37. Año Nuevo.

CAPÍTULO 37

AÑO NUEVO

ALEX

El último tercio del año no podría haber sido más raro y tenebroso. Me costaba verme en el espejo con el traje que me compré hace poco para Año Nuevo. El último día de diciembre, es decir, el último día del año había llegado y por una parte me alegraba haber llegado vivo a este punto de la vida, o, mejor dicho, a este nivel del juego.

Mi madre llevaba ya algunos años que no estaba presente, a mi lado, en Año Nuevo, pero eso no quería decir que ya me hubiera acostumbrado a no poder volver a vivir este día con ella y a no poderle dar el último abrazo del año. Era difícil este día para mí y aún más complicado se volvió cuando sentía mi interior más vacío que nunca. Ya no iba a volver a ver a Daniel nunca más. La noche de Santa Claus ya me dio ese bajón tan característico en mí. Él siempre se ilusionaba por ese día y, a pesar de que nunca le regalaban nada de lo que él pidió, abría los regalos con un brillo especial en sus ojos, y aún más cuando abría mi obsequio.

Sin embargo, la muerte era parte de la vida, algo que teníamos que aceptar e intentar superar con esfuerzo y perseverancia. Y eso era lo que quería hacer. Mi nuevo propósito de año era intentar recomponerme y superar todos aquellos obstáculos, logrando ser feliz y estar orgulloso de haber conocido a personas como mi hermano y mi madre, además de mis amigos y Victoria.

Ahora mismo me encontraba enfrente de la cómoda de la habitación de Vivian con el regalo de Daniel en mis manos. Lo tenía desde hace tiempo y, aunque yo no tuviera mucho dinero, sabía que a él le iba a emocionar muchísimo. Después de una semana, decidí abrir el regalo. En mi campo de visión apareció una foto de nosotros dos enmarcada. Yo estaba rodeando su cuerpo con mis brazos, dándole un fuerte abrazo y ambos nos encontrábamos felices con una sonrisa en nuestra cara. Detrás del marco de la foto, había una pequeña bufanda roja. La agarré con mis manos con fuerzas y suspiré.

Un ruido detrás de mí hizo que me girara. Vivian se encontraba en la puerta, mirándome con una sonrisa.

Vivian llevaba puesto un vestido gris con lentejuelas de diferentes colores, como morado y azul. Le quedaba bastante bien.

—Qué guapo vas —me piropeó y se acercó a mí para hacerme unos retoques en la vestimenta—, aunque recuerda que la pajarita va así —rio.

Sonreí como respuesta.

Yo llevaba una camisa de botones blanca con una pajarita de color rojo y unos pantalones negros de traje. Era la primera vez que vestía tan arreglado. Nunca me había interesado ir bien a los sitios, pues mi primera prioridad era ir cómodo y a mi gusto. No obstante, Vivian me recomendó este conjunto y no me desagradaba para nada.

—¿Cómo estás? —me preguntó tras mirar los regalos de Daniel y llevó su mano a mi mejilla.

—Nostálgico —esbocé una pequeña sonrisa melancólica.

—Ellos están bien —intentó animarme—. Recuerda... ellos siempre estarán contigo... aunque sea desde otro mundo... aunque sea desde las estrellas.

Vivian notó mis cejas levantadas y una pequeña sonrisa incrédula en mi rostro y soltó una pequeña carcajada.

—Si existen los seres inmortales como mi mejor amiga y tu casi novia, ¿por qué no iba a ser cierto que nuestros seres queridos se acobijan en las estrellas? —cuestionó con una ceja alzada.

—Primero de todo..., las estrellas son cuerpos celestes gigantes que producen luz y calor y que se encuentran a años luz —le recordé con una sonrisa vacilona—. Por lo tanto, las estrellas que vemos han pasado por ese punto hace muchos años ya.

—Por fin volvió mi Alex —Vivian rio.

—Simplemente es ciencia —me encogí de hombros.

—Y tú eres bastante inteligente —me imitó—, aunque ahora también demasiado vago y pasota.

Su cometario me hizo reír y ella me dio un pequeño empujón en el hombro. Extrañaba bastante tener este tipo de conversaciones con ella y me alegraba que hubiéramos vuelto a ser los de antes, o al menos volvíamos a ser esas personas que se burlaban entre ellas y se querían, aunque esta vez fuera como buenos hermanastros y grandes amigos.

—Bueno, ¿y lo segundo qué era? —inquirió Vivian.

—Que me hace gracia cuando te refieres a Victoria como mi casi novia —reí.

—Es que aún no lo habéis hecho oficial, ¿o sí?

—Queremos sanar las heridas antes de empezar algo —le expliqué—. Nuestra intención es ir poco a poco y así poder solucionar todos esos errores que hemos cometido.

—Lo que te dije, casi novios —dijo y reí—. ¿Ahora irás a verla?

—Sí —suspiré y miré de nuevo la foto que tenía en mis manos—, tengo solo cinco minutos para poder verla.

—Por lo menos es algo.

—Me conformo con tan solo un minuto si es solo para verla —dije y elevé mi mirada hacia Vivian, quien me miraba con una pequeña sonrisa en su rostro—. Ojalá hubiera podido tener ese maldito último minuto con él —suspiré y volví a observar mi foto con Daniel.

—Él está orgulloso de ti —opinó Vivian y llevó su mano a mi hombro—. Ahora piensa en aquellas personas que están aquí contigo y que te hacen feliz. Ve y pasa esos cinco últimos minutos del año con tu casi novia, Romeo.

—Me lo estás diciendo como si ya no la pudiera volver a ver.

—Bueno..., la salvaste el día de su cumpleaños —me recordó Vivian y se encogió de hombros—. ¿Cómo te llamaba ella? ¿Súper rubio encapuchado? —preguntó y yo asentí—. Sois cursis pero monos.

—No soy ningún héroe —le contesté a sus preguntas.

—Lo eres, Alex, y como me lo niegues, te dejo sin descendencia.

—Eso es tan típico de ti —reí y ella arqueó una ceja—. Bueno, entonces..., ya de paso... también te salvé a ti.

—Uy, qué egocéntrico —bromeó, haciéndome reír de nuevo.

La noche del cumpleaños de Victoria pudo haber sido también el día de su final. Deia no paraba de ahorcar a Victoria con las manos, hasta tal punto que dejó las marcas de sus dedos en su piel y sus pulmones dejaron de funcionar debido a la falta de oxígeno.

Por suerte, encontré el cristal debajo del agua y aparté a Deia de Victoria. Cuando tenía la zona del corazón de Deia justo en la diana, pude clavarle el trozo de cristal, dejándola sin vida. El agua empezó a desaparecer, pues Deia lo absorbía mientras que su cuerpo se desvanecía en el suelo con ella. El cristal se me cayó de las manos y rebotó junto a su lado, haciendo un sonido con eco en mis oídos. Vi a mi alrededor a Vivian y a Victoria tiradas en el suelo. Una de ellas tenía agua en sus pulmones y la otra directamente no tenía oxígeno.

Justo en ese instante, Louis le dio una patada a la puerta del sótano, abriéndola, y Lee y él bajaron rápidamente. Christian también apareció en ese momento y me miró con el ceño fruncido. Le hice una seña rápida para que se acercara a Vivian y yo corrí rápidamente hasta llegar al lado de Victoria. Me puse de rodillas en el suelo y la tomé de la cara para inspeccionarle el rostro con los dedos.

Su cuerpo se encontraba boca arriba y me incliné sobre ella para comprimir sus pechos dos pulgadas hacia abajo unas treinta veces —con los codos sin doblar y los brazos extendidos—. Luego, puse una mano sobre su frente y la otra sobre el maxilar inferior. Eché su cabeza hacia atrás para que se produjera una hiperextensión del cuello y así abrir la vía aérea. Tapé su nariz con una mano y posé mis labios sobre su boca para soplar lentamente y llenar sus pulmones de aire. Después de aproximadamente dos segundos, me separé de ella para permitir que salga el aire y volví a soplar pasados cinco segundos.

Hice varias veces la misma acción, hasta que, con trabajo, el pecho de Victoria volvió a funcionar por sí solo y ella abrió los ojos de golpe. Victoria empezó a toser y elevó su cuerpo.

Enseguida la rodeé con mis brazos para que se sintiera a salvo. A través del hueco de la clavícula de Victoria vi a Louis mirándome con una sonrisa en su rostro. Se le veía bastante aliviado al ver a su hermana respirando de nuevo.

Sin embargo, no todo eran alegrías. Lee se encontraba con Christian y Vivian y parecía bastante preocupada. Christian estaba de rodillas enfrente de Vivian, quien aún se encontraba inconsciente, y él seguía haciéndole la reanimación, pero a ella no le funcionaba.

Me separé cuidadosamente de Victoria y me levanté del suelo para luego correr hasta mi hermanastra. Me volví a poner de rodillas y quité las manos de Christian del pecho de Vivian para poner las mías y comprimir su pecho con fuerzas y rapidez. Cada vez que mis manos bajaban, gotas de aguas salpicaban de la ropa y del cabello de Vivian. Quité mis manos de su pecho e hice el siguiente paso: el boca-boca.

Parecía que nada le servía a Vivian, como si ya fuera tarde y no pudiera volver. No obstante, apreté fuertemente su pecho con mis manos y una gran cantidad de agua potó por la boca, provocando que elevara su torso.

Eché mi cuerpo hacia atrás, aliviado, y mi respiración se volvió algo normal al ver a mi hermanastra bien. Miré a Victoria, para comprobar que también se encontraba bien, y todas mis alertas se esfumaron, dejándome respirar con tranquilidad.

Había logrado deshacerme de Deia y mandarla al infierno. Sin embargo, eso no era el fin del peligro que inundaba en nuestras vidas. Victoria vivía con sus padres, quienes eran los principales sospechosos de ser trabajadores del proyecto Susac, y ella se encontraba en riesgos.

Si Victoria tenía esa espina que le decía que sus padres eran miembros de ese experimento, yo iba a creerla, y aún más cuando no la dejaban salir de casa ni para estudiar. De esa forma sus padres se asegurarían de tenerla vigilada las veinticuatro horas del día. Por eso mismo, habíamos decidido que esta noche, después de que sonaran las campanas de Año Nuevo, iba a ir al bosque que había detrás de su casa y nos íbamos a escapar, junto a Louis.

No obstante, también quise verla antes de que ella empezara la cena familiar y acordamos quedar al final de su jardín. Íbamos a estar separados por la valla de su casa y tan solo la vería durante cinco minutos, pero eso era suficiente para mí. Con tan solo poder verla un minuto al día y saber que se encontraba bien, podía respirar tranquilo.

Tomé la sudadera negra de la silla de mi escritorio y salí de la habitación tras soltar una carcajada por el último comentario de Vivian. Me puse la prenda mientras bajaba las escaleras y me dirigía hacia la puerta. Antes de salir, miré a mi padre, quien se encontraba en el salón, enfrente de la chimenea con una copa de vino. Él también me miró y enseguida emprendió su camino hacia la cocina, evitando mis ojos sobre él.

Desde la ida de Daniel todas las veces que coincidíamos era así. Él ya no se acercaba a mí para amenazarme, pues Vivian siempre intervenía y me defendía. De ese mismo modo, Vivian le comentaba a su madre los aspectos negativos que estaba viendo en Ryan, para intentar abrirle los ojos un poco, y ella más de una vez le dio advertencias a mi padre. Quizá Ryan realmente sí quisiera a esta familia y por eso mismo prefería controlarse para que no le echaran de casa. Sin embargo, eso era suficiente para mí tras haber visto cómo trataba a mi madre y a mí.

Salí de casa y me monté en el coche. Le envié un mensaje a Victoria para comunicarle que iba para su casa y guardé el móvil en la guantera para luego emprender el camino. Tardé en llegar al hogar de los Watson un cuarto de hora más o menos, debido al tráfico que se ocasionó en Riddle Woods a causa de la noche de Año Nuevo.

Una vez con los pies en el suelo, rodeé la casa de Victoria para llegar al bosque. El cielo estaba ya algo bastante oscuro, sin sol y con una luna que apenas alumbraba, pues era luna nueva. A cada pisada que daba en la tierra, se escuchaba los crujidos de las hojas de los árboles partiéndose debajo de mis suelas.

Cuando llegué al final de la casa, vi a Victoria sentada en el borde de la piscina con los pies en el agua. Se encontraba junto a Louis y estaban charlando. Carraspeé para hacerle saber que había llegado y ella giró su cabeza, mostrándome su rostro feliz y, debido a que tenía los mechones del cabello detrás de la oreja, podía verle el precioso pendiente que colgaba de ella. Observé cómo le murmuró Louis algo a Victoria y él enseguida se levantó. Le tendió la mano a su hermana y la ayudó a erguirse.

Louis me saludó y caminó hasta el porche, para así vigilar si sus padres se acercaban a la zona. En cambio, Victoria anduvo hacia mi dirección con una sonrisa boba en su cara. Esta vez pude verla por completa cuando la tuve delante de mí. Un vestido rojo, aunque no muy intenso, se ceñía a las curvas de su cintura.

—Qué bonita —hablé tras observarla unas cuantas veces.

—Y tú qué moderno —se mofó de la sudadera y la camisa de botones con la pajarita roja.

—Hey, que voy a conjunto contigo —me quejé, de broma.

—¿Y la sudadera es el complemento estrella? —cuestionó con una carcajada

—Más bien es mi complemento estrella de todos los días —sonreí y me metí las manos en los bolsillos.

—Me gusta —opinó y también sonrió.

—¿Va todo bien? —me atreví a preguntar sobre nuestra escapada—. ¿Tus padres se han dado cuenta de algo?

—No —negó con la cabeza—. La mochila ya está preparada. ¿Tienes pensamiento de a dónde vamos a ir?

—He buscado algunos moteles donde poder dormir, pero ni idea aún —suspiré—. Ya decidiremos cuando estemos todos juntos.

Ella asintió.

—Al final irás a la fiesta de Año Nuevo, ¿no? —preguntó.

—Sí, iría a cualquier sitio que no fuera mi casa —contesté y me mordí el labio—. Además, Lee no se quiere quedar sola con Dexter y su novio. Esa detesta sentirse como una sujeta-velas.

Victoria rio.

—Entonces, cuando Louis vaya para allá más tarde, serás tú quien ejerza esa función —me recordó con una risita seguidamente.

—Mientras no hagan cosas raras delante de mí, perfecto.

—¿Y Zada? ¿No va?

Zada seguía decepcionada por mi decisión de perdonar a Victoria, pues no confiaba en ella en absoluto con todo lo que me hizo y con lo que recordaba de ella. Cuando Daniel se marchó, si es verdad que olvidó un poco ese asunto y me intentaba animar, pero cuando lo recordaba, se volvía de nuevo distante. En cambio, Victoria no le importaba para nada que pasara tiempo con mi exnovia. Es más, a ella le encantaba verme feliz con Zada y se entristecía cuando me veía mal por su distanciamiento.

—Tiene cena con su hermana —contesté.

—Pero después se puede pasar un poco por la fiesta, como va a hacer mi hermano.

—Ni la hermana la deja ir ni ella misma tiene ganas de salir —le comuniqué y me encogí de hombros.

Victoria asintió

—Si esta noche se te acerca Christian, recuerda lo que te dije —habló Victoria.

—Ya te dije que fueron alucinaciones tuyas —seguí mi guion del plan—. Estabas demasiado borracho.

—Perfecto —Victoria sonrió.

Victoria prefería evadir ese tema con Christian para no meterlo en problemas. Aunque nuestros amigos ya supieran sobre nuestras nuevas y a la vez antiguas vidas, ellos vivían a nuestro lado y podían resultar heridos en cualquier momento si no sabían la verdad. En cambio, Christian se había mudado ya a otra ciudad y solo venía a Riddle Woods para ocasiones especiales.

Por ello, Victoria prefería que él no supiera nada y ya no solo para protegerlo, sino también para que eso no fuera un amarre y él entonces quisiera volver a vivir en Riddle Woods para cuidar a Victoria. Ella quería que su mejor amigo volara y se escapara de este lugar que ella misma bautizó como el infierno.

Louis llegó en ese momento a nuestro lado.

—Te tienes que ir ya —me avisó e intentó taparme con su cuerpo.

El padre de Victoria se asomó a la puerta del porche y buscó a sus hijos con la mirada por el jardín. Me puse la capucha en la cabeza para que otro cabello rubio no resaltara en su visión.

—¡Adentro ya! —ordenó el padre de Victoria cuando los localizó y volvió a entrar en la casa.

Me acerqué a la valla y, con las manos en las verjas, coloqué mi cara en el hueco.

—Te veo después, ¿vale? —le comuniqué y ella asintió—. Cualquier cosa que pase, llámame y estaré aquí enseguida.

—Tú también ten cuidado en la fiesta, por favor —me pidió y se acercó también a la valla—. No quiero que vuelva a pasar lo de Halloween.

—No pasará, tranquila. Todo estará bien, e incluso cuidaré de tu pequeño hermano —murmuré con una sonrisa pillina en mi rostro y con la mirada puesta en Louis.

—Soy solo media hora más pequeño que Victoria —refunfuñó Louis, aunque de broma.

—No llores, hermanito —Victoria recalcó la última palabra y colocó su mano debajo de la barbilla de Louis para apretujar sus mejillas con los dedos.

—Esto es bullying —se quejó y se zafó de las manos de su hermana, quien seguía mofándose de él.

—Luego nos vemos, chicos —les anuncié, interrumpiendo su pelea de hermanos, y ellos me sonrieron—. Cuídala, Luigi —le pedí a Louis—. Y tú también a él, rubia, que eres la hermana mayor —dije y ambos rieron mientras asentían con la cabeza.

Con la capucha en mi cabeza, volví a rodear la casa hasta llegar a mi coche y emprender mi camino hacia el instituto, donde se celebraba en el gimnasio la fiesta de Año Nuevo, como todos los años.

Una vez allí, vi a Dexter, a Chase y a Lee en el cerezo de siempre y me acerqué a ellos. Dexter y Chase parecían estar bastante metidos en su propia burbuja, y por lo tanto en su propia conversación, dejando a Lee aburrida, quien, al verme, sonrió.

—Menos mal —habló Lee—. Un minuto más y vomito arco iris.

—Pero si estábamos hablando de League of Legends —intervino Dexter, indignado—. ¿Qué tiene eso de cursi?

Chase era demasiado fanático a los videojuegos y le había enseñado a Dexter a jugar a ese juego, del cual ahora no paraban de hablar, ya que Dexter aún le resultaba difícil manejar los controles.

—Estar con vosotros dos a solas ya es insoportable —apuntó Lee con una sonrisa falsa.

—Pero si Chobby es una monada —opiné del shippeo de Chase (Cheese) y Dexter (Dobby) con una sonrisa para picarla.

—Pues aguántalos tú —refunfuñó Lee, indignada—. Cuando se metan la lengua hasta la campanilla delante de ti ya me dirás.

— ¿Eso hiciste, Dobby? —cuestioné de broma.

—Eso es mentira —protestó Dexter y Lee sacó la lengua.

—Bueno, ¿qué tal si dejamos de espantar al pobre Chase? —sugerí al ver a Chase asustado.

—Cheese confía en nosotros, tranquilo —le quitó importancia Lee.

—Cállate ya, Lyna —le ordenó Dexter, poniéndole otro nombre a Lee, el cual al parecer le molestaba.

—Ese no es mi nombre.

—Qué pena —se burló él.

—Bueno, parad —me interpuse entre ellos—. Vamos a disfrutar de la fiesta, ¿vale?

Ambos asintieron y los cuatros anduvimos hasta la puerta del gimnasio. No obstante, Christian me detuvo. Les comenté a mis amigos que se adentraran en la fiesta tranquilamente mientras charlaba con Christian.

—Aún estoy esperando la explicación sobre lo que pasó en la fiesta de cumpleaños de Tori —empezó a hablar Christian, cruzándose de brazos—. Ella no me contesta a los mensajes y entonces eres tú el único que puede darme las respuestas que necesito.

—Ya te lo dije, Christian. Fueron alucinaciones tuyas —repetí mi parte del plan—. Estaba completamente borracho e inventaste escenarios.

—No podría olvidar cómo intentaba salvar a Vivian —Christian apretó los dientes dentro de su boca.

—La fiesta se descontroló demasiado y todos acabasteis fatal —le conté—. Vivian se cayó a la piscina y saltamos a rescatarla.

—¿Y Victoria? —cuestionó con intenciones de pillarme.

—No creo que lo recuerdes, pero ambas iban tomadas de la mano y por lo tanto cayeron juntas.

—Eso no lo mencionaste antes.

—Porque estábamos hablando de Vivian.

—Recuerdo perfectamente ver a dos Victorias iguales y un sótano —insistió Christian—. Incluso tú le pegaste un puñetazo a Bruno.

—Eso último sí que es cierto. Tenía ganas de hacerlo desde hace tiempo —me encogí de hombros para hacerlo más real—. En cuanto al clon de Victoria, ¿no crees que ese es suficiente motivo para darte cuenta de que estabas bastante ebrio?

—Agr, no lo sé, todo es confuso en mi cabeza en verdad —murmuró Christian y se llevó las manos al cabello.

—Todo está bien, ¿vale, Christian? —intenté tranquilizarlo.

—¿Los padres de Victoria aún siguen prohibiéndole poder verte? —interrogó y yo asentí—. Joder... —suspiró—. Bueno, si en algún momento la ves por casualidad, dile que me llame.

—No la atosigues con el tema de su cumpleaños Christian —repliqué y rodé los ojos—. Ya te lo explicamos.

—No es eso... Necesito hablar con ella de otra cosa.

—¿Va todo bien? —le pregunté, preocupado, pero él solo se me quedó mirando.

«Christian es muy reservado. Solo confía en mí y yo soy la única persona a la que acude cuando tiene un problema», recordé las palabras de Victoria y por ello no insistí, dejando regresar a Christian con su grupo

Observé el lugar antes de entrar a la fiesta y vi a Zyon a lo lejos, en los aparcamientos. Él se encontraba apoyado en su moto con el móvil en su oreja, hablando con alguien. Fruncí el ceño, pues no sabía qué hacía aquí, y caminé hasta él para averiguarlo. Una vez a su lado, él alejó el móvil de su oreja y se lo guardó en el bolsillo.

—¿Qué haces aquí? —le pregunté.

—Estás en un lugar donde en la anterior fiesta hubo un tiroteo para acabar contigo, ¿te crees que estás a salvo? —cuestionó, mirándome de arriba abajo.

—Sé cuidarme solo.

—No me dirás lo mismo cuando una bala traspase tu corazón.

—Puede que una ayuda no me venga mal, pero la tuya la verdad no me interesa en absoluto.

—Mira, Peter Pan, ya sé que me tienes asco por ser el exnovio de tu chica y haber destrozado su pobre corazón en un pasado, pero me necesitas —apuntó Zyon, apartándose de la moto y acercándose a mí—. Se lo prometí a Victoria y no voy a volver a fallarle.

—¿Victoria te pidió que me protegieras?

—Victoria lleva bastante preocupada por ti. Incluso antes de que se reconciliarais —confesó—. Aguijón Verde le pidió que mantuviera las distancias contigo para que no se pusiera en peligro, pero ella se negó a dejarte solo después de todo. Así que ahora, te guste o no, tendrás como un guardaespaldas.

—Aguijón Verde podría haber enviado a otro —indiqué con repugnancia.

—Alex, no eres un hombre escorpión y por tanto tampoco eres uno de nosotros, pero Victoria sí lo es y ella nos lo pidió —espetó con los dientes apretados—. Tampoco me gusta tener que proteger al novio de mi expareja, muchacho —Zyon me dio unas palmadas en el hombro—. Diviértete y ten cuidado. Melville está por aquí cerca.

Después de estar unas horas dentro de la fiesta charlando con Lee en la barra, mientras que Dexter desaparecía con Chase, el director se subió al escenario para anunciar que ya quedaba solo media hora para acabar el año. Dio su típico discurso, en el que relataba lo duro que había sido el comienzo de curso y se despedía de nuevo del antiguo director o de aquellas personas que decidieron dejar su recorrido en este instituto para cambiarse a otro.

Bostecé, ya no solo por el sueño, sino también porque quería irme ya de la fiesta e ir a recoger a Victoria. Sin embargo, aún quedaba noche. Todavía tenía que llegar Louis —que vendría después de las campanadas— y hasta que no fueran las tantas de la madrugada no podíamos ir a por ella, para evitar que nos descubrieran.

Las luces de la bola de discoteca me alumbraban la cara cada vez que giraba. Tomé el vaso de tequila de la barra y bebí hasta la última gota. De reojo vi una luz violeta pasar por el pasillo donde se encontraban los despachos de los entrenadores y los vestuarios. Fruncí el ceño, extrañado, pero no le di mucha importancia y me crucé de brazos para seguir escuchando el discurso del falso director.

Volví a mirar el pasillo para comprobar si veía de nuevo esa luz, pues Zyon por una parte tenía razón y estaba atento a cualquier amenaza que podría ocasionarse esta noche. Melville era miembro de ese proyecto y si decidió aceptar este empleo estaba bastante claro. Esos hombres sabían casi todo sobre nuestras vidas y venían a por mí, o a por Victoria.

No vi nada raro en el pasillo, pero decidí caminar hasta allá para asegurarme. Le comuniqué a Lee que iba a ir al servicio y le hice una seña a Zyon, quien se encontraba apoyado en la pared del final del gimnasio, aunque cerca de mi alcance. Me estaba arriesgando al ir al pasillo solo para averiguar algo que podría ser una trampa, así que la mejor opción era que Zyon estuviera atento a cualquier movimiento.

Llegué al pasillo y miré hacia los lados para analizar el lugar. Todas las luces se encontraban apagadas, pero pude contemplar a mi extremo derecho una silueta con curvas y dos bolas flotantes y brillantes, de color violeta, que resaltaban lo que parecía ser su cara. Di unos pasos hacia atrás y giré mi cabeza para mirar la zona de la fiesta.

Me acerqué a la puerta, intentando huir de esa sombra, y esta se cerró de repente. Un pelo castaño se veía por la ventanilla alargada de la puerta, pero no pude ver su rostro. Volví a girar mi cabeza para ver si la silueta seguía al final del pasillo y efectivamente se encontraba ahí, mirándome atentamente.

Poco a poco empezó a acercarse a mí y pude comprobar que era una chica. Caminé hacia atrás y, cuando ella comenzó a acelerar sus pasos, corrí pro el pasillo hasta esconderme en los vestuarios y meterme en uno de los cubículos del final.

Sabía perfectamente que me acababa de meter en un sitio sin salida, pero el temor no me dejó pensar con claridad y lo único que quería era escapar de ella.

Escuché cómo se abría la puerta del vestuario y tuve que tragar saliva y aguantar la respiración. Los pasos se escuchaban con un toque de eco. Ella andaba lentamente, como si no le importara perder el tiempo porque sabía que al fin y al cabo me iba a encontrar.

La chica llegó a la zona de los cubículos y empezó a abrir las puertas. Yo me encontraba en el retrete final y estaba temiendo la hora en la que esa persona abriera mi cubículo.

Observé la zona y no vi ni siquiera un conducto de la ventilación para poder escapar. La chica cada vez se estaba acercando más a mi cubículo y no tenía aún ningún plan idealizado. Cuando vi sus pies por el agujero inferior de la puerta, la bombilla se encendió en mi cabeza y, antes de que abriera la puerta, me agaché y me deslicé al otro cubículo. La puerta se encontraba abierta y si la intentaba cerrar, iba a hacer ruido o ella se daría cuenta de que alguien la había cerrado, por lo que decidí salir del retrete, delante de su cara, y empezar a correr.

A mis espaldas pude contemplar una luz brillante aumentando de intensidad. Cuando giré la esquina para entrar en la zona de las taquillas, vi de reojo como la chica se vio iluminada por una esfera violeta, como si pudiera generar descargas eléctricas. Y menos mal que logré salir de la zona de los cubículos y las duchas antes de tiempo, ya que la joven expulsó un rayo de luz morado que dejó un agujero en la pared.

Entonces, aceleré aún más mis pasos y salí del vestuario. Corrí por el pasillo, hasta llegar a la puerta que daba a la parte del gimnasio donde se celebraba la fiesta, y le pegué patadas para intentar abrirla antes de que la chica volviera a mi lado. Contemplé por la ventanilla a Vivian mirándome con el ceño fruncido y cuando vio mi cara descompuesta, se acercó a gran velocidad a la puerta para intentar abrirla también y ayudarme a salir.

La puerta estaba atrancada y nos estaba costando bastante poder abrirla. Puse mis manos en las barras que había en el acero de la puerta que ejercía de manillar y ejercí toda la fuerza que podía experimentar en mi cuerpo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo y giré la cabeza para observar la zona. El final del pasillo estaba iluminado por una luz violeta y enseguida apareció la chica, quien empezó a caminar hacia mí. Descargas eléctricas eran expulsadas de su cuerpo, como si fuera una tormenta cargada de rayos.

Tomé aire con los pulmones, hinchando mis pechos, y solté todo ese oxígeno mientras intentaba abrir la puerta con la fuerza de mis brazos. La chica cada vez estaba más cerca y podía sentir las descargas eléctricas en mi piel, haciéndome gruñir del dolor.

Mis manos me escocían de la fuerza que ejercía, pero hice un último intento y logré abrirla. Me adentré en el gimnasio y cerré la puerta de nuevo, para que la chica eléctrica se quedara ahí adentro —aunque viendo el poder que tenía en sus manos, podría ser difícil eso—.

Delante de mí se encontraba Zyon y a su lado Vivian.

—Han cerrado la puerta con llave —me comunicó Zyon con la respiración igual de agitada que yo.

—¿Dónde diablos estabas? —le pregunté, aún asustado.

—¿No decías que no necesitabas mi ayuda? —cuestionó y yo levanté mis cejas, sorprendido.

—¿Esto era una lección? —inquirí y él se encogió de hombros como respuesta—. ¡No jodas, Zyon!

—Al menos dame las gracias por haberte salvado —rodó los ojos.

—Pero si abrí la puerta yo.

—No eres tan especial como para tener tanta fuerza, Peter Pan —se burló y rio.

—Bueno, pues se supone que experimentaron conmigo y soy peligroso según vosotros —me defendí.

—Claro, eso era antes de convertirte en un debilucho —se mofó de mí con una sonrisa en su cara.

Apreté los dientes dentro de mi boca y preferí mantenerme callado. Miré a Vivian, quien me observaba con aspecto preocupado, y asentí para hacerle saber que me encontraba bien.

—¿Qué pasa con la chica que ha atacado a Alex? —preguntó Vivian a Zyon.

—Lo último que quieren esos hombres es volver a llamar la atención, Blancanieves —le contestó Zyon—. Si este permanece a nuestro lado —dijo, refriéndose a mí—, no hará nada, por lo que no te preocupes.

Ignoré a Zyon y lo rodeé para comprobar que mis amigos se encontraban bien. Vivian siguió mis pasos y ambos llegamos al lado de Lee.

—¿Qué te ha pasado? —preguntó Lee al verme sudado y cuando vio que Vivian estaba a mi lado con la respiración agitada abrió la boca bien grande.

—Se puede decir que una chica que expulsaba descargas de electricidad me quería matar —respondí y suspiré, aliviado.

—Ah, pensé otra cosa —dijo Lee como si nada y Vivian y yo nos miramos con los ojos abiertos—. Espera, ¿te han intentado matar?

—Eh... eso acabo de decir —murmuré—. ¿Dónde se encuentra Dexter y Chase?

—Mejor ni lo preguntes —Lee rodó los ojos.

Sin embargo, en ese mismo momento aparecieron los dos con una gran sonrisa en sus caras.

—¿Preparados para las campanadas? —inquirió Dexter con alegría.

Se escuchó el micro encendiéndose de nuevo y Melville anunció que el final del año ya estaba aquí. Unos hombres subieron al escenario y quitaron el pódium del medio para que otros pusieran una gran pero a la vez pequeña campana. Melville tomó el mástil con sus manos y lo alzó al aire.

—¡Suerte a todos! —gritó Melville.

El director le dio a la campana con el palo mientras que todo el mundo comenzó la cuenta atrás.

—Diez... —gritaron todos.

Otra campanada.

—Nueve...

Observé mi alrededor, aún asustado por si aparecía en cualquier momento la chica eléctrica.

—Ocho... —exclamaron a la vez que Melville le daba de nuevo a la campana.

Mi respiración se agitaba cada vez más y la visión se me volvió nublosa, mareándome.

—Siete...

Tuve que apoyarme en la barra de las bebidas.

—¿Estás bien, Alex? —me preguntó Dexter.

—Seis...

Agaché la cabeza y cerré los ojos, intentando controlar mi respiración y recobrar la compostura.

—Cinco...

Mis amigos se acercaron a mí, preocupados.

—Alex, ¿te ocurre algo?

—Cuatro...

Dexter puso su mano en mi espalda y me la acarició mientras que le murmuraba algo al oído a Lee.

—Tres...

Abrí los ojos y alcé la cabeza, observando las luces de la bola de la discoteca alumbrándome una y otra vez en la cara.

—Dos...

Sin embargo, esta vez las luces no era de diferentes colores, sino de tonos violetas solo.

—Uno....

Miré a Vivian con rostro de preocupación.

—¡Feliz año nuevo! —gritaron todos a la vez y empezaron a abrazarse, eufóricos.

Justo en ese momento recibí un mensaje y tomé el móvil para leerlo. Parpadeé unas cuantas veces para acostumbrarme al brillo de la pantalla. Tenía una llamada perdida de Victoria, pero también un mensaje de una persona desconocida.

Bienvenido de nuevo al juego, Nash.

Mis alertas se activaron y mi respiración volvió a acelerarse. Ellos estaban aquí y venían a por mí. Sin embargo, la llamada perdida de Victoria me daba a entender que yo no era el único que estaba en peligro.

>Adelanto del próximo capítulo...

Mi móvil vibró, anunciándome que tenía un mensaje.

No te librarás de mí, Victoria.

Seguidamente recibí otro.

¿O prefieres que te llame por tu verdadero nombre? ¿Alexandra?

Tragué saliva.

Bienvenida al nuevo juego... Recuerda que esta noche solo quedará una de las dos. 

¡Holaaa! ¿Cómo os va? 

Yo acabo de empezar las clases de la Universidad y solo fui el primer día :) Mas eso es porque me he puesto mala, como siempre, y pues solo fui a las primeras horas. Ole por mí xD 

Por tanto, eso quiere decir que ahora tengo menos tiempo para poder estar en la plataforma. Aun así intentaré no tardar en publicar capítulo jeje. Por otra parte, no solo estoy al tanto de este libro, sino también del de Geoda, el cual estoy escribiendo poco a poco, y otro libro más que estoy organizando.

El libro de Escorpión ya está en la recta final. Aun así aún quedan capítulos por actualizar. Sin embargo, a lo que me refería es que a partir de este capítulo ya comienza la etapa final. La festividad de Año nuevo es la clave y no será una noche grata para nuestros protagonistas. Quizás alguno de ellos quede sin estabilidad emocional y con un ligero trauma.

Bueno, no digo más jejejeje 

¡Hasta la próxima! Gracias por votar y leer, me hacéis ilusión :3

Atte: Nezla

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