8. Oscura inquisición
Por MichellBF, Shad-cco, Metahumano, RonaldoMedinaB, A_Grant, GabrielO5 & Rosacharm
El golpe retumbó con poder y el quejido causado tardó en disiparse, al igual que la ventisca de nieve que, poco a poco, regresó al lugar de donde fue despedida, nublando en un tétrico panorama al grupo de villanos.
—Parece que alguien tomó demasiado Red Bull —señaló Vincent, recuperándose del momentáneo aturdimiento.
Sus compañeros hicieron lo propio y se prepararon para la inevitable confrontación.
—Ese poder corrupto... ¡¿Qué has hecho, Elizabeth?! —bramó Mago Universal. En su mente conjeturaba la peor de las posibilidades.
Una mueca homicida se apoderó de Lady Morpheus.
—Cumplir mi destino, mi querido James. El destino de la Corte Morpheus... —repuso con una aterradora carcajada de júbilo impío.
—Destino, destino... —la interrumpió Madame Nyx, bajando junto a ella—. Justificación del crimen de los tiranos, pretexto del fracaso de los imbéciles —reclamó con molestia.
La bruja le dedicó una mirada cansada a su frívola homóloga.
—No es el mejor momento para tus arrebatos de locura, Nyx.
—Deja de jugar con estos insectos, carezco de tiempo para tolerar tonterías vindicativas —espetó la mujer pálida—. Me encargaré de que sufran una muerte horrible, eso dicta nuestra estratagema...
A pesar de la aparente belleza que guardaba Madame Nyx, los héroes percibieron en ella una mezcla de podredumbre material y espiritual difícil de describir. Todo en torno a esa figura les causaba un terrible desasosiego.
James Jerom advirtió la ausencia de Venatrix, y antes de que pudiera deducir cuál sería el siguiente movimiento de su compañera, la vio emerger sigilosamente a un costado de las discordantes brujas.
—¡Camille, no! —le gritó James.
De nuevo, la advertencia fue inútil, no podía detener el fatídico ataque. Para sorpresa de todos, la espada infernal se paralizó a escasos centímetros del rostro de Lady Morpheus, quien sonreía burlonamente.
—Predecible, decepcionante...
Como si fuera una figura esculpida, Venatrix no podía mover un músculo, víctima de una magia con alcances monstruosos e invencibles.
—¿No te parece tierna? —inquirió la bruja de atuendo escarlata, acariciando la mejilla de la cazadora—. Quiere cortarnos la cabeza... tan desesperada por rescatar lo único que le da sentido a su triste y patética existencia.
—Una idiota, persiguiendo un objetivo sin esperanza. —Nyx mantenía su expresión soberbia.
La sangre de la cazadora hervía con furia asesina.
—Las voy a matar... —masculló trabajosamente.
La perversa mujer de negro le dirigió una media sonrisa y, haciendo un leve movimiento de mano, hizo que Camille saliera disparada en dirección a Vigilante. El golpe fue devastador, y ambos fueron derribados sobre la nieve.
—¿No podían haberte lanzado contra Renegado...? —se quejó el adolorido detective en un esfuerzo por volver a levantarse. Su furiosa compañera murmuró insultos que para él resultaban incomprensibles.
Mago dio un paso al frente. La situación ameritaba medir las acciones con precaución.
—Nyx, veo que finalmente has salido de las sombras.
—Seré lo último que veas, considérate afortunado —replicó la mujer de cabello negro, con un desprecio casi tangible.
—Durante siglos la Orden te ignoró al estar sumida en la decadencia, pero ahora... oscureciste el Ojo Universal, y conocerás las consecuencias de tus acciones.
Aquel comentario pareció hacerle gracia.
—Cuando estén muertos... —Volteó para mirar a los otros héroes—, no habrá tumba que recuerde sus nombres —dijo con una sonrisa torcida.
—Cielos, sí que tiene problemas —comentó Vigilante mientras alcanzaba sus palos de escrima.
—Diviértete, querida —declaró Lady Morpheus, regresando al umbral—. Si tanto quieren a la señorita D'angelo, vengan por ella. Estaremos encantados por discutir los términos de su muerte... —Los desafió sardónicamente, perdiéndose en el averno profano de la portentosa mansión.
Los demás villanos la imitaron con expresiones igual de infames en sus rostros; y hocico, en el caso de Wendigo.
Nyx posó su diabólica mirada sobre la chica con pintura de catrina, quien permanecía ajena a todo aquello.
—Ven aquí —le ordenó.
La misteriosa joven sufrió un sobresalto ante el repentino llamado. Pese a ello, obedeció mecánicamente y avanzó en silencio como un autómata. Al verlas juntas, fue fácil notar que ambas poseían los mismos ojos resplandecientes y malévolos.
—Despedázalos... —sentenció la mujer de negro, despectiva, y señaló a los confundidos héroes—. Quiero que sus entrañas sean esparcidas en la nieve. —Nyx la tomó por el hombro, causándole un estremecimiento—. No contengas la oscuridad.
—Sí —la respuesta sonó hueca y carente de emoción.
—¿Alguien más siente que algo malo está apunto de ocurrir? —inquirió Blazer, tragando saliva mientras empuñaba su espada.
La misteriosa catrina reveló más detalles sobre su aspecto tras acercarse a escasos metros del Escuadrón. El peinado recogido, la pintura inherente al día de los muertos y el vestido gótico le daban el aire excéntrico e indescifrable que solo se encontraba en la belleza de lo siniestro.
—Una legión macabra se cierne sobre ustedes, abandonen toda esperanza —amenazó en un susurro escalofriante.
Seguido de esas palabras sinsentido, comenzó la más abominable y desenfrenada fantasía que cabía imaginarse. La luna desapareció, cubierta por crueles nubes negras de grotesca simetría y acechantes como buitres malignos. Al mismo tiempo, bestias espantosas emergieron de entre las sombras a espaldas del Escuadrón; sobrepasaban lo siniestro, lo monstruoso y dirigían alaridos salvajes en dirección a los héroes. Lo único con lo que una mente cuerda podía compararlos era la retorcida figura de un hombre lobo en descomposición, fusionada de manera purulenta con la cabeza de una araña de múltiples ojos sanguinolentos y finalizaba en amenazantes fauces largas y descarnadas.
Los héroes no tuvieron más remedio que retroceder en un entendible estupor. Vigilante miró a aquellas cosas anonadado.
—James... no nos pagas lo suficiente para esto, quiero un aumen... —No pudo terminar el mal chiste, los monstruos saltaron de manera iracunda contra ellos.
—Mierda... —profirió Nakai en un intento por soportar los descontrolados y rabiosos tajos de las bestias. Una vez hubo juntado la suficiente energía cinética, contraatacó con un poderoso puñetazo que hizo estallar a una de las criaturas en un miasma repugnante—. Son más horribles muertas que vivas —alcanzó a decir antes de enfrascarse en una contienda contra decenas de esas cosas.
Blazer dio una voltereta hacia atrás, evitando las garras pútridas. En un movimiento perfecto y apenas perceptible, decapitó a dos monstruos que estaban por sorprenderlo en su flanco derecho. Eran feroces, pero su rabioso comportamiento los convertía en bestias predecibles y estúpidas.
—¿Qué demonios son estas cosas?
El joven Mayers y Renegado se vieron obligados a adoptar una estrategia más defensiva ante el creciente y preocupante número de bestias oscuras.
—Mago, este sería un buen momento para uno de tus trucos —gritó Blazer, cortando por la mitad a otra de las criaturas con su afilada espada y lanzando cuchillos a los muchos ojos de otra.
—Asorbenet noicid... —James estaba por conjurar un hechizo, cuando una fuerza imprevista y corrupta lo estrelló violentamente en el piso.
—No —le silenció Madame Nyx, venas oscuras se asomaban en su rostro y cuerpo—. Nada de trucos baratos, quiero que observes la matanza —explicó de manera perversa.
—¡J.J! —Venatrix se lanzó al ataque con una estocada, pero, con un sencillo levantamiento de mano, su enemiga proyectó a la cazadora como si estuviera hecha de papel.
Un inconmensurable haz de luz blanca y pura desintegró por completo a la villana en un cúmulo de ceniza. Mago Universal apareció a un lado, sostenía un ankh que brillaba en un resplandor fascinante. El hechicero hizo desaparecer la pequeña reliquia con un truco rápido.
—El exceso de confianza no es sano, Nyx.
Unos brazos fríos y malignos lo abrazaron de repente por la espalda.
—Excelente consejo —le susurró Madame Nyx al oído—. Así es como llega el fin del mundo, Hechicero Universal; no con un estallido... sino con un quejido.
El agarre de la mujer desbordaba los límites de lo aberrante. Anormalmente fuerte, causaba debilidad y un envejecimiento terrorífico en el héroe. Poco a poco devoraba el alma de quien se había atrevido a burlarse de ella.
—Los magos son mentes infantiles tratando de manipular la maquinaria detrás de la realidad —decía, apretando con más fuerza.
Una ráfaga de disparos la arrancó del hechicero. En cuanto Nyx se giró, recibió múltiples tiros en la cara y el abdomen. El tiempo suficiente para que James apareciera tras de ella y le colocara un collar con una pequeña flama como dije. Madame Nyx se prendió en fuego y dolor, para terminar por desvanecerse con un alarido ensordecedor.
Venatrix llegó hasta su amigo, sosteniendo sus siempre confiables pistolas gemelas.
—Tutto OK, Jerom? —inquirió algo preocupada.
—Sí, estamos bien —le respondió una voz en su espalda.
Camille dio un pequeño salto al verlo caminar frente a ella en perfecto estado e incorporarse de nuevo en el original con un leve brillo azul.
—Jamás me voy a acostumbrar a eso.
—Nyx es especialmente vulnerable a la luz. El Fuego de Hestia la mantendrá ocupada un rato, pero volverá, debemos encontrar a Gia cuanto antes —aseguró en un suspiro de genuina preocupación.
—¿Y qué hay de los monstruos? —preguntó la cazadora.
—Tengo una idea sobre a quién sirven...
Mago observó a la catrina. La joven, misteriosa, titubeó y desapareció en la oscuridad.
Antes de que pudieran hacer cualquier movimiento, algo emergió del suelo. Destruyó por completo el concreto y los derribó a ambos cuesta abajo. Entre el aire congelante y la crudeza de la nieve, surgió una armadura vetusta e incolora. En un principio, Camille pensó que se trataba de Darksaber, pero aquel caballero maldito era muy diferente, su armadura era vieja y estaba quebrada. La criatura medía alrededor de tres metros; cargaba consigo una espada morbosamente larga y pesada, que con dificultad podría considerarse como un arma viable para cualquier ser humano. Aquella cosa era la definición uniforme de decrepitud y ruina propia de las esculturas más antiguas.
La espada cayó sobre Venatrix; por fortuna, Mago creó un escudo que bloqueó el ataque y lanzó en dirección contraria al caballero oscuro. La bestia se enfureció. Dirigió la gigantesca espada grisácea en dirección a James, gobernado por una velocidad y precisión ilógica para el monstruoso tamaño que presumía.
Mientras tanto, a unos metros de la batalla, Amara y Vigilante entraron en shock por un segundo al tener que enfrentar semejantes pesadillas materializadas.
—Sabes, siempre supe que moriría así, devorado por un ejército de hombres lobo mutantes en Chernobyl... —dijo Vincent con ironía, en un curioso intento por sosegar el pavor que poco a poco lo invadía al evadir las letales garras.
Irritada, Amaterasu usaba sus afiladas katanas con fiereza durante la batalla.
—¿Nunca te callas?
Las incalificables criaturas generaban especial aversión en ella, le inducían una ira inexplicable. Con elegancia eludió a un par de alimañas que intentaban embestirla, Amara les cercenó las patas agazapándose para dar un giro con las cuchillas. Una vez estuvieron en el suelo, Vincent los remató golpeando sus horribles cabezas con los palos de escrima; como resultado, las bestias se desintegraron en una nube negra que apenas dejó una mancha oscura sobre la nieve.
—Bien hecho, pasaste tu examen de admisión al Escuadrón —aseguró Vincent con una confianza renovada al notar que esos monstruos eran seres físicos a los que un hombre sin miedo podía hacer frente sin problema.
Amara rodó los ojos y concentró su creciente ira en la horda de bestias que se abrían adelante. Entonces, una cosa diferente y estéticamente más horrible le bloqueó el paso. No podía siquiera pensar en algo que se le pareciera; era un revoltijo de tentáculos y ojos que palpitaban sobre una mancha negruzca, gigante y de forma cambiante
Vigilante se colocó detrás de su compañera.
—Ok, pensándolo mejor... ese es tu examen de admisión.
Ignorando a su insoportable compañero, Amaterasu atacó a la criatura con las katanas. Sin embargo, aquella abominación viscosa tenía la misma densidad corpórea que el alquitrán, lo único que consiguió fue ser parcialmente absorbida. Al notar la desfavorable situación que envolvía a la novata, Vigilante juntó sus palos de escrima y atravesó al monstruo en uno de sus muchos ojos, liberando una potente descarga eléctrica.
El resultado fue, para su asombro, mucho mejor de lo que esperaba. La gelatina de mil formas horrorosas e indescriptibles escupió a Amara y huyó chillando.
—Ja... aparte de feo, cobarde —bromeó Vincent—. Creo que es vulnerable a la electricidad —dijo dando vuelta a su bastón.
Una de las bestias más animalísticas lo atacó por sorpresa, precipitando asquerosos y afilados colmillos sobre el detective. Amara empujó a su compañero fuera del peligro y clavó sus katanas en el heteromorfo cuerpo agresor, los filos se encendieron en un destello dorado que liberó un torrente de fuego devorador sobre la criatura y redujo su grotesca figura a cenizas.
—No sabía que podías hacer eso —dijo Vigilante en una mezcla de asombro e incredulidad.
Las espadas de Amara desprendían el fuego más hermoso que hubiese visto alguna vez.
—Yo tampoco... —replicó la actriz. Las aberraciones oscuras se alejaban de su resplandor con gruñidos y alaridos estridentes.
Renegado y Blazer llegaron junto a ellos. Habían derrotado a decenas de monstruos, pero no era suficiente, cada vez había más.
—Vaya primer día... —comentó Jonathan, dirigiendo una sonrisa a Amaterasu. La luz despedida por la joven asiática le inspiraba una innegable confianza, además, aún no podía creer que tenía en frente nada más que a la famosa Amara Van Avery.
Por su parte, Mago y Venatrix aún no derrotaban al gigante con armadura; había resultado ser más problemático de lo que imaginaban; se movía rápido sin ninguna explicación y evadía los diversos ataques de sus adversarios. Sin embargo, la luz de Amara llamó su atención, y se dio a la fuga, como si quisiera avisar a alguien o a algo sobre lo que había presenciado.
James vio con asombro la resplandeciente figura que Amara irradiaba, el fuego dorado en sus espadas era similar al de un fénix que alcanzaba su ignición final.
—El fervor de la batalla revela tu identidad...
De un momento a otro la situación escaló a un nivel apocalíptico. De entre las decadentes ruinas de Chernobil se creó un flujo de seres abominables y anormales, con todas las formas y tamaños que solo la locura podría concebir. Bullía, hervía, moviéndose como una baba negra de serpientes en cada rincón que alcanzaba la vista. Solo Dios sabría cuántos eran, probablemente miles. Resultaba espantoso verlos brotar en esas cantidades a la luz de relámpagos que se materializaban esporádicamente.
—No tenemos tiempo para esto, ¡¡xul ed samra!! —conjuró Mago.
En consecuencia, enormes espadas luminosas cayeron alrededor de la mansión, dando lugar a un poderoso escudo de luz que bloqueó el creciente océano de formas oscuras y diabólicas.
—Eso los detendrá, ¡vamos! —ordenó James.
Renegado derribó con un solo golpe la pesada puerta de estilo gótico que decoraba la mansión.
—Estén preparados para cualquier cosa, es una trampa —advirtió Venatrix, y tras un leve pero decidido asentimiento se adentró en la inquietante fortaleza.
La belleza de la mansión no lograba disimular en lo más mínimo la profunda oscuridad y corrupción que la habitaba. Sus enemigos estaban cerca, los héroes lo sabían y la sensación de acecho lograba poner los pelos de puntas hasta al más valiente del grupo.
Sin previo aviso, una figura oscura saltó del segundo piso de la mansión y aterrizó justo en medio del Escuadrón. El sacudón fue tan violento y sorpresivo que logró separar a los héroes unos cuantos metros. Cuando el polvo se asentó y todos pudieron alzar la vista se encontraron con Cronos en medio de todo el caos, solo que estaba cambiado. Sus músculos habían destrozado parte de su ropa y sus ojos brillaban en un intenso tono de rojo.
—¿Eso es lo que estuviste haciendo todo este tiempo, Laurence? —preguntó Vincent, tosiendo un poco—. ¿Estuviste en el gimnasio?
Cronos se giró hacia su eterno enemigo, aquel que le había arrebatado todo, y a pesar de eso le dedicó una macabra sonrisa. Al ver aquella expresión en el rostro de Cronos, Vigilante sintió un fuerte escalofrío recorrer su espalda, pero no por eso iba a detenerse. El héroe de Krimson Hill comenzó a correr hacia su rival, y haciendo uso de sus desarrolladas habilidades para el parkour, saltó contra una pared y quedó a la altura justa para darle una violenta patada en el rostro a Cronos.
Sin embargo, en el último momento Dakken saltó de entre las sombras y le asestó una fuerte patada en pleno vuelo, haciéndolo estrellarse contra una puerta lejana, la cual el héroe atravesó, perdiéndose en una de las infinitas habitaciones de la mansión.
Luego de fulminar con su mirada a los héroes, el sádico asesino meneó sus espadas y rápido recibió a Amara con una seguidilla de veloces estocadas que la hábil joven alcanzó a repeler. Blazer no pudo evitar sentir la sangre hirviendo a través de todo su cuerpo; sujetó firmemente su espada y corrió hacia su némesis y su nueva compañera, cuando la pesada y pestilente criatura de aspecto de ciervo cayó ante él. Con un rugido, le lanzó un zarpazo que a duras penas logró eludir con un salto mortal hacia atrás. El monstruo se movilizó con más cortes de sus garras, pero Jonathan los contrarrestó con la ayuda de la espada de su antiguo sensei.
Wendigo pisó con fuerza y lo hizo perder la estabilidad unos segundos, lo cual aprovechó para mandarlo a volar contra un muro con un contundente manotazo. Renegado se encaminó a atacarlo con fiereza, pero Darksaber intervino y embistió al joven por el elegante suelo.
Nakai se levantó con rapidez y, decidido, se colocó en guardia. Arremetió un puñetazo contra la armadura endemoniada, pero él se cubrió con ambos brazos y reviró su ataque para golpearlo en los costados del casco con las palmas abiertas. Aún protegido, la fuerza de Darksaber aturdió todos los sentidos de Renegado. El caballero negro entonces lo tomó del brazo y usó la pierna del joven como apoyo para tirar con una fuerza demoníaca. Cuando cedió el hueso cedió, un crack en el hombro hizo que Renegado gritara de dolor.
Venatrix intervino extendiendo su espada sobre ella para retener el siguiente ataque de Darksaber, se impulsó hacia el frente con múltiples estocadas que la armadura eludió con una habilidad sobrenatural. Recibió a la cazadora con un golpe al pecho. Falta de aire, Camille retrocedió y se vio obligada a soltar su espada. Ahí vio la sombra de Cronos, dispuesto a atacar mientras ella aún estaba en el suelo. Tuvo que resistir varios golpes del titán, pero una patada en la rodilla le dio tiempo de recuperar su espada.
De nuevo, el hombre lanzó un puñetazo, pero ella se deslizó a través de sus piernas y le mandó un corte contra la espalda.
—¡Devuélvanme a mi hija! —Clamó la enfurecida cazadora, y atacó de nuevo.
Aturdido, Vincent salió de aquella habitación solo para ser interceptado por Madame Nyx, quien movió ligeramente su mano y lo atrapó con una fuerza invisible que lo llevó hasta quedar frente suyo. Lo analizó con desprecio y lo azotó contra el suelo, dejándolo ahí sin la posibilidad de mover siquiera un dedo.
—Qué desperdicio de oxígeno.
—Gracias, linda, pero me gustan menos estiradas y sobrenaturales —masculló con dificultad.
La mujer lo sumió entre la madera con más fuerza.
Una ráfaga de llamas azules alcanzaron a la oscura mujer y la hicieron retroceder hasta entrar en la estancia de la mansión. James movió sus manos con velocidad y lanzó un látigo de fuego contra ella, pero Madame Nyx atrapó su mágica arma y la usó en su contra para llevarlo también. Jalado por una fuerza sobrenatural, el mago acabó siendo impactado contra los elegantes muebles que componían aquella sala. James lanzó un quejido, y levantando su cabeza, vio cómo la mujer extinguía las llamas con la decadencia que emanaba. Nyx acercó su mano y sopló sobre sus uñas, importándole poco la presencia de Mago Universal frente a ella.
—Qué decepcionante encuentro me has conferido, Mago Universal, esperaba más de ti y de tus lacayos.
—Somos el Escuadrón de Héroes, bruja. —Reviró iracundo. La mujer soltó una despectiva risa.
—Como sea.
La habitación se oscureció a niveles inimaginables, mientras la mujer sonreía con malevolencia. Rápido en su accionar, Mago se levantó y una chispa apenas perceptible se formó en su mano; la alzó ante ella y la impactó contra el suelo.
—¡Auteprep zul! —gritó con fuerza.
Un estallido de luminiscencia tan clara como el sol mandó a volar a la bruja hasta estrellarla en la sala principal, donde los héroes batallaban sin descanso.
—Confiere eso —comentó con una sonrisa ladina.
Amara observó la feroz entrada de la mujer cuya presencia causaba que sus entrañas se retorcieran. Apretó con fuerza sus katanas, a la espera de invocar el poder que había sentido hace pocos momentos. El calor poco a poco recorría sus venas, lo sentía fluir como su propia sangre, pero una onda de energía escarlata la empujó contra el muro más cercano.
Lady Morpheus sonreía mientras ambas manos eran cubiertas por niebla escarlata, que después recorría el suelo, serpenteaba sobre el cuerpo de Amara y la sofocaba con perversión en el rostro. Elizabeth no pudo contener el reírse de su víctima, pero el silbido de la espada arrojada por Blazer le borró la sonrisa y un corte a un costado del abdomen la hizo soltarla.
Blazer corrió para ayudar a Amara, solo para ser detenido por el brazo de Cronos, lo cual fue como chocar con una pared de concreto. Jonathan terminó cayendo de espaldas al suelo, para levantarse de inmediato y hacerle frente a la mole que era el titán. Pero él sabía que los músculos no lo eran todo en una batalla.
Blazer esquivó el primer puñetazo del gigante y dirigió un ataque certero usando las puntas de sus dedos para golpearlo entre los músculos del cuello. Logró causarle un dolor agudo, suficiente para hacerlo retroceder.
—Por supuesto que un debilucho como tú usaría la víbora danzante —escuchó la voz de Dakken a su derecha, quien sin perder tiempo arrojó una rafaga de cortes con sus espadas.
Blazer no tuvo más opción que esquivar cada uno de ellos. Dakken se agachó para arrojar una patada barredora que derribó a Jonathan.
—Cobarde —lo insultó Dakken, a punto de usar ambas espadas para un solo ataque.
En el último segundo, Amara se interpuso entre ellos, bloqueándolo con una de sus propias espadas.
—Tú eres el cobarde —dijo ella antes de que su mano brillara con intensidad y una llamarada arrojara a su oponente.
Vigilante se acercó a Renegado, quien se mantenía de pie a duras penas; podía ver su brazo dislocado llegar casi a sus rodillas.
—¿Primera vez? —Vigilante tomó la extremidad de Renegado, preparado para ponerla en su lugar.
—Solo ayúdame, maldita sea... —Fue lo único que logró escupir.
—¿Tú pidiendo ayuda? Ahora es el fin del mundo —bromeó, tirándole el brazo hasta que el hombro volvió a reubicarse. Supo que había sucedido cuando Renegado gruñó de dolor.
Nakai movió su brazo hasta que estuvo seguro de que estaba bien. A punto de agradecerle, vio de reojo el combate de Darksaber contra Venatrix, agotada con su espada en mano. Sujetó el brazo de Hardy, haciéndole una señal de lo que veía.
—¿Piensas lo mismo que yo?
—Por alguna razón, siempre quise hacer esto.
—Cierra la boca. —Renegado juntó sus manos para proporcionarle un escalón a Vigilante. Sin dudarlo, se apoyó de él para ser impulsado por los aires en dirección a Darksaber.
Vigilante desenfundó sus bastones y juntó ambos pies en dirección a la cabeza de la armadura. Sin embargo, al momento de llegar a su objetivo, le bastó a Darksaber moverse unos centímetros para que Vincent fallara, pero giró sobre el suelo amortiguando la caída.
—Me lo imaginé diferente —comentó al colocarse en guardia frente a la armadura negra. Se mantenía en silencio, mirando a Vigilante a través de su yelmo, como si esperara a que atacara.
—¡Hardy! —gritó Venatrix.
Vigilante saltó con un mortal hacia atrás y evitó la furiosa embestida de Wendigo. Logró aterrizar en el lomo de la bestia, donde unió su bastón para ahorcar al monstruo con todas sus fuerzas.
—¡Yee-Haw! —gritó mientras Wendigo se sacudía de un lado a otro, queriendo librarse de la plaga en su espalda.
Venatrix observó de reojo a su compañero, pero su atención volvió a Darksaber cuando él se lanzó sobre ella con la espada en alto. Como guillotina pretendió usarla, pero el acero de su arma impactó con una espada del mismo material. Venatrix dedicó todo su esfuerzo en retenerlo, aunque la armadura, con su fuerza sobrenatural, se fue inclinando sobre ella, provocando que las rodillas de la cazadora se doblaran.
Un bramido gutural llegó a los oídos de Venatrix. Vio por el rabillo de su ojo a la bestia de Wendigo lanzar a Vigilante sobre su cabeza para hacerlo aterrizar frente a él. El brusco impacto liberó una onda de dolor que lo hizo encogerse, al mismo tiempo que intentaba alejarse de la bestia, pero esta lo siguió en amenaza de ataque.
Renegado fue testigo del suceso. Su mirada viajaba de Vigilante bajo las garras de Wendigo a Venatrix, quien permanecía en el blanco de la espada de Darksaber. Lo siguiente que sucedió fue tan rápido que no lo pensaron. Nakai alertó a Venatrix mientras corría hacia ella, Darksaber giró a penas el yelmo de su armadura hacia el origen de la exclamación.
Venatrix, con un impulso más, empujó con su propia espada la de Darksaber, lo suficiente para permitirle salir del blanco. La espada recorrió la trayectoria sin obstáculo, impactando contra el suelo y fracturándolo ligeramente. Darksaber buscó a Venatrix, pero solo vio una espada olvidada a pocos metros. En eso fue atacado por Nakai, quien se aventaba contra la armadura y la hacía girar por el suelo.
Wendigo se encimaba sobre Vincent, él retrocedía con ayuda de sus codos. En un momento intentó alcanzar de su traje algo que lo ayudara, pero la bestia, al verlo moverse, lanzaba zarpazos en amenaza.
Con un potente rugido anunció su próxima intención. Vincent lo vio reunir el impulso para saltar por última vez sobre él cuando dos espigas delgadas y oscuras atravesaron lado a lado el cuerpo de la bestia. Se sacudió con fervor, girando para encontrar a Venatrix. Ella, atenta a los movimientos de Wendigo, mantuvo una sana distancia y se deslizó con cautela hacia Vincent, quien ya se levantaba.
—Unas más grandes habrían estado bien —dijo él, mirando las varas atravesadas en el cuerpo de Wendigo.
—Debí dejar que te comiera —replicó ella por lo bajo, observando con pasmo cómo la bestia rugía en amenaza y reanudaba su camino.
Aparentemente inmutado por el ataque, ahora Wendigo tenía dos presas en la mira. Ambos retrocedieron. Dejaron de mirarlo solo cuando Nakai fue arrojado cerca de ellos, Darksaber avanzaba junto a la bestia, cerrando el espacio alrededor de los héroes.
Unos metros más allá, Amaterasu y Blazer caían víctimas de sus atacantes; mientras un trueno escarlata impactaba a Jonathan de espalda contra la pared, Cronos arrojaba a Amara contra una fina mesa de madera, partiéndola en dos en el proceso.
La respiración de Blazer se tornó pesada y cada vez le fue más difícil respirar. Levitó de pronto como si fuera tan liviano cual pluma, Lady Morpheus lo mantenía prisionero de su magia. Laurence Osburne solo limpió la sangre de sus nudillos con el pañuelo de su bolsillo.
—¿Dónde está Jerom? —preguntó Venatrix casi en susurro, retrocediendo a la par con Vigilante y un abatido Renegado. Supieron que era el fin del camino cuando sus espaldas chocaron contra la pared. Estaban rodeados.
—¡Suficiente! —La voz firme de Mago Universal los llevó a girarse hacia el gigantesco hoyo en la pared. James levitaba junto a Sombra y Dakken como rehenes de su magia—. ¡Déjenlos ir! Ahora.
Lady Morpheus respondió con una risa retumbante. La tensión siguió en aumento cuando una sombra impetuosa allanó el salón, materializándose de manera monstruosa junto a Elizabeth como Madame Nyx.
—James, querido, quizá sigues sin entender qué es lo que realmente sucede aquí: ¡tu Escuadrón está acabado! La Sociedad Oscura ganó.
—Aún tengo a dos de sus lacayos como garantía.
—Creer tener la victoria cuando la derrota se cierne tácita es arrogancia, y sin duda ceguera —refutó Nyx, penetrante en su mirada—. No hay salvación para los olvidados.
En ese instante, no solo Jonathan Mayers fue prisionero en el aire, se le unió Amara cuando una fuerza sobrehumana tomó control de su cuerpo.
—Me pregunto a quién deberíamos asesinar primero —preguntó Elizabeth, sonriente—. ¿Al joven Guerrero Legendario? —La presión en su cuello fue más fuerte, obligándolo a balbucear con dolor—. ¿O a esta estúpida jovencita que no sabe en qué oscuro terreno ha decidido perder su esperanza? —Fue el turno de Amara, la falta de oxígeno en sus pulmones se evidenciaba en lo pálida de su piel—. O quizá deberíamos pasar inmediatamente a la decapitación de la señorita D'Angelo.
—Déjalos en paz, Elizabeth. Última advertencia —amenazó, con el brillo de su magia azul comprimiendo a Sombra y a Dakken.
El inocultable dolor que les provocó importó poco a las brujas.
—Lo que tienes para perder, Mago Universal, es mucho más notorio e innegociable. —aclaró Elizabeth. Desde su posición, Mago podía ver cómo Dakken sonreía con perversión—. Sé que tus métodos no son como los nuestros, querido. No nos preocupa realmente qué puedas hacer con Dakken o con Sombra. —James siguió observando a sus compañeros, todos y cada uno se encontraba indefenso, sin oportunidad de contraatacar—. De nosotros, en cambio, conoces muy bien qué clase de diversión nos exalta. ¿Es así como quieres que termine este camino, James? ¿Con la masacre del Escuadrón de Héroes? Decide de una vez. Una única oportunidad... te entregas, o todos tus amigos mueren de la manera más sádica posible.
—Yo... yo... decido que seoreh sol arap arallirb los le.
Como si activara un interruptor, los ojos de Amaterasu se iluminaron en dorado y por todo su cuerpo se extendió un reflejo cegador que tornó incandescente cada centímetro de la sala como si el sol mismo orbitara entre ellos. La luz los cubrió con su manto, y cuando sus ojos finalmente lograron adaptarse, ya no se encontraban en la Mansión Morpheus, sino en su cuartel en el Templo Universal.
—No... —musitó Venatrix al reconocer el nuevo escenario—. No, no... come hai potuto traernos de ritorno! ¡Mia figlia sigue en peligro, Jerom!
—Y también lo hubiéramos estado nosotros si no nos sacaba de ahí cuanto antes —replicó en apacible defensa—. Mira a Amara y a Jonathan. —Señaló. Ella se sujetaba de la pared y él de la mesa, intentaban recuperar el oxígeno perdido con pesadas exhalaciones—. Pudieron haber muerto, Camille... todos pudimos haberlo hecho.
—Fue la mejor decisión —apoyó Renegado mientras retiraba su casco lleno de sudor. Tendía su dolorido brazo sobre la mesa, con su mirada centrada en otra dirección—. Estábamos perdidos, sin salida ni oportunidad de vencer. Nos superaban en todas las formas.
—No sé mucho de magia, pero con ustedes he aprendido lo suficiente para saber que Chernóbil los alimentó más de lo que pensábamos —siguió Vincent—. Además, esa muchacha... no estábamos preparados para ella.
—Sombra, así la llamó Lady Morpheus —susurró Jonathan, acercándose finalmente a la mesa—. Controlaba esas horrendas criaturas. Nos debilitaron desde nuestra llegada, y de no ser por ti, Mago...
—No sucedió. Y me aseguraré de que no pase tampoco —lo interrumpió él, apoyando su hombro sobre el de Blazer.
—¿Y ahora qué? —preguntó Venatrix—. Debe haber otra forma de contraatacar.
—Su oscuridad nos supera, nuestra luz no es suficiente para detenerlos —agregó Amara, recargada con nuevo aire en sus pulmones.
—Por eso necesitaremos apoyo, nuevos aliados —agregó Vincent, pasando su mirada hacia Mago Universal—. Personas que puedan fortalecer esa luz, para que finalmente la oscuridad se rompa. Pero solo lo haré si tú decides que es el momento.
—Hazlo.
—¿De qué están hablando? —quiso saber Blazer, soltando la pregunta que todos se hacían.
Vincent solo se deslizó en su silla hacia la gigantesca computadora de la sala. Cuando Mago Universal lo siguió, los demás se sumaron para ver los archivos expandiéndose en la pantalla. Entre ellos se observaban imágenes de Dakota, Rowina, Nahia, ShamWo, Lobizona, Ada Reich, entre otros héroes y enmascarados.
—La invasión no solo fue un detonante para la formación del Escuadrón de Héroes, fue una apertura para peligros mayores —relató Mago Universal—. Pero así como la oscuridad se fortaleció, también lo hizo la luz. Desde entonces múltiples héroes que permanecían ocultos en el mundo se manifestaron, algunos por primera vez. Por eso, le pedí a Vincent que abriera una nueva investigación para tener posibles candidatos en caso de que no fuéramos suficientes.
Dos figuras surcaron la pantalla, una era una mujer de cabellos color fuego e intensos ojos lila, el otro era un hombre de mirada ruda. Mago se quedó viendo dubitativo al segundo sujeto por un instante.
«Definitivamente borra al caballero medieval.
—Estoy de acuerdo, ya tenemos suficiente mal humor y testosterona con este de aquí... —agregó Vincent, recibiendo un gruñido de Nakai en respuesta. Solo restó la misteriosa heroína.
—Sé que no es mucho, pero ahora es cuando más necesitamos de ella. Se encuentra confinada en Capital City, pero sé exactamente cómo hacerla salir. Es momento de que el mundo conozca a Binaria.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top