Capítulo 69 (Una decepción)
- Con razón se hizo el desaparecido - Murmuró Milo molesto apretando sus puños con fuerza.
- Espera Milo no vayas hacer algo estúpido - Susurró la joven tomando al griego del brazo para evitar que se dieran cuenta de su presencia.
Lo que más le hervía la sangre a Milo era ver a su propio padre ahí en medio de aquel enorme cuarto que servía como recepción, quizá del mismo servicio del salón de fiestas... Aunque no entendía como era que su progenitor estuviera a unos cuantos metros de él.
Charlotte colocó su mano sobre la boca de Milo para evitar que hiciera un escándalo, se dió cuenta como comenzaba a impacientarse y lo que menos querían en ese momento es que los descubrieran.
Unos pasos provenientes del pasillo los mantuvieron alerta, era una mujer delgada con un caminar elegante de guantes blancos, vestido entallado a su figura y en sus manos parecía llevar un cigarrillo.
- Señor Zaphiri, debo admitir que usted ha sido el mejor empleado que he tenido - Era la voz de aquella fastidiosa mujer.
- Lo que sea para tenerla contenta señora Fraille - Zaphiri esbozó una sonrisa con un toque de malicia, tomó la mano de la mujer y depositó un beso en el dorso de esta.
Milo tenía un enorme desorden de sentimientos al observar todo lo que sucedía en la primera fila.
Quería salir corriendo y enfrentar a su padre para gritarle en su cara que tuviera el mínimo interés de preguntar por Kardia e incluso por él.
Las manos de Charlotte se colocaron en el pecho del griego para evitar que saliera corriendo al verlo cada vez más impaciente.
- Su auto la espera señora.
Zaphiri extendió su mano para que Fraille comenzará a caminar rumbo a la salida, después él la siguió mientras seguían hablando.
- Hiciste un buen trabajo con el hijo de García... Seraphina piensa que fue un accidente la muerte de su hermano y de la otra mocosa rubia.
- No fue fácil hacerle creer a la policía que fue un intento de robo en la casa de la chica Fluorite, no hay nada que el dinero arregle.
- Genial... Dos menos en mi vida perfecta que he planeado desde hace años atrás, nada puede salir mal.
Con estas palabras salieron de la mansión, Milo y Charlotte se quedaron detrás de la estatua esperando que Fraille y Zaphiri no se les ocurriera regresar, de lo contrario estarían en graves problemas.
- No lo puedo creer - Con melancolía, Milo sacó de su bolsillo un pequeño dije que su padre les había regalado a Kardia a y a él desde que eran unos niños.
Cada vez que salía, procuraba llevar aquel pequeño dije de escorpión a cualquier lugar que fuera.
Zaphiri se los había dado por qué sus dos hijos compartían mismo signo zodiacal así como él.
Se llevó el dije a su pecho y se dejó caer de rodillas mientras sus orbes se llenaban de lágrimas al ver que su padre era un traidor al servicio de esa mujer.
- Milo...
Charlotte se acercó al griego lentamente, aunque con un poco de desconfianza ya que no conocía realmente a Milo.
Por seguridad solo se limitó a colocar su mano sobre su hombro esperando que con esto se sintiera apoyado.
- Ese señor es mi padre - Pasó su mano sobre sus mejillas para poder limpiar esas lágrimas que recorrían su rostro - Desde aquel accidente de mi hermano y de Dégel él jamás se volvió aparecer en nuestras vidas.
- Milo, yo... Siento todo esto pero debemos apresurarnos antes de que vuelvan.
Cerró sus párpados con fuerza, se levantó del suelo, la joven extendió su mano para ayudarlo a levantarse, no entendía mucho aquella situación pero el simple hecho de ver a Milo decepcionado por lo que ambos presenciaron la conmovió desde lo más profundo de su ser.
- No tenemos mucho tiempo, vamos Charlotte.
Milo tomó a la joven de la mano, observaron bien su entorno esperando que no hubiera miradas curiosas.
El lugar era muy fácil para poder perderse, era demasiado grande, los pasillos eran inmensos y entre cada puerta que se encontraban era incierto saber que había detrás de cada una.
Aunque llegó el momento donde se encontraron con uno de los guardias que merodeaba en ese lugar, rápidamente Milo colocó a la joven detrás de él, se cercioró que aquel paño aún estuviera húmedo, con pasos lentos se fue acercando detrás del guardia y sin hacer ruido llegó por detrás para colocarle aquel paño sobre su nariz esperando que este cayera inconsciente al suelo.
- Hay que llevarlo a uno de los cuartos para no levantar sospechas.
Milo y la joven tomaron al guardia de los pies y lo llevaron arrastrando hasta una habitación que tenía la puerta abierta.
Cerraron aquella habitación y con pasos sigilosos siguieron en su búsqueda esperando tener éxito.
Pasaron aproximadamente dos horas mientras recorrían con cautela la mansión, subían otro piso más y sin éxito encontraban alguna pista o al mismísimo Dégel.
Al llegar al último piso Milo colocó detrás de él a Charlotte y con pasos firmes se fueron acercando a una puerta que se encontraba entreabierta.
La luz de esa habitación se encontraba encendida, Milo abrió lentamente aquella puerta, revelando la presencia de una mujer de cabellos plateados que se encontraba de espaldas mirando a través de la ventana mientras cantaba una melodía triste.
- ¿Dama Seraphina García? - Cuestionó Milo con inquietud, aunque por palabras de Manigoldo y también de aquellos papeles que logró ver en el escritorio de Dégel, algo le decía que aquella mujer era la tal famosa Seraphina.
La mujer de cabellos plateados rápidamente se giró para ver a esa pareja que llegó de imprevisto sin tocar la puerta y mucho menos sin conocerlos.
- ¿Q... Quienes son ustedes?
Seraphina tomó rápidamente un palo que tenía a su derecha y lo extendió frente a la mirada atónita de los jóvenes presentes.
- Tranquila - Respondió Milo intentando calmarla - Yo solo estoy buscando a alguien importante y quizá usted sepa dónde se encuentre.
La dama bajó poco a poco aquel palo al ver que ellos dos no eran malos, al contrario aquellos jóvenes lucian perfectamente tranquilos, aunque no entendía como los clientes de la mansión se podían pasear entre cada rincón del lugar sin que nadie les dijera algo por ello.
- Así es, yo soy Seraphina y la verdad no estoy de ánimos para hablar con alguien... Aún no supero la pérdida de mi hermano.
Charlotte le hizo una señal a Milo para que le diera a ella la oportunidad de hablar, lo que menos necesitaban en esos momentos es que sí Seraphina logra sentirse incómoda ante la presencia de ambos, ella quizá pueda llamar a los guardias y es lo que menos necesitaban.
- Señorita Seraphina, no tengo el gusto de conocerla, sin embargo estamos aquí por qué creo que ustedes puede ayudarnos a encontrar a alguien que es vital para una persona que está sufriendo mucho.
- Siento no ser de mucha ayuda por qué yo no vivo en esta mansión, solo estoy aquí por qué Fraille me dijo que estuviera aquí para no caer en depresión por la perdida de mi querido hermano.
Milo comenzaba a impacientarse sumando a ello el hecho de la decepción de su padre, cerró la puerta y con pasos firmes se acercó a la joven de cabellos plateados.
- Solo quiero saber dónde está Dégel Faure.
Seraphina se llevó una mano a su boca asombrada por qué no sabía que estaban buscando a su prometido.
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Ya ahora sí personitas bellas, está vez actualice cuatro capítulos seguidos uno a día, mientras los dejo aquí, ahora le toca actualización a Corazón escarlata.
Cómo avise en mi pequeña historia de El magnate, procuraré darle a Escondidos y a Corazón escarlata lo más rápido posible de capítulos ya que no demora mucho en llegar al final.
Los quiero mucho les mando un abrazo 💖💖💖
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