8
11:23pm
Diego guió a Paula por el lugar, sólo las luces de los postes alumbraban la calle, la mayoría de las personas se encontraban dormidas y era muy difícil que alguien se asomara por la ventana para verlos. Habían dejado la fiesta hace un par de minutos y sólo se encontraban ellos dos, sin más nadie que pudiese interrumpirlos. Era la oportunidad perfecta para él.
— ¿Desde cuándo escribes? —le preguntó Diego para acabar con el silencio que había entre ellos.
—Desde que tengo doce—respondió—, comencé escribiendo cartas y poesía pero luego me di cuenta de que eso no era lo mío. Soy más de escribir una historia, la poesía suele expresar un sentimiento y yo no sé hacerlo—Diego asintió—, ¿tú desde cuando tocas la guitarra?
—A los ocho mi papá me regaló mi primera guitarra, quería ser como Slash—se rió—, ni si quiera le llego a los talones—se encogió de hombros.
—Me gustó su presentación hoy, la última canción fue increíble pero no la conozco, ¿tú la escribiste? —él asintió—. Eres bueno para eso entonces, componer es un arte que poca gente aprecia.
—Nunca le prestan atención al compositor, siempre miran al artista—se encogió de hombros. Paula comprendía lo que le estaba sucediendo, de cierto modo, a ella le pasa lo mismo al escribir.
— ¿Por qué saliste de la fiesta? Digo, ¿no deberías estar con tu banda?
—Quería lo mismo que tú, buscar inspiración para una nueva canción—mintió. Ella volteó a verlo y sonrió.
—Entonces podemos ayudarnos mutuamente—contestó, le dio un vistazo a la calle y tomó el brazo del chico para correr hasta uno de los postes de luz—. Janen tomó el brazo de Fede y corrió sin mirar atrás—habló citando una escena de una de sus historias—. Él no sabía por qué ella estaba haciéndolo pero no pensó ni un segundo en preguntarle, quería vivir el momento perfecto a su lado.
—Eso es de Torbellino de Amor—dijo él, se había aprendido cada parte del mismo con la intención de hablarle algún día sobre eso—. Quiero que tomes mi mano—citó el diálogo en el libro, Paula lo miro sorprendida y tomó sus manos—, tómalas y por favor nunca las sueltes.
—No quiero soltarlas Fede—susurró ella y se acercó a Diego, el corazón del chico se aceleró por la poca distancia que había—. Y aquí es cuando se besan—se acercó un poco, colocó sus manos en el cuello del chico y sintió su aroma.
Diego llevo sus manos a su cintura y cerró los ojos esperando que ella lo besara pero al ver que nunca pasó, volvió a abrirlos y se dio cuenta de que ella llevaba una sonrisa cómplice en la cara.
— ¿Pensaste que iba a besarte? —preguntó, él no respondió dándole entender a ella su mensaje, su gesto cambió a uno más serio—Nos acabamos de conocer.
—Tú me acabas de conocer, yo ya sabía quién eras mucho antes—habló sin pensar y rápidamente se arrepintió, la miró pero ella no hizo ninguna mueca, quizás no había escuchado lo que había dicho.
—No estabas esperando el beso ¿o sí? —alzó una ceja. Él se encogió de hombros y le dio un fugaz vistazo al cielo para pensar en si debía decir lo que estaba pasando por su mente.
Pero qué importaba si debía o no decirlo, quizás no volvería a estar de la misma forma con Paula; no podía desaprovechar el momento.
—La verdad es que sí.
N/A: ¿Cómo se imaginan a Paula y a Diego?
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