12| Futuros planes

Jake sigue hablando, pero hace mucho que dejé de escucharlo. Mi mente no para de reproducir lo sucedido el sábado. Salí despavorido apenas los vi. No estaba preparado para encontrarme con ellos otra vez. Tuve la suerte de que no repararan en mi presencia, pero aun así me surgió la necesidad de huir tan rápido como fue posible. En ese momento, deseé con todas mis fuerzas convertirme en una tortuga para poder esconderme dentro de mi caparazón y quedarme allí para siempre.

Usé lo primero que se me ocurrió como excusa, la cual sé que Cristel no se ha tragado. A pesar de que lucía confundida, presiento que no me pedirá explicaciones, porque tampoco lo hizo cuando evadí a toda costa el tema de mi madre. Sin embargo, siento que estoy en falta con ella después de que se abriera conmigo.

Me encuentro a punto de pedirle un consejo a Jake, quien me sonríe desde la pantalla de mi móvil mientras camino hacia la escuela. Sin embargo, este dice algo que me saca de mis pensamientos y lamento no estarle prestando atención.

—¿Me has oído?

—No, perdona. Tengo muchas cosas en la cabeza, ¿podrías repetirlo?

Mi primo asiente. No parece disgustarle que me haya distraído.

—¿Te importaría que fuese de viaje a tu ciudad pronto?

El cúmulo de negatividad desaparece de mi mente y mis latidos se aceleran, pero intento no hacerme ilusiones. Quizá no se refiere a lo que creo. Mientras que trato de descifrar sus intenciones, él permanece inmutable en el asiento trasero de uno de los autos de su padre, con el cinturón de seguridad cruzado sobre su camisa. Al igual que yo, se dirige a la escuela. Solo que a él lo lleva su chofer.

—Sabes que siempre eres bienvenido. Nunca te cerraríamos la puerta en la cara, ¿por qué la pregunta?

—Porque quiero visitarlos dentro de dos meses —confirma mis sospechas y de repente la emoción no me cabe en el pecho. Aunque no se lo menciono seguido, lo echo de menos. Lo considero mi mejor amigo—. Si estás de acuerdo, claramente. No me apareceré si tienes otros planes para tus vacaciones o si te molesta que acapare el baño por las mañanas.

—Lo único que no me gusta es que asustes a papá con tu mascarilla facial de arcilla verde. La última vez te confundió con un alienígena y del susto derramó su café sobre unos de mis dibujos.

—Culpa tuya por dejarlos por cualquier lado.

Enseguida me doy cuenta de que bromea y se me escapa una risa. Acabo de llegar a la escuela. Las puertas yacen abiertas y el maestro de Química controla la entrada como todos los días. Este me hace una seña para que ingrese, ya que las clases iniciarán pronto.

—Ya debo colgar. Conversamos luego, ¿va? Nuestra clase de mañana a las cinco sigue en pie.

Inicialmente practicaríamos matemática hoy, pero mi primo me propuso un plan diferente, el cual acepté, no sé si para bien o para mal. Todavía no estoy completamente seguro de que salga bien, pero a papá le pareció una idea maravillosa y no quiero defraudar a ninguno de los dos.

—Descuida, no lo olvidaré. Ya preparé una playlist con tus canciones favoritas para escuchar en nuestro receso. También podríamos jugar Kahoot para hacer la clase más interactiva.

—Le pones demasiado empeño a esto de ser mi tutor.

—Quiero ayudarte, Oliver. No creo que tus bajas calificaciones en la escuela se hayan debido únicamente a la dificultad de los temas. Te conozco, sé que hubo algo más. —Lo dice con tanta seguridad que me resulta imposible sostenerle la mirada, aunque quizás eso me delate aún más. Tenía la esperanza de que no sospechara nada—. No lo compartas conmigo si no te sientes preparado, pero aquí me tendrás siempre por si necesitas alguien con quien desahogarte. El servicio que te ofrezco también incluye primeros auxilios psicológicos.

Relajo mis hombros cuando guarda silencio. Suerte que no ha insistido.

—Si deseas una reseña, eres un diez de diez. Como tutor, como primo y como amigo.

Me despido de él y guardo mi teléfono para entrar a la escuela, donde mis alarmas vuelven a activarse. Volteo varias veces para asegurarme de que nadie me coja por el cuello de la camiseta y me propine un puñetazo en la nariz. No bajo la guardia ni ralentizo el paso hasta no hallarme frente a mi salón. Sin embargo, pego un respingo cuando alguien me jala del brazo.

—¿Estudiaste para el examen de Álgebra?

Cristel. Es ella. Jamás haría nada para lastimarme, así que me quedo tranquilo. Al menos hasta que proceso sus palabras.

—¿Hay examen?

—La profesora nos avisó la semana anterior, ¿no leíste los mensajes del grupo de WhatsApp?

—Silencié el chat porque hablaban demasiado. Mi celular no paraba de sonar y, por si fuera poco, el ochenta por ciento de los mensajes eran stickers. Sí que tienen mucho tiempo libre.

—Yo no, de hecho. Pero me paso el día procrastinando —confiesa Cristel, aunque no parece sentirse culpable—. Está bien que no seamos productivos en todo momento. Nuestro cerebro también necesita relajarse y nosotros debemos dedicarnos tiempo a nosotros mismos cada tanto. El problema llega cuando nos adentramos en un círculo vicioso del cual nos cuesta salir, como en mi caso. Procrastiné tanto que apenas estudié para hoy.

—Entonces no califica como opción pedirte que me pases las respuestas.

Niega. Seguro le irá mejor que a mí.

—Suerte. Espero que sepas qué responder.

—Yo no necesito suerte. A mí me hace falta un milagro.

La risa de Cristel me sienta como una dulce melodía, pero cuando esta muere y ella se aferra a la correa de su mochila, sé que se prepara para preguntarme algo. Se me hielan las manos al imaginarme de qué podría tratarse, así que las introduzco en mis bolsillos antes de empezar a jugar con ellas de manera inconsciente.

—¿Por qué te fuiste tan rápido el sábado? No piensas que me tragué la excusa de que llevarías de compras a tu tortuga.

—Eres demasiado lista como para creerte algo así. Además, ni siquiera tengo mascotas, aunque me gustaría adoptar un perro. Los cachorros poseen demasiada energía para mi gusto. Corren por todas partes y destruyen zapatos, así que posiblemente me inclinaría por uno adulto que amara tanto como yo...

—No me cambies de tema —me interrumpe—. ¿Escapaste porque aparecieron esos chicos? ¿No querías encontrarte con ellos?

Asiento con pensar. No digo nada más.

—¿Quieres hablar sobre eso?

—Quizás en otro momento.

Me siento mal por dejarla sola en el pasillo, pero no se me ocurre nada mejor que huir antes de mi propio nerviosismo me delate. Me ubico en el mismo sitio de siempre y veo a Cristel pasar por mi costado unos segundos después, quien ocupa la carpeta junto a Alai.

Realmente espero que no sospeche nada, porque, si se lo cuenta a Jake, estaré perdido. Mi primo vendrá a la ciudad pronto y no dudaría en confrontarlos, lo cual solo me causaría más problemas. No quiero que la pesadilla se reanude y enfrentarme a ellos traería de regreso todo ese calvario del cual por fortuna escapé con vida. Desearía que se olvidarán de mí, que me borraran de su memoria y que no se acordasen de mi rostro. Así podría caminar por la calle sin miedo a encontrarlos y que alguno me reconozca.

Mi mente se mantiene tan ocupada dándole vueltas al tema que apenas se dedica a quejarse cuando el profesor de Educación Física entra al salón para llevarnos al patio. Si bien me esfuerzo por prestar atención a la rutina de ejercicios, a la hora de jugar baloncesto, empieza a dolerme la cabeza y el entrenador me permite sentarme en la banca. Sin embargo, mi migraña se intensifica y al final de la clase de deportes, me retiro a la enfermería. La señorita Ruby me atiende con la misma amabilidad que la vez anterior y me hace tomar una aspirina, con la cual después de un rato me siento mejor.

Salgo de tópico feliz porque el suplicio de escuchar a Ruby cantando canciones de Chayanne ha terminado y me dirijo hacia el comedor para comprar algo de comida. No obstante, una voz familiar me detiene antes de que cruce la puerta.

Cristel otra vez. Adoro siempre sea ella.

—¿Estás bien? No regresaste al salón con nosotros, ¿fuiste a la enfermería?

—Me dolía un poco la cabeza, gracias por preocuparte. —Sus pupilas se mueven de un lado a otro y no tardo en averiguar aquello que le causa inquietud—. Lo que conversamos por la mañana no tuvo nada que ver, te lo aseguro. Ocurre cuando me estreso demasiado. Ya estoy acostumbrado.

—Perdón si me entrometí en donde no debía, pero si la estás pasando mal por alguna razón, puedes confiar en mí.

—Por ahora, solo necesito que me pases los apuntes de Ciudadanía y Cívica, ya que me perdí la primera hora de clase. Espero no haberme perdido de nada importante.

—Te perdiste el anuncio del paseo escolar que organiza el colegio a principio de año.

Su aviso me coge por sorpresa, mas finjo indiferencia. Nunca he ido a ningún paseo escolar. En mi anterior escuela, aprovechaba la oportunidad para ausentarme y rehuir a los chicos que me molestaban.

—¿Es obligatorio asistir?

—No, pero...

—Entonces no iré.

Con un peso menos de encima, ingreso al comedor. Para mi sorpresa, Cristel sigue mis pasos.

—¿Siquiera sabes qué lugar visitaremos? Saldremos de excursión a un sitio arqueológico. Tomaremos el teleférico y podremos sacarnos fotografías cuando lleguemos allá.

—Prefiero quedarme en casa todo el día viendo series, pero gracias por la oferta.

—¿Y no te apetece probar cosas nuevas? Será divertido. —La miro, dudoso, lo cual la decepciona un poco. Se le borra la sonrisa. Mierda. Temo que terminaré cediendo—. Por lo menos prométeme que lo considerarás.

—¿Tú irás?

—No me lo perdería por nada.

—Entonces lo pensaré —le aseguro, aunque mi decisión ya está tomada.

***
¡Hola! Este capítulo es un poco más corto, pero la historia será bastante larga. Esperoo que les haya gustado. Como siempre, pueden dejar sus opiniones aquí 💜

¿Creen que Oliver asista al paseo escolar? ¿Qué lugar visitarán? Ya falta cada vez menos para saber en qué país está ambientada la historia, lo cual me hace mucha ilusión ✨️

No tengo mucho que decir esta vez más que muchas gracias por leer. Estos días he tenido bastantes cosas que hacer en cuanto a la universidad y he estado un poco atareada, pero ya estoy volviendo a estabilizarme 🫶🏻

¿Cómo les ha ido a ustedes? 👀

Nos estaremos leyendo el próximo domingo, ¡hasta pronto!

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