21. Divididos caerán

Metahumano & RonaldoMedinaB


El cambio imprevisto en Vincent no escapó de la mirada receptiva de June, y en su corazón temió lo que pudiera pasar.

Sin más, Darksaber avanzó hasta James, quien aún discutía sobre cómo librar a Nakai de la pesadilla en la que Venatrix lo había metido.

—James. —Vincent lo tomó por el hombro—. Sé que no puedo ayudar aquí. Voy a revisar el auto de Nakai, tal vez pueda encontrar una pista allí que nos sirva para confirmar nuestras sospechas —dijo con calma el engañoso enemigo.

—¿De verdad piensas que Nakai dejaría rastros de algo así en su auto? —preguntó James con incredulidad.

—Hace años que trabajo atrapando criminales, y si hay algo que aprendí es que ninguno de ellos es tan inteligente como se cree. En este caso en particular, sospecho que Nakai va a caer más del lado del delincuente idiota que del lado de la supermente criminal —replicó el detective, fingiendo una leve sonrisa.

—Bien, ve y repórtanos cualquier hallazgo.

—Lo haré, jefe.

Vincent volvió a dirigirle una fingida sonrisa a James, pero él estaba con demasiadas preocupaciones en su cabeza como para prestarle atención al comportamiento de su compañero.

—Vamos, niña, esa supercomputadora que te acompaña seguro nos servirá de algo —habló Darksaber para June, y abandonó la habitación.

Binaria dirigió una última mirada a Mago y a Venatrix, quienes volvían a poner toda su atención en el atormentado Nakai, pero supo que no sería de mucha utilidad allí. No le gustaba la manera en la que Vincent se había referido a ella, y había algo en su actitud que le ponía los pelos de punta, pero decidió seguirlo de todas formas.

—No soy una niña —recalcó de mala gana, antes de seguirlo por el largo pasillo.

El detective ya le había sacado ventaja. Sus pasos eran rápidos y precisos, giraba en cada esquina con seguridad, como si de su propia casa se tratara. June no tardó en perderlo de vista en el laberinto que era el Templo Universal. Apuró el paso y activó el visor de sus lentes de contacto que le permitía ver las sutiles huellas que Vigilante había dejado en su camino. Tan concentrada estaba en ello, que al girar en una esquina no se percató de que Vincent se había quedado parado allí y lo chocó de frente. Él apenas y se movió; ella, por su parte, no pudo evitar caer al suelo.

—¿Qué diablos haces? —preguntó enojada la tecnópata.

—Lo siento, pensé que te había perdido —respondió él con una sonrisa y le tendió una mano para ayudarla a levantarse.

A pesar del incrementado grado de desconfianza que June empezaba a sentir hacia el detective, le dio la mano y él la ayudó a pararse con una excesiva fuerza que terminó arrojándola sobre él.

«¡June, cuidado!», intentó advertirle Masha, pero ya era demasiado tarde.

Vincent, que no había soltado su mano aún, la giró con rapidez y la obligó a tomar el collar que le confería su traje. Se lo arrancó de un movimiento, torciéndole la mano con una fuerza sobrehumana; la forzó a soltarlo y luego lo pateó lejos de la tecnópata. Pero June, que no pensaba dejarse vencer tan fácil, procedió a darle un fuerte cabezazo a su enemigo.

Darksaber retrocedió con una sonrisa, mientras se limpiaba un leve hilo de sangre que caía por el costado derecho de su boca.

—Siempre es más satisfactorio cuando pelean —dijo con seguridad. Binaria se preparaba para atacar.

«Podemos derrotarlo, ya tengo un análisis de todas las peleas de Vigilante que han sido documentadas», aseguró Masha.

Binaria, ya habiendo predicho cada uno de los movimientos que Vincent podía hacer, se lanzó al ataque, pero no sabía que no se enfrentaba al mismo detective. Contra todas sus predicciones, Darksaber ni siquiera se movió hasta que la tuvo justo enfrente. Con una velocidad sorprendente, el astuto enemigo se agachó a tiempo para esquivar el puñetazo de Binaria y bloquear el rodillazo que venía justo detrás.

Al alzarse, Darksaber fue directo al cuello de June, y tomándola con fuerza, la estampó contra el suelo. June lanzó un quejido de dolor, mientras Vincent se apresuró en tomar uno de sus bastones de escrima y electrificarlo. Binaria logró tomar las manos del detective y detenerlo justo antes de que le diera con el bastón en la frente; utilizó sus poderes para hacerlo estallar, forzando a su enemigo a soltarla y retroceder.

June se levantó, lista para contraatacar, pero Darksaber soltó unas granadas de humo que inundaron el pasillo, luego desapareció de su vista.

—¡Masha, necesito ayuda! —exclamó June, quien trataba de seguir los movimientos que percibía a su alrededor.

Sin perder el tiempo, la inteligencia artificial activó la visión térmica de los lentes de contacto, pero fue demasiado tarde, Darksaber ya estaba sobre ellas. A pesar de sus mejores intentos por esquivarlo, el puñetazo que su enemigo lanzó le dio de lleno en el rostro y la lanzó contra la pared más cercana, dejándola fuera de la pelea.

Consciente de que no iba a durar mucho y no tenía tiempo que perder, Darksaber abandonó a la heroína caída y continuó su camino con total tranquilidad.

No pasó mucho tiempo para que llegara a la recreación de la base de operaciones de Vigilante, donde Amara controlaba el progreso de Jonathan y Adyin ayudaba a un recién recuperado Danilo a sentarse. El joven héroe trataba de comprender cómo podía ser que aquella extraña muchacha lo ayudara aún cuando le faltaba un brazo; pensó en preguntarle, pero al notar que parecía estar regenerándose poco a poco decidió pasar de ello y tan solo aceptar lo increíble de la situación.

—¿Ganamos? —preguntó Kriger, luchando contra la confusión que nublaba su mente.

—¿Tenemos pinta de haber ganado? —replicó Adyin de mala gana.

—No, supongo que no...

Danilo volvió a recostarse en la camilla, sentía que la cabeza estaba a punto de estallar. No podía creer que su primera misión junto a sus héroes hubiera salido tan mal. Aunque sabía que era absurdo, no abandonaba la sensación de que aquello era en parte su culpa. Génesis no tardó en reconocer la expresión en su rostro, la había visto en muchos soldados a lo largo de su vida, esa expresión que indicaba que cargaba con algo que no le correspondía, y supo que podía hacer algo para aliviar la situación.

—Gracias, por cierto —dijo por lo bajo, recuperando la atención de Danilo—. Si no hubiera sido por ti, probablemente hubiéramos muerto a manos de esa cosa que nos atacó, así que... gracias, Kriger.

—Ey... recordaste mi nombre —fue lo único que atinó a responder él con una sonrisa en el rostro, pero un repentino dolor de cabeza se la borró al instante.

Por su parte, Darksaber ya se había acercado a Jonathan y a Amara, los guerreros lo asaltaron a preguntas antes de que él pudiera siquiera abrir la boca. Vincent permaneció en silencio, a la espera de que ambos terminaran de hablar uno encima del otro, y una vez que se dieron cuenta de lo que pasaba, ambos se detuvieron.

—¿Dónde está James? —preguntó Amara tras un respiro.

—Ocupado siendo la voz de la razón. Venatrix quiere verlos y creo que dijo algo sobre cortar cabezas, pero mi italiano no es perfecto, así que podría equivocarme. Nakai, por su parte, quiere ir a demoler la mansión ladrillo a ladrillo. James está tratando de calmarlos a ambos y lograr que razonen.

—Vaya, diría que estamos volviendo de a poco a la normalidad —replicó Jon, ya un poco más calmado.

—Hablando de normalidad, James quiere que alimentes a su dragón —agregó Darksaber para Amara, pareció sorprenderse por la orden.

—¿De verdad dijo eso? —inquirió la actriz.

—Bueno, en realidad me pidió a mí que lo alimente, pero no sé exactamente qué se supone que come un dragón, y no quiero arriesgarme a que la respuesta a esa pregunta sea detectives británicos, así que decidí delegar la tarea a la persona más capacitada que conozco.

Amara, a pesar de no estar del todo convencida de dejar al grupo de malheridos héroes para encargarse de una tarea tan trivial, decidió obedecer y salió en búsqueda de Bobbly para que le diera una mano.

—Acompáñame —dijo Darksaber a Blazer una vez que vio que Amaterasu ya había abandonado la habitación, y comenzó a caminar en dirección al arsenal que guardaba en su guarida.

Jon, aunque seguía bastante adolorido, se levantó de la camilla y lo siguió por detrás. Ambos se detuvieron ante un armario de herramientas que Darksaber abrió y comenzó a revolver. Blazer intentaba identificar sin éxito qué hacía su compañero.

—¿Perdiste algo? —preguntó el guerrero, algo confundido.

—No, aquí lo encontré, solo que hace rato que no lo uso, es solo para emergencias. —Se giró con una jeringa en sus manos, la cual miró a contraluz y luego guardó en el cinturón de utilidades de su traje—. ¿Qué hay de ti? ¿Cómo van sanando las heridas?

—James conoce sus hechizos, hubiera muerto si no fuera por él —confesó Blazer al mirar su estómago, donde antes tenía un enorme agujero ahora solo quedaba una cicatriz—. Estaré listo para la acción en un par de horas.

—Eso es bueno —respondió Darksaber, pero para cuando Jonathan alzó la mirada, el camuflado enemigo le asestó un brutal puñetazo debajo del mentón que logró levantarlo a algunos centímetros del suelo.

Adyin y Danilo se sobresaltaron al escuchar el estruendo que provocó Blazer al caer al suelo.

—¿Qu-qué mierda... estás haciendo? —Jonathan escupió una cantidad considerable de sangre. El dolor y la confusión lo embargaban.

—Terminando el trabajo. —Darksaber avanzó al herido guerrero y lo tomó por la cabeza. Génesis y Kriger observaban con una mezcla de horror y sorpresa cómo Vincent levantaba el cuerpo de Jonathan del suelo como si no pesara más que una hoja de papel—. Agradece que te quieran vivo.

El leal y formidable guerrero de las sombras lanzó a Blazer contra un grupo de monitores en una zona lejana de la guarida. El impacto los destruyó por completo y dejó a Jonathan inconsciente.

Con lentitud, Darksaber se volteó hacia Génesis y Kriger, quien ya se había incorporado, aunque no parecía estar del todo listo para el combate. Adyin tampoco lucía preparada, pero observaba desafiante a su inminente oponente en un intento de predecir sus movimientos, lista para la inevitable batalla que se cernía por delante.

—Señor Vigilante... no queremos lastimarlo —se atajó Danilo.

—Habla por ti mismo —replicó Adyin por lo bajo sin despegar la mirada de Darksaber.

Vincent ladeó una sonrisa y se lanzó hacia el dúo. Los héroes se prepararon para recibirlo, sin embargo, antes de llegar a ellos, se dirigió hacia la pesada mesa de metal que se encontraba en el medio de la habitación. Golpeó con el puño en uno de sus bordes más cercanos, hizo que se alzara, y luego la pateó en dirección a los héroes.

Adyin, ágil como siempre a pesar de que su extremidad aún no estaba recuperada, dio un asombroso salto hacia atrás para esquivar el impacto. Danilo, aún malherido, decidió plantarse e intentar detener el pesado trozo de metal que se dirigía a una peligrosa velocidad contra él, pero el uso de sus poderes en su condición le producía un terrible dolor de cabeza. No tardó en sangrar por la nariz a causa del esfuerzo.

Contra todos sus pronósticos, Kriger logró detener la mesa justo antes de que lo golpeara, la dejó en el suelo frente a él y lanzó un suspiro de alivio. Pero la relajación fue corta para el novato. Darksaber dio un salto y terminó por aterrizar encima de la mesa, justo frente a él.

—Señor Vigilante... yo... —empezó a balbucear Danilo, pero Darksaber lo interrumpió con una patada directa al rostro que lanzó al joven héroe contra un montón de equipos médicos.

Un silbido se escuchó. Vincent apenas logró agacharse para esquivar la lanza que Adyin le había arrojado. El destino fue la pared, pero con facilidad se desprendió y Darksaber tuvo que volver a esquivarla en su camino de vuelta a la dueña.

La armadura negra de Génesis ya cubría su cuerpo y la lanza tomó la forma de una afilada espada. Ella no hubiera dudado en usar alguna de sus armas de energía contra él y acabar con los problemas de inmediato, no era partidaria de dar segundas oportunidades y no le gustaba prolongar las peleas, pero su energía estaba dirigida en regenerar su brazo. Por otro lado, las armas blancas y el cuerpo a cuerpo estaban todas a su alcance. Supuso que con eso tendría que bastar.

El guerrero de las sombras clavó su mirada en su oponente. Contaba solo con un bastón de escrima, pero tras sacarlo de su funda y observarlo durante un segundo, decidió desecharlo. Prefería las armas con filo y no le molestaba en absoluto el desafío, sabía que Adyin lo sería.

Confiado, él avanzó a toda velocidad contra ella y esquivó la primera estocada, pero el siguiente golpe ascendente logró hacerle un tajo en el pecho. Una poderosa patada lateral de parte de Darksaber hizo retroceder a la guerrera, mas no la retuvo por mucho tiempo, y en cuestión de segundos cargaba contra él de nuevo.

Sin embargo, en esa ocasión Vincent ni siquiera se movió, en su lugar, tomó la espada con una de sus manos. Adyin quedó sorprendida ante la fuerza de su rival, parecía ignorar el dolor que de seguro sentía en su mano sangrante. Tal fue su sorpresa que no alcanzó a esquivar el puñetazo al rostro que su oponente lanzó.

A sabiendas de que eso no iba a ser suficiente para acabarla, Darksaber de inmediato dio un paso al frente y con otro golpe logró que Adyin le diera la espalda. La sujeto en un rápido movimiento e inyectó en el cuello de la alienígena el líquido oscuro de la jeringa que había recuperado momentos antes.

Apenas sintió el pinchazo, la guerrera de Galtha tomó el brazo de su enemigo y lo lanzó por encima de ella, pero él se giró justo a tiempo para aterrizar sin hacerse demasiado daño.

—¿Qué me hiciste? —preguntó Génesis, su única mano fue hasta donde la aguja había perforado su piel.

—Te di un buen cóctel de venenos, antes de ser Darksaber, lo usé una vez como Vigilante para enfrentar a una especie de gigante que estaba destruyendo Krimson Hill —respondió mientras arrojaba la jeringa al suelo.

—¿Cómo...? —comenzó a preguntar ella, su cuerpo empezaba a debilitarse.

—¿Lo supe? Bueno, Méndez te estudió bastante bien, fue tan solo cuestión de prestar atención a sus notas y ver qué usó para mantener tus heridas abiertas y evitar que te regeneraras tan rápido.

—Si esas notas eran tan buenas, entonces sabes que puedo procesarlo más rápido —agregó Génesis sin permitirle percibir una pizca de debilidad; la espada volvió a sus manos, lista para la revancha—. Esto no va a detenerme.

—Cuento con ello, pequeña, me conformo con que te vuelva un poco más lenta —respondió Vincent con una sonrisa en el rostro.

Adyin atacó con un grito de furia, pero ya podía sentir los efectos que los venenos producían en su cuerpo. Cada movimiento se sentía pesado, como si lo hiciera en cámara lenta, y Darksaber sabía aprovecharlo, esquivaba con facilidad y respondía con potentes golpes en todo el cuerpo de la guerrera.

Poco a poco, los ojos de Génesis se sintieron cansados, su pierna izquierda se paralizó por completo y casi la hizo caer. Podía darse cuenta de cómo perdía la movilidad del resto de su cuerpo mientras las toxinas destruían con dolor su organismo.

Incluso así, siguió luchando.

Tenía que ganar tiempo hasta que llegaran los refuerzos, tenía que resistir. Para su desgracia, un brutal golpe directo a su estómago detuvo todos sus intentos de pelea en seco, le arrancó el aire y le hizo escupir una bocanada de sangre negra. Tropezó sobre Darksaber, quién la tomó entre sus brazos y sonrió mientras veía cómo las luces terminaban de apagarse en los ojos de su oponente.

Victorioso, Vincent dejó caer a Génesis al suelo frente a él y se tomó un segundo para observar la destrucción que había causado. Con una sonrisa contempló su obra, después se dirigió hacia el patio del Templo. Todavía quedaba un obstáculo más en su camino, y luego la Sociedad Oscura llegaría para acabar de una vez por todas con el Escuadrón de Héroes.

Sin una sola preocupación en su mente, Darksaber siguió su objetivo. A pesar de que el tiempo lo apremiaba, se tomó unos minutos y caminó con tranquilidad hasta dar con la gigantesca puerta que llevaba al exótico jardín de Mago Universal. A la distancia podía ver a su objetivo: Amara alimentaba a Dreccan con enormes pedazos de carne de algún animal que en ese momento le era imposible de identificar y Bobbly, a su lado, los observaba con juvenil felicidad.

Darksaber sabía que Amaterasu era poderosa y, aunque inexperta, seguía siendo una amenaza para él y sus planes, sin considerar a la temible mascota que Mago Universal había adquirido en sus viajes por el tiempo. Aun si podía derrotarlos a ambos, le llevaría demasiado tiempo, tiempo que no tenía, así que acordó con Lady Morpheus una manera de encargarse de ambos problemas de una vez.

Vincent tomó una pequeña gema color púrpura de su cinturón, Elizabeth le había dado instrucciones precisas sobre qué hacer con ella, y él obedecería. La ocultó en su puño y avanzó hacia ellos.

Bobbly, ni bien el último trozo de carne estuvo fuera del balde, lo levantó e inició su camino al interior. Divisó a Vincent cerca de ellos y pensó que aún debía vengarse de la vez que le había escupido té caliente en la cara, pero toda la situación en el Templo era tan compleja que no quería arriesgarse a lastimar al estúpido detective y terminar enfadando a su amo James.

Ya tendría tiempo para vengarse. Mago Universal siempre resolvía todos los problemas que se le ponían por delante, de eso estaba seguro. Se limitó a mirar a Vincent y dedicarle una inocente sonrisa. Sin embargo, él ni siquiera se volteó a mirarlo, pero esa fue la menor de las preocupaciones para el pequeño duende pelirrojo.

Al pasar junto al detective, percibió algo que pensó que había dejado atrás hacía tiempo, algo que no pertenecía a esa tierra, algo proveniente de la Dimensión Oscura. El detective apestaba a ella, una terrible energía negativa que destilaba con cada paso que daba. Tal fue el impacto de los recuerdos de su tiempo en la Dimensión Oscura, a la sombra de los maltratos del tirano Lord Máximo, que Bobbly se quedó paralizado y dejó caer la cubeta que llevaba entre manos. Sin embargo, el valiente duende luchó con todas sus fuerzas para recuperarse al notar que Vincent se encontraba cerca de su distraída amiga.

—¡Amara, cuidado! —exclamó el duende tras superar el nudo que se había formado en su garganta.

La joven actriz, que hasta ese momento acariciaba la dura piel de Dreccan, se giró justo a tiempo para ver a Vincent abalanzarse sobre ella y logró esquivarlo. El dragón rugió con furia y apartó con su vaho a Darksaber, pero él se incorporó de inmediato y se preparó para acabar lo que había empezado.

—Vincent... ¿qué mierda estás haciendo?

—¡Ese no es Vincent! —exclamó Bobbly, arraigado con firmeza desde su posición.

—En ese caso, no tengo que preocuparme por no hacerle daño —dijo Amara, en sus manos esferas de luz fueron formadas.

Tan pronto como Darksaber cargó otra vez contra ella, la heroína disparó sin parar pequeñas explosiones que abrían cráteres en el perfecto jardín de Mago Universal. A pesar de sus mejores intentos, Darksaber resultó demasiado rápido para ella. Sus increíbles reflejos le permitieron esquivar los coletazos de Dreccan, saltaba como si no fuera nada. Pronto, el implacable enemigo estuvo a distancia de golpe y Amara decidió que era momento de poner todos aquellos años de entrenamiento en artes marciales en práctica.

Aún con sus manos cubiertas por relucientes esferas de luz, la actriz arrojó un puñetazo tras otro mientras intentaba esquivar los provenientes de Darksaber. Dreccan estuvo a punto de entrometerse, pero Bobbly se interpuso en su camino con razón, tan solo una falla en los cálculos del dragón podría resultar en terribles daños para su amiga Amara, y él no podía permitirlo.

Incluso con los mejores intentos de Amaterasu, la pura fuerza bruta de Darksaber comenzó a desgastarla. Agotada de aguantar los golpes, formó un escudo de luz para protegerse, pero Vincent continuó con sus feroces ataques. Le quemaba el traje con cada golpe que daba sobre la protección de la deidad, pero eso no parecía detenerlo. Amara cayó de rodillas y puso el escudo sobre su cabeza para protegerse, pero se encontraba tan desgastado que bastó solo un golpe más de Darksaber para que estallara en miles de pedazos.

Derrotada, Amara sollozó hasta que Darksaber le puso un dedo debajo del mentón y la obligó a mirarlo a los ojos. Con total delicadeza, el guerrero oscuro colocó la gema en medio de la frente de la divinidad.

Se apartó de ella con una sonrisa cínica y dirigió su rumbo a otro sector del jardín. Bobbly, preocupado en extremo, corrió hacia Amara, su amiga permanecía de rodillas en el suelo, con ambos brazos sobre su estómago.

—Amiga Amara, ¿estás bien? —preguntó el duende.

—Bobbly... —musitó ella. Al alzar la vista, el duende doméstico pudo ver que las venas y los ojos le brillaron en un intenso color dorado—. ¡ALÉJATE!

Incapaz de contener sus poderes un segundo más, Amara lanzó un grito de dolor y dejó escapar catastróficos rayos de luz de sus manos y su boca. Los destrozos en el jardín no tardaron en notarse, el Templo entero se sacudió en alerta a Mago Universal.

Bobbly intentó acercarse a Amara para ayudarla, pero el calor que emitía su cuerpo se lo impedía.

Al darse cuenta de que segundo a segundo la destrucción se expandía, Dreccan se alzó y envolvió a Amaterasu con su cuerpo y sus alas, impedía que los rayos de luz escaparan, pero absorbía con quejidos de dolor la aplastante luz que rivalizaba su naturaleza oscura.

A Bobbly le bastó tan solo mirar a los ojos aguados de su hermano Dreccan y concentrarse en los desgarradores gritos de su amiga Amara para saber lo que tenía que hacer.

Al extremo contrario del jardín, Darksaber se preparaba para abrir el portal que daría entrada a sus maestros con un artefacto circular que disparó las primeras chispas.

De nuevo, Vigilante lo había sobreestimado, no le dio la importancia que merecía y ni por un segundo se atrevió a pensar en él como una amenaza. Pero ya se enteraría de su error. Bobbly estaba más dispuesto que nunca a vengarse de todo el daño que había hecho.

—Vigilante lastimó a los amigos de Bobbly. —El duende se plantó firme ante el camino tomado por Darksaber—. Así como tuviste que haber lastimado a otros para llegar aquí. —Un poderoso resplandor azul se avivaba en sus ojos y manos como una tormenta—. Causaste daño a quienes le importan a Bobbly... y nadie se mete con los amigos de Bobbly.

Solo entonces la frialdad en las palabras del indefenso duende llamaron la atención de Darksaber. Se giró hacia la criatura con una mirada inexpresiva, pero pronto fue bruscamente reemplazada por una de sorpresa.

Vincent tuvo que saltar sobre su eje para esquivar el luminoso rayo azul que le arrojó Bobbly. La potencia del impacto fue más de lo esperado, un cráter acababa de instaurarse en la pared.

Bobbly se elevaba en el aire, mientras un resplandor mágico hacía de él una copia viva de Mago Universal.

Darksaber gruñó por lo bajo y forjó con sus palos de escrima el bastón de aikido, justo a tiempo para retener en una de las puntas un nuevo ataque del duende, gracias a los añadidos mágicos que Lady Morpheus había otorgado a su armamento.

Bobbly daba su máximo esfuerzo por contenerlo, pero el portal oscuro tras Vincent no dejaba de crecer, y aquello parecía esbozar una sonrisa placentera en el detective.

—Ojo Universal, ¡trae... al... amo! —gritó a la nada, apretando sus dientes.

—Su pulso está bajando catastróficamente. —Mago mantenía dos de sus dedos sobre el pecho de Nakai, lo habían recostado en un sillón—... lo estamos perdiendo.

Non es posible... no sin respuestas.

—¡Camille, por el amor al universo, tráelo de vuelta! —Una sacudida los desestabilizó por un instante. Todos los sentidos de James se dispararon en alerta—. Algo no está bien. ¿Qué demonios fue eso?

Venatrix ignoró sus palabras. Cerraba los ojos en busca de atraer la misma oscuridad que invocó para hacerle daño a Renegado, pero por más que se concentraba en despertar aquellos pensamientos, el coraje que la había impulsado minutos antes había disminuido.

Otro temblor, más fuerte que el anterior, lo terminó de prevenir.

—Lo siento, Nakai, pero ahora solo queda confiar en que Camille pueda liberarte de ese infierno —murmuró Mago, apartando su mirada asolada de él para luego desvanecerse.

Lo que encontró del otro lado no fue para nada agradable. Mago Universal sintió el tiempo ajeno a su realidad en ese momento. Sus facciones se congelaron del horror y su cuerpo no se permitió responder por unos segundos. Los gritos insufribles de Amara, los quejidos llorosos de Dreccan y el máximo esfuerzo de Bobbly por frenar a Vincent chocaron todos contra él sin el mínimo reparo.

Pero lo que más lo impactó fue el brusco golpe de energía corrupta en el Templo. Podía sentirla, podía reconocerla de combates pasados, era el aura maldita de Darksaber, pero también era el aura de Vincent, solo que más corrupta y profana de lo que alguna vez llegó a conocer de aquel buen hombre, y el único resultado lógico para él le dolió como la más inesperadas de las puñaladas.

—Vincent... cómo pudiste.

—¡Amo Mago, no podré resistir mucho tiempo! —gritó Bobbly.

Darksaber notó de inmediato la presencia de Mago Universal. No esperaba que llegara tan pronto. Todos sus cálculos apuntaban a neutralizar a los demás héroes mientras la Sociedad Oscura llegaba al Templo para terminar con Mago y Venatrix. Ahora el plan daba un giro inesperado. El rayo que retenía del duende tampoco le daba opciones, pero le complacía el hecho de que el portal estuviera pronto a formarse.

James no le dio tiempo de pensar. Conocía bien al detective, lo planificado y calculador que podría llegar a ser. En lo profundo temía que con su conversión en Darksaber aquello pudiera amplificarse en una maleficencia. Ya no necesitaba más pruebas para actuar.

Con una profunda mirada de decepción, ira y dolor instaurándose en su semblante, Mago Universal movió sus manos con precisión y disparó un proyectil mágico que catapultó a Vincent con la fiereza de mil hombres.

Al compañero a quien antes había admirado por las proezas de un verdadero héroe, lo mantuvo retenido en el aire, con su magia invadiéndolo como veneno mientras se desgarraba en un grito. El dolor no lo conmovió. Con un único movimiento, Mago lo desarmó y luego descargó en él todo su sentir.

El golpe fue tal que Vincent recorrió el jardín y rompió paredes una tras otra en su abrupta salida, cada vez en descenso, hasta que cayó directo a las catacumbas, en una celda que se abrió para recibirlo.

Ante el ojo de Xinok, el titánico guardián de las mazmorras, Vincent cayó inconsciente, listo para ser juzgado por sus crímenes, por su traición.

En el portal, aunque aún no terminaban de definirse, James reconoció las siluetas que desde el otro lado esperaban pacientes dar por victoriosa su batalla.

—No... ustedes no profanarán más mi templo... ¡largooo! —gritó con lágrimas de impotencia bajando por sus mejillas. Su furia liberó una onda expansiva que devoró todo rastro del portal.

Lo único en lo que pudo pensar fue en remover de Amara el rubí maldito. Se abrió camino sin importar las llamas de luz que le llovieron, solo así el caos cesó y la actriz cayó inconsciente en sus brazos. Bobbly se le acercó en silencio, exhausto y sin el aliento ni la voluntad de agregar palabra alguna.

El suelo se estremeció luego con el desplome de Dreccan, sus alas habían sufrido quemaduras severas.

Desolado en el alma, James contempló el tétrico panorama. Múltiples pensamientos y preocupaciones lo consumieron cuando pensó en qué sería de sus demás compañeros, y temió por ello. Heridas sin sanar se abrieron en su mente, mientras las palabras de Lady Morpheus resonaron en lo más escondido de sus pensamientos.

«Este es tu legado, James. Es lo que el Padre de Héroes provoca en los salvadores que forja».


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