7. Gaijin

Por GabrielO5


En un oscuro y lluvioso callejón de Capital City se encontraba Jonathan Mayers. Hacía días que dormía ahí, pero la lluvia lo había complicado todo aquella noche. Buscó entre los basureros un pequeño rincón, en el cual se sentó a mirar directamente en un charco intentando ignorar el frío.

Mientras sus temblores incrementaban su mente fue azotada con recuerdos. Cerró sus ojos, pero las visiones cobraban fuerza, se veía a sí mismo en la parte trasera de un automóvil, un hombre y una mujer discutían a todo volumen frente a él, cuando son impactados.

Gritó con fuerza, se levantó intentando arrancar los recuerdos de su mente pero fue inútil, se agachó hasta estar frente al charco y se miró mientras la lluvia ocultaba sus lágrimas

—Cielos, eso sí es deprimente —pronunció una voz a sus espaldas. Jonathan se giró con rapidez—. Levántate niño, no sabes si puede haber orines ahí.

Quien le hablaba era un anciano, de cabello canoso, vestido con una gabardina y sombrero, y una sombrilla que lo protegía de la lluvia.

—¿Quién eres? ¿Y qué quieres? —preguntó una vez de pie. El anciano se acercó un poco y Jonathan reaccionó alzando sus puños.

—Tranquilo, niño, no vine a hacerte daño. Me llamo Lee.

—¿Qué diablos quieres de mí?

—Te he estado siguiendo, y muy de cerca —Sacó un expediente con su nombre—. Jonathan Mayers, quince años, huérfano y desaparecido —continuó leyendo—, graduado de las mejores escuelas de Capital City, con altos honores. Hacías gimnasia y karate. Cielos, niño, eres un prodigio.

—Hiciste bien tu tarea, acosador, pero ya no soy ese chico...

—Lo sé, viviste una pésima experiencia, y ahora vives en un basurero.

—No a todos les puede ir bien.

—No a todos, pero tal vez a ti sí —Volvió a mirarlo confundido—. Escucha, niño, no vengo con malas intenciones, todo lo contrario, quiero ayudarte.

—¿De qué hablas, viejo?

—Vengo a ofrecerte una oportunidad. Un escape de esto —Miró sus harapos seriamente—. Creo que tienes potencial para hacer algo por ti, y por el resto del mundo.

—¿Y qué es lo que me ofreces?

—Verás, trabajo en un... instituto, para jóvenes talentos ubicado en Tokio, y creo que tienes madera para entrar.

Jonathan emitió una ligera y apenas perceptible carcajada, pero al ver que el semblante del anciano no cambiaba, entró en seriedad.

—¿Por qué? ¿Por qué yo? —Lee comenzó a alejarse.

—Ya te lo dije, chico, creo que tienes potencial para hacer un verdadero cambio. Y estoy seguro que ya estás cansado de buscar comida en los basureros, piénsalo un poco, estaré aquí.

Salió del callejón. Jonathan volvió a ver su reflejo en el agua nuevamente y, tras meditarlo por unos minutos, corrió a alcanzarlo. Un lujoso automóvil negro lo esperaba, Lee bajó la ventana y le sonrió.

—¿Vale la pena? —preguntó, más empapado que un trapeador.

—Eso depende...

—¿De qué?

—De que tanto quieras cambiar al mundo —Tras eso entró en el automóvil. Lee le entregó un café y comenzaron a irse—. Te preguntaré esto, chico, ¿cuándo caminas entre la gente... qué crees que piensan de ti? Tal vez que eres un vago, o un delincuente —Bajó la mirada un tanto triste—. ¿Quieres saber qué veo yo? —Jonathan bebió—. Veo un guerrero...

Después de muchas horas, llegaron a Tokio, varias veces Jonathan temió que todo fuese una trampa, pero no fue así. Tras recorrer gran parte de la capital japonesa, terminaron frente a un enorme edificio de aspecto antiguo, bastante alejado de la ciudad.

—Un segundo, esto no es una escuela.

Su sorpresa fue enorme al ver que habían llegado a un monasterio. Adentro había cientos y cientos de personas entrenando, meditando y principalmente combatiendo con un estilo de pelea completamente desconocido para él.

—Si te hubiera dicho la verdad, jamás hubieras accedido. Esto no es una escuela, no. Es K'un Dai, un monasterio milenario, hogar y escuela de los más grandes guerreros que el mundo haya visto jamás: los Kage no senshi.

—¡¿Qué?!

—Falta un poco de contexto. Jonathan, te elegí a ti porque creo que puedes convertirte en un gran guerrero, alguien que ayude al clan a proteger al mundo de la oscuridad.

—¿El mundo está en peligro?

—El mundo ha estado en peligro desde hace millones de años, nosotros somos una de muchas líneas de defensa.

—¿Y por qué nadie los conoce, o los ha mencionado?

—El clan trabaja desde las sombras, desde el inicio. No buscamos reconocimiento, lo único que queremos es mantener el orden. Por ello necesitamos guerreros, por eso te necesitan.

—¿Quieres que me una?

—No es como que tengas cosas más importantes que hacer. El clan te ofrece la oportunidad de pelear por un verdadero ideal, si proteger al mundo no te convence...entonces no sé qué lo haga.

En tan poco tiempo Lee había logrado cambiar la percepción que Jonathan tenía del mundo y de su vida, tenía razón, si podía hacer algo para hacer algo de su vida, entonces lo haría. Así que aceptó, y fue en ese momento que la vida de Jonathan Mayers cambiaría por completo.

Noburo corrió con fuerza levantando la afilada espada, Jonathan se barrió e interceptó la estocada una vez que estuvo en pie, nuevamente su adversario giró la espada y lanzó varios golpes, Jonathan logró anticiparse a todos y contrarrestar con otros. Nobu lanzó un golpe contra su rostro, él esquivó la estocada girando sobre su propio eje, y acabó colocando la espada ante la garganta de su atacante. Sonrió levemente y Nobu también, volteó rápidamente al escuchar algunos aplausos, Lee y otros dos grandes maestros de K'un Dai elogiaban su capacidad en combate.

Jonathan se irguió, le entregó la espada a Noburo para después inclinarse con respeto ante él y ante los maestros. Los ancianos de cabello blanco como la nieve correspondieron la reverencia y tras decirle un par de cosas a Lee se alejaron, sonrientes. Jonathan se acercó bastante alegre hacia su maestro.

—¿Qué tal lo hice? —Realmente estaba muy feliz.

—Has progresado mucho, mi aprendiz... creo que estás listo para el desafío final.

Jonathan se estremeció. Desde su llegada hacía cinco años fue de lo primero que le habló Lee, cada persona en K'un Dai lo sabía; cada cien años las hojas del Árbol del Destino se tornaban de un color rojo, lo cual presagiaba la llegada del Blazer, el guerrero legendario, el protector de K'un Dai y del mundo.

Finalmente todos los jóvenes guerreros competirían por el derecho de ser el Blazer, Jonathan había entrenado durante años, en los cuales logró posicionarse como uno de los más jóvenes y bravos guerreros del clan. Ambos caminaron hasta llegar a la sala de los ancestros, donde los ancianos meditaban y custodiaban los artefactos más valiosos del clan.

—Entra e intenta ver qué te depara el destino.

Asintió y entró en el lugar. Curiosamente no había nadie, se acercó al estante del guerrero legendario. El atuendo del Blazer se alzaba ante él, oscuro como la noche y protegido con aleaciones que según los ancianos aseguraban, eran escamas de dragón.

A su lado, pergaminos milenarios que describían las hazañas de todos los Blazers, sus combates y desafíos, de todos y cada uno de ellos hasta llegar a Takeshi Izumi, el último Blazer, muerto hacía años por vejez. Siguió recorriendo la sala hasta llegar al Árbol del Destino, alto y robusto como un roble y con sus ramas llenas de hojas color carmesí. Instantáneamente Jonathan se maravilló con él. Aproximó su mano al gran tronco blanco y posó su palma sobre este, sintió un gran alivio al estar ahí, pero en fracción de segundos todo cambió. Frente a sus ojos el gran Árbol del Destino comenzó a arder, las llamas cubrían la copa y todo se cubrió de cenizas a su alrededor.

Caminó sin despegar su vista de las llamas, y fue cuando vio algo en ellas. Entre el fuego danzante se mostraban un par de figuras, lo que parecía ser un hombre y una mujer causando destrucción. Después un grupo de personas que los enfrentaban, hasta que al final el fuego mostró a la Tierra, siendo asediada por una fuerza mucho mayor a cualquier peligro jamás visto por la humanidad, un horror procedente del cosmos.

Cayó de espaldas y, en un parpadeo, todo volvió a la normalidad, se levantó completamente aterrado y con el corazón a punto de estallar.

—Dicen que el Árbol del Destino puede mostrar lo que le depara el futuro a todos... —pronunció una voz serena tras él, volteó y ahí estaba Mado-san, uno de los ancianos más sabios del clan—. ¿Viste algo, no es así?

—Sí, maestro, pero lo que vi, puede ser un presagio de...

—De que algo se avecina... también lo he visto, joven Jonathan. Algo se acerca con rapidez, una amenaza mucho mayor a nuestro entendimiento.

—El clan puede detener lo que se avecina, ¿verdad?

—No estoy seguro, pero esto es solo es una advertencia. Tenemos que elegir al Blazer en cuanto antes. Prepárate, el torneo será hoy.

Jonathan salió a toda prisa de ahí, estuvo a punto de buscar a Lee, cuando algo lo golpeó en la espalda. Se giró confundido al ver una manzana semi-mordida en el suelo. Un joven un poco más grande que él fue quien la arrojó.

—Dakken —dijo algo molesto, más por su presencia que por su ''ataque''.

—Gaijin —respondió entre carcajadas—. ¿Te enteraste? El torneo es hoy, ¿sabes qué significa? —Mantenía una sonrisa maliciosa al hablarle, mientras que Jonathan solo buscaba ignorar sus palabras.

—¿Qué?, ¿podrás mostrarle a todos tus nuevas uñas?

—Muy gracioso, Gaijin —Se acercó a amedrentarlo pero Jonathan guardó su compostura y lo confrontó—. Pero no, significa que hoy será el día en el que finalmente podré darte tu merecido.

—Puedes intentarlo.

—Lo haré, Gaijin, perderás, igual que todos, y yo me convertiré en el Guerrero Legendario.

—Qué afortunado es el mundo —Le dio la espalda tras eso. Dakken se molestó, tomó una piedra del suelo y se la arrojó.

—¿No estás grande para esto? —Mei alcanzó la piedra antes de que lograra golpearlo. Jonathan sonrió al verla y Dakken se alejó entre insultos.

—Gracias —dijo Jonathan.

—No te preocupes, es muy infantil.

—Lo infantil lo tiene desde hace años, igual que lo que siente por ti —Ella se ruborizó a la par que Jonathan bajaba la mirada.

—Él no me interesa —Ambos compartieron una sonrisa—. ¿Listo para el torneo?

—Eso creo. ¿Qué tal tú?

—Estoy algo nerviosa —Movió un mechón de su cabello castaño y Jonathan volvió a sonreír.

—Lo harás muy bien, eres la chica más valiente y fuerte que conozco.

—Gracias, estoy segura de que tú lo harás fantástico —En ese momento sonaron unas campanadas en todo el recinto, inmediatamente todos comenzaron a entrar en sus aposentos—. Bueno, llegó la hora, suerte.

Se acercó y le propinó un ligero beso en la mejilla, después se alejó. Jonathan se estremeció y se quedó congelado en segundos.

—Hey, ¿qué haces? Tenemos que prepararte —Lee se acercó a él y juntos se fueron a sus habitaciones.

Después de un rato, Jonathan estaba listo, frente al espejo meditaba, pero los recuerdos de su visita al Árbol del Destino lo hicieron temblar nuevamente, al igual que las palabras de Mado-san.

Lee entró en su habitación, vestido de ropajes de algodón en color gris.

—¿Te pasa algo?

—Lee... cuando entré a la sala de los ancestros y llegué al Árbol del Destino, vi algo...

—Todos lo hacen, es parte del rito de iniciación, recuerdo que yo vi...

—Pero no vi mi destino, sino, el de la Tierra, y no era nada bueno —Lee meditó sus palabras un poco y decidió mantener su semblante tranquilo.

—Es porque estás nervioso, si no estabas enfocado a la hora de visitar el Árbol, es de esperarse que lo que sea que hayas visto no fuera tan agradable.

—¿No entiendes? Lo vi arder... igual que a mi ciudad, igual que al mundo. Algo se acerca, Lee, creo... creo que no estoy listo.

—¿De qué diablos estás hablando?

—Creo que debo volver a mi ciudad, algo no está bien.

—Lo que no está bien es tu actitud, Jonathan, estás a punto de enfrentar el mayor desafío de todos, con esto se decidirá si eres digno de convertirte en el Blazer y no es que sea ególatra, pero estoy completamente convencido de que tú eres el elegido.

—¿Hablas en serio? —No se esperaba eso. Ahora todo se había complicado mucho más.

—Escucha, es tiempo de salir. Asegúrate de darlo todo, y no importa lo que pase, te apoyaré siempre —Jonathan sonrió con sus ojos ya cristalinos, hizo una reverencia ante él y se dirigió al patio principal.

El lugar estaba en silencio, todos los miembros del clan formaban un círculo alrededor del Estanque Sagrado. Las antorchas y el sonar de un tambor ambientaban la noche. El instrumento sonó un par de veces más, hasta que el Gran Maestro Lao apareció.

—Hoy, es una noche inmemorial, pues después de cien años, el destino nos entregará a un nuevo Blazer —pronunció con su avejentada pero sonora voz—. Quince jóvenes combatirán, pero solo uno logrará convertirse en el Guerrero Legendario.

Jonathan observó a su alrededor, todos los contendientes estaban junto a sus maestros rodeando el estanque por igual. Miró a Mei, y ella le sonrió. Después miró a Dakken, quien mantenía un rostro de enojo ante él y ante todos los demás.

—Madori, Han, al frente —dijo con firmeza el Gran Maestro. Dos jóvenes se acercaron uno al otro hasta estar justo en medio del estanque, cuyas aguas apenas y les cubrían los pies.

Nuevamente los tambores comenzaron a sonar, pero de manera distinta, con sonido más rápido y agresivo que el anterior.

Ambos se acercaron un poco más, hicieron una reverencia y se apartaron adoptando sus posiciones de combate. ¡Pom!, sonó el último golpe del tambor, y en fracción de segundos ambos contendientes corrieron uno contra el otro y, sin más, comenzaron con el torneo.

Para cuando llegó el turno de Jonathan, ya habían eliminado a tres peleadores. Entró en el estanque, el agua estaba fría. Se aproximó a su rival, Utachi, un joven de su edad, ambos hicieron la reverencia y se alejaron.

Utachi abrió un poco las piernas y puso las manos al frente suyo, adoptando La Danza del Águila. Jonathan barrió el agua con su pierna derecha y la dejó delante suyo mostrando una pose dominante, alzó los puños y bajó un poco su cuerpo: El Jaguar.

Utachi dio un gran salto, cuando llegó hasta Jonathan lanzó dos golpes con palmas abiertas, Jonathan logró esquivarlos y lanzar una patada de giro justo a su abdomen. El chico se agachó un poco, y justo cuando Jonathan lanzó un rodillazo, Utachi bloqueó su ataque y le propinó un codazo justo en la cara.

Logró escuchar un ligero grito de Mei, escupió un poco de sangre y respiró. Se paró con la pierna izquierda y dejó la otra suspendida, mientras que levantaba sus manos por encima de sus hombros como un animal antes de atacar.

—El mono... —susurró Lee.

Utachi corrió hacia él, entonces Jonathan saltó para darle una gran y contundente patada por parte de su pierna izquierda, logrando lanzarlo al suelo. Utachi estaba aturdido, se acercó a él y remató con otra justo en el rostro.

—Jonathan gana el combate —anunció el Gran Maestro Lao. Miró a Dakken antes de salir del estanque. Él sonrió, ya era su turno—. Dakken, Madori, al frente.

El mismo proceso, pero Dakken mantenía una sonrisa maliciosa en todo momento. Madori adoptó una posición de defensa regular, mientras que Dakken se quedó frente a él, sin hacer nada.

El combate inició, Madori giró un par de veces y cuando estuvo a punto de patear a Dakken, él solo saltó y, de un poderoso puñetazo, arrojó a su inconsciente rival al agua.

—Dakken... gana el combate —anunció el maestro, bastante sorprendido. Le devolvió la mirada a Jonathan y regresó a su lugar.

Los combates siguieron durante bastante tiempo, incluso Jonathan presenció la pelea de Mei junto a otro chico. Ella ganó, a duras penas, pues su contrincante realmente la dejó herida y bastante cansada. Durante unos instantes Jonathan estuvo a punto de irrumpir en el combate y defenderla, pero Lee percibió sus intenciones y lo retuvo antes de que hubiera cometido tal locura.

Nuevamente era su turno, el número de peleadores se había reducido considerablemente, él había logrado posicionarse como uno de los finalistas, igual que Dakken.

Entró en el estanque junto a Kai Madokawa. Ambos realizaron la reverencia y se pusieron en guardia. Una vez que sonó el último golpe del tambor, Kai saltó hacia él.

Jonathan no alcanzó a reaccionar y recibió una patada en el pecho que lo arrojó al agua, nuevamente corrió y alzó su pie. Jonathan giró rápidamente y evitó el golpe, el impacto esparció mucha agua. Se levantó a toda prisa y lanzó una seguidilla de golpes contra Kai, él logró repelerlos y asestarle nuevamente otra patada. Alcanzó a estabilizarse y evitar caer, Kai saltó con su rodilla en alto, Jonathan reaccionó colocando sus manos como un escudo, atrapó su rodilla sujetándola con fuerza, para después propinarle un contundente cabezazo directo en la cara.

Kai tambaleó un poco, cosa que Jonathan Mayers aprovechó. Saltó y le dio una patada de giro que logró derribarlo, ya en el suelo se aproximó para acabar con él. Pero Kai se deslizó y lo barrió con su pierna, Jonathan también cayó, rápidamente Kai se posicionó encima de él y comenzó a lanzar golpes.

Algunos alcanzaba a evitarlos, otros no, y, en un instante, Kai juntó sus puños, formando un contundente marro, bajó rápidamente sus puños y cuando estos estuvieron a punto de impactar contra su rostro, Jonathan movió su cabeza y el golpe cayó directamente contra la superficie rocosa del estanque.

Kai gritó a la par que levantaba sus adoloridas y débiles manos, rápidamente Jonathan golpeó su rostro y lo arrojó al suelo sin más, finalmente lo había derrotado.

—Jonathan gana —escuchó nuevamente la voz del Gran Maestro.

Se acercó algo lastimado hacia Lee y él lo ayudó.

Seguía Mei, entró cojeando levemente e hizo la reverencia ante una chica un tanto mayor que ella. Ambas atacaron simultáneamente, pero se notaba claramente que ella no podía continuar, sus golpes eran claramente más débiles, así que su contrincante aprovechó su estado y, en cuestión de minutos, acabó por derrotarla. Terminó en el suelo con algo de sangre brotando de su labio, su contrincante se acercó a ella con toda la intención de dejarla inconsciente, pero Jonathan no pudo permitirlo. Saltó al estanque frente a todas las personas y se acercó a ella a toda prisa.

Aquella chica se puso en guardia, Jonathan la miró seriamente y ella desistió de hacerlo y volvió junto a su maestro.

—Rei Murakami gana el combate.

Jonathan la tomó delicadamente en sus brazos.

—Al parecer no soy yo... —Sonrió a pesar de estar muy débil. Jonathan la miró—. Pelea duro y gana el torneo —Se acercó y nuevamente besó su mejilla.

—Lo... lo intentaré —Tragó saliva y la entregó en los brazos de su maestro.

Pasaron un par de combates más, hasta que finalmente llegó el enfrentamiento final. Jonathan lo había conseguido, igual que Dakken; ambos se enfrentarían mano a mano para lograr convertirse en el Blazer.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top