CAPÍTULO 2: Apocalipsis
(Tn)____ Colman
Una vez más logré mirarlo, su semblante era uno preocupado y pude notar que estaba afligido y dolido, yo sabia que le quedaba poco tiempo, quizás al igual que nosotros pero él se encontraba en peligro ahora, mucho más que nosotros. Era un momento muy difícil. Y no iba a negarlo, de todas formas el mundo ya se había ido a la basura desde que esos caminantes habían comenzado a propagar su virus a todos, logrando exterminar a toda la raza humana.
Sin embargo, me centré solo en lo que estaba a mi lado, las gotas de sudor corrían por su rostro, era raro ver que estaba en muy mal estado porqué hace unos segundos estaba tan normal riendo con nosotros, La voz de mi padre era casi pausada, rigida, y sé que sentía dolor, su mirada permanecía por un momento pérdida, por su voz y sus expresiones pude notar que algo le dolía pues se veía un poco exhausto.
Pude verlo sacudir su cabeza, tal vez, restándole importancia a lo que estaba pensando y se dignó a mirar a mi mejor amigo dándole algunas indicaciones. Me mantuve allí, quieta y sin hacer nada. ¿Qué podría hacer después de todo?. Si no estuviéramos metidos en una situación tan grave cómo esta, quizás hubiera echo todo lo posible por buscar una salida, pero yo tenía a mi hermano en brazos y eso me lo impedía enormemente.
A pesar de todo lo que estaba sucediendo en mi cabeza no dejé de observarlo mientras escuchaba atentamente cómo él le decía algo a Tom. Estaba realmente asustada, eso sí, y la idea de tener que quedarme a cargo de mi pequeño hermano yo sola no favorecía mucho a que estuviese calmada. Justo en ese instante pude recordar todas las muertes de todas las personas que realmente llegué a apreciar mucho, casi tan rápido cómo un rayo. Un rayo que me demostró más de lo debido, más muerte qué esperanza.
Aunque solo me centré en uno en especial; mi madre. En ese momento, por más de que quize anular el recuerdo, ya era muy tarde, justo en ese instante pude volver a sentir que vivía lo mismo que sucedió hace dos meses cuándo mi mamá había muerto dando a luz a mi hermano. Y aunque sólo la había visto algunas veces antes, todo había cambiado cuando ocurrió la expansión del virus.
Y tan solo el echo de tener a mi padre al lado, muriendo o a punto de convertirse y que yo no estuviese haciendo nada al respecto me hacía sentir mal. Mi cuerpo quería reaccionar, salir y de una buena vez intentar acabar con todos los muertos que nos estaban persiguiendo y molestando, quería hacer algo al respecto, no queria dejar que mi padre muriera así.
—¡Escucha!
Los gritos de mi papá me trajeron a la realidad, esta era mi realidad, nosotros estábamos en un carro rodeados de caminantes. Los devoradores estaban casi tan cerca que sus rostros podridos chocaban con las ventanas del carro mientras las manchaban de sangre y lanzaban sus quejidos queriendo entrar para deshacerse de nosotros.
—Papá...—llamé con miedo mientras él inspeccionaba la mordida que tenía en el pecho, me observó por un instante y sonrió de forma despreocupada, él siempre había sido así, siempre había demostrado una sonrisa apesar de todo lo malo que le había sucedido—Tengo que hacer algo, no puedo quedarme aquí de brazos cruzados, papá yo...
—Son muchos—pude por oir que decía—No podrás tu sola.
Tuve la intención de tomar mi arma, buscando ayudar y deshacerme de aquellos errantes que hacían más ruido atrayendo a muchos más, pero mi padre tomó mi mano, delicadamente, haciendo que mi impulso por ayudar se estancara. Sin embargo, su vista regresó hacia mi amigo y con las pocas fuerzas que le quedaba estaba dándole instrucciones a Tom para que aprendiera a manejar el auto que minutos atrás habíamos encontrado.
—Tom—llamaba él con voz serena—sé que tú puedes protegerlos—se detuvo y me observó, para luego seguir hablando, quizás mostrándonos seguridad—Este es el manubrio y luego subes estos, coges el timón..pisas los pedales y avanzas...—su voz se detuvo y comenzó a quejarse muy posiblemente por el dolor, yo solo cerré mis ojos—¡Deben irse!—gritó—Yo me encargaré de esto, saldré de aquí y les abriré el paso para que puedan escapar.
Mis manos sudaron por el nerviosismo y no queria verme débil, mi padre estaba por convertirse en uno de esos caminantes y, lo peor de todo era que no me dejaba hacer nada al respecto. Él me había enseñado muchas cosas, yo sabía perfectamente cómo protegerme gracias a él, ¿cómo era posible que ahora no me dejara poner en práctica todo lo aprendido?
—No sé preocupe, yo los salvaré—afirmó Tom a mi lado—Se lo prometo.
—Puedo salir de aquí y ser una distracción para los caminantes, papá—interrumpí con molestia—Yo puedo acabar con esos muertos facilmente y después te llevaremos a algún lugar seguro. ¿Por qué solo te enfocas en que yo no haga nada?—me removí inquieta sintiéndome totalmente inútil—Yo simplemente no quiero dejar que mueras de esta forma.
Por un instante las gotas mojaron mi mejilla y él me observaba de la misma forma, también queria llorar. Mis palabras rápidas fueron cesadas por una simple muestra de afecto, mi padre había colocado su mano en mi mejilla y ahora me estaba abrazando fuertemente, nunca lo había echo.
—Cuidalo mucho—su vista se centró en el pequeño que dormia en mis brazos—Cuidate mucho hija—me observó y sonrió lentamente—Prometeme que sobreviviras—tomó otra vez mi rostro entre sus manos y besó mi frente—es lo único que te pediré—volvió a sonreir—Cuidense mucho.
—Papá...
—Sean fuertes, sé fuerte.
Su vista pasó de mi hacia Tom y luego sonrió por última vez, con molestia e indignación apreté mis puños llena de nerviosismo mientras lo veía abrir la ventana y, esta vez, con nuestra ayuda comenzó a acuchillar a los caminantes despejando el lugar para la facilidad cuando descendiese del auto.
—Cuidense.
Mi padre había salido del auto y justo en ese momento cayó al suelo, con un poco de dificultad me dedicó una sonrisa que parecía ser de alegria, hice lo mismo, pero mi sonrisa no reflejaba felicidad. Suspiré pesadamente al sentir que el carro avanzaba, y sin despegar mi mirada de él, lo ví sonreir una última vez mientras la bala atravesaba su cabeza.
Tom comenzó a manejar aún con más rapidez después de aquel sonido; izquierda, derecha, derecha otra vez, izquierda de nuevo. No teníamos rumbo, pero habíamos oído las señales de una radio informándonos sobre la existencia de una comunidad. Muy cerca de aquí, teniamos planeado ir a ese lugar un par de días después, pero los caminantes habian atacado nuestro improvisado campamento dejándonos, justo ahora, casi a la deriva.
[...]
Mi vista pasó analizando el lugar, todo se encontraba en completo orden y las personas parecían estar muy calmadas ya que hasta incluso comían dialogando entre ellas con felicidad y sin una pizca de preocupación. Por otro lado, los meses habían volado en un abrir y cerrar de ojos, tanto así que me había detenido a pensar que algo malo sucedería pues la paz siempre era efímera.
—Casi seis meses, ¿cierto?—preguntó el anciano Jonás frente a mi, asentí con mucha rapidez—Medio año desde que el trío de demonios llegó aquí para hacer nuestra miserable vida más ruidosa.
Me limité a reír al ver su mirada fija personalmente en mi pequeño hermano mientras Jonas se disponía a encender las luces del bunker en el que todos estábamos. Casi al instante, dirigí mi mirada hacia Tom mientras lo veía reír al lado de unos chicos que parecian ser de nuestra edad, yo no conocía a ninguno de ellos y tampoco me apetecía hacerlo. Al único que había llegado a conocer era al nieto de Jonas, sin embargo, el muchacho había muerto un par de meses atrás.
El silencio se hizo presente cuándo el anciano dejó de contar el chiste mirando al lider que acababa de salir de su cuarto. Todos allí, cómo si fuese una especie de señal, observaron cómo una mujer se acercaba al líder con una expresión de preocupación latente en su rostro. Si, cómo siempre, había un problema que estaba llegando a preocupar a todos aquí.
—Conrad, se nos acabaron las provisiones—informaba la mujer al ver al líder.
—Para eso tenemos a los cazadores—informaba el líder observandola con enojo y tocando su cabeza con rapidez, parecía estar muy irritado—Ellos son los que se encargan de eso—soltaba mientras revisaba con la mirada todo el lugar con un rostro que parecía ser de confusión—¿en dónde rayos están los cazadores?
—¡Ayuda!—El bunker se abrió desde afuera y un solo grito nos puso en alerta a todos—¡Todos murieron, todos están muertos!—habia gritado Clay, uno de los cazadores—¡Es el final, esto se acabó!
Los cazadores eran un pequeño grupo de personas que se encargaban de traer provisiones para aquí, y sin ellos nuestras probabilidades de sobrevivir eran escasas, según ellos. Tuve que sentarme con rapidez y coloqué mi mano en mi mentón tratando de idear algo para ayudar en el problema, y reconociendo que, definitivamente, la paz era demasiado efímera en estos tiempos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top