1
-Por última vez JongDae, tienes hasta hoy en la tarde para reaocomodar esa habitación, sino despídete de tu viaje.
-Si, como sea, no molestes más ¿Quieres?-Dijo tras cerrar la puerta frente a su madre quién dejó gritando sola por la clara falta de respeto.
Gracias al nuevo matrimonio de su madre; HyoYeon, JongDae no solo estaba obligado a compartir su habitación, sino su casa entera con sus tres nuevos hermanos y padre.
El no entendía como su hermana y madre estaban tan entusiasmadas, pero si estaba claro el porque, ellas no compartirían su espacio personal con un total desconocido como JongDae.
De hecho, eso le era lo más frustrante; su madre se había casado con un tipo con tres hijos a quienes no conocía ni por fotos, para que en cuestión de días gracias a eso, el estuviera obligado a dejar a su novia, amigos, escuela y prácticamente toda su vida en Japón, para regresar a otro país y vivir con cuatro desconocidos , y particularmente dormir con uno.
|•••|
La alarma sonó y JongDae se despertó con un súbito sobresalto, sumido en la oscuridad de su habitación. Parpadeó varias veces, confundido por la falta de luz que normalmente indicaba el amanecer. Su mente trataba de comprender cómo había llegado a quedarse dormido sin darse cuenta.
Con movimientos torpes, buscó su teléfono en la mesita de noche y lo encendió. La pantalla brillante iluminó su rostro con una luz azulada, revelando las cinco y veintisiete de la madrugada.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero a la vez suspiró con alivio. No llegaría tarde a clases en su nueva escuela.
"MinSeok..."
Como un rayo, el nombre del muchacho con quién se suponía que a partir de ayer comenzaría a compartir habitación, le llegó como un susurro a la mente. Podía no conocerlos físicamente, pero al menos sus nombres si sabía.
JongDae se incorporó lentamente y de reojo vio que la otra cama para su sorpresa y decepción, yacía sola y tendida. Se calmó al ver el cuarto exactamente como lo había dejado antes de dormirse descaradamente. Tendría tiempo para ordenarlo y así evitar un regaño de su madre. El cuarto olía diferente, pero al parecer nadie había llegado esa noche. ¿Algo les pasaría?
A pesar de su evidente desagrado con el nuevo matrimonio de su madre, eso no quitaba la intriga de conocer a esa nueva gente. El siempre deseó a un hermano y a otro padre, pero no los quería obtener de esa manera. Así que con el hambre como excusa, salió del cuarto directo a la cocina dónde se escuchaban ruidos para saber si realmente nadie había llegado anoche.
Para su grata sorpresa, su madre HyoYeon y su hermana HyunBin, no estaban solas en la cocina, estaban con sus dos nuevos hermanos menores: quienes eran mellizos; SunMi y BamBam.
-Buenos días...-Tartamudeó. ¿Buenos días fue lo mejor que se le había ocurrido? Se sintió estúpido al hablar tan entorpecidamente. Jamás en su vida había dicho eso ni a su propia familia.
-¿Buenos días?-Preguntó incrédula su madre-Mejor siéntate y traga antes de que te golpeé, que ayer ni siquiera saliste a recibir a nadie y no me tienes nada contenta.
-Buenos días JongDae, soy SunMi, mucho gusto-Saludó con una extraña sonrisa. BamBam ni siquiera se inmutó con la presencia de JongDae. Aún así, este devolvió el saludo a su nueva hermana.
El ambiente en la mesa del desayuno era incómodo y silencioso. Compartían escasas palabras y eran más los sorbos del jugo que se escuchaban que otra cosa. El aroma del aceite quemándose dio una escapatoria para todos en la mesa, HyoYeon aliviada tuvo una razón para levantarse y ocuparse con el, los mellizos junto a HyunBin se levantaron casi simultáneamente a cambiarse, mientras que JongDae decidió quedarse en la mesa.
-Creí que serían tres y SiWon...-JongDae interrumpió el incómodo silencio.
-Si, yo también, pero SiWon me llamó ayer para decirme que no vendrá por varios meses a la casa, dijo que quería conocer lo último del mundo antes de amarrarse aquí.
-¡¿Te estás escuchando?, pudo haberte dejado a sus hijos legalmente y huir!
-La verdad no es algo que te incumba, yo sabía perfectamente en lo que me metía cuando me casé con él...-JongDae temía por la salud emocional de su madre, hace años terminó con un matrimonio violento y abusivo, y le preocupaba que se haya apresurado a encontrar alguien aún si eso significaba aceptar cualquier condición-No te preocupes, no pasa nada.
-¿Dónde está MinSeok?-Preguntó fingiendo desinterés para dejar con incomodidad el tema.
-Oh, él se levantó, desayuno y se fue hace como veinte minutos...
-¡¿A esta hora?!-Gritó exaltado JongDae. ¿A cuantos kilómetros quedaba la escuela?
-SiWon me comentó que MinSeok es presidente de su clase y el encargado del instituto.
-¿De qué me estás hablando?-Entrecerró los ojos incrédulo.
-Escucha, el padre de SiWon es el director y dueño de tu nueva escuela, entonces MinSeok al ser su nieto está encargado de todo. ¿Entiendes?
-¡¿Y apenas me lo dices?! Ahora somos hermanos, entonces eso me hace también nieto del director e inmediatamente el jefe de la escuela, ¡eso me hace de la élite, un ricachón!-Gritó descaradamente.
-Escucha JongDae, por eso mismo no te dije nada hasta ahora porque sabía perfectamente que así te pondrías, más te vale que no hagas ninguna estupidez y que no le entorpezcas nada a MinSeok, el es...-Hizo una pausa para voltear nerviosa a JongDae-El es "sensible", ¿Entiendes?-Explicó entre comillas su madre.
-Pero...-Sin dejarlo terminar, HyoYeon calló inmediatamente a su hijo.
-Solo cállate y ya vete, ¿Ya viste la hora qué es?, llegarás muy tarde si sigues ahí.
|•••|
JongDae caminaba hacia su nueva escuela con paso pesado, arrastrando los pies mientras se quejaba mentalmente del uniforme que le habían asignado. El tejido áspero y los cortes anticuados no eran precisamente lo que esperaba para comenzar su nuevo año escolar. Con cada paso, su disgusto aumentaba, lamentando la falta de estilo y comodidad en su atuendo.
JongDae era un alma joven y rebelde, después de todo era eso; un joven adolescente. Pero siempre tuvo problemas por no seguir las normas, su cabello no naturalmente rubio y sus perforaciones en los lóbulos de las orejas eran la clara prueba de ello.
Y el uniforme no fue la excepción, el odiaba cualquier prenda y etiqueta de vestir que lo obligará a estar asfixiandose, o sea: estar apretado.
No gel en el cabello, no cinturón y no camisa fajada. El suéter le incomodaba, así que no lo usó. Las mangas las desabrochó y se las arremangó. Extrañamente su corbata si la usó, pero fue solo por qué creía que le dada un toque sexy junto a su despeinado pelo, obvio, la corbata la usaba holgada y no apretada.
Sin embargo, sus pensamientos se interrumpieron abruptamente cuando llegó frente a los imponentes portones de la escuela. Observó con sorpresa el letrero que colgaba sobre la entrada: "Escuela Preparatoria Choi LeeTeuk para Varones". La imagen que tenía frente a él golpeó a JongDae como un cubo de agua fría. Había asumido erróneamente que la escuela sería mixta, como la mayoría de las instituciones educativas modernas.
La incomodidad llegó cuando observó como los demás chicos caminaban alejados de él, como si lo evitaran, pero caminaban lo suficientemente cerca al rededor suyo como para que viera que portaban correctamente el uniforme. Por un momento se sintió avergonzado, lucían tan limpios y elegantes con su planchado uniforme y cabello natural, que por un momento JongDae pensó en regresar a su casa.
Estaban juzgándolo.
Quienes lo miraban con asco y asombro, murmuraban sobre él discretamente tapando su boca con sus manos. Escuchó de todo, desde que era muy guapo hasta que era un delincuente. Sinceramente no sabía cómo sentirse.
Las voces susurrantes y las miradas furtivas lo hicieron sentir fuera de lugar, estaba en el centro de un escrutinio silencioso. JongDae se ajustó nerviosamente la corbata y trató de enderezar su bolso.
Resignado y molesto, JongDae cruzó los portones al mismo tiempo que sacó su celular para reclamarle con justa razón (según el) a su madre por tampoco avisarle que no sería un colegio mixto.
Mientras JongDae caminaba distraído escribiendo en su celular, fue interrumpido de repente por un muchacho de estatura notablemente baja y gruesas cejas.
-Está extrictamente prohibido el uso de cualquier aparato electrónico dentro de la institución, especialmente el teléfono celular, lo confiscaré.-Dijo con una mano extendía que exigía el celular, mientras que sostenía una tabla de registro con la otra.
Con unas gafas de montura gruesa que le daban un aspecto peculiar a sus ojos saltones, un corte de pelo que recordaba a un hongo y unos labios carnosos formando una sonrisa en forma de corazón, un chico extremadamente bajo se acercó con seriedad.
El gesto del chico lo dejó perplejo, con los ojos abiertos de sorpresa y el teléfono aún en la mano. La situación era surrealista, como si estuviera en una escena de una comedia forzada.
JongDae giró lentamente incrédulo por lo que estaba pasando al su alrededor. Descubrió que a lo largo del patio, en dos hileras, en cada lado del patio, había estudiantes llevando tablas de registro idénticas a la que sostenía el chico frente a él. Parecía una organización estudiantil establecida. Era un equipo de estudiantes que revisaban se pies a cabeza el uniforme de cada estudiante.
Los jóvenes, con expresiones serias y posturas erguidas, llevaban una insignia en sus uniformes que identificaba claramente su papel y su compromiso con la comunidad estudiantil.
-No te daré mí celular.-Enojado, JongDae guardó su celular en su bolsillo trasero.
-He dicho: "entregame el celular".-Volvió a extender la mano con firmeza.-De hecho, toda tu apreciencia no cumple las normales del reglamento: tus perforaciones, el tono y peinado de tu pelo, tu camisa, mangas y tu corbata, también el no usar completo tu uniforme de gala y tus zapatos. Ni si quiera tu bolso cumple con las normas al estar decorado.
-¡¿Qué?!, debe ser una broma.-Gritó realmente impresionado JongDae. Sino había llamado la atención de todos antes, ahora lo había hecho.-Mira, soy nuevo aquí y no sabía absolutamente nada de eso, ¿No podrías dejarlo pasar por hoy?
-Negativo.-En medio de la escena caótica y tumultuosa, un chico se abrió paso a través de la multitud, emergiendo de entre los alumnos y atrayendo todas las miradas hacia él.
Un silencio repentino se apoderó del patio de la escuela cuando el llegó. Poseía una gran belleza surrealista y rasgos delicados que se asemejaban a los de un gato, emanaban una elegancia y serenidad innegables.
Su presencia despejó el caos, infundiendo un aire de autoridad en el alumnado. Los estudiantes se apartaban respetuosamente a su paso.
Con una elegante y perfecta postura, el chico se detuvo frente a JongDae, sus ojos afelinados y oscuros pusieron en alerta a JongDae.
-Si dejamos pasar todas tus faltas, seríamos un chiste como consejo estudiantil y darías el mal ejemplo a los demás alumnos quienes podrían tomar tu mal ejemplo.-Su voz era tan serena a pesar de la postura que tenía en dentro de la discusión.
-¿No crees qué es excesivo?, ni siquiera puedo tener un adorno en mi bolso, ¿Cuál es el sentido de ir a la prepa con un uniforme anticuado, incómodo y sin gracia?, todo apagado, a nadie le afecta la ropa a la hora de estudiar.-Habló con un verdadero enojo. JongDae no podía evitar quedarse callado cuando se le imponía y ordenaba.
-Si no te gustan las reglas no se qué haces aquí, si no eres capaz de seguir y vivir con reglas, este no es tu lugar. Únicamente por el día de hoy al ser nuevo, se te dejará entrar a la escuela, arreglarás inmediatamente tu uniforme en los baños y lo portarás como debe ser. Para el día de mañana deberás asistir con tu verdadero tono de cabello, y sobre tu celular...-El afelinados chico repentinamente paró de hablar y rodeó con sus brazos a JongDae, deslizando sus manos con suavidad por la espalda del otro hasta llegar a sus glúteos y masajearlos hasta encontrar el celular, con movimientos hábiles, extrajo del bolsillo trasero su celular con destreza. Inmediatamente JongDae cayó de rodillas al suelo.
Y sin decir una palabra, aquel chico se alejó dando la espalda a todos, acto seguido; agitó su mano en un gesto de despedida mientras se alejaba sosteniendo el teléfono en alto y advirtió:
-Primera y última vez que te lo digo: esta es tu primera llamada de advertencia, puedes recoger tu celular hoy al terminar las clases en la dirección, a la segunda llamada; te lo regresaremos únicamente si vienen tus padres por él. Al tercer llamado; te lo regresaremos hasta que acabe el año.
Paralizado en el suelo, JongDae ahogó todo sus sentimientos en un jadeo.
•
•
•
•
•
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top