16. Expongo a Charlie y Jade me expone a mí

—¿Te gusto? —pregunté.

Quería que lo dijera, quería escucharlo salir de sus labios.

Pero Charlie era un hueso difícil de roer y esquivó mi mirada como si no le interesara continuar con la conversación. Tomé su rostro con la mano que me quedaba libre y la obligué mirarme.

—Te gusto.

—Sí —escupió finalmente, a la fuerza. Me echó una mirada cargada de odio—. Felicidades. Ya lo sabes.

Intentó empujarme para quitarme de encima, pero no me moví. Estaba un poco distraída mientras procesaba la información.

De haberse tratado de alguien más probablemente habría sido más indulgente. Me gustaba pensar que no soy así con las personas en general, pero Charlie era Charlie. La chica pedante que creía que todos estábamos detrás de ella.

Era como un mimo a mi ego el saber que todo este tiempo ella sentía algo por mí.

—¿Entonces qué fue todo eso con Jade? —pregunté para molestarla. Intenté que no se notara tanto la sonrisa en mi rostro, pero era un poco difícil. En especial porque una parte de mí quería que ella la viera—. ¿De quién tenías celos? ¿De mí o de él?

Ella giró el rostro de nuevo pero no la obligué a verme otra vez. La dejé apoyar la mejilla contra el césped y miré su rostro de perfil.

Su nariz respingada se movió cuando la arrugó.

—Tengo estándares más altos que un tonto acosador.

Me reí.

—¿Y tu ex novio qué es?

Ella volvió a empujarme, pero esta vez con mas fuerza. Caí hacia atrás. Otro empujón y mi espalda golpeó con fuerza contra el suelo. Cuando volví a mirar ella estaba sobre mí. Una mano me sostenía por debajo del cuello para que no me levantara y con la otra se apoyaba en el suelo.

—¿¡Por qué haces tan fácil el odiarte!?

Su cabello me hizo cosquillas. Era difícil mirarla, así que estiré un brazo para acomodarlo detrás de su oreja. El hecho de que su rabia no me afectara en lo más mínimo la hizo enfadar aún más y me dio un manotazo.

—Auch —me quejé y me llevé mis propios dedos a los labios para besarlos, como si eso pudiera calmar el dolor. Busqué sus ojos—. Tú no me odias. Te mueres por besarme.

—Que te den.

Me soltó y se levantó. Se alejó antes de que pudiera decir algo y se marchó hacia la orilla del río con los brazos cruzados. La miré desde el suelo unos segundos y luego miré al cielo.

¿Qué iba a hacer ahora?

No estaba esperando que Charlie fuera tan sincera. Durante todo este tiempo pensé que si alguna de las dos iba a meter la pata, sería yo. Tantos años temiendo hacer o decir algo que delatara la manera en la que pensaba de ella. Esa misma manera que me había convencido que era normal, pero yo sabía que no lo era.

Y ella también lo sabía.

Luego de algunos minutos comprendí que Charlie no planeaba volver, así que me levanté y me acerqué hasta donde estaba.

Bajar la pequeña ladera de rocas húmedas fue un peligro. En especial porque estaban resbalosas. Pero cuando llegué a su lado ella me tendió su brazo para que me apoyara en ella hasta que me estabilizara.

Miraba el agua, a algún punto en específico donde había una rama flotando, y entre sus labios sostenía un cigarro encendido.

—Dije que no me iba a interponer entre Noah y tú —murmuró entre dientes. Aún se veía un poco enfadada—. Y no te estaba coqueteando. No seas tan narcisista.

Ni siquiera me miró. Me crucé de brazos y fijé mis ojos en la rama flotando.

—¿No quieres nada conmigo? —pregunté más por curiosidad.

—No. —Se quitó el cigarro y lo golpeó con la uña para tirar las cenizas—. No quiero problemas.

Cobarde, me sorprendí pensando.

Me agaché para recoger una roca pequeña y la lancé al agua para ver si rebotaba.

No lo hizo.

-.-.-.-.-.-

Alguien muy imbécil una vez dijo "mantén a tus amigos cerca y a tus enemigos aún más cerca". Alguien probablemente masoquista, manipulador y con problemas de autoestima. Porque sólo una persona así podría soportar a quien peor le cae por tanto tiempo.

—Debes sostenerlo como si se tratara de una catapulta ¿Entiendes? Así —dijo Jade.

Me apoyé contra el marco del arco y me crucé de brazos. Pretendí mirar al suelo pero eché una mirada furtiva a Jade, varios metros por delante de mí.

Desde que lo había invitado a mi cumpleaños (gracias, Noah, por obligarme) ahora él creía que éramos amigos y no dejaba de tomarse demasiadas libertades conmigo. Libertades que me gustaría haber detenido con un puñetazo, pero los dos sabíamos que eso lo iría a incentivar aún más.

Y entre esas libertades se encontraban mis amigas. No sólo el equipo de lacrosse, sino también del instituto. Y ahora ambas, porque, de alguna manera, convenció a Alana para que se uniera a nosotras.

Quiero decir, esa era una buena idea. Tuvo una excelente ejecución. Pero lo odiaba y odiaba que él lo hubiera hecho. Odiaba que no se me hubiera ocurrido antes a mí.

Y, especialmente, odiaba que Jade me ganara en todo con tanta facilidad, como si apenas lo estuviera intentando. Que las cosas fueran tan fáciles para él.

—¿Así?

Alana acomodó la pelota en su canasta e intentó lanzar como él le dijo. La pelota embocó en el arco sin problema y yo di un respingo. Jade me enseñó su mano enguantada y me levantó el dedo pulgar, en busca de mi aprobación.

Le devolví el saludo con el dedo del medio y recogí la pelota para devolvérselas con un pase.

En las tribunas las chicas estaban sentadas mientras bebían agua y guardaban sus cosas. Del otro lado de la cancha los muchachos se cambiaban sin pudor para no caminar hasta los baños que estaban a cincuenta metros de distancia. Algunos desviaban su atención hacia nosotros.

Durante un momento de sinceridad absoluta me hice una pregunta: ¿De verdad me molestaba Jade, o me molestaba que todos lo adoraran?

—¿Por qué esa cara larga?

Levanté la cabeza y me encontré con el mismísimo hombre de mis pesadillas en persona. Llevaba el stick sobre sus hombros y el casco colgando de la parte final. Su cabello y rostro estaban sudados, como el mío probablemente, y entrecerraba los ojos para poder mirarme con el sol apuntando directamente hacia su rostro.

—Esa es mi cara.

Él dio un paso hacia mí y yo me aparté. Pero él siguió caminando y se detuvo frente al arco, donde comenzó a desarmarlo. Suspiré y me acerqué para ayudarlo a quitar la red y anudar la soga.

Levantamos el arco entre los dos y lo llevamos en silencio hasta el depósito. O al menos ese fue mi plan, pero Jade siempre tenía que abrir la boca primero.

—¿Estás enfadada conmigo? —preguntó cuando estábamos a mitad de camino.

Dos niños corrieron a toda velocidad entre nosotros y pasaron por debajo del arco. Jade soltó una palabrota y yo les grité algo antes de seguir transportándolo.

—¿Por qué lo estaría? —me hice la desentendida.

No podía simplemente admitir que estaba celosa. Que tenía envidia. Sabía que estaba mal y no me gustaba admitir mis errores.

—¿Porque traje a Alana y cada vez que me acerco a alguien que conoces te enfadas? —adivinó. Ni siquiera aguardó a que yo respondiera antes de seguir—. Eres una mala persona, Andrea —Sonrió.

Resoplé.

—No soy mala. Tú eres un invasivo.

—¿Invasivo, cómo? ¿Ayudándote?

Entramos al depósito y Jade dejó caer el arco sin avisar. El peso se fue hacia adelante y mi primer reflejo fue aferrarme al arco para evitar que se volteara. Lo miré como si estuviera loco e intenté calmar mis respiraciones.

Estaba bien que no fuera tan grande, pero seguían siendo dos metros por dos metros de metal sólido y pesado.

—¿Ayudarme con qué, imbécil? ¿Quién te pidió ayuda?

Jade se pasó una mano por el cabello y chasqueó la lengua.

—No sé. Me imagino que estás cansada. Sólo intento ser buena persona.

—¿Cansada con qué? —pregunté, ahora más desconcertada—. ¿De qué diablos hablas?

Jade acomodó el arco y se paró detrás de él, como si quisiera poner algo entre nosotros.

—Escuché a tu padre el otro día —dijo—. En el festival.

Entrecerré los ojos e intenté hacer memoria. Mamá y papá fueron a verme en el festival de otoño. Canté canciones de Girl in Red con Charlie y descubrí al innombrable pasándose saliva con Alana.

También encontré a mi padre hablando con Noah sobre alimentos sin gluten. Y luego el confesó que mamá estaba teniendo problemas en el trabajo.

—Quise preguntarte cómo estabas, pero no dejabas de escaparte —dijo Jade.

Parpadeé y lo miré. Era gracioso verlo detrás del caño del arco, como si intentara esconderse. En especial porque eran casi de la misma estatura.

—Estoy bien —dije. Y era cierto. Estaba bien. No podía hacer nada al respecto así que me estaba esforzando demasiado en preocuparme por cosas más tontas. Como él o mis problemas amorosos—. No necesito que te preocupes por mí. Ni que me ayudes.

—Sólo intento ser tu amigo ¿Sabes? —Apoyó los brazos sobre la parte superior del arco y descansó su barbilla sobre estos—. Tu madre se veía muy cansada en tu cumpleaños.

—Casi no duerme —solté. No sé por qué lo dije—. Un día explotará.

No pude mantenerle la mirada por más de dos segundos. Por fortuna el silencio no duró tanto.

—Nosotros también pasamos por eso.

—¿Nosotros? —pregunté con curiosidad genuina.

Pensé en su casa enorme en ese barrio de clase alta.

Él rio. Fue sólo un poco y luego escondió parte de su rostro detrás de sus brazos para que no pudiera oírlo. Me di cuenta de que Jade era una persona que sonreía con facilidad pero jamás reía.

—Mi familia era un desastre —confesó—. Siempre estábamos justos de dinero y nos preocupaba no llegar a fin de mes. Rubí y yo comenzamos a trabajar y entonces papá murió.

Abrí la boca sin saber qué decir.

—Jade...

—Y descubrimos que él mantenía un montón de propiedades en secreto a su nombre.

Me llevé una mano a los labios para cubrirlos. El plot twits había hecho la historia mucho más interesante.

—¿Ves esa casa en la que vivimos? —Hizo un gesto con el pulgar como señalando la zona en la que residía—. Ahí se la pasaba con su amante. Mamá dijo "No, bitch" y lo siguiente que supe fue que nos estábamos mudando al norte. A veces me siento como esa película de la familia pobre que gana la lotería y se muda a Beverly Hills.

Me quedé con la boca abierta.

—No me lo creo —alcancé a decir cuando encontré mi voz.

—Imagínate yo. Imagínate mi madre. —Se alzó de hombros y echó una mirada rápida hacia la puerta del depósito, como si quisiera asegurarse de que nadie se acercaba—. Aún así nos seguimos estresando por las cuentas y qué o dónde comprar. Es difícil sacarte de la cabeza esa manera de pensar ¿Entiendes?

Me apoyé contra el otro extremo del arco no muy segura. Una parte de mí quería creer que él acababa de inventarse todo eso.

—Mamá y papá están preocupados porque pidieron préstamos muy grandes para pagar la casa que tenemos —le confesé sin mirarlo—. Estamos bien, pero si uno de los dos pierde su trabajo las cosas se pondrán muy feas.

Sentí un peso familiar sobre mi cabeza y la levanté. Me encontré con la mano de Jade sobre mi cabello y lo miré con sorpresa.

—Las cosas mejorarán —me prometió.

Era una promesa vacía que no me sirvió de nada en ese momento.

Sólo empeoró la situación, porque ahora Jade abrió una herida a la que yo no había querido atender.

-.-.-.-.-.-.

Hola, princesas! ¿Cómo están? ¿Cómo les fue en la semana?

¿Ya empezaron algún libro? ¿Terminaron alguno? Yo acabo de terminar justo ahora y estoy AAAAAAAAA necesito ir a leer el siguiente. Y hoy fui a la librería y compré dos, así que tengo que leer para rato.

Creo que no tengo nada más que decir.

Ah, sí ¡Ya estamos a sólo 8 seguidores de los 3,4k en esta cuenta!! Estoy super contenta AAAAAA 

Otra cosa: estuve editando y corrigiendo Romeo, Marco y Julieta y... probablemente suceda algo con el epílogo. Cuando pase se los voy a decir, pero estoy segura de que se van a alegrar porque es algo que me pidieron mucho,.

BTW ¡FELIZ AÑO NUEVO Y FELIZ COMIENZO DEL 2021! Espero que se cumplan todas sus metas y este año les devuelva todo lo bueno que hicieron.

Les dejo un fanart de Noah y Andy precioso hecho por @NinoDeMarte . Pueden encontrarla en instagram como galu_gelatineart

¡Besos!

Ash.


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