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-Ahora que lo sabes, dime... ¿Qué se siente besar a un hombre?-Contrataco a su pregunta.

-¡Enfermo de mierda!-Con mucho asco, JongDae usó el dorso de su mano para limpiar sus labios después de escupir.

Sin perder tiempo, se lanzó hacia él conectándole un puñetazo en la boca que hizo que la sangre brotara del labio de MinSeok.

-¿Está todo bien? ¿Puedo pasar?-Desde el otro lado de puerta, HyoYeon movía la chapa de la puerta intentando entrar-Escuché ruidos extraños, ¿Está todo bien? Abran la puerta, por favor.

JongDae volteó a ver la perilla alarmado, si abría en ese momento, ¿Cómo explicaría el labio de MinSeok?
Ambos se quedaron viendo nerviosos por lo mismo.

-Lo lamento, pero ninguno de los dos me abrió ni me contestaron nada, así que tuve que entrar a la fuerza.-En el tiempo que ambos perdieron viéndose, HyoYeon había conseguido abrir la puerta con un gancho para pelo.

-¡Él...-La voz de JongDae se cortó.

¿Debería de contarle a su madre lo que MinSeok le había hecho frente a todos? Su hermana HyunBin estaba en la casa, y no solo ella, sino también los hermanos de MinSeok; SunMi y BamBam.
JongDae sintió mucha vergüenza de contar de lo que había sido víctima, pero también sintió pena de que los mellizos se enteraran de esa manera del tipo de persona que era MinSeok. También temía que si decía algo, afectara el nuevo matrimonio de su madre, que pasó por un momento muy difícil para poder darle una nueva oportunidad al amor.

-¿Él que, JongDae!-Su madre lo miraba desconcertada-¡Por Dios, MinSeok! ¿Qué te sucedió en el labio? ¡¿Tú le hiciste eso?!

-Dejé mi maleta de mano encima del ropero, y al bajarla se me calló en la cara y me abrió el labio.

Con sorpresa, ambos rubios voltearon a ver a MinSeok. Este solo le devolvió la mirada a JongDae. A decir verdad, era lo mínimo que él podía hacer.

-Ay, amor... ¿Te duele mucho? Deja te limpio rápido, JongDae, por favor, ve y tráeme rápido el botiquín, pero sin vomitarte.

-¡¿Amor?! ¿Es qué acaso estoy pintado o qué?-Indignado y realmente celoso, JongDae reprochó a su madre-¡¿Y sin vomitarme?!

-¡HyunBin, por favor ven y tráeme el botiquín!

-¡Ya voy!-Gritó su hija desde su cuarto.

-Púdranse todos...-JongDae cerró la puerta tras de él y se dirijo al cuarto de su madre. Hoy más que nunca necesitaba su amor y cuidados.

|•••|

—JongDae, ya levántate corazón.—A lado suyo, su madre; HyoYeon, comenzó a acariciar suavemente su espalda para despertarlo—Apúrate ya que se te va a hacer tarde.

—Mamá, no quiero ir, no quiero volver ahí...

—JongDae, estás llendo a una de las mejores instituciones del país, y gratis, no seas ridículo, tienes que ir, levántate ya.—HyoYeon dió una sonora palmada en el trasero de JongDae haciéndolo renegar y voltearse boca arriba.

—¿No puedo ir a otra escuela? Una normal.

—¿Qué tiene esta? ¿Lo niños malos te pelean? ¿Quién le hizo el feo a mi bebé? Para ir a pegarles.—Dijo HyoYeon usando un tono muy infantilizado para hablar con su hijo mientras acariciaba suavemente su pecho.

JongDae no pudo evitar sonrojarse y reír, tapó su cara con una almohada y suspiró. El siguió riendo, pero con cólera. Con la almohada tapando su rostro, le fue más fácil llorar, el sonido de su risa lo hizo pasar por desapercibido.

—Solo no quiero volver ahí mamá, por favor...—Le respondió aún con la almohada en su cara—Tampoco preguntes, ¿Quieres? Solo te lo ruego...—JongDae destapó su rostro y le dejo ver su vulnerable cara a su madre—Cámbiame de escuela.

—Te amo.—HyoYeon acató la petición de su hijo y decidió no preguntar más, entendió que JongDae no estaba listo todavía para hablar. Decidió no forzarlo y le permitió quedarse en cama; con ella, que era lo que más necesitaba. Dio un casto beso en su frente y se acostó a lado suyo.

Durante el todo desayuno, HyunBin se la pasó discutiendo con su madre porque ella tampoco quería ir a la escuela. ¿Por qué JongDae podía quedarse en casa cuando quisiera y ella no? Los mellizos y MinSeok, sintiendo la tensión en el aire, compartieron un desayuno silencioso antes de partir hacia la escuela una vez que fuera hora.

Por otro lado, JongDae de sentía como todo un rey, no iría a la escuela, desayuno a la cama y vería televisión todo el día. Después de todo, era lo mínimo que él se merecía, al menos él así lo veía.

Hasta que había transcurridon los días, sin asistir a clases, JongDae rápidamente comenzó a aburrirse sin tener nada que hacer en su casa. A veces, por el teléfono de su casa hablaba con su novia, pero ella si tenía cosas que hacer y no podía estar pegada todo el día a un teléfono fijo.

Su creciente irritación y descontento por la falta de su celular, lo llevó a desquiciar a su madre. A quien no supo cómo explicarle que ya no tenía celular, obviamente no le diría como se lo quitaron y que la última vez que lo vió fue en el suelo de la dirección, donde estaba MinSeok besándose con un hombre mayor.

Había pasado todos esos días escapando de sus pensamientos, puede que MinSeok haya sido un gran factor de no querer volver a esa escuela, pero sin duda alguna, el ser señalado y rechazado por tantos alumnos realmente lo ponía muy triste. No iba a decirle a su madre lo que vió, pero tampoco iba a aceptar que era una peste en su escuela, le daba mucha vergüenza.

Pensando en lo que realmente lo había llevado a no querer ir más a esa escuela, recordó una conversación que tuvo con una amiga suya mucho tiempo atrás.

“—Me siento como una fracasada.

—Todos en algún momento nos hemos sentidos como un fracasado, SeoHyun.

—¿Te has sentido como un fracasado alguna vez?

—Me sentía. Hasta que decidí dejar de sentirme así. No me estaba ayudando al tirarme al suelo a llorar y a dar lástima. La mayoría de veces cuando alguien hace eso, no genera lástima o empatía, genera vergüenza y risas. Si no comenzaba por ayudarme a mi mismo, nadie más lo haría. El fracasado es fracasado porque quiere sentirse fracasado. ¿Piensas que eres un fracasado? Deja de pensarlo y dejarás de hacerlo. Entre más lo hagas, ni siquiera tendrás que parar de pensarlo, porque ni siquiera te volverás a encontrar en esa posición. De una dejarás de hacerte dejar pensar que no eres una fracasada porque ya genuinamente que no lo eres y que jamás lo fuiste. ¿Entiendes? No sé si me expliqué bien, soy muy malo en éstas cosas, perdón.”

JongDae tenía una filosofía de vida:
“El fracasado es fracasado porque quiere sentirse fracasado.”
Y era esa.
Para el, ese pensamiento aplicaba en todo, en cualquier situación en la vida. Tal y como en la que estaba ahora.

Tenía miedo y pena de pararse en esa escuela de nuevo, pero ya había pasado varios días escondido en la habitación de su madre, bajo sus faldas, evitando todo y a todos. Se negó a hablar de lo sucedido, se resignó a incluso ya no tener celular, y sobre todo, evitó a MinSeok.

JongDae sintió que ya era hora de dejar de esconderse y enfrentar las cosas. Enfrentar a el.

Y su primer paso sería recuperar su celular y plantarle cara a cualquier estudiante que lo tratara como apestado. Motivado y con mucho valor, JongDae salió de su casa rumbo a su escuela. Ya casi era la hora de la salida, así que el portón estría abierto y podría pasar fácilmente.

|•••|

JongDae usaba una gorra y ropa poco llamativa para evitarse problemas. Entraría, pediría su celular y se iría. Eso fue lo único que se repitio durante todo el trayecto que hizo desde su casa hasta llegar a la escuela.

Y de pronto ahí estaba, frente a esos dos imponentes portones de la escuela. Todos los alumnos se abrían paso a los costados de los portones, dejando a JongDae de nuevo en centro.

JongDae se ajustó nerviosamente su gorra y con la frente en alto cruzó los altos portones. Fijó toda su atención a la entrada del edificio y caminó en línea recta sin parar. Sin mirar a nadie más.

—¿JongDae? Hunnie, mira, está aquí.—LuHan tomado de la mano de SeHun, se detuvo al reconocer a JongDae.

—Hola...—Se detuvo brevemente.

—¿Por qué no habías venido? Creímos que te habían expulsado o algo por el estilo.—Dijo LuHan.

—Debes ir rápido a la dirección, Kai ha estado intentado contactarte. Fue a preguntar tus datos a los consejales. Nos preocupamos por ti.—Informo serio SeHun. Era de pocas palabras, pero era directo y se andaba sin rodeos.

La dirección.

JongDae no quería volver ahí, pero tenía que.

—Muchas gracias.

JongDae siguió caminando con paso firme hacía el edificio principal. Atrayendo varias miradas, se encaminó hacia la dirección. Al subir las escaleras , su atención se desvió hacia la entrada del salón de consejales, donde divisó a KyungSoo.
Era como si un destello de luz iluminara a KyungSoo parado en el marco de la puerta. Apresuró su pasó hacía KyungSoo y dejó atrás los murmullos del pasillo.

KyungSoo, mostró incredulidad al ver a JongDae. Sus ojos se abrieron de par en par, reflejando su sorpresa y asombro ante lo que veía. Sus cejas se arquearon mientras que su boca se entreabrió ligeramente. Y a la par, re-acomodó sus gruesas y pesadas gafas como si quisiera asegurarse de que lo que estaba viendo era real.

—¿JongDae...?

—KyungSoo, me alegro de verte.—JongDae le sonrió alegremente, su sonrisa iluminaba su rostro—Oye, necesito pedirte un favor, ¿Podrías-—

—¡Kim JongDae! Maldito bastardo.—Kai agresivamente salió del salón y se paró detrás de KyungSoo, bajo el marco de la puerta. Había una gran diferencia de altura entre ambos. KyungSoo y apenas le llegaba a las clavículas—Eres un desgraciado ¿Sabías?

—K-kai...—Carraspeó alegre y confundido JongDae.

—¿Crees que puedes desaparecerte como si nada durante toda la semana? Te estuvimos esperando como idiotas en la entrada de la prepa el lunes. ¿Sabes que día es hoy? Viernes. Viernes, Kim JongDae.

—JongIn, lo lamento mucho, pero-

—¡Pero nada, ni un solo mensaje o una llamada!

—¡Pero es que yo no tengo mi celular!

—Callense ya. No están en la calle, no sean vulgares.—KyungSoo murmuró enfadado.

—Perdóname Soo...—Como si se tratase de un cachorro regañado, JongIn cabizbajo se disculpó con KyungSoo.

—¿“Soo”?—Pensó—Como sea, vine por mi celular, KyungSoo, ¿Podrías hacerme ese favor?

—El presidente MinSeok te dijo que podía ir por el a la dirección, ¿Por qué no fuiste por el? Peleaste tanto por el.

—Es cierto, dijiste que irías por él en lo que te esperábamos en la entrada, pero después te desapareciste toda la semana.

—Es que... ¡Me enfermé! y... comencé a vomitar mucho y no quería hacerlo cargar con un tipo lleno de vómito en la calle.—A pesar de que JongDae no mentía del todo, sonreía con nerviosismo. En no sabía mentir, y se podía ver. Ambos peligros entrecerraron los ojos al oír tal escusa.

—Ajá...

—Bueno, tal vez no fue tan así, pero es la verdad. Si me enfermé del estómago.

—Como sea, estás expulsado.

—¡¿Qué?!—Gritaron ambos amigos al unísono.

—Faltaste toda la semana sin justificante. Si realmente te enfermaste, debiste mandar un memorando avisando que te ausentarías.

—Pero...—Totalmente incrédulo y con la boca más que abierta, JongDae volteó a ver a JongIn en busca de ayuda.

—Eso es cierto... Aquí no se toleran las faltas y si es motivo de expulsión, JongDae. Por eso te dije que si realmente sabías en qué institución estabas parado.

Aún no se he redactado tu carta de expulsión, pero el director LeeTuk ya fue notificado y debe estar haciéndola ya.

—MinSeok es nieto del director KyungSoo, si hablas con MinSeok seguro el puede intervenir.

—El presidente MinSeok JongIn.—corrigió KyungSoo—Y
De ante mano ya sabes cómo es el director LeeTuk, realmente no hay nada que hacer.

—JongDae, el presi-dente MinSeok—Hizo énfasis entre dientes—aún no se va, alcanzalo y habla con el, no pierdes nada intentándolo.

—Oigan, yo solo vine por mi celular, esto es demasiado embrollo, así que...

—Aquí está.

—Presidente MinSeok, buenas tardes.—JongIn rígido lo saludó.—JongDae tiene algo que decirle.

—No yo no tengo nada que decirle.—Enfadado, JongDae le arrebató el celular de su mano y se retiró.

Era lo único que estaba evitando.

Detrás de el y después de hacer reverencias de respeto, JongIn siguió hasta el patio de la escuela a JongDae.

—¡¿Estás loco?! ¿Te das cuenta de a quién le arrebataste el celular?

—¿Y? De todas formas estoy expulsado.

—Pero acabas de perder la única oportunidad que tenías para quedarte, se que tú inicio con el no fue el mejor, pero...

Ambos se quedaron viendo fijamente, no sabían ni que decirse. JongDae realmente estaba afligido, ya no vería más a Kai, un buen amigo que apesar de solo conocerse por un par de horas, el había ido a hablar con los consejales preocupado por él.

—Muchas gracias por preocuparte por mi y ser el único que se acercó a mi.—JongDae le dió una linda y sincera sonrisa que curvó las comisuras de sus labios asemejando la boca de un gato.

—JongDae...—JoingIn suspiró—Lamento que no siguieras con nosotros, pero ya tienes tu celular, así que podremos hablarnos siempre, podemos quedar para vernos los fines de semana.

—Exacto.

Y con un apretón de manos, ambos se despidieron sonriendose el uno al otro.

—Nos vemos.

JongIn se dio la vuelta y regresó a la escuela, mientras tanto, JongDae siguió su camino alejándose del edificio. Cruzó el patio principal, dejando atrás los murmullos de los consejales que rondaban a las afuera del edificio y se dió cuenta que ninguno se atrevía a correrlo.

A lo lejos, divisó las canchas de entrenamiento, y su curiosidad lo llevó a acercarse a una distancia apropiada para observar a un alumno que practicaba solo. Fascinado por como el joven no fallaba ni un solo tiro que lanzaba, JongDae se detuvo para contemplarlo. Era ChanYeol.

—¡JongDae!

BaekHyun, quien animaba a ChanYeol desde las gradas, reconoció a JongDae y se dirigió hacia él con una expresión de alegría desbordante. Su encuentro inesperado agregó un toque de calidez y nostalgia al momento. Sería la última vez que se verían.

—¡Volviste! Te extrañamos mucho, aunque solo estuvimos contigo un día, pero aún así nos preocupamos mucho por ti cuándo jamás regresaste de la dirección. ¿Ese es tu celular? ¿Qué pasó? ¿Por qué no viniste toda la semana? ¿Justificaste tus faltas? Te puedes meter el problemas si no las justificas, hasta te pueden expulsar. Que linda gorra, ¿Dónde la compraste? A mí me gustan mucho las gorras, tengo una que-

—Baek.—ChanYeol tuvo que parar a BaekHyun porque de nuevo había invadido el espacio personal de JongDae y su cara reflejaba que el castaño lo asfixiaba.

—BaekHyun... ChanYeol, me da mucho gusto verlos, y si, este es mi celular, apenas me lo dieron hoy, sobre mi ausencia-

—Para, los consejales nos están viendo. Vámonos mejor.—BaekHyun por primera vez hablo bajo y poco.

—Mejor váyanse ustedes solos, yo tengo que bañarme y cambiarme, JongDae no trae uniforme y no puedo hacerlo esperar.

—Ay... Bueno, JongDae yo esta vez te acompaño a casa, ¿Te molesta?

—No para nada.—Mintió. Pero realmente apreciaba el gesto y su amistad.

—Entonces ya nos vamos Yeol.

—Espera JongDae, pase lo que pase, te digan lo que digan, ignoralos. La mayoría aquí son muy prejuiciosos y suelen apagar el brillo de las personas a propósito. Se desquitan con los demás sin entender que su ira es la proyección de sus propias inseguridades. Así que no les des el gusto de que te vean afectado, ya hiciste varios y buenos amigos aquí, mantenlos contigo y olvídate de los demás. Mándalos al carajo.—ChanYeol le infundió confianza y seguridad a JongDae con sus palabras. A su vez, tomó su bolso le dirigió una sonrisa de lado con su pulgar arriba mientras se iba, dejando a atrás a BaekHyun y a JongDae totalmente fascinados.

JongDae se sintió avergonzado y mal de haber juzgado anteriormente a ChanYeol, el era un tipo genial. Tenía mucho que agradecerle. Sus palabras lo conmovieron tanto que tomó una desición.

—Me quedaré aquí, me quedaré con ustedes.

—Pero si ya es hora de irnos JongDae, ChanYeol tiene permiso de deportista, por eso no lo corren.

—Ah, si, perdóname.—Sobó su cabeza por detrás.

JongDae y BaekHyun caminaron juntos por las transitadas calles de la ciudad, sumidos en una conversación seria sobre las reglas y los límites que JongDae debía respetar. BaekHyun, con un tono amigable pero firme, enumeró las cosas que JongDae debía evitar y las consecuencias de ignorar dichas reglas. Básicamente por cualquier cosa le mandarían cuadernillo, eso desanimó un poco a JongDae de decidir quedarse. Mientras el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, llegaron a la estación de trenes.

—Bien, de aquí yo ya me voy, pero te espero en lo que llega el tren. Lo primero que hagas al llegar a tu casa que sea cargar tu celular por favor.

Con un gesto de despedida, JongDae abordó el tren que lo llevaría de regreso a casa. Mientras el tren avanzaba por los rieles, su mente repasaba las palabras de BaekHyun y lo que había pasado desde que salió de su casa. El ahora era el nieto del director también, así que tenía asegurado su lugar en la escuela, pero, suponiendo que su abuelo era igual que MinSeok, ¿Qué le aseguraba que con más razón no lo echaría a patadas?

—Por eso mismo, ¡Lo tengo! El no me echará porque entonces tendría públicamente un nieto expulsado que mancharía su nombre y prestigio.—Riéndose a carcajadas en la calle, JongDae liberó toda la tensión que lo abrumaba gracias a su plan infalible.

Al llegar a su casa, JongDae se encontró con su madre esperándolo, con el ceño fruncido y la preocupación marcada en su rostro.





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