Capítulo 62 (Primer paso)

Miraba una y otra vez aquella foto en su celular donde ambos salían juntos; la primera y única foto que Camus había tomado a lado de Dégel quien lo abrazaba por detrás mientras recargaba su mentón en el hombro del pelirrojo.

En todo este tiempo que ha pasado su vientre comenzaba a notarse aún más, ya habían transcurrido cuatro meses y aún tenía que seguir lidiando con la desaparición del padre de su hijo.

- Y pensar que esta foto la tomé justamente aquel día antes de regresar del concurso - Susurro mientras observaba con detenimiento la imagen.

Aún mantenía intacto aquellos mensajes que había intercambiado con Dégel, cuánto daría por volver a tener un mensaje de buenos días por parte de su amado profesor de física.

El sonido del timbre se escuchó por toda la casa, Camus volvió a guardar su celular en su bolsillo y bajó de su habitación para poder atender a su visita.
Desde aquél día que le concedieron la baja temporal en la escuela se la ha pasado en casa de Dégel y en la suya a solas ya que constantemente sus padres no se encontraban en casa.

- Buenos días Camus ¿Cómo sigues? - Saludó Surt mientras caminaba al interior de la casa de Camus.

- Igual Surt - Le respondió cerrando la puerta - Cada vez me desespero por no saber nada de Dégel y yo... Ya no se que hacer.

- A partir de tu séptimo mes te vas a ir con Deuteros ¿No es así? - Cuestionó Surt mientras colocaba las bolsas que había traído para Camus sobre la pequeña mesa del centro de la sala.

- Si, dice que no quiere dejarme solo y creo que por esas fechas me sentará bien su ayuda... Después de todo el hecho de que mis padres trabajen no significa que me puedan cuidar totalmente.

Surt comenzó a sacar algunos alimentos de las bolsas, acomodó todo sobre la mesa mientras Camus llevaba dos vasos con agua para poder acompañar esos alimentos que su compañero le había traído.

- Adivina a quien me encontré en el restaurante de la plaza.

- ¿A quien?

- A Milo - Dejó escapar una sonrisa al responder - Si vieras lo que me costó que me atendiera, ni el ni yo tenemos cara para vernos de frente desde aquél día que lo encontré aquí intentando pasarse de listo contigo.

- Hasta ese día que entró a la casa de Dégel no he vuelto hablar con él - Respondió con la voz entrecortada - Quizá es mejor así.

- Camus...

El joven de cabellos escarlata levantó su mirada - ¿Si?

- ¿Has considerado hablar con él? Digo, no quiero sonar como un entrometido en tu vida, quizá ahora que su hermano a despertado pueda decir algo sobre aquel día del accidente y...

Camus interrumpió a Surt, tomó un poco de aire para poder contarle lo que sabía por parte del joven de tez morena quien ha procurado estar al tanto de la situación desde el primer día, así mismo con su salud en lo que respecta al pequeño Isaac quien pronto llegará a sus vidas.

- Deuteros dice que Kardia ha sido enviado al hospital psiquiátrico de la ciudad, pasa por distintos cambios desde que despertó. En ocasiones grita con desesperación, otras llora desconsoladamente y aún no recuerda del todo. La única sílaba que logra articula es Fra pero es todo lo que sabemos.

Surt tomó asiento a lado de Camus mientras miraba al techo donde colgaba una lámpara muy llamativa con detalles finos.

- ¿De dónde dices que es tu maestro?

- Francia.

- ¿Tu eres de Francia también? - Cuestionó Surt bajado la mirada para poder mirar de frente al pelirrojo.

- No, solo Mystoria... Mi padre si es de Grecia y ambos se conocieron aquí, toda mi vida me la he pasado en este país así que yo no tengo nada que ver con ese lugar.

- ¿Que tal si aquellas sílabas hacen mención a qué Dégel quizá esté allá?

Camus sonrió de lado y cerró por unos momentos sus párpados mientras pasaba sus manos sobre su pequeño vientre.
Claro que había pensado en esa situación pero no entendía como después de aquel trágico accidente su amado maestro pudo regresar a su país natal todo lastimado y peor aún con demasiadas heridas.

Para fortuna del joven de cabellos escarlata, Milo había seguido a Surt después de comprar un paquete de comida en el restaurante donde trabajaba.
Detrás de la puerta principal el griego escuchaba con detenimiento toda esa plática; la suposición de Surt podía ser una oportunidad para saber si Dégel se encontraba en ese país.

Sin hacer demasiado ruido se fue alejando de la casa de Camus, solo existía una persona que puede ayudarle con esa pista y ese es aquel hombre dónde Kardia regularmente se la pasaba algunas noches.

No estaba demasiado lejos, para llegar lo más pronto posible tomó un taxi que lo llevara al sitio donde Manigoldo tenía aquel negocio.

Cuando llegó se encontró con una enorme fila que daba vuelta a ese lugar, eran los clientes quienes esperaban su momento para entrar.

- ¡Oye fórmate! - Le dijo uno de los hombres que se encontraba en la fila mientras lo señalaba con su índice.

- Pero... Yo no vengo hacer uso de este lugar. Solo necesito hablar con el dueño, es amigo de mi hermano.

Unas carcajadas comenzaron a escucharse acercándose, Milo se giró levemente para ver de quién se trataba, había llegado el dueño de ese lugar sosteniendo un cigarrillo entre sus dedos.

- Vaya, si eres igualito a él - Respondió mientras soltaba un poco de humo entre sus labios - Vamos a mi oficina mini Kardia, es un gusto poder conocer al pequeño.

Manigoldo colocó su mano sobre el hombro de Milo y ordenó a los guardias de la entrada que le abrieran las puertas para poder entrar.

En ese sitio donde las luces se encontraban apagadas, Milo intentaba acostumbrar su vista en la obscuridad sin embargo después de dar unos pasos el sitio se iluminó de tonos neon.

- He querido ir al hospital para visitar a tu hermano pero el personal me dice que fue trasladado a otro lugar.

Ambos seguían caminando entre los largos pasillos hasta llegar a una puerta de color chocolate, Manigoldo tomó la perilla y abrió para poder pasar a su oficina; encendió las luces, después dejó que Milo pasará primero.

Al entrar lo primero que vio sobre el escritorio del dueño del sitio fue una foto donde salía el junto con otro hermoso joven de cabellos en tonos cobaltos y a lado de ellos se encontraba Kardia, ahora se daba cuenta que los dos eran muy buenos amigos.

- Toma asiento mini Kardia, dime en qué te puedo ayudar.

Manigoldo se sentó detrás del escritorio y de uno de sus cajones sacó una gaseosa para entregársela a Milo.

- Seré directo con usted - Contestó recibiendo la gaseosa que Manigoldo le había dado - Como sabrá mi hermano está pasando por un mal momento, no recuerda nada más que su nombre. Después de hacerle estudios creen los médico que fue inducido a un cuadro de amnesia a propósito.

- Entonces quiero saber porqué razón lo sedaban en el hospital - Cuestionó Manigoldo entrelazando sus dedos mientras recargaba su mentón sobre ellos.

- Tenía comportamientos violentos con el personal, sin embargo el hecho de que fue inducido a la pérdida de memoria fue en el accidente y dudo que Dégel sea quien realizara eso.

- Dégel - Susurro para si mismo.

- Lo único que logró decir aquel día que despertó cuando lo fui a ver fue Fra.

- ¿Fra, es lo único que dijo? - Preguntó Manigoldo, aunque algo le daba una pista.

- Escuché hablar a mi expareja hace rato, piensa que quizá sea algo referente al país donde es el maestro.

Manigoldo se levantó de su silla para poder mirar por la ventana de su oficina, se quedó pensando unos momentos, aunque se refiera su amigo sobre el país de origen de aquel francés, en realidad se le venía a la mente alguien más.

- Quizá no es un país, si no un ella... Aunque ambas suposiciones giran en torno al mismo punto.

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