Especial 3k
Solo aclaro que los personajes de ésta historia son inventados por mí a excepción de los nombres que usaré en éste one-shot, sin más disfruten la lectura.
Siglo X
El santuario, Grecia.
Los primeros santos de oro en aparecer en la tierra
La primer generación de guerreros al servicio de Athena llegarón al santuario en espera de su diosa que bajaría a la tierra como una bebé.
Ganímedes de Acuario fue el primer santo en llegar después le siguió Antares de Escorpio, se presentarón estrechando sus manos en un saludo amistoso ya que al parecer fuerón los primeros, el patriarca ya los esperaba en la entrada de Aries explicándoles que en los días siguientes vendrían sus demás compañeros.
Se instalarón en sus correspondientes templos, se quitarón sus armaduras para solo quedar con la ropa de entrenamiento.
Ganímedes de Acuario tiene el cabello corto rubio, sus ojos dos verdes esmeraldas que bien podrían confundirse con una joya fina y valiosa, piel blanquecina, alto y delgado su cuerpo algo musculoso, su inteligencia lo hacía un oponente de temer ya que era frío y calculador en combate.
Antares de Escorpio es alguién que tiene un temperamento frío usando su técnica mide a su rival, aunque parezca sádico y despiadado tiene un gran corazón noble, su piel morena, ojos color miel y su cabello corto en color rojo, su cuerpo trabajado lo hacen ver imponente además de su porte masculino.
El caballero de acuario bajó al octavo templo para pláticar ya que eran los únicos en el santuario.
Antes de llegar pasarón a la pequeña villa a comprar víveres, preparó café el dueño de la casa y se sentarón en los escalones de la sálida del recinto para ver las estrellas.
Aquella noche se conocierón un poco más, descubriendo que tenían algunas cosas en común creando un lazo de amistad que poco a poco se iba forjando.
Al día siguiente bajarón al coliseo para entrenar y ver sus hábilidades en combate.
Empezarón con combates de cuerpo a cuerpo para después mostrar su poder en las técnicas que poseían.
Ambos eran dignos rivales ya que ninguno cedía en perder el combate quedando en empate viendo que ninguno daría su brazo a torcer.
De forma amistosa se abrazarón para subir los templos vacíos hacia sus casas.
Se dierón una ducha y ahora era turno de Antares subir hacia el onceavo templo a visitar al que ya consideraba su amigo.
Lo invitó a almorzar junto a él que ya había preparado la comida que olía deliciosa.
Ayudó a Ganímedes a lavar los trastes sucios en forma de agradecimiento, subierón al techo del templo para seguir pláticando ya que habia temas de interés y le gustaba lo sabio que era el onceavo guardián.
Era el tercer día y aún no llegaban los demás, siguierón la rutina anterior pero ya cuándo el sol caía llegó otro caballero que ocuparía Aries se presentarón los dos y se retirarón hacia el octavo templo.
Y así fue hasta que poco a poco las casas que estaban deshabitadas se fuerón ocupando conforme los días pasaban.
Un mes pasó y el lazo de amistad entre escorpio y acuario se fortaleció haciendose los mejores amigos inseparables, igual con los demás había una amistad pero no tanto como la de ellos dos.
La llegada de su diosa a la tierra llegó ya que sus doce caballeros que la protegerían estaban ya instalados en sus respectivos templos zodiacales.
Esperaban hincados en el recinto que era el de la diosa Athena junto al patriarca, sintierón el cosmo cálido de su diosa y una luz dorada frente a la enorme estatua de la diosa de la guerra y sabiduría hasta que apareció en un canasto una bebé de cabellos castaños.
El patriarca sacó a la bebé y la cargó en sus brazos.
- Caballeros denle la bienvenida a nuestra diosa Athena, hay algo que debo comunicarles no podré hacerme cargo de ella ya que buscaré por todo el mundo a más caballeros tanto de plata y bronce. ¿Alguien que quiera tomar la responsabilidad de cuidarla hasta que yo regrese?
Todos se miraban entre sí pero ningún caballero quería hacerse responsable ya que no sabian de bebés y temían hacerlo mal.
Ganímedes le dirigió una mirada a Antares que captó rápido su mensaje.
- Patriarca nosotros nos haremos cargo. Acuario y escorpio dierón un paso al frente, los demás suspirarón aliviados.
- Perfecto, cuiden bien de nuestra diosa, Sagitario quedará a cargo mientras yo no estoy esperó no tardar en mi misión y los demás hagan caso a su compañero.
- Si patriarca. Respondierón todos al unísono.
Todos se retirarón excepto sagitario que se quedó ya que el pontifice le daria las últinas instrucciones.
El caballero de acuario junto a su amigo se quedarón en el onceavo templo junto a la bebé que los observaba curiosa.
- Perdón por meterte en ésto ya que cuidar de un bebé no es fácil. Le dio una sonrisa avergonzada.
- No te preocupes estoy encantado de cuidar a nuestra diosa que se vé adorable. Le devolvió el gesto pero más enérgico y alegre ya que estarían mas juntos.
- Esperó no hacer mal las cosas ya que no sé mucho de bebés solo lo que he leído en libros, seré padre primerizo. Sonrió por su comentario.
- Pues seremos dos padres primerizos que aprenderán en el proceso ya que yo tampoco sé nada de nada, aprenderemos juntos amigo mío. Le dio una palmadita en el hombro y la bebé atenta escuchaba todo sonriendo.
Las primeras semanas fueron dificiles para los dos ya que ni el pañal sabían cambiar, poco a poco fuerón aprendiendo de sus errores.
Como si fuerán una pareja dormían juntos con la bebé en medio de ellos.
A veces se turnaban por las noches para darle su biberón y dormirla.
El patriarca mandaba a los aspirantes a caballeros conforme iba su busqueda y el caballero de sagitario los recibía en el santuario dándoles la bienvenida explicándole todo lo que conlleva aceptar ser un guerrero al servicio de la diosa Athena.
Meses pasarón y la pequeña Athena estaba por dar sus primeros pasos, Antares incentivaba a la pequeña a que caminara solita pero sus piernitas aún no podian dar un solo paso sin que se cayera de trasero al suelo.
La amistad entre ellos se volvio un lazo que transmutó a un sentimiento que no sabian describir, se miraban a los ojos de diferente manera y la pequeña Athena se daba cuenta.
Como padres orgullosos con su hija que da sus primeros pasos se sentían ambos ya que finalmente su pequeña diosa perdió el miedo y caminó sola siguiendo a Ganímedes hasta el comedor cuándo le iban a dar su comida.
No cabían de la felicidad al ver el primer logro de la pequeña.
El patriarca aún no regresaba de su misión pero seguían llegando más jóvenes que querían ser caballeros para proteger a la gente del mal que existe en la tierra.
Un año pasó y el sentimiento de ambos caballeros crecía en sus pechos sabiendo perfectamente que era amor pero no se atrevían a confesarlo ya que temían romper esa linda amistad que tenian.
La pequeña Athena balbuceaba intentando hablar pero no podía su ceño se fruncía al no poder hacerlo.
- Tránquila mi niña y no te enojes. Ganímedes la cargó entre sus brazos para darle un besito en su mejilla.
La nena sonrió y abrió de nuevo su boquita para hablar.
- Ma.
Ésto sorprendio al rubio ya que dijo su primer palabra.
- Antares ven rápido!!!. Al escuchar el grito de su amigo corrió como alma que lleva el diablo hacia la sala.
- Que pasa, porque gritaste así?. Preguntó mirando para todos lados.
- La niña dijo su primera palabra y fue Ma. Decía emocionado el onceavo guardián. - Anda pequeña dilo otra vez. Lo motivaba a que hablara otra vez.
- Ma... má. El pelirojo se emocionó.
- Escuchaste me dijo mamá. Sus ojos brillarón de emoción.
- Esa es mi pequeña. Le acarició sus cabellos castaños.
- Papá.
- Me dijo papá, me dijo papá! Puedes creerlo. Tomó a la pequeña y lo alzó dándole vueltas, los tres reían felices por otro logro por parte de su pequeña que querían como si fuera su hija.
Se abrazarón dándo la imagén más tierna de una familia amorosa.
El patriarca finalmente llegó de su misión despues de un año tres meses , la pequeña hablaba más fluido con todos los caballeros.
El pontífice retomando su lugar y saber de todo lo que pasó en el santuario llamó a escorpio y acuario que se presentaran en su oficina junto a su diosa.
Llegarón y mostrarón su respeto ante su santidad, la pequeña iba tomada de la mano de ambos mirando curiosa todo.
- Ya podré hacerme cargo de nuestra diosa ahora que he vuelto, así que ustedes quedan relevados de ese cargo.
Querían decir que no ya que se encariñarón con la nena que querían como si fuera su propia hija pero era una falta de respeto hacia el patriarca, tan solo afirmarón con sus cabezas y Ganímedes se encargó de entregarla.
Sin nada más que decir se dierón la vuelta para marcharse con los corazones rotos, la pequeña al ver que sus papis se iban se jalaba para soltarse de la mano que la sujetaba, al ver que no podia lloró gritando mami y papi a todo pulmón.
Les partía el alma escuchar como gritaba llamándolos, en un momento dado se soltó del agarre y corrió en busca de su mami.
El patriarca la volvio a sujetar pero en ese momento el cosmo de la diosa Athena emanó como amenazando al pontífice que la dejara ir.
Sintierón un cosmo salir de la sala patriarcal y corrierón apresurados, se quedaron sorprendidos al ver de quien era ese poder.
La pequeña al sentir la presencia de sus papis se calmó y corrió para abrazar a Ganímedes que se agachó para estrecharla entre sus brazos.
- Mami.
- Mi pequeña.
El patriarca se acercó pero el escorpión se adelantó a hablar.
- Por favor deje que esté con nosotros la hemos cuidado bien hasta ahora.
- Al parecer nuestra diosa se encariñó con ustedes y no puedo hacer nada ya que es su voluntad pero cuándo cumpla cinco años tendrán que traermela ya que comenzarán sus lecciones para ser una diosa y prepararse para lo que vendrá a futuro.
- Comprendemos patriarca, sin mas nos retiramos, con su permiso. Hicierón una reverencia saliendo del recinto principal.
El amor que se tenian ambos caballeros creció en esos cinco años al igual que su pequeña que a pasos gigantes creció, la instruian y le hablaban que ella era una diosa que protegía la tierra que en poco tiempo se prepararia para ser una cuándo sea grande y que no tuviera miedo a nada, que sea fuerte en todos los aspectos.
Se encargarón de hacerla fuerte cuándo se separarón finalmente ya que los cinco años se cumplierón, la niña sabiendo todo y poseia una inteligencia a su corta edad comprendió que era la despedida.
Con una sonrisa cálida se despidió de ellos sin derramar una lágrima ya que ahora se encargaria de unir a sus padres como una verdadera pareja, se dio cuenta de ese inmenso amor que sentían los dos.
Tristes se encerrarón cada quién en su templo, ninguno habló en todo el camino.
Poco a poco se recuperaron de la tristeza al separarse de esa niña de cabellos castaños y ojos azules que les robó el corazón queriendola como su hija; ahora se preparaba para ser una diosa.
Un par de meses después con el permiso del patriarca la pequeña los visitó a ambos dándose un fuerte abrazo, recuperarón su amistad en cuanto superarón que la pequeña era su diosa y que la vida debe seguir su curso ya que su destino es otro.
Los años pasarón, aquellos caballeros de oro que eran jóvenes ahora son unos adultos, la pequeña que cuidarón con mucho amor ya era una jovencita que los seguía visitando cada que podía porque ahora tomaba su lugar como la diosa que era y velar por el mundo.
La guerra estaba más cerca de lo que pensaba y aún no lograba que sus padres dierán un paso más a su amistad, ella sabia lo mucho que se aman pero nada podia hacer a menos que visitara a una diosa e hijo expertos en el amor.
Era una gran idea, solo esperaba que funcionara todo.
Su visita con Afródita y Eros le fue bien y le dierón un frasquito con un líquido púrpura que a palabras de ellos confesarian su amor.
Ahora no sabía que hacer para que se lo tomarán ambos, una idea se le ocurrió, con su poder hizo aparecer galletas en forma de escorpión y copos de nieve le roció a todos.
Sonrió como si fuera a hacer una travesura como las que hacía de pequeña, bajó hacia la onceava casa sin encontrar a su madre tal vez estaba con su padre y sí ahí los encontró platicando en la sala.
- Hola mamá y papá. Saludó sonriendoles.
- Hola mi pequeña. Dijo Ganímedes con una gran sonrisa
- Que tal hija?. Sonrió de lado Antares.
- Muy bien, solo estoy de paso ya que tengo unos pendientes con el patriarca y les vine a dejar éstas galletas que preparé yo sola, espero las disfruten porque están muy ricas.
Las dejó en la mesa y se despidió de ellos con un beso en la mejilla de ambos.
- Mi pequeña como creció tan rápido. Rememoraba con un brillo especial en sus ojos todos los momentos con su pequeña que ahora no lo era tanto.
- Así es, ya es toda una jovencita y no me gusta como ese caballero de pegaso la mira. Frunció su ceño al recordar a ese jovencito de cabellos negros.
- Eres un celoso de lo peor ese jovencito es un buen chico que protegerá a nuestra hija hasta el final. Le dio una miráda desaprobatoria.
- Lo sé, soy posesivo y celoso con las personas que amo. Le dio una rápida al rubio.
Éste no dijo nada ya que recordó una vez que el escorpión le hizo una escenita de tipo celos con el caballero de capricornio que le susurraba algo en su oído.
Se sonrojó porque eso significaba que Antares lo ama?.
Alejó esos pensamientos de su cabeza y tomó el canasto de galletas.
- Nuestra hija los preparó y nos lo trajo hasta acá para que las comieramos y mira tiene la forma de nuestros signos zodiacales.
- Es un gran detalle de su parte.
Ambos tomarón de las galletas con forma de escorpión y copos de nieve llevándoselos a la boca.
- Están deliciosas.
- Tiene como un sabor a frutos rojos.
- Si.
Como si fueran una especie de droga se comierón todas tan rápido, el efecto de esa posima iba poco a poco surtiendo efecto.
Se sentían raros pero no sabían describirlo en que forma, sus corazones latían desenfrenados y necesitaban sacar todo lo que han callado por varios años.
- Ganímedes debo confesarte algo, no importa que rumbo tome nuestra amistad después de lo que te diga pero ya no puedo seguir callando más ésto que me consume por dentro. Yo te amo, estoy enamorado de tí desde hace años y hoy quiero decirte lo mucho que me gustas y me pongo celoso cuándo eres amable con nuestros compañeros. Sus manos sujetarón las contrarias.
- Mi bello escorpión Antares yo también te amo y sentía que me asfixiaba al no decírtelo desde hace mucho por cobardía o miedo de que nuestra amistad acabará por confesarte mi amor, no soportaria que te alejaras de mi cuándo escucharas mi confesión y tu me rechazaras pero ahora que sé que me amas te correspondo de igual manera. Se acercarón más para sellar su amor con un tierno beso.
Se separarón sonrojados pero dándose una mirada tierna.
La posima no sólo hacía que confesarán su amor sino que también sus deseos ocultos salieran a flote.
Amor, pasión y deseo.
Los besos que al principio fueron tímidos y con ternura ahora se volvierón apasionados.
Sus lengüas jugueteaban entre sí, las manos recorrián el cuerpo contrario.
Era como si una llama se encendiera conforme los minutos pasaban.
Llegarón a la habitación del octavo guardián con dificultad ya que ni bien daban un paso, se volvían a devorar a besos.
Ya dentro se dejarón caer en la cama, Antares quedando arriba.
Se vierón de nuevo a los ojos con mucho amor queriendo dar un paso más, entregarse por primera vez a la pasión y el deseo contenidos por mucho tiempo
La ropa desapareció en cuestión de minutos, las caricias no se dejarón esperar.
Sus intimidades ya despiertas se rozaban haciendolos soltar pequeños jadeos.
El dios Eros hizo acto de presencia, quedó fascinado con esos dos mortales, su amor era tan inmenso que podía sentirlo aunque estuviera en el olimpo.
Los amantes querían buscar un contacto más íntimo pero al ser inexpertos no sabían que hacer.
Antares al ser su signo escorpio por naturaleza son apasionados e intensos en cuestión del acto amatorio.
Dejó que su instinto lo guiara para poder complacer a su amado.
Besó el cuello dejando besos húmedos y siguió su trayectoria hacia abajo lamiendo los pezones rosados su rubio se retorcía en la cama por el placer.
Continuó bajando besando el abdomen hasta llegar a la despierta intimidad de acuario.
Exhaló aire caliente en la entrepierna y éste gimió al sentir como ese aliento caliente chocaba con su miembro erecto.
Sin demorás lo metió s su boca y el rubio arqueó su espalda al sentir como algo cálido y húmedo envolvía su pene.
Comenzó un movimiento lento ya que no contaba con ese tipo de experiencia pero aprendería en el proceso.
Su lengüa algo torpe envolvía toda la extensión del tronco y de vez en cuándo succionaba.
Las manos del onceavo guardián se dirigierón a los cabellos rojos de su amado para marcar un ritmo más rápido.
Aguantaba las arcadas ya que el ritmo aumentó llegándole más profundo en su garganta.
Su mandíbula se entumecía y para que todo cúlminara de una vez mordió la punta del pene.
Las manos que sujetaban sus cabellos, se clavaron sus uñas en su cráneo ya que fue preso de un orgasmo que lo dejó sin aliento.
La cálida esencia de su amado quedó en su boca y no sabía que hacer con ella así que lo tragó sintiendo su sabor sálado.
Se colocó en medio de las largas piernas para quedar cara a cara con su rubio que trataba de regular su respiración.
Volvió a besarlo apasionadamente arrebatándole de nuevo el aliento.
La intimidad de Antares seguía despierta pero sentía que algo faltaba para que su unión fuera bendecida por los dioses.
De nueva cuenta sus instintos lo guiarón hacia la entrada de su amado dónde colocó la punta de su miembro, entrando lentamente.
Dolor sentía en esa zona y de sus orbes esmeraldas salían gruesas lágrimas que el escorpión besó con ternura.
Siguió entrando de a poco hasta que todo su miembro estuvo dentro, esperó a que su rubio se acostumbrara a esa dolorosa intromisión.
Sintió que se desgarraba por dentro pero poco a poco el dolor pasaba, sus largas piernas las enredó en la cadera del pelirojo por instinto y movió un poco su cadera.
Lento empezó su vaivén para no lastimar más a su amado, las estocadas eran profundas a pesar de lo torpes que eran los movimientos.
Conforme pasaban los minutos el onceavo guardián un calor se apoderó de su cuerpo y pedía que se moviera más rápido.
El escorpión acató la orden de su amante y los movimientos de cadera eran más rápidos.
En un momento dado el miembro del octavo guardián tocó la próstata del rubio éste arañó la espalda del pelirojo excitándolo más acelerando sus movimientos.
Los gemidos se convirtierón en gritos de placer puro.
Eros que observaba todo también se complacía al ver la pasión con la que se entragaban los amantes.
La cúspide del orgasmo llegó como un fuego que los consumió a ambos.
Antares se corrió dejando su esperma dentro de esa cavidad anal y éste entre sus abdomenes.
El dios bendijo a la pareja y feliz volvía con su madre ya que debía hablar con ella de algo importante.
Los amantes se dejarón caer en la cama cansados, sus respiraciones entrecortadas pero felices porque finalmente vencierón el miedo y lograrón declararse.
Se taparón con la sábana dispuestos a descanzar.
A partir de ese dia se convirtierón en pareja y la primera en saberlo fue su hija que feliz los abrazó confesando que ya sabía que se amaban mucho y que por fin se le cumplió verlos como una pareja verdadera.
Casi un año pasó para la pareja que se amaban cada día más hasta que toda la felicidad se borró en todos ya que se anunció la primer guerra santa contra el dios Poseidón.
Sabían que se perderían muchas vidas en la guerra pero era por un bien mayor, ya que la tierra y las personas estarían a salvo.
El amor no se opacó a pesar de saber que ellos podían morir en el camino pero se sentían felices y plenos de vivir su vida al máximo.
Como presintiendo que no sobrevivirían, una noche estrellada se sentarón en el techo de acuario admirando sus constelaciones.
- Me siento feliz por todo sabes, desde que te conocí supe que serías alguien especial para mí, con el paso del tiempo mirarte era esencial en mi día a día, tu compañia me alegraba y mientras estaba recostado en mi cama pensaba en tí, cuándo nuestra hija llegó y la cuidamos juntos, verte cargándola preocupandote que no le pasará nada como una madre hacia su hijo empecé a enamorarme de ti, un día le pedí a los dioses que llegara a mi vida la persona indicada para que le diera todo mi amor y no creí que estuviera a mi lado a quien amo con todo mi corazón. Le tomó de la mano entrelazándola con la suya pero mirando hacia el cielo nocturno el escorpión.
- La noche es hermosa y siempre me trae lindos recuerdos a tu lado, yo no sé en que momento ya no te veía como mi amigo y cuándo por fin me dí cuenta de esos sentimientos que me confundían supe que era amor, me enamoré de tí pero preferí callarlo hasta ese dia que me confesaste tu amor, mi amor hacía tí es tan inmenso como una galaxia, ésta noche te prometo que te amaré hasta la eternidad, acuario amará a escorpio.
- Y escorpio amará a acuario. El corazón de mi estrella guardiana Antares te amará con la misma pasión con la que lo hago ahora, será para siempre éste amor.
- Te amo.
- Yo también te amo. Sellarón esa promesa con un beso lleno de amor.
El dios Eros de nueva cuenta hacía acto de presencia viendo a la pareja que abrazados miraban las estrellas.
El amor que se tenían era tan puro e inmenso algo que nunca vio en otras parejas, desde ese dia que los observó entregarse al placer carnal supo que eran especiales.
Él y su madre bendijerón su amor uniendo sus constelaciones para que se amaran en cada reencarnación, por instinto ellos se buscarían haciendose amigos para luego enamorarse.
La guerra santa empezó, ellos fuerón los primeros en caer ante sus oponentes que eran fuertes igual que ellos pero felices perecierón en batalla al proteger a su diosa, su pequeña hija.
Le dolió en el alma saber que sus padres fueron los primeros en caer, lloró por sus pérdidas ya que a pesar de ser sus caballeros los amaba como sus padres pero por una parte estaba feliz ya que sabía que su amor seguiría vivo en las nuevas generaciones porque sí, sabía que sus constelaciones estaban unidas para amarse por toda la eternidad.
Dejó ese dolor de lado y se concentró en ganar la batalla al lado de sus restantes caballeros ya que lo haria por ellos, ganaría por ellos que le enseñarón a no rendirse jamás a pesar de los obstáculos y pérdidas que haya en el camino.
Ganó la batalla junto a los restantes caballeros de oro que al igual que ella murierón en el campo de batalla.
Su último pensamiento fueron sus padres Ganímedes y Antares jurando que en su próxima reencarnación seguiría uniendo a escorpio y acuario como pareja, lo haría en todas sus reencarnaciones para que la tradición siguiera de generación en generación.
La unión de Escorpio y Acuario nunca se acabará ya que el amor que va naciendo en ellos es especial tan puro, sincero, intenso y apasionado, sus constelaciones están unidas desde eras mitológicas.
Su amor sobrepasará los límites de la muerte, naciendo con más intensidad en cada renacer, en cada vida serán bendecidos por aquel dios que decidió que nunca se acabará ese amor que una vez vio en esos caballeros llamados Ganímedes y Antares los primeros que se amarón en aquella época y que seguirán vivos en las nuevas generaciones de....
°☆ Escorpio & Acuario ☆°
Hola mis bellos lectores esperó les haya gustado éste capítulo especial que tenía planeado hacer a modo de agradecerles por todo.
Sinceramente no creí que recibiría el apoyo de varias personitas que siempre dejan un lindo comentario al final de cada one-shot.
Gracias a mis fieles lectores 💖 que siempre están al pendiente de una nueva actualización dejando su voto.
Cuándo comencé con éste proyecto no pensé que a pesar de los pocos meses de empezar con ésto llegara a las 3K vistas, en verdad que me emociono mucho y los votos que sigue acumulando ésta historia.
Al igual que mi otra obra "Mi Propiedad"
Nos seguimos leyendo 😉 y opinen que les pareció éste one-shot que se me ocurrió de un momento para otro.
Atte. Skarlet Antares 🦂❄💙☠
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top