CAPITULO 31: Abraham y Rosita


* Dos semanas después *

(Tn)___ Colman


No pude evitar pensar en todo lo que había pasado desde la llegada del tal Jesús; la alianza con otro grupo, las muertes y la lucha contra ese grupo de los salvadores, y que por el momento nadie de aquí quería brindarme más información. Todo eso me traía muy confundida.

—¡Espera!—el grito hizo que me detuviera, dejé de prestarle atención a Liam y miré a la mujer que salía del consultorio de Denisse sumamente enojada, era Rosita—¡Espera, Rosita!

Había venido aquí por unas pastillas y estaba esperando mi turno para entrar ya que el consultorio parecía estar muy ocupado por esas dos mujeres que ahora gritaban. Liam estaba sentado en mis rodillas jugando con mi cabello y observaba a Denisse con una sonrisita.

Me reincorporé con rapidez sin quitar mi concentración de Rosita, tenía el rostro casi rojo y estaba muy enojada pues apretaba fuertemente su mandibula, podía notarlo. Algo le había sucedido.

—Necesito salir de este maldito lugar—pude oír que decía Rosita—Ahora.

—¿Por qué?—preguntaba Denisse observandola—¡Rosita, detente!

Espinoza solo hizo un par de señas, podía ver que tenía mucho más enojo que antes y que estaba tratando de controlarse, al parecer, le estaba pasando algo muy malo y no podía ocultarlo más. Desde mi posición al lado de Denisse ambas observabamos cómo Eugenne abría las rejas dejando que Rosita saliera de la comunidad, Porter solo parecía tenerle miedo.

[...]

—Sé qué estás allí detrás, sé que estás escondiéndote—tragué saliva y me dispuse a soltar un suspiro, no planeaba ser descubierta tan rápido, al parecer, la mujer no pasaba nada por alto—Ya sal de una maldita buena vez.

Debido a su gran muestra de enojo dentro de la comunidad, yo había tenido que seguirla dejando a Denisse con mi hermano. Yo jamás habia visto a Rosita Espinoza actuar de esa forma, ella siempre había sido una persona dura y verla tan vulnerable me había causado una mala sensación intuyendo que podría hacer algo que pusiera en peligro su propia vida.

—Colman—volvió a llamar arrastrando su voz, seguía estando muy enojada así que para no empeorar las cosas salí de mi escondite solo para verla con serenidad—¿Qué rayos haces aquí?

—Solo quería asegurarme de que nada malo te sucediera—solté.

—¿Si?—pude ver que decía esbozando una sonrisa sarcastica—Ya lo hiciste, ahora solo lárgate.

La mujer solo volvió a caminar levantando su navaja y dándole un golpe en la cabeza a un caminante que se había cruzado en su camino. Estábamos muy lejos de Alexandria ya, y la mujer seguía avanzando al lado contrario alejándose aún más.

—Si te tranquiliza...—comencé a decir, sin embargo me detuve a matar a un devorador que se acercaba hacia nosotras. La mujer observaba con mucha más irritación a los muertos que se nos acercaban—Si te tranquiliza, podrías contarme qué es lo que te pasa.

—No, Colman—la mujer se acercó hacia mi con rapidez y apuntó su navaja justo en mi cabeza—Si de verdad aprecias tu vida tendrás que largarte de aquí ahora, ¿entiendes?

—No, Rosita—solté yo con el mismo tono amenazador que ella habia empleado hacia mi hace unos segundos—No pienso dejarte aquí—me alejé al instante de su rostro y ella solo observó hacia otro lado zarandeando su cabeza de izquierda a derecha, parecía que tenía planeado decir algo más pues tenía la boca abierta y se veía irritada—¿Por qué te estás comportando de esta forma?

—¿No puedes solo largarte y regresar a esa estúpida comunidad?

—Estás enojada, lo puedo ver—solté frente a ella tratando de hacer que comprendiera—pero dejarte aquí solo hará que hagas algo tonto.

—Largate ya, Colman.

—Puedes decirme qué te pasa, podemos tratar de solucionarlo.

—Eres solo una niña—volvía a decir irritada la mujer, al hablar levantaba mucho la voz y gracias a eso habían más caminantes acercándose hacia nosotras—¿Por qué rayos sigues aquí?

—Ya te lo dije, quiero asegurarme de que nada malo vaya a pasarte.

—¿Denisse te dijo que me siguieras?—soltaba nuevamente observandome con enojo, se acercó a mi rostro y soltó una risa sarcástica—¿Acaso eres su perrito que le hace los mandados?

—Vine por mi cuenta.

—¿Por qué?

—Porqué eres Rosita Espinoza—solté con obviedad, la mujer solo me observó con confusión—Eres la segunda persona más ruda que conozco, todo lo bueno que le has proporcionado a Alexandria durante estos años se iría a la basura si tu mueres aquí afuera—el quejido de unos caminantes más hizo que ambas voltearamos a deshacernos de ellos antes de seguir hablando—Y aunque no conozca muy bien lo que te está sucediendo podría inten...

—Abraham me dejó—su voz agitada y serena me hizo detenerme mientras asesinaba al último devorador que estaba de pie y acercándose a nosotras—Dijo que creía que yo era la última mujer en el mundo cuándo me conoció. Vino una noche, cogió una mochila, guardó sus cosas y se largó sin decir nada más.

—Vaya...—la observé con confusión pues había soltado la información muy rápido y me digné a seguirla al observar que seguía avanzando—Eso fue algo...

—¿Estúpido?

—Eso—solté—pero no puedes estar enojada solo por eso Rosita, puedes hacer mucho más que eso.

—¿Cómo qué?

—Solo mírate—Rosita solo se detenía a quitar una pistola del bolsillo de un cuerpo muerto que estaba en el suelo—Eres realmente capaz de hacer cualquier cosa que te propongas—me coloqué detrás de ella tomando mi arma y vigilando el lugar mientras la mujer abría la recámara del arma que había encontrado—La ira solo ocasionará que hagas algo tonto y eres Rosita Espinoza, puedes hacer algo mucho mejor que estar enojada.

La mujer solo me observó soltando un suspiro, al parecer estaba más calmada y observaba con más cautela su alrededor. Yo solo me detuve a observarla esperando a que aceptara lo que yo estaba a punto de decir.

—Deberiamos regresar.

—Estaré bien.

[...]

Había llegado a Alexandria hace unos minutos atrás, a pedido de Rosita Espinoza yo había tenido que dejarla sola para no empeorar la situación. Sin embargo, antes de que yo me alejara de ella, habia podido observar que la mujer estaba más calmada que antes.

—¿Me cubres en la torre vigía?—la voz de Sasha me hizo reaccionar, aún seguía pensando en todo lo que había sucedido hace unas horas atrás—Colman.

Con un vistazo hacia el frente pude ver a Abraham, el pelirrojo estaba en la torre de vigilancia y nos observaba con una expresión que demostraba interés.

—¿A dónde irás tú?—pregunté con curiosidad.

—Iré a almorzar.

—Bien, no te preocupes—repuse al instante soltando una risita—Te cubriré.

—Estaré muy tranquila dejándote a cargo—soltó, pude ver que justo en ese instante la morena volteaba para hacer una seña con los dedos mirando a Abraham, Ford hizo lo mismo y le sonrió—Volveré enseguida.

Sin perder ni un segundo subí a la torre de vigilancia situándome al lado del pelirrojo, levanté mi mano solo para recibir una arma que él prácticamente me lanzó desde su lugar.

—Hola—saludé.

—Hola—saludó de la misma forma, sin embargo, esbozó una sonrisa—Creí que estarías en casa de Tobin sin hacer nada, ¿a dónde rayos habías ido esta mañana?

—A ningún lugar—solté ocultando con rapidez lo sucedido, no queria decirle que había seguido a Rosita y tampoco que la mujer estaba muy enojada por él—solo planeaba conseguir un par de cosas.

—Estás mintiendo—pude oír que decía con serenidad—Se te nota en el rostro.

Los golpes en la puerta me hicieron despegar mi atención de Abraham y tuve que voltear al instante para ver quién era, Rosita ya estaba aquí, la mujer seguía con su típico rostro sereno observando hacia el portón.

—Hey, Gabriel—llamé, el moreno desde su lugar me observó con mucha atención quizás esperando a qué le dijera quien rayos estaba detrás del portón—Es Rosita, déjala pasar.

Cuando Gabriel abrió la puerta, la mujer solo avanzó con rapidez sin agradecer nada, al parecer, se dirigía hacia su casa pues avanzaba rápido y sin detenerse. Volví a enfocarme en el pelirrojo a mi lado y me senté en la torre observando que el adulto también había visto entrar a aquella mujer.

Su rostro reflejaba nostalgia y tristeza, pensé por un pequeño momento que el aún extrañaba a Rosita pero...¿por qué se habia alejado de ella de esa manera?

—¿Eso hiciste?—preguntó—¿Habías ido tras ella?

—Así es—acepté apoyando mi rostro en mis rodillas—Solo no quería que nada malo le sucediera—desde mi sitio y aún sentada en la torre pude ver a Carl junto a Enid, ambos parecían estar buscando algo en las calles de la comunidad—quería acompañarla y averiguar qué rayos le sucedía.

—No debiste haberla seguido—soltó el pelirrojo frente a mi—Es una estupidez.

—¿Sabes qué es más estúpido que eso?—pregunté, éste solo guardó silencio observandome con más serenidad—Que ustedes no me quieran contar qué rayos sucedió entre esos tipos, que ustedes no me quieran contar a dónde rayos Heath y Tara se fueron. Eso si que es estúpido.

—Eres una niña, no necesitas saberlo.

—Lo sé, tengo dieciséis años—me reincorporé solo para observarlo con una pizca de molestia—Sé que piensan que aún soy una niña, pero puedo darme cuenta de todo lo que ocurre aquí, los problemas no solo están basados en los muertos—señalé hacia afuera y negué moviendo la cabeza—No entiendo porqué rayos no pueden decirme que es lo que ocurrió con esos tipos llamados Salvadores.

—No deberías saberlo, no aún.

—¿Tuviste hijos?—pregunté al instante al reconocer que el hombre no planeaba decirme nada más, Abraham solo me observó sin hacer ningún movimiento—¿Te sentirías bien ocultandoles algo tan importante como eso?

—Tuve dos hijos—soltó—Y claro, se los ocultaría a ellos para protegerlos porqué éste no sería el tiempo adecuado para decirselos. No necesitas saber que rayos pasó en ese jodido lugar por ese mismo motivo, Colman.

—¡Bien!—espeté negando con el rostro—Entiendo.

Abraham solo suspiro serenando su rostro totalmente, yo solo respiré tres veces antes de soltar una pregunta que me había tenido confundida desde hace un par de semanas atrás. Debía saber que rayos pasaba.

—Oye Ford, sé que las cosas no han estado bien entre tú y Rosita, pero...—me detuve solo a soltar un suspiro al recordar cuán enojada estaba la mujer esta mañana—¿qué sucede entre Sasha y tú?

—Colman—comenzó a decir, gracias a la expresión molesta que ponía en su rostro supe que lo que sospechaba era verdad. Abraham y Sasha estaban saliendo—Eso no es de tu incumbencia.

—¿Fui muy directa, pelirrojo?

—Definitivamente, castaña—pude oír que respondía de forma despectiva—No te diré cosas así a la ligera.

Me detuvé a ver las calles de Alexandria una vez más. Carol salia de la casa de Rick junto a Spencer y Rosita, parecía que estaban a punto de hacer algo importante aún así no pasó nada porqué todos se dirigieron por distintos caminos casi con rapidez. Abraham a mi lado también había observado aquella escena soltando un rostro que expresaba confusión.

—Es curioso—soltó.

—¿Qué?

—Es curioso qué estés aquí y no peleando con Enid.

Lo observé por un instante sintiendo vergüenza por aquella vez, Ford solo sonrió y por la expresión que ponía en su rostro sabía que tenía en mente molestarme con eso.

—¿Estuviste viendo eso también?

—Claro que si—volvió a decir el hombre—Jamás durante toda mi asquerosa vida había visto a un par de mocosas pelear.

—Olvidalo ya. Cada vez que recuerdo eso me siento patética—espeté, el pelirrojo solo negaba con el rostro y reía—No lo sé, el mundo está yéndose a la basura y nosotras aquí, peleando dentro de una comunidad que nos ofrece techo y comida por algo que aún desconozco.

—Fue muy divertido para mi y lo seguiría siendo—escondí mi rostro entre mis manos evitando observar como el hombre seguía burlándose de aquella situación—pero debiste haber echo algo al respecto, debiste haberte defendido—dejé de esconder mi rostro solo para escuchar que decia—Todos en Alexandria sabemos que eres la niña más fuerte de aquí.

—¿Yo?

—Claro que si, Colman—el hombre tomaba su arma y observaba hacia afuera usando el acercador, no hizo nada más porqué luego se sentó a mi lado—El dia en el que no volvias se sintió realmente muy extraño—informaba serenamente—Estaba todo tan calmado, hasta podría decirse que todo estaba callado y casi sin vida.

Estiré las mangas de mi camisa sin dejar que nada me desconcentrase, Abraham solo observó hacia adelante mientras mantenía un rostro severo y calmado.

—Estabamos claramente muy enojados por dos cosas—decia levantando uno de sus dedos quizás para enumerar lo que había sucedido—No habíamos tenido suerte de encontrarte hasta que Carl nos avisó sobre tu escondite por la calle Barton. Y por otra parte, Enid también se había ido.

—¿Qué sucedió después?

—Daryl pasó prácticamente toda la noche afuera buscándote, Michonne y Carl también. Sin embargo, jamás lograron encontrarte en esa cabaña.

Solté un suspiro recordando que mi primer paradero antes de llegar a la cabaña había sido ir a la ciudad con la única finalidad de conseguir los intercomunicadores para mi plan. De echo, en ese lugar me había tardado mucho más de lo debido gracias a la enorme cantidad de devoradores que habían estado rondando por allí.

—No fue hasta el día siguiente, que gracias a la terquedad de Dixon regresaste aquí—pude oír que volvía a decir, yo solo sonreí recordando lo sucedido—Creo que haces que algunos en Alexandria se sientan bien, le caes muy bien a las personas de aquí y me incluyo.

—¿Estás bromeando conmigo?—solté aún esbozando una sonrisa—Suena como si te estuvieras despidiendo de mi, no digas todas esas cosas.

—Lo que digo es cierto, Colman—teniendo mi rostro apoyado en mis rodillas podía ver sus manos moverse mientras le daba énfasis a lo que decia—Sinceramente si yo fuera tu padre, estaría muy orgulloso de tener una hija como tú.

Lo último que dijo me hizo perder toda mi posición bajando mis rodillas solo para observarlo, podia sentir que un pequeño nudo se situaba en mi garganta y amenazaba con salir en forma de lágrimas. Sin embargo, el hombre solo soltó una sonrisa tranquila que evitó todo lo que mi cuerpo tenía planeado.

—Ser hija de alguien tan cool como tú seria genial—solté, estiré mi mano justo frente a su rostro, el pelirrojo comprendió al instante chocando su mano con la mia de forma divertida—Pero que te quede claro que aún no olvido que no respondiste mi pregunta.

El pelirrojo solo rió toscamente levantándose, volvió a reincorporarse y tomó su arma vigilando con más cautelosidad todo el lugar. Por la forma en la que reaccionaba cuando buscaba saber la respuesta a mi pregunta podía intuir que yo estaba en lo correcto.

—Puede que quizás se te haga raro, pero también tengo una duda sobre ti.

—¿Sobre mi?—pregunté con confusión levantándome y situándome a su lado para cuidar y proteger el lugar—¿Qué clase de duda?

—¿Qué sucede entre Carl y tú?

—¿Qué crees que es lo que sucede?

—No tengo ni la menor idea—soltó—Últimamente he visto como evitas toparte con él a pesar de que se encuentran demasiadas veces.

—La razón por la que estoy evitando lo es simple, Carl Grimes es un buen chico, eso lo sé. Sin embargo, siento que esta totalmente equivocado con respecto a algo.

—¿Sobre qué?

—Carl queria abandonar a Ramiro incluso sabiendo que estaba herido, creía que el pelinegro podía ser una amenaza para Alexandria. Dijo que yo era débil solo por el hecho de confiar en alguien a quién no conocía.

—Lo entiendo—pude oír que soltaba—A veces es inevitable volverte una completa mierda en un mundo como éste, A veces solo dañas a las personas que más amas porque sabes que jamás podrás superar los obstáculos que te depara el destino—me centré en solo observarlo y realmente en ese instante creí que se refería a Rosita con la última frase que había soltado—El punto es que Carl ha pasado por muchas cosas; ha perdido a su madre y el lugar en el que residían antes fue completamente explotado, luego lo de terminus y la perdida de su ojo durante la invasión. Todo eso influye a que desconfíe del resto.

—Jámas lo había pensado de ese modo.

—Carl y tú son los chicos más valientes que he logrado ver hasta el momento—desde mi posición puede ver que se detenía a verme, luego observaba hacia afuera casi con rapidez—Espero estar vivo para lograr ver a Liam y Judith de esa manera; fuertes y valientes al igual que sus hermanos mayores.

Observando a Abraham pude comprender algo, detrás de ese hombre pelirrojo que demandaba seguridad y fuerza, y que incluso lograba que algunos le tuvieran miedo, se escondía una persona sensible, audaz, buena y valiente. Había sido magnífico cubrir a Sasha en su tarea pues había tenido la grande oportunidad de conocer al pelirrojo aún más.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top