23. Hechizo de atracción.
CAPÍTULO 23
HECHIZO DE ATRACCIÓN
TORI
Por fin había llegado el viernes, el día de la fiesta. Quería desahogarme y tener una vida "normal" de adolescente. Después de todo lo que me estaba pasando necesitaba bailar, beber un poco y socializar. A ver si de esa forma al menos puedo olvidarme de los Escorpiones, de mi clon, de esos hombres y de Alex.
La otra noche no tuve más remedio que contárselo todo a Louis, quien se quedó asombrado, como si no se lo creyera. Al principio alucinó y se quedó en blanco. No pudo acusarme de mentirosa ya que Aguijón Verde estaba delante de nosotros para corroborar los hechos y él mismo vio cómo el hombre escorpión se hizo invisible delante de sus propios ojos. No obstante, sí le extrañó demasiado que Zyon se encontrara metido en esa pelea y que por poco le dejara sin cabeza a Reece.
—¿Me quieres explicar qué demonios hacía ahí Zyon? —cuestionó Louis cuando se lo conté todo—. ¿También es un Escorpión de esos? —preguntó sin dejarme hablar.
—Sí... —bajé la mirada.
—Maravilloso —ironizó Louis con cara de asco—. O sea... después de serte infiel y hacerte añicos, es capaz de volver y junto a una banda de hombres escorpiones con poderes sobrenaturales.
«Si tú supieras con quien me fue infiel...», pensé, pero no quise decir nada porque no iba a intervenir en la relación que tenía con Faith por mucho que ella me cayera mal. Sin embargo, si ella se atrevía a hacerle daño a mi hermano, que se preparara, porque no sabe quién es realmente Victoria Watson. La fusilaré como se atreva a jugar con Louis.
—El gilipollas ese tiene que estar en todas partes —Louis siguió replicando.
—¿Por eso siempre estáis peleando? —preguntó Aguijón Verde con la ceja levantada.
Asentí sin dar detalles.
También le expliqué a Louis un poco mi historia —esa misma que ni yo recordaba— y se quedó un momento sin palabras. Pensar que podría no ser mi verdadero mellizo fue un revuelto para su estómago, pero Aguijón Verde negó esa teoría, dejándome a mí confusa. Al parecer Louis sí era mi hermano mellizo de verdad y también experimentaron con él. De ahí venían realmente sus ojos azules.
—Me dijiste que no sabías quiénes eran mis padres actuales —empecé a recordar cuando nada me concordó—. Entonces, ¿cómo Louis acabó en mi misma familia?
—Antes de revivirte, logré que algunos niños pudieran escapar del internado, tal y como planeé, y entre ellos estaba tu hermano —empezó a explicar Aguijón Verde—. Os borré a todos de la memoria vuestros recuerdos, pues el proyecto Susac era muy peligroso y teníais que estar lo más lejos posible de ellos, pero... después de salvaros solo recuerdo humo y luego a mis hombres salvándome. No sabía dónde estabais ni sé quiénes son vuestros padres.
—¿Y por qué solo vigilas a mi hermana? —cuestionó mi hermano, desconfiado.
—Desde que era pequeña siempre la he estado cuidado —murmuró.
—¿Y por qué a mí? —esta vez pregunté yo, interesada por la nueva información.
—Digamos que nos llevábamos bastante bien, como hermanos.
—Por favor, no me confieses ahora que somos hermanos porque entonces mi cabeza va a explotar —parpadeé varias veces al recibir el último dato.
—No —soltó una pequeña carcajada—. Eras una pequeña rebelde sin remedios y yo siempre te salvaba de cualquier castigo, además de cuidarte.
—¿Castigo? —pregunté.
—Eras demasiado inteligente. Tenías el coeficiente intelectual más alto del condado y gracias a ello, descubriste enseguida que el proyecto Susac tramaba algo malo. Siempre te manifestabas o la liabas y por tanto tenía que salvarte de esos apuros. Luego estaba tu hermano que nunca creyó en tus palabras —miró a Louis con una pequeña sonrisa, como diciéndole que se equivocó.
—Ahora siempre confío en ella —murmuró Louis e hizo una mueca.
—Ahora —repitió Aguijón Verde—. He de admitir que antes me caías como el culo —le comunicó a mi hermano.
—¿Y por qué me salvaste?
—Porque tú eras importante para tu hermana y si iba a salvarla a ella, no iba a dejarte a ti ahí —explicó—. Además, días antes de la catástrofe empezaste a abrir los ojos y a creer en tu hermana.
Louis asintió, asombrado con los datos de una vida que desconocía.
—Y... entonces... ¿tú eres...? —intentó indagar Louis.
—Mitad mujer escorpión —le respondí.
—Aún tiene que activar su escorpión interior —le explicó Aguijón Verde con los brazos cruzados.
—Joder que lío —murmuró Louis.
El silencio inundó por un momento nuestra burbuja, hasta que yo decidí romperlo al recordar a Zyon de nuevo.
—Ahora... los Escorpiones castigarán a Zyon por confesar que todo fue por su culpa —murmuré con un tono de tristeza, mirando a Aguijón Verde.
—De eso ya nos encargaremos nosotros, tranquila —apuntó Aguijón Verde con los brazos cruzados.
Cuando se fue Aguijón Verde, mi hermano estaba entre confuso e ilusionado. Siempre le habían encantado las películas y series sobrenaturales, como a mí, y enterarse de que estaba viviendo dentro de una le resultaba bastante interesante y alocado a la vez. Él aún tenía muchas dudas que no paraba de preguntarme, pero a mí también me faltaban piezas del puzle para poder organizarlo todo en mi cabeza. Por ahora todo estaba hecho un caos en mi interior.
Cuando llegamos a mi habitación, no pude evitar comentarle que Alex también estaba metido en todo esto. Bueno, en cierto modo ya lo sabía, pues le conté lo de la investigación de la desaparición de Zada cuando le confesé la verdad, pero no le dije nada sobre lo que realmente me pasó con él para acabar tan mal. Le hablé desde cómo empecé a sentir cosas por él hasta nuestra última pelea, que fue la misma en la que le devolví su sudadera favorita.
—Por una parte, es cierto que es bastante complicado —empezó a decir Louis, dando su opinión—. Enterarte de que la persona que amas le hace daño a otra persona que quieres mucho... es difícil de asimilar y más cuando tienes que elegir bando sin equivocarte.
—No es cuestión de elegir bando, Louis... Yo no quiero ponerlo en ese aprieto —murmuré con un tono triste—. Además, yo no hice eso o al menos que yo recuerde.
—Y ahí es a donde quiero llegar ahora. Por otra parte —hizo énfasis para que me diera a entender que estaba siguiendo su anterior opinión—, si él en una vida desconocida se supone que te asesinó y ahora no lo recuerda, no te puede ir acosando de criminal, porque si hiciste eso, tú tampoco lo recuerdas... Como dije antes, es todo bastante complicado y es difícil posicionarte y saber qué está bien y qué no —se encogió de hombros.
—Ya, pero duele... —susurré con la voz rota.
Louis me rodeó con sus brazos y me atrajo a su pecho para que me pudiera desahogar ahí.
Esa misma noche él durmió conmigo en mi cama, ya que ya sabía sobre mis pesadillas y quería estar ahí por si me daba un brote de ansiedad.
No quería contarle nada sobre los Escorpiones ni sobre el supuesto proyecto Susac por su propio bien, pero ahora que lo había hecho me sentía bastante bien conmigo misma y muy segura gracias a que ahora estábamos más únicos que nunca. Él me comentó que me iba a ayudar en lo que me hiciera falta y no podía negarme, ya que él era igual de cabezota que yo y no iba a lograr convencerlo.
Ahora mismo, volviendo al presente, me encontraba delante del espejo del armario de mi habitación, mirándome para comprobar si iba bien a la fiesta. Tenía puesto un vestido negro. Este tenía un gran cuello de pico que llegaba a los pechos, remarcándomelos bien, y una pequeña raja en la pierna derecha que estaba unida por lazos del mismo color que el vestido. Unas medias de color carne cubrían mis piernas y unos tacones de tacón grande pero fino me hacían más alta. Me contemplé el cabello y los mechones rebeldes de mi flequillo estaban recogidos con horquillas.
—Estás preciosa —murmuró alguien a mis espaldas—. Así vas a enamorar a todo el mundo, hermanita.
Vi a través del espejo a mi hermano colocado detrás de mí, aunque cerca del escritorio, y estaba con los brazos cruzados. Llevaba puesto una camisa de botones negras con rallas blancas y unos vaqueros. Su pelo estaba peinado, como siempre, hacia arriba.
—No es mi principal objetivo, la verdad —sonreí.
—Bueno, si lo enamoras a él, seguro que sí te gustaría —me devolvió la sonrisa.
—Ya te dije que lo nuestro es un caso imposible —bajé la mirada y me mordí el labio.
—Nada es imposible en esta vida, hermanita —indicó y se acercó a mí por detrás—. Ahora ya no —esbozó una pequeña sonrisa y puso su mano en mi hombro para acariciármelo.
—Es difícil, Louis.
—No lo es, Victoria —insistió.
—Me cansa y me duele estar siempre detrás de él para poder tener una conversación civilizada y acabar peleándonos a voces —le confesé con la voz quebrada—. Necesito un poco de estabilidad en mi vida y de paz mental.
—También tienes que entenderlo... Él no está en tu cabeza para saber si realmente eres inocente y tiene que apoyar a su amiga —me intentó tranquilizar y me apartó el cabello del frente para ponérmelo sobre mi espalda.
—Novia —lo corregí con un nudo en la garganta.
—No creo que lo sea —opinó tras hacer una mueca.
—Vi como ella lo besaba.
—¿Él te lo ha confirmado alguna vez? —negué con la cabeza—. Analizando vuestra historia, puedo llegar a la conclusión que es una forma de que te alejes de él.
—Pues vaya forma más dolorosa y rastrera...
—Te ve como una amenaza, Tori... Es comprensible o al menos desde mi punto de vista —expresó y negó un momento con la cabeza—. Sí, puede ser que no fuera la mejor manera para que lo dejarás tranquilo, pero también eres muy cabezota y tú nunca te alejas de alguien a no ser que te de motivos.
—Tienes algo de razón...
—Venga, hermanita, hoy a mover ese culito —intentó animarme, sacudiéndome los hombros con ambas manos y haciéndome reír.
Cuando Louis se separó de mí y camino hasta la puerta, lo detuve con mi voz.
—¿Tienes algo con Faith Jones? —intenté averiguar.
—Eh... sí, ¿por qué? —se volvió a acercar a mí.
—Nada... Simplemente quería saber por qué no me lo comentaste.
No tenía pensamientos de decirle que Faith es la chica con quien Zyon me fue infiel ya que no quería estropear su relación con ella de esa forma. Puede ser que ella también fuera culpable de mi ruptura con Zyon, pues ella sabía que yo estaba con él cuando se acostaron en mi propia cama, pero Zyon era el principal culpable. Faith quizá cayó en sus mentiras, llevándosela a la cama. Nadie sabía la historia completa y por ello no podía juzgarla. Si mi hermano era feliz con ella, yo no me iba a interponer.
—Realmente nadie del instituto lo sabía... y lo prefería así, pero ya sabes que siempre todo sale a la luz.
—¿Y por qué no querías que nadie lo supiera? Yo tuve motivos, pero tú... —dejé la frase en el aire para que él la siguiera.
—Ayleen Campbell.
—¿Cómo? ¿Qué tiene que ver ahí la amiga de Alex?
—Estuvimos conociéndonos en verano y un día de la nada ella dejó de hablarme —empezó a explicar—. Pensé que no le interesaba y que esa era su manera de mandarme a la mierda... Entonces, apareció Faith y..., a pesar de que a Lee quizá no le importara, no quería que creyera que la cambié fácilmente.
—Oh... Pero... Louis... ¿no has podido pensar que podría haber un motivo por el que dejó de hablarte? Digo un motivo bastante lejano a tus teorías.
—Si los hubiera, me lo hubiera explicado, ¿no crees?
—Quizá prefirió no hacerlo por los rumores de que estabas saliendo con Faith Jones —quise buscarle una solución.
Apenas conocía a Ayleen Campbell, ya que llevaba sin hablar con ella desde que éramos amigas a principio del instituto, pero sabía que ella no sería esa clase de persona y más siendo amiga de Alex.
—No lo sé... Ya estoy con Faith, ya no hay vuelta atrás.
—Siempre la hay y siento decirte que Ayleen Campbell es una gran chica y me gusta más como cuñada, pero bueno... es tu decisión, hermanito.
—¿Vamos? —preguntó Archer desde la puerta.
Ambos asentimos y tomé de la silla giratoria la chaqueta para luego salir de mi cuarto y montarme en el coche de Archer. Él también venía a la fiesta e iba vestido con un jersey de color blanco roto y unos vaqueros.
(...)
Cuando llegamos a la nave donde se celebraba la fiesta, ya estaba todo plagado de adolescentes bebiendo ese líquido que se llamaba alcohol. Nos bajamos todos de los coches y caminamos hasta la entrada, donde se encontraba mi grupo de amigos esperándonos.
—Hombre, por fin llegan los mellizos caídos del cielo —dijo Daryl con felicidad—. Y... el desconocido —se refirió a Archer.
Miré a Archer y este asintió para luego adentrarse en la fiesta y buscar un lugar adecuado para vigilarme desde la distancia. Louis intentó convencer a mis padres de que me dieran un poco más de libertad y con esfuerzo lo logró. Les dijo que él se encargaría de estar cerca de mí por si acaso —aunque eso sabía que no iba a ser posible cuando apareciera Faith— y que Archer podría vigilar desde lejos.
—Cariño, deja de ponerte tan guapa que la gente se va a quedar sin babas al verte —murmuró Vivian a mi lado y yo simplemente sonreí.
Nos adentramos en la fiesta seguidamente. La nave era un espacio amplio y oscuro, iluminado solamente por la bola de discoteca y las luces de la barra. Fui directa hacia allá para pedirme alguna bebida. La mirada de Archer la tenía siempre puesta en mí y eso me incomodaba, pero no me iba a impedir que pudiera disfrutar hoy. El camarero me dio un vaso con un líquido transparente y le di un trago seguidamente. Briseida se acercó a mí y pidió lo mismo que yo.
—¿Echabas de menos esto? —preguntó ella.
—Tener una vida normal sí —sonreí y le di otro trago a mi bebida.
—Bueno, al menos no tendrás que vigilar a tu hermano como yo —rio y el camarero le entregó su bebida.
—¿Ayleen hoy viene?
—Sí, ella y sus amigos —indicó y bebió de su vaso—. Mira, ahí están —señaló con la barbilla a un grupo de chicos.
Ayleen, Dexter, Zada, Alex y un chico que desconocía por completo aparecieron en mi campo de visión. Estaban entrando en la fiesta con la mirada perdida y desconfiada. Justo en ese momento miré a Louis, quien se encontraba a unos metros de mí con Faith y las amigas de ella. Él me devolvió la mirada, ya que también se percató de Ayleen, y yo me encogí de hombros. No era quien para decirle lo que debía o no hacer. Sin embargo, desde mi punto de vista tendría que dejar las cosas claras con la otra persona y solucionar todo aquello que no se haya cerrado para que no haya malentendidos.
—Esta noche tendré trabajo —volvió a hablar Briseida—. Como se ponga mala mi hermana...
—Bris, deja que Ayleen se divierta y cometa fallos —le aconsejé como esa persona que aprendió de sus propios errores—. Ella es lo suficiente mayor como para saber qué hacer con su vida. Solo déjala disfrutar con sus amigos.
—Pero es la primera vez que viene a una fiesta de verdad, sin contar la de nuestro cumpleaños y la de Halloween —hizo una mueca.
—Con más razón, Bris. Deja que viva la experiencia de su primera fiesta. Es muy incómodo que te controlen o que te vigilen... Mi guardaespaldas tendrá puesto el ojo en mí durante toda la noche y eso no me agrada nada, ya que no lo disfrutaré igual, así que... no le hagas lo mismo a tu hermana —defendí a Ayleen.
Sabía lo jodido que era no poder tener tu propio espacio personal y poder divertirte libremente. No quiero eso para Ayleen, aunque no la conociera. Si realmente era la primera vez que pisaba una fiesta, tenía que vivir con plenitud la experiencia. Si en algún momento Lee se encuentra un poco mal a causa del alcohol, ahí Briseida ya si puede intervenir. Eso se llama cuidar. Pero no tiene que estar vigilándola durante toda la noche porque Ayleen tenía ya su cierta edad. Es más, tenía la misma que la mayoría de nuestro grupo, incluyéndome a mí y a Vivian. Briseida era una de las grandes, pues tenía un año más.
—Si quieres, yo puedo distraer al hombretón —sugirió Vivian cuando llegó a nuestro lado y miró con ojos depredadores a Archer mientras bebía de su vaso.
Vivian era una maestra en la distracción, pero sabía perfectamente que tenía otras intenciones. Ella lo que quería era tener una excusa para acercarse a él. No podía negar que Archer era bastante atrayente. Su tono de piel oscura y los rizos de su cabeza podrían enloquecer a cualquiera. Sin embargo, Archer nunca ligaba con nadie o al menos yo no me daba cuenta. Ni siquiera sabía la edad que tenía ni si tenía mujer o algo. Era un misterio sin resolver, aunque tampoco me interesaba mucho, pues era solo mi guardaespaldas.
—Venga, Tori, así podrás divertirte como en los viejos tiempos —dijo Vivian e hizo bailar sus cejas—. ¿O acaso quieres hacer un trío con tu guardaespaldas?
—No estaba en mis pensamientos, la verdad —arrugué la nariz como acto de repugnancia.
—Bien, tú distraes a su guardaespaldas como bien sabes hacer mientras que nosotras nos buscamos a nuestros ligues —intervino Briseida con una sonrisa.
—Perfecto —Vivian esbozó una sonrisa pillina—. Yo me encargo de él.
«A ver si consigues dominar a la bestia», pensé, sabiendo que, aunque Vivian fuera una experta en ligar, ella no iba a conseguirlo. Archer era muy serio y pasota.
Briseida se bebió el vaso del tirón y me ordenó que yo hiciera lo mismo. Nos pedimos otra bebida alcohólica ―sin intenciones de mezclar sustancias, ya que no quería ponerme mala― y nos adentramos en la pista de baile.
Había un montón de personas en la fiesta y no eran solo de Riddle Woods, sino de otras ciudades como Spooky Hills. Había caras que no conocía y eso me gustaba bastante, ya que conocer a personas nuevas nunca venía mal. Las luces de la bola de la discoteca giraban e iluminaban todos los alrededores con diferentes colores. Había un DJ al final de la nave que más de una vez hablaba por un micrófono para darle más emoción a la fiesta, otorgándote un subidón de adrenalina.
Briseida y yo estábamos bailando pegadas a personas que ni reconocíamos y ya no era porque posiblemente fueran de otros lugares, sino porque con las luces de la bola de discoteca apenas se podía ver e identificar a la gente. Nosotras nos encontrábamos una enfrente de la otra para disfrutar la canción juntas y así cotillear sobre personas de la fiesta.
Después de estar un rato bailando y ver que ya no me quedaba alcohol en el vaso, fui a por otro mientras dejaba a Briseida hablando con un chico.
Ya había ligado la pillina.
Cuando llegué a la barra, pedí otro vaso de tequila y le eché un vistazo al móvil por si tenía algún mensaje.
¿Dónde estás?
Me había olvidado por completo que Christian venía a la fiesta y seguramente estará afuera esperándome. Analicé mis alrededores en busca de Archer, pero no lo encontraba por ningún sitio.
«No puede ser. Como Vivian haya podido seducirlo, voy a tener que darle un premio», pensé.
Miré de nuevo la pantalla del móvil y le contesté a Christian.
¿Estás afuera? Voy a buscarte.
Con mi nuevo vaso de tequila caminé hasta la salida de la nave. Antes de atravesar la puerta, vi a Louis buscando con la mirada a quien parecer ser Ayleen y caminando hasta ella. Las palabras sabias de la buena hermana han sido de ayuda para animarlo a hablar con ella, o eso creo.
Y ahora llegaron a mi mente las palabras de mi hermano para que fuera a hablar con Alex. Lo busqué con la mirada y no lo encontré por ninguna parte. La desilusión por un momento me invadió, pero enseguida se marchó cuando me dije a mí misma que no podía comparar mi situación con la de mi hermano. Louis sí podría tener posibilidades con Ayleen, pero Alex y yo no podíamos estar juntos.
Tras un suspiro, atravesé la puerta y el frío me azotó la cara. Alcé la mirada y vi a lo lejos a Christian fumándose un cigarro. Me acerqué a él con las manos abrazándome los brazos. Cuando Christian me vio, una sonrisa se dibujó en su cara.
—¿Acaso quieres llevarte a la cama al Fumeta? —cuestionó con una ceja arqueada y una sonrisa pillina.
Yo solo me quedé mirándolo sin decir nada y con una mirada desafiante.
—Perdón, es Alex, lo sé —corrigió.
Christian me conocía perfectamente y sabía que mis miradas significaban algo. No me gustaba nada que reconocieran a Alex por un mote. Si a él al menos le gustase, daría igual, pero creo que, a pesar de que no lo decía, le molestaba que se burlaran de él con ese apodo.
—No, simplemente quiero sentirme bonita para mí misma —respondí a la pregunta anterior y esbocé una sonrisa.
—Así me gusta, pequeñaja —tiró el cigarro al suelo—. ¿Entramos adentro? Necesito un poco de diversión.
—Ahí tienes la puerta —la señalé con la cabeza.
—¿Tú no entras? —cuestionó con el ceño fruncido.
—Contigo no —vacilé y arrugué la nariz.
—Serás mala —achicó los ojos para juzgarme con la mirada—. Anda, venga, entremos, que te estás congelando aquí afuera.
—¿Yo? Que va —ironicé.
En verdad tenía razón. Estaba congelada ya que las temperaturas cada vez iban bajando más y estar en vestido no era una buena opción. Se notaba por cómo tiritaba y por cómo mi boca expulsaba el vapor.
Christian se mordió el labio y me tomó del brazo para arrastrarme hasta el interior de la fiesta, donde se puede apreciar una corriente de calor mucho más agradable. Nos adentramos en la pista, apartando con las manos a las personas que se entrometían en nuestro camino, y nos topamos con Briseida en el mismo lugar donde estábamos antes. No obstante, esta vez estaba acompañada y no con el chico con el que la dejé antes, sino con Alex.
Ambos nos quedamos mirándonos. Incluso Christian posó su mirada en Alex y apretó su mandíbula. Briseida nos observó a los tres con el ceño fruncido.
—¿Pasa algo, chicos? —preguntó Briseida en voz alta para que nos enterásemos por encima de la música.
—Vuelvo con tu hermana, Bris —le comunicó Alex dirigiéndose hacia ella—. Tranquila, la cuidaré y no le pasará nada.
Y, en menos de dos segundos, Alex ya no se encontraba delante de mis ojos. Después de haber estado días detrás de mí para descubrir eso que se supone que estaba tramando con Zyon, ahora huía de mí. Además, no tuvo ni la consideración de pedirme perdón después de que casi todo el instituto se enterara de que lo engañé con el profesor Gerard. Aunque, ahora que lo pensaba, aún no había escuchado ningún rumor sobre ese día y me resultaba raro.
Intenté olvidar ese momento y me bebí de un tirón el vaso para luego empezar a arrugarlo, ya que era de plástico, y tirarlo al suelo.
Empecé a bailar junto Briseida y Christian. Nunca me había llevado tan bien con Briseida y desde el accidente nos hicimos más amigas. Estar con ella y con Christian me hacía bien. No había nada de toxicidad, nada de falsedad; solo paz y calma para mi cabeza.
Alguien rozó sus dedos por mi espalda, haciéndome girar la cabeza. Un cabello largo y castaño se marchó entre las personas y mi ceño se frunció. Sin embargo, ignoré el hecho y seguí bailando con mis amigos. Una chica se acercó a Christian y empezaron a hablar, hasta que decidieron irse a un lugar más apartado.
—Bueno, ya solo quedamos tú y yo —gritó en mi oído Briseida.
—Creo que solo quedo yo —reí y señalé con la barbilla a un chico que había a unos metros de nosotras—. No ha parado de mirarte en toda la noche y creo que tenéis un asunto que resolver.
El chico que devoraba con la mirada a mi amiga era el mismo con el que estaba hablando antes.
—Que espere —sonrió.
—No te preocupes por mí. Voy a ir a tomar un poco el aire —le comuniqué para que se pudiera ir con el chico tranquilamente sin que se sintiera mala amiga por dejarme sola.
—¿Estás bien? —preguntó, preocupada.
—Sí, sí, tranquila.
Me despedí de Briseida, quien se fue con el chico ese, y caminé hasta una puerta trasera que daba al exterior. No era la salida de la nave, sino una especie de patio donde iban las personas a fumar tranquilamente. Cuando crucé la puerta, me encontré con una zona poco iluminada por pequeños focos que colgaban del techo y unos ceniceros que sobresalían de las paredes. Era una especie de terraza, ya que el lugar estaba rodeado por tres paredes y el hueco donde debería ir la cuarta estaba ocupado por una valla. De esa forma, podías ver las calles de los almacenes de las afueras de Riddle Woods.
Había una sola persona en el lugar y era una chica de cabello castaño y ondulado fumándose un cigarro. Tenía una nariz bastante pequeña, la cual estaba cubierta por pecas, unos labios con forma de corazón y unos ojos grandes y de un color azul intenso. Bajo la poca luz que proporcionaban los focos, los ojos de esa joven se veían claramente, es decir, podría decir que estos eran brillantes.
Ignoré a la chica y me acerqué a la valla para respirar el aire del exterior. El alcohol ya estaba viajando por mis venas y, aunque no hubiera bebido mucho, podía notar su efecto en mí.
La chica se acercó a mí y me ofreció un cigarro de su paquete de tabaco, pero lo rechacé. Fumar no era una de mis pasiones.
—Ya van dos veces que me rechazas hoy —murmuró la joven y se llevó el cigarro a la boca.
—¿Cómo? —pregunté con el ceño fruncido.
—Antes, adentro, me ignoraste por completo —me recordó tras soltar el humo por su boca.
—Ah... ¿eres la chica que tocó mi espalda?
—La misma —sonrió—. Me llamo Amber, ¿y tú?
—Victoria —le devolví la sonrisa.
—Tori Watson —citó mi nombre completo y yo junté mis cejas—. Eres bastante conocida.
—No eres de Riddle Woods, ¿cierto? —le pregunté y ella hizo una mueca con sus labios—. ¿Spooky Hills?
—¿Por qué mejor no dejamos de hablar? —sugirió ella, acercándose aún más a mí—. ¿En serio no quieres un poco de esta maravilla? —cuestionó refiriéndose al cigarro.
—No me gusta —susurré cerca de sus labios.
Amber esbozó una sonrisa ladeada.
—Bueno...
Amber le dio una última calada al cigarro. No soltó el humo de su boca y, sin apartarse ni un centímetro de mí, ni siquiera la mirada, apagó el cigarro en el cenicero que había a nuestro lado.
Me miró fijamente a los ojos y yo a ella. El color azul cada vez se hacía más intenso y podía decir que me estaba hechizando. No sabía por qué, pero estaba sintiendo una fuerte e inesperada atracción hacia ella.
Amber sonrió y se acercó un poco más a mis labios, rozándomelos y haciendo que yo abriera un poco los míos. Entonces, soltó el humo del cigarro en mi boca y empecé a jadear. Jugueteó con mis labios para provocarme y finalmente chocamos las bocas. Ambas hicimos esa misma acción a la vez. Ella puso una de sus manos en mis glúteos y con la otra empezó a desatar los lazos que unían la raja de mi vestido.
Cuando empezó a subir su mano por mis muslos, alguien entró en la puerta, haciendo que nos separásemos de golpe. Abrí la boca al ver a Alex parado enfrente de nosotras.
—Perdón por molestar —dijo Alex, observándonos—. Quería tomar un poco el aire, pero... creo que prefiero ahogarme ahí adentro.
Alex cruzó de nuevo la puerta, dejándonos de nuevo a solas a Amber y a mí.
Amber se volvió a girar hacia mí para seguir con el beso, pero me separé de ella. La mirada rota de Alex se reprodujo en mi cabeza. Además, la atracción que sentía hacia esa chica se rompió nada más verlo.
Caminé hasta la puerta y salí de ese lugar. Busqué con la mirada a Alex pero no lo encontraba entre todas las cabezas peludas.
Vi a Louis hablando con Ayleen y no pude evitar acercarme a él para preguntarle si había visto a Alex. No quería interrumpir su posible reconciliación o la charla que estuvieran teniendo, pero no quería dejar ir a Alex de esa forma, con los ojos reflejando dolor. Mi hermano me dijo que no y miré a Ayleen con la esperanza de que contestara que sí, —a pesar de que le cayera mal por supuestamente serle infiel a su mejor amigo—, pero negó con la cabeza.
Lo seguí buscando con la mirada por la zona y aún no lo veía. Decidí caminar hacia la puerta de la salida para ver si quizás había ido al exterior. Aún observando el lugar mientras iba hacia la salida, vi a un chico entre todas las personas. El corazón en ese momento se me paró y dejé de respirar. Bruno Moretti seguía vivo y se encontraba en esta fiesta. No obstante, no solo lo vi a él. A unos metros observé a unos hombres vestidos de negro hablando por un pinganillo.
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¡Holaaaa! Me paso por aquí para contaros una buena noticia :) al menos para mí jajaja. Como ya sabéis, estoy trabajando en este libro, escribiéndolo, corrigiéndolo para daros una buena calidad de historia... Y, bueno, a lo que iba. ¡Hay otro proyecto en marcha!
¿Os acordáis del libro favorito de nuestro querido Aguijón Verde? Pues... decirme que os parece esto :)
¡Si! Estoy comenzando a crear esta maravillosa obra. Obviamente aún no está escrito el libro, simplemente lo estoy planificando.
En el libro de Escorpión ya se hace mención a Geoda, y por eso mismo quería darle una oportunidad a esta maravilla. Os muestro a continuación un pequeño resumen y algunos gif creados por mí bastante interesantes. Aquí os presento a lo que puede ser mi primer libro con una protagonista perteneciente al colectivo lgbt (Tori también lo es al ser bisexual, pero la protagonista de Geoda sí tendrá pareja lésbica -como a mí me gusta: una relación imposible- para cambiar un poco las costumbres)
-Resumen breve:
-Frases y personajes (que repito que solo son un modelo de cómo me los puedo imaginar yo)
Aquí llega mi parte favorita.
CAITLYN FALLS & BLYTHE KELLER (THE GIRL WITH THE FIRE HAIR)
CAITLYN FALLS & AXE KELLER
CAITLYN FALLS & LOS HERMANOS KELLER
LOS HERMANOS KELLER
CAITLYN FALLS & GAIA STRAUSS
CAITLYN FALLS & JABES RAEKEN
¡HASTA EL PRÓXIMO DÍA! GRACIAS POR LEER <3
MUACK, PARA TI ;)
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