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11:44pm

— ¿Qué? —preguntó ella un minuto luego de que él hablara, necesitaba saber si lo que había escuchado era correcto.

—Estaba esperando que me besaras—respondió tranquilo, sus nervios por ella ya se habían ido y sintió por un momento que podía mostrarle ese encanto que poseía. A ese Diego que todos creían conocer.

—Nos acabamos de conocer.

—Ya lo dijiste—respondió—, ¿y qué? ¿No puedes besar a un desconocido? —ella alzó una ceja, ¿acaso hablaba en serio? Eso era un no rotundo.

— ¿Estás coqueteando conmigo?

—Depende, ¿está funcionando? —preguntó él con una sonrisa, Paula frunció el ceño.

—No.

—Entonces no estoy coqueteando contigo—se rió—, aunque si lo analizamos bien, tú eres la que estaba coqueteando conmigo. Intentaste besarme.

Ella se llevó las manos a las caderas y negó, Diego lo vio como un acto tierno de su parte y sólo quería apretarle las mejillas y besarla pero por obvias razones no podía hacer eso.

—Estaba recreando una escena, no iba a besarte—se cruzó de brazos.

—Puedes escribir esto como una escena en tu libro—comentó y se sentó en la acera—, ambos chicos están peleando por ver quién iba a besar a quién; suena algo que a las personas les gustaría leer.

—Nadie quiere leer eso.

—Vamos escritora, te estoy dando una gran escena—dijo—. Ambos chicos se miraron y sabían que no tenían por qué estar peleando, de cualquier manera no importaba quién iba a besar a quién primero, lo importante era que iban a hacerlo—expresó intentando hacer una línea de un libro—. ¿No suena eso como a libro juvenil?

Sí, sonaba a la clase de líneas que ella escribía en sus libros.

—Quizás—confesó—. Lo anotaría pero no tengo papel y lápiz—respondió sentándose a su lado—, aunque me ha gustado mucho, ¿te lo has inventado tú?

—Qué puedo decirte, soy un hombre de grandes talentos—bromeó, Paula sonrió y pensó que Diego no se parecía en nada a la imagen que su amiga siempre nombraba de él. El Diego que ella adoraba era demasiada estrella del rock, en cambio lo poco que tenía conociendo al chico se veía como alguien sencillo.

Él volteó a verla y sonrió, se había imaginado ese momento de tantas maneras diferentes menos esa, y era justo como todo estaba ocurriendo. Nunca creyó que su primer acercamiento con Paula sería en una fiesta, siempre pensó que la encontraría en algún café o le hablaría en la universidad, todo bajo una práctica y un guión previamente preestablecido para que él no se quedara sin nada que decirle o pareciera aburrida ante ella.

Por su mente nunca pasó la idea de encontrarla en una fiesta y que podría tener una conversación fluida con ella porque (1) cada vez que intentaba acercarse y hablarle se ponía nervioso y huía y (2) Paula no era de la clase de chica que podrías encontrarla en una fiesta.

Y no es como si estuviera etiquetándola de alguna forma pero él la conocía muy bien—por muy extraño que eso suene—y sabía que ella prefería pasar toda su noche viendo una película o leyendo un libro que salir a algún lugar con amigos. Porque así era ella, tranquila, solitaria y brillante, todo lo que él quería que fuese.

—Si sigues mirándome así me voy a incomodar mucho—le dijo ella. Diego se rió por eso y fijó la mirada en otro punto—, y no vengas con que no me estabas observando porque fuiste bastante obvio.

— ¿Te habían dicho antes que eres hermosa? —acomodó un mechón de su cabello.

—Y volviste a coquetear conmigo.

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