23. Lágrimas amargas

A_Grant & GabrielO5


James se mantuvo cabizbajo ante los hechos, observaba el cuerpo inconsciente de Vincent Hardy, ahora habitado por Darksaber; el peso en sus hombros se hacía cada vez mayor, la guerra con la Sociedad Oscura se volvía más peligrosa y ya habían perdido a uno de sus mejores aliados, a una importante pieza del equipo.

Pasos a sus espaldas lo sacaron de sus pensamientos, volteó para ver a Nakai, se acercaba con las manos ocultas en los bolsillos de su chaqueta. James suspiró de alivio al verlo despierto, incluso decidió ignorar los quejidos provenientes de un aturdido Xinok, sabía que el gigante estaría bien, no podía decir lo mismo de Renegado, era inocultable en él su expresión de fatiga y pesar.

—Nakai...

—Este no es Vincent, ¿verdad? —lo interrumpió de inmediato sin dirigirle la mirada.

Justo después de haber noqueado al gigante gris, Nakai había escuchado la conversación entre James y Darksaber. El ente que escupía esas palabras no era el detective bocafloja que conocía, sabía a dónde debía dirigir su ira en ese instante, y no era al exterior.

—Sí y no... —respondió James.

—¿Control mental?

—Corrupción, así funciona la armadura, usa toda la energía negativa del huésped y la multiplica a niveles insanos, pero con Vincent... fue un caso diferente. —Dio un suspiro antes de continuar—. Todo el mal en él se concentró en un solo ser, moldeado a placer de quien lo maneja como una marioneta. Su conciencia fue dividida, pero aún sigue siendo una unidad, es posible que Vincent haya visto todo lo que Darksaber sin poder hacer nada al respecto, mientras Darksaber conocía cada movimiento de lo que hacía Vincent con nosotros.

—¿Eso como explica que los hayamos visto pelear al mismo tiempo? La mansión, la isla, más de una vez Vincent y la armadura estuvieron en la misma escena.

—Cuando dije dividiendo, lo decía en serio. Los Darksaber anteriores nunca antes fueron separados en dos entidades, hasta ahora. Este cuerpo representa la maldad de Vincent, el resto de él debe estar en manos de Lady Morpheus, seguramente estaba siendo controlado por ella todo este tiempo, accedía a sus recuerdos y experiencias para recrear su comportamiento. Es posible que haya cambiado lugares con Darksaber en la isla, luego de que se enfrentara a Cronos y justo antes de que Amaterasu nos sacara de allí, pero... —dudó James.

—¿Pero?

—Es demasiado inusual. Por más posible que sea, para poder mantener el control de la otra mitad de Vincent, su personalidad, sus memorias y a la vez usarlo como espía, desde tanta distancia, por tanto tiempo, incluso en medio de una pelea... —analizaba Mago mientras rascaba su barba.

—Suena complicado —comentó Nakai.

—Eso es simplificarlo. Morpheus es poderosa, pero no tiene el nivel de control para ser capaz de hacer eso, hay algo más...

—¿Esa Madame Nyx podría haberle prestado algo de magia?

—Su magia es primigenia, cruda, increíblemente poderosa, pero sería demasiado para Elizabeth, incluso después de haberse librado del sello de Victoria a su linaje. Algo no termina de encajar, Nakai... —dijo James antes de suspirar con frustración—. Pero nuestra prioridad ahora es otra, no podemos dejar a Vincent con ellos, ahora que desvelamos su as bajo la manga, Vincent no será necesario para ellos.

No hizo falta decir más para que Nakai entendiera, había una esperanza de recuperar a Vincent, pero la ventana se cerraba con cada minuto que perdían. Vio el cuerpo inconsciente de Darksaber y apretó los puños con tanta fuerza que casi perforaba su propia piel con la punta de sus dedos, los pensamientos de cosas que podría hacerle eran demasiados, pero sabía que no lograría nada, las acciones cometidas no eran de Vincent, pero sí era su cuerpo, lastimarlo a él no llevaría a nada.

Sintió la mano de James en su hombro.

—Vamos, le contaremos a los... —Antes de que pudiera terminar la frase, Nakai se dio vuelta para quitarse la mano de Mago de encima.

Sin decir una palabra, Renegado volvió por donde había llegado. James se quedó solo por unos segundos en el umbral, cuestionaba sus decisiones a lo largo del conflicto. Se cuestionaba a sí mismo.

De vuelta al salón principal, los demás miembros apenas habían dicho una palabra desde que Nakai abandonó la habitación fúrico, sobre todo Venatrix, quien había tomado asiento en la mesa central y no volvió a moverse, con su mirada clavada en el vacío, ocultaba su expresión con su cabellera. Era imposible saber qué sucedía en la mente de la cazadora, pero era sencillo sentir la culpa que la invadía a cada segundo.

June fue invadida por la necesidad de decirle algo, pero no era algo que pudiera arreglar, así que se ocupó en analizar al resto, las toxinas en Génesis ya se estaban disipando casi por completo, la regeneración de Adyin había avanzado, mostraba unos pseudodedos y Amara por fin había despertado, Bobbly ayudaba a probar que no hubiera rastros de la magia que la incapacitaba, algo que ella misma no estaba calificada para hacer.

—¿Binaria cree que Renegado le haga daño a Vincent? —preguntó Bobbly sin quitar su vista de Amara, June no pudo evitar dudar.

—Yo... creo que está molesto, con sus razones, pero estoy segura de que James no lo permitirá.

—A Bobbly no le agrada Vigilante, pero Bobbly no considera que se merezca un castigo de esa clase... Bobbly sabe lo que es que te castiguen por traición... nadie lo merece —comentó el duende con miedo en su voz.

—Nakai tiene mal genio, pero no es idiota —agregó Jonathan—. Sabrá que lo que necesitamos son respuestas, pero... no lo puedo culpar si se pasa un poco de la raya. —Desvió la mirada a Venatrix por un segundo.

—Debí detenerlo —escupió Amara mientras Bobbly la atendía—. Se supone que mis poderes, mi magia, reaccionan a la oscuridad, debí presentirlo.

—Estamos lidiando con expertos en magia, manipulación, cacería y un ser que representa la encarnación de la oscuridad misma —comentó Adyin—. Es culpa de todos nosotros, subestimamos al enemigo —confesó con frialdad, nadie tuvo el valor de contradecirla.

—Ninguno de nosotros es lo suficiente poderoso... aún trabajando juntos —comentó Kriger, aún afectado por haber sido cruelmente abatido por uno de sus ídolos.

Un penetrante silencio se instauró en el salón, como si guardaran luto por una persona que aún seguía con vida en otra habitación, sin embargo, no era su estado lo que los afligía, mucho menos lo que les había hecho, era la cruenta naturaleza de su estado mental y espiritual. Nadie lo ponía en palabras, pero la traición de un compañero, alguien que era parte del corazón del equipo, terminaba siendo desgarrador. Aunque muchos tenían sus conjeturas, las respuestas aún no eran sabias por ninguno de ellos. Algunos querían creer que las razones detrás del engaño eran suficientes, querían tener esperanzas.

El eco de los pasos de James Jerom asesinó el silencio. Las miradas dudosas pasaron a él, buscaban respuestas, soluciones, o quizás alguna suerte de esperanza aguardando por él, pero en su mirada nada bueno se reflejaba. Avanzó a través del salón y dejó sus manos sobre la elegante mesa de madera, después pasó a mirar a sus compañeros.

—¿JJ? —habló Venatrix.

—¿James, qué sucede? —preguntó Jonathan, sintiendo la tensión que antecedía a cualquier noticia de gran magnitud.

—Está estable —admitió mientras rascaba su barba. Apretó los labios y negó—. Pero lo que Lady Morpheus le hizo... eso excede cualquier tortura alguna vez vista, la conexión con él está a un nivel mucho más profundo de lo que imaginaba.

—¿Puedes romper el hechizo o lo que sea que le esté pasando? —arremetió Adyin con severidad.

—Es probable —aseguró.

—¿Entonces qué pasará con él? —cuestionó el joven y temeroso Kriger.

—Justo ahora su condición es bastante grave, necesitamos mantenerlo en total observación. Si lo descuidamos, puede que Elizabeth intente algo, necesito tiempo, solo así podré idear algo para intentar salvarlo.

—¿Tiempo? —irrumpió entonces la severa voz de Nakai, se apartó del pilar en donde yacía recargado y avanzó hasta James—. Dudo mucho que alguien en su estado necesite tiempo para sanar, no es un adicto, ni mucho menos un enfermo, es alguien corrompido por el mal.

—Todo lo malo puede sanar.

—¿Ah, sí? ¿Y por qué cuando se trató de mí no dudaron en atacar antes de siquiera preguntar? —Pasó a mirar a los ojos a la cazadora infernal—. Sin saber si yo era el traidor, ni tú ni James se tentaron el corazón antes de juzgarme como el culpable. De no ser porque él mostró su verdadera cara, seguramente no estaría aquí, ni tampoco ustedes.

—Nakai...

—No te atrevas a acercarte —amenazó con frialdad, para después alcanzar bajo su chaqueta el collar de cuencas—. Pasaste de ser el primero en darme un símbolo físico de mi familia y lo que en realidad eran, a tratarme como un maldito monstruo. —Su mirada se desvió hacia Venatrix—. Y no puedo dejar de pensar que a la mínima provocación buscaran hacer rodar mi cabeza, aún sin confirmar si era el culpable o no —negó, apretando sus puños—. Me da asco solo verlos.

—Cometimos un error —admitió James mientras cruzaba miradas con Camille—. Sé que puedes entender la posición en la que estábamos.

—No, entiendo la posición en la que ella estaba. —Señaló a Venatrix—. Pero tú, gran líder, alguna vez estuviste a la altura del título, ¿pero ahora? —arremetió Nakai. Sus ojos amenazaban con llenarse de lágrimas por la ira. Aún después de la conversación con su abuela, no quitaba el dolor desgarrante por el que había pasado su alma—. Cada maldita muerte, James... cada miembro de mi familia que fue asesinado por Wendigo, reviví sus muertes, su sufrimiento. ¡Cada vida arrebatada por ese monstruo está ahora grabada en mi memoria y es por culpa de ustedes dos que no pensaron dos veces antes de torturarme!

—No quise... —intentó hablar Venatrix.

—¿Es por mi pasado? —la interrumpió—. ¿Las cosas que hice? Si ante sus ojos seguiré siendo un criminal, no tengo idea de por qué pidieron mi ayuda en primer lugar.

—No es nada de eso, Nakai —aseveró James.

—¿¡Entonces por qué!? —exclamó Nakai, lanzando su brazo para levantar a James por la capa, pero, por la magia de Mago, se le enrolló en el brazo y ambos quedaron mirándose frente con frente, con sus ojos expresando todo su sentir—. ¿¡Por qué demonios fue tan fácil creer que yo era un traidor!?

James no soportó mantener la mirada y de un momento a otro la pasó hacia Venatrix. Ella, adelantándose a lo que comunicó con su expresión, negó con la cabeza.

Mago pasó saliva y regresó hacia Nakai.

—Porque estaba desesperado por salvar a mi hija.

El silencio invadió el Templo Universal. Todos habían escuchado con claridad las palabras de Mago, pero la mayoría aún tenía problemas para procesarlas. Nakai soltó la capa y retrocedió unos pasos, volteó a ver a Venatrix, pero al igual que James, desviaron la mirada.

—¿Cómo? —Jonathan fue el único que se dignó a decir algo.

—Todo es culpa de Bobbly —soltó el pequeño duende, colocándose detrás de las piernas de Amara con tanto temor como la primera vez que James y Camille supieron la verdad. Amara le acarició la cabeza en consuelo.

—Sucedió mientras lidiaba con los destrozos en la línea temporal... —empezó James con dificultad—. Fue en 1981 —simplificó.

—Entonces Gia es una paradoja —dijo Adyin con frialdad.

—Mi hija no es una paradoja —respondió Venatrix entre dientes, asesinándola con su mirada.

—¿Por qué no nos dijeron? —preguntó Jonathan—. James, esa es información muy importante.

—Lo supimos hace poco, luego de estar reunidos de nuevo. Era difícil de procesar, lo importante era salvar a Gia.

—¿Me estás diciendo que castigas a Nakai por guardar secretos cuando tú te guardabas algo así? —respondió Blazer, manteniéndose en su posición, para después voltear a los demás miembros—. No puedo ser el único que lo piensa.

—Quizá sus enemigos lo saben, sabrían que esto los pondría a ustedes dos al límite —analizó Adyin.

Jonathan no tenía que observar a Nakai para saber su respuesta, pero cuando miró a June y Amara, ambas tenían la mirada distante con culpa en el rostro.

«Oh, no», escuchó June la preocupación de Masha.

—Ustedes... ¿lo sabían? —preguntó Jonathan, ambas respiraron con profundidad.

—Tenía que ayudar a James a recuperarla, se lo debo... —respondió Binaria.

Jonathan quedó en silencio, veía a James con una expresión que Mago nunca había visto en el joven, decepción.

—Entonces le cuentas a las nuevas y no a nosotros... —dijo Nakai, dándole la espalda al grupo—. Irónico, James...

—Yo no... —intentó hablar Kriger antes de recibir un codazo de Adyin.

—Quizá cometí un error, dejé que mi miedo los lastimara, no puedo compensarlo, pero puedo prometer que nada como esto volverá a suceder.

La mirada de Nakai se clavó en el suelo, tomó aire y observó a todos en el salón, cada uno de los héroes reunidos ahí compartían una misma expresión, sabían que algo se había roto y que, muy para su pesar, nunca nada volvería ser como antes.

—Sé que no volverá a pasar, o al menos no estaré presente para verlo.

—¿Qué? —exclamó Amara.

—¿De qué hablas? —Jonathan separó los brazos que había cruzado sobre su pecho.

—Yo... —imperó Nakai—. No negaré que habría pensado lo mismo que ustedes. De la misma forma que entiendo eso, entiendan por qué no soporto estar aquí.

—Nakai. —Jonathan se acercó—. Oye, te necesitamos.

—Suerte a todos, la van a necesitar. —Antes de retirarse, se detuvo a un lado de Venatrix, aún sin mirarla—. Si de algo sirve... espero que la encuentren.

Kriger estaba pasmado, Amara apenas y pudo reaccionar, June buscó qué hacer o decir, pero ni con su avanzado conocimiento encontró algo con lo cual pudiese evitar lo que sucedía. El grupo entero miró a Renegado y cómo avanzaba a través del salón hasta entrar a Forajida. Ninguna voz debió dar la orden para que el portal a San Francisco se abriera frente a él y lo cruzara, dejando aquel lúgubre silencio una vez más.

Pasó un buen tiempo hasta que el silencio se rompió. Tratándose del Templo Universal, a la gran mayoría le costaba determinar cuánto. Nadie sabía con exactitud cómo era que funcionaba ese concepto tan abstracto en tan místico lugar. Los héroes se disiparon a través de los distintos aposentos del recinto, la sombría aura que había dejado Nakai con su partida los había dejado dubitativos, inmersos en demasiadas cuestiones como para llegar a prestar atención a su alrededor.

Jonathan buscó distraerse un poco, aclarar su mente, como su viejo sensei solía decir cuando se precipitaba en los entrenamientos y acababa muy herido.

Jonathan estaba en los jardines, admirando las flores a su alrededor, respiraba el pequeño espacio verde, mientras que el agua que corría a través de las fuentes lo guiaba a una zona de quietud de la que no buscaba despegarse en un buen tiempo. Realizaba algunas katas, sintiendo el vaivén del agua susurrar en sus oídos con suavidad, su respiración buscaba ser tranquila, pero por más que lo intentaba, las desgarradoras imagenes de su tortura en la mansion regresban, así como también la inesperada partida de Renegado.

Meneó sus manos con gracia y suavidad, pero cuando lanzaba un ataque al viento era imposible no recordar a Vincent, como lo había atacado a él y a los demás sin ningún tipo de remordimiento, sus heridas habían sanado, pero los recuerdos lo atormentaban más e inflingían mucho más dolor y pena que cualquier otro ataque.

Rendido ante la frustración, lanzó un quejido y se dejó caer sobre el césped. Cubrió con la palma de su mano una buena parte de su cara y meditó, quería centrarse en otra cosa, cualquiera que lo alejara de los malos pensamientos, pero no funcionaba, había caído en un interminable ciclo en donde un único pensamiento pululaba, y no era uno bueno.

—¿Los jardines te ayudan a meditar? —cuestionó entonces Amara Von Avary. Había llegado de imprevisto, el joven guerrero meneó su mentón y se encogió en hombros.

—Justo ahora no estoy muy concentrado que digamos.

—¿En qué piensas? —avanzó y delicadamente se arrodilló junto a él en el jardín.

—No lo sé. —Llevó para atrás su cabello—. En todo, supongo.

—Te angustia lo que pasó con Vincent y Nakai, ¿verdad? —Lo vio menear la cabeza con lentitud. Ella tomó un mechón de su cabello y lo pasó tras su oído, luego depositó sus delicadas manos en su regazo—. No los conozco desde hace tanto tiempo como tú, pero puedo llegar a entender cómo te sientes.

—No puedo creer que algo así en realidad sucedió. —Suspiró—. Me gustaría pensar que todo esto tan solo es una prueba más, un obstáculo impuesto por el destino para comprobar si somos dignos de ser los protectores de la Tierra. Pero ahora, esa posibilidad se siente muy lejana.

Blazer tomó una roca y la arrojó hasta que cayó en uno de los estanques regados por el jardín. Negó varias veces y centró su mirada en aquella chica tan peculiar, cierta aura de tranquilidad emanaba de ella y lo mantenía tranquilo, era extraño, la conocía como actriz y había visto cada una de sus películas y suspirado por ella en más de una ocasión. Ahora la tenía frente a frente como heroína, pero mientras más la miraba, se sentía conectado a ella, como si de alguna manera ya se hubieran cruzado desde antes.

—Como dije, no los conozco tan bien como tú, pero reconozco el dolor en las personas, así como su necesidad de sanar. —Puso su mano con delicadeza sobre la de él, estremeciéndolo ligeramente—. Vincent necesita de toda la ayuda posible para volver a ser quien era, y Nakai, bueno, a veces es mejor alejarte y buscar tu propio camino para encontrarte otra vez, y sentirte pleno una vez más.

—Mmm. De donde vengo hay una leyenda, un cuento que mi maestro me solía contar, hablaba sobre una feroz manada de lobos que protegía un valle, todos trabajaban unidos para mantenerlo a salvo de cualquier amenaza, así como también entre ellos se procuraban cuidar siempre. —Amara seguía con atención cada una de sus palabras—. Un día, un miembro de la manada fue emboscado y herido de gravedad.

»No consiguió sobrevivir a pesar de sus esfuerzos, la manada entera se lamentó su muerte y buscó seguir adelante, pero las cosas no funcionaron, la pérdida los afectó a tal punto que cada quien decidió buscar su propio destino, lejos de la manada, es así como todos se separaron. Cada lobo huyó e hizo de su vida una aventura, pasaron los años y cada lobo hizo su propio camino, lejos de aquel valle y de la manada. —Guardó silencio unos segundos—. Solía pensar que era una historia triste, ¿cómo es que un grupo tan unido podía simplemente desaparecer? Pero ahora que lo medito, es justo como tú dices, creo que hay veces en las que necesitas buscar tu propio camino para encontrarte, y sentirte pleno una vez más.

Se levantó después de eso, tomó aire y le tendió una mano a su compañera, ella se levantó con su ayuda. La mirada en el guerrero abandonó la aflicción y se llenó con una ligera chispa que abrillantaba sus ojos.

—Creo que ya lo entendí, y ya sé que es lo que tengo que hacer.

—Sí, creo que también lo entiendo. Entonces...

—Tengo que hablar con James.

—Oye. —Amara lo detuvo antes de retirarse—. No sé si es demasiado apresurado, pero... sea cual sea tu desición, te apoyo, y siempre podrás contar con mi ayuda.

—Gracias, Amara. —Pegó su puño y palma, y dio una reverencia, ella lo imitó.

Jonathan recorrió una buena parte del Templo hasta que encontró a Mago Universal en su amplia biblioteca, el original flotaba con las piernas cruzadas, mientras un hechizo permitía que múltiples proyecciones astrales leyeran por separado un antiguo manuscrito, y así absorbieran el conocimiento necesario más rápido. Se paró frente a él y aclaró su garganta.

—¿James?

—Oh, Jonathan, no te escuché llegar. —Las proyecciones siguieron en su labor mientras que Mago descendía hasta llegar frente a él—. ¿Pasa algo?

—Yo... eh...

—Escucha, Jon, justo ahora estoy algo ocupado intentando buscar una solución para Vincent, te agradecería si puedes ser breve y...

—James —interrumpió abruptamente—. Me voy.

—¿Qué?

—Yo... estuve pensándolo mucho, y quería pensar que todo seguiría como si nada, pero creo que eso no será posible. Lo que pasó con Nakai...

—Fue un error.

—Lo sé, pero él tuvo razón en algo. En cuanto hubo alguien a quien señalar como culpable, no tardaron en ponerle la soga al cuello. Tú siempre has antepuesto la razón antes que nada, y cuando más la necesitó el equipo, tú solo... miraste a otro lado, ¿cómo se supone que confíe en ti después de que tú no confiaste en nosotros? Yo... no-no puedo mirarlos de la misma manera que antes, ya no más. —Su voz sonó frágil.

—Jonathan, escucha, no te precipites, por favor, solo piénsalo unos instantes, ¿quieres?

—Ya lo pensé, James, y creo que es la mejor opción. Sé que tuviste tus motivos y te entiendo, pero... yo jamás condenaría a mis amigos como tú y Camille lo hicieron con él.

—¿Y qué pasará con el equipo?

—Ya verás cómo resolver todo esto. —Tomó su espada—. No quisiera que las cosas fueran así, pero si en verdad quieres que esto que formamos juntos no se rompa por completo, entonces me dejarás hacer esto.

James no dijo nada, la sola idea de perder a tres de sus miembros honorarios lo devastaba, pero las palabras de Jonathan no guardaban más que una sórdida verdad que aún no quería aceptar. Mago extendió su mano y la luz centelleante de un vórtice se hizo presente, justo del otro lado del portal ya se podía ver un callejón de Ciudad Capital, Jonathan asintió y caminó hacia el vórtice.

—Hasta luego, James.

—Adiós, Jonathan.


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