CAPÍTULO 16: Salida al bosque


* tres semanas después*

—Deberiamos hacer algo más—había soltado el chico frente a mi con aburrimiento.

El tiempo había volado demasiado rápido y siempre repetiamos la misma rutina; Nos levantabamos, conversábamos con Carol y ayudabamos a Glenn y Morgan arando. Luego de eso, comíamos y volvíamos a hablar con alguien, por las tardes jugábamos con Liam, y después de eso íbamos a casa de Ron para matar el aburrimiento.

Al principio la rutina nos iba de maravilla, sin embargo, al sentir lo aburrido que era repetir lo mismo cada día nos dispusimos a averiguar qué más podríamos hacer, teniendo en cuenta que no queríamos repetir lo mismo este día.

Era lo que ambos estábamos esperando desde el principio, una idea sutil que nos permitiera divertirnos y relajarnos con algo distinto.

—¿Qué hacemos ahora?—volvió a preguntar, sonreí divertida mientras el rubio mantenía su vista en mi, expectante.

—No lo sé—informé con un poco de confusión—Podemos ir al bosque o a la cabaña del norte.

—¡Bien!—suspiró exhausto, se levantó y cogió su navaja con mucha energía—Necesito matar a algunos devoradores ahora o mi buena puntería se desvanecerá.

Me limité a reír por un instante recordando que Tom poseía una mejor puntería que yo, era realmente bueno con respecto a usar armas. Y creo que en parte se debía mucho a que mi padre le había enseñado arduamente sobre esto cuando el virus inició. Apenas eramos unos niños y teníamos diez años, habiamos dejado de lado ver caricaturas para ahora aprender a disparar hacia errantes que solo buscaban saciar su hambre.

[...]

—Claro que te vió—solté mirándolo con una risa.

Ya nos encontrábamos afuera del lugar y muy lejos de la zona segura de la comunidad. Sin embargo yo podía jurar que había logrado ver a Tobin observando a mi amigo desde el segundo piso de su casa, claramente mientras Tom saltaba los muros.

—Tobin es un buen tipo—comentó con seguridad mientras no dejábamos de avanzar—No nos delatará.

—Lo sé—logré soltar al instante. Sin embargo, ambos empuñamos con fuerza nuestras navajas al oír el ruido dentro de unos arbustos.

Justo en ese instante, escondí una mueca de culpabilidad sintiendo que quizás seria Michonne, la morena se enojaría demasiado con nosotros al vernos aquí.

—Solo es...—me detuve a arrodillarme con una sonrisa al ver que era solo un pequeño y esponjoso animal—Solo es un conejo—solté, me limité a observarlo y acariciarlo por un instante, pero mi amigo estaba petrificado y lleno de miedo frente a mi.

Me levanté con la criatura en mis manos y la acerqué hacia él soltando una sonrisa.

—¡Aleja esa cosa espantosa de mi!—soltó con un grito fuerte—dile que se vaya—volvió a decir. El animal de un salto y con miedo salió de mis manos y se esfumó corriendo hacia otro lugar.

—¿En serio?—logré preguntar—¿Sigues teniendole miedo a los conejos?—pude verlo avanzar de forma obstinada y lo seguí—pensé que ya lo habías superado después de todos estos años—murmuré, él me observó seriamente mientras caminaba—Matas caminantes pero le temes a los conejos—me atreví a reir—Qué genial.

—¿Eso fue sarcasmo?—preguntó y sonrei asintiendo—Hey, yo no tengo miedo—dijo, alcé una ceja incredula—Bien si—contestó cansado—es que cuando estaba en el otro campamento, el de la primaria, ¿recuerdas?

Dejó de caminar y me vió, asentí recordando la historia pero éste solo se disponía a volver a avanzar con una sonrisa, estaba apunto de contar esa historia.

—Estaba aburrido y fui por un momento al bosque, justo en ese instante encontré un conejo—comenzó a decir—me acerqué a acariciarlo porqué supuse que sería inofensivo, y luego de un par de segundos después, saltó hacia mi cara y rasguñó todo mi rostro—contó—Desde ese momento tengo miedo a los conejos—soltó nuevamente, movío sus hombros hacia atrás y adelante. Me limité a sonreir mientras él se estremecía con aquel recuerdo, estaba más que obvio que odiaba recordarlo.

—Ya sabía la graciosa historia, Tommy—aclaré mirándolo, comencé a reirme de él por tercera vez en este dia.

—¿Sabes?—interrumpió mirando hacia adelante—hace tiempo que no veía esa hermosa sonrisa, me agrada verla—finalizó.

Era cierto, no había sonreído de verdad, no hasta ahora. Y me agradaba sentirme algo alegre en estos momentos.

—Sigamos caminando o vendrán más conejos—sugerí avanzando logrando omitir una sonrisa—Miedoso
—susurré, rei al soltar aquella palabra, sabía que bromas como esas lo hacían enojar.

Él bufo y yo solo sonreí victoriosa mientras volviamos a poner nuestra atención en el camino para no olvidar por dónde habíamos pasado.

Sin embargo, mientras avanzabamos solo logré observar a dos personas frente a nosotros, estaban mucho más lejos que nosotros y aún no nos habían observado, eran Carl y Enid. Sabia perfectamente que el rubio a mi lado también los había visto y se disponía a seguir avanzando dejandolos allí, a pesar de eso yo solo me detuve a observarlos confundida.

¿Qué hacían ellos por aquí?

Un sentimiento de alivio gigantesco se apoderó de mi al descubrir de que, Tom y yo, no eramos las únicos que estaban fuera de Alexandria en estos momentos. Aún así me dediqué a observarlo al sheriff unos segundos, sus ojos permanecían quietos en aquel libro que leía, como si estuviera totalmente interesado en el contenido.

—Ya vámonos, hay que darles un poco de privacidad—la voz de Tom me desconcentró, mientras éste estaba poniendo su mano en mi hombro, giré solo para observarlo y sonreí recordando algo.

Mi abuela solía usar la palabra "privacidad" muy seguido, incluso para pequeñas bromas.

—Sigamos avanzando—respondi sintiéndome confundida y algo decepcionada sin saber la razón.

Aunque parecía que no me había caído bien verlos juntos, ya que Enid estaba con el mayor de los Anderson, y estos días la castaña había estado tan desaparecida que, a pesar de que Ron estaba preocupado por ella, la muchacha nunca se había vuelto a acercar frente a él para aclararle las cosas.

[...]



Carl Grimes


El lugar lucia más vacío que nunca, hace unos instantes nos habíamos encontrado con un par de caminantes y habiamos logrado acabar con ellos al instante. Sin embargo ahora estábamos sentados en el bosque leyendo algo.

—¿Terminaste?—logré preguntar con un poco de aburrimiento—Enid, dijiste que solo necesitabas buscar tu navaja nada más—solté, me limité a asentír irritado.

—Solo un segundo más, por favor—pude oírla decir y mi concentración solo se enfocó en lo que estaba sacando de su mochila, una pequeña hoja y solté un suspiro—¿Extrañas a tu madre, cierto?—observé hacia otro lugar con cierto desinterés mientras tomaba el cómic en mis manos con más fuerza—Yo también extraño a mis padres.

Fingí que leía el cómic que estaba en mis manos con más interés.

—Las personas mueren a diario, Enid—solté—Eso ya no importa.

Justo en ese instante, pude ver que Enid regresaba su atención centrandola solo en el comic, se veía un poco triste y sabia que era mi culpa. Sin embargo, yo solo me detuve a recordar algo.

—Las personas mueren a diario Carl—había dicho mi madre una vez—yo tendré que morir—ella lucia normal mientras mirábamos juntos al horizonte sentados en la granja de los Grenne—prometeme que sobreviviras por mi, si yo no lo logro. ”

Una risa que se escuchaba lejana me hizo olvidar todo por un instante, le resté importancia al cómic y giré mi cabeza para observar a la dueña de aquel sonido. Solo había logrado ver un par de cosas; Colman sonreía junto a Tom mientras ambos se mantenían de espaldas, y se alejaban del lugar con mucha rapidez.

Los nervios invadieron mi cuerpo y me sentí confundido por un instante.

¿Qué era lo que yo sentía hacia ella?

Eso no lo sabía.

No estaba seguro de lo que sentía, aunque aquella escena me molestaba demasiado, supuse que era casi imposible sentir algo por alguien que recién conocía. Quizás solo era aquella empatía, aún así no debía importarme en lo más mínimo su vida, así debía ser.

Sin embargo, Era la segunda vez que escuchaba su risa, esta vez se oía más viva, más alegre. Y apesar de que yo no la causaba, me sentía feliz, al menos, ella estaba sonriendo de nuevo.

Traté de parpadear dos veces para lograr ver con más claridad hacia dónde se dirigían, pero los arbustos entre los que ellos se escondían no me dejaban observarlos muy bien, ya se habían esfumado.

Regresé mi concentración hacia la castaña que estaba a mi lado y pude verla aún con su rostro triste. Bufé con molestia al reconocer que yo había sido el culpable.

—Enid—llamé, por un instante ella solo se detuvo a verme—Yo no quería que te sintieras mal.

Ella asintió con una sonrisa de lado y limpió su rostro.

—Debemos irnos ya—soltó mientras rodaba los ojos y guardaba todos los cómics en su mochila.


[...]

(Tn)____ Colman


Lamentablemente seguíamos caminado por el norte y el sol era demasiado sofocante. Por otro lado yo había perdido casi la noción de como ubicar la dichosa cabaña. La carretera Barton Road estaba sumamente despejada.

—¿Segura que estamos en el lugar correcto?—pude oír que decía.

Observé a mi amigo por un instante sintiéndome ofendida. Buscábamos la misma cabaña de la otra vez, pero había cambiado el recorrido solo por precaución.

—Oye—me quejé, él comenzó a reír—sé que es por aquí—finalice.

Sin embargo, al ver que ya estábamos a la mitad de aquella carretera solo sonreí demostrando una pizca de superioridad y adentrandome al bosque. Me detuve solo a quitar las ramas de mi rostro y cuando vi la cabaña, a unos metros más adelante, yo solo sonreí.

—Está aqui—Tom venía a mi lado y soltaba un suspiro de alegría mientras ambos nos mirábamos y corríamos hacia el lugar. A pesar de eso, él había llegado antes que yo.

—Está limpio—informó mi amigo.

Cuando llegué, me detuve en la puerta y observé las cosas que estaban alrededor; las provisiones en la cabaña estaban intactas, como si nadie hubiera saqueado nada durante nuestra desaparición. No había caminantes dentro, tan solo una mancha de sangre que se encontraba afuera en una de las ventanas.

Seguí a Tom quién caminaba alrededor de la cabaña buscando algo en su mochila, tan solo era una de las dos cámaras que yo había encontrado en la expedición, la dejó en mis manos y se alejó hacia otro lugar con mucho interés.

—Nesecitabamos rollos de cámara para la otra—informó.

Me limité a asentir mientras tomaba fotos del lugar para ver cómo salían, y justo en ese instante le tomé una foto a Tom desprevenido mientras éste buscaba algo más entre su mochila. Y reí al verlo así, definitivamente lo envidiaba, él solía salir muy bien en las fotos, yo era totalmente diferente.

—¡Hey!—soltó, pero se limitó a bufar y soltó su mochila—Creo que los dejé en Alxandria, maldición.

—¿De qué hablas?—logré preguntar guardando la pequeña cámara en mis bolsillos.

—El rollo y la otra cámara, los dejé en Alexandria—respondió—Morgan me había regalado un par de rollos que servían para aquella cámara—informó al instante—¿Puedes prometerme algo?—preguntó.

Lo observé y asentí con el rostro muy rápido.

—Nunca te rindas—soltó—incluso si no estoy contigo para verte sobrevivir.

Un sentimiento de miedo se apoderó de mi, sentía que lo estaba diciendo por que sabía que iba a morir, y aún así se veía feliz, definitivamente no dejaría que se esfumara de mi vida.

—Nunca lo haré, Tommy.

Unos segundos después comenzamos a comer algo que habiamos encontrado en la cocina de la cabaña, y después de quizás algunas horas sigilosamente regresamos a Alexandria. Nuestra salida había sido un total éxito, y planteábamos algunas más mientras ibamos de regreso a nuestra casa.

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