Capítulo 21: Enamoramiento dañino.
La música era una mamada de las buenas.
Dormía conmigo, lloraba conmigo, bailaba conmigo y después... Hablaba por mí también, por eso la amaba.
La música me amó de vuelta.
Insomnio.
—No mamen, estuve viendo Como dice el dicho hasta las 4 am, y America murió por una mala cirugía. Me traumó —hablé con gestos exagerados mientras mi vista seguía atenta al afinador en mi teléfono que registraba el sonido de mi guitarra—. Ya después me metí a bañar y fui por Depresión a su casa. La neta no esperaba que el programa recreativo ya esté tan cerca, así que no he practicado lo que me pidieron.
Como dice el dicho estaba más interesante.
—Yo desayuné unos Doritos con mota —Piin, el jorobado, chocó los cinco contra mi espalda solo para hacerme reír por la rara combinación.
—Yo no sé qué hice hoy...
El murmullo hizo que todos en el salón de música, el cual había sido reservado por nosotros, giraran sus cuellos hacia la ventana. Allí se hallaba Sonambulismo con su sudadera y ropas oscuras, como miembro de alguna secta, observando a través de la ventana, la lejana calle principal y quizás algún muerto reflejado en él.
Nos hizo a todos temblar.
—Ya, no nos pongamos al día —elevé los ojos hacia la voz de Hipersomnio que se sintió perturbado.
Detuvo a los chicos que acomodaban sus instrumentos y tras arrastrar una silla se sentó frente a mí. Hipersomnio era un chico de espalda ancha, alto pero no exagerado, siempre lucía pulcro y su mirada inexpresiva de a ratos asustaba, pero debido a que con frecuencia se mostraba relajado no te hacía pensar que era inaccesible.
Suavizaba su rostro, sonreía levemente y jugaba con su corbata: eso le gustaba a sus novias, aunque terminaran con él tan pronto se quedara dormido.
—¿De verdad no quieres tocar con nosotros en el festival? —Me preguntó con amabilidad. Estuve por sonreírle.
—Agradezco que siempre me tengan en consideración, morros —decidí dirigirme en plural. Apagué mi teléfono y aparté la guitarra pues ya había terminado de afinarla—. Pero quiero tocar solo, al menos ese día. Después les prometo que sí le entro a su proyecto de la banda, aunque ya es suficiente con Ansiedad como guitarrista. Y sé poco de bajo.
—Piin también es de bajo, bueno, pero él es de batería —dudó un momento, hasta le vi picarse un ojo para mantenerse despierto—. El bajo y la guitarra son de Sonambulismo, sabes que les gusta tocar de todo pero los organizamos en base a las canciones. Ay, olvídalo, está bien que sean dos guitarristas. Aparte puedes ser segunda e igual vocalista, cantas súper bien, hermano. Me encantas.
Hipersomnio era considerado con todos, él prefería quedarse en el área de sonido o en ocasiones teclado, no le gustaba figurar. Era un buen chico, quiso hacernos pertenecer a todos en su banda, o al menos a un grupo.
—¿Cómo dicen que se llamará? —Cambié de tema por vergüenza. Solo Dep chiquito decía que le gustaba mi voz.
—Süsser. —Lo soltó con alegría, Piin volteó los ojos en desaprobación.
—¿Se qué? No entendí, mucho takataka —bromeé.
Volví a encender mi teléfono para tomar nota. Le subí el brillo a la pantalla por la iluminación del salón, me tambaleé sobre la silla oscura y le pedí que me deletreara el nombre. No sabía ni qué significaba la palabra o el idioma, mucho menos lo cuestionaría, qué hueva.
—Sü... sser —se inclinó para verme escribir, habló lento—. Con S de foca.
Qué pito.
—¿S de... foca? —Quise saber si escuché mal.
—Sí, S de Foca —fue imperturbable. Desvió la vista hacia su agujeta desatada y se agachó para atarla, su cubrebocas amarillo le colgó de la oreja.
—¿De foca? Wey, de qué chingados hablas. Me das miedo. —Reaccioné exaltado. Miré de reojo a los demás compañeros que también tenían cara de no agarrar el pedo.
Hipersomnio volvió a conectarse. Parpadeó repetidas veces, bostezó y antes de que opinara sobre sus palabras, Ansiedad arrojó una baqueta y se levantó con temblores extraños.
—FOCA NO TIENE S. DESPIERTA BIEN, SOM, PORQUE ME PONES NERVIOSO. —Escupió Sied, temblando de arriba abajo—, ¡sopa, querías decir sopa! ¡Ya, no me mires dudoso que me revuelves el estómago! Voy a chillar, mierda, aaaaaaah.
Hasta Sonambulismo se carcajeó con nosotros. Entre trastornos formaban apodos con sus propios nombres, se quejaban del otro, hacían burlas, pero a pesar de todo, éramos el único grupo que se comprendía un poco. Éramos el tercer escalón en la sociedad, sobre las bacterias, pero debajo del resto en la ciudad.
—¡Ya, déjenme! En fin, ¡Inso, de verdad tienes que tocar con nosotros en otra ocasión, para probarle al resto que estamos unidos! —Piin gritó para dar ánimos y avivarnos. Era un drogadicto pero también le gustaba ser parte de algo.
—Lo prometo, chamacos mensos.
~•~•~•~
—Oui, Oui, Baguette, reprobé mis clases de francés —Cáncer habló melódicamente, casi degustando sus malas calificaciones en el curso opcional de la escuela. Su madre le obligó a entrar.
—¿Y la noticia? —Aguanté las risas mientras buscaba una silla en el club para sentarme junto al escritorio de TOC.
—O sea, ya sabía que iba a reprobar pero hoy me lo confirmaron, puto —se encogió de hombros. Rodé los ojos al verlo sentarse a mi lado con el uniforme mal acomodado, modo: sexo.
—Oh, lo siento, Cáncer. —Depresión entró detrás de él, dándole pequeñas palmadas en su espalda mientras se quitaba la mochila y acomodaba su suéter sobre el uniforme.
—Llegaron 5 minutos tarde a lo acordado, y tenemos un día ocupado por no haber operado antes —TOC suspiró como si el mundo se fuera a terminar. Se quitó sus anteojos y peinó su corto cabello abarrotado de gel—. Le diré a la chica chicle que me ayude más tarde.
Ulalá, y él me juzga por inventar excusas para estar con mi crush.
—Hay algo allí, ¿cierto?
Murmuré tras atrapar el brazo de Dep, quien apenas se sentó a mi lado. Pegó un pequeño brinco y se rió sin saber de qué hablaba. Cáncer chismoso, como doña, hizo poco ruido al sacar cosas del armario y comenzó a barrer cerca de nuestra esquina para no perderse de nada.
—El presidente es TOC, pero no se opone a estar todo el día con una disfluencia. —Susurré, retirándome mis guantes mientras los ojos de Dep estaban en mis manos, perdidos, analizando el chismesito.
—Duh, le gusta wey. —Cáncer se agachó, sus ojos miraron de reojo al fundador del club y continuó cuál vendedor clandestino.
—Uh. —Depresión se coloró, golpeteó sus palmas contra su rostro y sacudió su flequillo—. Qué bonito.
Qué bonito AAAAAAAAAH.
—¿Deberíamos apoyarlos? —Propuse. Cáncer ya estaba sacando algunos aperitivos del armario en lugar de barrer—. Podemos andar por aquí y no sé, enviar indirectas a Disfluencia.
—Nah, TOC tiene esas vibras medias sádicas y capaz se pone celoso —Cán tuvo un punto, y quizás apropósito estiró una mano para apachurrar el rostro de mi mejor amigo a modo de burla.
Supongo eran normal los celos, la mayoría de las personas con las que recurría llegaban a sentirlo. Desde relaciones amorosas a ámbitos más profesionales, pero no era sano, yo lo llevaba al extremo y me agotaba mucho por mi inseguridad, quizás porque no me consideraba alguien querido o no me gustaba la idea de que tuvieran más amigos que yo.
Porque me costaba hacer amigos aunque no lo pareciera, pero a Depresión no le costaba ni un poco aunque se mintiera a sí mismo.
—Se va a poner celoso... —Cáncer murmuraba, supuestamente sobre TOC, mientras sus dedos jaloneaban las mejillas de el indiferente Dep.
—Tienes razón, tenemos que darle su espacio. —Sonreí, dando pequeños aplausos para no ser atrapado.
Yo ya no estoy celoso, porque conozco lo que siento.
—Qué miedo que me acabas de dar. —Cáncer se surró al verme tan tranquilo.
Todos continuamos con nuestras asignaciones. Me senté cerca del escritorio de TOC para organizar algunos archivos con fotografías de los estudiantes. Depresión fue al armario para ordenar los materiales y Cáncer barrió antes de desinfectar los alrededores.
—¿Alguien apartó hoy, presi? —Inquirí, apilando un par de hojas para después agacharme y escucharlo de cerca.
—En realidad no —respondió, sus dedos se movieron rápido sobre el teclado—. Solo recibiremos a quien quiera venir. Por cierto, ¿qué tal le ha ido a Hipersomnio con sus relaciones?
—Lo cortaron hace una semana, otra vez. —Decirlo en voz alta fue deprimente—, pero al menos el de Coppel ya dejó de cobrarle lo de su uniforme. Se paraba afuera de su casa, terrible.
Un fuerte golpe se escuchó detrás de la puerta que daba hacia el pasillo. Nosotros éramos el último club del área, solo se podía llegar por un extremo y en el otro había una pared con ventana pequeña, también había un cartel con la leyenda: "Antes de entrar toca despacio, o se te dará una patada gratis"; creo, por eso nadie tocaba fuerte.
Pero esta vez hasta TOC dio un pequeño salto.
—Estoy fuera. —Cáncer soltó la escoba y se puso de mamón por el susto.
—Insomnio, abre la... —me miró por la cola del rabillo, aunque dejó ir un suspiro cuando me vio negar con la cabeza—. ¿Depresión?
Dep dejó las barras de chocolate en el estante y se apresuró a la entrada para recibir a quien sea que se azotó contra la puerta. Sonreí al ver que se arremangó el suéter antes de abrir, pero me asusté en serio cuando un tipo de la estatura de Cáncer cayó sobre sus brazos y ambos se fueron de boca contra el suelo.
—Chingada madre —Cáncer soltó la escoba y corrió a ayudarlos. Yo aún estaba impactado al igual que TOC.
El tipo medio dormido, sus ojos daban vueltas mientras Depresión se ahogaba. No sé si era por la luz cálida del sol que hacía destacar a ambos, o el hecho de que el suelo estaba impecable, pero no sabía a quién observar. Depresión casi lloraba por el golpe mientras que el noqueado parecía un criminal con falda del uniforme escolar.
Lo levantamos a cuestas. Usaba una coleta alta para atar sus cabellos más sobresalientes y estaba rapado de los lados, tenía dos piercings en la ceja y aretes enormes, su complexión era ancha y sus tenis tenían 6 centímetros para hacerle ver alto. Ninguno pudo reconocerlo, ni siquiera TOC.
—Lo buscaré en el sistema. —Nos informó el presidente como si fuera empleado de un OXXO.
Cáncer se lució como buen enfermero. Buscó unos sueros al igual que toallas húmedas para refrescar la cabeza del chico que parecía dormido a causa de una fiebre. Depresión se dedicó a quitarle el saco empapado de sudor.
Aflojé mi corbata, tuve calor repentino que se generaba por el movimiento de los demás. Desvié la vista hacia TOC, él siempre destacaba por su ropa pulcra y buen peinado, se veía gracioso cuando algo le salía mal.
—Mierda. —Apartó las manos del teclado, se retiró sus anteojos y suspiró mientras le observamos en silencio.
—¿Y el malote quién vergas es o qué? —Cáncer se rascó la axila y se echó un poco de aire allí.
—No sé —nos confundió más—. Se me reinició el Windows.
Oh... la traición, hermano.
Esperamos alrededor de dos horas pero la actualización no se completó, antes de ello; el desconocido despertó de golpe y lanzó un manotazo a la cara de Cáncer, para después arrojar una patada a Depresión y hacernos a todos gritar del susto. Ya nos iban a navajear y ni siquiera yo había dejado de ser virgen.
—¿Está lloviendo o qué chingados? —Pegué el grito cuando el wey de la falda, en efecto, sacó una navaja de ahí de su camisa. Habló rápido y con las palabras muy juntas—. ¡¿Qué, se abrieron, o qué querían, clavar el pajarito?! ¡APÁRTENSE, RATAS!
—¿De qué habla? —Dep se tropezó contra mí, bajé las manos para sostenerlo.
—Es de otro estado, a la verga. Planeta, simio. —Cáncer le arrebató la navaja para que se calmara y volviera en sus sentidos.
No habla tan distinto de ti...
TOC se levantó con el estrés reflejado en sus manos que temblaban entre la poca corriente de aire que se colaba por las cortinas. Perdió casi todo el día por su computadora, no pudimos recibir a muchos por tener al chacal durmiendo en el interior, Cáncer no terminó de limpiar y Depresión tampoco podía concentrarse. Incluso a mí me estaban compartiendo la ansiedad.
Ni el pasito perrón me hubiera quitado las malas vibras que trajo el chamuco.
—Estás en el club de consejeros —TOC se retiró los anteojos, juntó sus cejas y ladeó la cabeza de forma intimidante hacia el chico—. Necesito tu grado, nombre y que llenes una ficha. ¿Nos buscabas, cierto?
—Agh, me eché un coyote, todo gacho, eh... —balbuceó, observó su falda y maldijo pues parece no era su intención llevarla puesta—. Me lleva la chingada, qué oso. Perdonen mi jeta, pero la neta mi choya hizo un desmadre y aún no agarro el pedo.
—No entiendo, qué putas. —Que Cáncer dijera eso me mantenía aún sorprendido, era el que más raro hablaba.
—¿Cuál es tu nombre? —TOC le presionó, su cuello se tensó debajo de la camisa.
Sostuve mis manos por la tensión que sentía alrededor. Depresión rogó porque Disfluencia estuviera aquí para calmarnos a todos, era buena manteniendo el ritmo del club de forma pacifista. El chico de uniforme similar al presidente, de quizás segundo año, se levantó de golpe pero volvió a marearse.
—Sobres, se me bajó la presión. Denme una Coca. —Se sentó en la esquina del diván, y recogió una de sus piernas para dejar en más evidencia el pantalón debajo—. No sean sangrones, ¿sí? Agh... mi nombre es TID, segundo grado. No asisto mucho a clases, ¿cámara?
Pitos.
—Verga. —Cáncer se rió.
—Oye, no seas grosero. —Y Depresión tiró de su brazo para callarlo.
Me quedé parado junto a TOC, todos dándole la espalda a la luz del sol que reposaba sobre el rostro del trastorno. Nunca había visto a uno en persona, solo en programas de televisión como invitados especiales o películas, eran extraños porque solo podían ser causados por traumas; eran parte de "los recesivos", como Dep. Condiciones creadas por el ambiente en el que se desarrollaron.
A todos les daban miedo.
—Ya veo... —Murmuró TOC.
Miré la espalda de Dep, solo de reojo. Estaba dándose pequeños empujones con Cáncer. Nunca lo había visto amistoso de esa forma aparte de a mi lado, le costaba tener la confianza para regañar a otros aparte de mí o defender lo que creía sin llegar a la discusión. Sonreí por verlo divertirse, no sentí miedo.
Nada de miedo por quién era, aunque quizás algo celoso, por ver que él no era un puto prejuicioso como yo. Tenía suerte de conocerlo, aunque nadie lo imaginara.
—¿Puedes llenar el formulario y hablarnos de tu situación? —El presidente me hizo señas para que le entregara los papeles.
El chico se quitó la falda, la dejó tirada en el suelo y aprovechó para anotar su información. Por cortos lapsos de tiempo rascó cerca de sus perforaciones, consiguiendo que Dep se interesara en ellas: dijo que se veían increíbles, pero el tipo le respondió de forma rara.
—Ya vienes agachado y ni quien te coja, wey. —Se rió el pendejo, dandole un zape que logró que Dep dejara de encorvarse y observarlo tan de cerca.
Yo.
—Órale, puto, ya cagaste. No se le pega a la raza. —Mi atención se clavó de golpe en Cáncer, quien no tardó más de 10 minutos en hablar el mismo idioma que ese otro pendejo. Mi mandíbula rozaba el suelo—. Seas ojete.
—Nel, qué lata das. —No lo peló.
Mmta, esto va para largo.
Tras una breve introducción, tomar todos asiento y el chico relajado, pudimos comenzar a escucharle. Su voz era arisca, algo rasposa, rápida y arrastraba las palabras, pero incluso así no era difícil comprenderle y tampoco se perdía el hilo de la conversación. Comenzó por hablar de su condición, generando dudas en nosotros.
—¿Y cómo se llaman los otros residentes? —No pude evitar preguntar, obteniendo miradas incómodas por parte del resto. Hasta frío sentí.
—Mira, sigo siendo yo, ¿te cae? —Tensé una sonrisa al no comprender. Jugó con su pequeña coleta para reducir su estrés—. Es vaciado cuando me lo preguntan. No tienen, ¿para qué chingados ponerles nombres si me van a dar más chamba? No es como si me interesaran o los viera como banda, solo productos chafa de cosas que ni quiero recordar.
No sé qué responder porque sigo sin entender.
—Oye, cabrón. —Cáncer sacó de su pantalón un poco de hilo dental, para limpiarse mientras le hablaba cómodamente—. Explica bien esa madre. No entiendo, ¿qué hay de esas películas donde todos se aman y esas mierdas?
—No son reales, Cáncer. —TOC seguía suspirando, creo que ya ni escuchaba la conversación y prefería que nosotros nos involucráramos, o al menos el que pudiera entender.
—Háganme el paro —habló más lento el chico, sacudiendo sus piernas que se movían rápido en el suelo. Miró con hastío y juntó las cejas con molestia, pero a pesar de su clara incomodidad se forzó para hablar de forma correcta—. Miren, odio romantizar esta condición, y darle nombre a cosas que no me dan ni Fa ni Pa solo me afecta. Entiendo que cada ser funciona distinto, como un sistema de defensa o lo que sea, pero en mi caso no es así, y seguro tampoco lo sea con muchos. Pero no voy a valorar a cosas más allá de lo sano, ni desvalorar el como lo viven otros aunque me empute.
¿A qué quiere llegar?
—Disculpa, TID...
Giré el cuello detrás, sentado a un costado, casi oculto, Depresión. Estaba inusualmente callado, cosa extraña para mí, ya que de hecho, yo sabía que a él le gustaba investigar sobre casos recesivos por traumas o condiciones naturales como la suya. Quizás solo no quería lastimar a otros por culpa de no tener tacto o suficiente información.
A veces me sentía con la obligación de ser políticamente correcto aunque no creyera en nada, ni siquiera en quienes padecían ciertas realidades. Porque al final tampoco nos tomaban en serio como un problema, solo estados patéticos en el punto intermedio de un triángulo autoproclamado el Dios del orden.
Y como primer mandamiento, la pitera obediencia.
—¿Qué, jícara? —El tipo casi le ladró.
—Soy Depresión —corrigió él, apretando los ojos—. ¿No eres permisivo con ellos o a qué te refieres con no querer valorarlos de más?
Esa fue una pregunta complicada para el otro, supongo. Me costó mantener mi mente presente, la somnolencia repentina me llegaba a media tarde cuando todos se movían más lento y las luces descendían. Me sostuve del escritorio de TOC para jugar con mis dedos y no dejar la cabeza colgando.
—No sé que sabrás de esta condición, pero créeme cuando digo que si la buscas en internet aparecerán cientos de videos con personas presentando a todos sus "alters" —soltó aire retenido, llevó sus codos a sus rodillas y rascó su cuello con nervios—. No estoy en sus cabezas, pero yo puedo decir que al menos eso no es real, o si lo es, tampoco soy quién para opinar de condiciones ajenas. Sí, puedes ponerles nombres si quieres, pero, ¿yo porqué lo haría con un estado del que ni siquiera estoy seguro cómo funciona? Porque no tiene un orden, solo está allí, como idiota que toma el control cuando se le hinchan los huevos.
—Sigue siendo tu cuerpo, después de todo. —Susurró Dep. Pensé que hablaban sobre no verlos como entidades distintas a uno.
—Me he visto al espejo sin sentir que soy yo —TID comenzó con una oración conocida para Depresión. Algo de lo que se habló por muchos años pero costaba admitirlo frente a frente—. A veces veo mis manos y no sé, no son mías. La ropa que uso, no recuerdo a veces de dónde salió. Sé que sigo siendo yo, pero no estoy presente. No me voy cuartos secretos, no le "presto" la luz a nadie, no trato con niños internos ni crece una bestia dentro de mí, ni una puta Patricia o lo que sea. Pierdo el control y ya.
Rechinó los dientes.
—A veces solo olvido, porque no quiero reconocer lo que me ha hecho tanto daño —sus manos se contrajeron, su uniforme lució apretado. TOC volvió a centrarse en la conversación al notar lo pesado que era para él hablar—. Porque es eso, como quedarse dormido de a ratos. No es como si me cambiara de nombre, de género, de trabajo ni etnia. Solo camino distinto, reacciono extraño, no actúo como suelo hacerlo ni odio las cosas que debo odiar. Así como en ocasiones amo lo que repugnaba. Solo no me porto como yo, aunque lo desee, pierdo el control y eso me frustra porque sé y me repito que yo no soy así.
Cuando TID se presentó esperaba conocer a todo un personaje de vieja revista ochentera súper ofensiva y cochinona, donde no existía el respeto más allá de mostrar algo alejado a la realidad. O lo contrario, un cómic ochentero súper ofensivo y cochinote que fuera una sátira interesante para presentar la deprimente realidad.
Pero esto no era un cómic, menos ochentero, o algo de lo que quisiera reírme. Tampoco era sorprendente, pues la verdad esperaba una Patricia. Solo estaba allí, junto a las palabras de mi terapeuta:
"Tienes que ver a las personas más allá de sus problemas, Insomnio. Quieres respeto, y tú tampoco eres un problema por tu condición".
Me agüité.
—No jugamos al rol, no tenemos alters con cuentos de fantasía, aunque fuera increíble. Ni somos nuestro trastorno, pero tampoco estamos bien —elevó sus ojos de golpe, haciendo que Depresión levantara el rostro por la sorpresa. Los ojos de ese tipo parecían de zorro—. Ellos no se comunicarán conmigo, no se ponen de acuerdo para salir. A veces ni dicen cosas claras, en ocasiones encuentro notas a medio escribir con ingredientes para la cena o murmullos sin lógica ni gramática entendible. Cosas que se caen, sonidos que me asustan de repente, pero no hay más. Sin importar cuantos testimonios se den, desinformaciones que pasen de boca a boca, mi condición no es algo de lo cual pueda enamorarme o tenga una puta lógica.
—Ni la mía. —Depresión bufó con una pequeña sonrisa, ambos la compartieron, como si olvidaran la opinión de cualquier otra persona en el mundo.
Un deseo de superar, aunque ambos se sentían patéticos.
—Ni yo, carajo. Puto Cáncer, me la pela. —Cán le expulsó una carcajada a TOC, quien también afirmó que le valía verga su estrés en ese momento.
Tomé aire y fuerza, aunque no pude afirmar ese hecho en mi cabeza, porque aunque diga que quiero estar bien, soy realista al decir que tengo miedo del cambio. Porque me entristece no ser feliz, pero me asusta serlo, porque me siento cobarde, porqué no sé qué intentar. No quiero ser odiado pero tampoco amado. Quiero atención y soy culpable. Soy miserable por rendirme al no querer salir de la miseria.
Suspirando todo el tiempo, con mucho sueño, pensando en que solo era un adolescente enamorado del sentimiento de tristeza. Eso me costaría caro en el futuro, pero por ahora, prefería ignorar mis terribles actos y madurar.
Habían tres opciones: ser miserable y mediocre; estar mal pero ser maduro porque fingir puede ayudar; o estar mal y desear estar bien mientras hago todo lo posible por cambiar.
Estoy en el segundo paso. Pasito a pasito.
Suave suavecito.
—¿Cuál era el con...?
Dón.
Agh, me desconecté.
—¿Qué buscabas aquí? —El presidente me robó la palabra. Le hubiera lanzado una libreta si la tuviera a la mano, pero me reí como baboso.
—Quiero alguien con quien practicar para el primer día de la semana recreativa. —Reparé en él con sorpresa. Yo sería parte del segundo día.
—¿Esa mierda de presentación artística que hacen el día uno? —Dep volvió a callar a Cáncer, le explicó entre susurros la importancia del evento y el pinche rapado tuvo más tacto. Hasta se vio reflexivo, interesado en lo que significaba participar.
—Quiero hablar sobre mi condición, mi monólogo como comediante, un stand up. Solo que todos se rajan, piensan que de verdad soy medio bestia y en corto mataré a los cuates —poco a poco volvió a su forma normal de comunicarse, decayendo su semblante en la silla por recordar la discriminación de los demás—. Hablo en serio, se siente gacho que piensen así. No quiero broncas, solo practicar y ver los temas que puedo tratar.
—Yo me apunto, ¿tienes una hojita? —Depresión se dirigió a TOC, quien asintió sin dudar. Yo elevé la mano también.
Lo hice por mí, quería escuchar ese tipo de cosas. Me hacían sentir que el mundo estaba lleno de oportunidades para cambiar aunque yo me negara a salir, a diferencia de Dep, que se atrevía de golpe solo por la idea de: "No quiero estar así, no quiero esto".
Tarde o temprano éramos forzados a abandonar lo que creíamos para quizás reforzarlo o darnos cuenta de que estábamos equivocados.
—¿Cómo te registras para ese día? —Cáncer irrumpió el movimiento de todos con su pregunta.
—Te diriges a tu profesor asignado, carnal —TID sacó la lengua donde tenía la perforación de una estrella, y extendió la mano para pedir su navaja de vuelta—. ¿Te interesa? Si hay alguien más con tu condición puedes hacer grupo, tú montas la charla y el otro se centra en el arte detrás. Así bien vergas.
—¿Estás interesado? —Yo me sorprendí bastante. No consideraba al moreno mi amigo, aunque en realidad siento que lo éramos pues nos aguantábamos un chingo de cosas. El hecho de ver que él también quería probar algo nuevo a lo que juzgaba como "reuniones de jotos" me pareció un excelente progreso.
—Tal vez, ¿qué te importa, puta arrastrada? —Escupió.
—Pendejo, qué pitos te hice, pinche tóxico.
—Me la pelas. —Le entregó su navaja a TID, pero ahora su estrés diario se centraba en mí. TOC nos miró con amenaza—. Perdón, hoy no me bañé...
Este wey fuma lo mismo que Piin, en serio.
Volví en autobús con Depresión. Me prestó su hombro para dormirme al menos 5 minutos, con el sol expuesto por la ventana, la música que colgaba de sus audífonos, sus manos concentradas jugando Candy Crush en mi teléfono y mi pata haciendo tropezar a todo el que no la viera estirada.
Es difícil este mundo, Dioses lunáticos. Las personas lastiman más que una condición, y se infligen daño cuando ya no quieren lidiar más con ella, pero igual, nunca faltaba el que quería intentar un poco más.
• • •
ALOHA 🤙
LO SÉ, PARECE QUE MI PERFIL VIVE EN HIATUS. La neta me disculparía por la tardanza pero me vale un huevo como a Cán.
Nah, hablado en serio, solo meh, falta de tiempo y la neta ganas de escribir me faltaban. Tampoco me presioné, solo me dio ganas de subir algo hoy con un poco de información so aproveché ratos libres y aquí estoy. Ya faltaban capítulos así y lo extrañé mucho.
¡Hace unos días seguí una dinámica muy cool con la clown y me animé a dibujar a personajes de esta historia!
El diseño de Depresión mood idol e Inso a color, AAAAAAAH. También tengo a un Cáncer priista, un Diabetes paniista, Lupus gótica y a dos con problemas de visión.
¡Muchas gracias por quienes sigan esta historia a pesar de lo irregular que soy! En verdad espero disfruten al menos lo poco que subo. Los quiero mucho, se la lavan. <3
~MMIvens.
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