CAPITULO 6: Galletas
[...]
Narrador Omnisciente
Carl Grimes
El muchacho seguía leyendo con mucha atención el cómic sobre superhéroes que estaba en sus manos, sin embargo el sonido de alguien subiendo las escaleras le hizo reaccionar, dejó el cómic encima de su cama y se detuvo a escuchar con atención sobre qué hablaban Carol y Michonne.
—Siento que Rick no tomó la decisión correcta.
—Quizás si—pudo oír la voz de Michonne, hablando casi apresurada—Nadie se atrevería a rechazar la oportunidad de recuperar a alguien cercano—comentaba una vez más—Yo haría lo mismo que ella, Carol.
—Apenas tiene catorce años—contradijo la otra mujer—Es muy diferente, no puede defenderse de todo—volvió a decir—El problema en Terminus nunca fueron los caminantes.
—Tranquila, ella estará bien.
Carl tan solo dejó de entrometerse en el tema mientras veia cómo las mujeres terminaban de subir las escaleras, bastó con solo un par de segundos y ambas aparecieron frente a él. Michonne le sonrió gentilmente y él tan solo tomó a Judith en sus brazos.
—Iremos por provisiones—informó—asegúrate de que todos estén bien aquí.
El sheriff asintió con mucha rapidez observando que Michonne llevaba su katana y Carol tenía una pequeña arma en su cinturón. Ambas mujeres se despidieron con una sonrisa, pero su atención se detuvo solo en Carol mientras ambas se retiraban.
Por un momento logró recordar todo lo que había ocurrido desde la granja de los Grenne hasta llegar aquí, desde que Shane vivía hasta la muerte injusta de Amy, Sophia, Dale, Andrea, T-dog, su madre, Hershel, Beth, Tyresse, Bob y Noah.
Judith lo observaba con una sonrisa y el chico no pudo evitar pensar en Colman sintiendo un poco de curiosidad; Ella planeaba recuperar a su amigo, sin embargo, conociendo que todo aquí era muy efímero y que duraba corto tiempo, no sabia si sería capaz de lograrlo, o si al menos ella regresaría con vida.
A pesar de eso le había intrigado demasiado su llegada, la primera vez que la vió, se veía dócil y casi sin seguridad mientras su padre y Deanna le daban la bienvenida al lugar, quedando totalmente sorprendidos por cómo la chica había sobrevivido sola.
—Esto es un poco extraño y confuso, Judith—soltaba Carl observando a la pequeña niña en sus brazos—Si fuera yo mi padre no se hubiera atrevido a dejarme salir, ya sabes, aún me considera cómo un niño.
La confusión y molestia le hizo bufar mirando hacia la ventana y negó con su rostro mientras su mente se centraba en opinar lo mismo que Carol había dicho hace unos instantes. No sabia porqué su padre había aceptado en darle el permiso a Colman para que saliera a buscar a su amigo, sería muy riesgoso, incluso para ella sola.
El chico tan solo se removió un poco inquieto en su sitio y dejó de observar la ventana, bufó de nuevo al sentir que se estaba preocupando por aquella chica sin sentido alguno pues apenas la conocía, el tema parecía no interesarle en lo más mínimo pero de todas formas era algo que rondaba por su mente y no lo dejaba en paz.
—Tengo que hacer algo—murmuraba Carl mientras dejaba a Judith en su cuna, el chico le dió una sonrisa a su hermana mientras se disponía a dar vueltas y vueltas por toda la habitación tratando de idear algo—Lo siento Judith, no puedo calmarme—se disculpó teniendo en cuenta de que no le entendía, ella solo sonrió—No sé porqué algo cómo eso me preocupa.
—¿Qué te sucede?—justo en ese instante, la voz de alguien soltando una risita lo desconcentró totalmente—¿Estás bien?
—¿Yo?
—Estuve saludandote desde afuera mientras te veía caminar por todo tu cuarto—soltaba la mujer, el chico la observó confundido y con una pizca de vergüenza al saber que alguien había estado observandolo—¿Qué rayos te pasa, Carl?
—No es nada Sasha—la mujer se adentró a su habitación y tomó a Judith en sus brazos mientras reía. A pesar de que fuese un poco extraño la presencia de la morena allí al sheriff no le incomodaba eso para nada—Es algo tonto.
—¿Estás preocupado por algo?—pudo oír que la mujer decía, el chico dejó de observarla y negó—¿Lo estás?
—No, no lo estoy.
Ella volvió a reír.
—Si, ajá—volvió a murmurar Sasha, por la expresión que tenía en el rostro Carl sabia que ella no creía lo que le había dicho hace un instante—Bueno, cualquier cosa que te haya echo estar de ese modo debe estar comenzando a ser muy especial para ti.
—¿Qué?—soltaba el muchacho levantándose, dispuesto a no dejar que lo molestaran con algo como eso de por vida—Juro que yo no estoy preocupado por nadie.
—¿Así qué es alguien?—cuestionaba la morena con interés mientras se disponía a levantarse y a verlo con una pizca de diversión—Los Adolescentes y sus dramas—se detuvo a decir aún observandolo—En fin, Llevaré a Judith con tu padre.
[...]
(Tn)__ Colman
Me acomodé mejor en el sillón en el que me encontraba, solté un suspiro totalmente aburrida y me limité a mirar a mi hermano una vez más, éste sonrió mientras jugaba con algunas sonajas. De verdad, al menos ahora, me agradaba demasiado estar en cuatro paredes y protegida. Hubiera dado todo por haber encontrado este lugar cuándo mis padres aún vivían.
Justo en ese instante mi vista se desvío a la ventana por un momento y me quedé viendo hacia afuera, estaba apunto de atardecer. Anhelaba tanto que ya fuera lunes, tan solo faltaban unas pocas horas. Quería de una buena vez recuperar a la persona con la que había compartido seis años de mi vida.
Sin embargo el sonido de alguien tocando la puerta de mi casa me sorprendió, me levanté del sillón y di una vistazo hacia atrás, ahora mi hermanito ya se encontraba cerrando los ojos para dormir por tercera vez en este día. Cuando llegué hasta la puerta me limité a abrirla con rapidez para ver quién estaba allí.
—Hola—saludó el pequeño niño de cabello castaño, se veía cansado pues poseía unas leves ojeras, pero sonreía con mucho entusiasmo—Mi nombre es Sam.
No despegue mi mirada de él para nada, aún sin entender que estaba haciendo aquí, este solo me sonrió de nuevo. Me sentí un poco asustada por su presencia aquí, yo jamás había hablado con él y no tenía la menor idea de porqué estaba aquí. Una parte de mi temió al pensar que éste me diría algo grave
—Hola—saludé esbozando una sonrisa—¿Qué necesitas?—pregunté con una pizca de confusión—¿Te encuentras bien?
—Bueno...—pude oírlo decir pero observó su alrededor, parecía estar indeciso y eso me preocupaba.
—Hey, solo dilo.
—Carol salió con los demás a buscar provisiones—comenzó a decir—mi madre está muy ocupada conversando con Rick—soltó un pequeño suspiro y me observó con timidez—y yo quiero galletas—murmuró avergonzado intentando sonreir—Antes de que el resto se fuera, Carol me dijo que tu también sabes hacer galletas.
Solté una risita y recordé el día de mi llegada, después de que Maggie y Carol me asignaran un hogar, tardé horas hablando con Carol mientras yo le comentaba que era muy buena para la cocina. Después de eso, incluso hasta llegué a enterarme de que mantenía una relación de amistad muy bonita con Daryl.
—¿Podrías hacerme unas cuantas?—pidió el niño frente a mi—¡Juro que después ya no te molestaré más!
—Esta bien—acepté con una sonrisa, esto seria un poco divertido—pero con una condición—el pequeño me observó confundido pero aún así se acercó más hacia mi para escucharme—Lo que quiero a cambio es que tu también observes cómo hago las galletas para que aprendas y puedas hacerlas en tu casa, con tu mamá—me detuve a recordar el nombre de su mamá—Tu mamá es Jessie ¿cierto?
—Si, mi madre es Jessie—respondió con mucho entusiasmo—me quedaré aquí observandote y aprenderé—soltó con una gran sonrisa—¡Muchas gracias por aceptar!
—Entonces, manos a la obra.
Pude ver a Sam dar pequeño saltos dirigiéndose hacia la cocina, me limité a suspirar con confusión al reconocer que aquel niño se mantenía muy tranquilo, quizás no tenía ni la menor idea de lo peligroso que podía ser estar allá afuera. Y eso estaba bien. Sam era sólo un niño un poco diferente al resto de los que ya sabíamos que tan peligroso era todo esto, y yo no me aventuraría a llenarle la cabeza de miedo, no me atrevería.
[...]
Las galletas estaban dentro del horno, hacia casi unos ocho o nueve minutos atrás mientras el pequeño y yo esperábamos sentados a que estas se terminaran de hornear, eramos pacientes, realmente muy pacientes, pero esto estaba demorando mucho.
Me digné a observar su rostro que poseía un par de manchas de harina, hace unos minutos atrás habíamos realizado una pequeña guerra de ingredientes caseros por toda la casa. Sin embargo, al darnos cuenta de que estábamos desperdiciando los recursos y de que probablemente Carol nos gritaría al llegar, nos detuvimos.
—Oye—pude oírlo decir—¿Quién te enseñó a hacer galletas?—preguntó, su pequeño rostro parecía demostrar interés—¿Fue Carol?
Divague por un momento, no quería recordarlo, no quería sentirme frustrada otra vez. A pesar de eso, respiré tres veces antes de responder a su pregunta con un rostro calmado.
—Mi abuela—contesté—ella es la que me enseñó a hacer galletas.
—¿Solo a ti?—volvió a preguntar.
—También se lo enseñó a un amigo—respondi—Se llamaba Tom.
El pequeño frente a mi sonrió muy rápido y se limitó a dirigir su mirada hacia adelante. Estaba tan animado que, por un instante, me hizo recordar al pequeño Tom de antes.
“Tommy, espero que estés bien" solté en mi mente.
—¿Y dónde están ellos ahora?—su pregunta volvió a desconcentrarme y negué con el rostro. Sam pareció comprender que las personas mencionadas se encontraban sin vida pues bajó su rostro lentamente—¿se convirtieron en mounstros?
—No realmente—respondi—mi abuela murió antes de todo esto y mi amigo desapareció.
Hubo unos minutos de silencio hasta que el reloj de mano que se encontraba encima de la mesa calculando la hora de cocción, que por cierto era de Carol, dió un chirrido. Ambos nos observamos casi al instante con mucha felicidad y sonreímos al ver que las galletas ya estaban listas.
Usando guantes y con mucha precaución sacamos las bandejas del horno para dejarlas con mucho cuidado encima la mesa de madera. El pequeño solo dió saltos de alegría al ver las cuatro bandejas de galletas listas, y que además de eso, se veían exquisitas.
—Sam—llamé, el pequeño me observó al instante—lleva tres de las bandejas a tu casa, comparte las galletas con tu mamá y tu hermano—ordené mirándolo, este asintió sonriendo—Les encantarán. Además, gracias por haber echo que mi noche sea un poco más entretenida.
—Gracias a tambien—pude oir que decia—Eres increible—soltó y otra vez sonreía mientras se disponía a salir con las tres bandejas en su mano, una encima de la otra, y se retiró con mucha rapidez.
Me limité a dar un suspiro de alivio al haber logrado hacer todo esto sin ningún rasguño, bueno, solo tenía el rostro manchado debido a la pequeña guerra. Por otro lado me sentía cansada, tenía sueño, y el lugar estaba completamente sucio y desordenado.
Los golpes en la puerta volvieron a distraerme, asi que me limité a limpiarme el rostro con mis mangas con rapidez para observar quien había entrado a mi casa.
—¿Olvidaste algo Sam?—solté con interés pero al ver que no era Sam él que se encontraba frente a mi, solté un simple suspiro dejando de observarlo.
—Hey
El chico de cabello largo con sombrero de sheriff se encontraba en el marco de la puerta.
—¿Qué rayos sucedió aquí?—soltó, pude ver que su mirada estaba fija en la cocina y toda la pequeña montaña de cosas que yo estaba apunto de lavar—No deberías gastar los suministros de esa forma.
—Solo buscaba que Sam sonriera por un instante—informé—pero alguien como tú no entendería eso—me saqué el delantal y lo dejé en su lugar mientras sentía que aún me observaba—por cierto, ¿qué haces aquí?—pregunté con cierta molestia—Qué no te bastó con delatarme el otro día—espeté mirándolo.
—No quise hacerlo—murmuró
—Si claro—me quejé con sarcasmo.
—Estoy diciendo la verdad—volvió a decir, pude ver que se detenía a pensar en algo mientras se sentaba en mi sillón—¿En serio crees que es seguro salir a buscar a tu amigo tu sola?—preguntó, asentí observándolo con obviedad—¿Cuánta es la probabilidad de que lo encuentres sano y salvo allá afuera?, mejor dicho, ¿en serio crees que podrás hallarlo?, ¿tan importante es para ti?
—Claro que si—contraataqué—Ya lo dije la otra vez.
—Mi padre no sabe lo que está haciendo—murmuró.
—¿Y tu si?—finalicé, éste solo espetó algo en murmullos.
—A lo que me refiero es que puede ser peligroso y punto—soltó—No creas que lo digo solo por ti, tienes un hermano al que no debes dejar. Allá afuera, todo es muy peligroso.
Me acerqué a él teniendo en mente decirle algo al respecto, algo contradictorio con lo que yo pueda tener la razón porque jamás abandonaría a la persona qué yo planeaba buscar, quería opinar algo más pero una voz nos hizo detenernos.
—Hola—había soltado el coreano frente a nosotros—Estoy revisando todas las casas a pedido de Deanna—informó con rapidez—¿No ocurre nada malo aquí, cierto?
Negué con rapidez mientras veía a Carl retirarse del lugar, el coreano lo observó confundido sin embargo entró completamente a mi casa y me miró con curiosidad.
—¿Qué sucedió?—preguntó.
—No lo sé—respondí alzando los hombros, restandole importancia al tema en su totalidad—Glenn, ¿quieres unas galletas?
Señalé con la mirada la bandeja de galletas que se encontraba en la mesa mientras ordenaba todo, pude ver que cogía dos galletas mientras yo seguía limpiando todo el lugar, para mi suerte, todo lo que habíamos manchado Sam y yo al cocinar no era demasiado, acabaría con todo esto en un instante.
—Hey, esto realmente está delicioso—dejé de limpiar para ver la expresión de Glenn y sonreí agradecida por sus recientes palabras—Muy delicioso, ¿Cuál es el secreto?—preguntó interesado y volví a prestar atención a lo que estaba haciendo—Es muy diferente a las que hace Carol, esta tiene un sabor distinto, ¿Quién es la dueña o dueño de la receta?
---Mi abuela—solté en un instante esa pequeña respuesta, aunque aún me dolía la muerte de mi abuela, muchas cosas más me traían confundida—Bueno Glenn—comencé a decir mientras veía que se llevaba otra galleta más a la boca—mañana estaré muy ocupada buscando a alguien así que...
Glenn me interrumpió carraspeando su garganta.
—A tu amigo ¿cierto?—pude oírlo decir.
¿Cómo rayos él sabia eso?
¿Tan rápido corrían los rumores por aqui?
Me quedé un buen rato mirandolo, buscando una respuesta a su repentina pregunta y al final supuse que quizás Maggie le había comentado lo sucedido, no me importo el echo así que asenti con lentitud.
—¿Por qué me ves de esa forma?—preguntó sonriendo—Soy un adivino—bromeó, sonreí ante su corto chiste—Sé todo lo que va a pasar.
—Vaya—susurré sorprendida, queriendo seguirle la broma, éste comenzó a reir. A pesar de eso una gran duda se situó en mi mente, por simple curiosidad—¿En que trabajabas antes de que ocurriera todo esto?
—Era el mejor comediante de mi ciudad—respondió mientras soltaba una risa, caminó hasta la puerta y se detuvo justo antes de salir—En realidad, yo solo era repartidor de pizzas—me sonrió una vez más levantando la galleta en forma de agradecimiento y salió de mi casa cerrando la puerta, aún cuándo estuvo afuera pude oir su voz—¡Adiós!
Froté mi rostro con mis manos notablemente cansada, la repentina visita de Glenn me había dejado confundida y aunque su corta broma me había echo sonreír ahora me sentía algo cansada. Además de eso, aún debía seguir arreglando un poco el lugar antes de que Carol volviera para evitar que se enojara por lo sucedido.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top