Capítulo 4: Oye, soy sensible y poco tóxico.


Odias dos cosas, "depresión" y "lo tóxico" porque... Chingao, eres ambas.

Cáncer.

No necesito presentaciones, todos saben quién soy. Letal, sin una cura clara, un montón de células que perdieron la cabeza y no supieron cuándo parar hasta que consumieron cada parte de sí mismas, desde el tejido hasta las células para llevarnos a la tumba.

El Cáncer tiene diferentes presentaciones, diferentes formas de tratarse, y muchos rostros que no puedes distinguir. Pero hay algo que siempre pasa cuando mencionan su nombre en voz alta: Nace la lástima.

La pinche mamona lástima de mierda, joder.

De chiquito, sí, era el morrito del bullying que le entraba a los putazos. Recibía un golpe, lanzaba una mordida, me pateaban y fingía estar poseído en el suelo para que la maestra los castigara por mi espectáculo. Después de los golpes, escupíamos en la mano del otro y hacíamos las paces con el juramento de amar al prójimo; y nos hacíamos notas para la siguiente pelea.

En realidad no era bullying por completo, parte de mi clase me amaba porque era un niño bastante alegre. Me golpeaba con niños de otras escuelas pero porque ellos fueron los primeros en presumir sus mini pitos a las niñas de nuestra clase y yo me sacrificaba cada semana para recibir los castigos. Como una pelea de nazis a la que debía enfrentar con 9 años de edad, qué brutal.

Mi madre al verme volver de la escuela con vendajes y mi sonrisa chimuela solo podía decir: Ay wey.

A mis diez años y medio todo eso cambió. Mi examen médico reveló lo que todos los padres lloraban porque no fueran sus hijos: cánceres. Dentro de mí habían células anómalas que se dividían sin control, destruyendo los tejidos corporales que le conformaban; y lo harían por 20 años hasta matarme en diferentes niveles. Era perder el control de mi vida, dividirme en tantos pedazos hasta que no me quedara nada. Un rompecabezas con piezas iguales que no sabían conectarse con los demás o entre ellas.

Los niños de mi clase prefirieron alejarse ante la presencia de mi nuevo nombre. Estar cerca de alguien que sabes en algún momento temprano morirá era una decepción que la mayoría no deseaba sentir. Nadie me odiaba, pero nadie me quería lo suficiente como para sentir dolor.

—Vengo por la revancha. Me plantaron en la pelea del viernes. —Mi sonrisa chimuela se mostró ante la primaria de mis rivales.

—Lo sentimos, Cáncer. Sabes que no deberíamos golpearte —el niño dos años mayor que yo y su mejor amigo se disculparon avergonzados—, pero puedes venir a jugar con...

—¡Lo sienten mi abuela! —Maldije, lanzándole una cachetada antes de irme sobre él a patadas—. ¡PÉGAME!

Terminé buscando una discusión el primer día de clases, justo en la apertura, así que me vi obligado a ser parte del jodido club de consejeros. La verdad es que soy muy bueno en eso, no los sigo ni por asomo porque tengo orejas de pescado, pero doy buenos... y no solo consejos.

No... tengo 16, ni siquiera puedo venirme sin orinarme.

Seguí a la Depresión y al Insomnio parte del camino de regreso a casa. En serio quería disculparme, decirles algo como "oigan, lo siento por todo. Espero que cooperemos ahora que estaremos un tiempo juntos". Pero la fatiga y los escalofríos al estar debajo del sol comenzaban a afectarme y hacerme ver con rudeza a los chicos frente a mí.

Inso me miraba de reojo con un "si te me acercas o te le acercas a Depresión te voy a moler a golpes". Me contuve para no dar el primero y me desvié en cuanto vi que me alejaba de mi zona.

Chinguen a su madre, ni quería hablar con ustedes.

Toqué dos veces la puerta principal de mi casa. El timbre fue detenido de inmediato y mi hermano menor Estocolmo, heredado por mi padre, abrió la puerta con suma velocidad. Me observó con la boca abierta que mostraba un diente amarillo, se tiró al suelo y extendió sus manos para recibirme.

—Pisé caca. Ten cuidado. —Me reí, dejando que lamiera mis zapatos.

—'Ta bien. —El mocoso que aún llevaba uniforme gateó de vuelta a su recámara al terminar con mis zapatos.

Aún no sé si obtuvo la manía de lamer zapatos de mi padre o qué verga.

—¡Cán, amor, estás aquí! Sube a acostarte —mi madre Ryna se encaminó hacia mí mientras justaba su mandil con girasoles, echando su cabello teñido de luces detrás de su espalda—. Yo te subiré la cena. Llámale en una hora a tu padre para que te dé masaje, ¿sí? Espérame unos minutos y te subiré el refrigerio, también escríbeme si quieres alguna botana para que le diga a Estocolmo que vaya a comprar. Sube ya, estás sudado, báñate antes de tomar tu siesta.

Mi madre siempre solía subirme agua, me llevaba folletos para que reconsiderada la quimioterapia opcional, que realmente no me ayudaría nada mas que a perder cabello y quizás acelerar el proceso. La neta era una pérdida de tiempo siquiera considerarlo. Aún me encontraba sin indicios de enfermedad, solo estaba prediagnosticado para el futuro.

—Te maquillaste horrible hoy, jefa. —Me burlé de su feo maquillaje azul, posando un pie sobre los escalones—, luego me ducho. Súbeme el refrigerio y dile a Estocolmo que me compre las botanas de siempre. ¡Me retiro!

—¡Me maquillaré mejor mañana! —Prometió a gritos.

Azoté mi mochila contra al suelo y apenas me arrastré hasta reposar sobre la cama en paz. Dejé colgando mis brazos afuera del colchón, deseando que la sudadera azul se quitara por sí sola. Debía decirle a mis padres sobre los guantes y cubrebocas que tenía perdidos, pero en serio era una estupidez ser castigo por ello. No tenía ganas de hacer nada.

—Hermanito, lo siento mucho, me llevé el control del aire acondicionado. Te lo enciendo ahora —mi hermana mayor, conocida como el trastorno Depresivo Mayor, llamó a mi puerta con cautela—. ¿Quieres que te haga la tarea? No estoy muy ocupada con la universidad de preparación, puedo hacerla por ti.

Le hice un ademán que la hizo sonreír. Tomó mi mochila del suelo, se la llevó a su habitación para revisar los encargos que tenía. Mi hermana hubo heredado el trastorno depresivo que solía tener mi madre debido a algunos traumas, no era sencillo lidiar con un padre que fue síndrome de Estocolmo. Hace todavía unos años podía ver el TDM de cerca, un estado de ánimo que llegaba por temporadas no muy largas a mi familia.

Quizás no toleraba a la Depresión como enfermedad porque... era algo hereditario, y no se dividía en temporadas, siempre estaba allí.

Mi tío solía ser Cáncer. No vivió lo suficiente para llamarse una persona común.

Tomé el control remoto sobre mis cobijas azules y encendí la televisión a mi lado. Las noticias hablaban de cosas que pasaban en el mundo a toda hora, pero las voces de esos desastres sólo eran percibidas por mi cerebro como un "meh, yo no vivo esa madre" y me ayudaban a conciliar el sueño.

—La tasa de suicidio en personas mayores de 20 años, llamados "comunes" ha aumentado un 15% esta década. Ayer en vivo presenciamos uno de estos acontecimientos en el puente de...

Apagué la televisión y arrojé el control remoto en la alfombra. Me estaba dando un puto dolor de cabeza la música de misterio depre.

La tasa había aumentando, no era un secreto. La mayoría pensaba: "Bueno, el malestar que me tortura se irá en diez años y podré llevar un verdadero nombre, importaré en este mundo y conocerán mi rostro". No pasaba eso, el dolor seguía allí aunque estuvieras "curado". La vida no era tan simple como ser una persona normal; o no tenías un propósito al no ser ya un problema o te dabas cuenta de que lo común no existía.

¿Y lo común es lo que más deseas? No me jodas, era doloroso.

~•~•~•~

Ahora que finalizamos la segunda parte de la introducción a la sociedad, recuerden estudiar un poco para las clases de mañana. Los temas son: "La enfermedad de Addison", para saber un poco más sobre su compañero con ropa interior transparente; y, formarán grupos para trabajar en conjunto este semestre.

—Me interesa el Diabetes —hablé fuerte, señalando al chico de afro que me miró asustado.

—¿Por qué, wey? —Balbuceó con dudas, aferrándose a su corbata.

—¿Quieres un semestre trabajar para Alzheimer? —Mi punto fue claro para él, y aunque lo dudó mucho respondió bien.

—Jalo, pero no te portes culero después. —Advirtió.

Una segunda enfermedad en el grupo era necesaria. Tomé mi pluma azul entre las manos, mi pierna inquieta comenzó a moverse y traté de centrar mis ideas mientras anotaba el nombre de Diabetes junto al mío en las notas de "nuestro equipo". A veces yo no era racional, me llamaban tóxico, pero en lo profundo de mí quería ser comprensivo con Depresión y como disculpa unirlo a mi equipo.

Tomé una fuerte bocana de aire, cubriendo mi boca. Me sostuve del pupitre y giré el cuello en busca de Dep, quien se sentaba a mi lado desde ayer.

—Depre... ¿Te unes a mi...? —Mi propuesta fue perdiendo brillo al visualizar a Lupus mostrándome un pito con su dedo.

—Va a estar con nosotras. —Pronunció Fibro, echando su flequillo a un lado.

El depresivo con corte de jicara y ojos oscuros alargaba el cuello para zafarse del agarre de la loca de Lupus. Desvió la mirada al verme, tratando de ocultar más su rostro con el flequillo y el cubrebocas, un poco asustado por mi reacción.

Pinche depresivo, no mames, me avergüenzas.

—¡DALTONISMO ACROMÁTICO! —Clamé, elevando la mano para sostener mi saliva y evitar un regaño por no llevar mi cubrebocas.

—Cáncer, en mi clase no grites así. —El señor Mure elevó los ojos con amenaza, continuó bebiendo su café y siguió con el trabajo en la computadora mientras esperaba que nosotros nos organizáramos solos.

—¿Qué carajo quieres? Ya te dije que el cielo se ve gris, pendejo. —Rechistó el pelirrojo de Dal, tratando de calmar su furia con la vista aún pegada a sus botas vacías.

—Daltonismo Acromático, cuide su lenguaje en mi clase. —Mure volvió a alzar la voz.

—Tú, diabetes y yo. En grupo. No orgía de jotos. Piénsalo. —Propuse, seguro de que aceptaría mi agradable compañía.

—Le pregunté a mi culo y dijo que no. —Rodó los ojos hacia mí, jalando de su corbata como si prefiriera morir antes que ser parte de mi equipo.

—Te chingaste enton...

—¿Cuál es tu promedio de calificaciones? —Cuestionó, echando su silla hacia atrás para estar más cerca de mí y no estorbarle a los demás con sus palabras.

Sentí la brisa en mi nuca por el corte medio rapado. Observé el ventanal abierto que mostraba el cielo gris que veía Dal. Culpaban a la contaminación de su estado. Por momentos quería ser el cielo; aún gris que siguieran pensando en lo azul que me veía.

Me decían tóxico a menudo, pero no mamen, también tenía sentimientos. Aunque es cierto que me botaba la cuca de repente pero yo seguía allí pues, wey.

—Suelo estar arriba de ochos. —Revelé.

Sí soy pendejo, pero mi hermana hace mis tareas, no yo.

—Ponme en la desgraciada lista. Nadie va a mamar al profesor en este equipo. —Estiró su columna hasta poder entregarme su palma para cerrar el trato con un escupitajo.

~•~•~•~

—Golpéame. Quiero que me trates mal, que me pegues, que me trates con desprecio. Abandóname y... Ay, Jalisco. —Insomnio pegó el grito al recibir el puñetazo en su estómago.

Los tres estábamos frente a la puerta del club donde esperábamos abrieran la puerta. Yo me hallaba parado a unos metros de distancia, observando a la Depresión golpear en el estómago al Insomnio. La verdad no entendía ni madres de la situación, supuse que era una canalización o un pedo de esos.

Dep lucía frustrado y su amigo quería relajarlo de alguna manera.

—Estoy bien, Inso, no quiero pegarte más. Lo siento. No te preocupes. —Dep trató de detener la situación.

Chale, a veces quiero tener amigos así también.

—Dame ese puño. Dámelo. Vamos. —Inso comenzó a hacer un baile culero mientras elevaba sus cejas y doblaba las rodillas para estar a la altura de Dep.

—Bien, adelante. —El presidente del club abrió la puerta de golpe, observando con bastante confusión la situación de los subnormales.

Era un tipo de estatura promedio, 17 años, prendas limpias y el cabello muy corto. El hijo de su mamá ponía expresión de culo y achicaba los ojos de forma peyorativa hacia mí. Me lanzó un cubrebocas a la cara, mencionando mis dientes amarillos y cancerígenos.

Los TOC son bien mamones.

—Ábranse a la verga. —Mascullé, pasando detrás de Dep con un empujón.

El puño de Dep bien formado fue directo a la huevos de Inso, quien se quedó paralizado en su posición de stripper bajo. Abrió la boca con irritación y dolor, cubriéndose de inmediato antes de comenzar una chilladera.

—¡Inso, lo, lo siento! Ah... Yo... Ah... —Dep comenzó a sostenerlo por los hombros, pidiéndole que no se muriera y que lo disculpara, de forma inocente pensando que sus abrazos y besos en la cabeza curarían los huevos hinchados.

TOC nos sentó en la sala del club después de 15 minutos. Inso tenía hielo en los pantalones, Dep se hacía agua sobre su silla con el remordimiento por la situación y yo estaba cubierto de papel de baño porque al presidente mamón yo le daba asco.

—Ya sé quién hizo tantas compras de papel cuando nació el Coronavirus hace años. —Bufé, evitando tragar el papel de mi boca.

—No me vengas con tus mamadas. Quédate calladito. —Pidió el chico, amargando su rostro.

Señaló la punta de su zapato para indicar que iba a patearme si no me callaba.

—¿Cómo están tus huevos? —Interrogó a Inso, señalando sus partes nobles.

—Ya están...

—¿No te sangran? —Siguió con sus preguntas.

—¡Cállese, ya le dije que estoy bien! Dep, ya, tranquilo. No me duele... QUE NO ME DUELE YA, PUES. PITOS. —El tipo con ojos de consumir crack seguía gritándole a su amigo para que éste no se deprimiera aún más.

—¿Eres Depresión, no? Agh... —TOC trató de no darle mucha importancia a Dep debido a su condición—. Bueno, Cáncer, Insomnio y Depresión. Mi nombre es Trastorno obsesivo-compulsivo, abreviado como TOC. Soy el consejero mayor en este club que se formó recientemente, el trabajo ya es pesado para mí porque organizo a mayores y menores. Aún así no permito sus idioteces en este club y si alguno se pasa de la raya o desacomoda el lugar los voy a patear. Los patearé en los huevos.

TOC nos retuvo en el asiento por varios minutos más, recordándonos los procesos de limpieza, la organización de las instalaciones y antes de iniciar la charla sobre las actividades del club nos pidió a todos hablar un poco de nuestra condición. Comenzó él, tomando asiento en su escritorio libre de polvo para iniciar su charla introspectiva.

Incluso la sala se veía bien vacía, chale. Y yo tenía forma de piñata con tanto papel. Me sentía una caca, una grande y fea vaca de caca.

Era caca de vaca.

—Suelo tener pensamientos angustiantes, cosas que no deberían ser importantes lo son para mí —soltó su respiración dentro del mismo cubrebocas que crecía y se hacía pequeño de forma constante—. Me obsesiono porque creo que pasará algo malo, una variante de la ansiedad, algo que no puedo controlar como una obsesión que me lleva a la compulsión. Las compulsiones, los "rituales", las risas que les causamos a otros cuando no podemos salir de casa sin lavarnos las manos o cerrar todas las puertas. A veces es miedo a los gérmenes, al desorden, a lastimarse. Obsesiones que interfieren con mi vida diaria.

—Ha de ser buen consejero por eso. —Habló Inso, recargando su cabeza en el hombro de Dep para que el depresivo se centrara más.

—Suena horrible. —Habló Dep.

—¿Le gusta...? —TOC alzó la mano para indicar que me callara—. Qué culero consejero.

—No se sabe con certeza que causaba el problema hace años cuando las enfermedades y los trastornos aún no se tornaban así. Algunos dicen que quizás el cerebro no funcionaba bien, o era algo familiar, tal vez era algún trauma de la infancia. La terapia a veces resultaba, pero bueno, hoy en día sabemos que no tiene cura, solo es darle tiempo. 10 años para ser una persona común. Espero puedan comprender mis obsesiones y compulsiones en su estadía en el... Bajas ese pie con tierra y te corto la pierna. —Señaló el zapato que yo trataba de quitarme.

—¿Por qué tanto odio a mi ser, culeros? —Me enfurecí, pisando el suelo al romper el papel de baño que mantenía amarrados mis pies a la silla.

• • •

Bruh, Cáncer amarga la vida de quien puede, HAHAHA. Este capítulo tiene un poco más de mensajes ocultos que la verdad me gustaría aclarar algunos puntos del trato hacia Cán la primera mitad del capítulo pero la verdad es que ya me dio hueva.

De todas formas, ¡muchísimas gracias por el apoyo que le están ofreciendo a esta historia! En verdad me siento súper feliz por todo, ¡LOS AMOOOOO!

~MMIvens.

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