36. Mente maestra

Por MelvinPinKathwriterRosacharm & RonaldoMedinaB


El equipo entero pareció asombrarse por la determinación en las palabras de la joven catrina, y cortos segundos de silencio se instauraron entre ambos bandos. Mago Universal lo procesó por un instante. ¿Confiar en ella era la mejor estrategia después de lo que los había hecho vivir en la Mansión Morpheus?

La respuesta llegó con un gigantesco sello emergente de característico tono azul bajo los ocupantes de aquel decadente callejón de Ciudad Capital. Un brillo en las runas del grabado trajo consigo la bruma que los envolvió a todos.

Poco a poco, el panorama cambió. El equipo reconoció la base de operaciones del Escuadrón de Héroes, y para Dakota, Nahia y Katrina quedó claro que ya no estaban en Ciudad Capital.

Pronto las miradas volvieron hacia el centro de atención aquella noche: Sombra, quien hasta hacía poco era considerada como una de las amenazas más temibles para el equipo. La joven mexicana mantuvo su postura. Acabar con la Sociedad Oscura era lo que más deseaba en ese momento. Reconocía con tristeza haber sido parte del bando equivocado, los había visto llegar demasiado lejos para conseguir lo que querían, y no estaba dispuesta a formar parte de algo tan vil y despreciable.

Pero la sinceridad en la muchacha no parecía bastar. Venatrix y Amaterasu mostraban una particular desconfianza.

—Cómo. —La cazadora dio dos pasos hacia adelante con los brazos cruzados, su entrecejo arrugado encaró a Katrina—. ¿Cómo podemos confiar che derrotar a la Sociedad Oscura y detener a tu madre son tus verdaderas intenzioni?

—De hecho, traicionarnos es la opción más probable —mencionó Génesis—. Ganarse la confianza de un equipo para luego atacarlo es una de las artimañas más usadas en toda la galaxia.

—Dijiste que los héroes no deberían proteger a los asesinos, pero tú te aliaste con psicópatas y genocidas para llegar hasta nosotros. —Amaterasu se mostraba inamovible. No dejaba de mirarla con repudio—. ¿Eso en qué te convierte?

—En alguien que escogió el bando equivocado y reconoce que falló. Después de todo, la luz no suena tan mal cuando lo único que has conocido en tu vida es la oscuridad... —murmuró Sombra, absorta en una profunda tristeza—. Por eso estoy aquí, ¿por qué otra razón lo pondría todo en riesgo viniendo ante ustedes?

—Si no confían en sus palabras, entonces les pido que confíen en mí. —Dakota se puso enfrente de la joven—. Y espero que sea suficiente considerando que estamos en desventaja. Ella dejó todo atrás para ayudarnos. Solo les pido que la escuchen, no tenemos tiempo.

Los miembros del Escuadrón de Héroes se miraron entre sí, hasta que uno de ellos levantó la mano.

—Pues al igual que Garra Nocturna, confío en ella. —Danilo se llevó toda la atención en ese momento. El nerviosismo le invadió el cuerpo al sentir todas las miradas, pero aun así se animó a continuar—. No siento malas vibras de su parte.

Una media sonrisa se formó en los labios de Dakota, una alegría similar a la que sintió Katrina en ese momento, aun cuando no lo demostró, sino que asintió con agradecimiento.

—¿Y crees que tuo intuición sia suficiente? —Esta vez Venatrix fijó su mirada amenazante en el joven héroe.

—La verdad... no lo sé. Pero lo único que puedo asegurar es que es algo que he estado sintiendo desde hace un tiempo, y esas malas vibras no las siento en ella. —Hizo una breve pausa para organizar mejor sus palabras, aclaró su garganta—. No sé cómo llamar a este poder, pero pasó todo lo contrario cuando me encontré con Cronos por primera vez, y me pasó lo mismo con el señor Vigilante cuando era malo.

—¿Malo? Malo el ambiente que se está formando en este momento —dijo Vincent.

Después de tanto silencio, Mago Universal decidió hablar.

—Ok, si seguimos con esto no llegaremos a nada. —James levantó un poco su tono de voz—. Cada minuto que perdemos discutiendo es tiempo de ventaja para la Sociedad Oscura. Nuestros amigos están en peligro, al igual que Gia.

—¡Acabemos con esto ya! —dijo Supernova—. La niña lleva diciendo desde hace un rato que sabe cómo detener a la Sociedad Oscura, pero no nos da la respuesta.

Una vez más, todas las miradas fueron acaparadas por la joven mexicana.

—Todos ustedes saben que la Sociedad Oscura reúne junta un poder caótico y siniestro que nunca antes habían demostrado por separado. Bien, el primer paso para detenerlos es reconocer cuál es la verdadera fuente de ese poder, la persona que todo este tiempo ha estado detrás de ustedes y los ha visto caer y dividirse desde las sombras. Aunque no es cualquier persona. En realidad, no es una persona, no es un mortal, es un ser de otro mundo, es alguien muy poderoso.

—Demonios, niña, el nombre, di el maldito nombre —bufó Supernova.

—Es el rey del Infierno... Lucifer.

Un silencio sepulcral se formó, los presentes quedaron sorprendidos ante aquella revelación. James miró a Camille con tanta rapidez como si de un tren bala se tratara, sabía a la perfección el vínculo que había entre Lucifer y Venatrix, podía predecir cómo iba a reaccionar, pero en el fondo esperaba que no fuera así.

Nahia acababa de palidecer. Incluso Dakota no lo pudo creer, de manera fugaz miró a Katrina con sorpresa. El saber que Blazer y Renegado eran prisioneros del mal encarnado causó escalofríos en las dos mujeres, por más que se habían mostrado rudas hasta ese momento.

—¿Lucifer? ¿Te refieres al tipo de traje rojo con cuernos y tridente? —preguntó Vincent.

—Si, a ese mismo —respondió de golpe Katrina—. Aunque así no es como luce, su apariencia puede engañar, pero no hay que confiarse, no con él.

—¿El diablo? —Danilo estaba asustado—, ¿nos vamos a enfrentar al mismísimo diablo?

—Siempre creí que era Lady Morpheus la que estaba detrás de todo —dijo Binaria.

—¡Mierda! —bufó molesta Supernova—. No bastaba con la perra de Morpheus y el maldito Cronos, ahora tenemos a Lucifer como el big bad.

Adyin, a pesar de que no tenía el conocimiento suficiente sobre ese nombre, se mostró cautelosa, sabía que no debía subestimar al enemigo, mucho menos tras estudiar la reacción de sus compañeros.

—J.J. —susurró Camille. Sabía que en ese momento no podía hacer nada.

—Lo sé. —Mago asintió, en su rostro se evidenciaba una preocupación alarmante—... todo encaja. Él es la razón por la que las habilidades de Lady Morpheus han aumentado, al igual que las de Dakken, las de Wendigo y las de...

—Cronos. —Vigilante completó la oración—. Él es el origen de la droga que le proporciona Lady Morpheus.

—Y yo que todo este tiempo creí que esas dos mujeres fueron quienes orquestaron todo esto —dijo Amara, en referencia a Madame Nyx y Lady Morpheus.

—La magia de Nyx y Morpheus provienen de una misma fuente primigenia: La Oscuridad —contestó James—. El hecho de que unieran sus fuerzas ya las hacía imparables, pero ahora que sabemos que fue potencializado por Lucifer... eso explica el porqué han sido invencibles. La combinación de sus fuerzas es suficiente para aniquilar una galaxia entera.

—¿Entonces Lucifer es el culpable de lo que le pasó al señor Vigilante? —Danilo miró a Katrina, estaba muy pálida.

Ella asintió, se tocó su cabeza, se sentía mareada.

—No puedo creer que no lo noté —murmuró James.

—No había forma de hacerlo, mi madre y Lady Morpheus se encargaron de eso al oscurecer el Ojo Universal —afirmó Katrina.

—Él sabía que no podía acercarse a Gia sin romper su pacto, y él nunca pierde... —habló Venatrix—. Usó a la Sociedad Oscura como su instrumento. Debí verlo.

La cazadora decidió alejarse del grupo, Mago Universal quiso seguirla, pero June se le adelantó y le pidió un momento con un gesto. Venatrix estaba realmente enojada, June podía notarlo de muchas maneras: la expresión de su rostro, sus palabras, el modo en el que apretaba los puños, los actos violentos y los gestos nerviosos de su boca. Pero también sabía que debajo de todo ese enojo también había miedo.

Non dire nada —dijo sin darse la vuelta—, sono uno tonta per non averlo notato.

Se había alejado hacia el lugar más oscuro de la guarida, apenas iluminado por un par de velas que yacían en candelabros elegantes, el fuego disminuyó cuando la cazadora entró a toda prisa, pero la luz volvió a parpadear cuando llegó Binaria.

Venatrix se sentó con brusquedad sobre la silla de madera más cercana que encontró, una mesa ubicada al lado tambaleó un poco.

June soltó una risa, Venatrix se giró para verla, enojada.

Che è divertente?

—Nada me parece gracioso —contestó—, es solo que era probable que no lo notaras. —Venatrix le lanzó una mirada asesina—. Lo digo en serio —continuó June—, eres un ser humano, los seres humanos no tienen la perfección de las máquinas, un sí o un no, respuestas lógicas, un margen mínimo de error... Es imposible controlarlo todo aunque queramos.

E ora arriva il discorso sdolcinato.

—No es un discurso cursi —espetó la pelirroja—. Mi padre decía que hay cosas que no podemos prever, el razonamiento humano no es una ciencia exacta, pero sirve para solucionar problemas.

Y? —preguntó la cazadora.

—¿Vas a quedarte aquí enojada o haremos algo? Necesitamos a esta chica, yo soy nueva aquí y no desconfías de mí.

—Yo ti conosco —dijo simplemente.

—Camille, la Camille que yo conozco, le patearía las pelotas al hijo de puta que es Lucifer y luego lo embalsamaría como a Lenin.

Vivo?

June sonrió de lado.

Sì.

Sei perversa, June.

—Lo sé. —Le tendió la mano—. Vamos, Camille, no podemos hacer esto sin ti. Podrás lamentarte luego.

Cuando regresaron con el resto, Katrina no resistió más, se desmayó. Si no fuera porque Dakota la estaba cuidando, se habría golpeado la cabeza contra el suelo.

—Está pálida —mencionó Amara, fijaba su mirada en las mejillas de la joven.

—¡Necesitamos ayuda! —exclamó Dakota con evidente preocupación—, se encuentra muy agotada.

—Yo puedo ayudar. —Kriger levantó su mano—. Yo estudio enfermería, la llevaremos a la sala de curación del Templo, mi pequeño amigo Bobbly ya me mostró un poco el lugar.

—Perfecto —dijo James, y acto seguido miró a Danilo y a Amara—. Ustedes encárguense de ellas, lo primordial es tratarlas por ahora. Revisen también las heridas de Nahia.

Los dos héroes asintieron mientras que James se alejó, levitó sentado y cerró sus ojos a la vez que movía sus manos como si creara una esfera invisible con ellas. Garra Nocturna quiso llevar a Katrina, pero una punzada en sus heridas no se lo permitió, su estado de salud era semejante al de la muchacha de ropa negra.

Kriger le sostuvo el hombro, no le dijo ni una sola palabra, su mirada habló por sí mismo, Dakota comprendió y se sintió aliviada. Con su telequinesis, Danilo llevó a Katrina hasta el cuarto de enfermería del Templo Universal. La menor de los Robbins iba acompañada de Amara, apoyada en su hombro para poder caminar, detrás de ellos iba Nahia.

Una vez que llegaron a la enfermería, de un estante Danilo sacó varios dispositivos médicos: equipo de canalización, soluciones salinas, catéteres intravenosos, algodones, alcohol antiséptico, entre otras cosas. Minutos después, Katrina y Dakota recibían suero fisiológico para hidratarse después de todo lo que tuvieron que pasar, Danilo también le administró medicamentos a Dakota para calmar el dolor en su pierna y con asistencia de Amara ayudó a sanar y desinfectar las heridas de Nahia y Dakota; el sangrado se había excedido por todo el tiempo transcurrido.

Supernova entró en la habitación con cautela de no sobresaltar a un muy concentrado Vigilante que repasaba una tras otra la información que la base de datos del Templo le podía brindar. De una pantalla a otro sus ojos viajaban repasando posibilidades a informes sobre lo que él se había perdido cuando sucumbió a ser Darksaber, el cabello despeinado y su postura caída indicaban que llevaba demasiado tiempo sin un descanso, Cassiopeia apostaba que tendría enormes ojeras bajo ese antifaz.

—Es hora de que tomes un respiro —mencionó en voz alta, causando en el héroe un leve sobresalto—. Dormir un poco será bueno para ti.

Vigilante resopló antes de contestar, reconocía a quien se encontraba a sus espaldas.

—Ya estuve demasiado tiempo inconsciente, pero gracias por preocuparte. —En especial, él sabía que una respuesta como esa no alejaría a Cass, por lo que no lo sorprendió verla con un ceño desaprobador cuando volteó—. ¿Ya te agradecí por venir a hacerme entrar en razón?

—Eres... alguien especial. Tal vez una de las personas más cercanas para mí, tenía que venir —admitió ella, desviando la mirada de sus ojos para no arrepentirse en media oración. Hacía unos años ella probablemente hubiera ido como manera de pagar una deuda o un incentivo por su ayuda, pero ya no era esa mujer, su preocupación por el héroe ahora era genuina—. Pero no vayas a ir contándole eso a todos.

Él no podría negar que por un momento se quedó sin palabras, simplemente con un sentimiento de consuelo y alegría en el pecho. Más distintivo de él, esbozó una media sonrisa antes de hablar.

—Tengo tantas ideas de lo que podría decir ante esa declaración que no sé por dónde iniciar.

Eso no hizo que Cassiopeia dejara el hilo de la conversación por la que había ido a buscarlo en primer lugar. Reconocía bajo su acto de tratar de ocultar y negarlo que Vincent dudaba de sí mismo para enfrentar lo que se avecinaba.

—Necesitabas mi ayuda, así que vine, si ahora te estás torturando con la idea de que lo que ocurrió fue tu culpa, también trataré de ayudarte.

Un silencio se formó entre los dos.

—Lo siento, la última vez te hice mucho daño —se disculpó, buscando dejar el sentimiento de fracaso que cargaba—. Todo el equipo ha sufrido por mi descuido.

—Está bien —aseguró Cass, poniéndole una mano en el hombro, el tono relajado de sus palabras demostró que realmente no había sido un gran asunto para ella. Sin duda, había cambiado mucho a la actitud densa que tenía en su primera misión juntos—. Está bien, porque yo también pateé tu trasero.

Vincent soltó una ahogada risa ante su comentario, por lo que ella decidió seguir. De cierta manera, Supernova sentía que era su turno de levantar el ánimo de Vigilante con su pobre sentido del humor después de que él lo había hecho para ella múltiples veces.

—No voy a mentir, es algo que tenía ganas de hacer desde que me jalaste por un portal mágico en medio de la madrugada.

—Ya puedes tacharlo de tu lista de deseos.

—Si... pero nunca te dejaré olvidarlo.

Por su parte, el héroe de Krimson Hill no pudo evitar hacer un comentario para llevarle la contraria, solo porque le divertía frustrarla un poco, como en los viejos tiempos.

—Me estaban controlando mentalmente —le recordó, formando una mueca para disimular su necesidad por resaltar aquel hecho—, si lo piensas, no fue una pelea tan justa...

Cass movió su mano en el aire indicando que se callara.

—Llevabas armadura mágica y te uniste a un culto. —Ella le recordó como si fuera argumento suficiente para ganar esa discusión.

Abrió sus ojos, veía borroso, pero se asustó cuando vio el reflejo de alguien que la miraba.

—Tranquila, soy Danilo —dijo Kriger mientras cambiaba la solución salina por otra—. Soy enfermero, bueno... casi enfermero, pero eso no importa ahora, lo importante es que ya estás mejor.

—Gracias... —fue lo único que dijo la mexicana. Miró a su alrededor y notó a Amara cerca de la puerta con los brazos cruzados, vigilaba atentamente sus movimientos.

Sin prestarle demasiada atención, giró su cabeza y observó que en la otra camilla descansaba Dakota, con un suero en sus venas al igual que ella; un sentimiento de alivio la aligeró al verle la pierna libre de sangre.

—Iré a informarles a los demás que ya despertó —dijo Amara en tono serio, antes de marchar miró a Kriger—. Ten cuidado, mantente alerta.

Danilo asintió.

—No pasa nada —dijo Danilo con la vista puesta en la joven—, solo pídele un autógrafo y te la vas a ganar.

Varios pasos a toda prisa se escucharon, era Mago Universal, llegó tan rápido como pudo.

—Me alegra que ya estés mejor —dijo con sinceridad—, pero hay trabajo por hacer. Necesitamos la ubicación de la Sociedad Oscura.

—En este momento podrían estar en cualquier parte —mencionó la joven—. Se escondían en una dimensión de bolsillo, la dueña del lugar es...

—Lady Morpheus —completó James.

—Sí —afirmó Katrina—. Utilizaba un reloj de ébano como timón, pero lo averié cuando escapé con Dakota. No estoy segura de si están allí de nuevo, pero sé que ella siempre regresa la mansión a ese lugar, así se ocultó de ti antes de reunir a la Sociedad Oscura, y lo puede seguir haciendo ahora que están fuera del alcance del Ojo Universal.

—¿Y sabes una forma de encontrar esa dimensión de bolsillo? —continuó interrogando Mago.

La catrina negó con la cabeza.

—¡Maldición! He hecho todo lo posible... —Se notaba la frustración en Mago—. Yo solo quiero encontrar a mi hija.

—Si tan solo hubiera otro método de hallarlos —comentó Kriger con la mano en su barbilla, pensando en algún método posible.

—O tal vez sí la hay... —respondió Sombra, pensativa.

—¿A qué te refieres? —inquirió Mago.

—Ustedes pudieron encontrar la mansión en la isla Gunkanjima antes de que la Sociedad Oscura les permitiera conocer su ubicación... era imposible, pero aún así lo lograron, ¿cómo hicieron eso?

—Tecnoalquimia... pero puede haber algo aún más potente que eso. —Los ojos de Mago se abrieron de repente. ¡Eso es! —Se fue de la sala de enfermería tan rápido como pudo.

—Bobbly me dijo que me estabas buscando —dijo Adyin, caminaba despreocupada en dirección a Mago.

—Así es —afirmó James—. La última vez tú y June fusionaron su tecnología con las fórmulas de los alquimistas de Galtha para rastrear a mi hija hacia la isla Gunkanjima. Ahora bien, no buscamos una persona, buscamos algo, un algo rastreable si fusionamos las energías adecuadas.

—Continúa... —pidió Génesis con particular atención.

—La Sociedad Oscura podría estar escondida en una dimensión bolsillo en cualquier parte de nuestro universo, utilizan un instrumento mágico capaz de abrir un vacío en el espacio multidimensional, según Sombra, un reloj de ébano —explicó, acariciando su barba por un instante—. Con mi magia podría percibir la ubicación de ese instrumento, pero aún necesitaría potencializar mi alcance con la única energía en este universo capaz de hacer algo como eso... y esa es...

—Novena energía —completó Adyin, James asintió.

—Y tú pareces tener una pequeña reserva autogenerativa en ese pequeño cristal de tu traje de Guerrera Oscura, pero hay mucha más dentro de ti, puedo sentirla. Eres una batería viva de novena energía.

Génesis, por primera vez en su corta charla, pareció sorprenderse. Algo fue nuevo. ¿Cómo podía saber él de los Guerreros Oscuros de Galtha? ¿Cómo podía siquiera él saber lo que ella era? ¿Sabía también acaso de los experimentos, de la bendición de Iodré, de su pasado problemático?

—Para ser un terrano, incluso uno superior al resto, pareces saber más de lo que aparentas —comentó, y volvió a enfocarse—. Lo que propones es atípico, volátil incluso, pero tiene un noventa por ciento de probabilidad de éxito según mi monitor. Aun así, la energía mágica y la novena energía son completamente diferentes, la manipulación de la novena energía no es magia, es alquimia, hay un veintisiete por ciento de probabilidad de desastre si el medio jamás ha llegado a experimentar alguna vez un poder como ese en su organismo.

—Antes ha corrido la novena energía por mi cuerpo, cortesía de los Cuatro Sabios.

Génesis giró a él de manera abrupta. De nuevo, un dato que llamaba su atención.

—Tú y yo tenemos mucho de qué hablar cuando esto acabe —dijo Mago—. Por ahora, a trabajar.

«Detecto un aumento exponencial de energía alrededor», anunció Masha.

June alzó una ceja.

—Eso es porque hay mucho de eso aquí, Masha. —Negó con la cabeza—. Yo también lo siento, no la magia, los campos magnéticos.

«Bobbly estaba buscando a Adyin», contestó Masha. «James la necesitaba».

—Tenemos que trabajar esa pequeña obsesión que tienes con James Jerom, Masha, no es posible que lo acoses incluso en una misión como esta.

La voz de Masha vibró, como cuando alguien masculla algo, aunque sonó más como un zumbido de electricidad.

—¿Qué dices?

«James nos necesita».

June suspiró, se puso de pie y se tronó los dedos de las manos.

—Ok, vamos a buscar a James y a Adyin. Te juro que si no nos necesitan, diré que es todo tu culpa.

Sin embargo, lo que June encontró al entrar a la sala le puso los pelos de punta. Los ojos de Adyin brillaban intensamente en blanco y su cabello flotaba alrededor de su cabeza, los ojos de James también, pero no era el color al que June estaba acostumbrada. El blanco imperaba en sus ojos, en sus manos, en derredor a su cuerpo, Génesis lo recargaba de novena energía, mientras el Ojo Universal se expandía en un mapa a escala del universo, resplandeciente en azul. El pulso en Adyin temblaba cada ciertos segundos, concentrada en su misión, aunque Mago parecía resistir, consciente de todo.

—June... —masculló James con los dientes apretados—. Te necesitamos.

June se paralizó. El campo magnético que había creado Génesis se abrió para recibirla.

Chert poberi moyu udachu —masculló.

«¡June! No se maldice en situaciones difíciles», espetó Masha.

—Masha, por favor —dijo ella, ignorando su comentario—. Quiero que analices a James y a Adyin, revisa sus signos y no interrumpas la conexión, cuando termines quiero que me ayudes con los campos, ¿está bien?

«Entendido».

June inspiró a profundidad, cerró los ojos un segundo y, cuando los abrió, eran de un tono violeta intenso y brillante. Todo a su alrededor cambió de color y las líneas magnéticas, normalmente invisibles para el ojo humano, cobraron vida delante de ella. Las ondas de energía de Adyin eran de un dorado pálido, las de la magia Universal eran azules, giraban en torno a ellos, como los dibujos de los libros de física. Aunque ambos intentaban fusionar la magia y la energía, no se juntaban, se acercaban, pero no podían unirse.

La magia de James y la energía de Adyin se repelían, al parecer eran como dos imanes de polos iguales, gran problema para lo que intentaban hacer. La mente de June comenzó a trabajar, los imanes siempre tenían una zona neutra, la energía de ambos de seguro también la tenía. Si June encontraba esa zona y desplegaba su propio poder, tal vez, solo tal vez, encontrarían lo que buscaban.

—James —dijo Binaria—, sé que estás haciendo un gran esfuerzo, ¿pero podrías decirme qué buscan exactamente?

—Me estoy acercando —contestó con dificultad, mientras que el mapa del universo alrededor de ellos se ampliaba a velocidades inhumanas en un punto específico del espacio multidimensional—. El timón de Elizabeth... la ubicación de la dimensión de bolsillo —contestó con dificultad—, allí está...

—La vieja bruja y el diablo —interrumpió ella—, correcto.

«Signos vitales estables, nivel de estrés 197.6 %, pulsaciones...»

—¡Gracias, Masha! —dijo la pelirroja—. Por favor, quiero que encuentres el punto en el que los campos magnéticos de ambos son neutrales, quiero pensar que es la cintura... pero.

«Lo encontré, está en la zona del corazón».

—Oh, maravilloso. Un movimiento en falso y podríamos matarlos. ¿Estás segura de eso, Masha?

«Sí, usa tus anteojos para mostrarte la ubicación exacta del punto de neutralidad».

June hizo lo que le pedía y, en efecto, allí estaba, ahora solo veía figuras oscuras donde antes había cuerpos y puntos de luz en cada parte, hacía una imagen bastante similar a la de los chakras, su amiga Ellen era instructora de yoga y eso se parecía mucho. La zona neutral brillaba en un tono blanco pálido, la neutralidad. Ella sería el conductor.

Parpadeó y una pantalla pequeña apareció en su lente izquierdo.

—Masha, quiero que grabes todo, ¿está bien? Cuida que se almacene en nuestra base de datos y, por favor, proyecta en la ventana de fondo de manera intermitente. No creo que nos suceda nada, quizás solo un desmayo, pero quiero que los otros vean lo que yo veo, ¿está bien?

«Sí, June».

—Gracias, eres la mejor.

June juntó sus manos, sentía como la energía se movía y podía ver hilos de color violeta meneándose como serpientes hasta la zona neutral de James y Adyin, buscaba algo sencillo, coordenadas, una imagen breve, cualquier cosa.

Cuando los hilos violetas tocaron la zona neutral, June sintió un golpe en el plexo solar, y luego flotaba, flotaba ingrávida y todo a su alrededor eran luces de neón azules, doradas y violetas.

James y Adyin estaban ahí, la miraban y se movían. ¿Y si los había matado?

—Hola, ¿están vivos? —saludó ella.

—Todos vivos y completos —contestó Adyin con una media sonrisa.

James asintió.

—Me parece que estamos conectados —dijo él—. Lo logramos, hacemos tecnomagia alquímica. Ahora tenemos que buscar.

Los hilos de color comenzaron a mezclarse y a vibrar a su alrededor, podía ver la sala al fondo, unas escaleras, un extenso pasillo, una puerta, un despacho y, al fondo, el reloj de ébano. Muchos números aparecieron ante los ojos de June... variables.

—No puedo entenderlo —susurró Adyin.

—Creo que tu tecnología está dibujando algo —contestó James—. La magia hace posible que lo veamos, necesitamos que alguien pueda codificarlo. ¿Tiene sentido para ti, June?

June asintió con los ojos entrecerrados.

11111

1110

10000

10001

Y así siguieron apareciendo sin cesar.

—Cinco, cuatro, seis, siete —susurró ella—, menos cero, uno, dos... ¡Lo tengo!

James y Adyin se miraron.

—54.09866 y -0.11834. —June suspiró—. Olvídenlo, ya podemos irnos. Tenemos las coordenadas, y lo tengo guardado, se los mostraré. Será mejor que se disuelva la conexión.

Ella cerró los ojos y salió despedida hacia atrás al mundo normal, James comenzó a toser y Adyin se puso una mano en el pecho. En el fondo de la sala había un mapa con un gran punto rojo, en ese punto estaba la dimensión de bolsillo, a la derecha estaban dibujadas las coordenadas que June había logrado decodificar.

James sonrió en victoria.

—Los tenemos —fue todo lo que dijo y, en un movimiento automático, los tres chocaron los cinco.

El Escuadrón comenzó a alistarse, dividieron armas y murmuraron ciertas instrucciones aquí y allá, el ruido no tardó en llegar a la enfermería, donde Bobbly chequeaba la recuperación progresiva de Nahia, Dakota y Katrina.

—¿Qué está sucediendo allá afuera? —preguntó Dakota, levantándose de su camilla.

Bobbly se sobresaltó con nerviosismo, e hizo que inspeccionaba la ahora inexistente herida en la pierna de Dakota, cortesía de la medicina regenerativa del Templo Universal.

—Nada, nada, asuntos oficiales del Escuadrón de Héroes.

—Encontraron la dimensión de bolsillo —adivinó Katrina—. Se preparan para marchar.

Las tres jóvenes cruzaron sus miradas y se levantaron en un rápido movimiento en dirección a la puerta. Bobbly se puso en medio, extendía sus manos a cada lado en bloqueo.

—El amo Mago dijo explícitamente que las jóvenes Nahia, Dakota y Sombra debían permanecer en enfermería hasta su recuperación. —Su voz comenzó a agitarse—. Bobbly cree que no deberían...

—A mí me parece que ya estamos bastante recuperadas —contestó Nahia a la defensiva.

—Apártate, Bobbly. —Dakota mostró sus garras, y el pequeño duende de cabello rojizo no tuvo más opción que moverse a un lado.

El trío de mujeres llegó en camino recto y paso firme a la guarida de los héroes. Su abrupta entrada captó toda la atención. Mago Universal, Venatrix, Vigilante, Supernova, Amaterasu, Binaria, Kriger, Génesis, estaban todos listos para partir, incluso un gigantesco dragón negro que, por un momento, sobresaltó a Nahia y a Dakota.

—Escúchame bien, Mago Universal. —Dakota mostró el filo en sus dientes al hablar—. Mi hermano está en peligro, me necesita ahora más que nunca, y no habrá nadie, NADIE, en este mundo que pueda impedir que yo esté para él, porque te juro que moveré los malditos cielo y tierra para ir en su búsqueda de ser necesario.

—Jon también me necesita —apoyó Nahia, firme a su lado—. No me perdonaría a mí misma si algo le pasara, sabiendo que estuvo a mi alcance la oportunidad de ir a rescatarlo. No permitiré que me dejen de lado.

—Yo también voy —soltó Katrina—. Conozco la mansión mejor que cualquiera de ustedes aquí, conviví con ellos, tengo experiencia, y si alguien va a enfrentarse a mi madre, seré yo.

Non vamos a dejarlas da parte —contestó Camille. La respuesta sorprendió a las jóvenes, no era lo que esperaban. La cazadora se encogió de hombros—. Che cosa? Es lo más lógico.

June sonrió por lo bajo, miraba la escena de lejos, preparaba su traje.

—Vamos a rescatar a Gia, a Jon, a Nakai y a poner fin de una vez por todas a la Sociedad Oscura, para siempre, y para eso necesitaremos toda la ayuda posible —continuó Vincent—. Este juego macabro termina hoy.

—Ahora, prepárense, tomen las armas que necesiten y enfóquense en la batalla que se cierne por delante —habló Mago Universal, elevando el tono de su voz—. La más cruel y corrupta oscuridad alguna vez conocida intentará imponerse sobre todos nosotros de muchas formas, pero les demostraremos el poder de la luz, porque eso es lo que hoy representamos, y mientras esa luz no se apague, seremos imparables. Bienvenidas al Escuadrón de Héroes.

James dio un asentimiento seguido por los demás héroes del equipo. Nahia fue la primera en apartarse, fue directo al arsenal del dojo de entrenamiento en el espacio designado para Blazer, tomó dos katanas y se aprovisionó con shurikens y dagas. Sombra se concentró en su maquillaje de catrina, se había corrido por completo desde su escape. Garra Nocturna... ella aún no parecía creerlo.

«Bienvenidas al Escuadrón de Héroes», resonó en su cabeza.

Era lo que más había añorado. Una fe inquebrantable que le permitió alcanzar su meta, una misma fe con la que se aferraba a traer a su hermano sano y salvo.

En minutos, una nueva alineación del Escuadrón de Héroes yacía formada frente a lo desconocido. Nahia solo pensaba en la hora de volver a encontrarse con Jonathan y saber que estaba bien; Dakota compartía una mezcla de emoción e incertidumbre, pelearía por primera vez mano a mano con sus héroes, ya no como una heroína en entrenamiento, sino como parte de ellos. Katrina, por su parte, cargaba una sensación de extrañeza, ahora caminaba lado a lado con los héroes que había enfrentado, ¿estaba lista para lo que eso significaba? ¿Estaba lista para ser una heroína, abrazar la luz aún siendo oscuridad? El futuro lucía incierto, pero de lo que más estaba segura, era que lucharía con valor hasta el final y reivindicaría sus acciones, porque, sin importar lo que pasara, no era un monstruo, no era un fenómeno. Ella era Sombra, la hija de la oscuridad, el terror en persona.

Mago Universal tomó un largo respiro y plantó firme un pie adelante mientras llevaba sus manos al frente, extendidas como garras.

Oicav le epmor, osrevinu le erba. —Sus ojos fueron avivados en energía azul—. Oicav le epmor, osrevinu le erba. ¡Oicav le epmor, osrevinu le erba!

James rasguñó el aire con fiereza y una brecha de múltiples colores prismáticos emergió ante los ojos del Escuadrón, luego empuñó sus manos y las llevó al frente como si diera un golpe, aquella brecha se deformó entonces como un cristal y, cual puerta, la Mansión Morpheus se abrió para ellos, lúgubre como un camposanto; tétrica como el más aterrador de los parajes.

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