Música
Pareja:CamusxMilo
Advertencia:+18
Créditos a @room_gemini en Twitter
Milo Scarlet un joven que estudia en la preparatoria de Atenas, no desea enamorarse porque no lo cree necesario.
Poseedor de una inteligencia innata, ha ganado reconocimientos de primer lugar contra otras academias en diferentes concursos, promedio excelente y buen estudiante, capitán del equipo de basketball, popular entre chicos y chicas por su atractivo,de familia millonaria, amigos tenía muchos pero mejores amigos sólo dos: Saga y Shaka.
Sus rasgos griegos se asemejan a los de un guerrero espartano, cabello rubio largo y ondulado, alto, trabajado cuerpo debido al ejercicio, labios apetecibles que te invitan a probarlos, su piel dorada que brilla ante los rayos que envía el dios Apolo a la tierra.
En su corazón no había lugar al amor porque no lo creía importante, sólo es una distracción para lo que en verdad vale la pena, seguir destacando en todas partes.
Cualquiera diría que es la Perfección en persona por sus múltiples cualidades pero era una lástima que todo aquel que se confesara ante el griego fuera rechazado porque amar no estaba en su lista de deseos.
Si le dijeran que conocería el amor en la misma escuela se pondría a reír como loco porque no creería aquello, pero Eros ya le tenía preparado una de sus flechas, amaría con intensidad, se pondría nervioso ante su cercanía cometiendo errores que lo harían ver cómo un tonto ante él.
Era mitad del semestre cuando su profesor de música renunció por quien sabe qué motivo, lo que más odiaba Milo es perder una clase, no le hacía gracia aquello pero no decían lo mismo sus demás compañeros.
Por ahora no asistirían hasta que encontrarán el profesor que reemplazaría al anterior y eso tardaría días, semanas o incluso un par de meses.
Definitivamente aborrecía que dos espléndidas horas fuera a tener libre sin que sus oídos se cautivasen por las cuerdas del violonchelo, su instrumento favorito.
Pedía a todos los dioses que el docente llegara lo más pronto posible.
Y sus plegarias fueron escuchadas porque el día jueves anunciaba el director que el lunes un nuevo profesor de música llegaría a sustituir a Dohko.
Sonrió feliz y con ansias por conocer a su nuevo maestro, pensando si es hombre o mujer, viejito amargado o buena onda como lo fue el señor Libra, decidió dejar de darle muchas vueltas porque tres días faltaban para saciar su curiosidad.
El día esperado llegó en un santiamén y Milo desde temprano se levantó para darse un largo baño para después desayunar y elegir la ropa que ese día usaría, optó por una vestimenta que lo hacía ver menos formal: playera roja, jeans negros y unas botas del mismo color además de una chaqueta de cuero para acompañar su atuendo, su largo cabello dorado lo dejó suelto y ésta se volvió esponjosa y rebelde al no cepillarselo.
Sonrió a su reflejo en el espejo porque era un Adonis, está seguro que es el mortal favorito de Zeus porque fue bendecido con todas las cualidades que posee haciéndolo la envidia del instituto.
Aunque alardeara de su belleza entre las cuatro paredes de su habitación no era un engreído ególatra fuera de su hogar, se mostraba humilde con los demás y sus padres ayudaban a la gente de bajos recursos.
Se aplicó su loción favorita y tomó su mochila colgandolo en su hombro para partir a un nuevo día de clases.
Música era lo último y en el receso ya escuchaba a otros jóvenes que les tocaba a primera hora esa clase hablar del nuevo profesor, lo que más llamó su atención fue a las palabras guapo y francés, ahora tenía más curiosidad que antes por conocer al docente.
Impaciente esperaba que se acabara álgebra, cinco minutos faltaban pero parecía eterno y Cronos se burlaba de él haciendo lento el tiempo.
Cuando el reloj emitió su característico sonido fue el primero en salir, dejando atrás a sus demás compañeros, quería ser el primero en llegar al aula 12.
Apuró el paso, saludando a todo aquel que le hablara pero sin detenerse en el camino porque se sentía ansioso.
Antes de entrar se acomodó la ropa para verse impecable, su cabello se lo colocó en su hombro derecho dejando que cayeran las largas hebras cuál cascada de oro.
Soltó un suspiro y entró mostrando la mejor de sus sonrisas, la presencia de Milo no pasó desapercibida para el profesor que escribía en la pizarra y volteaba en dirección de la puerta abierta donde vio a ese muchacho.
Cinco o seis pasos contó cuando estuvo dentro y se detuvo en seco, cabello largo de un hermoso rojo, las pupilas del mismo tono, cejas peculiares y unos labios delgados rosados que hacían gala a ese rostro de mármol, su blanca piel sólo acentuaba los finos rasgos de aquel hombre guapo que rondaba entre los 30 años.
Comprendió las palabras dichas en la cafetería para referirse al nuevo profesor pero estaba en desacuerdo porque Bello y Atractivo le quedaría mejor.
Se quedó sin aliento, se sintió cómo Zeus con Ganímedes al quedar prendado en aquel instante por la belleza masculina frente a él, la flecha de Eros atravesó el corazón del más joven.
Sus miradas se encontraron y Cronos detuvo el tiempo alrededor de ellos dos que no apartaron la mirada del otro, se observaron en silencio pero la profunda mirada carmesí hizo que Milo la apartara incómodo, sonrojado.
- Bu-Buenas tardes profesor, yo soy Milo Scarlet. La seguridad que lo acompañó se fue al más allá porque tímido y balbuceando saludó al docente que le dio una ligera sonrisa, casi imperceptible.
Escuchó que le devolvía el saludo pero en otro idioma que supo era francés para después hablar griego.
- Te invito a tomar asiento mientras llegan tus demás compañeros al aula. Milo asintió sin decir palabra y en el amplio salón se acomodó en una silla junto a su instrumento que aguardaba por él.
Sentado el rubio continuó observando al pelirojo que seguía escribiendo en la pizarra ajeno a la mirada azul, admitía que tenía una caligrafía elegante así como su dueño.
Las pupilas pasearon todo el cuerpo del docente, desde los anchos hombros a la espalda recta, fuertes brazos que poco disimulaba el saco gris los bíceps ya que los músculos se tensaban al escribir con el marcador rojo o dar un retoque a una partitura que conocía perfectamente y sus largas piernas que seguro daban grandes pasos refinados.
Era mucho más alto que él, a lo mínimo le llegaba más abajo del hombro.
Poco a poco el salón se llenó de estudiantes hasta que comenzó la clase del profesor Camus Verseau Aquarium.
Milo no se perdió ningún detalle, todo quedó grabado en su memoria en la primer clase de su nuevo docente aunque muchas veces la afinación le falló al hacer más agudo el sonido por sus distracciones al observar a su maestro cuando pasaba a su lado para ver su desempeño y sentir las suaves manos tocar sus dedos al tomar el arco para corregirlo lo ponían a temblar entero.
Error tras error se pasó toda la clase y al final se sentía tonto, jamás le había pasado el ponerse nervioso ni siquiera con el señor Dohko, siempre hacía las notas perfectas ganando la admiración de su profesor y ahora hizo el ridículo con el nuevo docente.
¿Qué habrá pensado el pelirojo de sus constantes meteduras de patas?
Tal vez lo considera un joven tonto que no sabe apreciar la música clásica y sólo es un juego el aprender a tocar un instrumento tan sublime como lo es el Chelo.
Se regañó mentalmente porque eso le podría costar muy caro el bajar sus notas y su sueño más grande es pertenecer a una Orquesta Sinfónica o Filarmónica de las reconocidas en Grecia.
En cuánto llegó a su hogar, fue directo a su habitación para saber más de la vida de su profesor, investigó desde su niñez, quienes son sus padres, leyó la palabra Soltero y que tiene 27 años en cuatro meses cumpliría los 28.
Pero sus ojos se abrieron como platos al obtener un dato interesante y es que Camus Verseau es demasiado reconocido en su ciudad natal Francia como director de una orquesta, la más famosa que ha hecho giras alrededor del mundo, además de impartir clases en diferentes universidades de distintas ciudades del continente.
Ahora con justa razón debía darle una buena impresión al pelirojo y tal vez ser elegido para pertenecer a su orquesta.
Ésta era la señal que esperaba, un logro más en su vida y destacar ahora desde otra perspectiva.
❄
Desde pequeño mostró interés por la música clásica ya que sus padres lo llevaban a óperas y conciertos de orquestas.
Su pasión y amor por la música llevaron a Camus a hacer su especialización y obtener su doctorado, para un año después impartir clases en la misma universidad en la que fue estudiante en la ciudad de Marsella.
Ama su trabajo, su vida social es nula y de pareja ni hablar porque su tiempo lo invierte en su profesión además de no estar disponible para una relación a la que se le debe tener dedicación, prefería aprovecharlo para encontrar nuevos talentos entre sus alumnos o hacer una composición de su autoría con el piano de cola que tiene en su enorme departamento.
Hablando de alumnos llegó a su mente ese chico de apellido Scarlet, su cabellera dorada rebelde que caía grácil por un costado y que mostraba seguridad al entrar al aula pero todo se desmoronó al interpretar mal la novena sinfonía del maestro Beethoven con el Chelo.
Notó el ligero puchero que hizo al saber que cometió un error estando cerca la presencia de Camus, sin querer al pelirojo se le había formado una débil sonrisa porque ese jovencito le causó ternura.
Un fuerte latido atacó su frío corazón que no pudo interpretar a qué se debía, ignorando la cálides que rodeó su órgano vital, siguió tocando una hermosa melodía en el piano, para después irse a descansar.
🦂
Casi un mes se cumplía tras la llegada del profesor Verseau a tierras griegas y Milo no se explicaba porque no dejaba de ponerse nervioso al tener la mirada carmesí sobre su persona, sus errores eran constantes y podía ver la expresión seria de su docente, tal vez fastidiado de escuchar sus malas afinaciones.
Ese día cada alumno tocaría un extracto de la melodía de sus elecciones, eran libres de elegir la que quisieran.
Porque sería una prueba para ver sus avances y si su enseñanza ha rendido frutos además que había puntos extras que les ayudaría a subir sus calificaciones.
Para Camus ese grupo era su preferido, siempre poniendo atención a sus clases y bien portados, los demás eran un desastre que aunque imponía su autoridad no mostraban el respeto a su persona.
Así comenzó su labor de escuchar las interpretaciones, unas muy buenas, otras más o menos le convencían hasta que sólo quedaba uno para hacer su performance.
- Muy bien Sonia, tu interpretación con el violín a sido excelente. La mirada rubí se posó ahora en el último alumno que dejó para el final. - Milo es tu turno.
El rubio sólo asintió, entre sus piernas acomodó el violonchelo y cerró sus ojos para evitar cualquier distracción, comenzó a tocar la suite #1 de Bach tensando y soltando las cuerdas que con el arco lo recorría con suavidad creando una hermosa melodía que empezaba a cautivar al pelirojo pero la burbuja se rompió cuando desafinó.
Camus se veía enojado y el ceño fruncido no era una buena señal para Milo que bajó la mirada, en eso el timbre que anunciaba el final de las clases hizo su característico sonido.
- Bien jóvenes por hoy es todo, pueden retirarse a sus casas y nos vemos mañana. Excepto tú Milo. La garganta del rubio se secó y el pasar sáliva se le dificultaba porque un nudo se formaba en su tráquea.
Todos sus compañeros salieron del aula hasta quedar en un silencio sepulcral.
El pelirojo guardaba sus cosas en su maletín dejándolo sobre su escritorio y se sentó al filo de la madera para cruzarse de brazos viendo al griego seriamente.
- Joven Scarlet, he oído hablar de mis compañeros docentes de su buen desempeño y lo comprometido que está en sus estudios viéndolo cómo un alumno ejemplar, el señor Libra me contó maravillas y en un futuro ve a un reconocido compositor de música clásica o perteneciendo en una orquesta reconocida. Pero desde mi primer día al darle clases no veo a ese muchacho lleno de talentos, sino a uno que desafina todo el tiempo, comete errores y está distraído. Quiero que sea sincero conmigo, si mis clases son aburridas y no son tan buenas como las de Dohko o en algo estoy fallando como profesor.
Milo le cortó la palabra ya que debía aclarar que nada era su culpa.
- ¡¡No!! No es eso maestro Camus sus clases son magistrales, lo admiro mucho a decir verdad, usted no ha hecho nada malo, sólo que yo... yo sinceramente no sé que me está pasando. Amo la música que no sé qué sería mi vida sin ella, es sólo que mi musa de la inspiración me ha abandonado. Se sinceró un poco pero no diría la verdad que la belleza masculina que tiene frente a él es la que lo mantiene distraído la mayor parte del tiempo que transcurren las clases, piensa a cada rato en él y sonrisas tontas se plasman en sus labios.
Lo cuál lo llevó a rememorar una anterior plática con sus amigos y cómo resultado final la respuesta terminó por asustarlo porque todo indicaba que se había enamorado de su profesor.
Volvió a la realidad cuando Camus analizó lo que dijo el rubio y tomó la palabra de nuevo.
- Entiendo, ya que a veces hasta los más famosos compositores han pasado por la falta de inspiración, déjame darte un consejo, si me lo permites. Un asentimiento fue la respuesta del griego. - En el caso de los poetas, dramaturgos utilizan muchas veces el divagar en sus pensamientos reviviendo escenas que marcaron sus vidas tales como el dolor, amor, rechazo; impregnando su sentir en tintas y papel haciendo increíbles líneas que traspasan el alma. Puedes hacer lo mismo, cerrar tus ojos imaginando algo que te haga sentir miles de sentimientos mientras tus manos con el arco recorren las cuerdas del Chelo.
Milo se mordió su labio inferior, el consejo del pelirojo era muy bueno e inspirador pero su mirada vacilaba.
- No creo poder hacerlo profesor, no me siento capaz, sería difícil para mí de lograrlo. Soltó porque no podía, dudaba de si funcionaría y debía ser sincero.
- No te rindas tan fácil Scarlet, veo en ti un futuro prometedor, sólo falta darle un empujoncito. Te lo demostraré así que toma asiento. El rubio acató la orden.
- Ahora toma tu Chelo y cierra los ojos. Acomodó entre sus piernas el instrumento y lentamente sus párpados se cerraron.
Camus se acercó sigiloso tras la espalda de Milo y bajó a la altura de los hombros del menor para sus labios estar cerca de la oreja del griego.
- Quiero que te relajes y tu mente esté en blanco. Su voz era un susurro, a Milo sentir el cálido aliento de su docente chocar contra su oído le hizo estremecer. - Ahora comienza a tocar el Chelo, imagina que tú eres el instrumento, el arco pasando por las cuerdas con una caricia agradable que te incita a crear una melodía cautivadora a forma de agradecer la gentileza con la que te toman. Los primeros sonidos armoniosos comenzaron a escucharse por todo el silencioso salón y sus alrededores.
Todo lo que decía Camus, la mente del rubio recreaba esa escena, la voz aterciopelada le invitaba a imaginarlo.
Se veía él como el violonchelo pero el que manejaba la tensión de las cuerdas y el ritmo era el pelirojo, sus dedos hábiles creando una perfecta interpretación.
Sus manos siguieron moviéndose maestramente sin necesidad de ver, Camus dejó de hablar y se dedicó a escuchar la melodía que no era autoría de ningún famoso maestro de música clásica, era la composición que salía del alma de Milo la que transmitía muchos sentimientos pero una en especial se percibía Amor, nunca antes pudo sentirla en las interpretaciones ya que siempre dominaba el dolor o desamor.
Era la primera vez que escuchaba algo así como una declaración de amor, cerró también sus ojos dejando cautivarse por el bello sonido hasta que éste cesó.
- Lo hice. Escuchó la voz sorprendida del rubio.
- Si Milo, lo lograste. Le dedicó una media sonrisa.
- ¡¡Muchas gracias por ayudarme profesor!!. La alegría de Milo era tan grande que sin pensarlo dio grandes pasos hasta el pelirojo y sus brazos rodearon el cuello de Camus su estatura no fue gran impedimento para hacerlo, le sonrió de oreja a oreja hasta que se le formaron unos hoyuelos que para ojos del mayor se veían preciosos.
No se percataron de la cercanía, la felicidad de Milo le fue contagiada sin ser consciente de que sus rostros también estaban muy cerca del otro.
Un beso.
Un contacto labial que sólo fue inocente, sin sáliva de por medio, un pequeño roce que les hizo estremecer.
Apenas duró lo suficiente.
El griego se apartó de inmediato al caer en cuenta que cruzó el límite de lo permitido, Camus era mayor que él además de ser su profesor.
Apenas estaba en la flor de la juventud teniendo 17 años próximo a cumplir 18, alguien como Camus jamás pondría sus ojos en un menor que puede ser como su hermano pequeño, el balde de agua frío le cayó encima y tembló.
- Per-perdón yo-yo... no era mi intención... Debo-debo irme, gracias por todo. Apurado fue por su mochila y salió corriendo del aula dejando al petrificado maestro que quedó perdido en ese dulce beso.
Sus dedos tocaron la zona donde se posaron esos suaves labios con sabor a manzana, sin poder creer lo que pasó minutos atrás.
Fue por su maletín para retirarse a su departamento, tomar una ducha y leer hasta el cansancio obligándose a olvidar el pequeño desliz con su alumno.
Los días para Milo pasaron rápido pero para Camus eran demasiado lentos, tres semanas transcurrieron con aparente normalidad, el rubio había mejorado desde que le dio el consejo su profesor, cerrando sus ojos se imaginaba escenarios donde compartía bellos momentos al lado del pelirojo o escenas subidas de tono que lo hacían sonrojar pero ayudaban a inspirarse.
En el ambiente se percibía una tensión pero nadie podía sentirlo ni siquiera el griego, eran ajenos a lo que pasaba, Camus se comportaba diferente, dedicaba muchas miradas discretas a Milo cada tres minutos, recordaba ese beso y le estaba costando aceptar sus sentimientos porque aún se negaba a reconocerlos.
No podía enamorarse, era poco ético de su parte fijarse en un alumno además de la diferencia de edad, perdería todo, su impecable carrera, su reputación y sería el escándalo que marcaría el final de todo lo que ha logrado.
El término de las clases finalizó, todos salieron rápido del aula excepto un joven de cabellera rubia que mientras Camus acomodaba sus cosas en el maletín aprovechó para dejar una nota en el escritorio, salió sin ser notado por el docente.
Volteó para cerciorarse que no olvidaba algo y ahí vio el papel doblado que tenía su nombre.
Tan distraído estaba que no se percató de quién fue el alumno que dejó la nota.
La desdobló con cuidado y sin apuros procedió a leerla.
''Imagino muchas veces que mi cuerpo es el Chelo,
Y tus manos son el arco,
Aquellas que pasas delicadamente por las cuerdas.
Las clavijas de afinación representan mi garganta,
Las cuales emiten sonidos que cautivan tus oídos.
El cordal es mi miembro, el que acaricias con parsimonia.
Rojo el color que representa la pasión y también el amor que podemos sentir.
Versos y poemas eróticos te recitaré en un susurro sólo para que tú lo escuches cuando entres en mi interior.''
Ésta tonta poesía es una declaración de amor, tal vez haya leído muchos, mejores que éstas humildes letras pero quería hacerlo, intentarlo una vez en mi vida sin quedarme con la incertidumbre del ''que hubiera pasado si''
Tal vez me arrepentiría, tiraría a la basura ésta carta por sentirme un cobarde de no entregarla pero mis amigos me estuvieron alentando a que lo hiciera, no sé cómo ni cuándo empecé a enamorarme de usted pero le juro que es verdad, quisiera gritar a los cuatro vientos cuánto lo amo.
Sólo deme una oportunidad, deseo que sus bellos rubíes que tiene por ojos me miren con adoración y no me ignoren como lo ha estado haciendo desde lo sucedido aquel día.
Si acepta mi amor, en tres días nos veremos en la dirección que estará escrita al final, si no acude al encuentro sabré que no tengo ninguna posiblidad de entrar en su corazón y sólo me verá cómo su alumno y yo tendré que respetarlo como mi profesor, si desea romper, quemar o tirar la carta a la basura hágalo.
M.S.
El contenido de la carta, las líneas poéticas eran tan bellas, el joven Scarlet también posee el don de hacer poesía que raya en lo erótico, tenía mucho que pensar para tener una respuesta.
En sus tiempos libres Milo se dedicaba a escribir pequeñas líneas poéticas, su inspiración rebasaba límites inimaginables, los consejos sirvieron para mejorar en clase de música además de plasmar en papel los versos, todos ellos dirigidos a su profesor y las guardaba en una carpeta indeciso si hacerlas llegar a su destinatario o no, pero sus amigos lo convencieron de aunque sea una se la hiciera llegar al pelirojo además que se confesara.
Tardó días pensarlo y armarse de valor hasta que tomó el coraje suficiente de hacerlo, ahora quedaba esperar que pase el plazo establecido para tener una respuesta afirmativa o negativa.
Los tres días terminaron, ambos nerviosos porque en cuanto la última clase llegue a su fin se verían cara a cara en el lugar pactado.
El timbre sonó, todos los jóvenes gritaron emocionados porque era viernes social y todos tenían planes para salir con amigos.
Como estampida salieron huyendo del aula 12 y Milo prefirió esperar a ser atropellado por sus compañeros, sus miradas se cruzaron pero no dijeron nada porque en 10 minutos se verían cara a cara fuera de la escuela.
Lo citó en un pequeño kiosco rodeado de belleza natural y al que nadie frecuentaba porque preferían ir hacía el parque que quedaba en el centro de la ciudad, era perfecto para ocultarse de miradas curiosas o personas que los reconocieran tanto de alumnos o profesores, hizo a un lado su mochila y se sentó en el tercer escalón para esperar el arribo de Camus.
El rubio se impacientaba conforme el reloj avanzaba, la hora para encontrarse había pasado, tenía 10 minutos de retraso eso quería decir que fue rechazado.
Se puso la mochila en su hombro dispuesto a irse a su casa, justo al dar el primer paso vio a Camus parado frente a él.
Volvió a releer la carta, aunque deseara deshacerse de ella no podía, cada línea escrita ahí era dirigida a él.
Su decisión le costó tres noches de insomnio, esperaba no equivocarse, era la primera vez que se enamoraba aunque por una vez en su vida debía arriesgarse.
El lugar no estaba lejos de la institución, en su auto llegaría en dos minutos, aparcó su coche y dio grandes zancadas porque perdió tiempo meditando en el aula, vio que el rubio estaba por irse tal vez creyendo que lo dejó plantado así que no perdió tiempo y fue sincero.
- Milo, sé que nuestra diferencia de edad a veces será juzgado por los demás, aparte que soy tu profesor y tú mi alumno, pero acepto tu amor. Jamás había sentido lo que tú me provocas, estos sentimientos que fueron confusos los primeros días pero tu carta fue ese incentivo para que por primera vez mi corazón diera una oportunidad al amor. Sé que por ahora se mantendrá oculto la relación que tendremos, es lo que por ahora te puedo ofrecer y si estás de acuerdo. La respuesta de Milo fue abrazarlo de inmediato y besarlo cómo si el mundo se acabara.
Respondió al contacto que se intensificó al pasar el tiempo.
Tras varios minutos se separaron a falta de aire, sonrojados pero felices.
- No me importa si toda mi vida viviré oculto, lo único que deseo es estar a tu lado el resto de mis días como tu esposo, amigo y confidente. Entiendo que nada será fácil y siempre habrá obstáculos. Eros me lanzó su flecha para quedar enamorado desde el primer instante que te vi, me ponía nervioso en tu presencia y terminaba desafinando, mi amor es sincero, real, te amo. Rodeó el cuello del mayor para volver a tomar posesión de sus labios, sus lengüas se conocieron por vez primera y la sáliva se mezclaba en el íntimo contacto.
Dejó de besarlo para ir directo a esa piel dorada del cuello, era suave que lo invitaba a dejar mordiscos sin lastimar a su pequeño griego que emitió un dulce sonido que cautivó su aparato auditivo.
- Camus vámonos de aquí. Quiero... yo quiero que me hagas tuyo en éste mismo instante.
Se separó un poco del abrazo mordiendose el labio inferior ya que tal vez se apresuró, hace unos minutos iniciaron su noviazgo y él ya quería intimar.
¿Ahora que pensará Camus de él? En su mente se repetía una y otra vez la palabra tonto por ser un desesperado pero conforme pasaban los segundos ese fuego aumentaba en su interior.
- ¿Estás seguro Milo? No quiero que te sientas obligado a hacerlo. Puedo esperar el tiempo necesario hasta que te sientas listo. Jamás le había pasado el desear estar íntimamente con una persona pero su pequeño griego logró encender su pasión, pero aunque quisiera hacerlo suyo en ese lugar debía salir de dudas.
- Lo estoy ¿Recuerdas las palabras escritas en la carta? Es porque lo deseo, ¿En tu casa o la mía?. Le sonrió coqueto, esa osadía en el rubio alteró su respiración y sus pupilas se dilataron.
Con una sonrisa coqueta respondió:
- La mía queda cerca de aquí. Así que, vamos. Tomó la mano griega para entrelazarla con la suya y salir de ahí para dirigirse a su auto emprendiendo camino a su departamento.
Cinco minutos fue el recorrido y Milo los aprovechó para dar masajes a la entrepierna del pelirojo que trataba de concentrarse en el camino.
Se repetía mentalmente controlarse y no lanzarse como una fiera a ese inocente rubio, porque ahí mismo lo tomaría sin importar que los vieran.
Nunca una distancia corta se le hizo eterna con ese jovencito que por sus poros destila seducción pero finalmente llegaron al departamento.
En cuanto cerró la puerta de su hogar, el griego se abalanzó a él para saltar como enajenado a su cintura rodeándola con sus piernas y él lo sostuvo de sus glúteos para ir directo a su habitación.
Se apoderó de los labios francés para iniciar una batalla donde nadie daba tregua, Milo era adictivo, como la bebida de los dioses, un elíxir prohibido, la ambrosía que nublaba todos sus sentidos.
El menor fue lanzado a la cama y Camus como un experto se deshacía de su ropa para quedar expuesto con su erección que como mástil se alzaba.
El pelirojo también retiró cada estorbosa prenda del menor pero con delicadeza y amor, tocando su piel dorada en cuanto se descubría una parte de su anatomía.
Lamía, besaba con devoción y en cuánto el miembro de proporción generosa quedó al descubierto lo degustó a su antojo sacando gemidos entrecortados en su pequeño amante que se retorcía en la cama.
Dejó su labor para poner en cuatro a Milo y preparar la estrecha entrada, su sáliva fue un buen lubricante cuando el primer dedo se coló, pidió al rubio que se relajara y acató su orden, en su mente se imaginaba tocando el Chelo pero sentado en las piernas de su amado profesor mientras éste dejaba besos en su cuello.
Ninguna molestia sintió ni cuando su interior fue invadido por el poderoso miembro del pelirojo, un ardor apenas perceptible en sus paredes internas pero todo se esfumó al sentir la fricción de piel con piel, se aferró a las sábanas de satín color verde por las penetraciones lentas pero profundas.
- Quiero que recites el poema que dejaste sobre mi escritorio, vamos petit, dijiste que lo harías cuando estuviera dentro de tu delicioso interior. Susurró en su oído dejando un mordisco en el lóbulo, Milo dijo un Sí apenas audible, comenzó con las primeras palabras del verso pero no era el mismo escrito en la carta, es otro con palabras más subidas de tono que a Camus fascinaron y aumentó la velocidad, la pelvis del galo se movía en círculos entrando y saliendo sin parar, Milo era un mar de gemidos.
Sus cuerpos comenzaron a transpirar por el duro ejercicio, el sonido acuoso y erótico se escuchaba por toda la habitación.
El calor lo invadió, uno que lo sofoca y le arrebata el aliento, sólo repetía constantemente cuanto ama al francés.
Ni siquiera la composición de Giuseppe Tartini La Sonata Del Diablo logró hacer estremecer su alma como poseer el cuerpo de ese jovencito osado, su espalda perlada en sudor arqueandose por el placer de arremeter más duro en su interior, su cabello dorado húmedo que se adhería a su piel, mordiendo su nuca cuando su dura hombría era apresado en las cálidas paredes anales.
Repartiendo besos en su espina dorsal y la piel que tenía a su alcance, dejando marcas de amor además de proclamar su territorio porque ese jovencito ya era de él, nadie debía atreverse a tocar lo suyo porque es muy celoso.
El éxtasis estaba cerca, lo sabía porque dio en el punto exacto de su Milo que gritó "Justo ahí" y "no pares, que estoy cerca de correrme".
Si su pequeño escorpión lo pedía, él le daría el gusto de arremeter cuántas veces sea necesario en ese punto de placer que lo volvió loco, una mano dejó descansar en la cintura del griego mientras la otra la dirigió al pene del rubio para hacerlo delirar y llegar juntos a la cúspide del orgasmo.
Masturbó el miembro al ritmo de sus embistes y el interior lo apretó fuertemente dejando su caliente semilla con un ronco jadeo mientras Milo dejaba su esperma entre la palma de su mano dando un último gemido ahogado.
Se dejaron caer exhaustos, abrazó por la cintura al rubio y lo acercó a él.
En cuanto Milo recuperó el aliento se volteó para quedar acostado en el pecho del galo que le daba mimos a su cabellera rebelde.
- Te amo, estaré a tu lado para siempre. Dijo el rubio jugando con un mechón carmesí.
Camus respondió desde lo más sincero de su corazón:
- Aún eres joven Milo y tienes una vida por delante, promesas harás muchas pero todavía queda más camino por recorrer, hay que vivir el presente y no pensar en el futuro, se trata de disfrutar nuestro amor ahora, ya el destino se encargará de lo demás, si estamos destinados a permanecer juntos hasta el final.
Milo analizó las palabras de su amado profesor y era verdad porque no podía afirmar tal suceso.
- Tienes razón, pero estoy seguro que así será, es una promesa la que te hago por el amor que siento por ti. Encaró al francés para que creyera en su palabra, estuvieran juntos o no más adelante, permanecería a su lado si sólo eran amigos.
- Dejaremos que el tiempo defina todo, por ahora nos dedicaremos a amarnos.
Un dulce beso fue el sello de una promesa, promesa que se cumplió cinco años después con Milo siendo su esposo.
La música siendo testigo de ese amor que nació de la noche a la mañana, aquella que los unió y enamoró, que los inspiró a ser grandes soñadores de un futuro juntos además de tener fama internacional al ser reconocidos como los mejores músico-compositores.
Música, la fiel compañera de los eternos enamorados.
No olviden dejar su voto y comentario si les gustó éste one-shot, los invito pasar a leer la siguiente pareja además de dejar la imagen de las partes del violonchelo para que entiendan un poco más de lo que habla Milo en su poema erótico xD
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