—uno más, uno menos.
—¿Cuántas personas mataste?—pregunté, éste miró al suelo y luego de unos segundos volvió a verme.
—a una—respondió secamente.
—¿Por qué?—pregunté.
—Los muertos intentaron matarlo pero no lo hicieron—cersioró y asentí.
—Veo que les pones trampas, ¿Así mataste a tantos?—pregunté señalando al caminante que él había matado hace unos instantes.
—Solamente una parte—aseguró—Mi mamá creía o esperaba que al matarlos liberarías sus almas ¿No? Tal vez...tal vez tenia razón—comentó, negué con el rostro.
—¿Hacer esto no te dificulta las cosas mientras intentas sobrevivir?—pregunté.
—No lo sé, pero tienes que honrar a tus padres ¿verdad?—aclaró, negué internamente.
—Si honrara a mi papá no estaría hablando contigo, ni tampoco te llevaría a mi comunidad—admití.
El muchacho se acercó a mi y ambos comenzamos a caminar.
—Perdí la memoria hace unos días atrás y hay una chica a la que todos dicen que amé, pero yo no la recuerdo. Recuerdo todo menos a ella, y cada vez que la veo se me hace muy familiar, demasiado—comenté.
—Esto te parecerá idiota pero mi mamá solía decir que si de verdad dos personas se amaban serían capaces de sobrepasar las barreras y ganarle al destino—soltó Siddiq y suspiró pesadamente—si lo sé, sonó muy idiota saliendo de mi boca—aclaró, negué con el rostro.
—No no, de echo es interesante—afirmé.
Un poco lejos de nuestra vista pudimos divisar a un venado que estaba siendo devorado por tres caminantes
—Okey, por tu mamá—solté mirando al chico.
Levanté mi navaja y caminé acercándome hacia los tres caminantes. Siddiq estaba a mi lado, cuando estuve cerca al caminante le incrusté mi navaja, lo mismo hizo Siddiq.
Y aún no nos habíamos percatado de que más caminantes habían llegado hacia nosotros.
Ambos nos observamos teniendo en cuenta de que ahora sí estabamos en problemas, por otro lado Siddiq también estaba ocupado peleando con un caminante.
—No tienes que hacer esto—aclaró aún luchando con el caminante.
Negué y fui a ayudarlo empujando al caminante, otro caminante se acercó a mi y caí al suelo junto a él. Oprimí una mueca de dolor, mi cabeza habia chocado levemente contra el suelo y cerré mi ojo dispuesto a recibir el dolor del impacto.
“ Cuando reaccioné, supe que me encontraba frente a la enfermería. Sabía que necesitaba verla, al menos por un escaso momento. Su piel había perdido color y sus labios estaban resecos.
¿Por qué rayos sus labios estában resecos?
Denisse no estaba aquí para impedirme que la viera, Tal vez estaba con Rosita o Tara.
Me acerqué más a su camilla con su hermano en brazos, Ese pequeño necesitaba de su hermana.
Sonrió mirándome y se inclinó, quería que su hermana lo cargase. Negué con el rostro y éste pareció comprenderme porque quería comenzar a llorar.
No pude hacer nada más que hacer que el pequeño tocará la mano de su hermana, después de todo ella aún no se levantaba.
Lo saqué de la enfermería justo a tiempo para calmar sus pequeñas lágrimas, le di un gran abrazo, hice que el se sintiera seguro para que no llorara otra vez.
Me alejé de la enfermería más rápido con dirección a mi casa y subí hasta el cuarto de Judith, Carol no tardó en llegar a llevarse al pequeño de mis brazos. ”
Abrí mis ojos, suspiré confundido y asustado, acababa de recordar algo y Colman estaba en mis recuerdos otra vez.
Miré a los caminantes, con un vistazo rápido pude contar que eran nueve y yo solo tenía un par de navajas y una pistola que estaba en mi cinturón.
Logré quitar al caminante que estaba encima de mi y al instante otro cayó a mi lado. Cerré mis ojos mientras escuchaba más quejidos.
" —¡Solo conversábamos!, ¿Que rayos te sucede?—gritó exhausta.
—¡Estoy celoso, eso me pasa!—grité—No fue mi intención decirte que solo te aceptaron por tu hermano, esta bien, no quise decir eso—me disculpé de nuevo, ella sacó mi mano que estaba en su hombro bruscamente, y salió del comedor dirigiéndose hacia Ramiro. "
Reprimí un gesto de dolor y confusión mientras más recuerdos llegaban a mi mente.
" —¡En serio te mereces una buena paliza!—soltó Negan alargando la palabra "buena”.
Le tiró un golpe en la cabeza a Colman con la parte inferior de su arma haciendo que la castaña cayera al suelo. La golpeaba sin parar, sus brazos y piernas adquirieron distintos colores.
—¡Ya basta, No le hagas más daño!—grité enojado, Negan dejó de golpearla y se acercó a mi.
—¿Acaso estas interesado en esta chica?—me preguntó Negan, no espero respuesta por que él mismo volvió a hablar—que mal, porqué tengo que decirte que ella no está a tu nivel—finalizó. "
El tercer caminante se acercaba hacia mi, Siddiq lo empujó lejos cayendo junto a él, con una mano saqué la pistola de mi cinturón y disparé a los dos caminantes que tenía a mi lado.
—¿Estás bien?—preguntó, negué dos veces.
—¡No, no lo estoy!—grité frustrado, Siddiq se acercó a mi.
—¿Qué te sucede?—pude oír que preguntaba, caí a suelo, tomé mi cabello entre mis manos y me sentí frustrado.
¿Por qué rayos estos recuerdos habían venido justo ahora?
" —Maldición, ¡ya déjame!—gritó, me limité a soltarla suavemente—¿Sabes por qué no serviría lo que te quiero decir?—preguntó, negué—Tu y Enid se besaron, yo los vi—afirmó. Vi que caí al suelo, parecía cansada.
—No te voy a mentir, si la besé—solté—pero estaba confundido. ¿Qué más podría hacer si tu no te atrevías a abrir tu corazón? ¿Qué más podría haber echo si tu no me dejabas amarte?—me alejé un poco más—Tú sabías perfectamente que me gustabas, te lo dije en la cabaña y te lo volvería a repetir si es posible—me detuve y sentí la tensión que estaba provocando—yo solo engañaba mis sentimientos, no quería nada con ella y se lo dejé bien en claro. Solo trataba de olvidarte porqué estaba enojado contigo—me agache y lo único que hice fue abrazarla—nunca dejaré de amarte—susurré.
Ella también se estaba aferrando a mí.
—Sé que piensas que yo a tu lado corro peligro, no me importa, Te cuidaré, nos cuidaremos y no pasará nada—me alejé, observé su rostro—te lo prometo—susurré de nuevo.
—Te juro que si te pasa algo no lo soportaría—susurré.
—Solo confía en mi-—murmuré. "
—No, No, No—grité frustrado al sentir la presión en mi abdomen.
" —¿Puedes notar el miedo que tengo?—preguntó en un segundo.
Negué.
—¿A qué le temes?
—No quiero perderte—soltó la castaña—Carl, eres el único chico al que he amado, tarde mucho en saberlo pero el sentimiento ya se había apoderado de mi—siguió hablando, me separé de ella y cogí su rostro entre mis manos.
—Te prometo con toda mi vida, con toda mi alma y con todo mi ser que jamás me perderás—contesté.
Una vez más pude ver sus lágrimas, se veía vulnerable. Sus lágrimas chocaban con mi rostro, todos los momentos al lado de ella eran hermosos y especiales.
Busqué sus lágrimas y las sequé. Mi alma se sentía completa con el solo rose de sus labios, ella era el soporte que yo necesitaba.
Me tomé la libertad de coger su rostro y la observé, Sus ojos me miraban desesperados, pidiendo cariño, o quizás pidiendo un beso más.
Coloqué un mechón rebelde detrás de su oreja, limpié el resto de lágrimas que surcaba su rostro y la volvi a besar.
—Soy y seré tuyo para siempre—solté separandome de ella.
Ella sonrió entre lágrimas y rio nostalgicamente.
—Porque todo de mi ama todo de ti—logró murmurar y la volví a besar.
Sonreímos al separarnos y ella se quedó acostada encima de mi pecho, acaricié su rostro, amaba todo en ella.
Cerré lentamente mis ojos, y la abracé. No quería dejarla ir nunca más. "
—¡Carl!—gritó Siddiq, lo observé asustado y confundido.
Había recordado todo, completamente todo, le había prometido que no la dejaría, y ahora yo no estaba con ella.
—¡Ya recuerdo todo!—grité secando las gotas de sudor que caían de mi frente.
Mi camisa estaba manchada de sangre de caminantes.
—¿Qué es lo que recordaste?—preguntó Siddiq.
—A ella. Ya la recordé, recordé todo—afirmé, éste asintió más calmado.
—Esta bien—habló respirando pausadamente—Lo de hace unos momentos no hacía falta Carl, casi mueres—volvió a decir Siddiq.
—Ahora soy responsable de ti, así funciona—añadí por un momento lejos de mis pensamientos.
—No quiero causar problemas, tu papá no querría saber nada conmigo—musitó.
—Lo sé, a veces los hijos deben buscar la forma de guiar a los padres—aclaré, cogi mi mochila y volví a caminar.
Escuchamos dos disparos cerca, demasiado cerca para ser una simple coincidencia.
—Vamos—ordené y corrí.
Sentía mi corazón palpitar a mil por hora.
Y mi mente aún pensaba que era alguien de Alexandria.
Ambos entramos a una casa, y nos detuvimos al ver a un hombre mientras éste levantaba su arma apuntandonos, se le veía sumamente asustado.
Miré la marca en su arma, definitivamente aquel hombre era un Salvador, pude ver al hombre tratar de disparar, sin embargo yo habia sido más rápido y en unos segundos maté al Salvador mientras Siddiq corría a examinar toda la casa.
—¡Carl! ¿En dónde estas?—escuché el grito de Siddiq desde una habitación y solo me dispuse a correr a buscarlo.
Respiré agitado, ¿Por qué justo cuando ya habia recordado todo? ¿Por qué ella tenía que estar herida?. Me acerqué a la castaña que estaba en el suelo, mis brazos perdían fuerza y tenía la impotencia de llorar, pude ver que Colman estaba herida, su abdomen sangraba.
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