CAPITULO 32: Glenn

Dejé el cuaderno en el que estaba dibujando a un lado solo para acomodarme y tomar una almohada colocandola justo tapando mi rostro. Estaba cansada y quería dormir un par de minutos antes de que Daryl y Ramiro llegasen de aquella expedición en el bosque. Ya habían tardado mucho más de lo planeado.

Justo en ese instante, lo que Abraham habia dicho en la torre vigía volvió a resonar en mi mente. Estaba claro que todos habían pasado por momentos duros, momentos que les duele recordar, momentos que necesitan volver a revivir con las personas que extrañan, todos habían perdido algo, y se sentían una completa basura por eso.

Los sonidos de alguien tocando la puerta de mi casa me hicieron soltar un suspiro, no pretendía levantarme, ya había encontrado la postura perfecta y adecuada para descansar en el sillón.

—¡No hay nadie!—solté el grito serenamente acurrucandome más en el pequeño lugar en dónde estaba.

El lugar se torno silencioso, hasta que después de unos segundos, pude oír que la puerta de mi casa se abría y se cerraba con mucha rapidez, al parecer la dichosa persona que habia estado tocando, habia logrado entrar ya. El hombre se detuvo frente a mi examinando todo el lugar, parecía estar enojado y confundido.

—¿Por qué me tratas así?—fue lo primero que oi que decia, se llevó una mano al pecho fingiendo que le dolía tal acto, yo solo reí mientras observaba que ahora su rostro reflejaba felicidad y alegría—¿Estabas durmiendo?

—Estaba a punto de dormir—informé deshaciendo toda mi antigua posición y reincorporandome en el sillón solo para sentarme—¿A qué se debe tu tan agradable y rara visita, Glenn?

—Colman...—comenzó a decir pero se detuvo a poner sus manos en su rostro, estaba realmente muy entusiasmado gracias a algo que yo desconocía—Me alegra saber que Judith y Liam no serán los únicos pequeños dentro de Alexandria.

Lo último que había soltado me dejó totalmente confundida, mi cerebro daba miles de razones e intuía cosas tratando de darle sentido a lo que el coreano acababa de comentar. Y ninguna de ellas me parecía racionalmente lógicas.

—No entiendo—susurré casi con molestia al no poder adivinar qué rayos estaba tratando de decir—¿A qué te refieres?

—Voy a decirtelo—el hombre solo se acercó hacia mi y soltó una última sonrisa gentilmente para luego susurrar algo en mi oído—Maggie está embarazada.

—Oh, vaya...

Mi reacción en ese instante fue una muy extraña, lo sabía porqué el coreano me observaba con una pizca de diversión que hasta a mi me daba un poco de gracia. Estaba completamente alegre por él y por Maggie, eso sin dudarlo. Sin embargo, sería un pequeño más que llegaría y crecería en un mundo lleno de caminantes.

—Eso es grandioso Glenn—volví a soltar casi gritando y lo abracé esbozando una sonrisa de felicidad—¡Serás padre!

—Asi es—pude oir que decía, y me alejé de él unos pasos más solo para observar que más diría—Y necesito tu ayuda, de echo, justo ahora venia a cobrarte el reto que perdiste contra mi.

—Casi me dejas sin un brazo, pero está bien—lo observé con confusión y crucé los brazos—¿En qué puedo ayudarte?

—Maggie me pidió galletas—soltaba serenamente—Las galletas que tú haces.

Con detenimiento observé al adulto frente a mi, era raro que su esposa quisiera una galleta de las mías pues los únicos que habían probado aquella receta favorita de mi abuela habían sido solo los integrantes de la familia Anderson y Glenn.

—Que extraño—susurré un poco confundida—¿Cómo es qué Maggie sabe de las galletas?

—Al salir de tu casa aquel día que hiciste las galletas para Sam tomé un par más para Maggie—informó—Ha pasado mucho tiempo, supuse que ya lo habías intuido.

—No te preocupes, Glenn—contesté riéndo mientras él se acomodaba en otro sofá lejos de mi. El coreano solo observó el techo con curiosidad—¿Cómo lo llamarás?

—Maggie elegirá su nombre, aún no tengo en mente ninguno—respondía sin despegar su vista del techo—Me encantaría demasiado que fuera un chico.

—Hey—tuve que quejarme interrumpiendolo—¿Que hay de malo si es una niña?

—Las chicas son muy quisquillosas, maleducadas y te interrumpen mientrás hablas—soltó, me observó con una pizca de diversión—Conozco a una que está justo frente a mi—por la expresión divertida que poseía en su rostro supe que solo estaba bromeando así que solté una risita—Sinceramente que sea niño o niña es lo que menos me importa ahora. Voy a amarlo, o amarla de todos modos.

No pude evitar imaginar una escena que probablemente vería muy pronto, Glenn llevando en sus brazos a un niño, o a una niña, al lado de una Maggie sonriente. Era lo único por lo que hasta pagaría por ver.

—Prometeme que si le sucede algo a Maggie o a mi, cuidaras bien de mi pequeño—soltó, lo miré por un segundo sintiendo un poco de miedo al percatarme de lo que estaba diciendo. Por la forma serena en la que había soltado aquella orden supe que estaba hablando en serio, parecía temerle a algo.

—No morirás Glenn—solté—Has llegado hasta aquí luchando y estarás hasta que tu hijo o hija crezca—el coreano solo negó con el rostro—Vas a vivir mucho más e incluso...

—Solo prometeme eso—volvió a decir interrumpiendome y demostrando firmeza y seguridad—Es lo único que te pediré.

—¿Y qué pasa si yo muero y no puedo cumplir tu promesa?

—Eres demasiado fuerte para morir, Colman—el coreano solo se enfocó en mi mientras yo hacía lo mismo—Si yo no estoy aquí cuando lo veas nacer, cuéntale sobre mi.

—¿Es por los Salvadores, cierto?—me detuve a preguntar—¿Qué rayos pasa con ustedes?—espeté levantándome—Abraham y tú están haciendo que me preocupe, ¿Qué rayos hicieron en ese lugar que hace que les de mucho remordimiento?

—No puedo decírtelo, Colman. No puedes saberlo aún.

—¿Y por qué rayos no puedes?—solté observandolo, el coreano solo negó con su rostro—¿Acaso pondrás la misma escusa tonta que Abraham, Carol, Rick y me dirás que es porqué soy una niña?—me senté en mi sitio nuevamente solo para intentar calmarme un poco—Que sea una niña no implica que me dejen fuera de los problemas que ocurren tras estos muros, lo sabré algún día de todos modos.

—Soy el menos indicado para contarte que sucedió aquel día, Colman—pude oír que decía soltando un suspiro—Vine aquí para pedirte aquel favor, no me decepciones. Quiero creer que aún puede haber alguien que quede a cargo de mi hijo por si algo nos sucede a Maggie o a mi.

El rostro del coreano solo demostraba una preocupación total, se veía más preocupado y la sonrisa que había tenido al ingresar a mi casa para contarme su secreto se había esfumado totalmente.

—No les va a pasar nada—informé en un susurro—Tu no morirás.

—Solo prometemelo, Colman. Quiero escuchar y dejar todo en tus manos para sentirme más seguro.

—Lo haré—solté definitivamente—Cuidaré de tu pequeño, si algo sucede con Maggie o contigo.

Glenn solo sonrió volviendo a acomodarse en aquel sofá en el que estaba sentado, estiró con mucha más rapidez toda su pierna haciendo que esta quedase fuera del sofá, quizás solo buscaba estar más cómodo.

Una pequeña y corta duda se centró en mi mente como si un dardo fuese clavado en mi cabeza, había una pregunta que yo había querido decirle al coreano desde hace mucho pues aquel adulto era el único con quién me había acostumbrado a comentar mis sentimientos.

—Oye Glenn—comencé a decir más calmada, él solo me observó—¿Cómo te diste cuenta de que amabas a Maggie?

—Hace un par de años atrás lo supe—soltó—Me preocupo por ella más de lo que me preocupo por mi mismo—se detuvo solo a reír levemente, como si recordase algo que le hacía muy feliz—Así funciona el amor, eres capaz de arriesgar tu propia vida por salvar a quién amas. Maggie fue una persona muy gentil conmigo desde el principio y se convirtió en parte fundamental de mi familia de sobrevivientes.

Me enfoqué en observarlo con interés y sintiendo un pizca de ternura y confusión al haber escuchado que hablaba así sobre la que ahora era su esposa y la futura madre de su hijo.

—Tu también lo eres, Colman



[...]




—¡Bien!—solté—Si tu tampoco me lo quieres decir entonces lo averiguaré por mi cuenta.

Hace un par de horas había echo lo que Glenn me había pedido, Maggie me había recibido con una sonrisa gigantesca y pedía que me quedara en su casa junto a ella, Sin embargo Enid estaba allí también y para evitar alguna gresca más con equella chica tuve que salir lo más rápido posible del recinto.

Justo ahora me encontraba alrededor de los paneles solares, observando atentamente a Morgan tratando de que me dijera lo que había sucedido con ese extraño grupo, el moreno era la persona más comprensiva que yo había conocido durante esta fatal pandemia, pero ahora parecía estar del lado de todos sin querer decirme que era lo que había ocurrido.

—Colman—pude oír que llamaba el moreno adoptando una mirada seria—Solo cálmate.

—Estuviste aquí cuando el resto no volvió casi un día y medio—me detuve a decir nuevamente, Morgan solo tomaba su palo y seguía practicando—No pretendas que no sabes nada, debiste de haber tenido una razón lógica para no ir junto al resto.

—Hey Morgan—pude oír que llamaba una voz más serenamente, sabia quién era, y debido a la hora que era se me hacía muy raro su presencia aquí ya que el sheriff siempre estaba con su hermana y Michonne.

—¿Qué sucede?—preguntaba el moreno mientras Carl se situaba a su lado.

—Morgan—volvi a llamar yo con más seriedad que antes.

El moreno solo siguió moviendo ágilmente su palo y haciendo movimientos fantásticos, sabia que no quería decirme que es lo que había sucedido aquel día pues parecía que estaba ignorandome así que solo lo dejé en paz junto al otro chico dirigiendome hacia mi casa.

Estaba oscureciendo ya, y la ausencia de Daryl y Weitman me tenía muy angustiada, me dispuse a escalar las vallas solo para salir y tratar de relajarme. Salté hasta el suelo después de traspasar las paredes y saqué mi navaja con la única finalidad de despejar esta zona.

La situación me molestaba un poco porqué después de aquella salida Maggie y Carol habían vuelto heridas, a pesar de eso ambas solo me habían dicho que había sido debido a que una horda las estaba persiguiendo. Cosa que no podía ser cierta pues ambas se veían muy conmocionadas por algo, el resto igual. Las actitudes de Glenn y Abraham solo hicieron que mis sospechas y mi curiosidad aumentarán más.

—¡Colman!—el grito sereno me hizo despertar, esa había sido la voz de Carl así que me limité a matar con ayuda de mi navaja al par de devoradores que estaba frente a mi con más rapidez—¿Dónde estás?

Justo en ese instante lo vi a través de los arbustos, su presencia aquí seguía haciendo que me sintiera indignada por lo que había pensado sobre mi aquella vez en la cabaña. Y sin perder ni un segundo comencé a correr alejándome aún más del chico. No me apetecía hablar con él, sería inservible porque no lograría cambiar su punto de vista sobre ayudar al resto.

—Espera...—pude oir que pedía—Detente, por favor.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top