Nathan seguía allí, aún esperaba a aquel chico de cabello castaño que se mantenía alejado de él.

La guerra había arruinado aquellos días lindos y pacíficos que tanto eran de su agrado.

Acarició el vidrio de la ventana y suspiró con la mirada baja; realmente extrañaba a ese chico rebelde y grosero, que seguramente volvería a casa con un comportamiento diferente.

Sarcastic era un militar veterano, el cual aún volvía loco a Nathan; un simple civil. A pesar de ser un chico de carácter frío, apreciaba demasiado al chico de cabellos oscuros.

Fue entonces que alguien llamó a la puerta haciendo que Nathan alzara la mirada hacia la ventana para ver quién era; pero no vio a nadie.

Rechazó la idea de ir hacia la puerta para asegurarse de que no estaba volviéndose loco y obró por ir a prepararse algo de comer.

Todo le daba asco, sentía repugnancia con lo poco que había y no tenía ánimos de cocinar algo.

Una preguntar pasó por su mente, ¿realmente Sarcastic habrá respetado su promesa sobre serle leal? Si realmente no lo hiciera, Nathan podría ponerse grave y caer en una depresión permanente. Incluso su dolor sería eterno aún después de la muerte.

Otro toquido a la puerta lo sacó de trance y caminó hacia esta. Al abrir estaba él.

Sarcastic mantenía una sonrisa leve mientras abría los brazos esperando un abrazo de su pareja.

Y así, Nathan se lanzó a sus brazos mientras sollozaba, ahora solo podría disfrutar del regreso de su amado.

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Actividad de clase.
Escrito con la obligación de escribir las letras marcadas en negritas.