Recuerdos.
A veces, en noches frías como esta, te recuerdo.
Ya no puedo diferenciar qué parte de ti es real y qué es solo producto de mi imaginación, de mis memorias alteradas para sentir un poco menos de dolor. Ha pasado tanto tiempo que casi he olvidado tu rostro, como ya lo hice con tu voz.
Pero recuerdo vagamente esa sonrisa suave y ese tono emocionado que usabas siempre, ese sentimiento creciendo constantemente en mi pecho sin que pudiera ponerle nombre; mi corazón acelerándose y buscando tu mano inconscientemente, buscándote a ti.
El fantasma de tu abrazo me acecha de vez en cuando, como la oscuridad cayendo pesada sobre el cielo, como ese silencio aturdidor que llena las madrugadas en las que, con música de fondo, te pienso.
Me pregunto, secretamente, qué estarás haciendo. ¿Piensas en mi acaso?
Quisiera pensar que si, que mi recuerdo también te toma desprevenida y que piensas en lo que fuimos, en lo que pudimos llegar a ser si tan solo hubiésemos tenido más tiempo para comprenderlo, para entender esos sentimientos.
Quiero pensar que no era la única. Que no solo yo me emocionaba cuando te tenía cerca, que no era la única en sonreír cuando pensaba en tu cálida presencia, la misma que ahora me ahoga cuando estoy sola aunque creí haberlo superado.
A veces, en las noches, siento que es demasiado.
Y tengo ganas incontrolables de buscarte hasta los confines del mundo, de hacer que me recuerdes y marcarte tanto como tú lo hiciste, de quedarme en lo más profundo de tu alma para que nunca seas capaz de olvidarme, de seguir adelante.
Porque aún cuando el tiempo haya terminado su curso, aún cuando todo haya perdido su forma y cuando todo de ti sea poco más que destellos borrosos, te recordaré.
Cuando olvide por completo, cuando deje de recordarte en el vacío de una habitación llena de ti, cuando todo lo que me diste se evapore con el viento, sabrás, de alguna forma, que te amé.
Aunque no pudiéramos entenderlo, aunque tú nunca lo hubieras sentido, te amé.
Y en el fondo, te seguiré amando, como siempre. A ese intento de ser humano, a ese pedacito de ti que ahora es solo una estela que no podré dejar ir por completo; a esa tú, con una voz que se perdió en el tiempo y un rostro que apenas puedo recordar.
Porque no sé quién eres tú ahora. No sé donde estás.
Te prometeré, aunque no lo sepas, que algún día te voy a encontrar otra vez, entre esos recuerdos borrosos y entre las infinitas voces. En las madrugadas y en las noches asoladoras, cuando esa sonrisa me asalte en medio de mi soledad.
Y, cuando crea que te he olvidado, volverás.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top