I: Una vez en Hollywood.
[AU: Universo alterno. Contiene spoilers. Headcanon.]
Para ser un evento tan glamuroso, donde cada invitado pasaba soltando litros de perfume asfixiante, los arreglos florales lucían más costosos que un jardín entero de su hogar, y las cámaras parecían puestas solo para resaltar el glitter de cada maquillaje, el tequila de Hollywood no tenía comparación con el que Cáncer consumía durante una feria clandestina.
Le faltaba una carne asada, y de postre unas buenas fresas congeladas, pensó.
—¿Por qué el sushi es crudo? —preguntó, aún con la pieza atorada en la garganta. Tomó otro shot para pasarla.
—Sushi? Raw Sushi? —Cassian le miró de reojo, participando también del área de postres junto a los alimentos salados—. Ah... ¿Cómo más comes el sushi?
—Pues el normal, de arrachera con serrano —comentó, y pasó una mano por sus rulos ya carentes de gel—. Ese que está como empanizado.
—No, please. No empieces, quiero volver temprano. Hay rostros que no quiero encontrar esta noche.
El moreno tomó una de las servilletas de tela expuestas en el centro y con rapidez devolvió el sushi sobre ella. Trató de acomodarla en el mismo sitio, debajo de las demás, porque no era tan desconsiderado como para dejar que alguien más la agarra.
Una rubia, que con tacones de aguja le sacaba una cabeza de altura, se abrió paso entre algunos invitados y entrevistadores hasta llegar a la mesa de la mano de otra modelo. Casi como si fuese su mentora, le señaló las servilletas y las levantó una a una.
—Guuuuurl, siempre tienes que coger los de abajo, porque las de arriba están manoseadas —habló con seguridad, apunto de posar sus uñas doradas sobre el pedazo de servilleta oscurecida por la saliva.
Cán, por supuesto, la tomó primero, no sin antes añadir un:
—Ah, esa era mía.
El rostro de la chica le pareció familiar.
No estaba seguro de si era por su cabello, porque en ese lugar todas las chicas se veían igual a su novio; rubios de ojos azules, blancos escuálidos, y seguro con problemas de narcisismo que ninguno admitiría porque no es moralmente correcto, mucho menos bueno para las marcas. Quizás fue su lunar en el cuello o las pestañas naturales que cualquiera confundiría con postizas, pero era, en definitiva, un rostro que se podía apreciar más bello que el promedio.
Uno de talla internacional. No de cualquier influencer, mucho menos un artista. Era una musa.
—Addison, what are you doing here? —Cassian, su acompañante, volteó de inmediato a interponerse entre las miradas de ambos. Con una gran sonrisa, ese tono amistoso como de amigos de toda la vida y los brazos bien abiertos, intercambiaron besos con rapidez—. ¡No te veo desde la fashion week en París!
—¡Cass, amor! Yo te vi ayer, por supuesto, en mi Tik Tok. —La chica le devolvió el beso, dejándole un leve tono rojizo en su mejilla por el labial.
—Stop, hay que comenzar a organizar algo juntos, como otra colaboración, gorgeous. —El rubio tocó su brazo con delicadeza, antes de girarse para tomar de los hombros al muchacho detrás y hacerlo dar un paso al frente—. Addison, él es mi pareja. Y Cáncer, ella es mi colega Addison.
El chico, por supuesto que sonrió tras dejar su servilleta sobre la mesa. Extendió la mano, y de un fuerte apretón, saludó a la rubia, quien no hizo siquiera contacto visual con él.
—Por supuesto, cielo. Ya sabes que siempre estoy disponible para hacer algo contigo. —Y tras otro beso, se fue sonriente de la mano de aquella modelo pelirroja.
—Como me caga esa perra —soltó Cass de pronto—. Ni siquiera está tan buena.
—Wey, hasta se te salió el español. —Cáncer se llevó una mano al pecho, quizás por la sorpresa o la emoción que le generaba escuchar esas palabras.
Había un chisme detrás, y a él le encantaba el chisme.
Cassian, que lucía un incómodo corsé masculino debajo de su lujoso traje blanco, fue cubriendo su vista de las cámaras que apuntaban en dirección contraria a la salida. Cán le siguió el paso, apreciando cómo el otro se tallaba las mejillas como si le hubiesen pegado algún tipo de bacteria, o como si el labial embarrado fuese de una marca genérica.
—Shut up, ahorita te explico —silenció a Cán, quien estaba comenzando a inundarle de preguntas sobre qué relación tenía con la modelo. Los recuerdos al rubio, perturbado, no le hicieron ni llegar a la salida de emergencia.
Una muchacha vomitaba en los contenedores detrás del cinema, mientras sus amigas grababan un Tik Tok al costado. Fue allí que habló, remontando todo a aquella plataforma de infierno que no solo lo volvió una estrella, sino también le llevó a la televisión nacional.
Alrededor de 2020, hace ya bastantes años, mucho antes de conocer a su pareja, Cassian se vio arrastrado por la histeria colectiva de hacer videos pendejos bailando o lives donde leías comentarios de desconocidos. Por supuesto, que por su gran atractivo y brutal honestidad, ganó fama con rapidez. Tanto así, que llegó a colaborar con una modelo que pronto estaría en auge.
Cualquiera creería que eso también significaba crecimiento para él. Pero como cualquier tendencia, no todo lo que brilla es oro: Addison, aún MÁS guapa, MÁS rubia, y con ese lunar que hacía que bajaras los ojos a su cuello, sus números en redes se fueron al cielo.
«Tik Toker quiebra en llanto al ver que una creadora de contenido está por superar su cantidad de seguidores.»
—ES QUE NO PUEDO, REALLY I CAN'T. Do you fucking what it all means? This bitch muerta de hambre, llega con su fucking pinche risillla de hiena, a querer colaborar conmigo y ahora CREE QUE PUEDE PASARME. SE PIENSA QUE PUEDE HACER LO QUE QUIERA, SOLO PORQUE ES WHITE SKIN, DELGADA, Y NO APOYA MARCAS COMO SHEIN.
El video donde tenía el rímel corrido y se quejaba frente al celular de algún sujeto, fue reproducido incontables veces por los internautas. Por supuesto, Addison también lo vio... Desde la cama de su residencia privada, un domingo cualquiera.
No había nadie en la industria que no supiera lo que pasó entre ellos. Pero como nada es cien por ciento orgánico, ya casi nueve años habían pasado de aquel incidente, los rencores desaparecieron y ahora eran muy buenos amigos.
—Pinche perra colonizadora. Do you know? Después de que subí foto con un abrigo, que déjame decir que yo no sabía que hacían niños, hizo un video TIRANDO PESTES A LA MARCA, como si los niños no necesitasen ese dinero para comer. —Cass explicó al moreno, que también se había recargado en uno de los contenedores de basura, porque le molestaba el sushi que tragó momentos atrás—. YO AYUDÉ A ESOS NIÑOS.
—No quiero ser mal pedo, pero la verdad no entiendo de qué me hablas, werito. —Cán fue honesto.
—How?! —gritó—. SHE STOLE ME FOLLOWERS! She doesn't even look capable, but she FUCKING DID IT.
—Tienes razón —dijo Cán, cruzado de brazos en su smoking negro, pese a no haber comprendido una mierda—. Eso decían de los negros.
—Cán, no seas racista. What's wrong with you?
—Pensé que hablabas de... —Cán hizo boca de pato, antes de sacudir su cabeza a los costados—. Ya, mejor nos vamos yendo, que es tarde. Trae tu culo blanco.
—Ok, anyway, ya se acabó el buffet vegetariano.
—Qué bueno, porque esa madre no llenaba.
Aquella noche en Los Ángeles llegó a su fin sin pena ni gloria. Cassian había sido invitado solo para hablar de la película en sus stories de Instagram, y Cán estaba en la ciudad por simple turismo.
El primero volvió pronto a casa, y con ello fue invitado a otros eventos de poco renombre. Por su parte, el moreno, permaneció en los Estados Unidos ya que quería aprovechar que le dieron su VISA después de tanta insistencia.
Lo que ninguno imaginó, era la facilidad que tenía Cáncer para agradarle a las personas. Incluso si ellos no hablaban español, y él apenas dominaba el inglés.
—End dats jau my... ¿Quimioterapia? Ajá, my kimioterapy salió todo good y según me curé del cáncer —parloteó sonriente a todo el que se acercaba a escuchar—. Sad que pues no me dejan to change my neim porque no saben si me regresará el Cáncer antes de cumplir thyrdi.
Porque según Cán, hablaba a la perfección tres idiomas, y estaba decidido a alardearlo con quien fuera: Español, Inglés y Mexicano.
En sus palabras, los gringos pendejos solo sabían Inglés.
—Can, you should come to the wedding of my daughter —se carcacejeó uno de los representantes de los modelos presentes. Era la cuarta invitación a un evento íntimo que recibía en la semana—. It would be great to have you there.
—Weding? ¿Boda? ¿Quieres que sirva platos? —preguntó descolocado, sacando una carcajada más fuerte de aquel viejo con traje—. Ahhh, ¿me estás invitado? Órale, ahí estaré. ¿Llevo chelas o algo?
—Oh! Tequila, traenosh dequila. Mariachi. Taco y chimichanga.
—Raight raight. —Ambos asintieron orgullosos por la fluidez en la que hablaron.
Cán asistió a la boda que se llevó a cabo pocos días después. Y aunque llegó esperando música, alcohol y un Torito, solo estaba Maroon V cantando Sugar; aquello no le interesó ni un poquito.
Pasó media boda sentado en una mesa en el rincón, comiendo lo que era una especie de hot dog con mac & cheese, y una limonada. Traía su paquete de six, pero no planeaba abrirlo hasta que terminara la ceremonia y el baile de los novios, ya que prefería beber con el viejo que le invitó o algún comensal que le pareciera agradable.
Fue su primera experiencia en una boda gringa; pese a su poca fascinación por aquella comida, nunca había visto una estatua de hielo tan grande como la de delfines en frente de él. Quedó estupefacto ante el derroche de dinero, pero no pudo esperar menos de personas dedicadas a la industria del entretenimiento. Pisos recién pulidos, centros de mesa llenos de peonias, fuentes de chocolate y un vestido de novia que aplastaría a cualquiera.
Bebió un poco de champaña revuelta con jugo para mantenerse despierto. «Pinche boda culera», pensó, «Hasta la misa de mi abuela estaba más chida.»
Una llamada le hizo volver en sí. Respondió sin fijarse en quién marcaba, así que alejó un poco la oreja cuando escuchó el grito de Cassian:
—Where the fuck are you, kiddo?!
—En una wedding? —Se aproximó al teléfono, sin saber si era una pregunta capciosa.
—¿En una wedding? —Cán asintió, como si pudieran verlo—. ¿En qué puta wedding?
Juntó las cejas y elevó uno de sus ojos al techo, tratando de recordar el nombre del señor que lo invitó. Pensó en revisar su invitación, pero el coraje de Capras fue más rápido:
—¿Qué mierda haces junto a la puta güera pendeja oxigenada de Addison?
—De who? —Cán torció el cuello a los costados en búsqueda de alguna rubia, y aunque todos eran gringos, solo una encajaba en la descripción.
Estaba justo a su costado. Eran compañeros de mesa.
—Ah, sí, hay una rubia a mi lado...
«Oh.
Ohmygaaaa.
Verga, hay una rubia a mi lado.»
El ojo izquierdo de Addison estaba clavado sobre él. Cán cubrió el teléfono al hablarle y murmuró con pánico:
—Werito, estás en altavoz...
—¿Y a quién verga le importa?
«Ohhhhmygaaaaa», y con eso, Cán se levantó al baño.
Apenas entrando al pasillo que daba al tocador, volvió a acercar el teléfono a su oreja para comprender el griterío de Cassian, quien no lo dejaba hablar y combinaba el inglés y el español como si estuviese rapeando.
—Cass, espera, no te entiendo ni...
—¡¿A TI TE INVITARON?! A MÍ NO ME INVITARON, NI SIQUIERA PORQUE I WORK WITH THEM.
—Me invitó un viejito buena ond...
—NO ME VUELVAS A HABLAR, NEVER AND EVER. —Y con eso le colgó.
Cán se quedó tieso, tenía su mano en la corbata del smoking que le asfixiaba. Miró la pantalla del teléfono, después sus zapatos, y nuevamente el teléfono.
«Ah...»
—¿Me acaba de cortar...?
Recibió otro mensaje, esta vez con traducción: JAMÁS ME HABLES OTRA VEZ.
—Achinga, me cortó. Y en español...
«Eso es serio.»
Cán y Cass eran pareja, quizás no formal, desde hace ya años. Durante la quimioterapia del moreno, pocas personas se mantuvieron a su lado, y Cap no fue uno de ellos, ni su entonces amigo Insomnio, o siquiera sus padres. Apenas una tía, su hermano, y Depresion en ese entonces, le hicieron compañía.
Y aunque le era tan fácil hacer amigos como respirar, le era igual de fácil perderlos.
Después de todo, ¿quién disfruta la efímera compañía de alguien como él?
Cass volvió a su vida poco después de que le dieron el alta, así que retomaron lo que nunca fue. A Cán le gustaba mucho su compañía, el aprendizaje de otro idioma, pero por sobre todo, que el rubio lo trataba como un igual. Sin lástima, sobreponiéndose al miedo, y sin compasión.
Porque Cass no tenía compasión cuando algo le molestaba.
Cáncer salió del baño en silencio, rascando su nuca con culpa como quien ha tapado un inodoro, pero su estómago se había cerrado haciéndole incapaz de hablar o hacer del baño. Tomó asiento, se sirvió con manos temblorosas refresco, y miró a un costado.
La rubia, de la que apenas podía ver su perfil, estaba viendo Instagram en el teléfono.
—Perdona... Excuisme, espanish? Do you? —Le habló el moreno, en un intento de sonar relajado.
—¿Mh? —Addison le miró sobre el hombro antes de asentir—. Sí, hablo español. ¿Todo bien, amigo? Estás pálido.
—Gracias —pensó que era un halago—. Estoy bien. Solo quería preguntarte algo. No sé si me recuerdas, pero, ¿acaso subiste una foto conmigo o...?
—Sí, estaba haciendo live de la boda. —La chica le dio una sonrisa cordial—. Creo que saliste un poquito en él. Pero solo poquito. Un pixel. Te veías borroso. Ni siquiera te enfoqué. ¿Necesitaba consentimiento para grabarte? Puedes contactarte con mi abogado...
Addison, quien sonreía totalmente incómoda porque ya había visto las indirectas de Cassian en historias, no sabía cómo disculparse. Acababa de romper una relación que ni topaba.
Bajó una mano a su vestido celeste que le llegaba a las rodillas para cubrirse por el frío. Su rostro tenía un maquillaje en apariencia sutil, pero que requería gran habilidad y preparación exhaustiva de piel. Sus manos, con uñas cuidadas y pintadas, se limitaron a apagar el teléfono y mirarle de frente.
No podía huir de lo inevitable.
—Toma mi número... —dijo al suspirar—. Si algo pasa, puedes marcar y te contactaré con mi equipo legal.
—'Ta bueno. —Cán estiró su teléfono sin emoción alguna. Quizás cuando estuviese más animado, le pediría dinero.
La rubia se levantó al poco tiempo, cuando sintió que ya era hora de apartarse de esa mesa para no causar más problemas. Cán volvió a tener sueño después del baile de los padres, pero los gritos de quienes esperaban el ramo de la novia lo despertaron.
Un viejo borracho pasó y tosió a todo pulmón detrás de él, afónico. El moreno volteó asustado, pensando que tiraron cuetes o balazos, así que se perdió el alboroto y el momento en que atraparon el ramo
Vio a un grupo de chicas vitorear y celebrar a Addison, la modelo de 1.78, que no solo le superaba en altura, sino que parecía tener la suerte de casarse pronto.
Cán siempre deseó casarse y tener hijos, sobre todo hijos, pero aparte de estar soltero, era bisexual, y tenía gustos muy particulares. Aquella combinación era la maldita ruleta rusa; nunca sabrías si tendrías hijos.
Es ganar o perder.
—GAHAHAHA. —Una risa frenética, como de payaso maquiavélico, le sacó de pedo.
Trató de observar si aquella risa le pertenecía a alguno de los presentes, pero el señor que le había invitado a la boda se le acercó con las palmas abiertas.
—Cán, tequilita y frijol. I'm so glad to see you here! —Le recibieron con cariño. Cán le chifló y estrechó la mano, como si saludara a un colega.
—Ora, ¿cómo anda? ¿Quiere beber? —Cán se vio necesitado por tomar; en algo debía ahogar las penas para seguir con su vida—. ¿Ya está puesto para el six, happy dick?
El señor se apellidaba Dickenson, así que Cán le llamó Feliz Dick sin pensárselo dos veces. El viejo solo rio más fuerte: «Qué creativo es el moreno», pensaba.
Entre varias ocurrencias y risas ahogadas, incluso cervezas que repartió a los más cercanos, le preguntaron cómo eran las bodas de su tierra. Querían saber más de su cultura, e incluso si podían, llevar a cabo alguna tradición antes de la medianoche.
—Pues aventamos la liga a los hombres, ja —soltó.
Esa noche, Cáncer atrapó la liga.
• • •
Inauguro esta pequeña serie, en la que he trabajado con mi amiga Ariana ya que desde hace casi dos años cada vez que hablamos de Cáncer terminamos hablando de Addison. Este es un trabajo por mero gusto personal y con fines de entretenimiento, así que pueden tomarlo como un What if oficial o lo que nosotros decimos que es... NUESTRO FANFIC GAHAHAHA.
Ayyy, ustedes no tienen ni idea de cómo me estaba muriendo de la risa mientras escribía y Ari de fondo soltaba chiste tras chiste. Le debía este escrito hace dos cumpleaños, pero he llegado tarde y lo comparto públicamente para quienes quieran seguir leyendo las ocurrencias de Cán.
Hace rato no nos veíamos, eh. ¿Cómo se encuentran? ¿Qué cosas me cuentan?
¿Me conocieron ya en persona? Jjjj.
TENGO MUCHAS ILUSTRACIONES QUE QUERÍA DEJAR ACÁ. Incluso la revelación de portada del segundo tomo. La primera fue una colaboración entre Ariana y yo de la rubia y el Cán:
LES QUIERO MUCHÍSIMO. Espero leernos en otra ocasión para continuar con este AU. <3 Beban agua.
~MMIvens.
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