CAPÍTULO 20: ¿Carl?
[...]
(Tn)____ Colman
Observé con más precaución el camino, no habían más caminantes a mi alrededor y el lugar se veía calmado y más tranquilo. Terminé de escalar y saltar el muro logrando, por fín, estar fuera de Alexandria.
Quería despejar mi mente y lo mejor que debía hacer era salir de aquel lugar que solo estaba lleno de personas que no sabían protegerse, a excepción del grupo de Rick.
Volví a examinar el camino con más detenimiento, Planeaba ir a la cabaña del norte, y en estos momentos no quería ver a ningún caminante.
Dí un suspiro tenso cuando recordé aquella cámara fotográfica, sabia que debía de estar en la cabaña del norte aún.
Justo en ese instante, e instintivamente saqué la navaja de mi cinturón al escuchar el ruido a centímetros, podía escucharlas claramente, eran unas pisadas y se oían muy cerca. Coloqué mi navaja en una altura correcta para matar a algunos caminantes sin problemas y me acerqué a la raíz del sonido. Un pequeño grupo de caminantes estaba rodeando algo tratando de saciar su hambre.
Al parecer estaban tan concentrados en su presa que aún no se precataban de mi presencia, sin embargo, pude visualizar un sombrero de sheriff en medio de todos los devoradores.
Miré confundida al chico.
¿Por qué el Carl Grimes estaba aqui?
De todos modos, me acerqué al instante y ambos terminamos de matar a los caminantes. Cuando terminamos con la asquerosa tarea suspiramos aliviados de no haber recibido alguna mordida.
—Casi mueres—espeté viendolo, aún sin avanzar.
—Casi—repitió—De todos modos, lo tenía todo cubierto—soltó—No necesitaba tu ayuda.
—Claro—agregué de forma sarcástica comenzando a avanzar.
Pude sentir su extraña presencia aún siguiéndome.
—¿Estabas siguiendome?—pregunté.
Me acerque a él instintivamente y cruzamos miradas una vez más, sus ojos lograban que por un momento yo me sintiera en un lugar distinto, en un lugar cálido.
—Quería ver a dónde ibas—respondió—Solo por precaución.
—¿Precaución?—el asintió pero yo me limité a observarlo con confusión—Pues no voy a ningún lado—informé—tú deberías regresar a Alexandria—sugerí antes de mirarlo detenidamente.
Mi vista viajó por todo su cuerpo y se detuvo en sus piernas, él estaba cojeando.
—No.
—Hazlo.
—No.
—¿Por qué?—pregunté.
—No regresaré sabiendo que tú estas aquí afuera—aclaró—Puede sucederte cualquier cosa—volvió a decir.
—Sé defenderme, no necesito un guardia—comenté enojada por la obstinación del muchacho—además, estás herido—aumenté señalando su pierna, rodeé los ojos y comencé a caminar.
Él solo permaneció detrás de mi y en silencio durante todo el trayecto.
Todo se tornó incómodo a medio camino, nadie decía nada y lo único que podía escucharse eran nuestras pisadas mientras éstas chocaban con la tierra y las hojas que caían de los arboles.
Suspiré calmada ideando un tema para hablar, pero nada parecía venir a mi mente. Ambos no teníamos nada en común, entonces, ¿De qué podríamos hablar?
—Hey, a la derecha—dirigi mi atención completamente hacia Carl al escuchar aquella orden, El chico solo señalaba a un caminante situado a la derecha entre los arbustos—yo con los de allá—volvió a ordenar señalando a dos caminantes a su izquierda.
Me dirigí a hacer lo mio y con un golpe rápido mi navaja quedó incrustada en la cabeza del caminante acabando con su vida.
Miré a Carl quien fácilmente había acabado con dos y volvimos a continuar con nuestro camino.
—¿Fue realmente importante?—pudo soltar, apreté el mango de mi navaja con más fuerza y suspiré. Sabia a quién se refería.
—Así es—solté—fue mi primer amigo.
Pude oírlo soltar un suspiro muy fuerte.
—Llegamos—informé.
Miré la cabaña a lo lejos y me acerqué a ella corriendo, con una mirada cautelosa examiné que ningún caminante estuviera por aquí. Miré todo a mi alrededor, todo estaba intacto, justo como la primera vez.
Agarré la cámara que permanecía en uno de los pequeños estantes y la prendí, esperé unos segundos hasta que encendiera y sonreí al ver aquella foto de mi amigo.
Era inevitable querer que él volviera, había sido mi mejor amigo por seis años, había conocido a mi abuela y, me conocía a mi también. Quería que Tom volviera.
Suspiré nostálgica y salí de ahí dirigiendome a la cocina.
Bufé y volteé los ojos al sentir que Carl aún me seguía, cambié de dirección, dirigiendome completamente a la sala.
Me senté en el sofá, quería despejar mi mente y a pesar de que quería dejar de pensar en Tom y mi familia, que ya había muerto, era lo único que podía hacer.
Alcé mi mirada justo en el preciso momento en el que sentí que alguien se sentaba a mi lado, observé confusa a Carl por un instante, luego quité mi mirada y la centré en el suelo color caoba.
—Ya no sufras—susurró Carl, no contesté, pero vasto solo esa palabra para sentirme demasiado mal.
La palabra "Sufrir" vino a mi mente como una estaca, y era cierto, desde que había comenzado todo el virus yo solo había sufrido.
Como todos.
Una lágrima bajó de mi rostro al recordar la primera vez que conocí a Tom. Carl se acercó a mi y me abrazó, levanté mi mirada al instante al sentir su cuerpo junto al mio.
¿Por qué me estaba abrazando?
Lo miré confundida pero aún así no me negué a nada, Me sentí segura por un momento, y sabia en si que él también necesitaba un abrazo.
Las lágrimas bajaron al recordar las reconfortantes palabras de mi abuela, quien también se encontraba sin vida.
—No llores más—volvíó a susurrarme al oído.
Me aferré a él por un instante más.
Nuestros rostros permanecían cerca, Bufé dentro de mi misma al recordar la incómoda situación entre él y yo el día de ayer.
Mis lágrimas parecían no tener fin hasta que sentí sus labios junto a los míos, Me alejé de él bruscamente y Tarde unos minutos en reaccionar sobre todo lo incómodo que había pasado.
—Yo solo...rayos...yo...
Comenzó a titubear confundido, suspiré y me digné a esquivar la mirada.
—Supongo que ahora tu pie está bien, Volvamos a Alexandria, ya se hace tarde—sugeri.
Mi semblante era uno enojado, lo sabía perfectamente, ya que no sabia como reaccionar a tal muestra de afecto.
Salimos de la cabaña y el ambiente volvió a ser inquietante ya que solo reinaba el silencio.
Comencé a caminar más rápido, luego de unos minutos, o horas estábamos demasiado cerca a Alexandria.
Agradecí internamente ya que no hubieron muchos caminantes con los que acabar. Busqué el lugar con la mirada, yo recordaba perfectamente que había escondido unas mochilas con armas y algunas barras de chocolate.
Caminé un poco más rápido dejando atrás a Carl y me dirigí a desenterrar las mochilas. Escondí una mueca y gesto de dolor al sentir que alguien me ahorcó.
Miré confundida a mi atacante, Un señor que tenía el rostro con dos cortes en la superficie media de su mejilla me miraba enojado, Cogió su pistola y me amenazó con la mirada.
¿Quién rayos era ese tipo?
—Al suelo—ordenó por segunda vez.
—No, no lo haré—respondi sabiendo que sus intenciones no eran para nada buenas. Éste no me hizo caso, solo bufo y se atrevió a golpearme con la base de la pistola haciendo que yo cayera al suelo.
Oprimi un gesto de dolor por segunda vez buscando con la vista el paradero de Carl, pero parecía que éste se había esfumado.
—Rayos, Aléjate—murmuré tratando de soltarme, este río cínicamente.
—Es más divertido asi...
—Sueltala—ordenó una voz firme desde el otro lado.
Suspiré aliviada por ver a Carl sosteniendo una pistola a la altura de la cabeza del hombre que me habia atacado sin razón alguna.
—¿Quieres que la suelte?—preguntó el hombre—primero deberás ver como sufre—traté de soltarme, pero no podía, mis esfuerzos eran inútiles, mi fuerza era menos que la del hombre.
Resistirme era inútil, no quería morir a manos de un estúpido hombre como este, una de sus manos golpeó mi rostro al ver que me movia demasiado.
Volvió a coger su arma y me golpeó. La sangre comenzó a brotar con más intensidad de mi cabeza y cerré los ojos sin fuerza justo después de escuchar que todo ruido fue calmado por el sonido de una bala.
[...]
* Al día siguiente *
Froté mis ojos con notable incomodidad y las preguntas comenzaron a llegar como un tornado en mi cabeza.
Abrí los ojos lentamente para asegurarme de en dónde me encontraba. Pude apreciar una cabellera rubia con un semblante calmado observandome.
Miré con más cautelosidad a Denisse, ella cogió la lata de soda y la bebió dos veces. Sus ojos celestes me examinaron por completo cuando nuestras miradas se encontraron.
—¿Denisse?—la llamé confundida, ya que no recordaba que es lo que había ocurrido.
—Segunda vez que te tengo aquí—murmuró ella mirándome sonriente.
—¿Qué sucedió?—pregunté, toqué mi cabeza y el dolor me consumió al instante.
—Carol y Rick te buscaban, pero nadie te había visto desde ayer por aquí, en toda la tarde—se detuvo y dirigió su mirada a un libro que se encontraba en sus manos—Yo estaba leyendo cuando Tara vino a advertirme sobre un disparo que venía desde afuera de Alexandria. Michonne y Daryl habían salido a examinar quién o qué había sido el causante del ruido, Y te encontraron a ti, en el suelo, a Carl con una pistola, y a un hombre muerto. Michonne y Daryl los trajeron aquí. Según Michonne; Carl había matado al hombre que trató de hacerte daño—se detuvo y quitó la vista de su libro—Por cierto, Deanna sabe sobre esto, estaba preocupada, se lo dijo a Rick y eso fue todo lo que sucedió—informó.
—Probablemente Rick y Deanna están enojados conmigo, y no quiero ni pensar en que es lo que le habrán dicho a Carl y aún más sabiendo que Rick es sobreprotector—murmuré para mi misma pero Denisse logró escucharme.
Ella solo sonrió despreocupada.
—Denisse, ¿no trajeron un par de mochilas?—pregunté con suma curiosidad de saber en dónde se encontraban mis cosas.
—Si, están en tu casa—constestó—Si deseas puedes ir a tu casa ya—añadió y me sonrió—pero ten mucho cuidado en salir, hay mucho peligro que aún no puedes afrontar—anunció y tenia razón, pude haber muerto por eso.
—Gracias, Denisse—agradeci con una sonrisa, Me levanté recibiendo su ayuda y me despedí de ella.
Me dirigí a la puerta de aquel consultorio para retirarme, antes de que yo pudiera abrirla alguien la abrió primero.
Miré con una expresión confundida a Tara quien me examinó con la mirada y luego miró a Denisse, Denisse solo asintió y esta me dejó pasar para por fin retirarme.
Ambas levantaron la mano y se despidieron de mi, hice lo mismo y comencé a caminar hacia mi casa.
Cerré mis ojos y Oprimi un gesto de molestia al ver a Rick a lo lejos al lado de Jessie, Él me miró y comenzó a acercarse, bufé en silencio por unos instantes sin que él me mirara, Sabía perfectamente que ahora él me atacaria con aquellas preguntas.
—¿Por qué salíste de Alexandria?—fue lo primero que preguntó Rick preocupado y amargo a la vez.
—Necesitaba despejarme—contesté mirándolo.
—Pudieron haberte asesinado, Colman—afirmó.
Por un momento comparé ambas actitudes. Rick y Carl eran iguales. Reí imaginariamente al pensar en Carl, mi sonrísa se desvaneció al recordar el beso en la cabaña.
—Lo sé—contesté secamente, no estaba de ánimos como para aguantar más preguntas.
—Ya no lo hagas—ordenó.
Asentí y seguí avanzando hacia mi casa sabiendo que no iba a cumplir eso, sabía que iba a salir, muchas veces más, y sin permiso de nadie.
Cuando por fin llegué a mi casa, pude apreciar a Carol con Liam, Saludé a Carol, quien me examinó con un semblante preocupado.
—Solo descansa, y ya no salgas más, te haces daño—fue lo único que logré escuchar, Me sonrió y salió con Liam.
Agradecí internamente que Carol no me hiciera preguntas o que me regañara, estaba muy cansada para aguantar eso.
Me acerqué lentamente a mi cama y me senté en ella, Pensé en todo lo que había ocurrido. Bufé por unos instantes al recordar a Carl quien supuestamente me había salvado, A pesar de que estaba agradecida con él, no podía sacarme de la mente el enojo que sentía después de su muestra desconocida de afecto.
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