Capítulo 23: La censura.
Las verdades eran duras, preferíamos fingir que no existían para evitar salir lastimados.
Mirábamos anuncios que promocionaban vidas cómodas, pensamientos positivos, programas políticamente correctos o inclusión a nuestro alrededor. Incluso a personas con padecimientos horribles luciendo bien para no ofender a quienes lo padecían, o castigar a todo el que dijera que algo era feo porque "solo existe lo bello".
Como si eliminar la palabra problema fuera a eliminar el problema en cuestión. Preferíamos la comodidad, antes que admitir la envidia, el humor roto y la tristeza mediocre. No eran buenos sentimientos, pero existían y dolían; y lo peor, no se podían ocultar.
Depresión.
Ser una buena persona no me hacía inmune a hacer cosas horribles, ni ser mala persona me convertía en buena por hacer cosas moralmente correctas. No había realmente una definición, dependía de otros.
Dependía de quién te veía, pero tampoco nos podíamos cerrar a la subjetividad, porque era negar algunos hechos.
Entonces el panorama completo llegó: me destrozó cuando rodeé la ilusión y la subjetividad de los demás, hasta helarme por lo que se ocultaba detrás.
-Yo te odio más. -Escuché, cortando mi respiración hasta obligarme a salir de la cama con terror.
Mi codo tronó para hacerme flaquear, no podía ni sostenerme de mi propio pecho pues este solo se contrajo como un caracol al que habían despegado de su lugar seguro.
Miré las sábanas sobre mí en búsqueda de algo, tomando fuertes bocanas de aire mientras me esforzaba en parpadear y levantar la cabeza para lograr que todos mis sentidos se acomodaran y el dolor se fuera.
Levanté una palma para golpear mi cabeza, con fuerza, una y otra vez para distinguir el azul oscuro de la mañana que apenas comenzaría para los demás. Mi alarma todavía no sonaba, pero mi cerebro ya se forzaba a funcionar.
-Por qué... -Continué golpeando sin comprenderlo-. ¿Por qué es tan difícil superar las cosas?
-Me pregunto lo mismo, uno las supera cuando las olvida y dejan de ser el centro de todo: alerta, eso toma hasta cinco años
-¿Qué? -Apenas emití un sonido, con la boca abierta como si fuera a escupir algo pero mis ojos no podían ni centrarse en su silueta.
-Te acostumbras, y es triste, pero pasa. Probablemente ya te pasó y ahora solo volvió a suceder, pasarás por ese mismo proceso antes de decir que ya no te importa. Te pasan cosas malas, supongo, pero habrán buenas de vez en cuando.
-No... digo, ¿qué haces aquí? -Pregunté con el dolor de cabeza reducido.
GAS no estaba durmiendo en el dormitorio desde hace casi un mes. Dijo que hablaría con sus padres en Semana médica pero solo lo veía de reojo en los edificios del instituto, pues corría tan pronto terminaban sus clases para volver a casa. No pudimos hablar mucho en ese tiempo, ni le conté las cosas que pasaron, estaba ocupado resolviendo sus problemas.
Porque todos tienen problemas, no solo yo.
SGA bajó de la litera, se rió de que yo aún tenía un ojo cerrado por el sueño. Había un gris extraño en todas las cosas de la habitación, proveniente de afuera, llovió toda la noche y habían grandes nubes que ocultaban la mañana. GAS me tocó el hombro para que me recorriera y él pudiera acostarse a mi lado.
Hace frío.
-¿Qué te pasó ahora, din din? -Cuestionó mi mejor amigo, hecho un rollito de primavera a mi lado.
-Perdí a alguien importante, para siempre. Solo se terminó porque decidí quejarme, de todo lo que te había contado. Estoy enojado pero es difícil de procesar. -Suspiré, jalando más un trozo de cobija hasta la altura de mi barbilla, entonces hablé de nuevo-, ¿cómo te fue a ti?
-Pues sí terminé con mi novia pero mis papás están que se los lleva la chingada por eso. Les parece horrible que decida vivir mi vida así -admitió con esfuerzo, girando el cuello para mirarme mientras yo seguía centrado en el colchón sobre nosotros-. No quiero ser parte de una empresa familiar que cambia las etiquetas y las imágenes de sus productos cada año solo porque quieren complacer a todo el mundo, u ocultan recetas para que las personas no se asusten de lo que consumen.
-¿La farmacéutica no hace eso? Venderte cosas que podrían matarte o inyectarte cositas sumamente peligrosas con la excusa de que el cuerpo tiene lo suficiente para resolverlo solo -le irrumpí, arrugando mi entrecejo mientras giraba hacia él-. Ya sabes, incluso se burlan de ti si les temes a esas cosas. Cuando en realidad dependes mucho de tu sistema inmune para soportarlas, pero hoy en día todo el mundo lo tiene bajito...
-Odio ambas caras, desde las mentiras de la farmacéutica hasta quienes creen que solo con remedios naturales puedes cuidarte -agregó, se oía cada vez más molesto con la idea-. Fingen que el otro no aporta nada cuando se puede tomar lo mejor de las dos; la medicina natural y clínica.
-Supongo que es el arte de la censura, endulzan unas cosas y satanizan otras por beneficios monetarios únicamente...
A veces me preocupaban nuestros problemas como personas de la sociedad. Casi siempre planeábamos nuestros futuros en base a un mundo normal que pensamos durará así años, cuando quizás en solo cinco cambie por completo, se desate una guerra, una pandemia, o algo que nos obligue a retroceder.
Era un mundo en constante movimiento, que mientras te preparabas se alejaba el suelo de donde partiste hasta que cuando estás listo para bajar solo... ya no existe un suelo.
¿Qué hay de quienes no viven tanto?
-Es cómo marcharse sin nunca encontrar un suelo... -Hablé tan bajo que SGA no me escuchó.
-Mis padres discuten con grandes directores sobre no mostrar a personas de bajos recursos en las películas, como si fuera ofensivo ser pobre y prefieren fingir que no existe eso -lo que dijo me sorprendió, incluso me pareció aterrador el hecho de que tenía razón pues incluso los personajes que se hacían pasar por pobres vivían en dormitorios como los nuestros-. Fingen que el humor negro no es real, que nadie se ríe de él porque puede ser hiriente, y peor aún, que ciertas enfermedades horribles no existen ni hay personas que las padecen o se ríen de ello solo porque la posibilidad suena cruel.
Les ofende la realidad, puede ser terrible.
-Mis padres no aceptan algo que no vivan con su propia piel, ni siquiera el hecho de que no quiera ser parte de lo que hacen porque para ellos es antinatural. Casi tanto como el hecho de que exista el cáncer entre nosotros.
La depresión no existe de la forma en que lo externo, así que supongo que lo entiendo.
-Gas, tristemente todo nos va a ofender -suspiré, mirando la lágrima en su ojo que sustituía cualquier emoción suya-, todo nos va a lastimar. Creo que la única forma de afrontar eso es aceptar la verdad primero, después ver cómo podremos cambiarla.
No dije eso como un consejo reflexivo, mucho menos para él. Sonaba a algo que Adie me diría, o quizás me dijo con otras palabras en el pasado. Solo se trataba de aceptar que las cosas malas que hay alrededor no se podían cambiar con solo culpar al mundo y condenarlo, se debía ver de lejos y reflexionar.
Antes de funar o algo así.
-Podrías ver el problema completo que genera tu familia, los pro y los contra que siempre hay en temas políticos, después ver cómo resolverlo. -Traté de sonreírle.
Aceptar que alguien me odia, y después pensar en cómo cortar esto lejos de mí.
-¿Por qué estoy de mecánico? Hay gente que lo disfruta -comentó, yo levanté el dedo meñique porque sonaba bastante chido la verdad-, pero yo solo lo hago porque sí...
-¿No querías generar un cambio? ¿Qué necesitas? -Le pregunté curioso, recogiendo mis pies con las calcetas heladas.
-Necesito mi apellido.
El poder.
-¿Quieres acompañarme hoy a ver a un amigo al centro médico?
Mi propuesta lo confundió un momento, pero accedió. Yo estaba yendo casi todos los días en distintos horarios, pero hoy era fin de semana y ya había entregado todas mis figuras de hongos y hojas para probar la cerámica sin ponerla en el platillo con motor.
No faltaré ningún día, ya se desmayó demasiado.
~•~•~•~
GAS estaba nervioso de visitar a alguien en específico en el hospital, a pesar de saber quién era, dijo que tampoco quería portarse ofensivo porque ya era una situación seria.
Se golpeó las mejillas y fue al baño para calmarse, no era común a nuestra edad visitar a personas internadas. Las enfermedades dentro eran raras de ver pues las condiciones de alto riesgo las llevaban a las colonias donde habían mayores comodidades o mejor equipo para tratarles.
Me costaba mantenerme activo, sentía que estaba en un profundo sueño estas últimas semanas, y aunque trataba de no mostrarlo me sentía enojado. Como si algo picara dentro de mí, me obligaba a rascarme aunque lastimara más mis sentimientos.
Es horrible estar enojado tanto tiempo.
-Hola, Cap. -Hablé, deteniéndome junto al rubio que se sentaba en el pasillo adormitado como todos los días.
Abrió los ojos, rojizos, estaban hinchados como los míos por la falta de sueño pero eran causas distintas. Su cabello tenía algo de friz y llevaba el uniforme de su escuela. Se graduaría pronto él también.
-¿Cómo está? -Pregunté, aun con esfuerzo no pude sonreír. Estaba bastante cansado de todo lo que sucedía a mi alrededor.
-I don't know. I didn't talk with him since... I don't remember, lo siento. -Se detuvo, recargando su cabeza en la pared detrás que lo hacía mantenerse centrado.
Vi el nuevo regalo en sus manos, bien podían ser botanas o algún juguete que le gustara a Cán. A mi amigo le mamaban las cosas baratas de su infancia, así que eran los regalos perfectos para él.
Lo señalé, preguntándole al respecto.
-No le digas que yo se lo traje, di que fuiste tú. -Me informó, escribiendo una nota en el papel que envolvía la caja pequeña, que sonaron como carritos con chicles que daban en el Día del niño.
-Sí, yo me encargo. -Acepté.
Entré a la habitación de Cán, donde siempre parecía el eterno medio día con la iluminación que se colaba por la ventana y rebotaba en las blancas paredes. Cáncer estaba en su laptop riéndose de algo y en la otra pantalla dividida solo tenía abierto el buscador.
Las cucarachas son fuertes, eh.
-Toma, otro regalo que Cap me pidió que no te dijera que era suyo. -Fue mi saludo, junto a mi mano extendida a él.
Cáncer se sacó de pedo porque no le saludé. Tardé en darme cuenta de eso pues estaba tan acostumbrado a verlo casi todas las tardes para jugar videojuegos o matar el rato que ya se me hubo hecho una costumbre su rostro. Se encogió y dijo que mi saludo era más frío que mi forma de bailar.
Pero se rió.
Tenía puesto un gorrito tejido con franjas de colores, su pijama gigante que no le estorbaba mucho y su sonrisa más grande. Cán parecía haber crecido ese tiempo, no podía comprobar la altura de solo verlo pero todo él en general apuntaba a sus 19 años. Era bastantes meses mayor que yo, solo entró un año tarde a la escuela por su fecha de nacimiento.
-¿No entrará hoy tampoco? -Preguntó, estirando el cuello para observar la puerta abierta que no mostraba señales de vida más allá de una pared.
-No creo... -Yo miré también.
-Pinche gringo, no se le quita el trauma de ver cómo me daba en la jeta -se sacudió, incómodo-. Re mamón.
-No ha dormido bien...
Cáncer no quitó la mirada de la nota sobre el regalo. Su rostro estaba tan congelado que pensé leyó algo horrible, como si le hubiera caído el payaso. Su mano tembló al despegar la notita, y se cubrió la boca por el impacto.
-¿Qué dice? -Quise saber, mirando de reojo.
-Dice que sí. -Escupió, mirándome con más sorpresa aún.
La nota decía "I love you too".
-Dice que te ama también, wey. -Bufé, tratando de no reírme de que el inglés se le volvía a olvidar tan pronto hacía sus exámenes para agregarlo a su currículum.
-¿Qué? Ah... -Volvió a mirarlo, sacado de onda.
Chale, mi Cáncer está bien babas.
-OLOVERGA, ESO ES MEJOR, ¿NO? -Me gritó hasta que asentí para confirmárselo.
Me daba mucha risa verlo, siempre me levantaba el ánimo. Quiso levantarse rápido mientras sostenía el gorrito en su cabeza pero le detuve, porque pararse de golpe cuando no tenías las vitaminas suficientes incluso me pasaba a mí. Redujo su emoción para acumularla en la voz.
-GRACIAS POR VENIR, CAP. PUTO CULERO QUE NO ENTRA. -Pegó el grito, haciéndome cubrir mi rostro de la pena porque las enfermeras siempre venían a callarlo-. ¡Eres joto si no pisas mi cuarto!
Ni una mosca lo cruzó. Solo nos limitamos a reír.
-Ya, wey, no manches. -Arrojé un golpe a su cabeza que le sacó volando el gorrito. No podía contener el dolor en mi estómago por reírme tan temprano.
Mis risas se fueron, de golpe, tan pronto vi su rostro helado y su cabello más corto que nunca. Bajé la pierna de la camilla y me alejé un poco para verlo. Tenía ojeras más grandes de lo normal, podía ver incluso las venas que les rodeaban, y su sonrisa trató de calmarme.
-Me quitaron mis rulos por un ensayo clínico. -Comentó tranquilo, pero avergonzado-, parezco pasto mochado pero al menos no me dejaron como huevo.
-Te ves bien, sólo me sacó de onda -fui sincero al decirlo, tratando de que no me afectara-. La verdad tu rostro se ve mejor así, Cán. Te deja guapo.
-Sé que me veo guapo pero no estoy acostumbrado. -Rascó su barbilla, sus dedos estaban tan delgados como su rostro.
Traté de distraerlo mientras volvía a ponerle su gorrito y le contaba de mi curso. Saqué de mi mochila la maceta de pollito que tanto me pidió, le dije que era mi regalo a cambio del chanchito que me dio cuando volvió de su viaje a Caxa.
Me mostró lo que estaba buscando en internet. Habían vuelos al extranjero en oferta por la temporada baja, lugares con playas y otros que quería conocer namás para ver si neta habían cosas tan interesantes como le dijo su gerente. Me mostró su talento en geografía, o al menos para hablar de la distancia y la cantidad de países como si fuera un viajero experto.
GAS no tardó en entrar, pero estaba cubierto hasta la nariz y frente de plástico para no "afectar" al enfermo como si Cán estuviera malísimo por el tratamiento, cuando ni siquiera estaba haciendo la quimio y solo usaban su cabello para saber de su genética. No podían obligar a alguien a tratarse, mucho menos a rehabilitarse, era una ley reciente.
-En la madre, un Power Ranger -exclamó Cáncer, señalándolo con el dedo índice mientras se llevaba la otra mano al pecho-. Ya me voy a morir, a la verga.
-Qué verga contigo. -SGA se bajó el cubrebocas y se quitó la mascarilla, estirando sus manos cerca de su rostro para tratar de conectar el cerebro.
-Me lleva la chingada, era este pendejo. -Ladró Cán, ocultándose debajo de las sábanas al ver a mi otro amigo.
GAS no era bueno lidiando con personas intensas por naturaleza como Cáncer. SGA era mas que nada un actor, que se mostró molesto por ver cómo Cán lo cancelaba de solo respirar, que porque yo valoraba más la amistad de uno, cuando solo con el otro tenía cero problema con mandarlo a cagar.
Traté de descubrirlo de la cama pero sacó su mano para que no le quitara las sábanas.
-Aguanta, chamaco. Me arropó mi mamá desde anoche y hoy no viene, así que déjalas. -Me pidió, molesto. Su mami lo hizo un rollito y no quería arruinar eso; seguía siendo un niño en el cuerpo de ya un casi adulto.
Nos sentamos en las sillas debajo de la televisión puesta frente a él, en la pared. GAS se cruzó de brazos, miró molesto todo el tiempo al exterior mientras recibía las quejas de Cán sobre nuestra amistad. Dijo puras cosas sin sentido que más que ofenderme me hicieron considerar que ya solo estaba chingando porque se le daba la gana y quería darme risa con su actitud.
-Bueno, ¿te callas? Quiero contarles algo -rompí el flujo, inclinándome hasta mis rodillas con sospecha-. No quería que uno lo supiera antes que el otro, así que lo diré ya.
Ambos se estiraron para escuchar, dándome toda la atención.
-Voy a comenzar una relación con Adie.
-¿El ciego?
-¿El robot?
Ambos se miraron por hablar al mismo tiempo. Me sentí ligeramente irritado por ver cómo lo relacionaban con las imágenes prejuiciosas en sus cabezas. Adie era muchísimo más, no solo su apariencia ni lo que padecía.
-Oigan, es en serio... -suspiré, tratando de que me entendieran-. Veré qué pasa. Realmente me gusta, demasiado.
-¿No te lo comiste ya? -GAS recibió un fuerte golpe en la mejilla de mi parte.
-¿Eso es un no? -Concluyó Cáncer, como que se pusieron de acuerdo para molestarme ambos.
La verdad es que la única vez que se pudo dar la oportunidad mi pito bajó solito mientras escuchaba todas las cosas que me dijo. Estaba tan deprimido que solo me limité a lloriquear de forma horrible mientras me arrepentía de muchas de mis decisiones hasta ese momento; no podía creer las cosas que hice en dos años solo por tratar de superar la pérdida de alguien que no me quería.
Adie me abrazó mientras me calmaba, contándome datos interesantes de los dinosaurios o de cosas que tenía en su habitación. Terminamos por ver una película en su sala después de que preparó un poco de arroz para hacer mi estómago más feliz.
-Creo que me gustará un largo tiempo. -Comenté en bajo tono.
Me di cuenta de que ninguno de los dos ya me prestaba atención pues hablaban sobre hacer tacos dentro de unas semanas, sin dar aviso de para qué o qué.
Incluso GAS le dio el número de Adie a Cáncer, cosa que me sacó de onda porque no recordaba en qué momento se lo sacó; bueno, Adie daba su número de celular con facilidad hasta a los perros. Sí era medio rarito pero equis.
Los miré desde mi asiento, mientras ellos se empujaban para ver la pantalla de la computadora. Tuve ese sentimiento de tranquilidad por ver que las cosas seguían iguales, que el piso seguía allí otro día más.
-Sácate a la verga, ojete. -Cáncer continuó empujándolo, mientras el otro bromeaba con las consecuencias de no andarse operando, con toda la intención de que Cán se tratara solo para llevarle la contraria.
Suspiré, cerrando los ojos para dormir aunque sea un momento en el sofá. Necesitaba descansar un rato antes de pensar en lo siguiente que haría, en los estudios, en las personas que ya no estaban en mi vida, o que cada día faltaba más para que la normalidad viniera a nosotros.
Tuve la impresión de que Cáncer tampoco sabría qué hacer en ese momento. Creía que los animales sabían cuando eran débiles, dejaban de comer y se debilitaban, como si se dejaran morir porque conocen sus pocas probabilidades de supervivencia. Sucedía casi siempre con los recién nacidos.
Cáncer era parecido a un animal, prefería dejarse morir antes que exponerse a un tratamiento doloroso que lo dejaría masacrado. Eso era satanizado por ser ofensivo, como si no existieran esas decisiones.
Yo confiaré en el 2%, mi amigo es más especial que el resto.
• • •
BUENO, LA VERDAD NO HAY MUCHO QUE DECIR.
Al menos Capgras le respondió a Cáncer. Pero ya llevan rato sin verse de frente porque Cap trae sus pedos psicológicos y le da culo ver a gente hospitalizada.
ADIE Y DEP COMENZANDO RELACIÓN AAAAAH. GAS soltero por otro lado, necesita relajarse antes de pensar en relaciones.
Y qué loco, le quedan como 7 capítulos a la historia. Espero la disfruten hasta el final. <3 Ya se siente un poco más cerca.
Se les ama mucho, en serio, gracias por todo. :')
~MMIvens.
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