Capítulo 7: No era mi intención.
Pensar era divertido, aunque mi madre decía que era una pérdida de tiempo hacerlo en exceso como yo, pues terminabas por darte cuenta de que muchas cosas no tenían sentido.
O simplemente se volvía una excusa para no pensar en otros temas más importantes que sí podría aprovechar.
Cáncer.
Tener que escoger entre mierda solo porque es menos mierda que otros mierda, seguía siendo una mierda así que me lo quería ahorrar. Pero a veces no podías huir de ciertas elecciones.
-¿Qué pedo? ¿Creen que sí la armo con esta verga? -Señalé la patineta en mis brazos. Diabetes y Dal soltaron un "eh" afirmativo.
Dal rascó su brazo por encima de la camisa rayada que llevaba puesta. Me hacía gracia imaginar que no sabía que eran rayas naranjas como su cabello y otras azules, muy delgadas, haciendo destacar la playera blanca sin mangas que llevaba debajo. Le gustaban las cadenas, igual que a Diabetes, pero este último iba de sudadera y tenis caros que le regalaba su abuela.
-¿Traes todo, rey? -Diabetes estiró uno de sus chinitos, pateando mi rodilla para que volteara a verlo.
-¿Mis huevos y la camisa fajada? Sí -respondí, tocando mi panza mientras levantaba la mirada hacia la larga avenida central-. Envié el currículum por internet. La gerente conoce a mi hermana así que solo me pidió mi identificación de estudiante y mi historial médico, al igual que el permiso de mis padres.
Ambos dijeron "entendible". Supuse que no tenían nada que hacer como para querer acompañarme, eso o solo pensaban comer mientras yo tomaba mi entrevista. Probablemente era esa última. Aún así me puso de buenas y continué mis largas pisadas, con dolor en los huesos y sed por la caminata.
-Oye, imbécil -ladró Dal, arrojándome la botella de agua a los brazos. Le molestaba que rayara mi nueva patineta de formas tan horribles, para él eran sagradas-. ¿Ya resolviste lo de la semana pasada?
-Jaja, no, chinga tu madre.
Dal rodó los ojos. Yo también lo hice, recordando el catastrófico final del baile de graduación.
Todo empezó cuando el puto de Capgras no se detuvo al ver a un desconocido caer frente a él, continuó bailando y le pisó tan feo las nalgas que juraría quedó con moretones para un mes. Lo empujé de inmediato, le forcé a levantar el chico y lo arrastramos fuera de la pista para echarlo en la esquinita donde no lo vieran.
El problema fue que pasamos junto a la mesa de mi clase, la cual quería evitar pues mientras Inso sabía de mis ligues, preferí no mencionar ese PEQUEÑO detalle a Dep porque pues... pinche depresivo, capaz lloraba pensando que a todos les iba mejor que a él en esos días.
Sí, lo sé, no era mi intención pero no pude confiar en él.
Pasé de largo ocultando mi rostro detrás del cuerpo de Cap. Dejamos al chico con una botella de agua entre sus piernas en caso de que tuviera sed, e ignoré el llamado de Dep a mis espaldas hasta que fue hora de volver. El culo me sudaba de los nervios.
-Buenas noches, qué milagro que saludes, eh. -Depresión se cruzó de brazos.
Payaso de rodeo sonaba de fondo, y entretanto algunas luces iluminaban su silueta hasta hacer ver al enano más siniestro de lo normal. Cuando Dep sonreía hace dos años, me hacía sonreír igual, ahora me asustaba. Sus ojos no se achicaban, la comisura de sus labios se elevaba a la altura de su nariz y su cabello negro cubría tanto su frente hasta crearle un gran charco de sombra.
-Me quedé ciego. -Tapé mis ojos por inercia, pero bajé la mano a los pocos segundos pues rebobiné en que el gringo Adie estaba sentado en la mesa del curso-. Ah, verga, viniste con alguien.
-Sí, lo sabrías si no me hubieras evitado. -Levantó la voz para que la música no le interrumpiera, y dirigió los ojos al rubio detrás de mí.
No tardó en identificarlo, claro, no olvidas a alguien que te pegó con un palo en un festival. Apenas dio unos pasos para intentar saludarlo, se detuvo a preguntar porqué estábamos juntos. Le expliqué que yo le había invitado, por eso nos habíamos sentado en otro sitio. Inso nos apartó una mesa.
-Podías sentarte en la... -Depresión suspiró, sus dedos tocaron sus cejas antes de que volviera a levantar la mirada con agotamiento-. ¿Inso sabía? ¿Por qué no me dijiste que andabas...?
Dudó si mencionarlo frente a Cap así que bajó la voz antes de decir "ligando".
-No sabía cómo ibas a reaccionar. Sé que últimamente te sientes solo, puta -agregué con una sonrisa sincera, dejando reposar mi brazo en su cabeza mientras le dejaba unas pequeñas palmadas. Mis compañeros en la mesa nos miraron mientras bebían de sus refrescos en silencio-. Pensé que no te lo tomarías bien, solo no quería bajonearte, ¿sí?
-¿No me ibas a hablar en nuestra graduación solo porque te dio miedo cómo fuera a reaccionar? -Apartó mi mano tranquilo, pero sus cejas contraídas me asustaron al darme cuenta de que ahora sí lo deprimí-, Dijiste que confiabas en mí, Cán.
-Sancho Panza, sí, pero tu condición...
-¿Mi condición qué, Cáncer? -Levanté ambas manos con su tono intimidante. Balbucí una breve explicación, tratando de recordarle que fue una preocupación pendeja-. No me molesta que te juntes con ya sabes quién, pero ya suenas como él. ¿Yo en qué momento te he visto por tu condición?
Que me comparó con quién.
-Yo... soy tu amigo, no alguien de adorno sin opinión propia, Cán.
Carajo, estoy enchilado.
-Mira, pendejo, yo sigo sin saber bien qué pedo, pero ya supéralo. -Mi lado impulsivo tuvo la suficiente fuerza para que golpeara su pecho con mi dedo índice, haciéndolo retroceder-. No dejas de buscar putazos en todo el mundo porque crees que son iguales y su puta madre. Pero, wey, ya, me cansas.
-¿Qué no supera este mamador? -Un wey con más barba que pelos en la cola se paró entre ambos.
-Me cago en tu puta madre, no me interrumpas. -Empujé su cara con mi palma, tratando de dialogar con el Dep, pero este apenas centraba sus ojos llenos de hastío.
La música subía y bajaba al igual que mi paciencia. El wey que llegó parecía tener un oído descompuesto, pues le gritaba directamente a Depresión, acompañado de otros amigos suyos que volvían a insistir en que Dep eliminara un aparente Tweet y que se armaran los pinches chingadazos.
El desmadre se puso peor. Traté de gritarle al tipo para que se largara pues era mi momento para hablar con Dep, pero esos dos no dejaban de discutir y Adie tuvo que pararse para sostener la espalda del chamaco en caso de que alguien se le fuera encima. Sentí que ninguno me escuchaba, ni siquiera mi amigo quería mi ayuda.
-No necesito que me defiendas, ASÍ QUE YA VETE. -Depresión me empujó junto a mis intentos de ayudar. Me sentí rechazado como piña en taco.
-No debiste ignorarlo, Cán. -Por alguna razón Cap fue el gusanito de mi consciencia ese día. El wero trató de ser racional.
Hubo un par de empujones más y leperadas sangronas hacia el otro wey. Pero el motivo inicial de nuestra pelea, que yo preferí dejar atrás, seguía prendiendo la mecha corta del chamaco Dep. Él repartió vergazos verbales que me hicieron sentir aún peor.
-Ustedes: CHINGAN A SU PUTA MADRE. -Me señaló.
Ese fue un golpe bajo. Quise cubrir mi rostro con una mano para arrancarme el estrés de la cara, pero cuando traté de tirar de ella me di cuenta de que alguien más me sostenía y no era Cap.
Levanté los ojos aterrado, pues el poste desnalgado también se moría de terror cuando fue señalado por Dep. Pensé que la Virgen me hablaba.
Verga, estaba aquí.
-Y tú...
Tú.
Dep bajó su mano, conteniendo en su boca cualquier cosa que estuvo por escupir ante su relación rota. Hubo un momento de silencio, tardé en darme cuenta del gran desastre que se armó por el estrés que nunca pensé yo le causaría directamente.
-En serio, ha sido un infierno hasta el último minuto.
-Dep, espera... -Me arrojé a tomar su brazo.
-Por favor, no quiero hablar ahora. -Me rogó, aferrado a su chaqueta e insistente en salir lo más pronto posible. Tuve que dejarlo ir.
Insomnio volvió a su sitio, tampoco quiso hablar conmigo; parece que dejó a su novio por allí botado y tenía que calmar el enojo de su amigo Sonambulismo. Adie había ido tras Dep, Lupus también dijo que se marchaba pues no estaba de ánimo para sentarse en esa mesa otra vez.
El resto de nuestro curso no tenía ganas de bailar, ya ni yo.
-Te voy a regresar a casa o tu papá me mandará a matar. -Bufé, arrojando mi suéter a Cap para que nos fuéramos moviendo. Este me lo devolvió, pero tampoco insistí en pelearle.
Salimos directo a los pasillos de la escuela. Me disculpé brevemente por haberlo arrastrado a mi baile, supuse que había sido una fea experiencia. También agradecí no vestirme formal porque estaría más apachurrado de ser así. Ahora solo se sentía como una fiesta cualquiera que abandonaba por no ser la gran cosa.
"La experiencia de mi vida", mis compañeros lo superarían.
-Are you ok? -Capgras me detuvo antes de que fuéramos al exterior.
-No me hables en inglés ahorita, estoy mareado. -Le pedí. Volvió a preguntarme en español.
Los pasillos eran iluminados por una luz naranja, baja, la que usaban para ahorrar electricidad. El azul del baile se había apagado momentos antes, ahogado en la música lejana junto a alumnos que podían disfrutar el final de las clases, y mis rodillas se sintieron tan débiles que pateé alguna piedra invisible antes de sentarme en el suelo junto a la pared.
—No soy bueno resolviendo problemas, solo creo más —balbucí, apretando la punta de mis dedos contra mi frente mientras trataba de tomar grandes bocanas de aire. Me sentí asfixiado—. Cada vez que tomo una decisión... solo la cago como ano de paloma.
—Hey, don't say that. —Cap se puso de cuclillas, dejando ver a mi alrededor su largo cabello rubio que se abría sin control en las puntas.
—Es que... mierda —rechiné los dientes—. Siento que tengo el cerebro en la cabeza.
—Yeah, that's... normal.
Su tono fue bajo y habló lento, logrando que entendiera al menos dos palabras de lo que dijo. Mi cabeza seguía sobrecalentada, pero pude escuchar pasos lejanos y rodillas de personas que ya iban dejando el baile de graduación para celebrar por separado, quizás con sus padres o ya de plano para ir a dormir.
Me dolía tanto el cuerpo por haber bailado el payaso que apenas pensé en lo que comencé a decir.
—Lo que quiero decir es... —Mis uñas rozaron las palmas de mis dedos, como mis dientes apretaron mi lengua—. No sé cómo actuar, no sé qué cosas debo decir o qué esperan los demás de mí.
Mis padres también querían cenar conmigo hoy. Los mandé a la verga porque quería cenar con "mis amigos".
—Soy imprudente, me enojo con facilidad y me llevo muy pesado. Soy sangrón, pues —admití, cerrando los ojos para ignorar el rugido de mi estómago que manipulaba mis fosas nasales hasta hacerme sentir con gripa—. En serio he tratado de corregirme, pero no sé de dónde viene ese enojo o cómo canalizarlo. Solo, estoy muy estresado...
De verdad había hecho mi esfuerzo por cambiar, pero cuando metía la pata se sentía como una decepción para otros. Como si bajaran la cabeza y dijeran que yo no había cambiado, volvía a ser el mismo ante sus ojos, pues nunca esperaban más de mí.
Pero eso sí es mi culpa, como si me saboteara para que crean que siempre soy el mismo.
—¿Cuándo dejaré de equivocarme, hombre? En realidad no viviré tanto para poder corregir mis errores —hablé exasperado, haciendo un berrinche por un problema pasajero en el que no quería contarme—. 10 años más no son suficientes.
—Tal vez mueras mañana. —Cap se encogió de hombros, haciéndome ver lo incómodo de su corsé masculino. Allí se había ido todo el dinero de las clases seguramente.
—¿De verdad? —Limpié mi moquillo, aunque sacado de pedo.
—Nunca se sabe.
—Eso no me hace sentir mejor.
Capgras golpeó mi rodilla con sus manos solo para tomar impulso y ponerse de pie. Extendió el suéter en sus manos, se lo puso tranquilo, observando el foco ahorrador sobre ambos antes de echar una última mirada al pasillo lleno de papelitos dorados que ya eran basura.
—Por eso deberías arreglar tus problemas en lugar de esperar 10 años para pensar en ellos. Humans are weak, they don't live that long. —Me costó procesar lo que decía—. No te arrepientas tanto de cosas que no quieres resolver, empieza poco a poco, a entender que debes abordarlo tarde o temprano.
Capgras hablaba como su padre, el señor Savant. Era lógico, pues crecer en la casa de un aparente hombre autoproclamado "sabio" aún después de no ser un genio, seguro era una tarea que te pegaba malas costumbres pero algunas buenas palabras. Y aún así, el rubio me sonrió como si fuera una persona cualquiera y no un síndrome loquito.
-Well, I'm leaving. It was a great night -parloteó con su acento, elevando su mano para despedirse antes de cruzar el umbral de la doble puerta hacia los jardines-. And sorry for...
-No entiendo ni vergas, bai. -Se rió de mi despedida.
Cuando Cap se marchó pude dejar mi cabeza sobre el suelo, pensando en las mil cosas que debía hacer en ese momento pero la poca energía que tenía para realizarlas. Me sentí incómodo, como otro vaso de refresco tirado en el pasillo, esperando a que la última gota se acumulara en el centro hasta que alguien volviera a darle la vuelta y todo se derramara.
Quería resolver las cosas con Dep, pero también ver que Inso no estuviera por hacer una completa tontería. Después solo pensé que ninguno querría verme en ese momento así que solo debía aguantarme.
Me quedé allí hasta que mis padres pasaron por mí. Al día siguiente fue la graduación, nos tomamos fotos en clase y el profesor Mure me llamó para preguntarme sobre lo que haría a continuación. No pude entablar conversación con mi amigo otra vez.
-Esperaré un rato más, tengo que pensármelo. -Rasqué mi barbilla, dándole esa respuesta a Dal sobre resolver el problema de esa noche.
Diabetes fue el primero en detenerse al encontrar el McDonaldO. Tenía una gran M amarilla en su pared de roca blanca, y a un costado el título se posaba sobre las grandes puertas de cristal con letreros de ofertas e imágenes de grandes combos. El amarillo y rojo siempre me despertaban hambre, pero hoy íbamos por el dinero.
Dal fue directo a la caja para pedir la comida. Diabetes apartó una mesa y se concentró en su teléfono mientras yo esperé paciente a la gerente. Esta no me dejó allí más de dos minutos, salió por una puerta roja al fondo del establecimiento y me hizo señas para ir a su oficina.
Era una mujer de quizás 27 años, mayor que mi hermana. Llevaba puesto un uniforme gris y una gorra con franjas amarillas, y en chiquito una M para indicar que era su uniforme. Su cabello café estaba atado en una coleta y sus ojos verdes lucían más pequeños por el delineador negro que se puso.
Los delineadores me daban miedo. Dal se los ponía en clase y parecía que los ojos le ardían horrible, eso o solo era que se rascaba mucho o se picaba el ojo por accidente cuando yo pateaba su silla. Bueno, era mi culpa.
La gerente, de buena cara y una energía tan grande como la de Inso, me hizo una serie de preguntas sobre la famosa cadena de restaurantes. Me preguntó sobre mi condición y las restricciones que tendría al padecer una enfermedad como el cáncer. Su tono siempre fue gentil así que no me sentí incómodo, mucho menos sentí lástima pues sus ojos sonrientes y activos parecían más un: sí, sí, a la chingada, pongámonos a trabajar.
-¿Qué te gusta de trabajar cara a cara? ¿Crees que podrías aprender algo de ello aunque es una labor complicada? -Entonó su voz con un acento norteño, pero evitó usar jergas y me sentí tan raro por oírla neutral.
-Siempre he sido bueno hablando con desconocidos, me pongo más cómodo cuando no me conocen -respondí sincero, sosteniendo mis propias muñecas para soltar los pequeños botones de las mangas-. Estoy desarrollando la paciencia como virtud espiritual así que será de mucha ayuda.
-¿Ah?
-Valor general. -Me puse nervioso por la pinche mentira.
Me preguntó qué haría si un cliente se quejaba de algún alimento por su mal sabor. Dep, el hombrecito paciente, me dijo que quizás me toparía con esos problemas cuando comenzara a trabajar, pero me apoyó meses antes de que enviara mi currículum solo porque me vio animado y me dio algunos consejos generales pues era un experto disculpándose.
Él me iba a acompañar hoy.
-Pediría disculpas y también solicitaría sus razones acerca de lo que dice. Luego le iría a buscar a usted para ver si le servimos algo más, supongo. Creo. -Sacudí mi cabeza, viendo mi propio cabello ondulado-. No, digo, eso haría a la verga.
-Somos family friendly, Cán. -La gerente se carcajeó, pero su mirada se puso seria en un dos por tres y su acento me atacó-. Fierro viejo, no ande mamando usted quiere comer gratis.
-Al chile sí quieren comer gratis, yo también lo haría. -Me burlé, estirando los brazos al dejar ir toda la incomodidad guardada junto a un suspiro.
La gerente me contó que me conocía de chiquito pero la mera neta ni idea, no me acordaba de nadie a esa edad. Continuó haciéndome preguntas, relacionadas a mi nivel de matemáticas para caja, datos en caso de que me pasara a cocina o mis horarios de la pre-universidad. Yo había pasado todas mis clases para el fin de semana y así poder trabajar en cualquier horario los cinco días.
-¿Tienes experiencia en aseo? Vi en tu currículum algo sobre haber limpiado por tres años la sala de tu club. ¿Eras consejero?
-Vita -le hablé con la mano estirada, ya serio al respecto-, me traían de esclavo pero qué perrón me quedaba el piso. Mira, tengo fotos.
Le enseñé fotografías, las que tomaba después de cada aseo por dos años para enviárselo a TOC y mostrarle que hice mi trabajo aunque él ya no estaba ahí. La gerente Vita miró con asombro el escenario.
-Madre de Dios, podría ver mi reflejo en él. -Me hizo sentir orgulloso.
-Me venían a pegar si no limpiaba bien. -Destaqué.
-Ven la próxima semana para que comiences tu entrenamiento. Y bienvenido a McDonald's, Cáncer.
• • •
¿Cán apachurrado? Sí.
Últimamente cuando él se deprime se hace bolita, Dep se enoja cuando se siente decaído e Inso se porta pendejo si se siente mal. Se invirtieron los papeles GAHAHHAA.
Cáncer va a entrarle duro al McDonaldO, y por otro lado, se va a pensar cómo resolver su bronca con Dep. El baile fue un asco, así de simple.
¿Algo que quieran comentar?
La verdad sé que muchos de ustedes no tuvieron graduaciones chidas por el covicho, la verdad fue una decepción sobre mis eventos últimamente. Algunas cosas solo mueren allí y nunca se reparan, no es como si volvieras a cursar todo el bachiller o una universidad para revivir una graduación culera.
Espero tengan un lindo fin de semana AAAAAAAH.
~MMIvens.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top