5. Travesura temporal

Por MichellBF & RonaldoMedinaB


Venatrix siguió de cerca el caminar de James. El único sonido audible en el pasillo era el de sus pasos; desde que habían dejado la guarida ambos se sumieron en un silencio que para Venatrix resultó incómodo.

—Perdemos tiempo valioso —recriminó Venatrix.

—Entiendo tu ansiedad, pero este detalle nuevo no puedo ignorarlo. Debemos aclarar ese momento que permanece oscuro en nuestros recuerdos y te necesito para saber qué pasó. Lo que sea que Bobbly haya hecho lo escondió con un hechizo que puede afectar gravemente nuestra percepción de la realidad.

—Extraño los días donde lo más raro que podía salir dalla tua bocca eran balbuceos sobre un'invasione aliena.

Aquello arrebató una sonrisa a James, quien no pudo evitar recordar fugazmente sus aventuras en el tiempo junto a la distinguida Victoria Pembroke.

—Si tan solo conocieras todo lo que viví estos últimos meses —dijo James—, verías que extraño se queda corto.

Se volvió hacia ella con una sonrisa que desapareció al notar la expresión nerviosa asentada en su rostro.

—JJ... no me gusta esto —declaró, deteniendo su andar—. No me gusta pensare que algo del mio passato no encaja.

—Créeme, Camille, a mí tampoco me gusta. De alguna manera eso que no recuerdas me afecta, pero sea lo que sea, lo aclararemos, ¿estamos? —Ella titubeó—. Se trata de un duende doméstico travieso que amaba el oro, lo más seguro es que se haya burlado de nosotros en aquel entonces y tomó algo de tu familia que pudo haber traído al presente.

—Ahora que viaggi nel tempo y tienes a un duende e un drago come animale domestico, queda claro que yo podré estar maldita, pero soy la más normal entre los dos.

—Normal es una palabra que no encaja con nosotros. Ven, Bobbly está por aquí.

A regañadientes, Venatrix avanzó justo detrás de James, hasta internarse en una vasta sala de lectura, la biblioteca del Templo. Allí, sobre un sillón el duende permanecía, en sus piernas cortas un libro descansaba mientras él pasaba las páginas. James aclaró su garganta de manera sonora para captar su atención, Bobbly, al verlo, apartó el libro con rapidez y bajó del sillón para avanzar hacia su amo, pero su andar se detuvo al ver a Venatrix adentrarse a la sala.

Miedo, nervios y sorpresa se ligaron para crear una expresión confusa en el rostro del duende.

—¿Cómo está tu rostro, Bobbly? —preguntó James, caminando hacia él.

—Bien —contestó sin más, y aquello resultó extraño para James, Bobbly solía hablar más.

—Camille ha venido para ver cómo estás, le devolví sus recuerdos de aquel día en mil novecientos ochenta y uno, ¿entiendes lo que digo?

—Bobbly entiende. Camille Delacroix ya recuerda a Bobbly —contestó con una sonrisa dirigida a la cazadora.

Ella permanecía junto a la puerta. Ante las palabras del duende inclinó su cabeza para confirmar.

—Ahora que le devolví sus recuerdos, he notado, Bobbly, que algo raro sucedió.

—¿Algo raro? —Su voz se tornaba más chillona y trémula de lo normal.

—Sí, algo que ni Camille ni yo podemos recordar. ¿Tienes algo para decirnos respecto a eso?

El duende jugó con sus pies, haciendo círculos en el suelo con sus dedos, murmuró algo que ninguno alcanzó a entender.

—Más fuerte, amiguito —pidió Camille, cruzando sus brazos—. Habla más fuerte.

—Bobbly hizo algo en mil novecientos ochenta y uno —murmuró con timidez mientras agachaba su mirada, sus dedos jugaron unos con otros, nerviosos—. Bobbly cree que eso que hizo puede ser malo, pero divertido, es... relativo.

—Bobbly, ¿qué hiciste? —preguntó James con firmeza, el pequeño duende se hizo más pequeño al encoger sus hombros, aún más nervioso—. ¡Bobbly!

Sorprendido por el repentino bramido de James, Bobbly se ocultó detrás del sillón, donde permaneció agazapado al mismo tiempo que sollozaba. Su extraña reacción despertó algo en Camille, quien se interpuso en el camino que James había iniciado.

—James... —susurró con una voz apacible, levantó una mano hacia él en petición de que se detuviera, ella avanzó en su lugar y se arrodilló junto al mueble—. Bobbly, tú me recuerdas, ¿no es así?

—Bobbly nunca olvida a sus amigos —respondió, todavía oculto.

Bene, va bene, muy bueno. Yo recién te recuerdo... Recuerdo bien que nos conocimos en la casa Delacroix, ricordi quella casa?

—Casa bonita, casa muy grande, casa con muchas riquezas, Bobbly la recuerda, era hermosa.

—Lo era. —Sonrió por el recuerdo, y tuvo que obligarse a despejar su mente para concentrarse en el presente—. Y sé que por un tiempo te divertiste allí antes de que James apareciera, e incluso después también, ¿cierto?

El duende asomó su cabeza con timidez, solo lo suficiente para mirarla y afirmar.

—Nos divertimos juntos.

—Sí, Bobbly, pero hay algo que no recuerdo de toda esa diversión, aún siento un vacío en mis recuerdos...

—Es como si una pieza de un rompecabezas faltara —dijo James, uniéndose a la conversación tras acercarse a ellos, su voz fue suave entonces—. La imagen no es clara para nosotros a causa de esa pieza faltante y sospechamos que tú conoces bien cuál podría ser. Solo queremos que nos ayudes.

Bobbly se ocultó de nuevo para segundos después salir por completo. Su cabeza seguía estando baja, su mano derecha sostenía su brazo izquierdo, deslizaba su mano ligeramente hacia arriba y abajo, como una reacción nerviosa y tímida.

—El amo Mago se molestará con Bobbly si lo digo, y Camille cazadora querrá asesinar a Bobbly.

—Oh, no, Bobbly. Solo asesino a demonios, no a duendes —dijo ella con una sonrisa forzada.

El duende la observó en busca de algún indicio que le señalara lo contrario. Lo mismo hizo con James. Al terminar concluyó que, pese a lo que decían, ambos estaban molestos y lo estarían más si él hablaba. Temeroso de lo que ocultaba, Bobbly pensó en lo decepcionado que estaría su amo y en la tristeza que causaría a Camille. Meneó su cabeza como un pequeño niño y retrocedió con el objetivo de volver a su escondite, mas Camille se apresuró a detenerlo.

—Bobbly, mi hija Gia está en peligro, devo concentrarmi per salvarla, pero ese vacío en mi cabeza non mi lascia avanzare. Solo tú puedes llenarlo, así nos ayudarías a salvare Gia, ¿no te gustaría?

El duende lo meditó y tras algunos segundos afirmó repetidas veces.

—Bien, entonces dinos, ¿qué es eso que no podemos recordar por causa tuya?

—Bobbly hizo que James Jerom y Camille Delacroix se hicieran amigos en mil novecientos ochenta y uno.

—Sí, ya lo sabemos, Bobbly. —Camille sonaba ansiosa—. ¿Por qué no nos dices lo que nosotros no sabemos? Illumina i nostri ricordi.

Lo meditó, pero de pronto empezó a sollozar.

—Bobbly hizo algo malo, algo muy malo —manifestó mientras sacudía su cabeza.

—Bobbly, por favor dinos qué fue —pidió James, pero el duende negó al tiempo que sollozaba con más fuerza—. Prometo no molestarme, ¿acaso mataste a alguien?

—Bobbly no asesina.

—Entonces nada puede ser tan malo. ¿Tomaste algo de la casa Delacroix?

—¡No! El amo James dijo que no lo hiciera y no lo hice.

—Bien, si no robaste ni mataste, ¿entonces qué hiciste?

—¡Bobbly cree que ayudó a dar viiida! —Aquellas palabras dieron la impresión de haber surgido desde lo más profundo de su ser, como un secreto oscuro que alguien gritaba para sentirse libre finalmente.

Confundidos, James y Camille compartieron miradas. Mago negó con su cabeza para dar a entender que ni siquiera él sabía de lo que el duende hablaba.

—Amiguito, me temo que tendrás que ser más detallista al contarnos lo que hiciste —comentó Venatrix.

—Camille Delacroix convenció a James Jerom de no enviar a Bobbly de regreso a la Dimensión Oscura, James Jerom accedió y Bobbly vio algo que sus amigos no.

—¿Qué fue, Bobbly?

—Algo que sus amigos nunca admitirían. Y en agradecimiento por ser salvado y perdonado, Bobbly hizo un hechizo, uno pequeño, pero divertido, para que los deseos más profundos de sus corazones se hicieran realidad.

—Mi único deseo ahora es que termines de contarnos qué carajos hiciste porque ya me estoy desesperando —declaró Venatrix al borde del colapso.

Bobbly la miró con ojos estrechados, por un momento ella se sintió nerviosa ante la mirada del duende, y cuando lo vio avanzar hacia ella, se echó hacia atrás, tropezando por poco a James y obligándolos a permanecer. Bobbly ya los alcanzaba. Ambas manos las estiró apuntando hacia cada uno; sus dedos rozaron al mismo tiempo sus rostros y fueron a descansar en sus sienes. De manera inmediata fueron expulsados por un viaje a través de sus recuerdos, cada uno por senderos propios que se cruzaron para reunirlos en aquel momento que permaneció oscuro hasta entonces.

Las imágenes fueron fugaces al principio, pero al repetirse cobraron una velocidad detallada que les permitió observar y entender lo que sucedía. Recordaron la intensidad, el calor, el placer, el roce de sus cuerpos. Poco a poco la pieza restante encajó en su lugar y la imagen final fue clara para los dos.

Bobbly apartó sus manos, liberándolos a ambos. Ellos, pasmados por completo, se alejaron en direcciones opuestas. James se levantó para dirigirse al extremo contrario de la habitación.

—Oh, por Dios... Victoria —susurró con extremo pesar.

Camille, por su lado, fue torpe al intentar levantarse y se arrastró para alejarse del duende.

Impossibile —divagó.

El duende miró a ambos, no estaban enojados, eso le causó cierto alivio, hasta que observó el pesar que los abrumaba.

—Bobbly lo lamenta y quiere saber... si la hija de Camille Delacroix nació en mil novecientos ochenta y dos, porque si es así... Bobbly teme que...

—¡No! —exclamó Camille con furia.

Bobbly se sobresaltó. Soltó un grito y corrió de regreso a su escondite. Camille lo siguió, sus pasos recobraron la firmeza y resonaron por el camino hasta el sillón; con lo que hizo parecer un mínimo esfuerzo, apartó el sillón que fue a parar lejos de su lugar y descubrió al tembloroso duende que cubría su rostro con sus manos.

È impossibile! Non può essere! Vieni qui, duende! —bramó Camille—. ¡Gia es mi hija y de Robert!

—Bobbly no conoce a Robert. —Asustado, corrió por la sala para huir de la furia de la cazadora—. ¡Camille Delacroix prometió no molestarse!

—¡Es el padre de Gia! ¡Y yo no prometí nada!

Iracunda, apartó una mesa que se interponía entre el duende y ella. Bobbly finalmente quedó al descubierto, acorralado en una esquina de la sala. Los ojos de Camille se oscurecían con cada paso.

—Quizás lo fue en otro tiempo. —Escuchó a James susurrar, molesta giró hacia él, encontrándolo con la mirada fija en el duende. No existía un sentimiento descifrable en su expresión, aunque Camille percibió una pizca de terror—. En una línea temporal anterior a mi viaje.

—¿De qué hablas, Jerom? —demandó Camille—. Gia es mi hija y eso no cambiará.

—Y nadie aquí ha dicho lo contrario, pero en cuanto al padre... —La vio directo a los ojos. El terror fue más claro, su piel fue palideciendo a medida que regresaba su mirada al duende—. Bobbly, ¿qué hiciste?

El asustadizo duende levantó su mirada cristalina hacia su amo.

—Bobbly solo quería hacer feliz a sus amigos.

—Por Lucifer y todos sus malditos demonios, ¿alguien aquí parece feliz? —demandó Camille—. De pronto me han entrado ganas de cazar duendes.

Bobbly lanzó una exclamación de angustia y corrió por un lado de Camille para ir hacia James, ocultándose tras su capa.

Camille lo siguió, y su mirada fue a dar con la de James, quien, todavía pálido, la miraba.

—Detente un momento —pidió, y tuvo que aclarar su garganta cuando algo obstaculizó su voz—. Analicemos las cosas, Camille. Sabemos que efectivamente viajé a esa fecha y ese hecho de por sí produce una modificación en el tiempo, pero minúscula, imperceptible. Ahora, si ese suceso incitado por Bobbly ocurrió realmente, quiere decir que existe la mínima posibilidad de que se haya alterado la realidad que conocemos hoy. Camille, mírame, necesito que te concentres. —Avanzó hacia ella con rapidez, por instinto ella se apartó y él se detuvo, incómodo—. ¿La concepción de Gia ya había ocurrido para entonces?

Ella desvió su mirada, también incómoda, y negó.

—Gia es mi hija. No entiendo por qué me obligas a recordar eso...

—Los recuerdos que tenías hasta hace un año fueron alterados. Necesito que mires bien en el pasado porque lo que creías conocer pudo haber cambiado sin que lo notaras. ¿Estuviste con este Robert luego de que Bobbly y yo regresamos al presente?

Camille estrechó su mirada, demostraba desconcierto. Le molestaba que James insinuara aquello. Ella conocía bien su pasado, la perseguía a donde fuera y podía jurar que lo revivía cada día. Eso era suficiente para replicar, pero por un breve momento se permitió recordar otra vez y aquello que creyó conocer se disipó, algo nuevo se había instaurado. Recordaba al padre de su hija, existió sin duda y estuvo presente en su vida.

—Camille...

—Sí —contestó, aunque con ligera duda—. Estuve con Robert, eso no ha cambiado.

—¿Pero? —preguntó al notar su vacilación.

—Pero no cuando debía. —Lo miró—. Fue después. Eso cambió, ahora lo veo, no estuve con Robert en el tiempo que creía, sino hasta días después.

—¿Qué tantos días, Camille?

—Los suficientes para descartarlo come il padre di Gia.

—Eso significa...

Calló, y el silencio reinó por casi un minuto. Algo parecido a un sollozo emergió de entre los labios de Camille antes de que hablara.

—Maldición, Jerom. Significa que eres el padre de Gia.

El silencio volvió, más largo esa vez. Bobbly seguía sollozando detrás de su amo. James, por su lado, intentaba descifrar todo aquello aunque ya era claro. Muy claro. Asimilarlo resultó difícil. De pronto no solo Bobbly sollozaba, James dirigió la mirada a Camille cuando escuchó un ligero sonido provenir de ella, al verla se encontró con sus ojos cristalizados.

—Camille, no....

Non toccarmi! Allontanati da me! —exclamó en reacción mientras retrocedía. Una de sus manos cubrió su boca cuando sintió la necesidad de gritar.

—Camille, tienes que calmarte —pidió James, aunque él mismo deseaba gritar también.

Ella tragó sus impulsos y apretó sus puños para contener sus emociones.

—He pasado trentasette anni della mia vita credendo che il maledetto Robert es el padre de mi hija, ahora un duende doméstico sacado de la dimensione oscura me dice que el verdadero padre eres tú y yo ni siquiera estoy segura de eso aunque el maldito recuerdo no hace más que confirmarlo, ¡pero yo no lo siento así, Jerom! No puede... No puedes ser el padre de Gia. —Una repentina punzada de dolor atenazó su cabeza—. Treinta y siete años... ¡Maldita sea, Jerom! ¡Gia tiene treinta y siete años y es mucho mayor que tú! ¡¿Cómo me pides que me calme?! ¡¿Cómo puedes siquiera estar calmado ante esto?!

James no supo qué responder, tanta información abrumó su mente y lo incapacitó para reaccionar.

—¿Qué clase de enfermizo juego es este? —Escuchó que Camille hablaba.

—Bobbly quiere saber...

—Ahora no, Bobbly —dijeron los dos al unísono.

Per favore, James, es un hechizo, puedes dissolverne l'effectto, volver en el tiempo y cambiar lo sucedido, dejarlo como estaba antes de Bobbly, per favore, ti prego.

—No es fácil para mí, Camille. Me afecta tanto como a ti. Pero volver en el tiempo no lo resolverá, por el contrario, podría complicarlo más. Además, no puedo estar cambiando el tiempo a mi antojo. Si nuestros destinos resultaran lo que quisiéramos que fueran, la realidad sería un caos. —Soltó un profundo suspiro—. Verás, esta era la línea de tiempo original donde Robert era el padre de Gia. —James sacudió una mano, y de lo más lejano de la biblioteca se prolongó un fino haz de energía azul que fue más allá del salón—. Pero en el momento en que Bobbly hizo que nosotros... —Calló por un segundo, seguía asimilando las imágenes recién instauradas—, lo que hicimos, provocó que se rompiera esa continuidad.

El fino hilo de energía se quebró, y de su ruptura se prolongó una energía naciente que siguió su curso, mientras la anterior se desvanecía.

»Desde ese día, lo que sería dejó de ser y una nueva línea temporal se originó en su lugar, siguiendo el curso de la nueva realidad, de modo que lo que es ahora, se convirtió en lo que siempre ha sido.

—Trato de entenderte, Jerom, te lo juro, pero no lo estás haciendo fácil de comprender.

Mago suspiró en busca de palabras.

—La nueva línea temporal, en la que yo soy... el padre de Gia, reemplazó a la vieja línea temporal. Ahora esto es lo que siempre ha existido. Y si se llegara a cambiar una vez más, podría ser catastrófico para nosotros. No se trata de un objeto, sino de una vida, la de Gia, esto puede afectarla.

—¿Qué tanto?

—Volver e intentar cambiarlo puede causar mayores estragos, Gia terminaría siendo la hija de alguien más... o podría desaparecer y nunca existir.

Non, non —pidió, dando un paso impulsivo hacia él.

—Aceptemos lo que es seguro: Gia vive. Independientemente de que ahora sea nuestra hija, ella vive. Y vamos a salvarla.

—Más te vale, Jerom.

Venatrix rompió su postura y salió de la biblioteca con un resoplo. Bobbly asomó su cabeza por la capa de Mago, solo salió de allí cuando la cazadora desapareció del umbral.

—¡Bobbly es un desastre! —Lloró de camino a la mesa del centro, donde subió con esfuerzo. Por el chasquido de sus dedos apareció una pequeña maleta flotante—. Bobbly solo quería que Camille Delacroix y James Jerom fueran felices, que cumplieran lo que deseaban en sus corazones, ahora Bobbly se quedará sin amigos y sin amo —decía mientras empacaba pequeñas prendas y un par de libros de té que aparecían por arte de su magia—. ¡Bobbly será despedido! —Chilló más fuerte—. Y posiblemente su amo Mago lo regrese a la Dimensión Oscura.

—Bobbly... —Mago suspiró, su voz fue más suave esa vez—, no estás despedido y tampoco te enviaré a la Dimensión Oscura.

—¿No? —inquirió de regreso a James, mientras limpiaba las lágrimas de su rostro.

—No —confirmó, acercándose a él—. De todas formas, la Dimensión Oscura está ahora cerrada, ¿recuerdas? Puedes quedarte. Después de todo lo que hemos pasado, pequeño amigo, ¿cómo crees que te enviaría a un lugar tan horrible?

—Bobbly lo merece, Bobbly fue un duende malo, rompió una de las reglas que le dio su amo Mago y cambió el tiempo. ¡Y peor! Bobbly hizo que el amo le fuera infiel a Madame Victoria. Bobbly se siente culpable.

—Y sí que lo cambiaste. —Resopló con asombro—. Quién lo diría, ahora tengo una hija que podría ser mi hermana mayor, y con nada más que Camille Delacroix.

—Bobbly está seguro de que el amo Mago será un buen padre.

—Creo que Gia no pensaría lo mismo...

—Gia es hija de dos héroes excepcionales, ha de tener la tenacidad de su madre y el corazón de su padre.

—¿Cómo crees que lo tomará?

—Bobbly cree que eso solo lo sabrá el amo Mago luego de que la traiga de regreso. El amo Mago debe recuperar a su hija —apoyó—. Bobbly la quiere conocer.

Mago soltó una pequeña sonrisa y asintió.

—Lo haré. Ahora, prepara dos tés, me has causado un dolor de cabeza temporal. Y... Bobbly. —Se detuvo justo antes de cruzar—. Durante dos meses deberás limpiar el excremento de Dreccan... sin magia.

Bobbly se encogió de hombros mientras James abandonaba la biblioteca. Cuando puso un pie fuera del umbral, su magia lo llevó de regreso a la guarida del Escuadrón. Allí todo el grupo ya esperaba, impaciente, el regreso de su líder.

—¡Ahora yo! —se adelantó Vigilante, extendiendo su mano en lo alto. Todos lo vieron con desconcierto—. ¿Qué? Ya Renegado y Venatrix tuvieron su momento con Mago Universal, yo también quiero el mío.

Venatrix y Renegado blanquearon los ojos casi a la par.

—Qué bien que regresan, ya es momento de ir por ellos —comentó Blazer.

—Sí, alabo el entusiasmo, ¿pero cómo vamos a dar con su paradero? —preguntó Renegado—. Ya Venatrix dijo que no pudo rastrearlos.

—Por eso mismo vine con Jerom —contestó ella—. Si existe algo capaz de ubicar a cualquiera, es el Ojo Universal.


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