Los hombres no se equivocan


Apenas 15 minutos luego de salir de casa ya me encontraba en las puertas del colegio, se podría decir que tenía suerte, solo tuve que esperar por dos o tres minutos la micro que me dejaría a solo una cuadra de mi destino, eso no era normal, por lo general llegaba mucho más rápido si caminaba a clases.

Pero hoy, hoy era un día especial, eso tenía que admitirlo, y la verdad aún tenía mis dudas de si eso era algo bueno o no.

En fin, desde que subí a la micro hasta que llegue al colegio no vi a ningún otro estudiante, lo cual me hacía sentir muy impaciente, que tan tarde iba, tal vez no alcanzaría con pedir un simple pase para poder entrar a clases, quizás, la profesora llamaría a mis padres.

- mierda

Eso no era muy bueno, no es que le tenga miedo a mis padres ni que fuera a recibir una reprimenda muy fuerte, es solo que sería muy molesto el tener que levantarme temprano para poder llegar a tiempo siempre, de seguro eso sería todo lo que me obligarían a hacer si los llamaban, no parecía mucho, en realidad no lo era, y no es que yo sea un flojo de mierda que no pueda levantarse 30 minutos antes en las mañanas.

 El punto es que no serían solo 30 minutos...

Mi mano se movió para poder abrir la segunda puerta y así llegar al hall, era el momento de la verdad, levanté mi mirada hacia las secretarias que se encontraban en la recepción, una de ellas me saludo con una gran sonrisa, esta llevaba trabajando allí desde antes que yo ingresara a la enseñanza básica , por lo cual me conocía , incluso más de lo que a mí me gustaría, que les puedo decir, a mi madre le encanta entablar amistades. La otra solo me miro por un segundo  interesada en a quien había saludado su compañera, para luego volver su vista al escritorio.

Perfecto, toda la tensión que parecía haberse acumulado en mis hombros desapareció, una sonrisa se formó en mis labios mientras la obvia razón se formaba en mi cabeza, es el primer día de clases Revi, a quien le importa quien llegue tarde o no.

Una vez en el tercer piso me dirigí a el último de los pasillos que se encontraba hacia la izquierda, solo eran dos y en ellos se albergaban todas las salas de los electivos que tenían los estudiantes de 3 y 4 medio, ambos estaban unidos al final por otro pasillo en el cual se encontraban las salas más grandes de todo el edificio, eran los laboratorios de Biología y Química, la sala de mi curso, o más bien la sala de mi profesora jefe se encontraba casi al final del segundo pasillo, no era nada especial, solo la sala de Literatura.

En todo mi trayecto hacia allí mi caminar se hizo más lento, algo no cuadraba, en las salas no se notaba una sola luz prendida, lo cual no era lo raro, ya que la luz que entraba por las ventanas era más que suficiente para poder ver todo frente a ti y más allá, el problema era que tampoco se escuchaba un solo maldito ruido.

 ninguno

 Era un colegio, no un puto cementerio, además era el primer día de clases, porque no está todo el mundo gritando de la emoción, ¿o es que acaso eso estaba guardado para todo el resto del año a excepción del primer día?.

Entonces me encontré frente a mi salón de clases, y de nuevo, ningún ruido.

Mi curso podía ser muchas cosas, amables, ordenados, fríos, cooperadores e incluso podíamos llegar a ser los más simpáticos  a la vez que apáticos en este mundo, teníamos una variedad de personalidades increíble, lo cual era bastante interesante, ya que si teníamos un real objetivo en común podiamos llegar a ser muy producentes, pero si esto no era así, éramos lo más contraproducente que podía existir en este mundo, y no porque no supiéramos cómo hacer algo o por no tener ideas buenas.

No, 

El punto con nosotros era que cuando se trataba de discutir ninguno se quedaba sin dar una opinión.

 En fin, el punto en todo esto es que mi curso no podía pasar una hora sin estar discutiendo, joder, ni siquiera en una corte podías escuchar tantos argumentos y contraargumentos en una sola platica.

Y ahí estaba, a punto de hacer una de las cosas más estúpidas de este mundo- poner mi oido junto a la puerta para poder escuchar del otro lado- cuando una voz bastante conocida llamó mi atención.

No podía ser cierto, la persona que estaba caminando en mi dirección no podía ser él... 

Pero en realidad, si lo era.

—Vaya vaya hombre, pero que tenemos aquí- el causante de tan sonora voz estaba ya a solo unos dos metros de mí. —mira nada más la pinta que tienes... - una sonrisa algo cínica se formó en sus labios.

Para cuando el chico se encontraba frente a él, Revi se apoyó en la pared frente a la puerta de la sala con sus manos en los bolsillos de los pantalones, esa posición lo hacía parecer más bajo de lo que era.

—No me jodas Cristian, no estoy de humor- y en cierto sentido era cierto, ya que el que Chris estuviera ahí, significaba una cosa, y nada más que una cosa. 

Y eso era lo que me tenía realmente fastidiado.

—Uy..- Cristián soltó su bolso que se encontraba sosteniendo con una mano por sobre su hombro derecho, lo que hacía que su codo quedará casi en la cara de Revi debido a lo cerca que se encontraban.- Cuidado señores Revi ha vuelto, y ahora está en Cuarto medio asique estudiantes del liceo Reinbow, Temed.- Este hablo tan fuerte como para que todo aquel en el tercer piso lo oyeran , y lo hubiera logrado...

si hubiera habido alguien más que ellos dos.

Revi levanto la vista desde el suelo y observo el rostro de quien fuera su amigo desde la prebásica, la expresión en su cara, la posición de sus brazos y piernas, todo. Lo hacía parecer un total ridículo, y la verdad el bolso abierto en el suelo solo ayudaba a darle un tono más cómico al asunto. Lo que causo que una carcajada saliera por sus labios.

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