Capítulo 25
Me dolía el cuerpo, fui a parar a otro extremo de donde me encontraba, la hoja que sostenía en mis manos fue a dar a otro lugar que ni siquiera yo se cual.
También los chicos estaban tirados en el suelo, por otra parte de donde antes estábamos.
Enfoque mi vista en el cristal, este ahora no tenía un brillo blanco, sino uno verde. Con cuidado me empecé a levantar pero me detuve al notar una silueta entre toda esa luz verde, la silueta de una mujer.
La luz verde empezó a desaparecer, haciendo más visible la silueta de la mujer.
Tenía ropa negra, pantalones negros, camisa negra y una chaqueta encima también color negra, unos zapatos estilo botas pequeñas de color negro, y el cabello entre color negro y entre verde....
Era ella, Lorna... si no hubiera visto la foto diría que es otra persona, pero no, es ella, tenía su mirada fija en mí, cuando me vio mejor una sonrisa se formó en su rostro.
A paso lento se acercó a mí y tendió una de sus manos para ayudarme, con miedo a que quizás sea una ilusión lo que veo, extendi mi mano hasta tocar la de ella, no era un holograma.
Me levanté, teníamos casi la misma altura, sus ojos eran como los míos, la sonrisa no se despegaba de sus labios y pronto imite el gesto.
—Wanda..—susurro ella, antes de abrazarme, correspondía el abrazo. No sabía de su existencia, mamá y papá, nunca mencionaron que teníamos a más familia y el hecho de saber que ella era nuestra hermanastra, me hizo sentir feliz por que eso quería decir que Pietro y yo no estábamos solos.
Sentía la mirada de los demás en mi, este momento era hermoso como extraño a la vez; hermoso porque ahora conocía a mi hermana y extraño por que no tenía ni idea de lo que realmente le paso.
—¿Lorna?—la voz de Pietro, hizo que nos separaramos del abrazo, él tenía una mirada brillosa, sabía que también le alegraba la idea de tener a más familia.
—Pietro—Lorna abrazó esta vez a mi hermano...nuestro hermano.
Peter se acercó a paso lento, limpió una que otra lágrima que tenia en mis mejillas y me brindó una sonrisa calida, la cual devolví.
—Me alegra estar de vuelta—pronunció ella, mirándonos con alegría.
—Aún no logramos procesar lo que está sucediendo—dijo Ned, con la boca entre abierta.
—Ouh, es un gusto conocerte Ned, tengo que reconocer que esas investigaciones que hiciste acerca de mi, fueron muy buenas—nos miró a nosotros y señalo a Ned—sabía que me encontraría mi información.
—¿Como sabías eso? ¿Como sabías que te buscábamos?—pregunto Pietro y la verdad era que también tenía esas mismas preguntas en mi cabeza.
—Stark tenía esos cristales desde tiempo atrás y justo mi "muerte" fue con uno de esos artefactos, según, yo tenía claro que estaba Wanda y Pietro, quienes son mis hermanos. Por lo que decidí quedarme dentro de un cristal y ese cristal fue el que Peter agarró, cada que Wanda tenía tacto con el objeto me hacia presente, hacia que el cristal cambiará de color y sabia que lograrían encontrarme, hicieron que ahora este aquí—explicó ella.
—Es mucha información que entender—comentó MJ.
—Lo sé, lo impresionante es que sigo luciendo como de dieciséis —ella sonrió burlona.
—Bueno, por lo menos nuestra escapada del hotel no fue en vano
—comentó Peter.
—Así es, debo de aceptar que ustedes dos—nos señalo a Peter y a mi—, harían muy buena pareja y en todo el tiempo que he estado observando, se me ocurrió un nombre para su pareja, chequen
—de sus manos salió el poder verde, igual al poder que se veía en la foto de su biografía— "Spider-Witch"—sonrió al decirlo
—¿Es lindo no?
—Demasiado lindo—dijimos nosotros al mismo tiempo.
—Sabía que les encantaría—dijo ella, dejando de usar su poder.
—¿No creen que es mejor al hotel y hablar de esto en la habitación?
—pregunto Pietro—, digo, estamos en un cementerio y a los muertos se respeta.
—Tienes razón, vamos—la seguimos, agarramos las palas, pero Lorna ya iba subiendo el cerro hasta que la llamamos.
—Tenemos que devolver la tierra a su lugar—hablo Ned.
—Yo me encargo de eso—con movimiento de sus manos, el ataúd se cerró, y la tierra volvió a su lugar como si nada hubiera pasado—Listo, andando.
—Me cae bien—susurró Ned.
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