Amor De La Mafia

Pareja:ZaphirixKrest
Advertencia:+18
Créditos al autor de la imágen









Abandonado en la calle cómo un animalito al que sus dueños no quieren, un niño de 6 años cabellos negros, piel ligeramente morena y ojos azules sus tíos lo dejarón en la calle al enterarse que la casa de su hermana quedó a nombre de ese chiquillo llorón que perdió un día antes a sus padres.

La ambición por quedarse con esa casa hizo que ambos adultos decidierán abandonar al niño así que lo dejarón en el límite de la ciudad y al ser pequeño no sabría la dirección del que un día fue su hogar.

La calle fue su nueva escuela de la vida aprendió a sobrevivir entre los otros jóvenes que eran más grandes que él y le robaban lo poco que conseguía.

Comía las sobras que la gente ya no quería, poco a poco fue creciendo anhelando una vida mejor, soñando tener mucho dinero para así comer todo lo que su estómago hambriento le pedía.

A los 10 años le robaba a las personas, era un perfecto ladrón que no se percataban de lo sigiloso que era.

A los 12 años se topó con gente que vendían drogas y transportaban armas ilegales al país, sabía bien que era una oportunidad única ya que ahí tendría todo lo que ambicionaba tener algún día.

Se les unió aprendiendo sobre la venta de drogas y cómo exportar las armas sin que la policía se diera cuenta.

El líder de la organización estaba complácido por aquel jóven ya que prometía ser un gran jefe del mejor cártel si se lo proponía.

Zaphiri aliás el "Escorpión Negro" se lo ganó a pulso porque sus enemigos no se escapaban de su letal veneno, era un asesino que no se tentaba el corazón ya que su alma se convirtió en oscuridad pura, amaba la adrenalina al enfrentarse con la policía cada que descubrían los lugares dónde guardaban todo el cargamento.

A los 16 años decidió dejar aquella organización a la que trabajó para abrirse paso en su propio negocio, juntó mucho dinero y podría empezar con su propio cártel al que llamaría Scorpius su ex jefe lo apoyó en todo momento.

Un nuevo líder de la mafia nacía, aún siendo un jovencito mostró tener madera para ser uno de los más buscados por la DEA.

Casi en todos los continentes tenía a clientes que le compraban droga, armas y jovencitas que raptaban para venderlas.

Seis años después era él mas temido por las distintas organizaciones, aliado con los amigos y el mas letal escorpión con sus enemigos.

Conoció a Écarlate una noche fría dónde ese mocoso le robó su cartera, se sorprendió por lo hábil que fué.

Pero él siendo un experto le siguió la pista a aquel chiquillo que estaba feliz por lograr su objetivo.

Al parecer se vio a sí mismo reflejado en ese pelirojo, le recordó cuándo también pasó por lo mismo.

Abandonado, cansado de aquella vida de perro.

Se hizo cargo de él, mostró serle fiel en todo momento y vio la determinación en Écarlate aprendiendo rápido de todo el negocio.

El instinto paternal nació en él, lo adoptó como su hijo y lo quería como tal.

El primer asesinato de su pequeño escorpión aunque ya era casi un adolescente el pelirojo pero le decía así como cuándo tenía ocho años, le llenó de orgullo ya que al parecer esa escoria pensaba traicionarlo.

La escena sangrienta que vió lo dejó perplejo era el color rojo que predominaba en las paredes, Écarlate sujetando una navaja llena del líquido carmesí goteando en el filo de la cuchilla de ahí se ganó ese sobrenombre de Escorpión Escarlata ya que mostró ser alguién sin piedad y sádico, pero su retoño salió herido también diciendo que no le importaba que le quedará una fea cicatriz cerca de sus ojos tan sólo quería matar a ese hombre que traicionaría a su padre.

Se convirtió en su mano derecha a partir de ese momento y se hacía cargo de dar órdenes a los demás.

Por más que la policía buscaba al líder de la organización Scorpius hasta por debajo de las piedras no lograban encontrarlo, al parecer ese escorpión sabía ocultarse bien y no podían capturarlo.

El comandante mandó llamar al mejor policía infiltrado del mundo, un joven que era reconocido al desbaratar las mejores organizaciones de la mafia.

Lo poco que sabían de ese sujeto se le fue dado a un castaño que circulaba entre los 20 o 21 años llamado Krest.

Idear un plan no era tan fácil ya que la información no era suficiente para él, debía estudiar más a fondo y encontrar la manera de poder entrar a aquella temida mafia.

Una pequeña abertura que vió como una oportunidad de entrar y así poder capturar al escorpión mayor se le fue dada avisando a la policía de su próximo movimiento para entrar a aquel mundo diciendo por última vez que tendrían noticias suyas lo mas pronto posible.

Sin saber que jamás lo volverían a ver.

Sería otro éxito más para él al lograr capturar al líder de la organización críminal que domina casi todo el mundo.

Consiguió engañar a aquellos sujetos fingiendo ser un chico más de la calle con ambiciones de poder tener dinero.

Un experto en él engaño.

Ahora dentro de aquella enorme casa debía ganarse la confianza del que lleva las riendas, aún no lo conocía pero estaba impaciente por verlo a la cara en su mente se lo imaginaba viejo y arrugado.

Lo llevarón al despacho para que su "jefe" le diera la bienvenida.

Tocó la puerta aquel sujeto para luego escuchar un "adelante" y abrir la puerta.

El hombre se quedó parado y con la mano le indicó que entrará.

Un poco nervioso se adentró a pasos lentos, la silla dónde estaba sentado el líder miraba hacia la pared.

Éste se quedó parado a una distancia prudente del escritorio sin saber que hacer.

- Señor, yo soy el nuevo me llamo Krest y es un gusto poder pertenecer a los Scorpius.

La silla se giró rápido y pudo ver al que sería su jefe.

Sus pupilas vierón no a un viejo arrugado como se imaginaba sino a alguién joven de tal vez unos 25 o 26 años su piel no tan morena, los cabellos tan negros como la noche y unos ojos color azul que lo miraban de pies a cabeza.

Zaphiri lo observaba sin decir nada pero sus pupilas se dilatarón al ver a tan bello joven frente a él.

- Yo soy el líder, todos me dicen Escorpión Negro pero Zaphiri es mi nombre real y es un placer que estés en mi organización pequeño. Su nombre le hacía gala al bello color záfiro de sus ojos éste le sonrió mostrándole su blanca dentadura.

Krest frunció levemente el entrecejo al oír la palabra pequeño odiaba cuándo le recalcaban su baja estatura.

Pero no podía reclamarle nada porque le convenía ser amable con ese pelinegro.

Así que le devolvió el gesto pero en sus adentros se mordía la lengüa para no maldecirlo.

Zaphiri se levantó de su asiento hasta estar cerca de ese castaño.

Ver lo imponente que se veía el líder de la mafia logró intimidarlo ya que ahora si se sentía pequeño al lado de él porque en tamaño le ganaba.

- Bienvenido Krest a la organización Scorpius. Extendió su mano y el castaño también para ambos estrecharlas pero en cuánto sus pieles se rozarón una corriente eléctrica los envolvió de pies a cabeza.

- Gracias señor. Bajó su mirada tímido y no sabia el porqué de esa reacción.

- Descanza por hoy, mañana te haremos unas pruebas para ver cuáles son tus hábilidades, mi hijo te indicará cuál es tu habitación. Se dio la vuelta para volver a sentarse.

Hijo? Se preguntó en su mente tal vez esté casado y eso por un momento lo puso triste, alejó esos pensamientos que eran tontos hasta que la puerta la escuchó abrirse.

Un jovencito pelirojo se adentró al despacho mirándolo seriamente, esos ojos verdes con esas cicatrices parecían querer traspasar su alma.

- Llévalo a su habitación hijo. Dió la ordén el pelinegro.

- Claro. Fue la única respuesta para indicarle con su cabeza al castaño que lo siguiera.

Caminarón en silencio por toda la enorme casa siguiendo un largo pasillo hasta llegar a su destino.

Giró el pomo de color oro y abrir la puerta. - Ésta es tu habitación.

- Gracias emm... no sé tu nombre pequeño.

- Écarlate pero todos me dicen el Escorpión Escarlata y déjame decirte una cosa enano, odio que me digan pequeño sólo Zaphiri tiene el derecho a decirme así; te recomiendo que sino quieres que te masacre brutalmente mantente al margén conmigo. Su mirada del pelirojo se endureció y ese castaño no le daba mucha confianza desde que lo vió en el despacho.

- Lo siento, no era mi intención molestarte al decirte esa palabra. Bajó la mirada hacia el suelo, al parecer ese jovencito daba más miedo que no el líder.

Las facciones se relajarón en Écarlate y suspiró.

- Hey, ya olvida lo que te dije eres nuevo y debo tratar de ser mas amable como me dijo Zaphiri pero en verdad odio que todos me digan pequeño. Le dio una sonrisa de lado para relajar el ambiente.

- Entiendo y no hay problema es más ya hasta lo olvidé. Le devolvió el gesto.

- Préparate porque mañana a primera hora veremos tus hábilidades. El castaño asintió y el pelirojo se marchó de la habitación para dejar descanzar al nuevo.

Krest acostado pensaba en muchas cosas pero a la vez en nada hasta que el sueño se apoderó de él.

Un nuevo día llegó a primera hora fue su prueba viendo a Zaphiri sentado y junto a él Écarlate que observaban atentos como peleaba con otro joven que ya tenía más tiempo en la organización, el castaño era hábil ya que en la policía igual recibían entrenamiento por eso no se le dificultaba nada.

Al final Krest le ganó al jovén al hacerle una llave, le siguió otra prueba que era puntería con una pistola que con éxito aprobó.

Entre otras pruebas más hasta que en la tarde quedó exhausto se dió una ducha que lo devolvió a la vida.

Zaphiri se acercó a felicitarlo guiñandole el ojo de forma coqueta y sus mejillas se tiñerón de carmín.

Al ver que Krest no necesitaba entrenar le dierón una sencilla tarea junto a Écarlate que era llevar la mercancia a uno de los tantos clientes que el escorpión tenía y subirlo a un barco que lo esperaba en el puerto.

Sus planes se frustraron ya que la policía llegó en cuánto faltaba poco cargamento por subir, al parecer le pisaban los talones al sujeto que era cliente del pelinegro, Krest se quedó quieto en su lugar en un dilema, huir o dar la ubicación exacta dónde operaban los Scorpius.

Una mano lo sacó de su trance, era Écarlate que lo jaló para correr lejos del lugar escapar sin que nadie los viera y arrestarán a los otros.

En cuánto llegarón a la mansión un Zaphiri molesto los esperaba, parecía león enjaulado ya que perdió mucho dinero por culpa de la ley y regañó a ambos.

Por ahora se mantendrían en las sombras, con un perfil bajo.

Krest se permitió conocer a Écarlate dándose cuenta que era un buen chico que sufrió de pequeño, al conocer su historia su corazón se le estrujó pero saber que el líder de la más temida mafia poseía un lado noble y bueno le hizo admirarlo un poco ya que rescató de la calle al pelirojo criándolo como si fuera su hijo.

Con Zaphiri se podría decir que se llevaban un poco bien aunque al principio lo trataba con respeto pero con el paso de los días hubo más confianza entre los dos.

Pero el pelinegro no dejaba de burlarse de Krest al decirle apodos o coquetearle de forma descarada tan sólo para hacerlo enojar, le gastaba una que otra broma pareciendo un niño pequeño el escorpión mayor.

Y el castaño le respondía enojado, era una especie de amistad-odio porque lo fulminaba con la mirada más fría que poseía.

Écarlate tan sólo los observaba, a pesar de tener 12 años se daba cuenta como ese par se atraían.

Parecen pareja peleando por tonterías pensaba el pelirojo en su mente.

Mes y medio en esa mansión y no creía que se encariñara con el pequeño escorpión, también se ganó la confianza de Zaphiri que igual le contó su historia similar a la de Écarlate.

Su mente estaba confundida, por una parte es su deber como infiltrado de la policía saber todos los movimientos del cártel y dar aviso cuánto antes al superior pero por otro lado se encariñó con los dos escorpiones que no eran malas personas tan sólo tomarón el camino equivocado y así salir de las calles.

¿Su decisión sería la mejor o su peor error?

Una nueva misión fuera del país le fue dada pero ésta vez su acompañante sería el escorpion mayor.

Con sus tontas insinuaciones le dijo que irían a Francia la ciudad del amor para su luna de miel riendose por la cara roja que puso Krest pero no de vergüenza sino de coraje le aventó todo lo que tuviera a su alcance y el pelinegro esquivando los objetos divertido por la situación.

Ahora era un especie de amor-odio lo que sentía Krest, Zaphiri se sentía atraído por aquel frío hombre.

El mejor de los clientes quería de la mejor droga para vender y para que el castaño aprendiera más del negocio decidió llevarlo con él.

En cuánto llegarón a la bella ciudad se hospedarón en el más lujoso hotel pidiendo una sola habitación para los dos aunque el castaño replicara que no dormiría en la misma cama con él y el pelinegro se hizo oídos sordos.

Con berrinches incluídos por parte del castaño subierón al elevador hasta llegar al cuarto piso buscando el número de su habitación.

Se adentrarón con sus maletas para descanzar un poco ya que en la noche se reunirían en un restaurante para cerrar el trato con su cliente.

Se vistierón elegantes ambos para ir al lugar que se les indicó, Zaphiri antes de entrar le dio la confianza a Krest para que él concretara el negocio.

Estaba nervioso porque era la primera vez que haría algo así pero trató de relajarse y no arruinar todo.

Se saludaron con cordialidad y primero pidierón el mejor platillo francés para cenar.

En cuánto degustarón la comida con otra copa más de vino comenzaba Krest con la negociación, el hombre asentía mostrando acuerdo y Zaphiri atento escuchaba todo ya que parecía un profesional el castaño al hacer éste tipo de tratos.

Con un apretón de manos se cerró el trato y el cliente se retiró satisfecho por lo acordado.

- Vaya no creí que fueras bueno para ésto. Admitía el pelinegro aún sin poder creerselo ya que ese cliente suyo era él más difícil de todos.

- Admito que tampoco lo sabía pero creó que ya puedo estar más tranquilo. Dejó escapar un largo suspiro.

- Te felicito Krest, tu primer negocio lo hiciste con éxito. Le sonrió Zaphiri alzando su copa de vino.

- Gracias. Le imitó el castaño para beber el contenido.

- Sabes, hay que celebrarlo; conozco un buen lugar para pasarnosla bien. De su saco extrajo su billetera dejando varios billetes con propina incluída.

Tomó de la mano a Krest para salir del restaurante aún sin soltarlo haciendole la parada a un taxi.

Pidió al chofer que lo llevara a un lugar que el castaño no conocía, pero que Zaphiri sí ya que no era la primera vez que estaba en aquella ciudad.

Un lugar con luces de neón al parecer parecía una especie de antro llamado Ciel se bajarón no sin antes pagarle al chofer.

El hombre fornido que custodiaba la entrada le dió el acceso directo al pelinegro y los que estaban formados esperando el turno de pasar replicarón molestos.

La música era alta y personas bailaban en la pista de baile con sus parejas o algunos solos, las luces en azul, verde y rojo iluminaban el lugar.

Se sentarón en la barra y el bartender que ya conocía los gustos del pelinegro le sirvió para él y su acompañante.

Krest no estaba seguro de beber aquella bebida en color oscuro con los cubos de hielo flotando, pero el escorpión se burlaba de él ya que parecía un adolescente que tiene miedo a todo.

Eso fue el detonante para que se lo bebiera de golpe y pidiera otro más.

Por demostrarle a Zaphiri que no era un miedoso se bebió otros dos que ya lo tenían un poco mareado.

Jaló al pelinegro a la pista de baile para que viera que tampoco era un aburrido y sabía moverse al ritmo de la música electrónica.

En ese momento comenzó a sonar JPhelpz - Say Gudnite alzó los brazos cerrando sus ojos para sentir la música, pegando su cuerpo al de ojos záfiros que sonreía al ver la iniciativa del enano moverse al ritmo de la música que conforme iba pasando los minutos subía el ritmo.

El castaño puso una mano en el cuello del pelinegro bailandole de forma sensual rozando sin querer la entrepierna del escorpión mayor, por instinto posó una mano en la pequeña cintura para que quedaran sus cuerpos pegados moviendose en la misma sincronía, la gente brincaba, bailaba por esa música que parecía engatusar los sentidos y moverte al ritmo que quisieras.

La rola terminó y ahora era una de Armin Van Buuren la que se escuchaba, siguierón bailando, provocandose de mil maneras diferentes, por las muchas personas que siguierón danzando en la pista quedarón tan cerca que sus cuerpos parecían fusionarse.

Sus mentes se nublarón, perdierón la razón por culpa del alcohol, la música o era porque lo deseaban desde hace tiempo? Pero ya estaban besandose vorazmente en medio de la pista, en cuánto se separarón para tomar aire, Zaphiri lo guió a una parte dónde estaba oscuro además la gente ni les prestaría atención de lo que hicierán.

Lo levantó cual muñeco al castaño y éste por instinto rodeó con sus piernas la cintura del pelinegro comenzando de nueva cuenta un beso francés, sus lengüas danzaban intercambiando sus sálivas, las pálidas manos se aferrarón con fuerza a la camisa de color azul, sus entrepiernas se rozarón ahogando sus jadeos en aquel contacto labial.

Sus besos los bajó por la quijada de Krest hasta llegar al cuello dónde mordisqueaba la tersa piel dejando marcas en el proceso.

El castaño gimió pero por lo alto de la música no se escuchó sólo su contrario logró oírlo y le encantó aquella melodía.

Restregó su entrepierna con la otra y sus erecciones eran más notorias.

- Aquí no... ahhh... me-mejor en el hotel no me siento a gusto aquí y que alguién nos vea. Entre jadeos pidió Krest.

- Tienes razón, no deseo que nadie vea al hermoso chico que poseeré ésta noche y si alguién se atreve a mirarte lo mató con mi preciosa revolver. Lo bajó con calma y tomando su mano lo jaló apresurado para salir del antro.

Tomarón un taxi dándo la dirección del hotel dónde se hospedaban y pagándole con mas billetes al chofer si se apuraba a llegar lo más rápido posible.

Las calles desiertas porque pasaba de medianoche hicierón corto el trayecto y con menos tiempo.

Durante el transcurso Zaphiri no dejaba de besar a Krest valiendole un héctarea de verga si el chofer se molestaba, pero éste no dijo nada ya que no era la primera vez que veía a gente en esas mismas condiciones o en algunos casos peores.

Entrarón al hotel de nueva cuenta apresurados y subiendose al elevador dónde volvió a cargarlo tomando posesión de ese cuello dejando más chupetones.

Las puertas metálicas se abrierón y aún con el castaño rodeando su cintura con sus piernas, buscó la llave para abrir la puerta.

Krest besaba la quijada, cuello del moreno para morder el lóbulo de su oreja.

Estaban pérdidos en el placer y sin saber cómo ya estaban en la cama despojados de su ropa, tocando el cuerpo contrario sin ninguna vergüenza.

El calor en sus pieles subía de nivel, besos voraces se daban, mordiendo y succionando sus labios.

Sus lengüas se enredaban entre sí, escurriendo la sáliva por la comisura de sus labios.

Sintió su cuerpo temblar al sentir un dedo travieso colarse en su estrecha entrada pero los besos por todo su pecho lo distrajerón, un segundo se metió a la cavidad anal para dilatarlo un pequeño dolor lo invadió; el pelinegro viendo que el rostro de su amante mostraba incómodidad lamió los pezones rosados y los mordió ligeramente haciendo que soltara un gritillo de placer, el tercero se introdujo pero Krest ya no sentía dolor sino un calor abrasador envolvió todo su cuerpo, su pene estaba despierto desde hace tiempo ya que las caricias que el pelinegro le daba tenían un efecto positivo en su cuerpo.

Los dedos simulaban embestidas, los gemidos del castaño iban aumentando de volumen pero sabía que ya estaba listo para recibir su gran miembro que punzaba ya que quería estar dentro de su pequeño retirándolos al momento.

Alzó la cadera del castaño a la altura de su miembro, y con una mano sujetó su cintura mientras la otra tomaba su pene poniendolo en la dilatada entrada.

Se introdujo de una sola vez, ya que si lo hacía lentamente tan sólo lastimaría a su amante.

Sintió cómo llegaba a lo mas profundo de su ser ese pene y su espalda se alzó ya que rozó su próstata.

No quería esperar más asi que movió ligeramente su cadera dándo a entender que comenzará.

El escorpión captó enseguida y con un vaivén inició las estocadas que iban lentas pero profundas, su pene era apretado deliciosamente por aquellas paredes anales.

Las manos del castaño se aferrarón a la sábana blanca haciendolas puño, el calor en su cuerpo creía quemarlo, consumiendo todo su ser y su alma.

- M-Muevete ma... mássss rápidoooo. Arrastraba las palabras preso de la excitación.

El pelinegro ni lento ni perezoso acató la ordén moviendo su pelvis tal cómo lo pidió su amante.

Sus gémidos eran más altos saliendo de sus bellos labios su nombre una y otra vez.

Gruñía Zaphiri porque esos sonidos endulzaban sus oídos, su pene lo envolvía la cálidez de aquel estrecho lugar.

Exclamó en alto cuándo su próstata volvió a ser tocada y su cabeza la enterró en la almohada, tanto plácer lo volvería loco.

Su cadera la movió al compás de las embestidas siguiendo el ritmo y dejando arañazos en la espalda morena.

Jadeos, gemidos, el sonido de sus pieles al chocar eran la sinfonía perfecta para los amantes que se entregaban al dulce pecado.

Estaban en su límite los dos y el orgasmo pronto llegaría.

2 y 3 embestidas más fue todo para que el acto llegará a su fin.

Krest se vino entre sus abdomenes y Zaphiri eyaculó dentro del castaño.

Respiraciones agitadas se escuchaban en la habitación, el castaño se quedó dormido al instante y el pelinegro tan sólo observaba dormir a aquel enano que al parecer le robó el corazón, lo acomodó para que su pecho sirviera de almohada para su amante dejandose caer en los brazos de Morfeo también.

En cuánto el amanecer los recibió todo fue un caos, ya que el primero en despertar fue Krest que no asimilaba lo que pasó anoche, como terminó acostándose con ese mafioso escorpión; negaba con la cabeza repetidas veces tratando de olvidar aquel desliz.

Zaphiri le causaba gracia que el castaño no aceptará lo que pasó entre ellos, tratando de calmarlo se le acercó para darle un beso en los labios pero éste le dio una cachetada.

No creía lo que pasaba, era la primera vez que alguién lo golpeaba, él otro molesto se fue a encerrar en el baño cubriendo su cuerpo desnudo con la sábana.

Krest se sentó en el piso recargando su espalda en la puerta, no podía creer lo que hizo culpaba al alcohol de haber hecho eso, estaba mal que se implicará con alguién que era su enemigo por decirlo así pero también algo cambió desde que lo conoció más a fondo, no podía enamorarse de él, no era correcto que lo hiciera pero ya era demasiado tarde ya lo amaba profundamente.

La tensión se percibía en aquel cuarto de hotel, ninguno se dirigía la palabra Zaphiri llamó al aeropuerto para que ese mismo día viajarán de nuevo a la mansión y con las maletas que ni siquiera deshicierón tomarón un taxi para esperar la salida de su vuelo.

Éste fue anunciado minutos después, sus asientos les tocó en diferentes secciones.

Cada quién sumido en sus propios pensamientos, Zaphiri estaba seguro que se enamoró de aquel frío chico, esas mirádas de odio que le dirigía lo cautivarón por completo.

Krest tan sólo pensaba como matar ese creciente sentimiento dentro de su pecho, no podía amarle después de lo idiota que se comportaba, las bromas infantiles, esas sonrisas coquetas que le dirigía cada que podía, esas miradas traviesas que lo desarmaban aunque aparentaba lo contrario.

En cuánto llegarón un feliz pelirojo los recibió en la entrada de la puerta, pero al ver que ambos venían con caras serias se esfumó su sonrisa, saludó a cada uno por educación y abrazó al castaño que le correspondió de inmediato su expresión se suavizó un poco pero dijo estar cansado y que no lo molestarán el resto del dia.

Écarlate asintió y ahora miró a Zaphiri que tenia un mal semblante preguntando que pasó en Francia.

Ambos se fuerón al despacho y le contó todo lo que pasó desde el antro hasta el hotel dónde estuvierón intimamente y lo sucedido en cuánto despertarón.

El pelirojo mostró sorpresa al ver a su padre cabizbajo porque nunca lo vió así pero lo persuadió que no se rindiera tan fácil era el gran Escorpión Negro que nunca dejaba escapar a sus presas.

Eso lo motivó un poco y tenia razón su hijo no dejaría escapar al enano de su corazón.

Écarlate ya pensaba persuadir al castaño sería como una especie de cúpido para ayudarlos a confesarse.

En cuánto tuviera oportunidad hablaria con Krest.

Los días pasarón con rápidez, Zaphiri intentaba acercarse de nuevo al castaño pero éste lo evitaba o miraba de forma fría para que se alejara.

Intentó de todo para que tan siquiera entablarán una pequeña charla pero nada, lo molestaba con su forma infantil de siempre y le decía que admitiera que lo amaba.

Él castaño se enojaba, gritándole que no podía amar a alguién que se comportaba como un niño tan sólo lo veia como su jefe y nada más.

Zaphiri se le iban los ánimos por el suelo pero Écarlate siempre estaba ahí para levantarlo y no se rindiera.

Vio una oportunidad de acercarse a Krest cuándo lo vio ir hacia el jardín, éste soltaba un suspiro mirando hacia el cielo azul, una sola lágrima rodaba por su mejilla.

Sintió unos brazos rodear su cintura, sabía quién era, sonrió por esa muestra de afecto del pequeño bicho enojón ya que era diferente estando con él.

Su alma se reconfortó en ese abrazo y Écarlate no perdió tiempo de preguntar lo que le pasaba, negó que nada le sucedía pero una pregunta lo dejó atónito.

Enamorado de Zaphiri?

Para que negar lo que es verdad pero el escorpión mayor podría perdonarle al saber que era un infiltrado de la policía.

Respondió que lo amaba más que a nada pero tenía un secreto que tal vez ni él pelirojo le perdonaría.

Confesó de golpe a Écarlate que era un agente encubierto para arrestar al más buscado por la DEA, los ojos verdes del pelirojo se abrierón grandes de la sorpresa.

Ahora entendió porque al principio le daba desconfiaza Krest pero recordó cómo lo trató con amabilidad después y se sintió a gusto con su persona le transmitía seguridad y amor de una madre con su hijo.

- No me importa lo que seas, yo te quiero mucho Krest. Volvió a abrazarlo con todas sus fuerzas.

- A mí tampoco me importa que seas policía, te hayas metido en mi cártel sólo para arrestarme; nada de eso importa ahora, escuché todo y sé que me amas cómo yo te amo a tí, acepta a éste escorpión infantil en tu corazón, conviertete en mi pareja para toda la vida. Una tercera voz se escuchó, se acercó con una rosa roja en la mano dónde estaba su hijo y aquel pequeño hombre que lo cautivó.

- Aún después de todo así me quieres en tu vida? Sé que es un error el haberme enamorado del que se supone debo poner bajo arresto, desarmar tu cártel y todo aquel que esté contigo pero no creí que me llegara a gustar tu forma infantil, esas bromas, los coqueteos; sin darme cuenta ya estaba enamorado de tí no sabía que hacer, estaba confundido porque por una parte es mi deber como policía pero por la otra la persona que amo. Estaba entre la espada y la pared pero preferí la segunda. Desde hace algunas semanas dejé atras mi pasado como infiltrado para permanecer a tu lado, creó que en Francia todo fluyó para que pasaramos la noche juntos. Te amo escorpión. Écarlate desapareció para darles privacidad a ambos ya después se enteraria que pasó.

- Yo también te amo cubito de hielo. Le entregó la rosa y lo abrazó entre sus fuertes brazos.

Se separarón un poco para darse un casto beso en los labios para sellar ese amor de la mafia.

La nueva pareja se casó cinco meses después, ahora los negocios los hacían juntos.

Écarlate estaba feliz por ellos, deseando tener a esa persona que lo amará como Krest a Zaphiri.

El jefe de la policía dio por muerto al mejor infiltrado, fracasarón al intentar desbaratar a la mejor organización críminal del mundo.

Los años pasarón y ellos eran una pareja estable el amor que se tenían era invencible, se mostrarón felices al saber que su hijo el bicho gruñon y amargado encontró el amor en un bello jovencito que también era un infiltrado pero que cayó en la trampa del escorpión, le recordó mucho cuándo vivió lo mismo que Mystoria, la historia se volvía a repetir.

Ahora disfrutaban de unas vacaciones en la playa cada quién con su pareja.

Un nuevo escorpión tenía el mando temporalmente llamado Kardia, un jovencito que mostró tener la sangre envenenada digno de un Scorpius al que le encantaba vivir su vida al máximo por eso le dierón la confianza de llevar las riendas de la organización mientras se tomaban unas bien merecidas vacaciones porque es su aniversario de bodas de ambas parejas.

Ambos amaban a esos escorpiones y nunca lo dejarían de hacer hasta el último de sus alientos.

Amor de la mafia, aunque fuerón de bandos contrarios el amor pudo superar las barreras impuestas.





🔷❄💙❄💙🔷






Hola mis bellos lectores, les gustó el resultado?


Volveré en dos semanas para traerles los próximos de CaMilo y KardGel tal vez el 17 o 18 de agosto.

Si ésta historia llega a los 5k les traeré un especial a forma de agradecimiento 💖

Aunque admito que para las parejitas de ÉcarlatexMystoria y ZaphirixKrest ya no me quedan más ideas 💔 esperó que Buda me ilumine 😥 sino mis planes seguirán como antes.

En fin, nos leemos pronto.

Atte. Skarlet Antares ☠❄💙🦂

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