39. Fuego y explosión.

CAPÍTULO 39.

FUEGO Y EXPLOSIÓN.

TORI

Archer nos volvió a gritar que corriéramos. Según él, la casa estaba equipada por unos sensores de defensa y, por ello, los programó para eliminar a esa gentuza. Dentro de menos de veinte minutos la casa iba a salir ardiendo, pues las paredes tenían unos agujeros escondidos, como si fueran los cañones de un barco pirata, que solo se abrían cuando alguien los activaba desde los comandos que había en el sótano y solo se podía hacer eso en casos de absoluta emergencia.

Nada más escuchar la palabra fuego y explosión, mi cerebro reaccionó y me dirigí hacia la puerta de los pasadizos. Antes de entrar, giré mi cabeza hacia las pantallas de los ordenadores, donde había un temporizador. Solo quedaba un cuarto de hora. Temía que no nos iba a dar tiempo. No conocía esos pasadizos, pero intuía que iba a ser difícil poder escapar de la casa, o al menos ilesos.

Tomé de la mano a Louis y ambos nos adentramos en los pasadizos corriendo. Detrás de nosotros se encontraba Archer, quien cerró la puerta cuando entró y se acercó rápidamente a nosotros para iluminarnos la zona y mostrarnos el camino que daba a la salida.

Mientras que no paraba de correr detrás de Archer, mi móvil empezó a vibrar en mi culo y lo tomé, sin detener los pasos. La pantalla se encontraba iluminada y el nombre de Alex era lo que más destacaba. Me frené un poco, sin saber si contestar o no. No quería preocuparlo para nada, pues por una noche podía jugar el papel de un chico con vida normal.

—Victoria, ahora no, joder —ladró Archer al darse cuenta de que había desacelerado mis pasos—. ¡Corre, maldita sea!

Miré por última vez la pantalla del móvil y decidí no contestar a la llamada. Como decía Archer, ahora no era momento para entretenerme de esa forma. Tenía que correr y huir de la casa antes de que el fuego arrasara con todas las habitaciones hasta dejar solo las cenizas de la madera. No iba a tolerar perder también a mi hermano por contestar a una llamada.

Hice caso a Archer y me guardé el móvil en el bolsillo trasero de nuevo para luego acelerar aún más mis pasos, dejando todo mi aliento ahí. Sin embargo, tuve que pararme en seco cuando uno de los explosivos se saltó el protocolo y erosionó antes de tiempo. Este se encontraba encima de donde nosotros estábamos, es decir, el techo que había encima de nosotros se derrumbó, provocando que las rocas que componían el pasadizo volaran por los aires y cayeran al suelo, obstaculizándonos en camino.

—¡Mierda! ¡No, no, no, no! —se quejó Archer y se acercó a los escombros para apartarlos.

Louis ayudó a Archer y, con bastantes esfuerzos —puesto que las rocas pesaban bastante—, empezaron a quitar piedras para abrir de nuevo el camino.

No sabía cuánto tiempo le quedaba a la casa para abrir sus cañones y incendiar todo el lugar. La explosión que derrumbó nuestro camino nos demostraba que faltaba poco tiempo para poder escapar ilesos y eso me ponía bastante nerviosa.

Mi móvil empezó a vibrar de nuevo y lo tomé con la respiración agitada. Otra vez Alex estaba llamándome y seguramente estuviera preocupado, pues antes lo llamé unas cuantas veces. Por lo tanto, esta vez decidí descolgar y me llevé el móvil a la oreja.

—¡Victoria! —gritó Alex en la otra línea—. Por fin —suspiró—. ¿Estás bien? ¿Ha pasado algo? —las preguntas salían solas de la boca de Alex y no me dejaban ni hablar—. ¿Estás...? —lo interrumpí.

—Alex, ahora no puedo, lo siento —le comuniqué con la respiración agitada.

—¡VICTORIA! ¡Joder, ayúdanos! —me ordenó Louis mientras arrugaba la cara al intentar quitar una piedra del medio.

—¿Qué está pasando, Victoria? ¿Estáis bien? —Alex volvió a preguntar en la otra línea, aunque ahora parecía aún más preocupado y asustado.

—Sí, tengo que dejarte.

Alejé el móvil de mi oreja e hice amago de colgar, pero su voz me detuvo en el intento.

—¡Victoria! —gritó—. ¿Dónde demonios estáis? —preguntó, alterado, pero no me dio tiempo a contestar, ya que dijo—: Estoy yendo para tu casa.

—¿Qué? ¡NO! Ni se te ocurra, Alex.

—Victoria, me da igual lo que digas. No te voy a dejar sola y menos después de haber recibido ese mensaje.

—¿Qué mensaje? —inquirí, confusa.

Justo en ese momento Louis se giró para mirarme con el ceño fruncido, pues había escuchado mi conversación con Alex.

—Eso no importa ahora mismo —habló Alex—. ¿Dónde estás?

—Bienvenido al juego —ignoré su pregunta—. ¿Eso era lo que decía el mensaje?

—¿Cómo lo sabes? ¿Tú también lo recibiste?

—Huye, Alex, huye, por favor —le pedí tras tragar saliva y mirando a la vez a Louis—. Y ni se te ocurra venir para acá.

—Estamos juntos en esto, rubia.

La última vez que nos enfrentamos al proyecto Susac no estábamos en nuestro mejor momento. Es más, sus palabras fueron como una estaca para mi corazón: No, no estamos juntos, ni en esto ni en nada. Escuchar cómo pronunciaba esa frase me alivió y me hizo sentir segura, aunque no estuviera aún aquí conmigo y quizás esas personas pudieran con nosotros —mas esta vez no estamos solos, sino que también teníamos en nuestro grupo a Archer, a Aguijón Verde y a los Escorpiones—.

Escuché a Alex decir otra cosa, pero lo oí bastante mal, pues una descarga eléctrica hizo que tirara el móvil al suelo. Lo miré con asombro y pude percatarme que la pantalla estaba mojada de agua. Giré sobre mí misma para inspeccionar la zona. Deia tenía que estar cerca de nosotros y estábamos sin escapatoria.

—¿Qué te pasa ahora, Victoria? —se quejó Archer, dejando de quitar escombros para captar toda su atención en mí—. ¿Acaso no te has enterado de que hay explosivos en la casa y que vamos a salir por los aires si no escapamos de aquí ya?

Lo miré con la respiración agitada, asustada, y él frunció el ceño al notar mi cara de espanto. Archer intuyó que algo andaba mal y palpó sus pantalones hasta sacar lentamente una pistola de uno de los bolsillos que había en los muslos.

Unas pisadas se instalaron en mis oídos en forma de eco. Luego, también pude escuchar unas gotas cayendo con lentitud al suelo, formando el típico charco que me daba ya náuseas. No sabía dónde se podría encontrar Deia, pero lo poco que conocía de ella es que controlaba el agua y este se encontraba cerca.

Di unos pasos hacia atrás, para colocarme al lado de Louis y saber así que él se encontraba a salvo. Mientras tanto, Archer estaba delante de nosotros con el arma en sus manos, mirando detalladamente el final de los pasadizos, por donde de pronto se empezaba a ver unos pies aparecer en la penumbra. Su cara seguía dando miedo a pesar de parecerse a la mía y su sonrisa tenebrosa no paraba de vislumbrar. De nuevo, llevaba en sus manos un trozo de cristal y andaba a cámara lenta.

Silba... Silba... Silba... A la encantadora doncella ella se poseía. Silba... Silba... Silba... Solo una de las dos quedaría —Deia susurró esa melodía a la vez que seguía caminando hacia nosotros.

Archer preparó el arma y apuntó hacia ella mientras que yo colocaba a mi hermana detrás de mí, intentando protegerlo de esa psicópata.

—Como dé un paso más, te aseguro que no dudaré en disparar —amenazó Archer a mi clon.

No obstante, eso solo sirvió para que Deia ampliara su sonrisa.

Cuando Archer estuvo dispuesto a disparar, Deia se convirtió en agua y la bala se marchó por los pasadizos hasta dar en una roca. Un charco de agua se formó en el suelo y este empezó a acercarse a nosotros. Archer lo miró con asombro, pero no se alteró, sino que empezó a disparar varias veces seguidas al suelo, intentando darle a Deia.

Vi como el charco de agua se iba a posicionar debajo de Archer y de esa forma succionarlo, por lo que corrí hasta él y lo empujé. Si no fuera porque mi hermano siguió mis pasos, no le hubiera dado tiempo a agarrarme antes de que el charco me absorbiera. Sentía frialdad en mis piernas, pues se encontraban sumergida debajo del agua. Louis hacía fuerzas para ayudarme a salir, pero Deia tenía más fuerza.

Vi de reojo como Archer se sacó de los bolsillos algo y tiró un pequeño petardo en el interior del charco. De esta forma, Louis logró ayudarme a escapar de Deia, quien volvió a su forma humana.

«El interior del charco... Ese debe de ser su corazón...», pensé.

Archer miró a Deia con aspecto sorprendido. Nos observó a ambas y tuvo que frotarse los ojos para creerse que estaba viendo. Seguramente no era nada fácil ver que acababas de atacar a una persona que se parecía a la chica que tenías que proteger.

Aprovechamos el momento en el que Deia se encontraba tirada en el suelo, —intentando recobrar la compostura—, para poder huir. Volvimos a la zona de emergencia del sótano. Subimos con gran rapidez las escaleras que daban a la planta baja e inspeccionamos el pasillo para comprobar si había vía libre para poder correr. Por suerte, estaba todo despejado y cruzamos el pasillo para dirigirnos al salón y salir al jardín trasero.

No obstante, esta vez por mala suerte, un disparo se escuchó de la nada y luego un grito de dolor. Me giré, asustada, y vi a Louis llevándose la mano a la espalda, cerca del hombro.

Los hombres de negro se encontraban al otro extremo del pasillo, quizá porque se enteraron de nuestros pasos, descubriendo nuestra presencia en la parte baja de la casa. Archer empuñó su arma y empezó a dispararles mientras que me pedía que escondiera a Louis. Corrí hasta mi hermano y, haciéndole caso a mi guardaespaldas, lo dirigí hasta el salón, ocultándolo detrás de la pared.

—¿Estás bien? —le pregunté, preocupada, y él simplemente miró hacia el techo a la vez que cerraba los ojos y resoplaba.

Miré hacia los lados en busca de algo que pudiera servir para taponar la herida para que dejara de sangrar, pero no había ninguna tela que pudiera servirme como venda. De repente, un ruido me asustó y dirigí toda mi atención hacia el marco que daba al pasillo, donde Archer se encontraba estrellado contra la pared mientras que un hombre que vestía con traje negro los sujetaba y le apuntaba con la pistola en la cabeza.

Volví a mirar a Louis y le murmuré que se apretara bien la herida con ambas manos. Luego, corrí hasta la estantería que había justo al lado de la pelea y tomé un trofeo que me dieron al ganar un torneo de voleibol. Me acerqué a gran velocidad al hombre de negro y, cuando estaba dispuesto a darle al gatillo, lo golpeé en la cabeza. Este cayó al suelo con un hilo de sangre recorriendo por su cabello negro.

Con el trofeo aún en mis manos y la respiración agitada, miré a Archer, esperando que él se encontrara bien. Entonces, vi cómo se sacó algo de los bolsillos del pantalón e hizo un movimiento raro a mis espaldas con el artilugio que tenía en sus manos. Escuché un pequeño llanto casi en mis oídos y me giré lentamente, atemorizada por encontrar algo no deseado. Otro de esos hombres se encontraba detrás de mí y tenía un cuchillo en sus manos. Este estaba dispuesto a atizarme por las espaldas si no fuera porque Archer se adelantó y le clavó la navaja justo en el centro de la garganta.

El hombre soltó el cuchillo, el cual cayó al suelo, y Archer, retirándome de su camino, se acercó a él y lo estampó contra la pared, clavándole aún más la navaja. Se la sacó y se la volvió a introducir, pero esta vez cerca del estómago. Tuve que apartar la mirada para no tener que contemplar esa escena tan horripilante y sangrienta. Archer se separó del enemigo y este cayó al suelo, junto a su amigo.

Archer y yo nos miramos y seguidamente corrimos hasta mi hermano, quien se había deslizado por la pared hasta sentarse en el suelo para descansar. Archer se agachó junto a Louis y se quitó la chaqueta para luego apartar las manos de mi hermano de la herida y taponársela con la prenda. Ató bien fuerte el nudo en torno la axila de Louis, pasando por el hombro y la espalda. Cuando terminó, Archer levantó a Louis del suelo y colocó el brazo de mi hermano en su hombro. Seguidamente me hizo una seña con la cabeza y caminó hasta la puerta que daba al jardín trasero. Lo seguí y los tres salimos al porche.

Archer se paró en seco y se quedó mirando a un punto fijo. Dirigí mis ojos hacia esa zona y vi a alguien escalando la valla de la parcela de mi casa. Por un momento, me asusté al pensar que podrían ser refuerzos de esos hombres, pero cuando vi una cabellera rubia, mis nervios se aflojaron.

Alex tocó tierra y me observó. Alrededor de él se colocaron Dexter, Lee y, para mi sorpresa, Vivian. Sonreí al verlos y di un paso hacia adelante, queriendo emprender mi camino para escapar de este infierno, pero el tiempo ya se había acabado y los cañones de las paredes se activaron.

El fuego apareció delante de mis ojos y todo se derrumbó a mi alrededor. Las viguetas del porche hicieron de barrera y de nuevo me encontraba atrapada. El humo empezó a instalarse en mis pulmones y no pude evitar toser para expulsarlo de mi organismo.

Escuché a mi lado a Archer maldecir en voz alta. Lo vi mirando hacia los lados con desesperación. Volvió a hacerme una seña con la cabeza para que lo siguiera. Miré de nuevo hacia la dirección donde se encontraba Alex y ya solo veía viguetas de madera ardiendo. No tuve más remedio que entrar otra vez en la casa y seguir a Archer.

Las escaleras que daban al primer piso se encontraban totalmente derrumbadas y las que daban al sótano, las cuales aún se conservaban, ya no nos servían ya que los pasadizos estaban destrozados. Sin embargo, tampoco íbamos a poder pasar por ahí, ya que Deia se encontraba subiendo los escalones a su típica velocidad tenebrosa.

Seguimos corriendo por el pasillo, en busca de alguna salida hacia el exterior, y pasamos por el comedor, donde se encontraban mis padres y mi tía, incluso aquellas personas que me habían cuidado desde que tengo uso de razón (Clarence y Hobson). Me detuve con el corazón encogido y una lágrima se salió de mi ojo para recorrer mi mejilla y llegar hasta mis labios.

Archer me agarró del brazo y tiró de mí para que corriera. Según él, aún quedaban más explosivos, los definitivos, y teníamos que escapar ya. Aún sosteniéndome a mí y a mi hermano, giró hacia la derecha, para dirigirse a la entrada principal, pero una voz hizo que me parara en seco y retrocediera.

—¡Victoria! —la voz de Alex llegó hasta mis oídos.

—¡Victoria! —Vivian también parecía bastante preocupada.

Me adentré en la cocina, pasando de nuevo por la puerta del sótano, y me asomé por la cristalera de la habitación, la cual se encontraba totalmente destrozada. Por ahí pudieron entrar Alex, Vivian, Lee y Dexter. Miré a Alex con lágrimas en los ojos y él a mí del mismo modo. Ambos nos quisimos acercar al otro para fundirnos en un abrazo, pero una vigueta del techo se derrumbó, cayendo entre los dos.

Sacudí la mano en el aire para apartar el humo que se estaba acercando a mí. El fuego quemaba la madera que me separaba de Alex, aunque podía verlo a través de agujeros. Él se acercó a las viguetas con la expresión asustada.

—Irse —les pedí—. Tenéis que irse ya.

—No me voy a ir a ningún lado sin ti —se negó Alex.

—Alex, dentro de unos minutos erosionara otro explosivo y todos volaremos por los aires —le comuniqué con lágrimas en los ojos—. No voy a permitir que...

—¡Y yo no voy a permitir perderte! —gritó Alex, interrumpiéndome—. Otra vez no —se le quebró la voz—. Esta vez si te salvaré.

—Alex... —murmuré.

Escuché un grito de Archer llamándome. Al parecer también se había derrumbado el techo del pasillo, dejándome encerrada en la cocina, sin escapatoria.

—Un día alguien me dijo que si cruzaba la línea de fuego me iba a quemar —citó Alex, mirando a Vivian y seguidamente clavó sus ojos en mí—. Y prefiero quemarme antes de no volver a verte —dijo refiriéndose a la vigueta ardiendo que nos separaba.

—Tienes que irte —sollocé.

—Tenemos que irnos —me corrigió—. Saldremos de aquí, rubia, y te prometo que luego pasaremos una increíble tarde juntos, bajo la lluvia.

—No te gusta la lluvia —casi que me burlé mientras que las lágrimas me impedían ver.

—Pero sí me gustas tú —aseguró sin apartar la mirada de mí— y mi recuerdo favorito es contigo, bajo la lluvia, mientras que nos besábamos con...

—La miel en nuestros labios —murmuramos los dos a la vez.

—Te prometo que te sacaré de aquí, ¿vale? —me hizo saber y yo asentí—. Chicos, ayudarme a quitar esto del medio —les pidió a sus amigos.

Alex junto a Dexter, Lee y Vivian intentaron quitar la vigueta de madera, evitando mantener contacto con el fuego.

—Suerte si consigues cumplir con tu promesa, Nash —alguien habló a mis espaldas.

Me giré y vi a Deia delante de mis ojos. A pesar de tener el control del agua y ser prácticamente ese componente algunas veces, el fuego no le afectaba apenas.

Ella se acercó a mí con una sonrisa siniestra en su cara.

—Ahora no te me escaparás, Alexandra —citó Deia con la cara seria.

—¡Ni se te ocurra tocarla! —gritó Alex desde el otro lado.

—¿Y quién me lo impedirá? —cuestionó Deia y soltó una carcajada.

Me quedé paralizada delante de mi clon. No era porque ella me hubiera hipnotizado, sino porque el temor se había apoderado de mi cuerpo y saber que me encontraba atrapada con esa chica, quien sabía controlar sus habilidades sobrenaturales —no como yo—, me daba a entender que, por mucho que hiciera, nada serviría para poder librarme esta vez de mi destino.

Deia colocó sus manos a cada lado de mis hombros y presionó hacia abajo, sumergiéndome con ella en un profundo charco, en el que la penumbra era lo que predominaba a mi alrededor. Lo último que escuché es a mi guardaespaldas y a Alex gritando a la vez mi nombre.

>Adelanto del próximo capítulo...

—¿Qué diablos quieres de mí, Deia?

—Mi objetivo ya lo sabes. Pero hay una persona que te quiere ver antes.

—¿Quién?

(...)

Poco a poco la figura se hizo visible ante mis ojos y mi organismo en ese mismo momento dejó de funcionar al percatarse de quien era. Tanto mi boca como mis ojos se abrieron. No podía pronunciar ninguna palabra de lo sorprendida y traicionada que me sentía. Sin embargo, él tampoco abrió la boca para hablar. Simplemente él se encontraba delante de mí, mirándome fijamente con la mirada seria y con los brazos cruzados. Él ladeo su cabeza de manera siniestra mientras que no apartaba sus ojos verdes de los míos.

(...)

—¿Cómo pudiste hacerle esto? —le pregunté—. Fuiste tú

—¿De qué estás hablando? —cuestionó.

—Me culpaban a mí de haber secuestrado a Zada mientras que fuiste tú... —murmuré con el corazón encogido—. ¿Cómo pudiste hacerle eso?

(...)

—Por fin podré acabar contigo. Prepárate, porque no tendré piedad.

¡Holaaa! Perdón por tardar en subir capítulos :c, pero realmente estoy bastante ocupada. No hay tanto tiempo en el día como para poder estudiar, ir a clases, hacer apuntes, escribir capítulos de tres libros (porque sí, estoy tan loca que estoy haciendo eso), quedar con amigos, estar con mi familia y tener tiempo para mi salud mental.

Sin embargo, como siempre, os muestro un adelanto del próximo capítulo para que más o menos sepáis cómo irán los acontecimientos <3

¡Hasta la próxima! Que espero que sea pronto jeje

Atte: Nezla

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