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Nombre del personajes: Luminosa y Ànima
Ship: Canon, aunque hay detalles que se deben corregir.
¿Nivel de spoiler?: Bajo
Multiverso o universo al que pertenece: Multiverso O, universo Omega, código 002
OJO CUIDADO: Más de 6500 palabras

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La noche era iluminada por pequeñas estrellas de luz que formaban varias constelaciones, algunos eran capaces de descifrarlas, otros preferían verlo y disfrutar de tan bello escenario, pero en este caso, dos mujeres abrazadas observaban el cielo oscuro con admiración y esperanza. La mujer de colores luminosos señaló las estrellas.

—Si la noche puede ser decorada y acompañada por miles de estrellas brillantes, entonces significa que podremos estar juntas sin importar las dificultades —dijo con seguridad. Miró a su amiga con una sonrisa confiada—. Ànima, sé que ahora mismo estar juntas es complicado, yo soy luz y tu oscuridad, solo podemos estar unas horas juntas, pero no me es suficiente, tu compañía es de lo más agradable y quiero estar cada día más rato a tu lado, no solo unas tres horas al día, quiero buscar la forma de que podamos estar juntas. ¡Seguro que otras razas desean lo mismo!

La mujer de piel oscura sonreía con pena, de sus ojos y su boca caían un líquido oscuro que cualquiera que lo viera de primeras podría asustarle, pero para su compañera algo muy común porque era una condición que la raza de la oscuridad, los Cutuis, tenían. No le disgustaba, veía esa característica como agradable.

—Creo que es algo imposible, sabes que los Cutuis no les gusta salir en las horas del sol, mientras que los Luis o Lumos no les gusta salir cuando la noche aparece —le recordó Ànima con un tono relajado—. Me temo que tu deseo será imposible de conseguir.

—¡Nada es imposible! —gritó molesta. Su mofletes brillantes hicieron reír a Ànima. De normal esos colores la molestaría porque su raza no soportaba bien la luz, pero ya se había acostumbrado al tenerla como compañera de trabajo durante todos los días en las pocas horas que coincidían—. Se que habrá una forma, podemos hablar con los dioses, con Luminem y Cuis.

—Tienes una esperanza que ya me gustaría tenerla. Vuestra raza siempre brilla con los aspectos más positivos, Luminosa.

—Y también lo eres, aunque a veces es cierto que eres muy negativa por culpa de tu raza.

—Y aún así quieres ser mi amiga.

—Tú tampoco te has negado.

Se miraron por unos segundos para que ambas soltaran una pequeña sonrisa, no dijeron nada más, simplemente observaron el cielo oscuro lleno de estrellas. Mientras más segundos pasaron, Ànima pensaba con tristeza y dolor.

—Capaz tienes razón —admitió—. Capaz si hablamos con ellos, podemos encontrar la forma de que nos dejen más tiempo juntos, ya no solo nosotras —Giró su cuerpo hacia su amiga para que la mirara—. Sino porque los demás también querrán conocer el terreno de los Cutuis o Lumos... No somos como los Cineos...

—Los Cineos son una raza que dependen del ruido para existir, creo que no me gustaría depender de algo así cuando ahora mismo el silencio en este bello lugar hace que sea una situación hermosa de vivir —explicó Luminosa con un rostro calmado. Ànima la miró por unos segundos y sonrió calmada.

—Tomaría ese riesgo si con ello puedo estar contigo.

Era gracioso ver como un brillo amarillo aparecía en los mofletes de Luminosa, rápidamente miró a otro lado rascando su cabello blanco que a veces se suspendía en el aire. Para Ànima, estas características le eran preciosas, aunque ya admiraba su raza antes de conocerla.

Ànima había nacido en las profundidades de la montaña en donde se encontraban, dependía de la oscuridad para existir, por ello cuando era un bebe no pudo ver nada de su alrededor hasta que poco a poco sus ojos se habituaron y lograron permitirle un tipo de visión nocturna. Vio a los que la rodeaban, reconociendo a su familia y conviviendo en un lugar donde la oscuridad era parte de sus vidas.

Con el paso del tiempo, Ànima adquirió reconocimiento por sus actitudes y acciones, era una joven niña que no se quedaba quieta, le encantaba ayudar a los demás con tareas complicadas, pues ellos se encargaban de la extracción de minerales pesados y valiosos; y también con ayuda psicológica, muchos de los Cutuis vivían tristes y en un ambiente negativo en el que temían que la luz algún día los consumiría.

¿Porqué pensaban eso? Muchos de los Cutuis que salían al exterior por la noche, podían ver que habían otras razas, los Cin, unos hechos de ruido, y los Lumos, quienes vivían en lo más alto de la montaña, donde la luz del sol les daba tan fuerza para realizar gran diversidad de tareas. Los Cutuis temían que ellos intentaran destruir su hogar y por ello no se atrevían a salir de su casa.

Ànima pensaba que todo era una tontería, rumores falsos, ¿si eso era posible, porque no lo hicieron ya? Ella creía que era una raza pacifista y amable, por ello, con gran determinación, quiso demostrar a su raza que salir y conocer a las demás razas podría ser una gran ventaja y valor, que era muy posible que podrían obtener nuevos aliados y vecinos con los comercializar.

Su mentalidad no les gustó a muchos, otros simplemente dejaron que ella misma actuara, provocando que se encontrara sola ante un gran reto, subir en lo alto de la montaña cuando la noche cayera. Sus padres, antes de que se marchara, se despidieron de ella con gran dolor y pesar porque creían que moriría.

—Qué poca confianza me tienen —pensó en alto por aquel entonces.

Con rapidez y valor, subió hacia la montaña, encontrándose a lo lejos una gran ciudad en las nubes de colores brillantes cuya entrada estaba vigilada por dos guardianes que, nada más verla, quisieron atacarla, pero la intervención del dios Luminem provocó que todo acto se detuviera y que le rindieran honor a él, a excepción de Ànima que desconocía quien era.

Su vestimenta era elegante, sus colores eran brillantes, Ànima cubría su cuerpo con dolor a pesar de tener oscuridad guardada en su interior. El dios, dándose cuenta de la situación, disminuyó su brillo a uno que fuera cómodo para la mujer. Se le veía muy feliz, tanto que a Ànima le daba miedo sus intenciones, hasta que al final decidió hablar.

—Cuis va a odiarme por haber ganado la apuesta.

Cuis era la conocida diosa de la oscuridad por aquel entonces, la que se encargaba de cuidar a los suyos en las nuevas de su cuidad subterránea. Escuchar aquella frase por parte de Luminem provocó que Ànima se asustara. Si él la conocía, significaba que podía ser su novio o que era un dios.

—Mi nombre es Luminem, dios de la luz, me alegra que ver que el primer Cutuis se haya atrevido a visitar nuestra ciudad —explicó con amabilidad. Ànima pudo entender que lo que hizo, no iba a pasar desapercibido—. Aunque la luz pueda hacerte daño, quiero invitarte hacia un lugar especial para que puedas recuperar tus poderes como raza y conocer nuestra ciudad, si es que lo deseas.

Aquel día fue el desencadenante del cambio, las razas empezaron a conocerse y comenzaron los acuerdos, Ànima vio en persona como los dos dioses hablaban en tonos relajados sobre una posible red de comercio en donde ambos podrían salir beneficiados. Cuis, no solo tomó en cuenta esa opción, sino que también valoró a Ànima como una elegida, una mano izquierda de la diosa de la oscuridad.

Su nombre no pasó desapercibido en la ciudad subterránea, sino que también en la ciudad de la luz y del ruido, pues los Cineos también escucharon todo el ruido y rumor, tanto que se interesaron y se dejaron conocer, presentándose así el dios de esta misma raza, Cino. Ànima había juntado tres dioses sin querer y los había hecho inseparables.

Con el paso del tiempo, las redes de comercialización empezaron a funcionar de maravilla, Ànima se encargaba de vigilar quien entraba y salía, era una tarea divertida, pero a la vez importante porque no podían perder sus minerales ni ser estafados, aunque nunca ocurrió esto último porque los dioses eran amables al igual que las razas. Con el tiempo, tanto la raza como la luz y la oscuridad, obtuvieron un tipo de contenedor de poder que les permitiría visitar las ciudades de las razas durante unas pocas horas.

Ahí, es cuando empezó el turismo y entre toda esa evolución, Ànima seguía en su puesto, asegurándose de que obtuvieran los materiales y los devolvieran a los seres de la luz, encontrándose un día con una mujer curiosa.

Ese día, Ànima caminaba con prisa porque se había dormido, había estado casi tres días enteros sin descansar porque había muchos materiales que dar y organizar los que había recibido. Hoy, el cuarto día, estaba bostezando sin parar mientras apuntaba y hablaba con los demás trabajadores sobre los avances. Fue sorprendente ver que una carreta vendría hacia sola hacia la entrada de comercio, dejando a todos confundidos.

Cuando quisieron ver que era, tuvieron que cubrir sus ojos de golpe, Ànima se preocupó y al acercarse vio a una mujer de estatura pequeña durmiendo en la carreta. ¿Quién había hecho esta broma? ¿Acaso la habían abandonado? Fuera cual fuera la situación, decidió taparla con cuidado para llevarla hacia una habitación donde tendría luz para que tuviera su poder.

Pasaron las horas, Ànima estaba a su lado apuntando y manteniendo todo el orden, tenía que hacer su trabajo, pero no quería dejar sola a esta mujer que acababa de conocer. A veces se dejaba distraer por sus colores, peinado, rostro y vestimenta, le parecía muy bella, a pesar de haber visto varias mujeres Lumos.

—Mmh... Ay... —Estiró sus brazos, golpeó su mano contra la pared—. ¡Auch! ¡Oye! ¡Mi cama es amplia! ¡Mamá! —Se levantó, sin abrir sus ojos cansados, estiró sus brazos por completo y bostezó con fuerza—. ¡¡Mamá te dije que no me colocaras cajas brillantes en mi amplia ca...!!

Se dio cuenta de su presencia al abrir sus ojos, su seguía boca estaba abierta, no solo por el bostezo, sino por la sorpresa de ver a un ser como Ànima a su lado sentada con una libreta en sus manos. La analizó por completo sin saber que decir, capaz le asustaba su rostro oscuro donde sus ojos y boca derramaba un líquido negro que representaba su poder, puede que le atemorizara la vestimenta negra y algo sucia, o puede que incluso le impactara ver que el cabello de Ànima no se suspendía en el aire como el suyo.

—¿Dónde estoy? —logró pronunciar aun con el shock en su cuerpo.

—Estás en la cueva de los Cutuis, al parecer alguien te dejó en una carreta que comunica la red de comercio de los Lumos con la nuestra —informó Ànima con un tono calmado. La mujer se sentó en el suelo, su confusión era clara en su cara—. ¿Acaso no te diste cuenta que te hicieron eso?

—N-No, yo pensaba que estaba en mi casa. —Puso su mano derecha en su frente—. ¿Me han abandonado?

Ànima no quiso decir nada, no tenía ni idea de su situación, acababa de conocerla y quería que respondiera a una pregunta así de complicada y dura. Por el otro lado, la mujer a pesar de estar impactada, sonreía con calma y miraba a su alrededor con ilusión.

—¡¡Capaz fue una broma!! —dijo con una risa—. ¡Menudos tontos! ¡Se los devolveré de alguna forma! Si piensan que esto me molesta, en absoluto, me han hecho un favor porque por fin puedo conocer a los Cutuis.

La positividad de la mujer dejó atónita a Ànima, normalmente los de su raza pensarían en todas las situaciones más tristes y desesperantes posibles, siempre en un tono negativo, pero en este caso, la mujer que acababa de encontrar, a pesar de estar en una situación complicada, lo veía con la mejor versión posible. ¿Acaso eran así todos los Lumos? Sabía que eran positivos, pero, ¿tanto?

—Bueno, me presento en condiciones —La mujer interrumpió os pensamientos de Ànima—. ¡Soy Luminosa! Soy una joven mujer que está buscando trabajo en mi ciudad, hace poco que terminé mis estudios y ahora tengo que conocer el mundo laboral y complicado —dijo esto último con un rostro serio, como si quisiera simular a un adulto. Ànima soltó una risa suave—. ¿Puedo saber su nombre?

—Soy Ànima. —Luminosa abrió los ojos impactada—. por tu mirada puedo intuir que me conoces, pero de igual forma me presento en condiciones. Soy la elegida de Cuis, encargada de vigilar la mercancía que sale y entra de la ciudad.

De inmediato, Luminosa se puso de rodillas al suelo y agachó su cabeza para rendirle honor, un gesto que sorprendió a Ànima y le pidió que no lo hiciera ya que no se merecía ese tipo de respeto. Creía que debía tratar a todos con igualdad y respeto, no por ser alguien importante, debían adorarla como si fuera un dios.

—En fin, teniendo en cuenta que te han dejado aquí a tu suerte, me imagino que no tendrás el poder de la luz para que puedas ver la ciudad y pedir ayudar a algunos de los guardias o a Luminem —supuso Ànima. Luminosa negó rápido con su cabeza con una sonrisa—. Está bien, intentaré buscar la forma de contactar con ellos, pero no podrás moverte de aquí, te hará daño sentir la oscuridad.

—¿Enserio?

Sin que recibiera la respuesta, Luminosa sacó el brazo para sentir como la oscuridad la consumía, miró esto con sorpresa mientras que Ànima se alteraba porque no quería verla herida, de igual forma era sorprendente ver que no se quejaba ni pedía ayuda, simplemente miraba curiosa como la oscuridad envolvía su brazo, de forma que la mujer se reiría sin parar porque sentía cosquillas.

Ante este caso tan inusual, Ànima le pidió con calma que por favor guardara su brazo en la zona luminosa, una vez hecho esto, dejó la libreta a un lado del sofá y la miró con las manos en sus caderas. Luminosa la miró de arriba abajo, viéndose en sus mejillas un brillo amarillo que Ànima no logró comprender.

—¿Puedo preguntar tu edad? —preguntó Ànima algo molesta.

—30 años, señorita Ànima —respondió aun con la sorpresa encima. Ànima suspiró impactada—. ¿Y usted?

La pregunta de la contraria la pilló desprevenida, Ànima le pidió su edad para saber con quien estaba tratando, su actitud inocente y demasiado positiva daba indicios de que era aun muy joven para entender a los adultos.

—67 años. —Su respuesta dejó boquiabierta a Luminosa. Ànima suspiró de forma pesada—. En fin, da igual intentaré hablar con Luminem a ver si podemos encontrar alguna solución.

—67 años y es más bella que cualquier mujer Lumos que haya conocido, y mira que dicen que a partir de los 63 es cuando empiezan a vivir la vida adulta de verdad a la vez que el cambio —respondió Luminosa, ignorando las palabras que dijo Ànima.

—Nuestras razas pueden vivir muchísimos años, realmente los a los 60 años es cuando empezamos a ver las cosas de otra forma y a madurar —explicó Ànima calmada mientras buscaba en los papeles de su escritorio, Pronto se dio cuenta lo que le dijo su extraña compañera—. ¿Perdón que has dicho?

—Que es muy bella que cualquier mujer Lumos que haya conocido, aunque a las mujeres de mi raza se les llama Lui —explicó Luminosa con una sonrisa. Ànima se rascó la cabeza confundida, realmente le habían dicho muchos hombres que era bella, pero no una mujer.

—Gracias por el halago... No era necesario —murmuró. Giró su cuerpo apra buscar los papeles. Luminosa la miró con sorpresa, pero decidió ignorarlo y observar su alrededor.

—¿Los Cutuis siempre viven en oscuridad?

—Claramente.

—¿Y es cierto que son muy negativos?

—Sí, lo soy, muchos no me soportan por que soy ciertamente positiva, aunque mi condición de raza me hace ser negativa.

—Se nota porque la pregunta que me hiciste no era sobre mi nombre, sino si me habían abandonado.

Ànima miró a otro lado arrepentida, tendría que haber tenido más tacto con ella y hablar con más calma, pero la mujer siempre se ponía en la peor situación posible para hacer frente a cualquier problema. No le gustaba que le pillaran desprevenida.

—Lo siento por mi actitud.

—No te disculpes, me es divertido y curioso, eres de las primeras que no me trata como una niña, sino como una mujer, aunque te diste cuenta que tengo demasiada positividad, como la de un niño —explicó con una sonrisa. Ànima giró su cuerpo para acercarse a ella y mirarla con detenimiento.

No se había dado mucha cuenta hasta ahora, pero su rostro blanco lleno de brillos amarillos mostraba la parte viva de su cuerpo, sus ojos dorados era lo que podía llamar la atención junto a su cabello blanco suspendido en el aire y su vestido amarillo con rebordes blancos que llamaba la atención junto a sus brazos grises claros. Iba descalza, era muy posible que solo llevaba como vestimenta su vestido y su ropa interior, pero nada más.

—No conozco mucho a los Lumos o Luis, en general me parecen seres positivos llenos de amabilidad y paciencia, aunque también he visto casos donde la negatividad les afecta, como es el caso de Luminem. En tu caso, apenas te conozco de unos minutos y me pareces muy positiva teniendo en cuenta tu situación.

—Yo siempre veo la parte buena de las cosas, si bien me dejaron aquí posiblemente abandonada, por otra parte puedo conocer por fin a un Cutui y quien sabe si conocer la ciudad.

—Comprendo, yo habría sido tu y me habría puesto triste, preguntándome que me pasó y porque me encuentro aquí —dijo Ànima en un tono calmado.

—Sí, claro que me lo pregunto, pero no me dejo agobiar por eso, mis padres me buscaran y pronto me encontraré con ellos gracias a los guardias o Luminem, ya que tu le ibas avisar.

—Dudo mucho que responda a mi llamada, así que pensaba en avisar a Cuis y ver que podemos hacer —supuso Ànima preocupada. Luminosa se emocionó.

—¡¿Podré conocer a Cuis?! —preguntó ansiosa.

Ànima la miró sin saber que hacer, apenas estaba en su momento más adolescente, aunque sería cuestión de meses donde pasaría a ser una mujer adulta como ella, pues los Lumos celebran su cumpleaños dos veces al igual que los Cutuis. Era muy posible que ahora mismo no pudiera volver a su casa y que el tiempo que pasar aquí tendría que aprovecharlo de la mejor forma posible. Suspiró de forma pesada para luego sonreír.

—¿Deseas eso?

Luminosa saltó de emoción, pero se relajó al escuchar las ordenes de su nueva compañera, tendría que ir vestida por una ropa más oscura, pero a su lado tendría unos contenedores de luz que Ànima tiene por si acaso algún Lumos se queda sin cuando visita su hogar oscuro. Preparó todo lo necesario para su compañera y, una vez listo, la sacó de la habitación de luz, la agarró de la mano, viéndose como la oscuridad envolvía el brazo de Luminosa quien se eía pro las cosquillas que sentía.

—Conocerás la ciudad y a la diosas, ¿entendido?

—¡Gracias por este momento tan genial, Ànima! Eres tan genial como decían en el cielo —gritó emocionada. Ànima sonrió con calma.

Su actitud alegre la hacía sentí de una forma especial, no había visto tanta positividad en alguien, era como recibir agua fresca en su cara después de tanto tiempo. Sabía que tendría que ir con cuidado con ella, cuidarla y ver que podrían hacer mientras hablaban con Cuis a la vez que le presentaban la ciudad oscura.

Había algo dentro de Ànima que no sentía que era correcto, que no tendría que mimarla tanto y cuidarla, pues podía ver la cara de los demás Cutuis, como las observaban confundidos y enfadados, ¿qué estarían pensando? ¿Cómo podían desconfiar tanto de Ànima? Solo estaba ayudando a una joven Lumos para que volviera a su hogar, pero como sabía que tardarían, le enseñaría su hogar y ciudad para que al menos su estancia en el subsuelo no fuera triste, sino agradable y no pensara en nada triste, aunque ella de por si no lo hacía.

Cuando pudieron contactar con Cuis, la diosa de la oscuridad, se dio cuenta de que Luminosa lo tendría complicado para volver hacia su hogar porque Luminem estaba hablando con una nueva diosa que acababa de venir al planeta. Se hacía llamar Christel, la que pronto sería conocida por la diosa de la guerra ya que sus hazañas en los otros planetas donde vivió no pasaron desapercibidas por su gran fuerza. Cuis, preocupada por lo que pudiera pasar, le pidió a Ànima que no solamente trabajara en la red de comercios, sino que también empezara a entrenar con sus poderes.

Luminosa se quedó asombrada al saber que su raza tenía poderes y quería verlo en persona los entrenamientos de su nueva amiga. Si bien Ànima no quería que lo viera porque no quería ponerla en riesgo, Cuis no tuvo problema y, aparte, dejó que viviera en la ciudad hasta que Luminem volviera y la llevara a su ciudad correspondiente.

Los días pasaron, Luminosa y Ànima se fueron conociendo a más mientras iban creciendo, los días pasaban asombrosamente rápido la elegida pudo celebrar dos cumpleaños con Luminosa. El primero quiso que fuera una celebración especial con los Cutuis que había conocido, aquellos que no tuvieron miedo en acercarse y conocerla, una celebración en donde Ànima vio como Luminosa era mujer que realmente se preocupaba y quería a todos por igual. Aunque fuera una joven que disfrutaba de las fiestas y pasárselo bien, también tenía una parte comprensiva.

Antes de su segundo cumpleaños, estaría el cumpleaños de Ànima, deseaba celebrarlo de la forma más calmada posible, pero fue sorprendente que Luminosa lograra crear una gran fiesta y animarla a disfrutar y celebrar bien su cumpleaños. Ese día, Ànima descubrió muchas verdad que le costaba asimilar.

—Juguemos a Luz, oscuridad o ruido —dijo uno de los Cutuis. Luminosa y Ànima no entendieron el juego—. Según salga en estas cartas, tendrás que hacer ciertas cosas, luz es que alguno de nosotros hará una pregunta al que le tocó la carta, oscuridad es un reto y ruido es ambas, pero de forma más difícil y posiblemente cruel —se burló mientras barajaba las cartas.

Todos se unieron al juego, incluso Ànima de no ser que Luminosa le pidió que jugara. Todos pillaron una carta y al girarla, pudieron ver que a muchos les tocó luz a excepción de Ànima, que le tocó ruido y Luminosa, que le tocó oscuridad.

—Bien Luminosa, empezamos contigo y luego con Ànima. Literalmente os tocó lo más divertido —se quejó el Cutui.

—No se yo si divertido es la palabra —susurró Ànima.

—Bien, Luminosa, tu reto es salir fuera de la casa y gritar la mayor locura que se te ocurra, cualquiera. Cuanto más grave mejor porque así podremos cambiar de reto o pregunta en la próxima tanda —explicó uno de los compañeros. Luminosa, sin dudar, salió de la casa para gritar a todo pulmón.

—¡¡¡Soy una Lumos que vive con un montón de Cutuis!!! ¡¡Soy parte de esta raza de la oscuridad!!!

Muchos les impactó que dijera esto, era como si parcialmente renunciara a su parte de la luz, pero por otra parte no la podían culpar, había estado durante muchos meses conviviendo con ellos que ya muchos la consideraban como una más. Ànima no dijo nada, simplemente sonrió mientras la miraba caminar hacia ellos con una sonrisa. En ese momento llevaba una ropa oscura que no la hacía daño, un vestido precioso que Ànima le eligió y le compró para su cumpleaños.

—Bien, tendrás tregua en la próxima ronda —dijo uno de los Cutuis, luego miró a Ànima con una sonrisa cruel—. Tu turno Ànima. Luz o oscuridad.

—Luz —respondió sin pensar.

—¿Alguna vez te ha gustado a alguien? —preguntó. Ànima le miró con la ceja arqueada—. No me mires así, de todos los Cutuis que conozco, eres la única que con 68 años recién cumplidos no has tenido pareja, ni si quiera un lío.

Ànima suspiró cansada, no sabía como responder, realmente no había tenido sentimientos especiales con alguien a excepción de Luminosa, pero tampoco podía considerarlo como amor.... Realmente, Ànima nunca había experimentado el amor de otra pareja, entonces se sentía confusa y no sabía dar una respuesta clara.

—¿Supongo? —respondió dudosa. Todos los demás le miraron molestos—. Mira, no me mires así, nunca supe lo que se sentía el amor.

—¡¡Entonces tengo una idea para la oscuridad!! ¡¡Tu reto será besarme!!

Todos miraron hacia Luminosa con sorpresa, incluso Ànima que no se esperaba esa idea de su parte, pero no disgustaba, todos querían ver eso, querían ver como reaccionaba Ànima al dar un beso, sobre todo a un Lumos, un ser de luz, ¿cómo sería la sensación? ¿Sería peligrosa o no pasaría nada? Una parte de Ànima tenía miedo, no quería besarla porque no quería hacerla daño, pero luminosa no parecía ser consciente, de hecho, se acercó a ella y se sentó a su lado.

—Yo no te voy a forzar a nada, pero debes cumplir el reto.

—¿Puedo pedir tregua? —preguntó Ànima. Todos se molestaron—. No quiero besarla en la boca, no quiero hacerla daño porque soy oscuridad y ella luz, ¡¡no sabemos las consecuencias!!

—Entonces un abrazo y un beso en la mejilla —sugirió uno. Los demás se pensaron la propuesta.

—Acepto, si es que me dejáis ese cambio —respondió Ànima. Tras unos pocos segundos, los demás al final aceptaron. Luminosa dio unos pequeños saltos de felicidad y miró a Ànima.

Era extraño, ni si quiera se habían abrazado y Ànima sentía como su corazón palpitaba con fuerza, aunque no era la única, Luminosa estaba nerviosa esperando ese abrazo, de hecho ver como su amiga estaba dispuesta a dar el abrazo la alteró tanto que se podía ver el rubor amarillo en su piel blanco a la vez que cerraba sus ojos.

Sentir el abrazo fue agradable, Luminosa creía que serían cosquillas como la vez que tocó la oscuridad, pero en este caso era como sentir una gran calidez en su cuerpo, como si la protegieran y la quisieran con gran cariño. Deseaba ese más esas sensaciones, por lo que se abrazaba más a Ànima hasta el punto que reposó su cabeza en su hombro. Por otro lado, Ànima sentía una gran felicidad y positividad en su cuerpo que no había sentido en años, era como si te tumbaras en un día caluroso de verano en la playa, sentía la luz fluir en su cuerpo, era agradable, divertido y bonito, Deseaba más esas sensaciones a la vez que quería demostrar, de alguna forma, que apreciaba y quería a Luminosa, que no dejaría que nada malo le ocurriera.

—¡¡Falta el beso en la mejilla!!

Ante esa frase, Luminosa se abalanzó la primera, cuando en verdad tendría que haber sido Ànima, su beso en la mejilla dejó boquiabierta a Ànima, era como si miles de cosquillas rodaran en esa zona, como si pequeños brillos de sol purificaran y tranquilizaran a Ànima, querían tranquilizarla, decirle que todo estaba bien y que no debía temer nada. Cuando terminó aquel beso, Ànima le dio uno en la mejilla de Luminosa, quien sentiría aquella protección de nuevo, pero era uno más personal, más cálido, más íntimo. Era como si sintiera que Ànima, sin importar el qué, daría su vida con tal de protegerla.

No se dieron cuenta, pero los segundos pasaron y mientras los demás miraban curiosos por si algo raro les ocurría, más cuenta se dieron de que había sentimientos reales de por medio. De no ser que uno de ellos tosió con fuerza, posiblemente estarían abrazadas y, de vez en cuando, dándose besos en las mejillas. En cuanto se dieron cuenta, se separaron avergonzadas, sin atreverse a mirar a los ojos, mientras que los demás reían de forma suave, pero no decían nada y simplemente decían de jugar otra ronda.

Ese cumpleaños fue único para Ànima, aquel día se dio cuenta que esos sentimientos que posiblemente se relacionaban con el amor estaban involucrados con Luminosa, lo malo era saber que pronto se iría porque Luminem había vuelto, aunque no parecía estar muy tranquilo de su regreso.

Fue duro para Ànima dejar de ver a Luminosa, le pidió y prometió que la visitaría con la mayor frecuencia posible y que no la olvidaría, algo que Luminosa también dijo y prometió que la visitaría. Estos actos no pasaron desapercibidos, porque Luminem, quien contactaba mucho con Ànima y Cuis, se dio cuenta de su actitud más apenada.

Un día, mientras Ànima seguía entrando con sus poderes de oscuridad, Luminem apareció con un suave bostezo para saludar y hablar con ella.

—Ha pasado tiempo desde la última vez, antes eras la elegida de Cuis, pero ahora te han proclamado como guardiana, ¿no es así?

Ànima se giró, mostrándose a una mujer mayor y madura, mucho más bella que antes, sudando porque estaba mejorando sus poderes y habilidades.

—Ser la mano derecha de Cuis no es algo fácil, pero la verdad es que si es honor ser su guardiana —respondió Ànima en un tono serio—. Igual, creo que es necesario, me dijo Cuis que aquella diosa llamada Christel estaba siendo un problema, tenía aliados nuevos que también eran dioses como Kemi, el dios de la naturaleza y los animales, Pyschen, la diosa de la locura, y Kersmark, la actual pareja de Christel y el dios de la tecnología.

—Veo que Cuis te informó bien —dijo Luminem con una sonrisa suave—. Realmente sí, es sorprendente que tenga tantos aliados, también nos dijo de ser aliados, pero lo estamos considerando porque es complicado, no nos da buenas vibras.

—Comprendo, ¿y ha estado buscando a un guardián o guardiana?

—Pues ahora que lo mencionas...

Luminem sonreía demasiado, tanto que hizo desconfiar a Ànima, pero en cuanto vio lo que ocultaba, se quedó boquiabierta, haciendo desaparecer todos su poderes, encontrándose enfrente suya a Luminosa con una sonrisa radiante junto a un cuerpo mucho más desarrollado y fuerte. Brillaba con fuerza y mostraba una espada preciosa a su lado.

—Desde la última vez que os visteis, Luminosa me prometió que sería igual que tu, que trabajaría en ayudar a los demás y que sería muy fuerte porque también se dio cuenta de la situación, fue admirable ver como superaba a los demás y pasaba las pruebas, logrando así ser entrenada por mi y ser una guardiana, como tu.

—Lu-Luminosa...

—¡¡Hola Ànima!!

La joven llena de oscuridad no dudó en correr hacia ella para abrazarla con fuerza, Luminosa, sorprendida por sus actos, se dejó abrazar, cerrando sus ojos con amabilidad, sintiendo de nuevo aquellas sensaciones especiales la vez que celebraron el cumpleaños de Ànima. Luminem no decía nada, simplemente sonreía con calma mientras ponía sus manos en su espalda y caminaba calmado.

—No les interrumpiré, tengo que encontrarme con Cuis. Nos vemos.

Las dos mujeres se separaron sonrieron calma para agarrarse de la mano, Luminosa le explicó todo lo ocurrido mientras Ànima escucha emocionada y feliz porque la tenía a su lado una vez más. Entendió que ahora mismo podían verse cada día por unas horas, porque tenían que entrenar por su puesto, guardianas, eran la mano derecha de su respectivo dios. Igual forma no veían esto como algo malo, porque podrían verse cada día como antes.

Se explicaron todo lo que vivieron mientras que a lo lejos dos dioses veían la situación con calma, pero a la vez con pena.

—Yo no quiero ver que el caos arruine este planeta —dijo Cuis molesta.

—Entonces hagamos lo mejor posible para evitarlo. Solo es aliarnos con ella y posiblemente no tengamos problema —contestó Luminem. Cuis negó con rapidez.

—Mi problema no es Christel —aclaró. Luminem miró a su novia preocupado—. Es esa diosa de la locura quien me asusta.

—¿Ànima? —preguntó Luminosa preocupada. La mujer despertó de todos sus recuerdos para mirar a la chica que quería en ese momento.

—Estoy bien, dejé que los recuerdos me inundaran —respondió. Luminosa sonrió animada.

—La verdad es que lo he pasado muy bien contigo y pasar este segundo cumpleaños contigo hace que sea más especial —admitió con un sonrojo amarillo en sus mejillas—. Tengo 32 años y los celebro contigo en esta ocasión, no me quejo, es más, me gustaría celebrarlo cada día contigo a tu lado.

—Eso siempre será posible, tonta —Golpeó con suavidad su cabeza, algo que a Luminosa le molestó un poco porque su cabeza era delicada, sobre todo su cabello—. Menuda quejica estás hecha, pero si tu pelo no está mal y siempre se mantiene precioso.

—¡No, mentira! ¡El tuyo siempre lo está! Está ahí tranquilo, no es fácil mantener run pelo que se suspende en el aire por alguna razón que desconozco —se quejó hinchando sus mejillas. Ànima soltó una risa suave.

—Que adorable te ves ahora mismo, te ve algún Cutui y te molestaría porque pareces un pez —se burló con suavidad. Luminosa se cruzó de brazos.

—No soy un pez —dijo con una falsa molestia—. Yo soy un... Un...

—¿Qué ibas a decir, boba? —preguntó con una sonrisa.

—¿un pájaro a lo mejor? Total, vivo en las nubes.

—Eso lo puedo confirmar, nunca bajas de ellas, tienes sueños muy ambiciosos —recordó Ànima. Luminosa se molesto poniendo sus brazos cruzados.

—¡¡Cumplí todos y cada uno de ellos!! ¡¡Y te prometo Ànima que te llevaré por el universo para conocerlo juntas y saber la verdad que esconde a la vez que disfrutar de un viaje juntas!!

—¿Quieres viajar conmigo? —preguntó Ànima con sorpresa.

—Quiero estar contigo a tu lado siempre, que es más distinta.

Por primera vez, Ànima mostró un sonrojo bastante destacable, sus mejillas se volvían blancas, algo que para Luminosa le fue muy adorable y precioso de ver. Con una sonrisa calmada y de enamorada, se acercó a ella para abrazarla con fuerza, algo que Ànima adorable y se dejaba mientras cerraba sus ojos.

—Luminosa, ya es la hora... —le recordó Ànima con pena.

—Mañana nos veremos más —dijo Luminosa con calma. No la soltaba del abrazo—, pero antes de irme, quiero decirte algo importante.

Ànima no dijo nada, simplemente sonreía con calma, sin dejarme hablar porque puso su dedo índice en la boca de Luminosa, provocando que el silencio reinara a la vez que el amor que se tenían.

—No me digas una obviedad que ambas podemos ver —murmuró Ànima—. Yo también te quiero, Luminosa.

Ante la noche siendo acompañada por las estrellas, el sol fue poco a pareciendo, provocando que ambas se separaran del abrazo y soltaran poco a poco sus manos para luego despedirse, sabían que mañana se verían, pero no querían alejarse por más horas, querían estar más rato juntas. A pesar de la que la oscuridad y la luz no se podían llevar del todo bien por el daño que pudieran hacerse, ellas se sacrificaban sin importar el qué.

Aquel día, mientras Luminosa volvía a su hogar, tuvo que frenar sus pasos al oír un gran ruido a lo lejos,. cuando se giró, pudo escuchar un grito de ira que la aterró, viendo como a lo lejos todo se destrozaba en miles de rocas que se elevaban por los aires. Sin saber bien que hacer, intentó huir, pero una de esas rocas la elevaron por los aires. Se agarró con fuerza para evitar que la caída fuera desastrosa para ella, viendo por unos segundos las nubes que la rodeaban en ese momento. Una gran paz, un aire puro y limpio del que poco a poco, mientras bajaba de ahí, se daba cuenta que el cao sería impactado ante la diosa de la guerra, Christel.

No podía entender porque su alrededor estaba destrozado con miles de animales asesinados sin piedad alguna, con arboles caídos y una naturaleza quemada y destrozada, seguido de miles de gritos de ira y violencia. Cuando quiso girarse, se daría cuenta que la diosa caminaba con pasos fuertes que destrozaban el terreno, mostrando un aura agresiva que cualquier a su lado podría morir. Luminosa, aterrada por esta situación, intentó sacar su espada para hacerla frente, pero no le daría tiempo a actuar al sentir como la cortaban por la mitad sin piedad alguna.

—Guardiana de la luz —dijo con desprecio—. Ni si quiera pudo ver mi corte. Débil e inútil.

Para cuando quiso hacer algo, mínimo un aviso, pudo escuchar miles de risas que se burlaban por su desgracia, porque se daban cuenta que su destino se había acabado, que ahora mismo no podía hacer nada, que no podría avisara Luminem o a la que tanto amaba. Su cuerpo no respondía, estaba sintiendo como la sangre amarilla y blanca de su cuerpo salía por distintas partes de su cuerpo, como el dolor aparecía en todos los lados, pero no podía gritar, no lo hacía, simplemente lloraba mientras caía contra el suelo y caía inconsciente.

Había muerto, mientras el caos reinaba el planeta en cuestión de segundos, ella estaba desvaneciendo en partículas de luz que iban mucho más allá del cielo, iban hacia el universo, conservando lo único que Christel no puedo quitarle, su alma. Empezaba a olvidar cosas de su pasado, recuerdos que por mucho que quisiera conservar, no podría guardarlos ya que poco a poco estaba desvaneciendo.

No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, solo sabía que por alguna razón seguía sobreviviendo, un alma triste y llena de ira en su interior por no poder disfrutar lo que tanto deseaba estaba sola en el universo. Sentía el frío y la soledad en aquel momento, ¿qué habría pasado en ese entonces? ¿Qué habrá pasado con los demás? ¿Y Ànima? No podía olvidarse ella, no podía alejarse de ella, no podía...

Sintió una calidez extraña en su alma, algo poderoso a su lado, algo que hacía mezclar sus recuerdos con el de alguien más, pero no solo eso, en cuestión de minutos, su alma empezaba a ser modificada y poco a poco podía sentir que estaba dentro de un cuerpo, uno totalmente oscuro.

—¡Ah! No me lo creo, lo he conseguido —dijo la mujer sorprendida—. He creado un cuerpo, un ser con mis propios poderes oscuros.

Mientras era creada por cuidado y cariño, podía ver enfrente suya a una mujer que no se esperaba ver tras tanto tiempo, ¿qué hacía ahí en medio del universo? ¿Porqué estaba ahí? ¿La estaba creando? ¿A qué se refería? En ese momento estaba tan confusa, pero tenía algo muy en claro, la que estaba enfrente suya, era alguien quien había querido por mucho tiempo.

—Soy Ànima, perdón que hayas sido creada de esta forma, vi tu alma y no quería que mueras en el universo, por ello pude crear un cuerpo con mis poderes oscuros —explicó apenada—. ¿Al menos te acuerdas de tu nombre?

«Tan amable como siempre, tan cariñosa como la recordaba...», pensó apenada.

—¿Podría saber tu nombre?

En ese momento, dudaba si decir su nombre de verdad, sentía que decirlo podría ser un problema y alguien le decía que era mejor no decir su verdadero nombre, ese alguien era la otra alma que estaba a su lado. Por alguna razón, decidió hacerle caso, parecía ser un alma sabia y poderosa, pero que necesitaba estar a su lado para poder recuperar sus poderes y apariencia.

—Soy Negatividad —se presentó—. Negatividad Luminosa.

—Oh, un gusto conocerte —dijo ilusionada, pero lo que no se dio cuenta es que había dicho su nombre real y no le sonaba para nada, no le traía ningún recuerdo—. Ahora mismo me encuentro sola, pero quiero avisarte de que pronto vendrá una amiga.

—¿Una amiga? —preguntó confusa.

—Sí, verás, perdí mi memoria, no recuerdo quién soy, solo se que me llamo Ànima y que soy la diosa de la oscuridad. Vengo del código 008 y cuando salí, me encontré con otra diosa que necesitaba mi ayuda porque Christel, una diosa también formó un gran caos en el código 002.

—Christel... —murmuró Negatividad impactada—. Ella... Me mató.

Decir esas palabras provocó un gran impacto en Ànima, se acercó a ella por si necesitaba apoyo, pero en ese momento Negatividad esta tan llena de dolor que solo quería gritar y llorar sin parar, pero no lo hacía, se contenía sin decir porque sabía que de poco servía.

—Capaz si le decimos a tu amiga la historia, podrá aceptar tu ayuda y a la vez acabar con esa diosa.

—¿Podría saber...?

—¿Qué está ocurriendo?

Una gran presión en su pecho causó un gran terror en Negatividad, quiso girar su cuerpo, pero no lo podía hacer ante los miles de gritos de ayuda y socorro, a la vez que le decían que huyera y que no se quedara con la diosa que tenía a sus espaldas. Como mejor pudo, logró mirar a sus espaldas, encontrándose con un fantasmal de cabellos grises desordenados, piel grisácea que mostraba unos ojos esféricos blancos junto a una niebla oscura que a veces salía de su boca líquida negra y blanca. Vestía con un vestido verdoso destrozado junto a unas manos que parecían ser agujas.

—E-Es una aliada, ella fue asesinada por Christel y quiere venganza —explicó Ànima. Incluso ella estaba atemorizada.

—¿Oh, enserio? —preguntó la contraria con curiosidad—. ¿Puedo saber como te llamas?

«NO LE DIGAS TU NOMBRE COMPLETO.»

Ese grito en su cabeza asustó demasiado a Negatividad que simplemente se quedó quieta en el sitio sin saber que decir, estaba a punto de hablar, hasta que Ànima le robó sus palabras.

—Negatividad, es un alma que encontré en el universo y que decidí darle un cuerpo.

—Está bien, si quiere ayudarnos, entonces mejor, capaz así incluso puede que consigues tus recuerdos con alguna cosa que haga o diga —respondió sin importancia—. Venga, vámonos, tenemos mucho que hacer.

—S-Sí, señora...

Antes de que Ànima se marchara, Negatividad la agarró del brazo, sus miradas se cruzaron, la sorpresa impactó en ambas, sin saber muy bien que decir. Negatividad no veía aquella mirada preciosa del cual expresaba amor, sino una de confusión y cierta desconfianza. Con dolor, se disculpó y la soltó para solo hacerle una pregunta:

—¿Quién es tu amiga?

—Pyschen —respondió sin dudar—. La diosa de la locura y el ruido.

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Curiosidades y nota de autor:

¿Hacer cosas bonitas? Bueno, algo.
¿Pero hacer cosas crueles? DAME MIL.

Dios, como me odio, pero a la vez me quiero. Esta historia hace que esté modo, ¿porqué soy tan cruel? Y luego recuerdo quien soy y se me pasa.

➤Esto es semi canon porque los tiempos no están bien organizados y lo que ocurre no es del todo así, hay cosas que cambiar, pero me dio vagancia cambiarlo y meh xD.

➤Y no puedo decir más que si quieres saber más la historia que tiene más relación es la de código del caos hueue.

Solamente diré: These bitches gay, good for them... good for them.





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