SEGUNDO RETO: DESAFÍO DOS -Entrelazados-

Siguiendo con la segunda parte del reto, la alianza escribió de manera conjunta un próximo capitulo del fanfic "Entrelazados". En la reseña dijeron que les gustaría ver a un Víctor más rudo, así que tratamos de cumplir con ese requisito, esperamos que les guste!!!

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"Acerca del Karma y alfas inmaduros"

Yuuri salió hecho un rayo de aquel baño, no se había percatado de la hora hasta que tomó su celular. Era tarde, temprano, pero aún así tarde; el día anterior no había ido a casa y sabía que sus padres podrían preocuparse por su ausencia. Aunque si debía ser franco, le sorprendió no tener ninguna llamada perdida en su celular.

Corrió para adentrarse a la habitación del alfa buscando alguna ropa para vestirse y salir a comer. No podía usar su playera, ya que esta había terminado hecha jirones, invariablemente recordando lo sucedido y al instante un intenso sonrojo pintó sus mejillas. Apenado, se acercó al closet del mayor y tomó una camisa, se la colocó y arremangó las mangas hasta que le quedaran bien, tomó un pantalón he hizo lo mismo. Se acercó al espejo para arreglar sus rebeldes cabellos y de pronto cayó en cuenta de que Masumi estaba ahí afuera y lo vería, vería la mordida. Entró en un estado de pánico total, corriendo de nuevo al cuarto de baño y se apresuró a husmear en el botiquín de emergencias hasta que encontró una venda que se colocó con cuidado, tratando de tapar la misma con la camisa.

- Listo, creo que así estará bien -expresó satisfecho, tanteando el vendaje con sus dedos y admirando su imagen en el espejo, verificando que estuviera bien puesta y cubriera lo que debía de ocultar.



Ya más tranquilo, salió fresco y radiante de aquella habitación, sonriendo como si no hubiera un mañana, arrastrando las pantunflas pues le quedaban grandes. Se acercó a la sala y saludó con mucha formalidad, quizás demasiada, al mayor de los alfas.

-Buenos días Masumi- hizo una pequeña reverencia y observó a al castaño que le veía con curiosidad - ¿E-esta todo b-bien?- un ligero tartamudeo lo traicionó. Se sentía acechado, y el platinado simplemente reía al ver la postura de ambos.

-Te ves muy feliz el día de hoy, Yuuri. ¿Pasó algo interesante? -preguntó divertido y en cuanto a la respuesta de Yuuri, basta decir con que el rojo subió hasta sus orejas en cuanto escucho aquellos comentarios.

- ¡Ma-masumi!

-Hahaha bueno eso lo termina de confirmar- replicó mientras se recargaba de nuevo en el sofá.

-Deja de fastidiarlo y acompáñanos a desayunar- replicó Víctor, quien se levantó acercándose al omega para depositar un suave beso en su mejilla y halarlo de la mano para llevarlo hacia el comedor, el sonrojado azabache se dejó hacer dócilmente por el alfa.

Masumi veía con sorpresa la escena y no era para menos, en sus años de conocer al ruso no lo había visto actuar de esa manera, era extraño pero a su vez agradable. Víctor separó la silla de la mesa para ayudar a Yuuri a sentarse. Oh sí, el platinado podía ser tan romántico como él quisiera; el castaño se sentó justo enfrente del azabache, observando aquella enorme sonrisa en su rostro y la tranquila charla que llevaba con...


- ¡Yuuri!- gritó con fuerza Masumi. Se sentía un estupido, ¿cómo era posible aque apenas en este momento se diera cuenta? - ¿Llevas una venda en el cuello?- tocó rápidamente su nuca mientras el mayor se levantaba de la mesa y la golpeaba con ambas manos - ¡Víctor Ivanovich Nikiforov! ¿Cómo pudiste?- el mencionado simplemente se encogió en hombros.

-Te dije que todo lo que pudiste haber pensado, pasó- respondió en un tono que denotaba que no estaba arrepentido en lo más mínimo.

-Sí, lo sé. Pero ¿esto, Víctor? ¿Sabes la responsabilidad que esto conlleva?- lo increpó, y el otro chasqueó la lengua ante los comentarios.

-Odio que me hables como si fuera un niño, soy un adulto por si no lo has notado.

-Pues compórtate como tal y piensa en las consecuencias de tus acciones.

- ¿Y quién dijo que no lo haría? -lo cuestionó a su vez el ruso, y fue a colocarse atrás del nipón, tomándolo por los hombros- ¿Quien dijo que no quiero estar con Yuuri?

- ¿Ah, sí? ¿Y que dice Yuuri? ¿Él está consciente de lo que significa?

Yuuri frunció el ceño con evidente desagrado. Apestaba a alfa en aquella habitación, era una guerra de poder que sólo mareaba al pobre omega, quien se tapa la nariz.



- ¿Podrían dejar de hablar como si no estuviera aquí?- Yuuri se destapó la nariz para hablar y ambos guardaron silencio momentáneamente -Quisiera desayunar tranquilamente antes de ir a casa y hablar con mis padres.

El comentario devolvió a Víctor a la realidad. Cierto, los padres de Yuuri; Víctor sabía que debía hablar con ellos, después de todo ahora era la pareja del azabache, pero no podía evitar sentir una punzada de intenso nerviosismo mezclado con angustia que el tener que hacer eso le provocaba y no era para menos. Cuando llevaba su relación con Yusuke, sus padres no lo habían tomado muy bien y ahora era una situación incluso peor: tenían poco de conocerse y ya había marcado al joven omega. Definitivamente no pintaba nada bien.

-Está bien, pero es por ti Yuuri- gruñó por último Masumi quien tomó asiento de nueva cuenta, así como el platinado se sentó a lado del azabache.



- ¿Me permites la sal?- pidió el japonés al castaño, quien tomó el salero y al instante se escuchó un gruñido de parte de Víctor.

- ¿Es en serio?- criticó Masumi viendo como Víctor se levantó, rodeó la mesa, tomó el salero, se lo entregó a Yuuri y se sentó a su lado nuevamente -No puedo creer que hayas hecho todo eso solo para evitar que yo se la diera.



-Para eso me tiene a mí, para hacer lo que necesite.



- ¿Aún cuando no te la pidió a ti?- le riñó Masumi con ironía.

Aquello comenzaba a crispar los nervios del omega, ya que inconscientemente ambos liberaban su aroma mareándolo de nueva cuenta. Esperando mantenerse calmado, Yuuri cerró los ojos y trató de mentalizarse, contando en voz alta pero sin que los alfas le pusieran atención:

-No necesita pedírmelo, yo se lo que necesita.

- Uno... -pronunció el omega, apretando los puños con fuerza.

- ¿De verdad? ¿Es tu instinto de pareja destinada?

-...dos... -se tensó, mareado por la peste a alfa territorial.

-Claro, lo sabrías si tuvieras una.

- ...t-tr...

-El que primero lo negaba, ahora lo afirma.

-Cierra la boca, vejete.



Ni siquiera le permitieron terminar. Yuuri había llegado a su límite.

- ¡Basta!- gritó con fuerza, levantándose de la mesa. Si los omegas tuvieran una voz así como la tenían los alfas, esa en definitiva hubiera sido la de Yuuri -Si no fuera porque los conozco juraría que estan casados, ¡porque pelean como matrimonio de treinta años!- ambos alfas veían con un poco de incredulidad al omega. Sí, así era la situación, un omega había callado a dos alfas adultos-Terminaré mi comida en la habitación, mientras tanto arreglen sus problemas- el azabache se levantó y tomó su plato para ir hacia la habitación del platinado.

- ¿Pero qué acaba de pasar? -quiso saber Viktor, con la vista fija en el sitio desde donde el azabache les hubiera gritado.



-Yuuri sí que está molesto, no lo había visto nunca así- una simple frase como esa hizo enloquecer al alfa menor nuevamente.

-No hables como si lo conocieras de toda la vida.

-Pues sí más que tú.

- ¿Tienes que restregármelo en cara? -se quejó Víctor de mala gana.

- ¿Qué?, ¿te molesta que así sea?

Aquella frase fue interrumpida por un par de pantuflas que atinaron perfectamente en ambas cabezas dejándolos completamente atónitos. Yuuri estaba de vuelta, observándolos con los brazos cruzados y golpeando el suelo rítmicamente con su pie descalzo.



-Quiero ir a casa... AHORA.

-C-claro- pronunciaron al unísono los alfas, sintiendo un escalofrío simultáneo ante el enojo del omega.

Recogieron sus cosas y salieron del departamento avanzando hacia el coche del castaño.

-Masumi llévanos a casa de Yuuri.

- ¿Qué? ¿Me viste cara de chófer?

-No empieces, sabes que no puedo manejar yo.

Yuuri comenzaba a hartarse de aquella estúpida e infantil pelea que ambos estaban llevando y su rostro lo hacía evidente; Masumi fue el maduro al notarlo y acceder.

-Lo haré únicamente porque Yuuri necesita llegar a casa- el castaño se acercó a la puerta del auto abriendo la misma para el azabache quien se acercaba para entrar en el cuando un gruñido le detuvo el paso, Víctor lo sujetó del brazo.

-Yo iré adelante con Masumi. Yuuri, por favor viaja atrás.

El platinado recibió una mirada repleta de incredulidad. ¿De verdad? A eso habían llegado. El omega chasqueó la lengua y subió a la parte trasera del coche azotando la puerta al cerrar.

-детство (infantil) - gruñó el ruso una última vez ante los comentarios del castaño y simplemente subió al coche.

El camino iba siendo bastante tranquilo, incluso Yuuri comenzaba a relajarse al punto que el sueño comenzaba a apoderarse de él, todo era paz y silencio...

- ¿Por qué tomaste este camino?

-Es un atajo, ¿no los conoces?



Y lamentablemente, duró demasiado poco.

-Sólo era una pregunta, no tienes que ser tan cínico.

- ¿Cínico? ¿Ahora yo soy el cínico?

El azabache se preguntaba si había hecho algo que molestará al karma porque esto lo estaba volviendo loco. Refunfuñando, gimió y se cubrió los oídos con las manos sin que eso ayudara realmente.



- ¿Qué? ¿Te molestó que yo viniera de copiloto y no Yuuri? -se burló Viktor, dedicándole al otro alfa una sonrisa ladina- Masumi, pareces un niño.

-Por favor Víctor, mírate en un espejo. Gruñendo porque me pide un favor o porque soy caballeroso y le abrí la puerta.

-Pues no era necesario que lo hicieras, yo estoy para ayudarlo.

-Juro que si ambos no se callan, abriré la puerta y me lanzaré a la calle. De verdad, no se que les pasa hoy pero juro que nunca deseé con tantas ganas cinco minutos de silencio- advirtió el omega, colocando su mano sobre la manija de la puerta del coche para enfatizar sus intenciones. El castaño sonrió levemente.

-Lo siento Yuuri, es sólo que Víctor parece estar muy a la defensiva.

-No es necesario, yo soy su alfa y soy su pareja destinada -mencionó el platinado con énfasis especial en la última parte.

-No de nuevo - el nipón suspiro pesadamente para pasar rápidamente a un rostro de miedo al sentir como el coche paraba en seco.

Masumi se volteó para contemplarlos a los dos sin disimular su creciente preocupación.

- ¿Se cuidaron?- preguntó sin rodeos, y la pareja se quedó en un silencio bastante incomodo que llegó junto con un rubor en ambos rostros - ¡Oh por dios! ¡No lo hicieron!



-Masumi, ¡basta!

- Puedo comprender que Yuuri se olvidara de eso, ¿pero tú, Víctor? ¡Eres un doctor! ¿Qué no aprendiste nada en la Facultad? ¿Te saltaste las clases de anticoncepción, o qué?



-Por favor dios, que esto termine ya- deseó con todas sus fuerzas Yuuri.

Sí, en definitiva se trataba del viaje más incómodo de su existencia.

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